breve y piadoso, no
le admitiendo escusa , comenzo?
le admitiendo escusa , comenzo?
Lope de Vega - Works - Los Pastores de Belen
Diferencia hay de ellos a los
Reyes , replico? Ergasto. Ninguna, dixo el Rus-
tico , porque es nombre universal, y no especifico:
lo seguro es pagar la pena, y no encubrir la cul-
pa. ? Que? mandas , dixo entonces humilde Ergasto?
Que digas en verso, o que fabriques una caja, lo
mejor que alcanzare tu entendimiento, para esta
joya que'esperamos. Admirable sujeto, replico?
el pastor, si yo tuviera el de uno de los Princi-
pes que asesten a la presencia de esse Divino
Jehova, que Aminadab decia; pero porque con
vucs-
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? Libro segundo. 223
vuestras gracias me teneis tan obligado, que fuera
ingratitud valerme de escusas, y porque a las que
son de improviso, vale el sagrado de la disculpa,
digo assi;
Del arbol Angelin incorruptible,
de tersa plata y de crystal lustroso,
de oliva de Sethin y de oloroso
Cedro del monte Libano apacible:
De las piedras de luz inaccessible,
del parto de la tierra mas hermoso
del mismo sol en guarnecer dichoso
al que hasta ahora se mostro? invisible.
Caja hiciera a Jesus mi humilde zelo:
? mas co? mo busca la ignorancia mia,
arboles aromaticos del suelo,
Oro, plata, crystal, piedras, sol, dia,
si la tiene mejor que el mismo cielo,
en las puras entran? as de Mari? a ?
Qua? n bien , dixeron todos, ha dicho Ergasto,
y que si no fuera satisfaccion de la pena , en que
havia incurrido, merecia premio; pero mal con-
tento el Rustico le dixo, que no havia obede-
cido a lo que le havia mandado como juez de
aquel delito. Replicaba Ergasto, que lo fuessen
los pastores, y el Rustico decia, que la caja que
e? l havia pedido, no era para el benditissimo Ni-
n? o , en tanto que la tenia en las santissimas y
virginales entran? as de su Madre, sino despues
que el dichoso mundo le mereciesse ver con sus
ojos j aunque esto ? co? mo lo podra? merecer ? pero
que
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? 224 Pastores db Belen".
que Dios le amaba tanto, que en fin le havia da-
do su unigenito Hijo. Ergasto entonces pensativo
un poco, y pidiendo a los pastores silencio, sa-
tisfizo la objecion del Rustico con estos versos:
Bien se? yo, que Angelin incorruptible,
ni el arca de Sethines generoso
lugar a un nin? o , que es Mana? sabroso,
Dios hombre, y hombre Dios incomprehensible.
Bien se? , que al sol mas claro y apacible,
que no digo que al oro poderoso,
al marfil blanco y al crystal lustroso
se mostrara? su luz inaccessible.
Bien se? que no son piedras de provecho,
ni quantas perlas el Oriente cria,
pero puedo deciros satisfecho,
Que en saliendo del claustro de Mari? a,
le hiciera caja de su virgen pecho,
donde ha de trasladarle el mismo dia.
Venciste , dixo el Rustico , ingenioso Ergasto,
mi malicia con tu ciencia; pero no creas que lo ha
sido, sino invencion, para obligarte a este bellis-
simo Epigrama , de que todos esta? n muy suspensos.
Tu? has dicho, a mi parecer, todo lo que es pos-
sible , y lo mas a proposito del sujeto propuesto,
porque despues de haver esta clarissima Reyna,
esta puerta de Ezechiel parido al sol, quedando
tan sellada como primero, ? que? caja se le podia
haver dado a Jesus , ni que? guarnicion, como sus
castos pechos, donde, como dices, aquella arca
se trasladara? de mejor Cariatharin a tan divina
Je-
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? . , Libro segundo. 225
Jerusalen, en el carro de aquellos hermosos bra-
zos , mas nuevos, mas gloriosos que el de Ami-
nadab, que decia en su canto Elysio, en que
llevaron nuestros passados a su sagrada ciudad , la
que tantos an? os truxeron por el desierto. Perdone
el oro, la plata , las piedras, las perlas , el sol,
el cielo y todas las intelectuales criaturas, que
bien saben todas , que no pueden hacer compa-
racion con estos divinos brazos, torneados de
marfil candido, para guarnecer la caja de esta
joya. ? Que? celestial camino hara? este soberano
plaustro desde su virgineo vientre a su hones-
tissimo pecho, quando traslade esta joya? <qua?
admirados estara? n los cielos ? que? arrebatadas sus
inteligencias ? que? suspenso el sol ? que? en extasis
sus Angeles ? Mas no me mandeis passar de aqui,
que se me ofrecen mas lagrimas, que razones,
y quiero aprovecharme de ellas, pues hablan
mudas. Mientras has hecho, dixo Ergasto, esse
tierno discurso, Rustico amigo, he pensado yo
al sujeto que nos dio? materia a los dos Epigra-
mas dichos, otro que los acompan? e. Oidle, assi
Dios os haga dichosos, que los Poetas y los mu-
sicos son contrarios a la condicion del amor, que
tiene la entrada facil, y la salida difi? cil.
No hay oro con esmaltes diferentes ,
rubies rojos, candidos diamantis,
ni de los Orientales elephantes
para terso marfil tan blancos dientes.
