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Desarrollados
en: Esferas I, Burbujas, Siruela, Madrid 2003.
Sloterdijk - Esferas - v3
Pero también el concepto de realización hace pensar en su contrario.
Es verdad, ciertamente, que tras la cesura técnica hay innume rables vidas humanas que se realizan en los invernaderos del bienestar, co mo usted dice, aun cuando ahí queda mucho más hueco y fragmentario de lo que dicen los anuarios estadísticos.
Pero dejemos que valga el su puesto de que las sociedades ricas de Occidente y las capas altas del resto de las naciones que se están modernizando se distingan, efectivamente, por ahora y para el futuro, como los lugares más plausibles de la buena vi da; tanto más salta a la vista, entonces, que fuera del gran invernadero do minan a menudo condiciones que sólo pueden describirse como total ne gación del potencial humano.
No se puede excluir que esto quizá ya fuera siempre así y que el archipiélago homo sapiens tuviera desde siempre sus zo nas malditas.
Sólo que las condiciones de la llamatividad de la miseria han cambiado.
Tenemos la espina de la información en la carne.
Por lo que sa bemos hoy, tres tercios de la humanidad están excluidos por ahora de las oportunidades del clima del bienestar.
A la vista de la brevedad de la vida, «por ahora» significa para siempre.
Las implicaciones morales de esta constatación no se aprecian fácil mente. También ellas representan una especie de oxímoron, pero uno en el que lo amargo prepondera fuertemente. Si la humanidad fuera un suje to de rango superior, en expresión de los idealistas, podría afirmarse de ella que es en su totalidad una humanidad lograda-fracasada. Pero esto sería demasiado edificante. La forma oximórica fracasa aquí porque mien tras no se desarrolle una cultura universal del equilibrio la humanidad no encarna actor alguno al que algo le pudiera salir bien en parte y en parte mal. Lo monstruoso es la escisión misma: aquí algo sale bien casi del todo y allí algo fracasa casi del todo. El éxito y el fracaso se reparten sobre si tuaciones que apenas tienen comunicación unas con otras. Ellas constitu
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yen la diferencia más rigurosa que podemos pensar, quizá incluso más ri gurosa que la de vida y muerte. Algo de esto perciben, ciertamente, esos contemporáneos que han hecho del éxito el último Dios. No hay un pun to medio. ¿Quién aventuraría ahí una síntesis que no fuera una mentira ba rata? Estamos ante una escisión que genera mitades desiguales. Para un tiempo imprevisible las oportunidades de una vida dichosa quedan tan asi métricamente repartidas entre las zonas de riqueza y las zonas de pobreza que la tensión ha de subir hasta lo insoportable. No obstante, la forma oximórica se nos cruza internamente en el camino una vez más, pues quien vive a nuestro lado del limes puede encontrar muy soportable lo insopor table. Los desdichados al otro lado de la pared sienten a menudo como in soportables no sólo sus propias condiciones de vida, sino también la idea de que en otra parte, para ellos inaccesible, sería posible una vida soporta ble. Así como el siglo XIX tuvo su cuestión social, nosotros tenemos la cues tión de la exclusión. Ella es la forma posmoderna de la conciencia infeliz.
Con este cuadro inhumano ante los ojos se reconoce en qué consistió en tiempos de firmes creencias el valor de uso de Dios (por esta vez permí taseme expresarme fríamente como un funcionalista). En el escrito De la miseria de la existencia humana, salido de la pluma de Lotario de Segnis, más tarde Inocencio III, se encuentra una consideración esclarecedora sobre las condiciones metafísicas del equilibrio entre los destinos del ser huma no. El gran señor, se dice ahí, no está en mejor posición para nada que el siervo más pobre, porque, como éste, no sólo está expuesto a los agobios de su situación en este mundo, sino también a los horrores de la eterni dad. Aquí arroja su sombra el argumento escolástico de que diferentes magnitudes finitas son lo mismo en relación con lo infinito. Hay que ad mitir que esa matemática del buen Dios tenía un cierto valor edificante. En tanto que exhortaba a todos a considerarse como una casi-nadería frente a lo inconmensurable, contribuyó lo suyo a impedir el desmorona miento de la humanidad cristiana, al menos en el plano simbólico. Actual mente nos falta un tipo de cálculo superior como ése. Ni siquiera sabemos si Dios, que fue una emergencia del primer corte histórico, sobrevivirá al segundo.
El macrohistoriador. Señores míos, parece que el autor, por motivos que nos resultan desconocidos en este momento, no puede llevar a cabo su propósito de participar en nuestro diálogo. Por eso creo que deberíamos ir acabando sin él. A riesgo de repetirme, quiero constatar, por mi parte,
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que leo el libro como ético empírico e investigador del comportamiento simbólico: es decir, precisamente como historiador. Desde esta condición veo que aquí se ha hecho el intento de narrar la historia del ser humano como historia espacial, más exactamente, como una historia de la creación y organización de espacio. Esto manifiesta la convicción de que los gestos del dar-espacio y tomar-espacio sean los primeros actos éticos. Durante el estudio del libro he desarrollado la sospecha de que el autor ha querido escribir, propiamente, una historia universal de la generosidad y la ha pre sentado bajo la máscara de una fenomenología de las ampliaciones de es pacio. A veces me parecía como si leyese una larga paráfrasis sobre el im perativo categórico según Marcel Mauss que cito con tanto gusto como uno de los padrinos más remotos de nuestra especialidad: hemos de salir de nosotros y realizamos en regalos, tanto en voluntarios como en obliga torios, pues en ello no hay riesgo alguno.
El crítico literaria El mismo autor ha distinguido también, casi en la tra dición clásica, entre felicidad y riqueza, al subrayar que si es verdad que los pueblos, las clases, las familias, los individuos, se pueden enriquecer cada uno para sí mismo, sólo consiguen ser felices, sin embargo, cuando apren den a agruparse en torno a su riqueza común. Como buen francés y so cialista lírico, Mauss cita después el mito de los Caballeros de la Mesa Re donda y lo recomienda encarecidamente a los modernos como si fuera tan actual como en los tiempos de Chrétien de Troyes. Ojalá la humanidad se vuelva una comuna artúrica, que lleve el arte del reparto a la altura del tiempo. Presumiblemente el autor del proyecto-Esferas no tiene tanto tem ple caballeresco, incluso podría ser de la opinión de que no basta con me sas redondas.
Pero, al menos, la redondez de la mesa del rey Arturo significó un co mienzo, puesto que indica cómo pueden coexistir el derecho de cada in dividuo a su propia aventura y el honor compartido. Lo esférico se añadi rá con suficiente antelación, y con ello todo lo demás que pertenece a estos fragmentos de un lenguaje de la participación.
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Notas
IMartin Heidegger, Einführung in die Metaphysik, curso de 1935, Tubinga 1953, Frankfurt 1983, pág. 138.
2No todos admiten esto. Un autor contemporáneo reconoce: «Un chamán mongol me dijo que una piedra desenterrada del suelo no encuentra paz durante años por ello. Lo con sidero probable». Martin Mosebach, «Eterna edad de piedra», en: Kursbuch 149, Berlín, sep tiembre 2002, pág. 13.
sCfr. Dietrich Mahnke, Unendliche Spháre und Allmittelpunk, Halle 1937; Georges Poulet, MetamorpkosendesKreisesinderDirhtung,Frankfurt/Berlín/Viena 1985, págs. 11-124.
4Jean Paul, «Los pensamientos nocturnos del comadrón Walther Vierneissel sobre sus perdidos ideales de feto, porque no se había convertido más que en un ser humano», en: Mu- seum(1814), sección II, segundo volumen, Darmstadt 2000, págs. 1005 y 1010.
5EsferasII, Globos, Siruela, Madrid 2004, págs. 695-871; este texto ha aparecido mientras tan to como publicación independiente en traducción italiana con el título L ultimasfera. Brevesto- riafilosóficadellaglobalizzazione, Roma 2002; versión alemana muy ampliada, con el título Im Wel- tinnenraum desKapitals, Frankfurt 2005 [que próximamente publicará Siruela en castellano].
6Albert Speer, Erinnerungen, Berlín 1969, pág. 175. [Memorias, Círculo de Lectores, Barce lona 2002. ]
7Emmanuel Joseph Sieyés, «¿Qué es el tercer estado? », en: Politische Schriften 1788-1790, Múnich/Oldenburg 1981, págs. 188-189.
