Yo llegaba ,
prosiguio?
Lope de Vega - Works - Los Pastores de Belen
re
algun castigo , que de la misma manera resulte en
servicio suyo. El juego de las letras, que solia-
mos hacer a otros propositos , dixo Eliphila , me
parece a mi que sera? el mejor de todos para el
nuestro. Quien le supiere, le declare, respondio?
Fabio. Ninguno pienso que le ingnora en estos
valles, dixo Ergasto entonces, pero para que me-
jor se entienda , es desta suerte. Las letras deste
nombre , Mari? a Virgen , como veis son once:
estas se han de repartir entre nosotros, y si so-
brare alguno, tenga paciencia , y sea juez. Antes
parece que veniamos desde las cabanas a esto, di-
xo Niseyda, porque entre tanto que hablabas, he
contado los que somos, y es el mismo numero
que las letras. Cada uno esta? obligado, prosiguio?
Ergasto, a decir, en tocandole su letra, un atri-
buto a la Virgen, y llamar la letra que le pare-
ciere , para que el duen? o de ella haga lo mismo
en
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? 454 Pastores de Belen.
en decir el suyo, y elegir otra > pero porque ten-
ga mas dificultad , sera? bien an? adirle , que la com-
paren a alguna cosa , aunque todas estara? n tan
lejos de pareceri? a , y diga* juntamente algun
oficio , que haga por nosotros, con advertimiento,
que qualquiera cosa de estas ha de empezar por
la letra que se tocare. Dificultoso es esto , dixo
Palmyra ; pero la misma sen? ora que? alabamos,
dara? luz a nuestros entendimientos. Comienza tu,
pues eres el mas diestro, y prosiga a quien lla-
mares. En nombre, dixo Ergasto , de aquel prin-
cipio sin principio, le doy a nuestro devoto jue-
go , tomando yo la letra M, y tenga Aminadab
la A, la R Palmyra. Letra me has dado, dixo
la pastora, que ella misma me pronostica algu? n
yerro. No hayas miedo , le respondio' Ergasto,
que ni tu? le hara? s, ni a este juego le puede ha-
ver. La I tenga Fabio, la A segunda Damon , la
V del nombre de Virgen, tenga Bato, la I se-
gunda Dositea, la R segunda Niseyda, la G
Eliphila, la E Lucela y la N el Rustico. Ten-
ga cada uno cuenta con responder a su letra y
al proposito, y va de juego. Vaya , dixeron to-
dos , y Ergasto prosiguio? assi: Por mi letra M
digo, que Mari? a es madre de Dios, que en esto
bien se que no direis cosa, con que podais igua-
larme ; y digo , que parece la mayor maravilla que
Dios ha hecho , y que es su oficio ser un maestro
perfe&issimo de todas las virtudes. Pero dime, A
primera, ? quie? n es Mari? a i? Mari? a , dixo Aminadab,
es arco del cielo , parece a la Virgen Abisac; y es
su oficio animar los afligidos. Pero dime, letra
V,
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? Libro quinto. 455
V, i quie? n es Mari? a ? Virgen antes , y en su par-
to , y despues de? l, dixo Bato , es la virtud perfec-
ta traslado suyo , y su mayor oficio , vestir de
carne y sangre al hijo de Dios. Pero dime , G,
? quie? n es esta Sen? ora santissima ? Es gloriosa
ciudad de Dios, dixo Eliphila, parece gracia de
las gracias, y alcanzo? la mayor de todas; y es
su oficio el gobierno de nuestra vida. Mas dime,
R segunda, t quie? n es esta Sen? ora ? Reyna de los
cielos esta? diciendo la misma letra , dixo Dosi-
tea , parece rosa de Jerico? ; y es su oficio reme-
diar nuestros trabajos. Mas dime, R primera,
? quie? n es Mari? a? Reparo de nuestra caida, di-
xo Palmyra, parece a Rachel; y es su oficio res-
tituir nuestra libertad por medio de su hijo. Mas
dime , letra E, ? quie? n es la que alaban todos?
