The eight days during which is
solemnized the principal fete of the Virgin, August 15-22.
solemnized the principal fete of the Virgin, August 15-22.
Gustavo Adolfo Becuqer
LA AJORCA DEL ORO
I
Ella era hermosa, hermosa con esa hermosura que inspira el vertigo;
hermosa con esa hermosura que no se parece en nada a la que sonamos en
los angeles, y que, sin embargo, es sobrenatural; hermosura diabolica,
que tal vez presta el demonio a algunos seres para hacerlos sus
instrumentos en la tierra.
El la amaba: la amaba con ese amor que no conoce freno ni limites; la
amaba con ese amor en que se busca un goce y solo se encuentran
martirios; amor que se asemeja a la felicidad, y que, no obstante,
parece infundir el cielo para la expiacion de una culpa.
Ella era caprichosa, caprichosa y extravagante, como todas las
mujeres[1] del mundo.
[Footnote 1: This cynical view of women is repeated in some of
Becquer's verses, and may not unlikely have been caused by a bitter
personal experience, as the love-story embodied in the poems seems
to suggest. ]
El, supersticioso, supersticioso y valiente, como todos los hombres de
su epoca.
Ella se llamaba Maria Antunez.
El Pedro Alfonso de Orellana.
Los dos eran toledanos[1], y los dos vivian en la misma ciudad que los
vio nacer.
[Footnote 1: toledanos--'of Toledo. ' Toledo is the capital of a
province of the same name. It is situated on the Tagus not far to
the south of Madrid. "The city was the ancient capital of the
Carpetani, and was conquered by the Romans about 193 B. C. It was the
capital of the West-Gothic realm;. . . was the second city in the
country under the Moorish rule; was taken by Alfonso VI of Castile
and Leon in 1085;. . . and was the capital of Castile until superseded
by Madrid in the sixteenth century. " _Century Dict_. Population
(1900) 23,375. Within its walls it presents the appearance of a
Moorish city with huddled dwellings and narrow, crooked streets,
which afford but scanty room even for the foot passenger. Viewed
from without it is unrivaled for stern picturesqueness. "The city
lies on a swelling granite hill in the form of a horseshoe, cut out,
as it were, by the deep gorge of the Tagus from the mass of
mountains to the south. On the north it is connected with the great
plain of Castile by a narrow isthmus. At all other points the sides
of the rocky eminence are steep and inaccessible. " (Baedeker. )
"Toledo, on its hillside, with the tawny half-circle of the Tagus at
its feet, has the color, the roughness, the haughty poverty of the
sierra on which it is built, and whose strong articulations from the
very first produce an impression of energy and passion. " (Quoted
from M. Maurice Barres in Hannah Lynch's _Toledo_, London, 1903, p.
3. )]
La tradicion que refiere esta maravillosa historia, acaecida hace
muchos anos, no dice nada mas acerca de los personajes que fueron sus
heroes.
Yo, en mi calidad de cronista veridico, no anadire ni una sola palabra
de mi cosecha para caracterizarlos mejor.
II
El la encontro un dia llorando y le pregunto:--? Por que lloras?
Ella se enjugo los ojos, le miro fijamente, arrojo un suspiro y volvio
a llorar.
Pero entonces, acercandose a Maria, le tomo una mano, apoyo el codo en
el pretil arabe desde donde la hermosa miraba pasar la corriente del
rio, y torno a decirle:--? Por que lloras?
El Tajo[1] se retorcia gimiendo al pie del mirador[2] entre las rocas
sobre que se asienta la ciudad imperial. [3] El sol trasponia los
montes vecinos, la niebla de la tarde flotaba como un velo de gasa
azul, y solo el monotono ruido del agua interrumpia el alto silencio.
[Footnote 1: El Tajo = 'The Tagus. ' "The longest river in the
Spanish peninsula. . . . It rises in the province of Teruel, Spain, in
the mountain Muela de San Juan; flows west through New Castile and
Estremadura; forms part of the boundary between Spain and Portugal;
and empties by two arms into the Bay of Lisbon. The chief city on
its banks in Spain is Toledo. " _Century Dict. _]
[Footnote 2: mirador = 'lookout,' a kind of bow in the wall
surrounding some of the heights of Toledo. ]
[Footnote 3: imperial. Referring probably to the time of the Roman
dominion, which, though it lasted some two hundred years, has left
in the monuments of Toledo very little evidence of its duration. See
p. 50, note 2. ]
Maria exclamo:--No me preguntes por que lloro, no me lo preguntes;
pues ni yo sabre contestarte, ni tu comprenderme. Hay deseos que se
ahogan en nuestra alma de mujer, sin que los revele mas que un
suspiro; ideas locas que cruzan por nuestra imaginacion, sin que ose
formularlas el labio, fenomenos incomprensibles de nuestra naturaleza
misteriosa, que el hombre no puede ni aun concebir. Te lo ruego, no me
preguntes la causa de mi dolor; si te la revelase, acaso te arrancaria
una carcajada.
Cuando estas palabras expiraron, ella torno a inclinar la frente, y el
a reiterar sus preguntas.