8Denis Diderot, artículo de la Enciclopedia editada por Diderot y D ’Alembert, Frankfurt 1985, selección de Manfred Naumann, entrada «Enzyklopádie», pág. 359.
9Marshall McLuhan, Wohin steuert die Welt? , Toronto/Viena 1978, pág. 81. En el mismo contexto habla McLuhan de la confusión del centralismo católico por el «espacio oscilante de la Iglesia oral»; ibidem, pág. 79.
10«Deu$ est sphaera cuius centrum est ubique, circumferentia nusquam» [«Dios es una esfera, cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna»]. La frase se con- textualizaycomenta en Esferasii,Globos,capítulo 5: «Deussivesphaerao: El Uno-Todo que es talla», págs. 404-416, especialmente págs. 412-ss.
IIMarshall McLuhan, «Órgano sexual de las máquinas», entrevista en Playboycon Eric Norden (marzo 1969), citado en: AbsoluteMarshallMcLuhan, Martin Baltes y Rainer Hóltschl, Friburgo 2002, pág. 37.
12Bruno Latour, DasParlament derDinge. FüreinepolitischeÓkologie, Frankfurt 2001.
nCfr. Roberto Esposito, Immunitas. Protezioneenegazionedellavita, Turín 2002, y Communi- tas. Origineedestinodellacommunitá, Turín 1999; Philippe Caspar, Vindividuation desetres. Ans ióte, LeibnizetVimmunologiecontemporaine, París/Namur 1985.
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14Cfr. Homi K. Bhabha, Die VerortungderKultur, Tubinga 2000; Volker Demuth, Topische Asthetik. KórperweltenKunstweltenCyberspaee,Würzburg 2002; Hermann Schmitz, AdolfHitlerin derGeschichte, Bonn 1999.
l5Cfr. Bruno Latour, «Gabriel Tarde y el final de lo social», en: SozialeWelt52 (2001), págs. 361-375.
16Bruno Latour, DasParlamení derDirige, o. c.
l7Heinrich Heine, BuchderLieder, LyrischesIntermezzoxun, «Los viejos cuentos advierten», línea final.
18Cfr. Die Vorsokratiker, griego-alemán, Jaap Mansfeld, Stuttgart 1987, págs. 244-245, fr. 3.
19De modo totalmente convencional aún, Wittgenstein dijo de la critica del lenguaje: «Lo que destruimos son sólo castillos en el aire»; cfr. Ludwig Wittgenstein, Philosophische Untersu- chungen, Frankfurt 1967, pág. 68. En el mismo espíritu, y sin miedo ante cuadros torcidos, Ri chard Saúl Wurman habla (en: Information Architects, Nueva York 1997) de una «gigantesca pleamar de datos», que, como anincoherentcacophonyoffoam,rompe sobre los seres humanos de la era de la información.
20G. W. F. Hegel, VoriesungenzurPhilosophiederReligión, Werkein20Bandea,Frankfurt 1970, volumen 17, pág. 320.
21Aristóteles, Problemata physica, xxx, i, Darmstadt 1962, pág. 252.
2Ibidem.
23Aquí seguimos la teoría de lo decorumque Heiner Mühlmann ha desarrollado en su
libro fundamental Die Natur der Kulturen. Eine kulturgenetische Theorie, Viena/Nueva York 1996, págs. 50-97. Para más detalles al respecto véase infra, «El ergotopo - Comunidades de esfuerzo e imperios beligerantes», capítulo 1, C, apartado 6, págs. 316-327. Para una versión corta del planteamiento de Brock/Mühlmann cfr. Heiner Mühlmann, «La ecología de las culturas», en: Bazon Brock/Gerlinde Koschik (eds. ), Krieg und Kunst, Munich 2002, págs. 39-54.
24Sobre todo en la obra del fundador de la neo-fenomenología Hermann Schmitz. Cfr. , entre otros, Hermann Schmitz, LeibundGefühl. MaterialienzueitierphilosophischenTherapeutik, Paderborn 1992, págs. 135-s.
Cfr. Bart Kosko, Die Zukunfl istfuzzy. UnscharfeÍMgik verándert die Welt, Munich 2001. 26Cfr. Gilíes Deleuze/Félix Guattari, Milplateaux. Capitalismeetschizophrénie2, París 1980, capítulo 14: «1440 - le lisse et le strié», págs. 592-625. [Aft7 Mesetas, Pre-Textos, Valencia 1988,
capítulo 14: « 1440- Lo liso y lo estriado». ]
27Cfr. Emst Bloch, Spuren, Berlín 1930, nueva edición ampliada Frankfurt 1969.
28Cfr. Günther Gamm, Nicht nichts. Studien zu einer Semantik des Unbestimmten, Frankfurt
2000, y Flucht aus der Kategorie. Die Positivierung des Unbestimmten ais Ausgang aus der Mademe, Frankfurt 1994.
29Cfr. Vladimirjamkélévitch, LeJe-ne-sais-quoietlePresque-rien,París 1957, nueva edición en tres tomos, París 1980.
“ Cfr. Yve-Alain Bois/Rosalind Kraus, Lmforme. Mode d'emploi, París 1996.
MPara la fuente de la expresión, que Hansjürgen Heinrichs acuñó adhocen una con versación, cfr. Hansjürgen Heinrichs/Peter Sloterdijk, DieSonneundderTod. DialogischeUn- tersuchungen,Frankfurt 2001, pág. 247. [Elsolylamuerte,Siruela, Madrid 2004. ]
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32Véase infra, capítulo 1, «Insulamientos. Para una teoría de las cápsulas, islas e invernade ros»,apartadoA, «Islasabsolutas»,págs. 244-260.
33Hesíodo, Theogonie. WerkeundTage,griegoyalemán,ediciónytraduccióndeAdalbert von Schimding, Darmstadt 1991, págs. 20-21, versos 188-202. El poema didáctico habla en los versos precedentes de cómo la madre primordial Tierra, Gea, intentó convencer a sus hijos de vengarse de su cónyuge, un déspota y maltratador de niños, una tarea a cuyo desempeño sólo se prestó, finalmente, entre todos los vástagos titubeantes, el más joven de los titanes, Cronos; la perpetró con el «acero brillante», fabricado por Gea y foijado como una enorme hoz de agudos dientes, castrando con él al padre cuando se tendió en la oscuridad sobre la diosa (o. c. , versos 154-182).
34Ibidem, versos 197-198.
35En la mitología india aparece un motivo análogo en torno al dios danzante Shiva Na- taraja; de los bucles extáticamente sacudidos del dios surgen las aguas, chispeantes en espu ma, del río divino; donde caía una gota de espuma surgía un centro de peregrinación; cfr. Helmut Maassen, «El dios danzante», en: Rolf Elberfeld/Günter Wolfart, Komparative Asthe- tik. Künste und ásthetische Erfahrungen zwischen Asien und Europa,, Colonia 2000, pág. 113.
36Heinrich Zimmer ofrece una interpretación y reproducción libre de las diversas tradi ciones en su libro Maya. Der indische Mythos, Frankfurt 1978 (primero Stuttgarty Berlín 1936), bajo el título «El batido del mar de leche», págs. 127-147.
37TheMahabharata. Traducción de Pratap Chandra Roy, Nueva Delhi 1970, volumen i, sec ción 18, págs. 59-60. El nombre del veneno significa probablemente cumbre (huta)de la muer te (hala); según la interpretación de Heinrich Zimmer, significa «la quintaesencia del veneno mortal del mundo»; fue bebido por el dios Shiva y conservado en la garganta, por lo que tam bién lleva el apodo de Nilakantha, Garganta-azul.
38LeRamayanadeValmiki. Edición a cargo de Madelaine Biardeau, París 1999, págs. 87-88.
39No sin razón la edición francesa del Ramayana traduce la expresión sánscrita «batida» (manthá) por «baratage», hacer mantequilla. Cfr. también Amritabindu Upanishad 20: «Co mo la mantequilla está oculta en la leche, así descansa la conciencia pura (vijnanam) en cada ser, sirviendo el entendimiento de batidor».
^Charles Vernon Boys, Soap Bubbles. Their Colours and Forres Which Mould Them (1890), Nueva York 1959.