Espejo sin macula, dixo Lucela , parece estrella
de Jacob ; y es su oficio entender los mayores
secretos de la divina sabiduria. Mas dime, letra N,
^ quie? n es esta Sen? ora ? Ya pense? que os havia-
des olvidado de mi, dixo el Rustico , por ser la
postrera letra: digo pues, que esta Virgen es una
nave hermosissima, que tuvo oculto nueve meses
<<1 sol, que se parece al Nardo precioso, y que
es su oficio negociar para los hombres la eterna
. salud y bienaventuranza. Mas dime, A segunda,
^ quie? n es Mari? a ? Es la verdadera ara del cielo,
dixo Damon, parece al arca del mana? , hecha de
madera de Sethim ; y es su oficio alcanzar de su
hijo el buen sucesso de nuestras peticiones. Mas
dime,letraI,? quie? n es la Virgen? Es , dixo Fa-
bio, una infanta serenissima, parece a Judith; y
, es
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? 456 Pastores de Belen*.
es su oficio interponer los ruegos con el juez su-
premo y justo. Mas dime , letra V, < quie? n es es-
ta infanta que digo ? Es vida y esperanza nues-
tra , dixo Bato, parece vara de Aaron, que flo-
recio? en la casa de Levi, y es su oficio ver nues-
tras miserias con sus piadosos ojos para dolerse
de ellas y remediarlas. Mas dime, letra E, <? quie? n
es la que todos alaban ? Es estrella de la mar,
dixo Lucela, parece a la bella Esther; y es su
oficio encender nuestros helados corazones en el
amor de su divino hijo. Mas dime, letra V, <? quie? n
es esta Reyna ? Es una vela, dixo Bato, en la
torre de David, parece Vellocino de Gedeon,
lleno de liquidos aljofares ; y es su oficio vencer
la antigua sierpe con aquella poderosa planta. Mas
dime, letra M , < quie? n es esta doncella ? Monte, di-
xo Ergasto, de donde se saco? aquella piedra sin
manos , parece myrrha escogida ; y hace oficio de
mano liberal de Dios, pues por las suyas nos
viene quanto bien nos hace. Mas dime , letra N,
? quie? n es esta Sen? ora i? Es una nave segurissima,
dixo el Rustico, que de lejos viene cargada de
trigo, como la haveis visto en Belen, que se lla-
mo? casa de pan por esta causa, parece un Nar-
cisso blanco} y es su oficio nombrar almas de-
votas suyas, para que las escriba el cielo en la
lista del libro de la vida. Mas dime , letra G,
3 quie? n es Mari? a ? Gozo del cielo, y gloria de
la tierra, dixo Eliphila, parece garza real remon-
tada sobre la luna ; y es su oficio ganar almas, que
el enemigo comun tenia por perdidas. Mas dime,
letra 1,^ quie? n esta Virgen? Es una insignia y
van-
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? Libro quinto. 457
vandera de paz , dixo Fabio , parece hierva de
las flechas del amor de Dios,; y es su oficio in-
clinar a e? l a quantos viven. Mas dime , letra R,
? quie? n es Mari? a? Es una roca fuerte en la mar,
dixo Palmyra, parece a Rebeca, muger de Isaac;
y es su oficio regalar los que padecen tristezas
con sus divinos consuelos. Mas dime, letra N,
? quie? n es la Virgen ? Es una nin? a santissima, dixo
el Rustico, que esta? en los ojos de Dios , pare-
ce un naranjo verde, que a un tiempo tiene flo-
res y fruto ; y es su oficio ser norte clarissimo de
nuestros naufragios y tempestades. Pero dime , le-
tra A , ^ quie? n es esta paloma ? Es un arbol de
esperanza, dixo Aminadab , parece harpa de Da-
vid y es su oficio amparar los humildes y dese-
chados del mundo. Mas. dime, Asegunda, ? quie? n
es esta Sen? ora ? Es una azucena candida, dixo
Damon , parece Aurora hermosissima , que tra-
he al sol \ y es su oficio armarnos de fe? , espe-
ranza , y humildad contra el enemigo de nuestra
paz y vida. Aqui llegaba el juego de los pasto-
res , quando pareciendole a Ergasto , que Da-
mon se havia detenido, le sentencio? a que can-
tarse ; y e? l por no se mostrar inobediente, comen-
zo? assi:.
