,28fiBernd Zabel,
director
técnico de Biosfera 2, en conversación con Florian Rótzer, el 25
de septiembre de 1996.
de septiembre de 1996.
Sloterdijk - Esferas - v3
° 404, págs.
3-ss.
Que se haya podido llegar en los últimos tiempos a un renaci miento de las teorías contractualistas no es algo, como admiten representantes de esa ten dencia, condicionado por la riqueza de contenido de la metáfora del contrato, sino por mo tivos teórico-políticos, más exactamente: por el interés en refrenar planteamientos sistémicos en la sociología y en dar a luz un modelo que pudiera soportar una teoría no demasiado ilu soria de la acción colectiva.
El neo-contractualismo es la oferta con la que una cierta «filo sofía social» aborda la demanda de una teoría edificante para funcionarios de la unidad y pe
682
dagogos. Que se trata de una teoría edificante lo manifiesta, entre otras cosas, el hecho de que representantes de profesiones negociadoras (abogados, diplomáticos, sindicalistas en ne gociaciones de convenios colectivos, intermediarios, trabajadores sociales, comandantes de tropas de paz, etc. ) apenas reconocen su propia praxis, determinada por consideraciones estratégicas, en las especulaciones de los teóricos contractualistas. Cfr. Klaus Eder, «El con trato social permanente. Para la construcción colectiva de un orden social», en: Lucían Kern/Hans-Peter Müller (eds. ), Gerechtigkeit, Diskurs oder Markt? Die neuen Ansátze in der Ver- tragstheorie, Opladen 1986, págs. 67-ss.
24La teoría-red-actor [ANT: Akteur-Netziuerk-Theorie], que sólo pretende tratar ya de asocia ciones, propone otro camino para acabar con la expresión «social» en la teoría de la sociedad. Cfr. Bruno Latour, «Gabriel Tarde y el fin de lo social», en: Soziale Welt (2001), págs. 361-376.
245Georg Simmel, «Excurso sobre el problema: ¿Cómo es posible la sociedad? », en: Sozio- logie. UniersuchungenüberdieFormenderVergesellschaftung,Leipzig 1908,págs. 27-45;tambiénen: Georg Simmel, Schriften zur Soziobgie. Una selección editada e introducida por Heinzjürgen Dahme y Otthein Rammstedt, Frankfurt 1983, págs. 275-293.
246Ibid. , pág. 280.
247Ibid. , pág. 290. Ese como-si (que pone de relieve el propio Simmel) es prueba de que el autor no regresa realmente al punto de vista holístico-social, aunque recurra ocasional mente al juego de lenguaje en el que el individuo, como profesional, precisamente por su «peculiaridad, se convierte en un miembro necesario en la vida del todo. . . », o. r. , pág. 293.
24*Ibid. , pág. 283.
241Ibid. , pág. 285.
250¡bid. , pág. 285. Una formulación más radical de esa idea se encuentra en el trabajo de
Gabriel Tarde, Monadologie et sociologie (1893), reedición París 1999, pág. 80: «Sus elementos [es decir, los de los grandes mecanismos sociales, P. SI. ] [. . . ] pertenecen siempre sólo por un lado de su esencia al mundo que conforman, mientras que por otros lados se le escapan. Este mundo no existiría sin ellos, sin embargo ellos sí serían algo sin este mundo».
251Ibid.
252Gabriel Tarde, Monadologie et sociologie, presentación de Eric Alliez, postfacio de Mauri- ce Lazzarato, París 1999, pág. 58. Con este modo de hablar Tarde anticipa aquel de Whitehead, que en Procesoyrealidadentiende «sociedad» como un nexo autoportante de «entidades rea les»; así, por ejemplo, puede hablarse de una «sociedad de acontecimientos electromagnéti cos»; cfr. Alfred N. Whitehead, Prozess und Realitát, o. r. , págs. 176-s. y 182.
2MGabriel Tarde, Monadologie et sociologie, o. c. , pág. 58.
254Con respecto a nuestras reservas frente a la metáfora de la red, véase supra, págs. 197-ss. 2MGabriel Tarde, Monadologie et sociologie, o. c. , pág. 61. Notemos que Tarde, en su experi
mento imaginario sobre la nación vertical, vuelve a abandonar la hipótesis de la gravitación suprimida (si no, no habría que postular como especialmente sólidos los materiales para la construcción de la ciudad vertical).
25fiVilém Flusser, «Espacios», en: Heidemarie Seblatnig (ed. ), Aussen ráume innen ráume. Der Wandel des Raumbegriffs im Zeitalter der elektronischen Medien, Viena 1991, pág. 78.
257Cfr. Esferas i, Burbujas, capítulo 5, «El acompañante originario. Réquiempor un órgano de sechado», especialmente págs. 319-ss.
683
r,M[«autogenes Gefass»] Cfr. Esferas i, Burbujas, «Introducción. Los aliados o: La comuna exhalada», especialmente págs. 51-52 y 64.
^René Crevel, «Le bien du siécle», citado en: La révolution surréaliste. Ein Lesebuch, Una Pfau ed. , Munich 1997, pág. 55.
Uwe Sander, Die Bindung der Unverbindlichkeit. Mediatisierte Kommunikation in modemen Gesellschaften, Frankfurt 1998.
261Georg Simmel, «Sociología del espacio», 1903, en: Schriflen zur Soziologie, Frankfurt 1983, pág. 229.
Cfr. lmmanuel Kant, Die Metaphysik der Sitien, Wilhelm Weischedel ed. , Frankfurt 1977, págs. 336-s.
265Paralipomena zum Blüthenstaub, n. ° 131.
