No More Learning

Nada habla
en contra de suponer que, más tarde, también los emperadores-fi­
lósofos de un siglo sacudido por las crisis como fue el siglo II, Anto-
nino Pío y su hijo adoptivo Marco Aurelio, se hayan parado ante esa
representación estatuaria del dolor de señores y           y hayan
meditado en su presencia la conditio humana.