41Cfr. Sidney Perkowitz, Universal Foam. From Cappucino to the Cosmos, Nueva York 2000; pa ra la ramificación de burbujas cósmicas véase la figura de: EsferasII, Globos, pág. 124.
42Lynn Margulis, Die andereEvolution, capítulo 5: «Nacida de la espuma», págs. 89-108, Hei- delberg/Berlín 1999, págs. 92-93.
43 Para la hipótesis de la espuma/emulsión de la zoogénesis cfr. Harold Morowitz, Ma- yonnaise and the Origine of Life: Thoughts of Minds and Molecules, Woodbridge, Conn. 1985. So
bre el papel, recientemente entendido, de burbujas de aire en el intercambio gaseoso entre
los océanos y la atmósfera terrestre cfr. el informe de los investigadores marinos Grant Deane y Dale Stokes en la revista Nature 418, 2002, págs. 839-ss. Las aplicaciones técnicas del principio espuma son sorprendentemente numerosas: a sus manifestaciones más populares pertenecen productos de tahona como el pan y los pasteles, de los que pocas veces se tiene
claro que constituyen espumas semiconsistentes, basadas en una inflación de celdillas de
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aire en la masa, producida por el calor. El gesto de remover la masa es la huella de la aphrogenia más cotidiana. La modernización de los materiales de construcción ha produ cido una plétora de espumas artificiales, que va desde los conocidos materiales espumosos PVC artificiales hasta las espumas de metal y otras espumas consistentes de vidrio, piedra, cerámica y cosas semejantes. Por la introducción de los aerogeles se ha producido una in novación elegante en el campo de las tecnologías de espumas. Por lo que respecta a la ar quitectura moderna, se inspira de múltiples maneras en la potencia conformadora de espa cio de las estructuras espumosas. Éstas, junto con el geometrismo y el organomorfismo de la Modernidad, constituyen, por decirlo así, un tercero: el camino mimético-natural de la ar quitectura moderna.
4 Desarrollados en: Esferas I, Burbujas, Siruela, Madrid 2003.
45Del tema de las pluralidades celulares nos volvemos a ocupar más abajo, en el capítulo 2, «Indoors. Arquitecturasdelaespuma», apartado B, «Construccióncelular,egosferas,autocontai- ner», págs. 432-ss.
Cfr. Georg Simmel, «Lasociedad de ados» (1908), en: AufsátzeundAbhandlungen1901- 1908, volumen II, Frankfúrt 1993, págs. 348-ss.
47Para el tema del fogón como paso del espacio quasi surreal de la diada conyugal al espacio físico, social y cultual de la vida hogareña, cfr. Esferas II, Globos, capítulo 2, «Re cuerdos-receptáculo. Sobre elfundamento de la solidaridad en laforma inclusiva», págs. 173-218, 204-ss.
48Sobre el espacio radiocrático o imperial, cfr. EsferasII, Globos,capítulo 7, «Cómo a través del medio puro el centro de las esferas actúa en la lejanía. Paraunametafísicadelatelecomu nicación», págs. 581-ss.
49Cfr. Slavoj %iSzek, «Bienvenidos al desierto de lo real», en: Die Revolution steht bevor. Dreizehn Versuche über Lenin, Frankfúrt 2002, pág. 147; como un eco de ello pueden leerse las reflexiones de EricaJongs sobre el primer aniversario del 11 de septiembre de 2001, que gi ran en tomo a la tesis de que Estados Unidos nunca ha sido inmune de verdad y que sólo era
jactancia el creérselo. En un sentido crítico semejante ha definido Vilém Flusser el concepto de patria como domicilios circundados de misterio. Cfr. Vilém Flusser, Von derFreiheit des Mi- granten. Einsprüche gegen den Nationalismus, Bensheim 1994, págs. 15-30.
50Peter Fuchs, Das seltsame Problem der Weltgesellschaft: Eine Neubrandenburger Vorlesung, Opladen 1997.
51Cfr. para esto infra el capítulo «Tránsito. Ni contrato, ni organismo. Aproximación a las multiplicidades-espacio, que, lamentablemente, se Uaman sociedades», págs. 202-ss.
52Para esa expresión cfr. Gabriel Tarde, Die GesetzederNachahmung (1890), Frankfúrt 2003, págs. 25-60; cfr. ahí también las expresiones «radiación imitativa», rayonnement imitatif, e «imi tación contagiosa», contagión imitative, pág. 67.
5SVolker Grassmuck, « “Solo, pero no solitario” - La generación-otaku. Sobre algunas ten dencias nuevas en la cultura popular ymediáticajaponesa», en: Norbert Bolz/Friedrich Kit- tler/Christoph Tholen, ComputeraisMédium, Munich 1994, pág. 283.
54Que puede representarse, como haremos más tarde, como auto-emparejamiento, cfr. capítulo 2, «Indoors. Arquitecturasdelaespuma», apartado B, «Construccióncelular,egosferas,au- tocontainer», págs. 443-459.
670
wJ a k o b v o n U e x k ü l l , K o m p o s i t i o n s l e h r e d e r N a t u r , F r a n k f u r t / B e r l í n / V i e n a 1 9 8 0 , p á g . 3 5 5 .
"’Johann Gottfried Herder, Audi eine Philosophie der Geschichte zur Bildung der Menschheit, Frankfurt 1967, pág. 44.
r’7Pierre Lévy, Die kollektive Intelligenz. Eine Anthropologie des Cyberspace, Mannheim 1997, pág. 172.
* Citado según: Maurice Besset, Le Corbusier, Ginebra 1987, pág. 98.
wCfr. Martin Heidegger, Sein und Zeit (1927), Tubinga 1967, §§ 29 y 30. [El sery el tiempo, Fondo de Cultura Económica, Madrid 1989. ]
60Cfr. Hermann Schmitz, AdolfHitlerinderGeschichte, o. c. , págs. 21-31; 377-404.
filSobre la necesidad de domesticidad integral del ser humano cfr. Hugh Miller, Progress and Decline. The Group in Evolution, Oxford 1964, págs. 173-213. Tilman Allert, Die Familie. Falls- tudien zur Unverwüstlichkeit einer Lebensform, Berlín/Nueva York 1998.
62Cfr. EsferasII, Globos, págs. 715-725, asi como Peter Sloterdijk/Hans-Jürgen Heinrichs, Die SonneundderTod. DialogischeUntersuchungen,o. c. ,págs. 190-ss.
B,Johann Wolfgang Goethe, Maximen und Reflexionen, n. ° 501.
Cfr. Robert B. Brandon, Making It Explicit. Reasoning, Represenling and Discoursive Com-
mitment, Boston 1994; alemán bajo el título desacertado de Expressive Vemunft, Frankfurt 2000. “’Uno de los pocos autores que tuvieron en cuenta esta situación fue Karl Rahner SJ, quien explicaba en su artículo «El experimento ser humano. Perspectiva teológica de la au- tomanipulación del ser humano»: «Tiene que querer ser el ser humano operable, aunque
aún queden oscuras a lo lejos la dimensión y el modo correcto de esa automanipulación». En: DieFragenachdemMenschen. AufrisseinerphilosophischenAnthropologie, escrito en homena
je a Max Müller con ocasión de su sesenta cumpleaños, Friburgo/Múnich 1966, pág. 53.
**Cfr. al respecto la « Consideración intermedia: Compulsión luminosa e irrupción en el mundo articulado», en especial las referencias a la concepción de la articulación en Bruno Latour, págs. 169-ss.
"7Eric Alliez, en su libro DeTimpossibilitédelaphénoménologie. Surlaphilosophiefranqaisecon- temporaine, París 1995, lanza una mirada retrospectiva serena a la constelación fenomenológi- ca y a su disolución.
'"Véanse págs. 485-497.
mMonadología, 61: «Mais une Ame ne peut lire en elle-méme que ce qui y est représenté distinctement, car elle ne sauroit developper tout d ’un coup tous ses replis, car ils vont á l’in- fmi». Si el plegamiento de lo sabido implícita u oscuramente por el alma llega hasta el infi nito, no hay perspectiva alguna de llegar a un saber completamente explícito; éste está re servado a Dios, al intelecto humano le pertenece un progreso de conciencia de explicitud creciente, pero siempre insuficiente.