No hay tan puros crystales transparentes, , , ; f. ',
ni chrysolitos hay tan rutilantes,
Tomo XVI. 1 Ff " n?
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? 226 Pastores db Belen.
ni perlas en los nacares cambiantes,
ni rayos en el sol replandecientes .
Pues todo para Dios es cosa baja,
incircunscripto , grande y no medido,
porque es en lo infinito la ventaja.
Pero si ya despues de haver nacido,
la grandeza de Dios admite caja ,
dare? le un corazon arrepentido .
Ni digas mas en tu vida , le dixo Pyreno , Er-
gasto sabio, y hazme placer de darme essos tres
Epigramas, si aciertas a repetirlos , y te dare? mi
manso el blanco, que no ha dos dias que le
adorne? el ensortijado cuello de una esquila de al-
chimia, en un collar de cuero de venado, que
no la trahe mejor otro alguno de quantos en los
campos de Belen repastan. Yo lo hare? , le respondio?
Ergasto, luego que lleguemos a nuestros cortijos,
y los procurare? corregir y embellecer de algu-
nas mejores locuciones ; aunque esto mejor lo ha-
ra? s tu? , despues que alla? los tengas. Prosigamos el
juego , dixo Finarda, y dejad humildades para
las obras, que ya sabemos todos, quan faciles son
en las palabras, y que no hay hombre tan hu-
milde , haciendo versos , que sufra que se los e-
miende el mismo Apolo. Los ignorantes, repli-
co? Ergasto, son incorregibles ,que los sabios , nun-
ca desprecian la correccion del desapassionado
juicio. La lastima es, que por la mayor parte los
ignorantes corrigen a los que saben , y hablan
en lo que ellos no entienden. Hacen muy bien, di-
xo el Rustico, porque nadie puede hablar mas
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? Libro segundo. " 247
seguro en las ciencias j que el que no sabe nin-
guna , respeto de la seguridad que tiene , de que
no hallara? n los ofendidos papel escrito suyo, en
que puedan satisfacerse. No pienso yo, dixo Ami-
nadab, que es essa la menor confianza, que ani-
ma a quien ignora. ? Mas para que? haceis essos
discursos en cosas sin remedio , y en tiempo que
podrian impediros la ternura , con que vais alaban-
do, este santissimo y deseado nin? o? ? Pues quie? n
se humilla a su perfe&issimo nombre, dixo Pal-
myra a Aminadad ? Entonces prosiguiendo el jue-
go : en el cielo , respondio? e? l, los Cherubines al-
tos , en la tierra los empinados montes , y en el
infierno los profundos valles. Mas dime, Finarda,
? quie? n se le humilla al melifluo nombre de Jb-
sus ? En el cielo , dixo Finarda, los Seraphines
abrasados , en la tierra los arboles frondosos, y
en el infierno los testigos falsos. Rieronse los pas-
tores del donayre de Finarda, y ella ban? ando las
mexillas en pura rosa , prosiguio diciendo: Dime,
Nemoroso amigo, ? quie? n se humilla a este sabro-
so nombre de Jesus? En el cielo, dixo Nemoro-
so , las sillas para los futuros Santos, en la tierra
los cedros, y en el infierno los traydores. Mas
dime , Lesbia , ? quie? n se humilla a este nombre
animoso de Jesu? s ? En el cielo , dixo Lesbia , las
inteligencias que les mueven, en la tierra las flo-
res' de las plantas, y en el infierno los enemigos
del alma. Mas dime, Tebandra gentil, ? quie? n
se humilla al ilustrissimo nombre de Jesus ? En
el cielo , dixo Tebandra , la hermosura , en la
tierra la fortaleza, y en el infierno la temeridad.
Fi? a Mas
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 228 Pastores db Belen.
Mas dime, Alphesibeo , ? quie? n se humilla al escla-
recido nombre de Jesus ? En el cielo , dixo Al-
phesibeo , el sol, en la tierra el mar , y en el in-
fierno el furor. Mas dime, Dositea , < quie? n se
humilla al unico nombre de Jesus ? En el cielo,
dixo Dositea , la luna, en la tierra la paz, y en
el infierno la discordia. Mas dime , Bato amigo,
? quie? n se humilla al incomparable nombre de Je-
sus ? En el cielodixo Bato , los dos polos , en
la tierra las quatro partes, y en el infierno las
infinitas penas. Mas dime, Lucela, ? quie? n se hu-
milla al Christifero nombre de Jesu? s ? En el cie-
lo , dixo Lucela, las estrellas, en la tierra las
fuentes, y en el infierno las mentiras. Mas dime,
Joran , < quie? n se humilla al nombre soberano de
Jesus ? En el cielo, dixo Joran , Jos planetas , en
la tierra las fieras , y en el infierno las murmu-
raciones. Que? bien has dicho , prosiguio? el Rus-
tico , Joran discreto, y pluguiera a Dios que a
todos los que las exercitossen se les pusiera en
la lengua, este dulcissimo nombre de Jesu? s , que
e? l fuera con su Virtud divina bastante a refrenar-
la. En pena , dixo Cloris , de que el Rustico ha
interrumpido nuestro juego , diga en este mismo
proposito alguna cosa:. Consintieron todcs en es-
te advertimiento , y aunque el. Rustico porfiaba,
que el parenthesis havia sido ?
breve y piadoso, no
le admitiendo escusa , comenzo? assi:
Si cada vez que un hombre murmurasse
del amigo, del proximo y ausente,
Jesu? s dixesse, es nombre suficiente
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? Libro segundo. 329
a que la voz y el animo templasse.
