mas limpio, mejor recibe las imagenes
de las cosas; assi nuestro espiritu , mientras mas
sutil, mas elegantes vuelve nuestras operaciones;
la memoria digo, la phantasia y el entendimien-
to , la sangre y el espiritu, mas claros y sutiles
esta?
de las cosas; assi nuestro espiritu , mientras mas
sutil, mas elegantes vuelve nuestras operaciones;
la memoria digo, la phantasia y el entendimien-
to , la sangre y el espiritu, mas claros y sutiles
esta?
Lope de Vega - Works - Los Pastores de Belen
?
co?
mo hallare?
re-
medio en tanto dan? o ? a quie? n le pedire? que
me aproveche ? y quie? n tendra? fuerzas para dar-
mele ? Amor no se cura con hierbas , pues si
amor no es medicable , su fin sera? mi muerte.
Consejos no son poderosos, donde la parte ra-
cional esta? postrada, y cierra la obstinacion las
puertas al exemplo. Yo veo lo mejor, y amor me
fuerza a que lo mas contrario siga. Mi animo se
arroja precipitado al peligro, llevando la repre-
hension a las espaldas , y el deleyte a los ojos.
En vano los pilotos y marineros toman consejo
en la ultima resolucion de el mar contra la rota
nave; lo que la razon pide, vence y niega el fu-
ror. Y presupuesto que ningun exemplo me ha
de mover, ningun consejo impedir, y ningun pe-
ligro moderar, mira si para templar mi dolor te
queda algun remedio , porque de faltar en tu jui-
cio , ya mi desesperacion me convida con el de mi
muerte. No quiera Dios , o perdido mancebo,
respondio' Jonadab , que esta passion bastarda sea
parte a tanto dan? o , como seria contra la natural
conservacion ser homicida de ti mismo , ni yo te
quiero tan mal, que te permita el que intentas.
Remedio se me ofrece a tu deseo, bastante a la exe-
cucion, si no te desfavorece tu fortuna. An? ade a
tu enfermedad melancolica, fingidos sentimientos
y dolorosas quejas , echate en tu cama, y suspira,
vendra? infaliblemente tu padre a verte, mueve su
paternal compassion con lagrimas, que de los hi-
jos son flechas en los corazones de los padres, y
dile finalmente que comerias, si tu hermana Tha-
mar
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 70 Pastores de Bblen.
mar viniesse a curar de tu mal, y hacerte de sus
manos algun regalo. Lo que resta, quedando
contigo, dispondra? n tus deseos, o no sera? la cul-
pa del remedio, sino de tu cobarde animo. Agra-
do al miserable amante el mal consejo, porque
muchos tienen por felicidad, que en sus intentos
no le pueda haver que los impida, y admirable-
mente dixo uno de los ingenios que celebra Athe-
nas, que dos cosas eran contrarias al consejo, la
prisa y la ira. Y como finalmente muchas cosas,
que por naturaleza esta? n impedidas , se acaban por
consejo; Amnon vencio? las dudas con su obser-
vancia, y dio? a la determinacion lo que la razon
negaba, y los discursos del entendimiento con
los fines del deleyte obscurecia. Fingio? se enfermo,
visito? le el Rey, pidio? le a su hermana , envio? la D? -
vid, la inocente doncella vino amorosa , hizo el
regalo, llevo? le a su hermano , a quien tan dife-
rente deseo tenia furioso. No le gusto? al mance-
bo, que con mortales ansias le buscaba en sus
ojos. Pidio? le que echasse del aposento los criados,
salieron todos, y Amnon turbado y fingido pidio?
el regalo, para que de sus mismas manos le re-
cibiesse. Thamar llego? a darsele , y el determi-
nado mozo le asio? los brazos, y dixo libremen-
te sus deseos, a quien ella respondio? confusa , ba-
n? ando el rostro en sangre, centro donde acude
la natural verguenza, porque el corazon enton-
ces ocupa el miedo. No , hermano mio Amnon,
no intentes cosa tan indigna de tu virtud , tan
fiera a nuestra sangre, y tan contraria a la ra-
zon. No me oprimas, ni hagas tal desatino, que
no
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro primero. 71
no podre? yo tolerar mi afrenta, y tu? sera? s fa? bula
a Israel , y reputado de todos como ignorante.
Amnon , que escuchaba entonces con el deseo, y
pretendia con las manos, tuvo mas fuerzas, y la
misera Thamar de la injusta suya se rindio? llo-
rosa. Mas como de las cosas mal hechas tan pres-
to viene el arrepentimiento , que parece embajador
del castigo; mas que antes de la fuerza la havia
querido, Amnon aborrecio? a Thamar , despues de
haverla forzado, a cuyo proposito me acuerdo
que hizo esta Epigrama Olympo:
Amon, que para amor se diferencia
en la postrera letra solamente,
enfermo? de un phrenetico accidente,
vencio? de la ocasion la resistencia.
Perpetrada tan aspera violencia,
volvio? a su imperio la razon ausente,
y mirando en Thamar su error presente,
mando? la desterrar de su presencia.
Suelto el cabello de oro, las sutiles
hebras las perlas de los ojos ban? an,
diciendo : No me afrentes y aniquiles.
Que mas los hombres, que en las obras dan? an,
y mas parecen barbaros y viles
en dejar de engan? ar , despues que engan? an.