La mas blanca paloma, que en la fuente
del sagrado Jordan ban? o? segura
la honesta grana de la boca pura,.
mensagera del sol resplandeciente 'y
Humillando del Libano la frente,
y en sus candidos pies la luna obscura,
Tom. XVI. Mmm ex-
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? 458 Pastores de Belen.
extasis de los ciclos su hermosura,
anida en Nazareth humildemente.
Cubrio? su honestidad de blanco manto
el hombre hasta su edad mejor del suelo,
Joseph Virgen , pastor, su deudo santo.
Ella al pecho de Dios alzando el vuelo
dio? puerta al sol, a la tiniebla espanto,
al cielo tierra, y a la tierra cielo.
No bien havia Damon cantado, quando por el
camino de Jerusalen vieron venir a Alphesibeo
los pastores tan poco a poco , aunque los havia
visto que en sus pies conocieron entonces lo que
4espues de su lengua; porque las cosas que se es-
peran , o prosperas, o adversas, se conocen de
los semblantes de quien trahe las nuevas. Seguro
estoy, dixo en llegando, que no me dareis albri-
cias. ? Co? mo, dixo Aminadab, diligente pastor?
Como ya es ida aquella alva divina con su sol;
aquella vid con su racimo fertil ; aquella gloriosa
ciudad de Dios, con aquel divino ciudadano su-
yo ; aquel levantado cedro, con su flor candida;
aquel faro del mar del mundo, con su indeficien-
te lumbre; aquel dorado vaso, con su antidoto;
y aquel archivo precioso de tan altos sacramen-
tos , no con dos Seraphines, como la de Moyses
de blanca oliva, sino con toda la celestial milicia
que la acompan? a. Ban? ados de una profunda tris-
teza quedaron todos en un mudo silencio , por-
que a vueltas del alegria, se les perdio? la lengua.
Yo llegaba , prosiguio? Alphesibeo , bien descui-
dado de lo que sabreis ahora, quando oygo por
las
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? Libro quinto. 4J9
las calles andarse dilatando el cruel pensamiento
de nuestro Rey Herodes , porque como esperaba
la relacion de aquellos santos Reyes, para saber
quien era este divino Rey , que ya tan envidio-
samente deseaba , y ellos no volviessen con la res-
puesta : conociendo que le havian burlado, ha in-
tentado la cosa mas barbara , que de tyrano se
. lee : si bien hasta ahora yo no he visto que se
execute , resucitando la crueldad de Athalia, que
intento? matar toda la estirpe de David, para que
nadie de su sangre tuviesse el Reyno de Jerusa-
len. Mas como el nin? o Joas fue guardado del
cielo , assi lo sera? ahora el autor suyo. Apenas ulti-
mamente supe lo que os digo de la confusa bo-
ca de la alteracion, y de la voz del miedo, que
por los semblantes de la gente discurria, quando
voy la misma noche a nuestro diversorio felicissi-
mo, y veo que el santo Joseph tenia prevenida
su asnilla , su Virgen esposa, con el nin? o envuel-
to de manera en una faja, que segun le oculta-
ba , parece que se podia dejar de ver el sol, y
tan codiciosa de asconderle, que codiciaba vol-
verle a su pecho con los virgineos brazos. Espan-
tado de verle salir a tal hora de la noche, y ha-
viendole alcanzado el baculo y unas rotas alforjue-
las , en que llevaba algunas pobres mantillas y
pan? ales , primeras envolturas de aquel Principe,
y sagrados ornamentos de aquel gran Sacerdote,
que no iban en arcas de cypres, ni en cofres de
oloroso cedro , sino en unas pobres alforjas, me
puse a llorar y a verlos partir, despues de haver-
les ofrecido mi compan? ia. El llanto de los pasto-
Mmm 2 res,
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 4? o Pastores de Beien.
res , viendo los sollozos y lagrimas, con que ha-
ria acompan? ado esta relacion Alphesibeo, fue
de suerte, que se pudiera tener por infalible pro-
nostico del que les esperaba , matandoles sus hijos,
como sucedio? luego. Porque el Angel del Sen? or
havia parecido en suen? os a Joseph , diciendole:
Leva? ntate, y con el nin? o y su madre huye a Egyp-
to , y vive en e? l hasta que yo te avise, porque
ha de suceder que Herodes le buque para matarle'.