70Se pueden remontar los orígenes de la defensa moderna del primado de la percepción al menos hasta la crítica de Goethe de la cosmovisión científico-natural; cfr. Albrecht Schó- ne, Goethes Farbentheologie, Múnich 1987; Ursula Schuh, «Die Sinne trügen nicht»: Goethes Kritik der Wahmehmnung ais Antwort auf virtueüe Welten, Stuttgart/Berlín 2000.
71El concepto «Ge-stell» (engranaje, armazón, estructura de emplazamiento) de Heideg ger recoge algo de la anormalidad de los estados de cosas forzados a aparecer, que no apa recen por sí mismos. Manifiesta un sentido para lo monstruoso en lo recién-desocultado, por
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consiguiente para la violación de lo oculto, que tiene que darse a conocer por la investiga ción y que, en cuanto cae en la coacción de la visibilidad, o sea, en la publicidad, significa al go completamente diferente que la presencia de una «cosa» natural en el entorno próximo o que el estar abierto de un paisaje habitual a miradas panorámicas amplias.
TMScaleup:Transferencia de modelos en la técnica de procedimientos, Weinheim 2000. 75Cfr. Peter Galison, ImageandLogic. AMaterialCultureofMicrophysics,Chicago 1997.
74La forma hasta ahora más fuerte de una teoría rotada, en ese sentido, la ofrece, a nues
tro entender, Heiner Mühlmann, DieNaturderKulturen. Entwurfeinerkulturgenetischen Theorie, Viena/Nueva York 1996.
75Hermann Broch, Frankfurt 1976, pág. 103.
76Al mencionar estos datos seguimos el relato de Dieter Martinetz, DerGas-Krieg1914-1918. Entwicklung, Einsatz und Hersteüung chemischer Kampfstoffe. Das Zusammenwirken von militárischer Führung, Wissenschaft undIndustrie, Bonn 1996; variantes de poca importancia en indicaciones del lugar así como en datos temporales y cuantitativos se encuentran en la monografía de Oli- vier Lepick, La grandeguerre chimique: 1914-1918, París 1998.
^JeanJules Henry Mordacq, Le árame de lYser, París 1933, citado por Rudolf Hanslian (ed. ), DerchemischeKrieg, tercera edición, Berlín 1935, págs. 123-ss.
TMCfr. Martinetz, o. c. , págs. 23-ss.
^Fritz Haber (1868-1934) fue también durante la guerra director de una ponencia dedi cada a «Asuntos de la lucha con gas» en el Ministerio de la Guerra. Por serjudío tuvo que abandonar Alemania en 1933, después de que todavía en el verano del mismo año parece que asesorara a la Dirección militar del Reich sobre la reintroducción de un arma de gas. Tras una estancia en Inglaterra, murió el 29 de enero de 1934 en Basilea cuando se encontraba de camino a Palestina. Algunos de sus allegados murieron en Auschwitz. En la ciencia militar se ha mantenido el recuerdo del llamado producto de letalidad haberiano, que resulta multi plicando la concentración tóxica por el tiempo de exposición (producto c x t). La concesión del Premio Nobel de Química en el año 1918 a Haber por su descubrimiento de la síntesis del amoníaco levantó fuertes protestas en Inglaterra y Francia, donde su nombre se asociaba, an te todo, a la organización de la guerra química.
80Citado por Martinetz, o. c. , pág. 24.
HICfr. infra, págs. 514-ss.
82«You take my life / When you do take the means whereby I live». El mercaderdeVenecia,
acto IV, escena 1.
8SCfr. Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Phánomenobgie des Geistes, Frankfurt 1970, págs.
431-ss. [Fenomenologíadelespíritu,FCE, Madrid 1981. ] Según Hegel, en el terror se realiza la «ri gidez discreta, absoluta, dura y la puntualidad obstinada de la autoconciencia real. . . Por eso, la única obra y actuación de la libertad universal es la muerte, y ciertamente una muerte que no tiene consumación ni alcance interior alguno; puesto que lo que se niega es el punto in consumado del sí-mismo absolutamente libre; es, pues, la muerte más fría, más trivial, sin más sentido que cortar una cabeza de col o beber un trago de agua» {íbid. , pág. 436).
MCfr. al anarquista alemán idealistaJohann Most, que inventó la idea de la carta-bomba; a s í c o m o : A l b e r t C a m u s , Vhomme révolté, P a r í s 1951, q u e a c e n t ú a l a d i f e r e n c i a e n t r e t e r r o r i n dividual y terrorismo estatal. [El hombrerebelde, Alianza Editorial, Madrid 2005. ]
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85Cfr. Joachin Fest, Hitler. Eine Biographie, Munich 2000, pág. 205. [Hitler, Planeta, Barce lona 2005. ]
“ Dado que ambos bandos eran conscientes de atentar contra el derecho de guerra, re nunciaron a formular protesta ante los gobiernos enemigos por la utilización de gases tóxi cos. El falso argumento de Haber, de que en el caso del cloro no se trataba de un gas tóxico sino sólo de un gas irritante, y que, por ello, no le competía la prohibición de la Convención de La Haya, se ha mantenido hasta en la más reciente apologética nacional-alemana.
87Cfr. JórgFriedrich, DasGesetzdesKrieges:dasdeutscheHeerinRussland1941-1945. DerPro- zessgegendasOberkommandoderWehrmacht,Munich 1993.
“ Este efecto fue anticipado por la utilización masiva de proyectiles altamente explosivos: cfr. Niall Ferguson, DerfalscheKrieg. DerErsteWeltkriegunddas20. Jahrhundert, Munich 2001, pág. 290: «La fuerza de las granadas tenía que suplir la falta de exactitud».
“ Explicaremos después cómo, desde nuestro punto de vista, la teoría del delirio de ma sas de Hermann Broch fue la segunda ciencia nueva del siglo; cfr. infra, págs. 145-ss.
“ Sobre la génesis de una nefología (o, por hablar con Thomas Mann, de una teoría de las «movilidades superiores») más despejada a comienzos del siglo xix informa la monografía de Richard Hamblyn DieErfindungderWolken. WieeinunbekannterMeteorologedieSprachedes Himmels erforschte, Frankfurt 2001. Las derivaciones más importantes desde el punto de vista de las ciencias humanas del fenómeno de la propaganda bélica y de su superación en la co municación de masas intoxicante se encuentran en la teoría del delirio de masas o de la psi cosis colectiva de Hermann Broch, véase infra, págs. 145-ss.
91Cfr. Martinetz, o. c. , pág. 93.
‘"Llamado así por Fritz Haber a causa de los científicos responsables, el Dr. Lommel (Ba- yer, Leverkusen) y el profesor Steinkopf (colaborador de Haber en el Instituto Kaiser-Wil- helm para Química física y Electroquímica de Dahlem, durante la guerra: «Instituto Militar Prusiano»). Ese gas de combate fue llamado también mustardgas (gas mostaza) a causa de su olor, o material de los hunos, por su efecto devastador, o bien yperita [o iperita], por su pri mer lugar de utilización [Ypres o Ieper].
“ Sobre la no utilización del arma-gas en la Segunda Guerra Mundial cfr. Günther Ge- llermann, DerKrieg, dernichtstattfand. Móglichkeiten, UberlegungenundEntscheidungenderdeuts- chenOberstenFührungzurVerwendungchemischerKampstoffeimZweitenWeltkrieg,Coblenza 1986.
“ Cfr. Martinetz, o. c. , pág. 70.
“ Para la expresión sombra-estrés cfr. Heiner Mühlmann, DieNaturderKulturen, o. c.
“ N o carece en absoluto de sentido, por el contrario, la toma de medidas de naturaleza
policial y, en caso necesario, militar contra grupos definidos, adscritos a la utilización de la violencia contra instituciones, personas y símbolos.
“ Tampoco del lado alemán fue un estreno absoluto en la guerra de gas el ataque con gas de cloro de Ieper; ya en enero de 1915 se había probado en el frente oriental la granada de gas, llamada T 12, y utilizado en marzo en el frente occidental, cerca de Nieuport.
98El exterminismo representa una simplificación del sadismo descrito clásicamente por Sartre; en él, lo que importa no es ya apropiarse de la libertad del otro, sino liberar el propio medio ambiente de la libertad del otro.
“ Intoxicación, tanto en sentido literal como figurado. El 4 de agosto de 2002, el teledia
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rio de la noche de la ARD mostró una entrevista con una mujerjoven en la playa de Tel Aviv, que, ante el atentado suicida de un palestino en un autobús israelí, preguntaba: «¿Tenemos que dejar de respirar? ».