Mirando Amnon la infelicissima hermana suya,
toda llorosa, los cabellos sueltos, los vestidos des-
compuestos , y los ojos llenos de lagrimas , con
ayrado semblante le dixo : Levantate, Thamar,
levantate y vete. La triste a estas palabras toda
confusa respondio? : Mayor mal haces ahora contra
mi
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? 72 Pastores de Belen.
mi despidiendome , que el pasado ha sido, for-
zandome ; pero Amnon ya no escuchaba , ya no
atendia mas que a ver lejos de si la imagen de su
delito, representada en sus lagrimas, y llamando
un paje de su camara, le dixo, (o cruel amante,
mas ya no lo era ) echa esta muger de aqui, y
cierra las puertas. Obedecio? el criado, y ella dejan-
do mal el aposento, donde tan preciosa prenda co-
mo la castidad havia perdido , salio? llorando. Cu-
brio? finalmente , pastores , Thamar sus cabellos
sueltos de ceniza, como si el oro por mucho fue-
go pudiesse ser en ella convertido, y rasgando la
talar tunica, Ornato en aquel tiempo de las virge-
nes hijas de los Reyes, puestas las manos en la
cabeza ( o sen? al de dolor , o de verguenza ) iba llo-
rando. Absalon hermano suyo, viendola entonces,
considerando la jornada que havia hecho , presagio
de su desdicha, le dixo : ? Por ventura , Amnon tu
herma? no te ha forzado? ? pero por que? lo pongo
en duda ? de alla? vienes , Thamar, y el sentimien-
to tuyo por menos causa no era possible que fues-
se con tanto excesso. Tu hermano es, no te afli-
jas , ni atormentes tu corazon con dolor tan vivo.
Quedo? Thamar deshaciendose en casa de Absalon,
con la pena que havreis imaginado de tal desdicha.
Llego? la fama a David del atrevido engan? o de su
hijo , y aunque se entristecio? notablemente, no qui-
so afligir su espiritu del arrepentido mancebo, por-
que en razon de ser su primogenito le amaba tier-
namente. Absalon dissimulando su agravio no ha-
blo? palabra alguna sobre la fealdad deste caso a
Amnon su hermano, si bien le aborrecia interiormen-
te.
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? Libro primero. 73
te. Sucedio? despues de dos an? os, que ha viendo de
hacerse la esquila de sus ganados en Baal. hazor, jun-
to a Epiirain, convido Absalon todos los hijos del
Rey a esta fiesta , y a e? l le suplico que se hailas-
se en ella, y le honrasse con sus criados: a lo qual
se resistid David con b'andas palabras, dandole por
disculpa la pesadumbre que le havian de dar tan al-
tos huespedes , y tantos. A esto replico? Absa-
lon , que siquiera por la gracia que havia hallado
en sus ojos, le concediesse que Amnon su herma-
no le acompan? asse. Tambien le negaba esto Da-
vid ; pero la porfi? a de Absalon y sus ruegos pudie-
ron tanto, que con licencia y bendicion de su pa-
dre , a e? l y a los dema? s hijos suyos llevo? consigo.
Hiloles a todos un convite esplendido, y tal, que
bien er. ? su aparato digno de generoso Principe; pe-
ro advirtio? a sus criados , que lo esiuviessen del
tiempo , en que al seguro Amnon le ofendia el vi-
no, y que en diciendo que le acometiessen, pus:es-
sen en e? l las armas , y le matassen con la satisfaccion
de la seguridad que les daba, siendo orden suya.
No teneis que temer, dixo, yo soy el que os lo
mando; si alguna culpa resultare de este sucesso,
la execucion es vuestra, y la voluntad es mia. Hice-
ronlo assi , y en la sazon del mayor gusto aco-
metieron con las desnudas armas, y hiriendo a Am-
non , turbaron la comida , derribaron las mesas , ri-
n? eron los manteles con su sangre, y cayo? en tier-
ra su cuerpo entre los dorados vasos, mezcla? ndo-
se con el derramado vino su humor sangriento. Hu-
yeron los dema? s hermanos, y antes qua huviessen
llegado a la mitad del camino , ya las nuevas, que
Tumo XVI. K en
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? 74 Pastores de Belen.
en la distancia se duplican, havian llegado al Rey,
de que todos sus hijos eran muertos. Rompio? sus
vestiduras, y echado sobre la tierra lloraba con
sus criados el lastimoso caso , a quien Jonadab
consolaba diciendo : Que no creyesse que todos
sus hijos eran muertos, sino solo Amnon , por-
que e? l sabia, que desde la fuerza de Thamar,
Absalon su hermano le aborrecia. El fratricida
Principe, temiendo la justa ira de su padre, hu-
yo? se a Tholmai? , hijo de Amiud Rey de Jes-
sur , donde vivio? tres an? os.
Satisfecho has a tu obligacion , dixo Pyreno,
despues del justo aplauso de los pastores ; pero
no es razon que te escuses de decir algunos ver-
sos. No quiero yo replicar en esta ocasion, res-
pondio? Joran, a cosa que vuestra voluntad sea,
si bien pudiera escusarme con no saber de memo-
ria sino algunos mios. Lo mejor que nos puede
haver sucedido a nosotros, replico? Nemoroso , se-
ra? esso por dos cosas, que ya nos obligan a es-
perarlos con gusto. La primera, porque tu? los ha-
ces, con otras dos, en que se cifra toda su gra-
cia , que son dulzura y sentencia. Y la segunda,
porque no havra? s escogido los peores. Entram-
bas cosas me faltara? n en esta, dixo el pastor. La
primera , porque a mi me falta aquella parte y
diferencia de ingenio, que es necessaria para es-
cribirlos : y la segunda, porque no todos la tie-
nen en el buen juicio , con que eligen , que es la
mas essencial en el que los hace. En un cuerpo
templado , dixo Aminadab , pastores , concurren
todas essas partes necessarias, que siendo el en-
ten-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro primero. 75
tendimiento como internuncio del alma, conviene
que sea clarissimo y muy semejante a ella : por-
que de la suerte que un crystalino espejo, mien-
tras esta?
mas limpio, mejor recibe las imagenes
de las cosas; assi nuestro espiritu , mientras mas
sutil, mas elegantes vuelve nuestras operaciones;
la memoria digo, la phantasia y el entendimien-
to , la sangre y el espiritu, mas claros y sutiles
esta? n en el cuerpo templado; porque el demasia-
do calor le obscurece abrasandole, la humidad
le condensa. Consta pues, que todas nuestras
obras mas claras salen, y con mayor hermosu-
ra , del cerebro templado , que del contrario, don-
de vemos como se exceden unas a otras. En unos
la phantasia vale, y la memoria fallece. En otros
resplandece la memoria, y vive la imaginacion
enferma, y tal vez, donde estas dos se hallan,
el entendimiento vacila. Viven pues en e? l diver-
sas partes en diversas cosas: en unos la sutilidad,
en otros la facilidad del decir, y en algunos la
destreza del juzgar, que es el proposito que dio
sujeta materia a este discurso. Las cosas, dixo
Nemoroso, sabio pastor, que se ofrecen al entendi-
miento del que escribe ( pues tal vez , si es fertil,
parece que se atropellan las ideas) dejan a essa
diferencia que dices la eleccion; y esse buen jui-
cio para hacerla de lo mas puro, de lo mas a
proposito, y mas nuevo, es lo que ha dado a los
escritores en el mundo mayor opinion. Desdicha
es de algunos ingenios, respondio? Pyreno, que
de dos, o tres conceptos de otras tantas locucio-
nes , o siquiera epithetos para algu? n nombre, que
Ka se
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 76 Pastores de Bhlfn.