264Cfr. las exposiciones topológicas de Heiner Mühlmann en su teoría de la arquitectura de instinto, en la que hay que distinguir entre sistemas biológicos de espacio y espacios de ar tefactos o símbolos: Die Natur der /Culturen, o. c. , págs. 55-ss.
**Gilíes Deleuze, DieeinsameInselundándeteTexte. TexteundGespráchevon 1953bis 1974,o. c. , págs. 12-s. [Se cita la trad. de José Luis Pardo, en: Gilíes Deleuze, La isla desiertay otros textos, Pre-Textos, Valencia 2005, pág. 17. (N. del T. )]
26Georg Simmel, «Sociología del espacio», en: Schriflen zur Soziologie, o. c. , pág. 226; cfr. también del mismo autor «El marco de un cuadro. Un ensayo estético», en: Von WesenderMo- deme. EssayszurPhilosophieundAsthetik,Wemerjung (ed. ), Hamburgo 1990.
267Robert von Ranke-Graves, Griechische Mythologie. Queden und Deutung, Reinbeck, Ham burgo 1984, págs. 116-117.
268Cfr. Emst Messerschmidt/Reinhold Bertrand/Frank Pohlemann, Raumstationen. Syste- me und Nutzung, Berlín/Heidelberg/Nueva York/etc. 1997, pág. 145. La «máquina de ensala da» es un desarrollo del invemadero-svet, creado por investigadores soviéticos, que había si do probado desde 1990 a bordo de la Afir. Experimentos de crecimiento en la ingravidez dieron como resultado que las plantas-svet sólo alcanzaban al principio la mitad del tamaño de las plantas cultivadas en la Tierra en condiciones comparables; en ensayos con trigo apa recieron granos comestibles, pero estériles: por concentraciones demasiado altas de etilo, co mo se comprobó en análisis posteriores. Con el primer cultivo con éxito de plantas de mos taza capaces de germinar en el espacio se consiguió en el verano de 1997 abrir un nuevo camino en el ámbito de la biología de plantaciones espaciales; en 1999 resultaron experi mentos con una segunda generación de trigo espacial. Cfr. Marsha Freeman, Challenges ofHu man SpaceExploration, Chichester 2000, págs. 74-79.
** Ibid. , págs. 109-148.
270Para una descripción de los políticos como containers de situaciones colectivas cfr. Thomas Macho, «Container de la atención. Reflexiones sobre rectitud en la política», en: Opfer der Machi. Müssen Politiker ehrlich sein? , Peter Kemper ed. , Frankfurt/Leipzig 1993, págs. 194-ss.
271Friedrich Nietzsche, La gaya ciencia, § 124: «En el horizonte de lo infinito. —¡Hemos aban donado la Tierra y hemos embarcado! ¡Hemos roto los puentes tras nosotros, más aún, la Tie rra tras nosotros! [. . . ] ¡Ay, si te invade la añoranza de la Tierra, como si allí hubiera habido más libertad. ¡Porque ya no hay “Tierra’’ alguna! ».
684
272 «El cosmonauta Sergéi Krikalev en conversación con Andréi Ujica: ingrávido en torno a la patria Tierra. La vida en el espacio - El espacio en la vida», en: ¡sttre intemational, cua derno 53, verano 2001, pág. 75.
'^Conversación con Andréi Ujica, o. c. , pág. 74.
274Más detalles sobre esto infra págs. 268-ss.
275Así parafrasea Barbara Ward, en su libro Spaceship Earth, Londres 1966, pág. 17, escrito
bajo el influjo de Fuller, la doctrina holística fundamental del genial ingeniero.
276R. Buckminster Fuller, Bedienungsanleitungfür das RaumschiffErde und andere Schriften, Amsterdam/Dresde 1998, pág. 48.
27Ibid. , pág. 49.
27801afur Eliasson, Surroundings Surrounded. Essays on space and Science, Peter Weibel ed. , Graz/Karlsruhe 2001. Cfr. también del mismo autor The Weather Project, Susan May ed. , Lon dres 2003.
279Oswald Spengler, Der Untergang des Abendlandes. Umrisse einer Morphologie der Weltges- chichte (1923), Munich 1979, pág. 676.
280Cfr. supra, págs. 75-152.
281Por ejemplo la casa de las camelias Wollaton Hall, en Nottingham, de 1823, que repre senta, además, el invernadero más antiguo conservado, hecho de elementos prefabricados. Georg Kohlmaier/Barna von Sartory, Das Glashaus. Ein Bautypus des 19. Jahrhunderts,
Munich 1981, pág. 426. Ibid. , pág. 425.
284Véase infra, capítulo 2, «Indoors. Arquitecturas de la espuma», sobre todo págs. 399-ss. 285G. Stanhill, H. Zvi Enoch (ed. ), GreenhouseEcosystems, Amsterdam 1999, págs. 9-11.
,28fiBernd Zabel, director técnico de Biosfera 2, en conversación con Florian Rótzer, el 25
de septiembre de 1996.
287Con esta hipótesis se hajugado en los medios tanto de la cultura de masas como de
la gran cultura al menos desde los años veinte del siglo XX; cfr. E. M. Forster, Die Maschine bleibt stehen, 1928; Arno Schmidt, Kaff, auch Mare Crisium, 1960; Philip K. Dick, Total Recall, 1965.
288Se podría decir también de nueve estratos, si la imagen de los estratos no sugiriera una superposición de niveles sin un punto nulo; si preferimos la expresión dimensión es porque permite imaginarse que todas las dimensiones se ramifican a partir de un interfaz común o de un punto cero (de un aquí-ahora-nosotros-entrelazados).
281EduardKirschmann,DasZeitalterderWerfer- eineneneSichtdesMenseben. DasSchimpan- sen-Werfer-Aasfresser-Krieger-Modell der menschlichen Evolution, Hannover 1999; Alfred W. Crosby, Throwing Pire: Projectile Technology Through History, Cambridge 2002.