Si cada vez que del honor tratasse
del que infama y corrige vanamente,
Jesu? s dixesse , y con humilde frente
a las divinas letras se humillasse:
Es impossible que el furor mas ciego,
y la venganza mas sobervia y loca,
con tal recio no templasse el fuego.
Que el nombre de Jesu? s tanto provoca
a amar a Dios y al proximo , que luego
penetra el corazon desde la boca .
Tengo por infalible, dixo entonces Aminadab,
lo que dices , tal es la fuerza deste divino Jehovah,
que en nuestros passados era inefable, y que ya
nosotros, como os tengo referido , con el de Je-
su? s pronunciamos. Porque este nombre, que de
aquellas quatro letras se compone, contiene en si
las condiciones de la divina naturaleza. ? Mirad
que? efe ? to no le sera? possible , quando con debi-
da reverencia se pronunciasse ? Por el mismo nom-
bre te ruego , dixo Ntdtalvo , pues se ha ofreci-
do ocasion, nos digas, Aminadab, ? por que? se du-
plica en esta dulcissima voz la letra li? e, que co-
mo dices, esta? en el segundo y quarto lugar? Nec-
talvo , respondio. Aminadab , es tan curiosa tu
pregunta , que solo tu ingenio deseara? satisfacerse
de cosa tan altamente considerada. Incluye este
nombre divino de Jesu? s , o Jehovah , no solo la
segunda persona del Verbo; mas todas tres divi-
nas personas. La primera letra, que es Jod, en-
tre nosotros significa principio, en que se entien-
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? 230 Pastores de Belbi? i? .
de el padre, principio sin principio. La segunda
de este inefable nombre es He, y por ella se sig-
nifica el Hijo, por quien todas las cosas tienen
ser. La tercera letra es Van, que significa cari-
dad y amor, y entre nuestros Hebreos , como
arriba os dixe, es conjuncion copulativa, por la
qual se entienda el divino Espiritu , que los en-
laza. La quarta letra es He , que como tu? dices,
se duplica , por ser tambien la segunda ; pero la
razon es, qus como por ella se entiende el Hi-
jo, y e? l havia de tomar la humana naturaleza,
como ya lo sabeis, y tiene de las entran? as de
esta purissima Virgen , y siempre Virgen ; dupli-
case la He, para significar en Christo las dos na-
turalezas , humana y divina. Mas siempre final-
mente es una letra , porque este Sen? or es un su-
puesto solo, y una sola persona, que contiene
en si la humana y divina naturaleza. Poncse
pues esta [letra He en el fin de su santissimo
nombre , para significar la humanidad que por
maravilloso modo junto? a si. De donde enten-
dereis, pastores , la causa porque le fue an? adida
por Dios aquella letra a nuestro padre Abra han en
su primero nombre, significando por aquel ocul-
to mysterio, que su unigenito Hijo havia de to-
mar carne en la tierra de su dichosa descendencia,
como es de Mari? a, esposa de Joseph , del Tri-
bu y casa de David. Esto creyo Abrahan , esto
espero? , y entonces conocio? la Encarnacion desse
santissimo Principe, bendicion tan liberal, pro-
metida a su posteridad, y desde entonces se lla-
mo? padre de excelsas generaciones, que esto sig-
ni-
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? Libro segundo. 231
nifica la diccion Ab , que quiere decir Padre, y
Ram, que quiere decir excelsas, y Hamon, que
quiere decir naciones', pero prosiga el Rustico su
juego, no se quejen estas zagalas de nuestras di-
gressiones. Por vengarme , dixo al Rustico , y
porque no escuches las alabanzas destos pastores,
que tanto desagradan al verdadero humilde, ten-
go de preguntarte , Cloris. Por esso dime, ? quie? n
se humilla a este poderoso nombre de Jesu? s? En
el cielo , dixo Cloris , el fuego1 elemental, en la
tierra los delphines y phocas ,y en el infierno los
atrevimientos y libertades. Penadla, dixo el Rus-
tico , pastores, dadla una grave pena, mirad co-
mo dixo, que se humillaban en la tierra los del-
phines , estando en la mar. Volvio? por ella Nec-
talvo, y dixo : No es justo que peneis a Cloris
sin culpa, porque ella quiso decir, que los del-
phines de la mar le alabassen en la tierra , que
bien sabeis que estos elementos son descriptos de
los Astrologos tan juntos, como si de dos ceras
de diferentes colores se hiciesse una bola , en
que lo blanco y colorado se mostrassen a man-
chas , que esso es la mar y la fierra , y es-
sas partes descubren enlazandose. No le aprovecho?
a Ne&alvo haver vuelto por Cloris , que por
oiri? a no se oyo? su disculpa, y al fin importuna-
da dixo assi, ayudandola Eliphila y Dositea sus
amigas con los instrumentos, a cuyo acento ape-
nas se osaba mover el ayre :
Una
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 33* Pastores di Belen.
Una Virgen pof mi bien,
con un si que dio a su padre,
sera? de su esposo madre ,
y sera? Virgen tambien .
, Una Virgen celestial
ha dado a su padre un j/,
con que ha remediado aqui
todo nuestro antiguo mal.
Casada para mi bien
con el hijo de su padre,
sera? de su esposo madre,
y sera? Virgen tambien.
Dixo un si y que remedio?
un no de quatro mil an? os,
con que todos nuestros dan? os
para siempre reparo? .