se les ofrece , eligen siempre lo menos bueno:
de donde nace, que sus obras salgan imperfec-
tas y defectuosas. <? Mas para que? nosotros rusti-
cos pastores destos campos nos entramos en ma-
terias tan distintas de nuestra profession ? La cul-
pa , dixo Nemoroso, ha tenido Aminadab, que
con ser e? l tan estudioso en todo, nos hace a no-
sotros salir de nuestro passo , creyendo que le
havemos de satisfacer , estando tan lejos de en-
tenderle. Diga Joran sus versos , que ellos satis-
fara? n mejor a esta objeccion con el buen juicio^
que en elegir los mas a proposito havra? tenido.
Joran entonces arrepentido de la promessa, co-
menzo? de esta suerte:
? Quie? n eres , ciego rapaz,
monstro famoso en la tierra,
que con habito de guerra
vienes prometiendo paz?
Inconstante y pertinaz
te llaman todos : < Quie? n eres
tu? , que a la muerte prefieres,
por donde aumentas las vidas,
pues lo que quieres , olvidas,
y lo que aborreces, quieres ?
? De que? te sirve traher
la benda para ser ciego,
si dicen que naces luego
que se comunica el ver?
< Y para que? pueden ser
las alas que al ayre entregas,
6I? en el instante que ciegas,
ape-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro primero.
apenas sabes huir?
que al fuego , en que has de morir
como mariposa llegas.
De flechas vienes cargado:
? quie? n te da tantas que tires?
o porque, mientras no mires,
has de tirar confiado: ?
pero estara? s disculpado
de que nunca el arco acierte,
si ciego llegan a verte ,
puesto que mayor seria ,
que por ir de prisa un dia,
las trocaste con la muerte.
^ A do? nde desnudo vas,
pues tanto el hielo te ofende:
o es porque de ti se entiende,
que hasta los vestidos das?
Advierte, que no podra? s
hallar un Jacob segundo,
ni un Platonico profundo,
que en alma sola te encierra,
porque no esta? ya la tierra
como al principio del mundo.
Ya que te hicieron los cielos
tan apacible dolor,
dime, A. mor , si eres amor,
< a do? nde escondes los zelos ?
si de tu fuego son hielos,
a calentura responde,
que el frio en el cuerpo esconde,
y luego que passa un dia, t ;
vuelve con mayor porfi? a,
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Pastores de Belbn.
y no &e sabe de donde.
Dicen que ropo contigo
el divino amor, que estaba
cansado de que tu aljaba
fut. sse del mundo castigo >
y como a vil enemigo
arco y flechas te quito,
y con la cuerda te ato
del suyo, si se te acuerda,
porque sclo aquella cuerda
tu loca furia templo.
Dichoso quien se retira
de essa tu ciega passion,
y a la soberana union
de mas alto amor aspira,
y por exemplares mira
los espiritus alados
en pura llama abrasados
de aquel amor inexhausto,
donde sirven de holocausto
corazones humillados.
Alli es cierta la esperanza,
y eterna la possession:
alli las firmezas son,
que no consienten mudanza:
alli ningun fin alcanza,
alli esta? del alma el fin,
que estremece al Seraphin:
dichoso el que sabe amar
a donde puede gozar
del mayor amor sin fio.
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? Libro vrimbao. 79
Arrepentidos estareis, prosiguio Joran , en el si-
lencio de los pastores, de haverme pedido los
versos , ya por ser ellos tan humildes, ya por
haverlos cantado con tan peca gracia. Entram-
bas cosas has conseguido felicemente, dixo Ami-
nadab, y assi te han dado estos pastores las gra-
cias con el silencio. Yo he tenido a buena dicha
haver venido a estos campos de Belen, y en oca-
sion como la presente, pues los hallo fertilissi-
mos de pastores tan discretos , estudiosos de la
ley , y todos musicos. Ya sabes , dixo Pyreno,
quan natural es a los Hebreos la musica, entre
todas las naciones del mundo ; pues aun los Ba-
bylonios, quando los llevaban cautivos, les pediart
que cantas sen , que es indicio de la fama , que
per las naciones estangeras tenian sus voces. En
passando el mar Bermejo, donde quedo? sumergi-
do el Rey de Egypto, que presumio? hacer sus
carros naves, canto? Maria, ayudandola todo el pue-
blo, dulces hymnos , y las doncellas de Jerusalen
al pastor David, quando trahia por los cabellos
sangrientos la robusta cabeza de aquel Gigante,
sin otros muchos exemplos, que por prolixidad
escuso. El mayor de todos, dixo Aminadab, es
haver ordenado David , que huviesse quatro mil
cantores, para decir las divinas alabanzas en el
taberna? culo de nuestro Dios , en tanto que se li-
baban los sacrificios , de quien eran maestros
Asaph , Heman y Eth. n , eligiendo de los mas
diestros docientos y ochenta y ocho cantores, pa-
ra ensen? ar a los ministros del templo. Volvereis,
dixo Dositea, a divertir nuestro proposito , si le
to-
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? 8o Pastores de Belen.
tomais ahora de la musica , alma del mundo, go-
bierno y harmonia de los cielos. Dejad a Pyre-
no comenzar su historia , que si en algunas oca-
siones no os huvierades detenido , ya estuviera-
mos en las cabanas. Pyreno entonces por agra-
darla , despues de un breve prologo, empezo?
de esta manera.