que aunque pudiera el Eterno Padre librar de
muchas maneras a su Unigenito Hijo, sin que hu-
yesse del furor de Herodes, y deshacer todo su
poder tan facilmente, quiso que con esta fuga se
manifestasse al mundo mas claramente la verdad
de la naturaleza humana assunta : porque si lue-
go desde la primera edad comeza? ra a hacer mi-
lagros , no dudasse el corto juicio humano, si
era verdadero hombre. Y porque de tal manera ha-
via ordenado su vida, que toda estuviesse llena
de peligros y trabajos, para mostrar que su Rey-
no no era deste mundo. Cumpliose el vaticinio
del Propheta : De Egypto llame? a mi Hijo. Y
Babylonia y Egypto , que eran oficina y semina-
rio de tantos vicios , reducidas a mejor camino,
trayendo los Reyes de la una , y yendo e? l en
persona a visitar la otra, mostraron que la uni-
versal redencion suya , tanto se extendia al Orien-
te , como al Occidente, regalando con enviar el
piadoso Dios a su Hijo a Egypto, a aquella
gente , a quien con tantos trabajos y muertes ha-
via castigado, en sen? al de la paz y confederacion
destas amistades. La tristeza de los pastores sos-
se-
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? Libro quinto. 461
segaf ou? Alphesibeo y Fabio cantando assi:
P, ? Do? nde va el Alva divina
con el sol que el mundo salva i?
R. Quieren matarle,y el Alva
le cubre con su cortina.
P. Todo este rojo arrebol
es sangre de vidas bellas,
que matando las estrellas
piensan eclypsar al sol:
? luego Mari? a divina
es el Alva, que al sol salva?
R. Quieren matarle , y el Alva
le cubre con su cortina.
P. Christo sol, y Alva Mari? a,
a Egypto, felice suelo ,
huyen dando envidia al cielo,
donde amanece tal dia;
Joseph con ellos camina ,
guia el Alva, que al sol salva.
R. Quieren matarle , y el Alva
le cubre con su cortina.
Notable fuera , dixo Ergasto , la glossa de essa
cancion , por la dificultad de su tercero verso.
Disputo? se con este entre los pastores , si seria
possible , y Aminadab por agradarlos, y entre-
tenerlos se ofrecio? a sacarlos de aquella duda,
y dixo assi:
Don-
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? a Pastores de Belen.
? Do? nde va el Alvo, divina
con el sol que al mundo salvad
Quieren matarle s y el Alva
le cubre con su cortina.
Quando el Alva se retira,
porque ya sus rayos ven
los del sol, a nadie admira,
mas llevarse al sol tambien,
con admiracion se mira .
Si le corre la cortina,
y e? l a sus brazos se inclina
con la luz que a darnos viene,
despues que en ellos le tiene,
? do? nde va el Alva divinal
Si por peligros del suelo
el Alva al sol lleva en si,
< quie? n alcanzara? su vuelo,
si va Dios sirviendo alli
de inteligencia a su cielo ?
Vaya en hora buena el Alva,
que ira? libre, sana y salva,
seguramente se infiere,
por donde quiera que fuere
con el sol que al mundo salva ,
Trazando su muerte esta? n
para el Alva concertados j
de noche a tratarla van,
pero como son criados
del sol, aviso le dan.
Que en viniendo a hacerle salva
al Alva mas bella y alba ,
y al sol que nos truxo el dia,
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? Libro quinto.
463
la misma noche decia,
quieren matarle , y el Alv4.
Al va y noche finalmente
dan aviso a su Sen? or,
huyen de Oriente a Poniente
de un fiero eclipse el rigor,
aunque es luz indeficiente.
Mari? a es Alva divina,
Christo es sol, y aunque camina
libre que eclipse le assombre,
para ascondelle de un hombre,
le cubre con su cortina .
Mucho agradecieron al mayoral Aminadab los
pastores , que huviesse de improviso puesto feli-
ce fin a su ingeniosa empresa : y prevenido entre
tanto Ergasto , al mismo sujeto canto assi;
En vano Herodes porfi? a
hallar a Christo en el suelo,
porque se ha subido al cielo
de los brazos de Mari? a.