En e? l estuvo mi bien,
que obedeciendo a su padre,
sera? de su esposo madre ,
y sera? Virgen tambien .
Yo no soy, prosiguio? Clorts, amiga de ven-
ganzas , porque aun en las cosas de entretenimien-
to honesto me guardo de procurarla. Diga Eli--
phila, ? quie? n se humilla al salutifero nombre de
Jesu? s ? En el cielo , dixo Eliphila, las colunas que
estremece su duen? o soberano , en la tierra los
Ju? eces, y en el infierno los injustos. Mas diga
Neclalvo, ? quie? n se humilla al florido nombre
de Jesu? s ? En el cielo , dixo Ne&alvo , la luz,
en la tierra el dia, y en el infierno la noche.
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? Libro secundo. 233
Mas dirne, Elysio, <? quie? n se humilla al mise-
ricordioso nombre de Jesus? En el cielo, dixo
Elysio, todo el cielo, en la tierra toda la tier-
ra , y en el infierno todo el infierno. Cerro? con es-
to el pastor la conversacion y el juego, porque
havian llegado a las cabanas, donde. despidiendose
los unos de los otros, amorosamente se recogieron.
Tomo XVI.
PAS-
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? >>34
PASTORES DE BELEN.
LIBRO III.
TAnta opinion havia cobrado Aminadab de
estudioso y entendido desde el dia de la
precedente junta de los pastores, que por todos
los valles de la torre de Belen era mirado por
la cosa mas rara y prodigiosa que en ellos se ha-
via visto, a cuya fama el viejo Rabadan Mahol
quedo? tan advertido y aficionado , que conocien-
do la voluntad de los dos, le caso? con la bella
Palmyra , que fue causa de que se quedasse en
aquellas aldeas , sin volver a las montan? as de Ju-
dea , mas que a despedirse de Zacharias , la pa-
rida Isabel y Juan su hermoso hijo. Truxo Amina-
dab su hato con grande sentimiento de los amigos,
y aderezando una vieja cabana vecina a la de su
suegro por la aspereza , con que el hibierno en-
traba , se quedo? por morador de los Bethlehemiti-
cos campos, donde haviendo el sol dejado atra? s
el Sagitario, y entrando en la bella Amalthea, que
por la crianza de Jupiter, hoy es imagen de las
que pinta la curiosa Astrologia en el cielo; co-
menzo? el riguroso Diciembre a serlo tanto , que.
los pastores de Belen se juntaban las noches a
hacer grandes hogueras en los campos, y hincan-
do algunos troncos, cercandolos de mimbres y
otras ramas de robles y tarayes, hacian resisten-
cia al viento, como en las salas de las ciuda-
des los aforrados canceles a los sen? ores. Las ove-
-" * * > . * jue-
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? Libro tercero. 235
jaelas al rededor del fuego balaban ateridas, y
juntandose unas con otras en los rediles , passa-
ban las frias noches, amaneciendo la escarcha so-
bre sus lanas, como en las copas de los inmobles
arboles tal vez los candidos copos de la blanca
nieve dejaban vestidos de una misma librea Ioj
cielos y los campos. Los pastores envueltos en
sus gabanes toscos, deseaban la venida del sol,
cuyos rayos la deshiciessen para descubrir las
sendas. Caianse las aves muertas por la grande
falta del grano y hojas de los arboles, que ya
por estar caidas, ya por estar cubiertas, no las
hallaban. Los ossos se sustentaban en las obscu-
ras cuevas del humor de sus manos , y los de-
ma? s animales venian hambrientos hasta las mismas
cabanas de los pastores, cuyos perros con ladri-
dos fuertes, que por todos aquellos valles rimbom-
vaban, despertaban los pastores, que con los esta-
llidos de las hondas los auyentaban del rededor de
las cabanas. Este an? o setecientos y cinquenta y
dos de la fundacion de Roma , y del principio
del mundo tres mil y novecientos y setenta , y
quarenta y dos del Imperio de O&aviano Cesar,
que fue el primero que merecio? del pueblo Ro-
mano nombre de Augusto, despues que vino de
vencer a Marco Antonio y triumpho? del Egypto,
poniendo de tal suerte en paz el mundo, que en
todo e? l no havia un pequen? o movimiento de
guerra; cerro? Augusto la tercera vez el Templo
de Jano, que por espacio de doce an? os no se
vio abierto: y para saber quanto se dilataba el
Romano Imperio, promulgo? un decreto, que to*
Gg 2 dos
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 236 Pastores de Belen.
dos los que fuessen subditos suyos, se escribies-
sen y manifestassen. Esta descripcion se hacia de
dos maneras, o para saber el numero de los va-
sallos , o para que juntamente con el nombre ca-
da uno declarasse su facultad y hacienda, para
que conforme a ella pagasse al Romano Principe
tributo. Y de aqui se llamaron Censores los que
apreciaban estas facultades y haciendas. Acudi? an
a la ciudad, que era Metropoli de la Provincia,
de donde eran naturales, como era costumbre de
los Hebreos , quando se numeraban , describirse en
su familia y Tribu. Tan grande era en aquella
sazon el Imperio de los Romanos , que de las
partes del mundo descubiertas solos los Godos,
Armenios y Indios no les eran tributarios. Esta
descripcion en fin mas parecia pertenecer al nue-
vo y soberano Principe, que ya nacia , que al
referido O&aviano : lo que parece , que e? l mismo
daba a entender, no haviendo consentido a la li-
sonja del Senado y Pueblo Romano, que le quiso
A? l mismo tiempo adorar por sen?