290Paul Alsberg, Das MenschheitsrátseL, 1922; reeditado con un prólogo de Dieter Claessen bajo el título Der Ausbruch aus dem Gefángnis - Zm den Entstehungsbedingungen des Menschen, Giessen 1975.
" ‘Michel Serres, Hominiscence, París 2001.
292G. W. F. Hegel, Grundlinien der Philosophie des Rechts, § 187, Anexo.
“ Cfr. AmoldGehlen,DerMensch. SeineNaturundseineStellunginderWelt,Frankfurt/Bonn
1962, pág. 135.
685
294El motivo descarga se desarrollará pormenorizadamente más tarde, al discutir la inter pretación de Amold Gehlen del ser humano como ser-de-carencias; cfr. págs. 529-ss.
295Citado según: Frank R. Wilson, Die Hand - Geniestreich der Evolution. Ihr Einjluss auf Gehim, Sprache und Kultur des Menschen, Stuttgart 2000, pág. 189.
296Cfr. en Wilson el capítulo 9: «Jóvenes peligrosos, polilitos y la revolución heterotécni- ca», o. r. , págs. 181-196.
297G. W. F. Hegel, Grundlinien der Philosophie des Rechts, § 189, Anexo.
""Cfr. Amold Gehlen, Urmensch und Spatkultur, o. c. , pág. 26.
29Cfr. Charles Malamoud, «Los caminos del cuchillo. Notas sobre los descuartizamientos
en el sacrificio védico», en: Cuire le monde. Rite et pensée dans l'Inde ancienne, París 1989, págs. 211-ss.
WüCfr. la frase teosófica, citada en la pág. 22, relativa a los medios, de McLuhan sobre la audiosfera, cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia en ninguna; el pathos de es ta tesis reside en que ello (gracias a medios eléctricos y electrónicos) no ha de valer más tiem po desde el punto de vista meramente sociológico-tribal, sino desde el sociológico-universal.
McLuhan pretendió creer en serio que vivimos el renacimiento de una «sociedad ce rrada» global, paradójicamente retribalizada, que se constituiría como un «producto de len guaje, tambores y tecnologías, que hablan al oído».
W2Cfr. Adolf Portmann, «Por una antropología basal», en: Biologie und Geist, Gotinga 2000, págs. 256-ss.
Ibid. , pág. 257.
** Ibid. , pág. 261.
TMFriedrich Nietzsche, El anticristo, en: Kritische Studienausgabe, volumen 6, Múnich 1980,
pág. 182.
VK|San Agustín, De vera religione XXXIX, 72.
w7Charles Baudelaire, SpleendeParís, «A une heure de matin».
“"Cfr. Peter Sloterdijk, Das sozialeBand und die Audiophonie. Anmerkungen zur Anthropologie
im technischen Zeitalter, Stephan Krass ed. , edition S2 Kultur, Badén Badén 1994; sobre la acús tica de la promesa cfr. también Esferas I, Burbujas, capítulo 7, «El estadio-sirenas. De la primera alianza sonosferica», págs. 431-468.
Sobre la instalación de fonotopos individuales mediante la alianza entre la vida de apartamento y la tecnología sonora véase infra, en el capítulo 2: «Indoors. Arquitecturas de la espuma», la parte en que se trata la autocomplementación acústica, págs. 451-ss.
5,0Cfr. Sarah BlafFer Hrdy, Mutter Natur. Die weibliche Seite der Evolution, Berlín 2000, sobre todo el capítulo 6, «La vía láctea», págs. 153-ss. ; así como Esferasi, Burbujas, excurso 3, «Elprin cipio huevo. Intimación y envoltura», págs. 297-304.
M,John Bowlby, Bindung. EineAnalysederMutter-Kind-Beziehung, Múnich 1975.
sl2Esto se manifiesta, entre otras cosas, en la oposición de dogmáticas feministas a teorías que describen realistamente las dependencias de los niños pequeños respecto de la madre. Sobre el incidente en el nombramiento del doctor Honoris Causa de la universidad de Cam bridge a John Bowlby en 1977, cfr. Sarah Blaffer Hrdy, Mutter Natur, o. c. , pág. 554. Por lo demás, la tesis del ocultamiento del abandono temprano de la infancia («El drama del niño dotado») ha de ser equilibrada por observaciones que hablan de unos intensivos cuidados
686
maternales y mimos casi neo-paleolíticos de niños pequeños en el Primer Mundo. Cfr. para esto infra, págs. 604-606.
313Cfr. G. W. F. Hegel, Enzykbpádie der philosophischen Wissenschafien im Grundrisse, 1830, parte tercera, Philosophie des Geistes, § 405, en: Werke, volumen 10, Frankfurt 1970, pág. 125.
314Entre otros, en los libros: Eurotaoismus. Zur Kritik der politischen Kinetik, Frankfurt 1989, págs. 174-210, así como: Nicht gerettet. Versuche nach Heidegger, Frankfurt 2001, págs. 142-234.
3. 5República, libro III, 414b-415d.
3. 6Friedrich Heiler, Die Religionen der Menschheit, Kurt Goldammer ed. , Stuttgart 1999, pág. 31.
517Cfr. las tesis semejantes del epistemo-irénico Michel Serres: «¿Viene todo el mal del mundo de la pertenencia a algo? Sí. Todo el mal del mundo proviene de la comparación. Y de la gloria miserable que se confiere por la entrada en un colectivo distinguido, elevado por encima de la condición común». Cfr. Michel Serres, Atlas, París 1996, pág. 213.