La hermosa, rompiendo al fin su obstinado silencio, dijo a su amante
con voz sorda y entrecortada.
--Tu lo quieres, es una locura que te hara reir; pero no importa: te
lo dire, puesto que lo deseas.
Ayer estuve en el templo. [1] Se celebraba la fiesta de la Virgen;[2]
su imagen, colocada en el altar mayor sobre un escabel de oro,
resplandecia como un[3] ascua de fuego; las notas del organo temblaban
dilatandose de eco en eco por el ambito de la iglesia, y en el coro
los sacerdotes entonaban el _Salve, Regina_[4]
[Footnote 1: templo. Reference is made here to the cathedral of
Toledo. ]
[Footnote 2: la fiesta de la Virgen. Probably the festival of the
Assumption, August 15, as this is generally considered the most
important of the various festivals in honor of the Virgin, such as,
for example, the Nativity of Mary (September 8), the Purification of
the Blessed Virgin (February 2), and the Annunciation (March 25). ]
[Footnote 3: un. For _una_. This use is not sanctioned by the
Spanish Academy, nor, as Knapp says, "by the best modern writers. "]
[Footnote 4: Salve, Regina = 'Hail, Queen (of Mercy). ' The first
words of a Latin antiphon ascribed to Hermannus Contractus (b.
1013-d. 1054). In mediaeval times it was a great favorite with the
church, and was appointed for use at compline, from the first
vespers of Trinity Sunday up to nones on the Saturday before Advent
Sunday. See John Julian, _Dictionary of Hymnology_, London, 1892, p.
991. ]
Yo rezaba, rezaba absorta en mis pensamientos religiosos, cuando
maquinalmente levante la cabeza y mi vista se dirigio al altar. No se
por que mis ojos se fijaron desde luego en la imagen, digo mal, en la
imagen no; se fijaron en un objeto que hasta entonces no habia visto,
un objeto que, sin poder explicarmelo, llamaba sobre si toda mi
atencion. No te rias . . . aquel objeto era la ajorca de oro que tiene
la Madre de Dios en uno de los brazos en que descansa su divino
Hijo. . . . Yo aparte la vista y torne a rezar. . . . ? Imposible! Mis ojos
se volvian involuntariamente al mismo punto. Las luces del altar,
reflejandose en las mil facetas de sus diamantes, se reproducian de
una manera prodigiosa. Millones de chispas de luz rojas y azules,
verdes y amarillas, volteaban alrededor de las piedras como un
torbellino de atomos de fuego, como una vertiginosa ronda de esos
espiritus de las llamas que fascinan con su brillo y su increible
inquietud. . . .
Sali del templo, vine a casa, pero vine con aquella idea fija en la
imaginacion. Me acoste para dormir; no pude. . . . Paso la noche, eterna
con aquel pensamiento. . . . Al amanecer se cerraron mis parpados, y, ? lo
creeras? aun en el sueno veia cruzar, perderse y tornar de nuevo una
mujer, una mujer morena y hermosa, que llevaba la joya de oro y de
pedreria; una mujer, si, porque ya no era la Virgen que yo adoro y
ante quien me humillo, era una mujer, otra mujer como yo, que me
miraba y se reia mofandose de mi. --? La ves? parecia decirme,
mostrandome la joya. --? Como brilla! Parece un circulo de estrellas
arrancadas del cielo de una noche de verano. ? La ves? pues no es tuya,
no lo sera nunca, nunca. . . . Tendras acaso otras mejores, mas ricas, si
es posible; pero esta, esta que resplandece de un modo tan fantastico,
tan fascinador . . . nunca . . . nunca . . . --Desperte; pero con la misma
idea fija aqui, entonces como ahora, semejante a un clavo ardiente,
diabolica, incontrastable, inspirada sin duda por el mismo Satanas. . . .
? Y que? . . . Callas, callas y doblas la frente. . . . ? No te hace reir mi
locura?
Pedro, con un movimiento convulsive, oprimio el puno de su espada,
levanto la cabeza, que en efecto habia inclinado, y dijo con voz
sorda:
--? Que Virgen tiene esa presea?
--La del Sagrario,[1] murmuro Maria.
[Footnote 1: La (Virgen) del Sagrario. A highly venerated figure of
the Virgin, made of a dark-colored wood and almost covered with
valuable jewels. It stands now in the chapel of the same name, to
which visitors are seldom admitted. ]
--? La del Sagrario! repitio el joven con acento de terror: ? la del
Sagrario de la catedral! . . .
Y en sus facciones se retrato un instante el estado de su alma,
espantada de una idea.
--? Ah! ? por que no la posee otra Virgen? [1] prosiguio con acento
energico y apasionado; ? por que no la tiene el arzobispo en su mitra,
el rey en su corona, o el diablo entre sus garras? Yo se la arrancaria
para ti, aunque me costase la vida o la condenacion. Pero a la Virgen
del Sagrario, a nuestra Santa Patrona, yo . . . yo que he nacido en
Toledo, ? imposible, imposible!
[Footnote 1: otra Virgen. There are several other statues of the
Virgin in the cathedral, for which, however, less reverence is felt.