Reyes , replico? Ergasto. Ninguna, dixo el Rus-
tico , porque es nombre universal, y no especifico:
lo seguro es pagar la pena, y no encubrir la cul-
pa. ? Que? mandas , dixo entonces humilde Ergasto?
Que digas en verso, o que fabriques una caja, lo
mejor que alcanzare tu entendimiento, para esta
joya que'esperamos. Admirable sujeto, replico?
el pastor, si yo tuviera el de uno de los Princi-
pes que asesten a la presencia de esse Divino
Jehova, que Aminadab decia; pero porque con
vucs-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro segundo. 223
vuestras gracias me teneis tan obligado, que fuera
ingratitud valerme de escusas, y porque a las que
son de improviso, vale el sagrado de la disculpa,
digo assi;
Del arbol Angelin incorruptible,
de tersa plata y de crystal lustroso,
de oliva de Sethin y de oloroso
Cedro del monte Libano apacible:
De las piedras de luz inaccessible,
del parto de la tierra mas hermoso
del mismo sol en guarnecer dichoso
al que hasta ahora se mostro? invisible.
Caja hiciera a Jesus mi humilde zelo:
? mas co? mo busca la ignorancia mia,
arboles aromaticos del suelo,
Oro, plata, crystal, piedras, sol, dia,
si la tiene mejor que el mismo cielo,
en las puras entran? as de Mari? a ?
Qua? n bien , dixeron todos, ha dicho Ergasto,
y que si no fuera satisfaccion de la pena , en que
havia incurrido, merecia premio; pero mal con-
tento el Rustico le dixo, que no havia obede-
cido a lo que le havia mandado como juez de
aquel delito. Replicaba Ergasto, que lo fuessen
los pastores, y el Rustico decia, que la caja que
e? l havia pedido, no era para el benditissimo Ni-
n? o , en tanto que la tenia en las santissimas y
virginales entran? as de su Madre, sino despues
que el dichoso mundo le mereciesse ver con sus
ojos j aunque esto ? co? mo lo podra? merecer ? pero
que
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 224 Pastores db Belen".
que Dios le amaba tanto, que en fin le havia da-
do su unigenito Hijo. Ergasto entonces pensativo
un poco, y pidiendo a los pastores silencio, sa-
tisfizo la objecion del Rustico con estos versos:
Bien se? yo, que Angelin incorruptible,
ni el arca de Sethines generoso
lugar a un nin? o , que es Mana? sabroso,
Dios hombre, y hombre Dios incomprehensible.
Bien se? , que al sol mas claro y apacible,
que no digo que al oro poderoso,
al marfil blanco y al crystal lustroso
se mostrara? su luz inaccessible.
Bien se? que no son piedras de provecho,
ni quantas perlas el Oriente cria,
pero puedo deciros satisfecho,
Que en saliendo del claustro de Mari? a,
le hiciera caja de su virgen pecho,
donde ha de trasladarle el mismo dia.
Venciste , dixo el Rustico , ingenioso Ergasto,
mi malicia con tu ciencia; pero no creas que lo ha
sido, sino invencion, para obligarte a este bellis-
simo Epigrama , de que todos esta? n muy suspensos.
Tu? has dicho, a mi parecer, todo lo que es pos-
sible , y lo mas a proposito del sujeto propuesto,
porque despues de haver esta clarissima Reyna,
esta puerta de Ezechiel parido al sol, quedando
tan sellada como primero, ? que? caja se le podia
haver dado a Jesus , ni que? guarnicion, como sus
castos pechos, donde, como dices, aquella arca
se trasladara? de mejor Cariatharin a tan divina
Je-
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? . , Libro segundo. 225
Jerusalen, en el carro de aquellos hermosos bra-
zos , mas nuevos, mas gloriosos que el de Ami-
nadab, que decia en su canto Elysio, en que
llevaron nuestros passados a su sagrada ciudad , la
que tantos an? os truxeron por el desierto. Perdone
el oro, la plata , las piedras, las perlas , el sol,
el cielo y todas las intelectuales criaturas, que
bien saben todas , que no pueden hacer compa-
racion con estos divinos brazos, torneados de
marfil candido, para guarnecer la caja de esta
joya. ? Que? celestial camino hara? este soberano
plaustro desde su virgineo vientre a su hones-
tissimo pecho, quando traslade esta joya? <qua?
admirados estara? n los cielos ? que? arrebatadas sus
inteligencias ? que? suspenso el sol ? que? en extasis
sus Angeles ? Mas no me mandeis passar de aqui,
que se me ofrecen mas lagrimas, que razones,
y quiero aprovecharme de ellas, pues hablan
mudas. Mientras has hecho, dixo Ergasto, esse
tierno discurso, Rustico amigo, he pensado yo
al sujeto que nos dio? materia a los dos Epigra-
mas dichos, otro que los acompan? e. Oidle, assi
Dios os haga dichosos, que los Poetas y los mu-
sicos son contrarios a la condicion del amor, que
tiene la entrada facil, y la salida difi? cil.
No hay oro con esmaltes diferentes ,
rubies rojos, candidos diamantis,
ni de los Orientales elephantes
para terso marfil tan blancos dientes.
No hay tan puros crystales transparentes, , , ; f. ',
ni chrysolitos hay tan rutilantes,
Tomo XVI. 1 Ff " n?