Yace la noble ciudad de Babylonia sobre las
orillas del Euphrates , que del alto Niphates,
monte de Armenia , grande, profundo y arreba-
tado nace , y despues juntado al velocissimo Ti-
gris, divide la Mesopotamia, de quien Nemrot,
y no Semiramis, fue su primer fundador, y cuyos
muros celebraban las historias por uno de los
milagros del mundo. En la qual, reynando Astya-
ges, vivia un varon noble , cuyo nombre era
Joachin , casado con una hermosissima sen? ora
llamada Susana , con cuya belleza, si bien era
u? nica, competia la perfeccion de sus heroyeas vir-
tudes. Su padre Helcias, como era justo y san-
to , crio? a su hija en el temor de Dios, en los
preceptos de su ley , y en la reverencia de su
divino culto, no como algunos, que anticipan
con los regalos , con las galas , con las visitas y
con las licencias, los pensamientos libres a los po-
cos an? os. Era Joachin hombre muy generoso y rico,
y tenia vecino a su palacio un huerto de varios
arboles, donde los mas eran manzanos , planta
que ya trahe consigo desgracias a las mugeres: a
este concurrian , para entretenerse, los mas honrados
de aquel pueblo, porque Joachin era el mas prin-
cipal de todos. Constituyeron en la dignidad de
Jue-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro primero. 8t
Jueces aquel an? o dos hombres viejos, por quien
Dios havia dicho : salio? la Iniquidad de Babylonia
de los Jueces y ancianos, a quien tocaba el gobier-1.
no del pueblo, y el exemplo de las costumbres.
Frequentaban estos la casa de Joachin, y a ellos
acudian con sus pleytos los que deseaban tener jus-
ticia. Luego pues que la gente se volvia , y el sol
en la mitad de su curso les obligaba, entraba la
hermosa Susana a entretenerse en el jardin y huert.
to de su querido esposo, donde todos los dias era
vista de aquellos ancianos Jueces que haveis oido,
los quales no templando con la razon el apetito,
lo que ya la naturaleza havia hecho con los an? os,
pusieron en su belleza los codiciosos ojos, quitan-
dolos del cielo y de la noble dignidad del Magis-
trado y oficio grave que tenian, y pervertido el seso
comenzaron a desear desenfrenadamente su hermo-
sura , sin atreverse a comunicar el uno al otro su
pensamiento, por la fealdad del delito^ Un dia pues
que el mismo havian tenido entrambos, dixo el ma-
yor en an? os, aunque igual en costumbres , que ya
era hora de ir a comer , y que dejassen los estrados
de su juicio y la casa de Joachin, donde como
Principe de todos le tenian : con las quales palabras
salieron juntos, y despedidos, quando ya les pare-
cio? , que ninguno podia ser visto del otro, volvieion
al palacio de la hermosa y casta Susana , donde se
havian quedado , aunque se havian partido , y pre-
guntandose el uno al otro, la cama de tan impen-
sada venida , se declararon el pensamiento, hasta
entonces por la verguenza de la cara defendido a
la lengua: y haciendo un mismo deseo complices
Tom. XVI. L en
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? 82 Pastores de Belen.
en el delito, los que lo debieran ser en el conse-
jo, concertaron el tiempo en que tuviesse efecto,
dando ya por possible a las fuerzas de dos hom-
bres, lo que al uno solo causaba desconfianza.
Sucedio? pues,que como esperassen el di? a, en que
pudiessen hallarla sola, el que mayor calor aquel
verano hizo , entro Susana al jardin con sus cria-
das , para ban? arse a solas: ellos que entre los ar-
boles estaban ocultos, codiciaban que lo estuvies-
se, para poner en ejecucion su intento, y hacien-
do celosias las ramas, la contemplaban cerca.
Mando Susana, inocente de los aspides que entre
la hierba estaban, que le traxessen algunos oloro-
sos unguentos y le cerrassen la puerta. Hicieron-
lo ansi, y . dejandola sola y desnuda , entro? en
la fuente, donde acabo? de quitarse del vestido
lo que por honestidad de sus propias mugeres.
havia dejado. Los Jueces entonces, que de su
oculta belleza lo havian sido mejor que de su cau-
sa , saliendo de los arboles la asieron de los bra-
zos , y con amorosas palabras la provocaron a su
amor lascivo. Rinde , le dixo el mas atrevido,
hermosa Susana, essa rara belleza tuya a nuestros
deseos (ya despues de sus quejas y sobresaltos)
porque de no ponerlos en la execucion que pide
nuestra enamorada imaginacion, havemos de de-
cir a voces, que el echar las criadas y el cerrar
la puerta fue para ofender a tu marido noble
con un galan mancebo, que del temor del cas-
tigo huyo? por essas paredes en siendo visto de
los dos, que tratando los negocios del pueblo,
passeabamos estos quadros: pues mira, si siendo
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? Libro primero. * 83
Jueces, seremos creidos. Gimio? Susana entonces,
y lo que dixo, n? o puso mal Claridano en estos
versos:
Siendo de amor Susana requerida,
estandose lavando en una fuente,
de dos Jueces, que lascivamente
vieron desnuda y de virtud vestida.
Dixo llorando: ? Hai sola y combatida
por todas partes del dolor presente!
pues morira? mi honor, si lo consiente,
y si lo niega, perdere? la vida.
? Hai muerte victoriosa, no me assombres,
pues la vida del alma, que pretendo,
muriendo gozara? mas altos nombres l
Porque sera? mejor , si me defiendo,
caer sin culpa en manos de los hombres,
que con pecar en las del Dios que ofendo*
Dio voces la castissima Susana entonces, y vien-
do los atrevidos viejos, que ya no havia que acu-
dir a sus infames deseos , sino a su honra , comen-
zaron a darlas de la misma suerte, publicando a tres
voces , ella su inocencia , y ellos su malicia. Apresu-
ro? se un criado , y abrio? la puerta , y como los dema? s
oyessen las voces en el jardin, a. udieron turbados a
saber la causa. Vuestra sen? ora, dixeron ellos, si ya
no os afrentad de este nombre , con un adultero
mozo, que por aquellos jazmines trepo? ligero, y
no pudo nuestra edad decrepita oponerse a su ju-
ventud robusta, aunque los dos lo intentamos, hon-
ra a Joachin vuestro generoso duen? o , con tales
L 2 obras.