318Renunciamos a ejemplificar este punto de vista en los posibles escenarios de la triple lucha actual intramonoteísta.
319Martin Walser, Unos sin otros, novela, Frankfurt (1993), Werke in zwólfBánden, volumen 7, pág. 58.
320Friedrich Nietzsche, Humano, demasiado humano I, n. ° 627, «Vivir y experimentar». 321Esquilo, Prometeo encadenado, v. 7.
32Cfr. Esferas II, Globos, capítulo 2, «Recuerdos-receptáculo. Sobre elfundamento de la soli
daridad en laforma inclusiva», págs. 173-218.
323Charles Malamoud, Cuire le monde. Rite et pensée dans l'Inde ancienne, París 1989. 324Gastón Bachelard, Psychoanalyse des Feuers, Múnich 1985, pág. 55. Bachelard habla (en
referencia al Elogio a la noche de Novalis) sobre el dualismo de luz y distribución pública-su- perficial, por una parte, y de oscuridad y dedicación intima-exclusiva, por otra.
325Cfr. Emmanuel Todd, Weltmach USA. Ein Nachruf, Múnich 2003.
328Franz Xaver Baier, «Sentido térmico y organismo térmico. Proyecto de una estética tér mica», en: Feuer. Kunst- und Ausstellungshalle der Bundesrepublik Deutschland, Bonn 2001, págs. 463-470.
327Cfr. René Girard, Mensonge romantique et vérité romanesque, París 1961.
328Cfr. EsferasII, Globos,capítulo1,«Auroradelalejanía-cercanía. Elespaciotanatológico,la paranoia, la paz imperial», sobre todo págs. 163-172.
329Friedrich Nietzsche, Sámtliche Werke, Kritische Studienausgabe, volumen 1, Múnich 1980, pág. 32.
30El concepto del tiers garant se remonta a Pierre Legendre, que lo colocó en el centro de una reflexión sobre la necesidad de trasmisión positiva de normas, presentada por él co mo una antropología dogmática. La doctrina de las normas e instituciones patricéntrica, fuertemente «occidentalizada», de Legendre, que puede interpretarse como una respuesta lacaniana a Gehlen, desemboca naturalmente en una crítica de la época, que se escandaliza por el debilitamiento en la civilización moderna de las funciones del padre, del legislador, del super-yo, del orden simbólico, de la obediencia general a las normas y del tercero garan te; advirtiendo frente al omnipresente sujeto comunicativo-consuntivo, que se permite todo y «no conoce límites». Cfr. Pierre Legendre, Sur la question dogmatique en occident, París 1999.
687
Consecuentemente, Legendre reprocha a las teorías comunicativas y éticas discursivas al uso que despilfarren el «capital simbólico de la humanidad» ( ibid. , pág. 72).
TMRené Girará, Je vois Salan lamber comme l'éclair, París 1999.
Girard se acerca a ese objetivo con una gran alabanza de Nietzsche como diagnostica-
dor de los celos constitutivos, pero retrocede ante el meollo espiritual de la ética nietzschea- na del regalo y vuelve a caer en los acostumbrados clichés teológicos del «neopaganismo»; cfr. o. c. , cap. xiv, «Le double héritage nietzschéen», págs. 263-279. Hay que admitir que el atrevimiento inmanente del proyecto ético de Nietzsche: la combinación del desinteresarse y del re-interesarse en un tipo de moral polivalente, no ha sido todavía reconstruido apro piadamente en ningún sitio.
,s5Cfr. René Girard, Shakespeare ou lesfeux de Venvíe, París 1990.
**William H. McNeill, Keeping Together in Time. Dance and Drill in Human History, Cam bridge, Mass. 1995.
” 5Cff. la interpretación fallida del entrenamiento en Siegfried Kracauer, Das Omament der Masse, Frankfurt 1963. La «teoría crítica» de Kracauer del ballet moderno como emana ción de la conformización capitalista muestra la conexión, típicamente académica, de igno rancia histórico-antropológica y pretensión de profundidad hermenéutica.
”*Cfr. Ingomar Weiler, Der Sport bei den Vólkem derAlien Welt, Darmstadt 1981.
” 7Para las formas arquitectónicas del renacimiento masivo-cultural cfr. infra, capítulo 2, «Indoors. Arquitecturas de la espuma», apartado C, «Foam City. Macrointeriores y edificios ur banos de congresos explicitan las situaciones simbióticas de la multitud», págs. 478-ss.
Heiner Mühlmann, Die Natur der ¡Culturen. Eine kulturgenetische Theorie, Heidelberg/ Nueva York 1996.
TMIbid. , pág. 39.
! M0Del esquema de 5 fases de Mühlmann, sólo bosquejaremos muy esquemáticamente las tres primeras: reglas locales, estrés, relajación; a las fases cuatro y cinco, Mühlmann las llama iteración y degeneración; en el tratamiento de la última se encuentra una nueva interpreta ción interesante del efecto-fascismo como supraconcepto del hooliganismo afecto al Estado.
**' Heiner Mühlmann, «La ecología de las culturas», en: Kunst und Krieg, Bazon Brock y Gerlinde Koschig eds. , Múnich 2002, pág. 52.
M2Leo Strauss, carta a Cari Schmitt del 4 de septiembre de 1932, en: Heinrich Meier, Cari Schmitt, Leo Strauss und der «BegriffdesPolitischen». Dialog unterAbwesenden, Stuttgart 1988, pág. 133. ^Cfr. Inmanuel Kant, Crítica deljuicio, § 22. De aquí se sigue una definición sistemática de propaganda: un procedimiento de producción de aquella paranoia, basada en el desa
grado, que se utiliza para la estabilización de grupos de cooperación bélica; y de aquí, adi cionalmente, se deduce la definición de las funciones estratégicas del consejero: constituyen una prestación de servicio metaparanoide, llevada a cabo por intelectuales afines, para la pro ducción de paranoia de primer orden, útil para la guerra.