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? 226 Pastores db Belen.
ni perlas en los nacares cambiantes,
ni rayos en el sol replandecientes .
Pues todo para Dios es cosa baja,
incircunscripto , grande y no medido,
porque es en lo infinito la ventaja.
Pero si ya despues de haver nacido,
la grandeza de Dios admite caja ,
dare? le un corazon arrepentido .
Ni digas mas en tu vida , le dixo Pyreno , Er-
gasto sabio, y hazme placer de darme essos tres
Epigramas, si aciertas a repetirlos , y te dare? mi
manso el blanco, que no ha dos dias que le
adorne? el ensortijado cuello de una esquila de al-
chimia, en un collar de cuero de venado, que
no la trahe mejor otro alguno de quantos en los
campos de Belen repastan. Yo lo hare? , le respondio?
Ergasto, luego que lleguemos a nuestros cortijos,
y los procurare? corregir y embellecer de algu-
nas mejores locuciones ; aunque esto mejor lo ha-
ra? s tu? , despues que alla? los tengas. Prosigamos el
juego , dixo Finarda, y dejad humildades para
las obras, que ya sabemos todos, quan faciles son
en las palabras, y que no hay hombre tan hu-
milde , haciendo versos , que sufra que se los e-
miende el mismo Apolo. Los ignorantes, repli-
co? Ergasto, son incorregibles ,que los sabios , nun-
ca desprecian la correccion del desapassionado
juicio. La lastima es, que por la mayor parte los
ignorantes corrigen a los que saben , y hablan
en lo que ellos no entienden. Hacen muy bien, di-
xo el Rustico, porque nadie puede hablar mas
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? Libro segundo. " 247
seguro en las ciencias j que el que no sabe nin-
guna , respeto de la seguridad que tiene , de que
no hallara? n los ofendidos papel escrito suyo, en
que puedan satisfacerse. No pienso yo, dixo Ami-
nadab, que es essa la menor confianza, que ani-
ma a quien ignora. ? Mas para que? haceis essos
discursos en cosas sin remedio , y en tiempo que
podrian impediros la ternura , con que vais alaban-
do, este santissimo y deseado nin? o? ? Pues quie? n
se humilla a su perfe&issimo nombre, dixo Pal-
myra a Aminadad ? Entonces prosiguiendo el jue-
go : en el cielo , respondio? e? l, los Cherubines al-
tos , en la tierra los empinados montes , y en el
infierno los profundos valles. Mas dime, Finarda,
? quie? n se le humilla al melifluo nombre de Jb-
sus ? En el cielo , dixo Finarda, los Seraphines
abrasados , en la tierra los arboles frondosos, y
en el infierno los testigos falsos. Rieronse los pas-
tores del donayre de Finarda, y ella ban? ando las
mexillas en pura rosa , prosiguio diciendo: Dime,
Nemoroso amigo, ? quie? n se humilla a este sabro-
so nombre de Jesus? En el cielo, dixo Nemoro-
so , las sillas para los futuros Santos, en la tierra
los cedros, y en el infierno los traydores. Mas
dime , Lesbia , ? quie? n se humilla a este nombre
animoso de Jesu? s ? En el cielo , dixo Lesbia , las
inteligencias que les mueven, en la tierra las flo-
res' de las plantas, y en el infierno los enemigos
del alma. Mas dime, Tebandra gentil, ? quie? n
se humilla al ilustrissimo nombre de Jesus ? En
el cielo , dixo Tebandra , la hermosura , en la
tierra la fortaleza, y en el infierno la temeridad.
Fi? a Mas
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? 228 Pastores db Belen.
Mas dime, Alphesibeo , ? quie? n se humilla al escla-
recido nombre de Jesus ? En el cielo , dixo Al-
phesibeo , el sol, en la tierra el mar , y en el in-
fierno el furor. Mas dime, Dositea , < quie? n se
humilla al unico nombre de Jesus ? En el cielo,
dixo Dositea , la luna, en la tierra la paz, y en
el infierno la discordia. Mas dime , Bato amigo,
? quie? n se humilla al incomparable nombre de Je-
sus ? En el cielodixo Bato , los dos polos , en
la tierra las quatro partes, y en el infierno las
infinitas penas. Mas dime, Lucela, ? quie? n se hu-
milla al Christifero nombre de Jesu? s ? En el cie-
lo , dixo Lucela, las estrellas, en la tierra las
fuentes, y en el infierno las mentiras. Mas dime,
Joran , < quie? n se humilla al nombre soberano de
Jesus ? En el cielo, dixo Joran , Jos planetas , en
la tierra las fieras , y en el infierno las murmu-
raciones. Que? bien has dicho , prosiguio? el Rus-
tico , Joran discreto, y pluguiera a Dios que a
todos los que las exercitossen se les pusiera en
la lengua, este dulcissimo nombre de Jesu? s , que
e? l fuera con su Virtud divina bastante a refrenar-
la. En pena , dixo Cloris , de que el Rustico ha
interrumpido nuestro juego , diga en este mismo
proposito alguna cosa:. Consintieron todcs en es-
te advertimiento , y aunque el. Rustico porfiaba,
que el parenthesis havia sido ?
breve y piadoso, no
le admitiendo escusa , comenzo? assi:
Si cada vez que un hombre murmurasse
del amigo, del proximo y ausente,
Jesu? s dixesse, es nombre suficiente
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? Libro segundo. 329
a que la voz y el animo templasse.