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm.
medio en tanto dan? o ? a quie? n le pedire? que
me aproveche ? y quie? n tendra? fuerzas para dar-
mele ? Amor no se cura con hierbas , pues si
amor no es medicable , su fin sera? mi muerte.
Consejos no son poderosos, donde la parte ra-
cional esta? postrada, y cierra la obstinacion las
puertas al exemplo. Yo veo lo mejor, y amor me
fuerza a que lo mas contrario siga. Mi animo se
arroja precipitado al peligro, llevando la repre-
hension a las espaldas , y el deleyte a los ojos.
En vano los pilotos y marineros toman consejo
en la ultima resolucion de el mar contra la rota
nave; lo que la razon pide, vence y niega el fu-
ror. Y presupuesto que ningun exemplo me ha
de mover, ningun consejo impedir, y ningun pe-
ligro moderar, mira si para templar mi dolor te
queda algun remedio , porque de faltar en tu jui-
cio , ya mi desesperacion me convida con el de mi
muerte. No quiera Dios , o perdido mancebo,
respondio' Jonadab , que esta passion bastarda sea
parte a tanto dan? o , como seria contra la natural
conservacion ser homicida de ti mismo , ni yo te
quiero tan mal, que te permita el que intentas.
Remedio se me ofrece a tu deseo, bastante a la exe-
cucion, si no te desfavorece tu fortuna. An? ade a
tu enfermedad melancolica, fingidos sentimientos
y dolorosas quejas , echate en tu cama, y suspira,
vendra? infaliblemente tu padre a verte, mueve su
paternal compassion con lagrimas, que de los hi-
jos son flechas en los corazones de los padres, y
dile finalmente que comerias, si tu hermana Tha-
mar
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? 70 Pastores de Bblen.
mar viniesse a curar de tu mal, y hacerte de sus
manos algun regalo. Lo que resta, quedando
contigo, dispondra? n tus deseos, o no sera? la cul-
pa del remedio, sino de tu cobarde animo. Agra-
do al miserable amante el mal consejo, porque
muchos tienen por felicidad, que en sus intentos
no le pueda haver que los impida, y admirable-
mente dixo uno de los ingenios que celebra Athe-
nas, que dos cosas eran contrarias al consejo, la
prisa y la ira. Y como finalmente muchas cosas,
que por naturaleza esta? n impedidas , se acaban por
consejo; Amnon vencio? las dudas con su obser-
vancia, y dio? a la determinacion lo que la razon
negaba, y los discursos del entendimiento con
los fines del deleyte obscurecia. Fingio? se enfermo,
visito? le el Rey, pidio? le a su hermana , envio? la D? -
vid, la inocente doncella vino amorosa , hizo el
regalo, llevo? le a su hermano , a quien tan dife-
rente deseo tenia furioso. No le gusto? al mance-
bo, que con mortales ansias le buscaba en sus
ojos. Pidio? le que echasse del aposento los criados,
salieron todos, y Amnon turbado y fingido pidio?
el regalo, para que de sus mismas manos le re-
cibiesse. Thamar llego? a darsele , y el determi-
nado mozo le asio? los brazos, y dixo libremen-
te sus deseos, a quien ella respondio? confusa , ba-
n? ando el rostro en sangre, centro donde acude
la natural verguenza, porque el corazon enton-
ces ocupa el miedo. No , hermano mio Amnon,
no intentes cosa tan indigna de tu virtud , tan
fiera a nuestra sangre, y tan contraria a la ra-
zon. No me oprimas, ni hagas tal desatino, que
no
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? Libro primero. 71
no podre? yo tolerar mi afrenta, y tu? sera? s fa? bula
a Israel , y reputado de todos como ignorante.
Amnon , que escuchaba entonces con el deseo, y
pretendia con las manos, tuvo mas fuerzas, y la
misera Thamar de la injusta suya se rindio? llo-
rosa. Mas como de las cosas mal hechas tan pres-
to viene el arrepentimiento , que parece embajador
del castigo; mas que antes de la fuerza la havia
querido, Amnon aborrecio? a Thamar , despues de
haverla forzado, a cuyo proposito me acuerdo
que hizo esta Epigrama Olympo:
Amon, que para amor se diferencia
en la postrera letra solamente,
enfermo? de un phrenetico accidente,
vencio? de la ocasion la resistencia.
Perpetrada tan aspera violencia,
volvio? a su imperio la razon ausente,
y mirando en Thamar su error presente,
mando? la desterrar de su presencia.
Suelto el cabello de oro, las sutiles
hebras las perlas de los ojos ban? an,
diciendo : No me afrentes y aniquiles.
Que mas los hombres, que en las obras dan? an,
y mas parecen barbaros y viles
en dejar de engan? ar , despues que engan? an.
Mirando Amnon la infelicissima hermana suya,
toda llorosa, los cabellos sueltos, los vestidos des-
compuestos , y los ojos llenos de lagrimas , con
ayrado semblante le dixo : Levantate, Thamar,
levantate y vete. La triste a estas palabras toda
confusa respondio? : Mayor mal haces ahora contra
mi
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? 72 Pastores de Belen.
mi despidiendome , que el pasado ha sido, for-
zandome ; pero Amnon ya no escuchaba , ya no
atendia mas que a ver lejos de si la imagen de su
delito, representada en sus lagrimas, y llamando
un paje de su camara, le dixo, (o cruel amante,
mas ya no lo era ) echa esta muger de aqui, y
cierra las puertas. Obedecio? el criado, y ella dejan-
do mal el aposento, donde tan preciosa prenda co-
mo la castidad havia perdido , salio? llorando. Cu-
brio? finalmente , pastores , Thamar sus cabellos
sueltos de ceniza, como si el oro por mucho fue-
go pudiesse ser en ella convertido, y rasgando la
talar tunica, Ornato en aquel tiempo de las virge-
nes hijas de los Reyes, puestas las manos en la
cabeza ( o sen? al de dolor , o de verguenza ) iba llo-
rando. Absalon hermano suyo, viendola entonces,
considerando la jornada que havia hecho , presagio
de su desdicha, le dixo : ? Por ventura , Amnon tu
herma? no te ha forzado? ? pero por que? lo pongo
en duda ? de alla? vienes , Thamar, y el sentimien-
to tuyo por menos causa no era possible que fues-
se con tanto excesso. Tu hermano es, no te afli-
jas , ni atormentes tu corazon con dolor tan vivo.