The choice of certain statues of Christ or of the Virgin for special
veneration is very characteristic of Spanish Catholics. See p. 152,
note 2. ]
--? Nunca! murmuro Maria con voz casi imperceptible; ? nunca!
Y siguio llorando.
Pedro fijo una mirada estupida en la corriente del rio. En la
corriente, que pasaba y pasaba sin cesar ante sus extraviados ojos,
quebrandose al pie del mirador entre las rocas sobre que se asienta la
ciudad imperial.
III
? La catedral de Toledo! [1] Figuraos un bosque de gigantes palmeras de
granito que al entrelazar sus ramas forman una boveda colosal y
magnifica, bajo la que se guarece y vive, con la vida que le ha
prestado el genio, toda una creacion de seres imaginarios y reales.
[Footnote 1: La catedral de Toledo. The construction of the Toledo
Cathedral is essentially of the thirteenth century, although it was
not finished until 1493. The exterior of this vast church, with its
great doors, rose-windows, and beautiful Gothic towers, the northern
one of which (295 ft. ) has alone been finished, is of surpassing
grandeur and beauty, and nothing could be more sumptuous or more
impressive than its interior. "And should time be short for detailed
inspection, it is this general effect of immense naves, of a forest
of columns and of jeweled windows that we carry away, feeling too
small amidst such greatness of form and incomparable loveliness of
lights for the mere expression of admiration. " Hannah Lynch,
_Toledo_, London, 1903, pp. 150-151. ]
Figuraos un caos incomprensible de sombra y luz, en donde se mezclan y
confunden con las tinieblas de las naves los rayos de colores de las
ojivas; donde lucha y se pierde con la obscuridad del santuario el
fulgor de las lamparas.
Figuraos un mundo de piedra, inmenso como el espiritu de nuestra
religion, sombrio como sus tradiciones, enigmatico como sus parabolas,
y todavia no tendreis una idea remota de ese eterno monumento del
entusiasmo y la fe de nuestros mayores, sobre el que los siglos ban
derramado a porfia el tesoro de sus creencias, de su inspiration y de
sus artes.
En su seno viven el silencio, la majestad, la poesia del misticismo, y
un santo horror que defiende sus umbrales contra los pensamientos
mundanos y las mezquinas pasiones de la tierra.
La consuncion material se alivia respirando el aire puro de las
montanas; el ateismo debe curarse respirando su atmosfera de fe.
Pero si grande, si imponente se presenta la catedral a nuestros ojos a
cualquier hora que se penetra en su recinto misterioso y sagrado,
nunca produce una impresion tan profunda como en los dias en que
despliega todas las galas de su pompa religiosa, en que sus
tabernaculos se cubren de oro y pedreria, sus gradas de alfombra y sus
pilares de tapices.
Entonces, cuando arden despidiendo un torrente de luz sus mil lamparas
de plata; cuando flota en el aire una nube de incienso, y las voces
del coro, y la armonia de los organos y las campanas de la torre
estremecen el edificio desde sus cimientos mas profundos hasta las mas
altas agujas que lo coronan, entonces es cuando se comprende, al
sentirla, la tremenda majestad de Dios que vive en el, y lo anima con
su soplo y lo llena con el reflejo de su omnipotencia.
El mismo dia en que tuvo lugar la escena que acabamos de referir, se
celebraba en la catedral de Toledo el ultimo de la magnifica octava de
la Virgen. [1]
[Footnote 1: octava de la Virgen.
The eight days during which is
solemnized the principal fete of the Virgin, August 15-22. See p.
52, note 3. ]
La fiesta religiosa habia traido a ella una multitud inmensa de
fieles; pero ya esta se habia dispersado en todas direcciones; ya se
habian apagado las luces de las capillas y del altar mayor, y las
colosales puertas del templo habian rechinado sobre sus goznes para
cerrarse detras del ultimo toledano, cuando de entre las sombras, y
palido, tan palido como la estatua de la tumba en que se apoyo un
instante mientras dominaba su emocion, se adelanto un hombre que vino
deslizandose con el mayor sigilo hasta la verja del crucero. Alli la
claridad de una lampara permitia distinguir sus facciones.
Era Pedro.
? Que habia pasado entre los dos amantes para que se arrastrara al fin
a poner por obra una idea que solo el concebirla habia erizado sus
cabellos de horror? Nunca pudo saberse.
Pero el estaba alli, y estaba alli para llevar a cabo su criminal
proposito. En su mirada inquieta, en el temblor de sus rodillas, en el
sudor que corria en anchas gotas por su frente, llevaba escrito su
pensamiento.
La catedral estaba sola, completamente sola, y sumergida en un
silencio profundo.
No obstante, de cuando en cuando se percibian como unos rumores
confusos: chasquidos de madera tal vez, o murmullos del viento, o
? quien sabe? acaso ilusion de la fantasia, que oye y ve y palpa en su
exaltacion lo que no existe, pero la verdad era que ya cerca, ya
lejos, ora a sus espaldas, ora a su lado mismo, sonaban como sollozos
que se comprimen, como roce de telas que se arrastran, como rumor de
pasos que van y vienen sin cesar.