Si cada vez que del honor tratasse
del que infama y corrige vanamente,
Jesu? s dixesse , y con humilde frente
a las divinas letras se humillasse:
Es impossible que el furor mas ciego,
y la venganza mas sobervia y loca,
con tal recio no templasse el fuego.
Que el nombre de Jesu? s tanto provoca
a amar a Dios y al proximo , que luego
penetra el corazon desde la boca .
Tengo por infalible, dixo entonces Aminadab,
lo que dices , tal es la fuerza deste divino Jehovah,
que en nuestros passados era inefable, y que ya
nosotros, como os tengo referido , con el de Je-
su? s pronunciamos. Porque este nombre, que de
aquellas quatro letras se compone, contiene en si
las condiciones de la divina naturaleza. ? Mirad
que? efe ? to no le sera? possible , quando con debi-
da reverencia se pronunciasse ? Por el mismo nom-
bre te ruego , dixo Ntdtalvo , pues se ha ofreci-
do ocasion, nos digas, Aminadab, ? por que? se du-
plica en esta dulcissima voz la letra li? e, que co-
mo dices, esta? en el segundo y quarto lugar? Nec-
talvo , respondio. Aminadab , es tan curiosa tu
pregunta , que solo tu ingenio deseara? satisfacerse
de cosa tan altamente considerada. Incluye este
nombre divino de Jesu? s , o Jehovah , no solo la
segunda persona del Verbo; mas todas tres divi-
nas personas. La primera letra, que es Jod, en-
tre nosotros significa principio, en que se entien-
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? 230 Pastores de Belbi? i? .
de el padre, principio sin principio. La segunda
de este inefable nombre es He, y por ella se sig-
nifica el Hijo, por quien todas las cosas tienen
ser. La tercera letra es Van, que significa cari-
dad y amor, y entre nuestros Hebreos , como
arriba os dixe, es conjuncion copulativa, por la
qual se entienda el divino Espiritu , que los en-
laza. La quarta letra es He , que como tu? dices,
se duplica , por ser tambien la segunda ; pero la
razon es, qus como por ella se entiende el Hi-
jo, y e? l havia de tomar la humana naturaleza,
como ya lo sabeis, y tiene de las entran? as de
esta purissima Virgen , y siempre Virgen ; dupli-
case la He, para significar en Christo las dos na-
turalezas , humana y divina. Mas siempre final-
mente es una letra , porque este Sen? or es un su-
puesto solo, y una sola persona, que contiene
en si la humana y divina naturaleza. Poncse
pues esta [letra He en el fin de su santissimo
nombre , para significar la humanidad que por
maravilloso modo junto? a si. De donde enten-
dereis, pastores , la causa porque le fue an? adida
por Dios aquella letra a nuestro padre Abra han en
su primero nombre, significando por aquel ocul-
to mysterio, que su unigenito Hijo havia de to-
mar carne en la tierra de su dichosa descendencia,
como es de Mari? a, esposa de Joseph , del Tri-
bu y casa de David. Esto creyo Abrahan , esto
espero? , y entonces conocio? la Encarnacion desse
santissimo Principe, bendicion tan liberal, pro-
metida a su posteridad, y desde entonces se lla-
mo? padre de excelsas generaciones, que esto sig-
ni-
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? Libro segundo. 231
nifica la diccion Ab , que quiere decir Padre, y
Ram, que quiere decir excelsas, y Hamon, que
quiere decir naciones', pero prosiga el Rustico su
juego, no se quejen estas zagalas de nuestras di-
gressiones. Por vengarme , dixo al Rustico , y
porque no escuches las alabanzas destos pastores,
que tanto desagradan al verdadero humilde, ten-
go de preguntarte , Cloris. Por esso dime, ? quie? n
se humilla a este poderoso nombre de Jesu? s? En
el cielo , dixo Cloris , el fuego1 elemental, en la
tierra los delphines y phocas ,y en el infierno los
atrevimientos y libertades. Penadla, dixo el Rus-
tico , pastores, dadla una grave pena, mirad co-
mo dixo, que se humillaban en la tierra los del-
phines , estando en la mar. Volvio? por ella Nec-
talvo, y dixo : No es justo que peneis a Cloris
sin culpa, porque ella quiso decir, que los del-
phines de la mar le alabassen en la tierra , que
bien sabeis que estos elementos son descriptos de
los Astrologos tan juntos, como si de dos ceras
de diferentes colores se hiciesse una bola , en
que lo blanco y colorado se mostrassen a man-
chas , que esso es la mar y la fierra , y es-
sas partes descubren enlazandose. No le aprovecho?
a Ne&alvo haver vuelto por Cloris , que por
oiri? a no se oyo? su disculpa, y al fin importuna-
da dixo assi, ayudandola Eliphila y Dositea sus
amigas con los instrumentos, a cuyo acento ape-
nas se osaba mover el ayre :
Una
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 33* Pastores di Belen.
Una Virgen pof mi bien,
con un si que dio a su padre,
sera? de su esposo madre ,
y sera? Virgen tambien .
, Una Virgen celestial
ha dado a su padre un j/,
con que ha remediado aqui
todo nuestro antiguo mal.
Casada para mi bien
con el hijo de su padre,
sera? de su esposo madre,
y sera? Virgen tambien.
Dixo un si y que remedio?
un no de quatro mil an? os,
con que todos nuestros dan? os
para siempre reparo? .
En e? l estuvo mi bien,
que obedeciendo a su padre,
sera? de su esposo madre ,
y sera? Virgen tambien .