54Para una reciente profesión de fe neo-hobbesiana en la guerra cfr. Robert D. Kaplan, WarriorPolitics. WhyLeadershipDemandsaPaganEthos,NuevaYork2003.
•MSCfr. infra, pág.
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dagogos. Que se trata de una teoría edificante lo manifiesta, entre otras cosas, el hecho de que representantes de profesiones negociadoras (abogados, diplomáticos, sindicalistas en ne gociaciones de convenios colectivos, intermediarios, trabajadores sociales, comandantes de tropas de paz, etc. ) apenas reconocen su propia praxis, determinada por consideraciones estratégicas, en las especulaciones de los teóricos contractualistas. Cfr. Klaus Eder, «El con trato social permanente. Para la construcción colectiva de un orden social», en: Lucían Kern/Hans-Peter Müller (eds. ), Gerechtigkeit, Diskurs oder Markt? Die neuen Ansátze in der Ver- tragstheorie, Opladen 1986, págs. 67-ss.
24La teoría-red-actor [ANT: Akteur-Netziuerk-Theorie], que sólo pretende tratar ya de asocia ciones, propone otro camino para acabar con la expresión «social» en la teoría de la sociedad. Cfr. Bruno Latour, «Gabriel Tarde y el fin de lo social», en: Soziale Welt (2001), págs. 361-376.
245Georg Simmel, «Excurso sobre el problema: ¿Cómo es posible la sociedad? », en: Sozio- logie. UniersuchungenüberdieFormenderVergesellschaftung,Leipzig 1908,págs. 27-45;tambiénen: Georg Simmel, Schriften zur Soziobgie. Una selección editada e introducida por Heinzjürgen Dahme y Otthein Rammstedt, Frankfurt 1983, págs. 275-293.
246Ibid. , pág. 280.
247Ibid. , pág. 290. Ese como-si (que pone de relieve el propio Simmel) es prueba de que el autor no regresa realmente al punto de vista holístico-social, aunque recurra ocasional mente al juego de lenguaje en el que el individuo, como profesional, precisamente por su «peculiaridad, se convierte en un miembro necesario en la vida del todo. . . », o. r. , pág. 293.
24*Ibid. , pág. 283.
241Ibid. , pág. 285.
250¡bid. , pág. 285. Una formulación más radical de esa idea se encuentra en el trabajo de
Gabriel Tarde, Monadologie et sociologie (1893), reedición París 1999, pág. 80: «Sus elementos [es decir, los de los grandes mecanismos sociales, P. SI. ] [. . . ] pertenecen siempre sólo por un lado de su esencia al mundo que conforman, mientras que por otros lados se le escapan. Este mundo no existiría sin ellos, sin embargo ellos sí serían algo sin este mundo».
251Ibid.
252Gabriel Tarde, Monadologie et sociologie, presentación de Eric Alliez, postfacio de Mauri- ce Lazzarato, París 1999, pág. 58. Con este modo de hablar Tarde anticipa aquel de Whitehead, que en Procesoyrealidadentiende «sociedad» como un nexo autoportante de «entidades rea les»; así, por ejemplo, puede hablarse de una «sociedad de acontecimientos electromagnéti cos»; cfr. Alfred N. Whitehead, Prozess und Realitát, o. r. , págs. 176-s. y 182.
2MGabriel Tarde, Monadologie et sociologie, o. c. , pág. 58.
254Con respecto a nuestras reservas frente a la metáfora de la red, véase supra, págs. 197-ss. 2MGabriel Tarde, Monadologie et sociologie, o. c. , pág. 61. Notemos que Tarde, en su experi
mento imaginario sobre la nación vertical, vuelve a abandonar la hipótesis de la gravitación suprimida (si no, no habría que postular como especialmente sólidos los materiales para la construcción de la ciudad vertical).
25fiVilém Flusser, «Espacios», en: Heidemarie Seblatnig (ed. ), Aussen ráume innen ráume. Der Wandel des Raumbegriffs im Zeitalter der elektronischen Medien, Viena 1991, pág. 78.
257Cfr. Esferas i, Burbujas, capítulo 5, «El acompañante originario. Réquiempor un órgano de sechado», especialmente págs. 319-ss.
683
r,M[«autogenes Gefass»] Cfr. Esferas i, Burbujas, «Introducción. Los aliados o: La comuna exhalada», especialmente págs. 51-52 y 64.
^René Crevel, «Le bien du siécle», citado en: La révolution surréaliste. Ein Lesebuch, Una Pfau ed. , Munich 1997, pág. 55.
Uwe Sander, Die Bindung der Unverbindlichkeit. Mediatisierte Kommunikation in modemen Gesellschaften, Frankfurt 1998.
261Georg Simmel, «Sociología del espacio», 1903, en: Schriflen zur Soziologie, Frankfurt 1983, pág. 229.
Cfr. lmmanuel Kant, Die Metaphysik der Sitien, Wilhelm Weischedel ed. , Frankfurt 1977, págs. 336-s.
265Paralipomena zum Blüthenstaub, n. ° 131.
264Cfr. las exposiciones topológicas de Heiner Mühlmann en su teoría de la arquitectura de instinto, en la que hay que distinguir entre sistemas biológicos de espacio y espacios de ar tefactos o símbolos: Die Natur der /Culturen, o. c. , págs. 55-ss.