Quedo? Thamar deshaciendose en casa de Absalon,
con la pena que havreis imaginado de tal desdicha.
Llego? la fama a David del atrevido engan? o de su
hijo , y aunque se entristecio? notablemente, no qui-
so afligir su espiritu del arrepentido mancebo, por-
que en razon de ser su primogenito le amaba tier-
namente. Absalon dissimulando su agravio no ha-
blo? palabra alguna sobre la fealdad deste caso a
Amnon su hermano, si bien le aborrecia interiormen-
te.
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? Libro primero. 73
te. Sucedio? despues de dos an? os, que ha viendo de
hacerse la esquila de sus ganados en Baal. hazor, jun-
to a Epiirain, convido Absalon todos los hijos del
Rey a esta fiesta , y a e? l le suplico que se hailas-
se en ella, y le honrasse con sus criados: a lo qual
se resistid David con b'andas palabras, dandole por
disculpa la pesadumbre que le havian de dar tan al-
tos huespedes , y tantos. A esto replico? Absa-
lon , que siquiera por la gracia que havia hallado
en sus ojos, le concediesse que Amnon su herma-
no le acompan? asse. Tambien le negaba esto Da-
vid ; pero la porfi? a de Absalon y sus ruegos pudie-
ron tanto, que con licencia y bendicion de su pa-
dre , a e? l y a los dema? s hijos suyos llevo? consigo.
Hiloles a todos un convite esplendido, y tal, que
bien er. ? su aparato digno de generoso Principe; pe-
ro advirtio? a sus criados , que lo esiuviessen del
tiempo , en que al seguro Amnon le ofendia el vi-
no, y que en diciendo que le acometiessen, pus:es-
sen en e? l las armas , y le matassen con la satisfaccion
de la seguridad que les daba, siendo orden suya.
No teneis que temer, dixo, yo soy el que os lo
mando; si alguna culpa resultare de este sucesso,
la execucion es vuestra, y la voluntad es mia. Hice-
ronlo assi , y en la sazon del mayor gusto aco-
metieron con las desnudas armas, y hiriendo a Am-
non , turbaron la comida , derribaron las mesas , ri-
n? eron los manteles con su sangre, y cayo? en tier-
ra su cuerpo entre los dorados vasos, mezcla? ndo-
se con el derramado vino su humor sangriento. Hu-
yeron los dema? s hermanos, y antes qua huviessen
llegado a la mitad del camino , ya las nuevas, que
Tumo XVI. K en
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? 74 Pastores de Belen.
en la distancia se duplican, havian llegado al Rey,
de que todos sus hijos eran muertos. Rompio? sus
vestiduras, y echado sobre la tierra lloraba con
sus criados el lastimoso caso , a quien Jonadab
consolaba diciendo : Que no creyesse que todos
sus hijos eran muertos, sino solo Amnon , por-
que e? l sabia, que desde la fuerza de Thamar,
Absalon su hermano le aborrecia. El fratricida
Principe, temiendo la justa ira de su padre, hu-
yo? se a Tholmai? , hijo de Amiud Rey de Jes-
sur , donde vivio? tres an? os.
Satisfecho has a tu obligacion , dixo Pyreno,
despues del justo aplauso de los pastores ; pero
no es razon que te escuses de decir algunos ver-
sos. No quiero yo replicar en esta ocasion, res-
pondio? Joran, a cosa que vuestra voluntad sea,
si bien pudiera escusarme con no saber de memo-
ria sino algunos mios. Lo mejor que nos puede
haver sucedido a nosotros, replico? Nemoroso , se-
ra? esso por dos cosas, que ya nos obligan a es-
perarlos con gusto. La primera, porque tu? los ha-
ces, con otras dos, en que se cifra toda su gra-
cia , que son dulzura y sentencia. Y la segunda,
porque no havra? s escogido los peores. Entram-
bas cosas me faltara? n en esta, dixo el pastor. La
primera , porque a mi me falta aquella parte y
diferencia de ingenio, que es necessaria para es-
cribirlos : y la segunda, porque no todos la tie-
nen en el buen juicio , con que eligen , que es la
mas essencial en el que los hace. En un cuerpo
templado , dixo Aminadab , pastores , concurren
todas essas partes necessarias, que siendo el en-
ten-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro primero. 75
tendimiento como internuncio del alma, conviene
que sea clarissimo y muy semejante a ella : por-
que de la suerte que un crystalino espejo, mien-
tras esta?
mas limpio, mejor recibe las imagenes
de las cosas; assi nuestro espiritu , mientras mas
sutil, mas elegantes vuelve nuestras operaciones;
la memoria digo, la phantasia y el entendimien-
to , la sangre y el espiritu, mas claros y sutiles
esta? n en el cuerpo templado; porque el demasia-
do calor le obscurece abrasandole, la humidad
le condensa. Consta pues, que todas nuestras
obras mas claras salen, y con mayor hermosu-
ra , del cerebro templado , que del contrario, don-
de vemos como se exceden unas a otras. En unos
la phantasia vale, y la memoria fallece. En otros
resplandece la memoria, y vive la imaginacion
enferma, y tal vez, donde estas dos se hallan,
el entendimiento vacila. Viven pues en e? l diver-
sas partes en diversas cosas: en unos la sutilidad,
en otros la facilidad del decir, y en algunos la
destreza del juzgar, que es el proposito que dio
sujeta materia a este discurso. Las cosas, dixo
Nemoroso, sabio pastor, que se ofrecen al entendi-
miento del que escribe ( pues tal vez , si es fertil,
parece que se atropellan las ideas) dejan a essa
diferencia que dices la eleccion; y esse buen jui-
cio para hacerla de lo mas puro, de lo mas a
proposito, y mas nuevo, es lo que ha dado a los
escritores en el mundo mayor opinion. Desdicha
es de algunos ingenios, respondio? Pyreno, que
de dos, o tres conceptos de otras tantas locucio-
nes , o siquiera epithetos para algu? n nombre, que
Ka se
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? 76 Pastores de Bhlfn.