Yo no soy, prosiguio? Clorts, amiga de ven-
ganzas , porque aun en las cosas de entretenimien-
to honesto me guardo de procurarla. Diga Eli--
phila, ? quie? n se humilla al salutifero nombre de
Jesu? s ? En el cielo , dixo Eliphila, las colunas que
estremece su duen? o soberano , en la tierra los
Ju? eces, y en el infierno los injustos. Mas diga
Neclalvo, ? quie? n se humilla al florido nombre
de Jesu? s ? En el cielo , dixo Ne&alvo , la luz,
en la tierra el dia, y en el infierno la noche.
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro secundo. 233
Mas dirne, Elysio, <? quie? n se humilla al mise-
ricordioso nombre de Jesus? En el cielo, dixo
Elysio, todo el cielo, en la tierra toda la tier-
ra , y en el infierno todo el infierno. Cerro? con es-
to el pastor la conversacion y el juego, porque
havian llegado a las cabanas, donde. despidiendose
los unos de los otros, amorosamente se recogieron.
Tomo XVI.
PAS-
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? >>34
PASTORES DE BELEN.
LIBRO III.
TAnta opinion havia cobrado Aminadab de
estudioso y entendido desde el dia de la
precedente junta de los pastores, que por todos
los valles de la torre de Belen era mirado por
la cosa mas rara y prodigiosa que en ellos se ha-
via visto, a cuya fama el viejo Rabadan Mahol
quedo? tan advertido y aficionado , que conocien-
do la voluntad de los dos, le caso? con la bella
Palmyra , que fue causa de que se quedasse en
aquellas aldeas , sin volver a las montan? as de Ju-
dea , mas que a despedirse de Zacharias , la pa-
rida Isabel y Juan su hermoso hijo. Truxo Amina-
dab su hato con grande sentimiento de los amigos,
y aderezando una vieja cabana vecina a la de su
suegro por la aspereza , con que el hibierno en-
traba , se quedo? por morador de los Bethlehemiti-
cos campos, donde haviendo el sol dejado atra? s
el Sagitario, y entrando en la bella Amalthea, que
por la crianza de Jupiter, hoy es imagen de las
que pinta la curiosa Astrologia en el cielo; co-
menzo? el riguroso Diciembre a serlo tanto , que.
los pastores de Belen se juntaban las noches a
hacer grandes hogueras en los campos, y hincan-
do algunos troncos, cercandolos de mimbres y
otras ramas de robles y tarayes, hacian resisten-
cia al viento, como en las salas de las ciuda-
des los aforrados canceles a los sen? ores. Las ove-
-" * * > . * jue-
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? Libro tercero. 235
jaelas al rededor del fuego balaban ateridas, y
juntandose unas con otras en los rediles , passa-
ban las frias noches, amaneciendo la escarcha so-
bre sus lanas, como en las copas de los inmobles
arboles tal vez los candidos copos de la blanca
nieve dejaban vestidos de una misma librea Ioj
cielos y los campos. Los pastores envueltos en
sus gabanes toscos, deseaban la venida del sol,
cuyos rayos la deshiciessen para descubrir las
sendas. Caianse las aves muertas por la grande
falta del grano y hojas de los arboles, que ya
por estar caidas, ya por estar cubiertas, no las
hallaban. Los ossos se sustentaban en las obscu-
ras cuevas del humor de sus manos , y los de-
ma? s animales venian hambrientos hasta las mismas
cabanas de los pastores, cuyos perros con ladri-
dos fuertes, que por todos aquellos valles rimbom-
vaban, despertaban los pastores, que con los esta-
llidos de las hondas los auyentaban del rededor de
las cabanas. Este an? o setecientos y cinquenta y
dos de la fundacion de Roma , y del principio
del mundo tres mil y novecientos y setenta , y
quarenta y dos del Imperio de O&aviano Cesar,
que fue el primero que merecio? del pueblo Ro-
mano nombre de Augusto, despues que vino de
vencer a Marco Antonio y triumpho? del Egypto,
poniendo de tal suerte en paz el mundo, que en
todo e? l no havia un pequen? o movimiento de
guerra; cerro? Augusto la tercera vez el Templo
de Jano, que por espacio de doce an? os no se
vio abierto: y para saber quanto se dilataba el
Romano Imperio, promulgo? un decreto, que to*
Gg 2 dos
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 236 Pastores de Belen.
dos los que fuessen subditos suyos, se escribies-
sen y manifestassen. Esta descripcion se hacia de
dos maneras, o para saber el numero de los va-
sallos , o para que juntamente con el nombre ca-
da uno declarasse su facultad y hacienda, para
que conforme a ella pagasse al Romano Principe
tributo. Y de aqui se llamaron Censores los que
apreciaban estas facultades y haciendas. Acudi? an
a la ciudad, que era Metropoli de la Provincia,
de donde eran naturales, como era costumbre de
los Hebreos , quando se numeraban , describirse en
su familia y Tribu. Tan grande era en aquella
sazon el Imperio de los Romanos , que de las
partes del mundo descubiertas solos los Godos,
Armenios y Indios no les eran tributarios. Esta
descripcion en fin mas parecia pertenecer al nue-
vo y soberano Principe, que ya nacia , que al
referido O&aviano : lo que parece , que e? l mismo
daba a entender, no haviendo consentido a la li-
sonja del Senado y Pueblo Romano, que le quiso
A? l mismo tiempo adorar por sen?