Joseph su adoptivo padre,
la espada cruel temiendo,
a Egypto le lleva huyendo
en los pechos de su madre.
No podra? su tyrania
executar su mal zelo ,
jorque se ha subido al cielo
de los brazos de Mari? a .
En aquel pecho fecundo,
de que ha sido alimentado,
hu-
?
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? 464 Pastores de Belen.
huye Dios como en sagrado
de los peligros del mundo.
Ya no hay vengarse hasta el dia
de la redencion del suelo,
jorque se ha silbido al cielo
de los brazos de AIaria .
Apenas havia cantado el honesto mancebo este
pensamiento suyo a la fuga del soberano nin? o, que
con tanta humildad iba huyendo de un hombre
a tierra tan estran? a, y donde parece que havia
de haver mayor peligro, que en la propria , por
no serle natural, y porque su divino padre havia
tomado tan fuerte venganza della por los trabajos
y aflicciones de su pueblo en los descendientes de
Jacob, figura de este dia, que tambien huyo a
Egypto de la hambre de su patria, aunque aque-
lla era de pan , y esta de la sangre santissima deste
cordero: quando vieron los pastores los caminos
cubiertos de gente armada, en cuyas celadas y
aceros resplandecia el sol, que ellos no podian
eclipsar con ellas , quanto mas el verdadero sol
de justicia, que buscaban, y con el justo temor
que havian de matar sus hijos, los de sus amigos
y parientes, corrieron a las cabanas , dejando los
ganados al alvedrio de los soldados crueles, pa-
ra que desde au? i se cumpliesse, que faltando el
pastor, se derramarian perdidos. La Virgen san-
tissima, porque demos fin a esta primera parte
de nuestros pastores, llego? con su hijo, acompa-
n? ada del divino Joseph, a un lugar de Egypto,
llamado Matarea , distante del Cayro diez mil
pas-
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? Libro quinto. 465
passos. Cuya habitacion con la nin? ez deste sobera-
no Sen? or se vera? adelante, si su divino favor,
y esta soberana Musa me dan aliento, que ya
el de mi vida , qual fueren servidos que sea , no
se debe, ni quiere gastar en otra cosa. El rego-
cijo , la alegria, las fiestas de los Egypcios a la
entrada de tan buen vecino, que es tan bueno
como Dios, y igual suyo, fueron tan grandes,
que a no templar la pluma las sangrientas muer-
tes de tantos Inocentes Martyres, a quien Dios
anticipo? el uso de la razon, para que conocies-
sen que mori? an por e? l, aqui quedaran bastante-
mente escritas. Todas las mugeres de Matareat, y
algunas de Memphis, que es la ciudad que ahora
se llama el Cayro, dos millas de la otra, en
que aun viven los vestigios de aquellos siete gra-
neros , fabricados por el Santo Joseph en los
an? os esteriles de Egypto, por el suen? o de Pha-
raon, la Esphynge antigua labrada en marmol, y
las inmensas Pyramides, que algunos llamaros
barbaras: una de las quales tiene bien un quarto
de legua de ambito, cercaron la hermosa Virgen,
y con diversos instrumentos comenzaron a can-
tarle:
Sea bien venida
la blanca nina,
venga norabuena
el nin? o de perlas.
Esta blanca nin? a,
mas que azucena,
que hace su blancura
Tom. XVI. Nnn la
1
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? 466 Pastores de Belen.
la nieve negra.
Porque solo pudo
tocar en ella
el sol, cuya lumbre
la deja entera:
Que no la deshizo
con tanta fuerza,
porque de sus rayos
fue vidriera:
Esta blanca Aurora,
que lava y peyna
con sus puras manos
del sol las hebras:
Fugitiva viene
de las tinieblas
del mayor tyrano,
que hay en la tierra,
Que penso? atrevido
con su violencia
eclipsar la gloria
de nuestra vida.
Sea bien venida
la blanca Nin? a,
venga norabuena
el nin? o de perlas.
El Nin? o amoroso,
que sin ofensa
de tan bello nacar
su gloria muestra.
El nin? o esperado
de los Prophetas
por tantas edades
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? Libro quinto. 467
que le desean.
El nin? o Gigante,
que en la pelea
matara? a la muerte,
que ahora reyna.