"H‘Citado según:Jürgen Kalthoff/Martin Wemer, DieHándlerdesZyklonB. Tesch& Stabe- now. EineFirmengeschichtezwischenHamburgundAuschwitz, Hamburgo 1998, pág. 24.
101Ibid. , pág. 25.
102Considerando que un añadido así hubiera sido contraproducente para los fines de la exterminación humana, a los departamentos de higiene de Auschwitz, Oranienburg y otros campos de concentración se les suministró una variante de ciclón B, sin ese componente de advertencia.
,0,Cfr. Kalthoff/Wemer, o. c.
Las implicaciones morales de esta constatación no se aprecian fácil mente. También ellas representan una especie de oxímoron, pero uno en el que lo amargo prepondera fuertemente. Si la humanidad fuera un suje to de rango superior, en expresión de los idealistas, podría afirmarse de ella que es en su totalidad una humanidad lograda-fracasada. Pero esto sería demasiado edificante. La forma oximórica fracasa aquí porque mien tras no se desarrolle una cultura universal del equilibrio la humanidad no encarna actor alguno al que algo le pudiera salir bien en parte y en parte mal. Lo monstruoso es la escisión misma: aquí algo sale bien casi del todo y allí algo fracasa casi del todo. El éxito y el fracaso se reparten sobre si tuaciones que apenas tienen comunicación unas con otras. Ellas constitu
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yen la diferencia más rigurosa que podemos pensar, quizá incluso más ri gurosa que la de vida y muerte. Algo de esto perciben, ciertamente, esos contemporáneos que han hecho del éxito el último Dios. No hay un pun to medio. ¿Quién aventuraría ahí una síntesis que no fuera una mentira ba rata? Estamos ante una escisión que genera mitades desiguales. Para un tiempo imprevisible las oportunidades de una vida dichosa quedan tan asi métricamente repartidas entre las zonas de riqueza y las zonas de pobreza que la tensión ha de subir hasta lo insoportable. No obstante, la forma oximórica se nos cruza internamente en el camino una vez más, pues quien vive a nuestro lado del limes puede encontrar muy soportable lo insopor table. Los desdichados al otro lado de la pared sienten a menudo como in soportables no sólo sus propias condiciones de vida, sino también la idea de que en otra parte, para ellos inaccesible, sería posible una vida soporta ble. Así como el siglo XIX tuvo su cuestión social, nosotros tenemos la cues tión de la exclusión. Ella es la forma posmoderna de la conciencia infeliz.
Con este cuadro inhumano ante los ojos se reconoce en qué consistió en tiempos de firmes creencias el valor de uso de Dios (por esta vez permí taseme expresarme fríamente como un funcionalista). En el escrito De la miseria de la existencia humana, salido de la pluma de Lotario de Segnis, más tarde Inocencio III, se encuentra una consideración esclarecedora sobre las condiciones metafísicas del equilibrio entre los destinos del ser huma no. El gran señor, se dice ahí, no está en mejor posición para nada que el siervo más pobre, porque, como éste, no sólo está expuesto a los agobios de su situación en este mundo, sino también a los horrores de la eterni dad. Aquí arroja su sombra el argumento escolástico de que diferentes magnitudes finitas son lo mismo en relación con lo infinito. Hay que ad mitir que esa matemática del buen Dios tenía un cierto valor edificante. En tanto que exhortaba a todos a considerarse como una casi-nadería frente a lo inconmensurable, contribuyó lo suyo a impedir el desmorona miento de la humanidad cristiana, al menos en el plano simbólico. Actual mente nos falta un tipo de cálculo superior como ése. Ni siquiera sabemos si Dios, que fue una emergencia del primer corte histórico, sobrevivirá al segundo.
El macrohistoriador. Señores míos, parece que el autor, por motivos que nos resultan desconocidos en este momento, no puede llevar a cabo su propósito de participar en nuestro diálogo. Por eso creo que deberíamos ir acabando sin él. A riesgo de repetirme, quiero constatar, por mi parte,
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que leo el libro como ético empírico e investigador del comportamiento simbólico: es decir, precisamente como historiador. Desde esta condición veo que aquí se ha hecho el intento de narrar la historia del ser humano como historia espacial, más exactamente, como una historia de la creación y organización de espacio. Esto manifiesta la convicción de que los gestos del dar-espacio y tomar-espacio sean los primeros actos éticos. Durante el estudio del libro he desarrollado la sospecha de que el autor ha querido escribir, propiamente, una historia universal de la generosidad y la ha pre sentado bajo la máscara de una fenomenología de las ampliaciones de es pacio. A veces me parecía como si leyese una larga paráfrasis sobre el im perativo categórico según Marcel Mauss que cito con tanto gusto como uno de los padrinos más remotos de nuestra especialidad: hemos de salir de nosotros y realizamos en regalos, tanto en voluntarios como en obliga torios, pues en ello no hay riesgo alguno.
El crítico literaria El mismo autor ha distinguido también, casi en la tra dición clásica, entre felicidad y riqueza, al subrayar que si es verdad que los pueblos, las clases, las familias, los individuos, se pueden enriquecer cada uno para sí mismo, sólo consiguen ser felices, sin embargo, cuando apren den a agruparse en torno a su riqueza común. Como buen francés y so cialista lírico, Mauss cita después el mito de los Caballeros de la Mesa Re donda y lo recomienda encarecidamente a los modernos como si fuera tan actual como en los tiempos de Chrétien de Troyes. Ojalá la humanidad se vuelva una comuna artúrica, que lleve el arte del reparto a la altura del tiempo. Presumiblemente el autor del proyecto-Esferas no tiene tanto tem ple caballeresco, incluso podría ser de la opinión de que no basta con me sas redondas.
Pero, al menos, la redondez de la mesa del rey Arturo significó un co mienzo, puesto que indica cómo pueden coexistir el derecho de cada in dividuo a su propia aventura y el honor compartido. Lo esférico se añadi rá con suficiente antelación, y con ello todo lo demás que pertenece a estos fragmentos de un lenguaje de la participación.
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Notas
IMartin Heidegger, Einführung in die Metaphysik, curso de 1935, Tubinga 1953, Frankfurt 1983, pág. 138.
2No todos admiten esto. Un autor contemporáneo reconoce: «Un chamán mongol me dijo que una piedra desenterrada del suelo no encuentra paz durante años por ello. Lo con sidero probable». Martin Mosebach, «Eterna edad de piedra», en: Kursbuch 149, Berlín, sep tiembre 2002, pág. 13.
sCfr. Dietrich Mahnke, Unendliche Spháre und Allmittelpunk, Halle 1937; Georges Poulet, MetamorpkosendesKreisesinderDirhtung,Frankfurt/Berlín/Viena 1985, págs. 11-124.
4Jean Paul, «Los pensamientos nocturnos del comadrón Walther Vierneissel sobre sus perdidos ideales de feto, porque no se había convertido más que en un ser humano», en: Mu- seum(1814), sección II, segundo volumen, Darmstadt 2000, págs. 1005 y 1010.
5EsferasII, Globos, Siruela, Madrid 2004, págs. 695-871; este texto ha aparecido mientras tan to como publicación independiente en traducción italiana con el título L ultimasfera. Brevesto- riafilosóficadellaglobalizzazione, Roma 2002; versión alemana muy ampliada, con el título Im Wel- tinnenraum desKapitals, Frankfurt 2005 [que próximamente publicará Siruela en castellano].
6Albert Speer, Erinnerungen, Berlín 1969, pág. 175. [Memorias, Círculo de Lectores, Barce lona 2002. ]
7Emmanuel Joseph Sieyés, «¿Qué es el tercer estado? », en: Politische Schriften 1788-1790, Múnich/Oldenburg 1981, págs. 188-189.
8Denis Diderot, artículo de la Enciclopedia editada por Diderot y D ’Alembert, Frankfurt 1985, selección de Manfred Naumann, entrada «Enzyklopádie», pág. 359.
9Marshall McLuhan, Wohin steuert die Welt? , Toronto/Viena 1978, pág. 81. En el mismo contexto habla McLuhan de la confusión del centralismo católico por el «espacio oscilante de la Iglesia oral»; ibidem, pág. 79.