se les ofrece , eligen siempre lo menos bueno:
de donde nace, que sus obras salgan imperfec-
tas y defectuosas. <? Mas para que? nosotros rusti-
cos pastores destos campos nos entramos en ma-
terias tan distintas de nuestra profession ? La cul-
pa , dixo Nemoroso, ha tenido Aminadab, que
con ser e? l tan estudioso en todo, nos hace a no-
sotros salir de nuestro passo , creyendo que le
havemos de satisfacer , estando tan lejos de en-
tenderle. Diga Joran sus versos , que ellos satis-
fara? n mejor a esta objeccion con el buen juicio^
que en elegir los mas a proposito havra? tenido.
Joran entonces arrepentido de la promessa, co-
menzo? de esta suerte:
? Quie? n eres , ciego rapaz,
monstro famoso en la tierra,
que con habito de guerra
vienes prometiendo paz?
Inconstante y pertinaz
te llaman todos : < Quie? n eres
tu? , que a la muerte prefieres,
por donde aumentas las vidas,
pues lo que quieres , olvidas,
y lo que aborreces, quieres ?
? De que? te sirve traher
la benda para ser ciego,
si dicen que naces luego
que se comunica el ver?
< Y para que? pueden ser
las alas que al ayre entregas,
6I? en el instante que ciegas,
ape-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro primero.
apenas sabes huir?
que al fuego , en que has de morir
como mariposa llegas.
De flechas vienes cargado:
? quie? n te da tantas que tires?
o porque, mientras no mires,
has de tirar confiado: ?
pero estara? s disculpado
de que nunca el arco acierte,
si ciego llegan a verte ,
puesto que mayor seria ,
que por ir de prisa un dia,
las trocaste con la muerte.
^ A do? nde desnudo vas,
pues tanto el hielo te ofende:
o es porque de ti se entiende,
que hasta los vestidos das?
Advierte, que no podra? s
hallar un Jacob segundo,
ni un Platonico profundo,
que en alma sola te encierra,
porque no esta? ya la tierra
como al principio del mundo.
Ya que te hicieron los cielos
tan apacible dolor,
dime, A. mor , si eres amor,
< a do? nde escondes los zelos ?
si de tu fuego son hielos,
a calentura responde,
que el frio en el cuerpo esconde,
y luego que passa un dia, t ;
vuelve con mayor porfi? a,
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Pastores de Belbn.
y no &e sabe de donde.
Dicen que ropo contigo
el divino amor, que estaba
cansado de que tu aljaba
fut. sse del mundo castigo >
y como a vil enemigo
arco y flechas te quito,
y con la cuerda te ato
del suyo, si se te acuerda,
porque sclo aquella cuerda
tu loca furia templo.
Dichoso quien se retira
de essa tu ciega passion,
y a la soberana union
de mas alto amor aspira,
y por exemplares mira
los espiritus alados
en pura llama abrasados
de aquel amor inexhausto,
donde sirven de holocausto
corazones humillados.
Alli es cierta la esperanza,
y eterna la possession:
alli las firmezas son,
que no consienten mudanza:
alli ningun fin alcanza,
alli esta? del alma el fin,
que estremece al Seraphin:
dichoso el que sabe amar
a donde puede gozar
del mayor amor sin fio.
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? Libro vrimbao. 79
Arrepentidos estareis, prosiguio Joran , en el si-
lencio de los pastores, de haverme pedido los
versos , ya por ser ellos tan humildes, ya por
haverlos cantado con tan peca gracia. Entram-
bas cosas has conseguido felicemente, dixo Ami-
nadab, y assi te han dado estos pastores las gra-
cias con el silencio. Yo he tenido a buena dicha
haver venido a estos campos de Belen, y en oca-
sion como la presente, pues los hallo fertilissi-
mos de pastores tan discretos , estudiosos de la
ley , y todos musicos. Ya sabes , dixo Pyreno,
quan natural es a los Hebreos la musica, entre
todas las naciones del mundo ; pues aun los Ba-
bylonios, quando los llevaban cautivos, les pediart
que cantas sen , que es indicio de la fama , que
per las naciones estangeras tenian sus voces. En
passando el mar Bermejo, donde quedo? sumergi-
do el Rey de Egypto, que presumio? hacer sus
carros naves, canto? Maria, ayudandola todo el pue-
blo, dulces hymnos , y las doncellas de Jerusalen
al pastor David, quando trahia por los cabellos
sangrientos la robusta cabeza de aquel Gigante,
sin otros muchos exemplos, que por prolixidad
escuso. El mayor de todos, dixo Aminadab, es
haver ordenado David , que huviesse quatro mil
cantores, para decir las divinas alabanzas en el
taberna? culo de nuestro Dios , en tanto que se li-
baban los sacrificios , de quien eran maestros
Asaph , Heman y Eth. n , eligiendo de los mas
diestros docientos y ochenta y ocho cantores, pa-
ra ensen? ar a los ministros del templo. Volvereis,
dixo Dositea, a divertir nuestro proposito , si le
to-
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? 8o Pastores de Belen.
tomais ahora de la musica , alma del mundo, go-
bierno y harmonia de los cielos. Dejad a Pyre-
no comenzar su historia , que si en algunas oca-
siones no os huvierades detenido , ya estuviera-
mos en las cabanas. Pyreno entonces por agra-
darla , despues de un breve prologo, empezo?
de esta manera.