David, pastorcillo,
que las ovejas
con honda de palo
guarde y defienda.
El Emperador
de tan grandes fuerzas,
que en sus mismos hombros
su Imperio lleva.
El fuego divino,
que no la quema
a la verde zarza,
donde se muestra.
Trae la Princesa,
que nos dio? la vida,
sea bien venida
la blanca nin? ay
venga norabuena
el nin? o de ferias.
algun castigo , que de la misma manera resulte en
servicio suyo. El juego de las letras, que solia-
mos hacer a otros propositos , dixo Eliphila , me
parece a mi que sera? el mejor de todos para el
nuestro. Quien le supiere, le declare, respondio?
Fabio. Ninguno pienso que le ingnora en estos
valles, dixo Ergasto entonces, pero para que me-
jor se entienda , es desta suerte. Las letras deste
nombre , Mari? a Virgen , como veis son once:
estas se han de repartir entre nosotros, y si so-
brare alguno, tenga paciencia , y sea juez. Antes
parece que veniamos desde las cabanas a esto, di-
xo Niseyda, porque entre tanto que hablabas, he
contado los que somos, y es el mismo numero
que las letras. Cada uno esta? obligado, prosiguio?
Ergasto, a decir, en tocandole su letra, un atri-
buto a la Virgen, y llamar la letra que le pare-
ciere , para que el duen? o de ella haga lo mismo
en
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 454 Pastores de Belen.
en decir el suyo, y elegir otra > pero porque ten-
ga mas dificultad , sera? bien an? adirle , que la com-
paren a alguna cosa , aunque todas estara? n tan
lejos de pareceri? a , y diga* juntamente algun
oficio , que haga por nosotros, con advertimiento,
que qualquiera cosa de estas ha de empezar por
la letra que se tocare. Dificultoso es esto , dixo
Palmyra ; pero la misma sen? ora que? alabamos,
dara? luz a nuestros entendimientos. Comienza tu,
pues eres el mas diestro, y prosiga a quien lla-
mares. En nombre, dixo Ergasto , de aquel prin-
cipio sin principio, le doy a nuestro devoto jue-
go , tomando yo la letra M, y tenga Aminadab
la A, la R Palmyra. Letra me has dado, dixo
la pastora, que ella misma me pronostica algu? n
yerro. No hayas miedo , le respondio' Ergasto,
que ni tu? le hara? s, ni a este juego le puede ha-
ver. La I tenga Fabio, la A segunda Damon , la
V del nombre de Virgen, tenga Bato, la I se-
gunda Dositea, la R segunda Niseyda, la G
Eliphila, la E Lucela y la N el Rustico. Ten-
ga cada uno cuenta con responder a su letra y
al proposito, y va de juego. Vaya , dixeron to-
dos , y Ergasto prosiguio? assi: Por mi letra M
digo, que Mari? a es madre de Dios, que en esto
bien se que no direis cosa, con que podais igua-
larme ; y digo , que parece la mayor maravilla que
Dios ha hecho , y que es su oficio ser un maestro
perfe&issimo de todas las virtudes. Pero dime, A
primera, ? quie? n es Mari? a i? Mari? a , dixo Aminadab,
es arco del cielo , parece a la Virgen Abisac; y es
su oficio animar los afligidos. Pero dime, letra
V,
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? Libro quinto. 455
V, i quie? n es Mari? a ? Virgen antes , y en su par-
to , y despues de? l, dixo Bato , es la virtud perfec-
ta traslado suyo , y su mayor oficio , vestir de
carne y sangre al hijo de Dios. Pero dime , G,
? quie? n es esta Sen? ora santissima ? Es gloriosa
ciudad de Dios, dixo Eliphila, parece gracia de
las gracias, y alcanzo? la mayor de todas; y es
su oficio el gobierno de nuestra vida. Mas dime,
R segunda, t quie? n es esta Sen? ora ? Reyna de los
cielos esta? diciendo la misma letra , dixo Dosi-
tea , parece rosa de Jerico? ; y es su oficio reme-
diar nuestros trabajos. Mas dime, R primera,
? quie? n es Mari? a? Reparo de nuestra caida, di-
xo Palmyra, parece a Rachel; y es su oficio res-
tituir nuestra libertad por medio de su hijo. Mas
dime , letra E, ? quie? n es la que alaban todos?