10«Deu$ est sphaera cuius centrum est ubique, circumferentia nusquam» [«Dios es una esfera, cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna»]. La frase se con- textualizaycomenta en Esferasii,Globos,capítulo 5: «Deussivesphaerao: El Uno-Todo que es talla», págs. 404-416, especialmente págs. 412-ss.
IIMarshall McLuhan, «Órgano sexual de las máquinas», entrevista en Playboycon Eric Norden (marzo 1969), citado en: AbsoluteMarshallMcLuhan, Martin Baltes y Rainer Hóltschl, Friburgo 2002, pág. 37.
12Bruno Latour, DasParlament derDinge. FüreinepolitischeÓkologie, Frankfurt 2001.
nCfr. Roberto Esposito, Immunitas. Protezioneenegazionedellavita, Turín 2002, y Communi- tas. Origineedestinodellacommunitá, Turín 1999; Philippe Caspar, Vindividuation desetres. Ans ióte, LeibnizetVimmunologiecontemporaine, París/Namur 1985.
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14Cfr. Homi K. Bhabha, Die VerortungderKultur, Tubinga 2000; Volker Demuth, Topische Asthetik. KórperweltenKunstweltenCyberspaee,Würzburg 2002; Hermann Schmitz, AdolfHitlerin derGeschichte, Bonn 1999.
l5Cfr. Bruno Latour, «Gabriel Tarde y el final de lo social», en: SozialeWelt52 (2001), págs. 361-375.
16Bruno Latour, DasParlamení derDirige, o. c.
l7Heinrich Heine, BuchderLieder, LyrischesIntermezzoxun, «Los viejos cuentos advierten», línea final.
18Cfr. Die Vorsokratiker, griego-alemán, Jaap Mansfeld, Stuttgart 1987, págs. 244-245, fr. 3.
19De modo totalmente convencional aún, Wittgenstein dijo de la critica del lenguaje: «Lo que destruimos son sólo castillos en el aire»; cfr. Ludwig Wittgenstein, Philosophische Untersu- chungen, Frankfurt 1967, pág. 68. En el mismo espíritu, y sin miedo ante cuadros torcidos, Ri chard Saúl Wurman habla (en: Information Architects, Nueva York 1997) de una «gigantesca pleamar de datos», que, como anincoherentcacophonyoffoam,rompe sobre los seres humanos de la era de la información.
20G. W. F. Hegel, VoriesungenzurPhilosophiederReligión, Werkein20Bandea,Frankfurt 1970, volumen 17, pág. 320.
21Aristóteles, Problemata physica, xxx, i, Darmstadt 1962, pág. 252.
2Ibidem.
23Aquí seguimos la teoría de lo decorumque Heiner Mühlmann ha desarrollado en su
libro fundamental Die Natur der Kulturen. Eine kulturgenetische Theorie, Viena/Nueva York 1996, págs. 50-97. Para más detalles al respecto véase infra, «El ergotopo - Comunidades de esfuerzo e imperios beligerantes», capítulo 1, C, apartado 6, págs. 316-327. Para una versión corta del planteamiento de Brock/Mühlmann cfr. Heiner Mühlmann, «La ecología de las culturas», en: Bazon Brock/Gerlinde Koschik (eds. ), Krieg und Kunst, Munich 2002, págs. 39-54.
24Sobre todo en la obra del fundador de la neo-fenomenología Hermann Schmitz. Cfr. , entre otros, Hermann Schmitz, LeibundGefühl. MaterialienzueitierphilosophischenTherapeutik, Paderborn 1992, págs. 135-s.
Cfr. Bart Kosko, Die Zukunfl istfuzzy. UnscharfeÍMgik verándert die Welt, Munich 2001. 26Cfr. Gilíes Deleuze/Félix Guattari, Milplateaux. Capitalismeetschizophrénie2, París 1980, capítulo 14: «1440 - le lisse et le strié», págs. 592-625. [Aft7 Mesetas, Pre-Textos, Valencia 1988,
capítulo 14: « 1440- Lo liso y lo estriado». ]
27Cfr. Emst Bloch, Spuren, Berlín 1930, nueva edición ampliada Frankfurt 1969.
28Cfr. Günther Gamm, Nicht nichts. Studien zu einer Semantik des Unbestimmten, Frankfurt
2000, y Flucht aus der Kategorie. Die Positivierung des Unbestimmten ais Ausgang aus der Mademe, Frankfurt 1994.
29Cfr. Vladimirjamkélévitch, LeJe-ne-sais-quoietlePresque-rien,París 1957, nueva edición en tres tomos, París 1980.
“ Cfr. Yve-Alain Bois/Rosalind Kraus, Lmforme. Mode d'emploi, París 1996.
MPara la fuente de la expresión, que Hansjürgen Heinrichs acuñó adhocen una con versación, cfr. Hansjürgen Heinrichs/Peter Sloterdijk, DieSonneundderTod. DialogischeUn- tersuchungen,Frankfurt 2001, pág. 247. [Elsolylamuerte,Siruela, Madrid 2004. ]
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32Véase infra, capítulo 1, «Insulamientos. Para una teoría de las cápsulas, islas e invernade ros»,apartadoA, «Islasabsolutas»,págs. 244-260.
33Hesíodo, Theogonie. WerkeundTage,griegoyalemán,ediciónytraduccióndeAdalbert von Schimding, Darmstadt 1991, págs. 20-21, versos 188-202. El poema didáctico habla en los versos precedentes de cómo la madre primordial Tierra, Gea, intentó convencer a sus hijos de vengarse de su cónyuge, un déspota y maltratador de niños, una tarea a cuyo desempeño sólo se prestó, finalmente, entre todos los vástagos titubeantes, el más joven de los titanes, Cronos; la perpetró con el «acero brillante», fabricado por Gea y foijado como una enorme hoz de agudos dientes, castrando con él al padre cuando se tendió en la oscuridad sobre la diosa (o. c. , versos 154-182).
34Ibidem, versos 197-198.
35En la mitología india aparece un motivo análogo en torno al dios danzante Shiva Na- taraja; de los bucles extáticamente sacudidos del dios surgen las aguas, chispeantes en espu ma, del río divino; donde caía una gota de espuma surgía un centro de peregrinación; cfr. Helmut Maassen, «El dios danzante», en: Rolf Elberfeld/Günter Wolfart, Komparative Asthe- tik. Künste und ásthetische Erfahrungen zwischen Asien und Europa,, Colonia 2000, pág. 113.
36Heinrich Zimmer ofrece una interpretación y reproducción libre de las diversas tradi ciones en su libro Maya. Der indische Mythos, Frankfurt 1978 (primero Stuttgarty Berlín 1936), bajo el título «El batido del mar de leche», págs. 127-147.
37TheMahabharata. Traducción de Pratap Chandra Roy, Nueva Delhi 1970, volumen i, sec ción 18, págs. 59-60. El nombre del veneno significa probablemente cumbre (huta)de la muer te (hala); según la interpretación de Heinrich Zimmer, significa «la quintaesencia del veneno mortal del mundo»; fue bebido por el dios Shiva y conservado en la garganta, por lo que tam bién lleva el apodo de Nilakantha, Garganta-azul.
38LeRamayanadeValmiki. Edición a cargo de Madelaine Biardeau, París 1999, págs. 87-88.
39No sin razón la edición francesa del Ramayana traduce la expresión sánscrita «batida» (manthá) por «baratage», hacer mantequilla. Cfr. también Amritabindu Upanishad 20: «Co mo la mantequilla está oculta en la leche, así descansa la conciencia pura (vijnanam) en cada ser, sirviendo el entendimiento de batidor».
^Charles Vernon Boys, Soap Bubbles. Their Colours and Forres Which Mould Them (1890), Nueva York 1959.
41Cfr. Sidney Perkowitz, Universal Foam. From Cappucino to the Cosmos, Nueva York 2000; pa ra la ramificación de burbujas cósmicas véase la figura de: EsferasII, Globos, pág. 124.
42Lynn Margulis, Die andereEvolution, capítulo 5: «Nacida de la espuma», págs. 89-108, Hei- delberg/Berlín 1999, págs. 92-93.