Pedro hizo un esfuerzo para seguir en su camino, llego a la verja, y
subio la primera grada de la capilla mayor. [1] Alrededor de esta
capilla estan las tumbas de los reyes,[2] cuyas imagenes de piedra,
con la mano en la empunadura de la espada, parecen velar noche y dia
por el santuario a cuya sombra descansan todos por una eternidad.
[Footnote 1: la primera . . . mayor. There are three steps that lead
up to the chapel, which is separated from the transept to-day by a
magnificent reja (screen or grating), dating from 1548, and is
filled with treasures of art. ]
[Footnote 2: los reyes. Alfonso VII, the Infante Don Pedro de
Aguilar (son of Alfonso XI), Sancho III, and Sancho IV are buried
here. ]
--? Adelante! murmuro en voz baja, y quiso andar y no pudo. Parecia que
sus pies se habian clavado en el pavimento. Bajo los ojos, y sus
cabellos se erizaron de horror: el suelo de la capilla lo formaban
anchas y obscuras losas sepulcrales.
Por un momento creyo que una mano fria y descarnada le sujetaba en
aquel punto con una fuerza invencible. Las moribundas lamparas, que
brillaban en el fondo de las naves como estrellas perdidas entre las
sombras, oscilaron a su vista, y oscilaron las estatuas de los
sepulcros y las imagenes del altar, y oscilo el templo todo con sus
arcadas de granito y sus machones de silleria.
--? Adelante! volvio a exclamar Pedro como fuera de si, y se acerco al
ara, y trepando por ella subio hasta el escabel de la imagen. Todo
alrededor suyo se revestia de formas quimericas y horribles; todo era
tinieblas y luz dudosa, mas imponente aun que la obscuridad. Solo la
Reina de los cielos, suavemente iluminada por una lampara de oro,
parecia sonreir tranquila, bondadosa, y serena en medio de tanto
horror.
Sin embargo, aquella sonrisa muda e inmovil que le tranquilizara[1] un
instante, concluyo por infundirle temor; un temor mas extrano, mas
profundo que el que hasta entonces habia sentido.
[Footnote 1: tranquilizara. See p. 16, note 3. ]
Torno empero a dominarse, cerro los ojos para no verla, extendio la
mano con un movimiento convulsivo y le arranco la ajorca de oro,
piadosa ofrenda de un santo arzobispo; la ajorca de oro cuyo valor
equivalia a una fortuna. [2]
[Footnote 2: equivalia a una fortuna. The jewels of this Virgin,
presents for the most part from crowned heads and high church
dignitaries, are in fact of immense value. ]
Ya la presea estaba en su poder: sus dedos crispados la oprimian con
una fuerza sobrenatural, solo restaba huir, huir con ella: pero para
esto era preciso abrir los ojos, y Pedro tenia miedo de ver, de ver la
imagen, de ver los reyes de las sepulturas, los demonios de las
cornisas, los endriagos de los capiteles, las fajas de sombras y los
rayos de luz que semejantes a blancos y gigantescos fantasmas, se
movian lentamente en el fondo de las naves, pobladas de rumores
temerosos y extranos.
Al fin abrio los ojos, tendio una mirada, y un grito agudo se escapo
de sus labios.
La catedral estaba llena de estatuas, estatuas que, vestidas con
luengos y no vistos ropajes, habian descendido de sus huecos, y
ocupaban todo el ambito de la iglesia, y le miraban con sus ojos sin
pupila.
Santos, monjas, angeles, demonios, guerreros, damas, pajes, cenobitas
y villanos, se rodeaban y confundian en las naves y en el altar. A sus
pies oficiaban, en presencia de los reyes, de hinojos sobre sus
tumbas, los arzobispos de marmol que el habia visto otras veces,
inmoviles sobre sus lechos mortuorios, mientras que arrastrandose por
las losas, trepando por los machones, acurrucados en los doseles,
suspendidos de las bovedas, pululaban como los gusanos de un inmenso
cadaver, todo un mundo de reptiles y alimanas de granito, quimericos,
deformes, horrorosos.
Ya no pudo resistir mas. Las sienes le latieron con una violencia
espantosa; una nube de sangre obscurecio sus pupilas, arrojo un
segundo grito, un grito desgarrador y sobrehumano, y cayo desvanecido
sobre el ara.
Cuando al otro dia los dependientes de la iglesia le encontraron al
pie del altar, tenia aun la ajorca de oro entre sus manos, y al verlos
aproximarse, exclamo con una estridente carcajada:
--? Suya, suya!
El infeliz estaba loco.
EL CRISTO DE LA CALAVERA[1]
[Footnote 1: See p. 70, note 1. ]
El rey de Castilla[1] marchaba a la guerra de moros,[2] y para
combatir con los enemigos de la religion habia apellidado en son de
guerra a todo lo mas florido de la nobleza de sus reinos. Las
silenciosas calles de Toledo[3] resonaban noche y dia con el marcial
rumor de los atabales y los clarines, y ya en la morisca puerta de
Visagra,[4] ya en la del Cambron,[5] en la embocadura del antiguo
puente de San Martin,[6] no pasaba hora sin que se oyese el ronco
grito de los centinelas, anunciando la llegada de algun caballero que,
precedido de su pendon senorial y seguido de jinetes y peones, venia a
reunirse al grueso del ejercito castellano.