Espejo sin macula, dixo Lucela , parece estrella
de Jacob ; y es su oficio entender los mayores
secretos de la divina sabiduria. Mas dime, letra N,
^ quie? n es esta Sen? ora ? Ya pense? que os havia-
des olvidado de mi, dixo el Rustico , por ser la
postrera letra: digo pues, que esta Virgen es una
nave hermosissima, que tuvo oculto nueve meses
<<1 sol, que se parece al Nardo precioso, y que
es su oficio negociar para los hombres la eterna
. salud y bienaventuranza. Mas dime, A segunda,
^ quie? n es Mari? a ? Es la verdadera ara del cielo,
dixo Damon, parece al arca del mana? , hecha de
madera de Sethim ; y es su oficio alcanzar de su
hijo el buen sucesso de nuestras peticiones. Mas
dime,letraI,? quie? n es la Virgen? Es , dixo Fa-
bio, una infanta serenissima, parece a Judith; y
, es
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? 456 Pastores de Belen*.
es su oficio interponer los ruegos con el juez su-
premo y justo. Mas dime , letra V, < quie? n es es-
ta infanta que digo ? Es vida y esperanza nues-
tra , dixo Bato, parece vara de Aaron, que flo-
recio? en la casa de Levi, y es su oficio ver nues-
tras miserias con sus piadosos ojos para dolerse
de ellas y remediarlas. Mas dime, letra E, <? quie? n
es la que todos alaban ? Es estrella de la mar,
dixo Lucela, parece a la bella Esther; y es su
oficio encender nuestros helados corazones en el
amor de su divino hijo. Mas dime, letra V, <? quie? n
es esta Reyna ? Es una vela, dixo Bato, en la
torre de David, parece Vellocino de Gedeon,
lleno de liquidos aljofares ; y es su oficio vencer
la antigua sierpe con aquella poderosa planta. Mas
dime, letra M , < quie? n es esta doncella ? Monte, di-
xo Ergasto, de donde se saco? aquella piedra sin
manos , parece myrrha escogida ; y hace oficio de
mano liberal de Dios, pues por las suyas nos
viene quanto bien nos hace. Mas dime , letra N,
? quie? n es esta Sen? ora i? Es una nave segurissima,
dixo el Rustico, que de lejos viene cargada de
trigo, como la haveis visto en Belen, que se lla-
mo? casa de pan por esta causa, parece un Nar-
cisso blanco} y es su oficio nombrar almas de-
votas suyas, para que las escriba el cielo en la
lista del libro de la vida. Mas dime , letra G,
3 quie? n es Mari? a ? Gozo del cielo, y gloria de
la tierra, dixo Eliphila, parece garza real remon-
tada sobre la luna ; y es su oficio ganar almas, que
el enemigo comun tenia por perdidas. Mas dime,
letra 1,^ quie? n esta Virgen? Es una insignia y
van-
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? Libro quinto. 457
vandera de paz , dixo Fabio , parece hierva de
las flechas del amor de Dios,; y es su oficio in-
clinar a e? l a quantos viven. Mas dime , letra R,
? quie? n es Mari? a? Es una roca fuerte en la mar,
dixo Palmyra, parece a Rebeca, muger de Isaac;
y es su oficio regalar los que padecen tristezas
con sus divinos consuelos. Mas dime, letra N,
? quie? n es la Virgen ? Es una nin? a santissima, dixo
el Rustico, que esta? en los ojos de Dios , pare-
ce un naranjo verde, que a un tiempo tiene flo-
res y fruto ; y es su oficio ser norte clarissimo de
nuestros naufragios y tempestades. Pero dime , le-
tra A , ^ quie? n es esta paloma ? Es un arbol de
esperanza, dixo Aminadab , parece harpa de Da-
vid y es su oficio amparar los humildes y dese-
chados del mundo. Mas. dime, Asegunda, ? quie? n
es esta Sen? ora ? Es una azucena candida, dixo
Damon , parece Aurora hermosissima , que tra-
he al sol \ y es su oficio armarnos de fe? , espe-
ranza , y humildad contra el enemigo de nuestra
paz y vida. Aqui llegaba el juego de los pasto-
res , quando pareciendole a Ergasto , que Da-
mon se havia detenido, le sentencio? a que can-
tarse ; y e? l por no se mostrar inobediente, comen-
zo? assi:.