43 Para la hipótesis de la espuma/emulsión de la zoogénesis cfr. Harold Morowitz, Ma- yonnaise and the Origine of Life: Thoughts of Minds and Molecules, Woodbridge, Conn. 1985. So
bre el papel, recientemente entendido, de burbujas de aire en el intercambio gaseoso entre
los océanos y la atmósfera terrestre cfr. el informe de los investigadores marinos Grant Deane y Dale Stokes en la revista Nature 418, 2002, págs. 839-ss. Las aplicaciones técnicas del principio espuma son sorprendentemente numerosas: a sus manifestaciones más populares pertenecen productos de tahona como el pan y los pasteles, de los que pocas veces se tiene
claro que constituyen espumas semiconsistentes, basadas en una inflación de celdillas de
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aire en la masa, producida por el calor. El gesto de remover la masa es la huella de la aphrogenia más cotidiana. La modernización de los materiales de construcción ha produ cido una plétora de espumas artificiales, que va desde los conocidos materiales espumosos PVC artificiales hasta las espumas de metal y otras espumas consistentes de vidrio, piedra, cerámica y cosas semejantes. Por la introducción de los aerogeles se ha producido una in novación elegante en el campo de las tecnologías de espumas. Por lo que respecta a la ar quitectura moderna, se inspira de múltiples maneras en la potencia conformadora de espa cio de las estructuras espumosas. Éstas, junto con el geometrismo y el organomorfismo de la Modernidad, constituyen, por decirlo así, un tercero: el camino mimético-natural de la ar quitectura moderna.
4 Desarrollados en: Esferas I, Burbujas, Siruela, Madrid 2003.
45Del tema de las pluralidades celulares nos volvemos a ocupar más abajo, en el capítulo 2, «Indoors. Arquitecturasdelaespuma», apartado B, «Construccióncelular,egosferas,autocontai- ner», págs. 432-ss.
Cfr. Georg Simmel, «Lasociedad de ados» (1908), en: AufsátzeundAbhandlungen1901- 1908, volumen II, Frankfúrt 1993, págs. 348-ss.
47Para el tema del fogón como paso del espacio quasi surreal de la diada conyugal al espacio físico, social y cultual de la vida hogareña, cfr. Esferas II, Globos, capítulo 2, «Re cuerdos-receptáculo. Sobre elfundamento de la solidaridad en laforma inclusiva», págs. 173-218, 204-ss.
48Sobre el espacio radiocrático o imperial, cfr. EsferasII, Globos,capítulo 7, «Cómo a través del medio puro el centro de las esferas actúa en la lejanía. Paraunametafísicadelatelecomu nicación», págs. 581-ss.
49Cfr. Slavoj %iSzek, «Bienvenidos al desierto de lo real», en: Die Revolution steht bevor. Dreizehn Versuche über Lenin, Frankfúrt 2002, pág. 147; como un eco de ello pueden leerse las reflexiones de EricaJongs sobre el primer aniversario del 11 de septiembre de 2001, que gi ran en tomo a la tesis de que Estados Unidos nunca ha sido inmune de verdad y que sólo era
jactancia el creérselo. En un sentido crítico semejante ha definido Vilém Flusser el concepto de patria como domicilios circundados de misterio. Cfr. Vilém Flusser, Von derFreiheit des Mi- granten. Einsprüche gegen den Nationalismus, Bensheim 1994, págs. 15-30.
50Peter Fuchs, Das seltsame Problem der Weltgesellschaft: Eine Neubrandenburger Vorlesung, Opladen 1997.
51Cfr. para esto infra el capítulo «Tránsito. Ni contrato, ni organismo. Aproximación a las multiplicidades-espacio, que, lamentablemente, se Uaman sociedades», págs. 202-ss.
52Para esa expresión cfr. Gabriel Tarde, Die GesetzederNachahmung (1890), Frankfúrt 2003, págs. 25-60; cfr. ahí también las expresiones «radiación imitativa», rayonnement imitatif, e «imi tación contagiosa», contagión imitative, pág. 67.
5SVolker Grassmuck, « “Solo, pero no solitario” - La generación-otaku. Sobre algunas ten dencias nuevas en la cultura popular ymediáticajaponesa», en: Norbert Bolz/Friedrich Kit- tler/Christoph Tholen, ComputeraisMédium, Munich 1994, pág. 283.
54Que puede representarse, como haremos más tarde, como auto-emparejamiento, cfr. capítulo 2, «Indoors. Arquitecturasdelaespuma», apartado B, «Construccióncelular,egosferas,au- tocontainer», págs. 443-459.
670
wJ a k o b v o n U e x k ü l l , K o m p o s i t i o n s l e h r e d e r N a t u r , F r a n k f u r t / B e r l í n / V i e n a 1 9 8 0 , p á g . 3 5 5 .
"’Johann Gottfried Herder, Audi eine Philosophie der Geschichte zur Bildung der Menschheit, Frankfurt 1967, pág. 44.
r’7Pierre Lévy, Die kollektive Intelligenz. Eine Anthropologie des Cyberspace, Mannheim 1997, pág. 172.
* Citado según: Maurice Besset, Le Corbusier, Ginebra 1987, pág. 98.
wCfr. Martin Heidegger, Sein und Zeit (1927), Tubinga 1967, §§ 29 y 30. [El sery el tiempo, Fondo de Cultura Económica, Madrid 1989. ]
60Cfr. Hermann Schmitz, AdolfHitlerinderGeschichte, o. c. , págs. 21-31; 377-404.
filSobre la necesidad de domesticidad integral del ser humano cfr. Hugh Miller, Progress and Decline. The Group in Evolution, Oxford 1964, págs. 173-213. Tilman Allert, Die Familie. Falls- tudien zur Unverwüstlichkeit einer Lebensform, Berlín/Nueva York 1998.
62Cfr. EsferasII, Globos, págs. 715-725, asi como Peter Sloterdijk/Hans-Jürgen Heinrichs, Die SonneundderTod. DialogischeUntersuchungen,o. c. ,págs. 190-ss.
B,Johann Wolfgang Goethe, Maximen und Reflexionen, n. ° 501.
Cfr. Robert B. Brandon, Making It Explicit. Reasoning, Represenling and Discoursive Com-
mitment, Boston 1994; alemán bajo el título desacertado de Expressive Vemunft, Frankfurt 2000. “’Uno de los pocos autores que tuvieron en cuenta esta situación fue Karl Rahner SJ, quien explicaba en su artículo «El experimento ser humano. Perspectiva teológica de la au- tomanipulación del ser humano»: «Tiene que querer ser el ser humano operable, aunque
aún queden oscuras a lo lejos la dimensión y el modo correcto de esa automanipulación». En: DieFragenachdemMenschen. AufrisseinerphilosophischenAnthropologie, escrito en homena
je a Max Müller con ocasión de su sesenta cumpleaños, Friburgo/Múnich 1966, pág. 53.
**Cfr. al respecto la « Consideración intermedia: Compulsión luminosa e irrupción en el mundo articulado», en especial las referencias a la concepción de la articulación en Bruno Latour, págs. 169-ss.
"7Eric Alliez, en su libro DeTimpossibilitédelaphénoménologie. Surlaphilosophiefranqaisecon- temporaine, París 1995, lanza una mirada retrospectiva serena a la constelación fenomenológi- ca y a su disolución.
'"Véanse págs. 485-497.
mMonadología, 61: «Mais une Ame ne peut lire en elle-méme que ce qui y est représenté distinctement, car elle ne sauroit developper tout d ’un coup tous ses replis, car ils vont á l’in- fmi». Si el plegamiento de lo sabido implícita u oscuramente por el alma llega hasta el infi nito, no hay perspectiva alguna de llegar a un saber completamente explícito; éste está re servado a Dios, al intelecto humano le pertenece un progreso de conciencia de explicitud creciente, pero siempre insuficiente.
70Se pueden remontar los orígenes de la defensa moderna del primado de la percepción al menos hasta la crítica de Goethe de la cosmovisión científico-natural; cfr. Albrecht Schó- ne, Goethes Farbentheologie, Múnich 1987; Ursula Schuh, «Die Sinne trügen nicht»: Goethes Kritik der Wahmehmnung ais Antwort auf virtueüe Welten, Stuttgart/Berlín 2000.
71El concepto «Ge-stell» (engranaje, armazón, estructura de emplazamiento) de Heideg ger recoge algo de la anormalidad de los estados de cosas forzados a aparecer, que no apa recen por sí mismos. Manifiesta un sentido para lo monstruoso en lo recién-desocultado, por
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consiguiente para la violación de lo oculto, que tiene que darse a conocer por la investiga ción y que, en cuanto cae en la coacción de la visibilidad, o sea, en la publicidad, significa al go completamente diferente que la presencia de una «cosa» natural en el entorno próximo o que el estar abierto de un paisaje habitual a miradas panorámicas amplias.