**Gilíes Deleuze, DieeinsameInselundándeteTexte. TexteundGespráchevon 1953bis 1974,o. c. , págs. 12-s. [Se cita la trad. de José Luis Pardo, en: Gilíes Deleuze, La isla desiertay otros textos, Pre-Textos, Valencia 2005, pág. 17. (N. del T. )]
26Georg Simmel, «Sociología del espacio», en: Schriflen zur Soziologie, o. c. , pág. 226; cfr. también del mismo autor «El marco de un cuadro. Un ensayo estético», en: Von WesenderMo- deme. EssayszurPhilosophieundAsthetik,Wemerjung (ed. ), Hamburgo 1990.
267Robert von Ranke-Graves, Griechische Mythologie. Queden und Deutung, Reinbeck, Ham burgo 1984, págs. 116-117.
268Cfr. Emst Messerschmidt/Reinhold Bertrand/Frank Pohlemann, Raumstationen. Syste- me und Nutzung, Berlín/Heidelberg/Nueva York/etc. 1997, pág. 145. La «máquina de ensala da» es un desarrollo del invemadero-svet, creado por investigadores soviéticos, que había si do probado desde 1990 a bordo de la Afir. Experimentos de crecimiento en la ingravidez dieron como resultado que las plantas-svet sólo alcanzaban al principio la mitad del tamaño de las plantas cultivadas en la Tierra en condiciones comparables; en ensayos con trigo apa recieron granos comestibles, pero estériles: por concentraciones demasiado altas de etilo, co mo se comprobó en análisis posteriores. Con el primer cultivo con éxito de plantas de mos taza capaces de germinar en el espacio se consiguió en el verano de 1997 abrir un nuevo camino en el ámbito de la biología de plantaciones espaciales; en 1999 resultaron experi mentos con una segunda generación de trigo espacial. Cfr. Marsha Freeman, Challenges ofHu man SpaceExploration, Chichester 2000, págs. 74-79.
** Ibid. , págs. 109-148.
270Para una descripción de los políticos como containers de situaciones colectivas cfr. Thomas Macho, «Container de la atención. Reflexiones sobre rectitud en la política», en: Opfer der Machi. Müssen Politiker ehrlich sein? , Peter Kemper ed. , Frankfurt/Leipzig 1993, págs. 194-ss.
271Friedrich Nietzsche, La gaya ciencia, § 124: «En el horizonte de lo infinito. —¡Hemos aban donado la Tierra y hemos embarcado! ¡Hemos roto los puentes tras nosotros, más aún, la Tie rra tras nosotros! [. . . ] ¡Ay, si te invade la añoranza de la Tierra, como si allí hubiera habido más libertad. ¡Porque ya no hay “Tierra’’ alguna! ».
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272 «El cosmonauta Sergéi Krikalev en conversación con Andréi Ujica: ingrávido en torno a la patria Tierra. La vida en el espacio - El espacio en la vida», en: ¡sttre intemational, cua derno 53, verano 2001, pág. 75.
'^Conversación con Andréi Ujica, o. c. , pág. 74.
274Más detalles sobre esto infra págs. 268-ss.
275Así parafrasea Barbara Ward, en su libro Spaceship Earth, Londres 1966, pág. 17, escrito
bajo el influjo de Fuller, la doctrina holística fundamental del genial ingeniero.
276R. Buckminster Fuller, Bedienungsanleitungfür das RaumschiffErde und andere Schriften, Amsterdam/Dresde 1998, pág. 48.
27Ibid. , pág. 49.
27801afur Eliasson, Surroundings Surrounded. Essays on space and Science, Peter Weibel ed. , Graz/Karlsruhe 2001. Cfr. también del mismo autor The Weather Project, Susan May ed. , Lon dres 2003.
279Oswald Spengler, Der Untergang des Abendlandes. Umrisse einer Morphologie der Weltges- chichte (1923), Munich 1979, pág. 676.
280Cfr. supra, págs. 75-152.
281Por ejemplo la casa de las camelias Wollaton Hall, en Nottingham, de 1823, que repre senta, además, el invernadero más antiguo conservado, hecho de elementos prefabricados. Georg Kohlmaier/Barna von Sartory, Das Glashaus. Ein Bautypus des 19. Jahrhunderts,
Munich 1981, pág. 426. Ibid. , pág. 425.
284Véase infra, capítulo 2, «Indoors. Arquitecturas de la espuma», sobre todo págs. 399-ss. 285G. Stanhill, H. Zvi Enoch (ed. ), GreenhouseEcosystems, Amsterdam 1999, págs. 9-11.
,28fiBernd Zabel, director técnico de Biosfera 2, en conversación con Florian Rótzer, el 25
de septiembre de 1996.
287Con esta hipótesis se hajugado en los medios tanto de la cultura de masas como de
la gran cultura al menos desde los años veinte del siglo XX; cfr. E. M. Forster, Die Maschine bleibt stehen, 1928; Arno Schmidt, Kaff, auch Mare Crisium, 1960; Philip K. Dick, Total Recall, 1965.
288Se podría decir también de nueve estratos, si la imagen de los estratos no sugiriera una superposición de niveles sin un punto nulo; si preferimos la expresión dimensión es porque permite imaginarse que todas las dimensiones se ramifican a partir de un interfaz común o de un punto cero (de un aquí-ahora-nosotros-entrelazados).
281EduardKirschmann,DasZeitalterderWerfer- eineneneSichtdesMenseben. DasSchimpan- sen-Werfer-Aasfresser-Krieger-Modell der menschlichen Evolution, Hannover 1999; Alfred W. Crosby, Throwing Pire: Projectile Technology Through History, Cambridge 2002.
290Paul Alsberg, Das MenschheitsrátseL, 1922; reeditado con un prólogo de Dieter Claessen bajo el título Der Ausbruch aus dem Gefángnis - Zm den Entstehungsbedingungen des Menschen, Giessen 1975.