Yace la noble ciudad de Babylonia sobre las
orillas del Euphrates , que del alto Niphates,
monte de Armenia , grande, profundo y arreba-
tado nace , y despues juntado al velocissimo Ti-
gris, divide la Mesopotamia, de quien Nemrot,
y no Semiramis, fue su primer fundador, y cuyos
muros celebraban las historias por uno de los
milagros del mundo. En la qual, reynando Astya-
ges, vivia un varon noble , cuyo nombre era
Joachin , casado con una hermosissima sen? ora
llamada Susana , con cuya belleza, si bien era
u? nica, competia la perfeccion de sus heroyeas vir-
tudes. Su padre Helcias, como era justo y san-
to , crio? a su hija en el temor de Dios, en los
preceptos de su ley , y en la reverencia de su
divino culto, no como algunos, que anticipan
con los regalos , con las galas , con las visitas y
con las licencias, los pensamientos libres a los po-
cos an? os. Era Joachin hombre muy generoso y rico,
y tenia vecino a su palacio un huerto de varios
arboles, donde los mas eran manzanos , planta
que ya trahe consigo desgracias a las mugeres: a
este concurrian , para entretenerse, los mas honrados
de aquel pueblo, porque Joachin era el mas prin-
cipal de todos. Constituyeron en la dignidad de
Jue-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro primero. 8t
Jueces aquel an? o dos hombres viejos, por quien
Dios havia dicho : salio? la Iniquidad de Babylonia
de los Jueces y ancianos, a quien tocaba el gobier-1.
no del pueblo, y el exemplo de las costumbres.
Frequentaban estos la casa de Joachin, y a ellos
acudian con sus pleytos los que deseaban tener jus-
ticia. Luego pues que la gente se volvia , y el sol
en la mitad de su curso les obligaba, entraba la
hermosa Susana a entretenerse en el jardin y huert.
to de su querido esposo, donde todos los dias era
vista de aquellos ancianos Jueces que haveis oido,
los quales no templando con la razon el apetito,
lo que ya la naturaleza havia hecho con los an? os,
pusieron en su belleza los codiciosos ojos, quitan-
dolos del cielo y de la noble dignidad del Magis-
trado y oficio grave que tenian, y pervertido el seso
comenzaron a desear desenfrenadamente su hermo-
sura , sin atreverse a comunicar el uno al otro su
pensamiento, por la fealdad del delito^ Un dia pues
que el mismo havian tenido entrambos, dixo el ma-
yor en an? os, aunque igual en costumbres , que ya
era hora de ir a comer , y que dejassen los estrados
de su juicio y la casa de Joachin, donde como
Principe de todos le tenian : con las quales palabras
salieron juntos, y despedidos, quando ya les pare-
cio? , que ninguno podia ser visto del otro, volvieion
al palacio de la hermosa y casta Susana , donde se
havian quedado , aunque se havian partido , y pre-
guntandose el uno al otro, la cama de tan impen-
sada venida , se declararon el pensamiento, hasta
entonces por la verguenza de la cara defendido a
la lengua: y haciendo un mismo deseo complices
Tom. XVI. L en
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? 82 Pastores de Belen.
en el delito, los que lo debieran ser en el conse-
jo, concertaron el tiempo en que tuviesse efecto,
dando ya por possible a las fuerzas de dos hom-
bres, lo que al uno solo causaba desconfianza.
Sucedio? pues,que como esperassen el di? a, en que
pudiessen hallarla sola, el que mayor calor aquel
verano hizo , entro Susana al jardin con sus cria-
das , para ban? arse a solas: ellos que entre los ar-
boles estaban ocultos, codiciaban que lo estuvies-
se, para poner en ejecucion su intento, y hacien-
do celosias las ramas, la contemplaban cerca.
Mando Susana, inocente de los aspides que entre
la hierba estaban, que le traxessen algunos oloro-
sos unguentos y le cerrassen la puerta. Hicieron-
lo ansi, y . dejandola sola y desnuda , entro? en
la fuente, donde acabo? de quitarse del vestido
lo que por honestidad de sus propias mugeres.
havia dejado. Los Jueces entonces, que de su
oculta belleza lo havian sido mejor que de su cau-
sa , saliendo de los arboles la asieron de los bra-
zos , y con amorosas palabras la provocaron a su
amor lascivo. Rinde , le dixo el mas atrevido,
hermosa Susana, essa rara belleza tuya a nuestros
deseos (ya despues de sus quejas y sobresaltos)
porque de no ponerlos en la execucion que pide
nuestra enamorada imaginacion, havemos de de-
cir a voces, que el echar las criadas y el cerrar
la puerta fue para ofender a tu marido noble
con un galan mancebo, que del temor del cas-
tigo huyo? por essas paredes en siendo visto de
los dos, que tratando los negocios del pueblo,
passeabamos estos quadros: pues mira, si siendo
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? Libro primero. * 83
Jueces, seremos creidos. Gimio? Susana entonces,
y lo que dixo, n? o puso mal Claridano en estos
versos:
Siendo de amor Susana requerida,
estandose lavando en una fuente,
de dos Jueces, que lascivamente
vieron desnuda y de virtud vestida.
Dixo llorando: ? Hai sola y combatida
por todas partes del dolor presente!
pues morira? mi honor, si lo consiente,
y si lo niega, perdere? la vida.
? Hai muerte victoriosa, no me assombres,
pues la vida del alma, que pretendo,
muriendo gozara? mas altos nombres l
Porque sera? mejor , si me defiendo,
caer sin culpa en manos de los hombres,
que con pecar en las del Dios que ofendo*
Dio voces la castissima Susana entonces, y vien-
do los atrevidos viejos, que ya no havia que acu-
dir a sus infames deseos , sino a su honra , comen-
zaron a darlas de la misma suerte, publicando a tres
voces , ella su inocencia , y ellos su malicia. Apresu-
ro? se un criado , y abrio? la puerta , y como los dema? s
oyessen las voces en el jardin, a. udieron turbados a
saber la causa. Vuestra sen? ora, dixeron ellos, si ya
no os afrentad de este nombre , con un adultero
mozo, que por aquellos jazmines trepo? ligero, y
no pudo nuestra edad decrepita oponerse a su ju-
ventud robusta, aunque los dos lo intentamos, hon-
ra a Joachin vuestro generoso duen? o , con tales
L 2 obras.
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm.