TMScaleup:Transferencia de modelos en la técnica de procedimientos, Weinheim 2000. 75Cfr. Peter Galison, ImageandLogic. AMaterialCultureofMicrophysics,Chicago 1997.
74La forma hasta ahora más fuerte de una teoría rotada, en ese sentido, la ofrece, a nues
tro entender, Heiner Mühlmann, DieNaturderKulturen. Entwurfeinerkulturgenetischen Theorie, Viena/Nueva York 1996.
75Hermann Broch, Frankfurt 1976, pág. 103.
76Al mencionar estos datos seguimos el relato de Dieter Martinetz, DerGas-Krieg1914-1918. Entwicklung, Einsatz und Hersteüung chemischer Kampfstoffe. Das Zusammenwirken von militárischer Führung, Wissenschaft undIndustrie, Bonn 1996; variantes de poca importancia en indicaciones del lugar así como en datos temporales y cuantitativos se encuentran en la monografía de Oli- vier Lepick, La grandeguerre chimique: 1914-1918, París 1998.
^JeanJules Henry Mordacq, Le árame de lYser, París 1933, citado por Rudolf Hanslian (ed. ), DerchemischeKrieg, tercera edición, Berlín 1935, págs. 123-ss.
TMCfr. Martinetz, o. c. , págs. 23-ss.
^Fritz Haber (1868-1934) fue también durante la guerra director de una ponencia dedi cada a «Asuntos de la lucha con gas» en el Ministerio de la Guerra. Por serjudío tuvo que abandonar Alemania en 1933, después de que todavía en el verano del mismo año parece que asesorara a la Dirección militar del Reich sobre la reintroducción de un arma de gas. Tras una estancia en Inglaterra, murió el 29 de enero de 1934 en Basilea cuando se encontraba de camino a Palestina. Algunos de sus allegados murieron en Auschwitz. En la ciencia militar se ha mantenido el recuerdo del llamado producto de letalidad haberiano, que resulta multi plicando la concentración tóxica por el tiempo de exposición (producto c x t). La concesión del Premio Nobel de Química en el año 1918 a Haber por su descubrimiento de la síntesis del amoníaco levantó fuertes protestas en Inglaterra y Francia, donde su nombre se asociaba, an te todo, a la organización de la guerra química.
80Citado por Martinetz, o. c. , pág. 24.
HICfr. infra, págs. 514-ss.
82«You take my life / When you do take the means whereby I live». El mercaderdeVenecia,
acto IV, escena 1.
8SCfr. Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Phánomenobgie des Geistes, Frankfurt 1970, págs.
431-ss. [Fenomenologíadelespíritu,FCE, Madrid 1981. ] Según Hegel, en el terror se realiza la «ri gidez discreta, absoluta, dura y la puntualidad obstinada de la autoconciencia real. . . Por eso, la única obra y actuación de la libertad universal es la muerte, y ciertamente una muerte que no tiene consumación ni alcance interior alguno; puesto que lo que se niega es el punto in consumado del sí-mismo absolutamente libre; es, pues, la muerte más fría, más trivial, sin más sentido que cortar una cabeza de col o beber un trago de agua» {íbid. , pág. 436).
MCfr. al anarquista alemán idealistaJohann Most, que inventó la idea de la carta-bomba; a s í c o m o : A l b e r t C a m u s , Vhomme révolté, P a r í s 1951, q u e a c e n t ú a l a d i f e r e n c i a e n t r e t e r r o r i n dividual y terrorismo estatal. [El hombrerebelde, Alianza Editorial, Madrid 2005. ]
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85Cfr. Joachin Fest, Hitler. Eine Biographie, Munich 2000, pág. 205. [Hitler, Planeta, Barce lona 2005. ]
“ Dado que ambos bandos eran conscientes de atentar contra el derecho de guerra, re nunciaron a formular protesta ante los gobiernos enemigos por la utilización de gases tóxi cos. El falso argumento de Haber, de que en el caso del cloro no se trataba de un gas tóxico sino sólo de un gas irritante, y que, por ello, no le competía la prohibición de la Convención de La Haya, se ha mantenido hasta en la más reciente apologética nacional-alemana.
87Cfr. JórgFriedrich, DasGesetzdesKrieges:dasdeutscheHeerinRussland1941-1945. DerPro- zessgegendasOberkommandoderWehrmacht,Munich 1993.
“ Este efecto fue anticipado por la utilización masiva de proyectiles altamente explosivos: cfr. Niall Ferguson, DerfalscheKrieg. DerErsteWeltkriegunddas20. Jahrhundert, Munich 2001, pág. 290: «La fuerza de las granadas tenía que suplir la falta de exactitud».
“ Explicaremos después cómo, desde nuestro punto de vista, la teoría del delirio de ma sas de Hermann Broch fue la segunda ciencia nueva del siglo; cfr. infra, págs. 145-ss.
“ Sobre la génesis de una nefología (o, por hablar con Thomas Mann, de una teoría de las «movilidades superiores») más despejada a comienzos del siglo xix informa la monografía de Richard Hamblyn DieErfindungderWolken. WieeinunbekannterMeteorologedieSprachedes Himmels erforschte, Frankfurt 2001. Las derivaciones más importantes desde el punto de vista de las ciencias humanas del fenómeno de la propaganda bélica y de su superación en la co municación de masas intoxicante se encuentran en la teoría del delirio de masas o de la psi cosis colectiva de Hermann Broch, véase infra, págs. 145-ss.
91Cfr. Martinetz, o. c. , pág. 93.
‘"Llamado así por Fritz Haber a causa de los científicos responsables, el Dr. Lommel (Ba- yer, Leverkusen) y el profesor Steinkopf (colaborador de Haber en el Instituto Kaiser-Wil- helm para Química física y Electroquímica de Dahlem, durante la guerra: «Instituto Militar Prusiano»). Ese gas de combate fue llamado también mustardgas (gas mostaza) a causa de su olor, o material de los hunos, por su efecto devastador, o bien yperita [o iperita], por su pri mer lugar de utilización [Ypres o Ieper].
“ Sobre la no utilización del arma-gas en la Segunda Guerra Mundial cfr. Günther Ge- llermann, DerKrieg, dernichtstattfand. Móglichkeiten, UberlegungenundEntscheidungenderdeuts- chenOberstenFührungzurVerwendungchemischerKampstoffeimZweitenWeltkrieg,Coblenza 1986.
“ Cfr. Martinetz, o. c. , pág. 70.
“ Para la expresión sombra-estrés cfr. Heiner Mühlmann, DieNaturderKulturen, o. c.
“ N o carece en absoluto de sentido, por el contrario, la toma de medidas de naturaleza
policial y, en caso necesario, militar contra grupos definidos, adscritos a la utilización de la violencia contra instituciones, personas y símbolos.
“ Tampoco del lado alemán fue un estreno absoluto en la guerra de gas el ataque con gas de cloro de Ieper; ya en enero de 1915 se había probado en el frente oriental la granada de gas, llamada T 12, y utilizado en marzo en el frente occidental, cerca de Nieuport.
98El exterminismo representa una simplificación del sadismo descrito clásicamente por Sartre; en él, lo que importa no es ya apropiarse de la libertad del otro, sino liberar el propio medio ambiente de la libertad del otro.
“ Intoxicación, tanto en sentido literal como figurado. El 4 de agosto de 2002, el teledia
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rio de la noche de la ARD mostró una entrevista con una mujerjoven en la playa de Tel Aviv, que, ante el atentado suicida de un palestino en un autobús israelí, preguntaba: «¿Tenemos que dejar de respirar? ».
"H‘Citado según:Jürgen Kalthoff/Martin Wemer, DieHándlerdesZyklonB. Tesch& Stabe- now. EineFirmengeschichtezwischenHamburgundAuschwitz, Hamburgo 1998, pág. 24.
101Ibid. , pág. 25.
102Considerando que un añadido así hubiera sido contraproducente para los fines de la exterminación humana, a los departamentos de higiene de Auschwitz, Oranienburg y otros campos de concentración se les suministró una variante de ciclón B, sin ese componente de advertencia.
,0,Cfr. Kalthoff/Wemer, o. c.