[Footnote 1: See p. 34, note 1. ]
[Footnote 2: moros = 'Moors. ' The Arabs who conquered Mauritania in
the Seventh century converted the native race to Mohammedanism, and
it was this mixed population that entered Spain by Gibraltar in 71.
There they remained in almost constant warfare with the Christians
until they were finally defeated at Granada by the armies of
Ferdinand and Isabella and driven from Spain in 1492.
Toledo was entered by the Christians under Alfonso VI in 1085. From
this time on Christian arms began to prevail in the peninsula. ]
[Footnote 3: Toledo. See p. 50, note 2. ]
[Footnote 4: puerta de Visagra. The gate referred to here is the
_Puerta Visagra Antigua_, an ancient Arab gate of the ninth century,
a little to the west of the _Puerta Visagra Actual_, which latter
was not built until 1550. The old _Puerta Visagra_ is now blocked
up. It was through this gateway that Alfonso VI entered Toledo. "The
work is entirely Moorish, of the first period, heavy and simple,
with the triple arches so delightfully curved in horseshoe shape,
and the upper crenelated apertures. " H. Lynch, _Toledo_, London,
1903, p. 297. Its name is probably from the Arabic, either from _Bab
Shaqra_ (red gate) or _Bab Shara_ (field-gate). ]
[Footnote 5: la del Cambron. The Puerta del Cambron is one of the
three open gateways in the outer walls of Toledo to-day. "Entering
the city by the Bridge of San Martin, you front the gate of the
Cambron, so called from the brambles that grew about that small,
charming, pinnacled edifice, which was built upon the spot of
Wamba's old gate in Alfonso VI's time, and was then completely
Moorish in style. In 1576 it was restored and took on its present
half renaissance, half classical aspect. " Ib. , p. 295. ]
[Footnote 6: Puente de San Martin. "The imposing _Puente de San
Martin_, which spans the Tagus to the west of the town, was built in
1212 and renewed in 1390. It consists of five arches, that in the
center being about 100 ft. in height Each end is guarded by a
gate-tower. . . . The gorge of the Tagus here is very imposing. "
Baedeker, _Spain and Portugal_ (1901), p. 150. ]
El tiempo que faltaba para emprender el camino de la frontera y
concluir de ordenar las huestes reales, discurria en medio de fiestas
publicas, lujosos convites y lucidos torneos, hasta que, llegada al
fin la vispera del dia senalado de antemano por S. A. [1] para la salida
del ejercito, se dispuso un postrer sarao, con el que debieran
terminar los regocijos.
[Footnote 1: S. A. Abbreviation for Su Alteza, 'His Highness,' a
title given to the kings of Spain down to the Austrian dynasty, and
now applied to princes and regents. ]
La noche del sarao, el alcazar[1] de los reyes ofrecia un aspecto
singular. En los anchurosos patios, alrededor de inmensas hogueras, y
diseminados sin orden ni concierto, se veia una abigarrada multitud de
pajes, soldados, ballesteros y gente menuda, quienes, estos aderezando
sus corceles y sus armas y disponiendolos para el combate; aquellos
saludando con gritos o blasfemias las inesperadas vueltas de la
fortuna, personificada en los dados del cubilete, los otros
repitiendo en coro el refran de un romance de guerra, que entonaba un
juglar acompanado de la guzla; los de mas alla comprando a un romero
conchas,[2] cruces y cintas tocadas en el sepulcro de Santiago,[3] o
riendo con locas carcajadas de los chistes de un bufon, o ensayando en
los clarines el aire belico para entrar en la pelea, propio de sus
senores, o refiriendo antiguas historias de caballerias o aventuras de
amor, o milagros recientemente acaecidos, formaban un infernal y
atronador conjunto imposible de pintar con palabras.
[Footnote 1: el alcazar. The Alcazar (Arab, _al qacr_, 'the castle')
"stands on the highest ground in Toledo. The site was originally
occupied by a Roman '_castellum_' which the Visigoths also used as a
citadel. After the capture of the city by Alfonso VI the Cid resided
here as 'Alcaide. ' Ferdinand the Saint and Alfonso the Learned
converted the castle into a palace, which was afterwards enlarged
and strengthened by John II, Ferdinand and Isabella, Charles V, and
Philip II. " (Baedeker, 1901, p. 152) It has been burned and restored
several times. The magnificent staircase is due to Charles V, whose
name the Alcazar sometimes bears. ]
[Footnote 2: conchas = 'shells. ' During the Middle Ages pilgrims
often ornamented their clothing with shells, particularly with
scallop-shells, to indicate doubtless that they had crossed the sea
to the Holy Shrine in Palestine; for this reason the scallops were
known as "pilgrim shells. " See the _Encyclopedia Americana_
("Shell"). According to one of the legends the remains of St. James
were brought to Spain in a scallop-shell; hence the use of that
emblem by pilgrims to his sanctuary. ]
[Footnote 3: Santiago = 'St. James,' the patron saint of Spain. A
legend of about the twelfth century tells us that the remains of St.