" ‘Michel Serres, Hominiscence, París 2001.
292G. W. F. Hegel, Grundlinien der Philosophie des Rechts, § 187, Anexo.
“ Cfr. AmoldGehlen,DerMensch. SeineNaturundseineStellunginderWelt,Frankfurt/Bonn
1962, pág. 135.
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294El motivo descarga se desarrollará pormenorizadamente más tarde, al discutir la inter pretación de Amold Gehlen del ser humano como ser-de-carencias; cfr. págs. 529-ss.
295Citado según: Frank R. Wilson, Die Hand - Geniestreich der Evolution. Ihr Einjluss auf Gehim, Sprache und Kultur des Menschen, Stuttgart 2000, pág. 189.
296Cfr. en Wilson el capítulo 9: «Jóvenes peligrosos, polilitos y la revolución heterotécni- ca», o. r. , págs. 181-196.
297G. W. F. Hegel, Grundlinien der Philosophie des Rechts, § 189, Anexo.
""Cfr. Amold Gehlen, Urmensch und Spatkultur, o. c. , pág. 26.
29Cfr. Charles Malamoud, «Los caminos del cuchillo. Notas sobre los descuartizamientos
en el sacrificio védico», en: Cuire le monde. Rite et pensée dans l'Inde ancienne, París 1989, págs. 211-ss.
WüCfr. la frase teosófica, citada en la pág. 22, relativa a los medios, de McLuhan sobre la audiosfera, cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia en ninguna; el pathos de es ta tesis reside en que ello (gracias a medios eléctricos y electrónicos) no ha de valer más tiem po desde el punto de vista meramente sociológico-tribal, sino desde el sociológico-universal.
McLuhan pretendió creer en serio que vivimos el renacimiento de una «sociedad ce rrada» global, paradójicamente retribalizada, que se constituiría como un «producto de len guaje, tambores y tecnologías, que hablan al oído».
W2Cfr. Adolf Portmann, «Por una antropología basal», en: Biologie und Geist, Gotinga 2000, págs. 256-ss.
Ibid. , pág. 257.
** Ibid. , pág. 261.
TMFriedrich Nietzsche, El anticristo, en: Kritische Studienausgabe, volumen 6, Múnich 1980,
pág. 182.
VK|San Agustín, De vera religione XXXIX, 72.
w7Charles Baudelaire, SpleendeParís, «A une heure de matin».
“"Cfr. Peter Sloterdijk, Das sozialeBand und die Audiophonie. Anmerkungen zur Anthropologie
im technischen Zeitalter, Stephan Krass ed. , edition S2 Kultur, Badén Badén 1994; sobre la acús tica de la promesa cfr. también Esferas I, Burbujas, capítulo 7, «El estadio-sirenas. De la primera alianza sonosferica», págs. 431-468.
Sobre la instalación de fonotopos individuales mediante la alianza entre la vida de apartamento y la tecnología sonora véase infra, en el capítulo 2: «Indoors. Arquitecturas de la espuma», la parte en que se trata la autocomplementación acústica, págs. 451-ss.
5,0Cfr. Sarah BlafFer Hrdy, Mutter Natur. Die weibliche Seite der Evolution, Berlín 2000, sobre todo el capítulo 6, «La vía láctea», págs. 153-ss. ; así como Esferasi, Burbujas, excurso 3, «Elprin cipio huevo. Intimación y envoltura», págs. 297-304.
M,John Bowlby, Bindung. EineAnalysederMutter-Kind-Beziehung, Múnich 1975.
sl2Esto se manifiesta, entre otras cosas, en la oposición de dogmáticas feministas a teorías que describen realistamente las dependencias de los niños pequeños respecto de la madre. Sobre el incidente en el nombramiento del doctor Honoris Causa de la universidad de Cam bridge a John Bowlby en 1977, cfr. Sarah Blaffer Hrdy, Mutter Natur, o. c. , pág. 554. Por lo demás, la tesis del ocultamiento del abandono temprano de la infancia («El drama del niño dotado») ha de ser equilibrada por observaciones que hablan de unos intensivos cuidados
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maternales y mimos casi neo-paleolíticos de niños pequeños en el Primer Mundo. Cfr. para esto infra, págs. 604-606.
313Cfr. G. W. F. Hegel, Enzykbpádie der philosophischen Wissenschafien im Grundrisse, 1830, parte tercera, Philosophie des Geistes, § 405, en: Werke, volumen 10, Frankfurt 1970, pág. 125.
314Entre otros, en los libros: Eurotaoismus. Zur Kritik der politischen Kinetik, Frankfurt 1989, págs. 174-210, así como: Nicht gerettet. Versuche nach Heidegger, Frankfurt 2001, págs. 142-234.
3. 5República, libro III, 414b-415d.
3. 6Friedrich Heiler, Die Religionen der Menschheit, Kurt Goldammer ed. , Stuttgart 1999, pág. 31.
517Cfr. las tesis semejantes del epistemo-irénico Michel Serres: «¿Viene todo el mal del mundo de la pertenencia a algo? Sí. Todo el mal del mundo proviene de la comparación. Y de la gloria miserable que se confiere por la entrada en un colectivo distinguido, elevado por encima de la condición común». Cfr. Michel Serres, Atlas, París 1996, pág. 213.
318Renunciamos a ejemplificar este punto de vista en los posibles escenarios de la triple lucha actual intramonoteísta.
319Martin Walser, Unos sin otros, novela, Frankfurt (1993), Werke in zwólfBánden, volumen 7, pág. 58.
320Friedrich Nietzsche, Humano, demasiado humano I, n. ° 627, «Vivir y experimentar». 321Esquilo, Prometeo encadenado, v. 7.