James the Greater, son of Zebedee, after he was beheaded in Judea,
were miraculously brought to Spain and interred in a spot whose
whereabouts was not known until in the ninth century a brilliant
star pointed out the place ('campus stellae'). The cathedral of
Santiago de Compostela was erected there, and throughout the Middle
Ages it was one of the most popular pilgrim-resorts in Christendom. ]
Sobre aquel revuelto oceano de cantares de guerra, rumor de martillos
que golpeaban los yunques, chirridos de limas que mordian el acero,
piafar de corceles, voces descompuestas, risas inextinguibles, gritos
desaforados, notas destempladas, juramentos y sonidos extranos y
discordes, flotaban a intervalos como un soplo de brisa armoniosa los
lejanos acordes de la musica del sarao.
Este, que tenia lugar en los salones que formaban el segundo cuerpo
del alcazar, ofrecia a su vez un cuadro, si no tan fantastico y
caprichoso, mas deslumbrador y magnifico.
Por las extensas galerias que se prolongaban a lo lejos formando un
intrincado laberinto de pilastras esbeltas y ojivas caladas y ligeras
como el encaje, por los espaciosos salones vestidos de tapices, donde
la seda y el oro habian representado, con mil colores diversos,
escenas de amor, de caza y de guerra, y adornados con trofeos de armas
y escudos, sobre los cuales vertian un mar de chispeante luz un
sinnumero de lamparas y candelabros de bronce, plata y oro, colgadas
aquellas de las altisimas bovedas, y enclavados estos en los gruesos
sillares de los muros; por todas partes a donde se volvian los ojos,
se veian oscilar y agitarse en distintas direcciones una nube de damas
hermosas con ricas vestiduras, chapadas en oro, redes de perlas
aprisionando sus rizos, joyas de rubies llameando sobre su seno,
plumas sujetas en vaporoso cerco a un mango de marfil, colgadas del
puno, y rostrillos de 'blancos encajes, que acariciaban sus mejillas,
o alegres turbas de galanes con talabartes de terciopelo, justillos de
brocado y calzas de seda, borceguies de tafilete, capotillos de mangas
perdidas y caperuza, punales con pomo de filigrana y estoques de
corte, brunidos, delgados y ligeros.
Pero entre esta juventud brillante y deslumbradora, que los ancianos
miraban desfilar con una sonrisa de gozo, sentados en los altos
sitiales de alerce que rodeaban el estrado real llamaba la atencion
por su belleza incomparable, una mujer aclamada reina de la hermosura
en todos los torneos y las cortes de amor de la epoca, cuyos colores
habian adoptado por emblema los caballeros mas valientes; cuyos
encantos eran asunto de las coplas de los trovadores mas versados en
la ciencia del gay saber; a la que se volvian con asombro todas las
miradas; por la que suspiraban en secreto todos los corazones,
alrededor de la cual se veian agruparse con afan, como vasallos
humildes en torno de su senora, los mas ilustres vastagos de la
nobleza toledana, reunida en el sarao de aquella noche. Los que
asistian de continuo a formar el sequito de presuntos galanes de dona
Ines de Tordesillas, que tal era el nombre de esta celebrada
hermosura, a pesar de su caracter altivo y desdenoso, no desmayaban
jamas en sus pretensiones; y este, animado con una sonrisa que habia
creido adivinar en sus labios; aquel, con una mirada benevola que
juzgaba haber sorprendido en sus ojos; el otro, con una palabra
lisonjera, un ligerisimo favor o una promesa remota, cada cual
esperaba en silencio ser el preferido. Sin embargo, entre todos ellos
habia dos que mas particularmente se distinguian por su asiduidad y
rendimiento, dos que al parecer, si no los predilectos de la hermosa,
podrian calificarse de los mas adelantados en el camino de su corazon.
Estos dos caballeros, iguales en cuna, valor y nobles prendas,
servidores de un mismo rey y pretendientes de una misma dama,
llamabanse Alonso de Carrillo el uno, y el otro Lope de Sandoval.
Ambos habian nacido en Toledo; juntos habian hecho sus primeras armas,
y en un mismo dia, al encontrarse sus ojos con los de dona Ines, se
sintieron poseidos de un secreto y ardiente amor por ella, amor que
germino algun tiempo retraido y silencioso, pero que al cabo comenzaba
a descubrirse y a dar involuntarias senales de existencia en sus
acciones y discursos.
En los torneos del Zocodover,[1] en los juegos florales de la corte,
siempre que se les habia presentado coyuntura para rivalizar entre si
en gallardia o donaire, la habian aprovechado con afan ambos
caballeros, ansiosos de distinguirse a los ojos de su dama; y aquella
noche, impelidos sin duda por un mismo afan, trocando los hierros por
las plumas y las mallas por los brocados y la seda, de pie junto al
sitial donde ella se reclino un instante despues de haber dado una
vuelta por los salones, comenzaron una elegante lucha de frases
enamoradas e ingeniosas, o epigramas embozados y agudos.
[Footnote 1: El Zocodover. A small, quaint, three-cornered plaza,
with two sides straight and the third curved, surrounded by
buildings with rough arcades shading the shops on the ground floor.
It used to be the scene of tournaments and bull-fights, as well as
being the market-place, as it is to-day. "The life of the city then
(after the Christian conquest), as now, spread from the Zocodover,
word of inexplicable charm, said to be Arabian and to signify 'Place
of the Beasts. ' Down the picturesque archway, cut in deep yellow
upon such a blue as only southern Europe can show at all seasons, a
few steps lead you to the squalid ruin where Cervantes slept, ate
and wrote the _Ilustre Fregona_. So exactly must it have been in the
day Cervantes suffered and smiled, offering to his mild glance just
such a wretched and romantic front. " H. Lynch, _op. cit. _, pp.
119-120]
Los astros menores de esta brillante constelacion, formando un dorado
semicirculo en torno de ambos galanes, reian y esforzaban las
delicadas burlas; y la hermosa, objeto de aquel torneo de palabras,
aprobaba con una imperceptible sonrisa los conceptos escogidos o
llenos de intencion, que, ora salian de los labios de sus adoradores,
como una ligera onda de perfume que halagaba su vanidad, ora partian
como una saeta aguda que iba a buscar para clavarse en el, el punto
mas vulnerable del contrario, su amor propio.
Ya el cortesano combate de ingenio y galanura comenzaba a hacerse de
cada vez mas crudo; las frases eran aun corteses en la forma, pero
breves, secas, y al pronunciarlas, si bien las acompanaba una ligera
dilatacion de los labios, semejante a una sonrisa, los ligeros
relampagos de los ojos imposibles de ocultar, demostraban que la
colera hervia comprimida en el seno de ambos rivales.
La situacion era insostenible. La dama lo comprendio asi, y
levantandose del sitial se disponia a volver a los salones, cuando un
nuevo incidente vino a romper la valla del respetuoso comedimiento en
que se contenian los dos jovenes enamorados. Tal vez con intencion,
acaso por descuido, dona Ines habia dejado sobre su falda uno de los
perfumados guantes, cuyos botones de oro se entretenia en arrancar uno
a uno mientras duro la conversacion. Al ponerse de pie, el guante
resbalo por entre los anchos pliegues de seda, y cayo en la alfombra.
Al verle caer, todos los caballeros que formaban su brillante comitiva
se inclinaron presurosos a recogerle,[1] disputandose el honor de
alcanzar un leve movimiento de cabeza en premio de su galanteria.
[Footnote 1: le. This use of the accusative _le_ instead of _lo_,
when the object is not personal, is sanctioned by the Spanish
Academy. See _Gramatica de La Lengua Castellana por La Real Academia
Espanola_, nueva edicion, Madrid, 1901, p. 241. ]
Al notar la precipitacion con que todos hicieron el ademan de
inclinarse, una imperceptible sonrisa de vanidad satisfecha asomo a
los labios de la orgullosa dona Ines, que despues de hacer un saludo
general a los galanes que tanto empeno mostraban en servirla, sin
mirar apenas y con la mirada alta y desdenosa, tendio la mano para
recoger el guante en la direccion que se encontraban Lope y Alonso,
los primeros que parecian haber llegado al sitio en que cayera. [1] En
efecto, ambos jovenes habian visto caer el guante cerca de sus pies;
ambos se habian inclinado con igual presteza a recogerle,[2] y al
incorporarse cada cual le[2] tenia asido por un extremo. Al verlos
inmoviles, desafiandose en silencio con la mirada, y decididos ambos a
no abandonar el guante que acababan de levantar del suelo, la dama
dejo escapar un grito leve e involuntario, que ahogo el murmullo de
los asombrados espectadores, los cuales presentian una escena
borrascosa, que en el alcazar y en presencia del rey podria
calificarse de un horrible desacato.
[Footnote 1: _cayera_. See p. 16, note 3. ]
[Footnote 2: le. See p. 66, note 1. ]
No obstante, Lope y Alonso permanecian impasibles, mudos, midiendose
con los ojos, de la cabeza a los pies, sin que la tempestad de sus
almas se revelase mas que por un ligero temblor nervioso, que agitaba
sus miembros como si se hallasen acometidos de una repentina fiebre.
Los murmullos y las exclamaciones iban subiendo de punto; la gente
comenzaba a agruparse en torno de los actores de la escena; dona Ines,
o aturdida o complaciendose en prolongarla, daba vueltas de un lado a
otro, como buscando donde refugiarse y evitar las miradas de la gente,
que cada vez acudia en mayor numero. La catastrofe era ya segura; los
dos jovenes habian ya cambiado algunas palabras en voz sorda, y
mientras que con la una mano sujetaban el guante con una fuerza
convulsiva, parecian ya buscar instintivamente con la otra el puno de
oro de sus dagas, cuando se entreabrio respetuosamente el grupo que
formaban los espectadores, y aparecio el Rey.
Su frente estaba serena; ni habia indignacion en su rostro, ni colera
en su ademan.