32Cfr. Esferas II, Globos, capítulo 2, «Recuerdos-receptáculo. Sobre elfundamento de la soli
daridad en laforma inclusiva», págs. 173-218.
323Charles Malamoud, Cuire le monde. Rite et pensée dans l'Inde ancienne, París 1989. 324Gastón Bachelard, Psychoanalyse des Feuers, Múnich 1985, pág. 55. Bachelard habla (en
referencia al Elogio a la noche de Novalis) sobre el dualismo de luz y distribución pública-su- perficial, por una parte, y de oscuridad y dedicación intima-exclusiva, por otra.
325Cfr. Emmanuel Todd, Weltmach USA. Ein Nachruf, Múnich 2003.
328Franz Xaver Baier, «Sentido térmico y organismo térmico. Proyecto de una estética tér mica», en: Feuer. Kunst- und Ausstellungshalle der Bundesrepublik Deutschland, Bonn 2001, págs. 463-470.
327Cfr. René Girard, Mensonge romantique et vérité romanesque, París 1961.
328Cfr. EsferasII, Globos,capítulo1,«Auroradelalejanía-cercanía. Elespaciotanatológico,la paranoia, la paz imperial», sobre todo págs. 163-172.
329Friedrich Nietzsche, Sámtliche Werke, Kritische Studienausgabe, volumen 1, Múnich 1980, pág. 32.
30El concepto del tiers garant se remonta a Pierre Legendre, que lo colocó en el centro de una reflexión sobre la necesidad de trasmisión positiva de normas, presentada por él co mo una antropología dogmática. La doctrina de las normas e instituciones patricéntrica, fuertemente «occidentalizada», de Legendre, que puede interpretarse como una respuesta lacaniana a Gehlen, desemboca naturalmente en una crítica de la época, que se escandaliza por el debilitamiento en la civilización moderna de las funciones del padre, del legislador, del super-yo, del orden simbólico, de la obediencia general a las normas y del tercero garan te; advirtiendo frente al omnipresente sujeto comunicativo-consuntivo, que se permite todo y «no conoce límites». Cfr. Pierre Legendre, Sur la question dogmatique en occident, París 1999.
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Consecuentemente, Legendre reprocha a las teorías comunicativas y éticas discursivas al uso que despilfarren el «capital simbólico de la humanidad» ( ibid. , pág. 72).
TMRené Girará, Je vois Salan lamber comme l'éclair, París 1999.
Girard se acerca a ese objetivo con una gran alabanza de Nietzsche como diagnostica-
dor de los celos constitutivos, pero retrocede ante el meollo espiritual de la ética nietzschea- na del regalo y vuelve a caer en los acostumbrados clichés teológicos del «neopaganismo»; cfr. o. c. , cap. xiv, «Le double héritage nietzschéen», págs. 263-279. Hay que admitir que el atrevimiento inmanente del proyecto ético de Nietzsche: la combinación del desinteresarse y del re-interesarse en un tipo de moral polivalente, no ha sido todavía reconstruido apro piadamente en ningún sitio.
,s5Cfr. René Girard, Shakespeare ou lesfeux de Venvíe, París 1990.
**William H. McNeill, Keeping Together in Time. Dance and Drill in Human History, Cam bridge, Mass. 1995.
” 5Cff. la interpretación fallida del entrenamiento en Siegfried Kracauer, Das Omament der Masse, Frankfurt 1963. La «teoría crítica» de Kracauer del ballet moderno como emana ción de la conformización capitalista muestra la conexión, típicamente académica, de igno rancia histórico-antropológica y pretensión de profundidad hermenéutica.
”*Cfr. Ingomar Weiler, Der Sport bei den Vólkem derAlien Welt, Darmstadt 1981.
” 7Para las formas arquitectónicas del renacimiento masivo-cultural cfr. infra, capítulo 2, «Indoors. Arquitecturas de la espuma», apartado C, «Foam City. Macrointeriores y edificios ur banos de congresos explicitan las situaciones simbióticas de la multitud», págs. 478-ss.
Heiner Mühlmann, Die Natur der ¡Culturen. Eine kulturgenetische Theorie, Heidelberg/ Nueva York 1996.
TMIbid. , pág. 39.
! M0Del esquema de 5 fases de Mühlmann, sólo bosquejaremos muy esquemáticamente las tres primeras: reglas locales, estrés, relajación; a las fases cuatro y cinco, Mühlmann las llama iteración y degeneración; en el tratamiento de la última se encuentra una nueva interpreta ción interesante del efecto-fascismo como supraconcepto del hooliganismo afecto al Estado.
**' Heiner Mühlmann, «La ecología de las culturas», en: Kunst und Krieg, Bazon Brock y Gerlinde Koschig eds. , Múnich 2002, pág. 52.
M2Leo Strauss, carta a Cari Schmitt del 4 de septiembre de 1932, en: Heinrich Meier, Cari Schmitt, Leo Strauss und der «BegriffdesPolitischen». Dialog unterAbwesenden, Stuttgart 1988, pág. 133. ^Cfr. Inmanuel Kant, Crítica deljuicio, § 22. De aquí se sigue una definición sistemática de propaganda: un procedimiento de producción de aquella paranoia, basada en el desa
grado, que se utiliza para la estabilización de grupos de cooperación bélica; y de aquí, adi cionalmente, se deduce la definición de las funciones estratégicas del consejero: constituyen una prestación de servicio metaparanoide, llevada a cabo por intelectuales afines, para la pro ducción de paranoia de primer orden, útil para la guerra.
54Para una reciente profesión de fe neo-hobbesiana en la guerra cfr. Robert D. Kaplan, WarriorPolitics. WhyLeadershipDemandsaPaganEthos,NuevaYork2003.
•MSCfr. infra, pág.