Tendio una mirada alrededor, y esta sola mirada fue bastante para
darle a conocer lo que pasaba. Con toda la galanteria del doncel mas
cumplido, tomo el guante de las manos de los caballeros que, como
movidas por un resorte, se abrieron sin dificultad al sentir el
contacto de la del monarca, y volviendose a dona Ines de Tordesillas
que, apoyada en el brazo de una duena,[1] parecia proxima a
desmayarse, exclamo, presentandolo, con acento, aunque templado,
firme:
[Footnote 1: duena = 'duenna,' an elderly woman who occupies a
position midway between that of governess and companion to young
Spanish women. ]
--Tomad, senora, y cuidad de no dejarle[1] caer en otra ocasion, donde
al devolverosle,[2] os lo devuelvan manchado en sangre.
[Footnote 1: le. See p. 66, note 1. ]
[Footnote 2: le. See p. 66, note 1. ]
Cuando el rey termino de decir estas palabras, dona Ines, no
acertaremos a decir si a impulsos de la emocion, o por salir mas
airosa del paso, se habia desvanecido en brazos de los que la
rodeaban.
Alonso y Lope, el uno estrujando en silencio entre sus manos el
birrete de terciopelo, cuya pluma arrastraba por la alfombra, y el
otro mordiendose los labios hasta hacerse brotar la sangre, se
clavaron una mirada tenaz e intensa.
Una mirada en aquel lance equivalia a un bofeton, a un guante arrojado
al rostro, a un desafio a muerte.
II
Al llegar la media noche, los reyes se retiraron a su camara. Termino
el sarao y los curiosos de la plebe que aguardaban con impaciencia
este momento, formando grupos y corrillos en las avenidas del palacio,
corrieron a estacionarse en la cuesta del alcazar,[1] los miradores[2]
y el Zocodover.
[Footnote 1: la cuesta del alcazar. This is the name of the street
that leads from the Zocodover up to the height on which is situated
the Alcazar (see p. 61, note 3). ]
[Footnote 2: miradores. See p. 51 note 2. ]
Durante una o dos horas, en las calles inmediatas a estos puntos reino
un bullicio, una animacion y un movimiento indescriptibles. Por todas
partes se veian cruzar escuderos caracoleando en sus corceles
ricamente enjaezados; reyes de armas con lujosas casullas llenas de
escudos y blasones: timbaleros vestidos de colores vistosos, soldados
cubiertos de armaduras resplandecientes, pajes con capotillos de
terciopelo y birretes coronados de plumas, y servidores de a pie que
precedian las lujosas literas y las andas cubiertas de ricos panos,
llevando en sus manos grandes hachas encendidas, a cuyo rojizo
resplandor podia verse a la multitud, que con cara atonita, labios
entreabiertos y ojos espantados, miraba desfilar con asombro a todo lo
mejor de la nobleza castellana, rodeada en aquella ocasion de un
fausto y un esplendor fabulosos.
Luego, poco a poco fue cesando el ruido y la animacion; los vidrios de
colores de las altas ojivas del palacio dejaron de brillar; atraveso
por entre los apinados grupos la ultima cabalgata; la gente del pueblo
a su vez comenzo a dispersarse en todas direcciones, perdiendose entre
las sombras del enmaranado laberinto de calles obscuras, estrechas y
torcidas,[1] y ya no turbaba el profundo silencio de la noche mas que
el grito lejano de vela de algun guerrero, el rumor de los pasos de
algun curioso que se retiraba el ultimo, o el ruido que producian las
aldabas de algunas puertas al cerrarse, cuando en lo alto de la
escalinata que conducia a la plataforma del palacio aparecio un
caballero, el cual, despues de tender la vista por todos lados como
buscando a alguien que debia esperarle, descendio lentamente hasta la
cuesta del alcazar, por la que se dirigie hacia el Zocodover.
[Footnote 1: torcidas. See p. 50, note 2. ]
Al llegar a la plaza de este nombre se detuvo un momento, y volvio a
pasear la mirada a su alrededor. La noche estaba obscura; no brillaba
una sola estrella en el cielo, ni en toda la plaza se veia una sola
luz; no obstante, alla a lo lejos, y en la misma direccion en que
comenzo a percibirse un ligero ruido como de pasos que iban
aproximandose, creyo distinguir el bulto de un hombre: era sin duda el
mismo a quien parecia[1] aguardaba con tanta impaciencia.
[Footnote 1: parecia is parenthetic in sense as used here. ]
El caballero que acababa de abandonar el alcazar para dirigirse al
Zocodover era Alonso Carrillo, que en razon al puesto de honor que
desempenaba cerca de la persona del rey, habia tenido que acompanarle
en su camara hasta aquellas horas. El que saliendo de entre las
sombras de los arcos[1] que rodean la plaza vino a reunirsele, Lope de
Sandoval. Cuando los dos caballeros se hubieron reunido, cambiaron
algunas frases en voz baja.
[Footnote 1: arcos. See p. 64, note 1. ]
--Presumi que me aguardabas, dijo el uno.
--Esperaba que lo presumirias, contesto el otro.
--Y ? a donde iremos?