La mas blanca paloma, que en la fuente
del sagrado Jordan ban? o? segura
la honesta grana de la boca pura,.
mensagera del sol resplandeciente 'y
Humillando del Libano la frente,
y en sus candidos pies la luna obscura,
Tom. XVI. Mmm ex-
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? 458 Pastores de Belen.
extasis de los ciclos su hermosura,
anida en Nazareth humildemente.
Cubrio? su honestidad de blanco manto
el hombre hasta su edad mejor del suelo,
Joseph Virgen , pastor, su deudo santo.
Ella al pecho de Dios alzando el vuelo
dio? puerta al sol, a la tiniebla espanto,
al cielo tierra, y a la tierra cielo.
No bien havia Damon cantado, quando por el
camino de Jerusalen vieron venir a Alphesibeo
los pastores tan poco a poco , aunque los havia
visto que en sus pies conocieron entonces lo que
4espues de su lengua; porque las cosas que se es-
peran , o prosperas, o adversas, se conocen de
los semblantes de quien trahe las nuevas. Seguro
estoy, dixo en llegando, que no me dareis albri-
cias. ? Co? mo, dixo Aminadab, diligente pastor?
Como ya es ida aquella alva divina con su sol;
aquella vid con su racimo fertil ; aquella gloriosa
ciudad de Dios, con aquel divino ciudadano su-
yo ; aquel levantado cedro, con su flor candida;
aquel faro del mar del mundo, con su indeficien-
te lumbre; aquel dorado vaso, con su antidoto;
y aquel archivo precioso de tan altos sacramen-
tos , no con dos Seraphines, como la de Moyses
de blanca oliva, sino con toda la celestial milicia
que la acompan? a. Ban? ados de una profunda tris-
teza quedaron todos en un mudo silencio , por-
que a vueltas del alegria, se les perdio? la lengua.
Yo llegaba , prosiguio? Alphesibeo , bien descui-
dado de lo que sabreis ahora, quando oygo por
las
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? Libro quinto. 4J9
las calles andarse dilatando el cruel pensamiento
de nuestro Rey Herodes , porque como esperaba
la relacion de aquellos santos Reyes, para saber
quien era este divino Rey , que ya tan envidio-
samente deseaba , y ellos no volviessen con la res-
puesta : conociendo que le havian burlado, ha in-
tentado la cosa mas barbara , que de tyrano se
. lee : si bien hasta ahora yo no he visto que se
execute , resucitando la crueldad de Athalia, que
intento? matar toda la estirpe de David, para que
nadie de su sangre tuviesse el Reyno de Jerusa-
len. Mas como el nin? o Joas fue guardado del
cielo , assi lo sera? ahora el autor suyo. Apenas ulti-
mamente supe lo que os digo de la confusa bo-
ca de la alteracion, y de la voz del miedo, que
por los semblantes de la gente discurria, quando
voy la misma noche a nuestro diversorio felicissi-
mo, y veo que el santo Joseph tenia prevenida
su asnilla , su Virgen esposa, con el nin? o envuel-
to de manera en una faja, que segun le oculta-
ba , parece que se podia dejar de ver el sol, y
tan codiciosa de asconderle, que codiciaba vol-
verle a su pecho con los virgineos brazos. Espan-
tado de verle salir a tal hora de la noche, y ha-
viendole alcanzado el baculo y unas rotas alforjue-
las , en que llevaba algunas pobres mantillas y
pan? ales , primeras envolturas de aquel Principe,
y sagrados ornamentos de aquel gran Sacerdote,
que no iban en arcas de cypres, ni en cofres de
oloroso cedro , sino en unas pobres alforjas, me
puse a llorar y a verlos partir, despues de haver-
les ofrecido mi compan? ia. El llanto de los pasto-
Mmm 2 res,
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? 4? o Pastores de Beien.
res , viendo los sollozos y lagrimas, con que ha-
ria acompan? ado esta relacion Alphesibeo, fue
de suerte, que se pudiera tener por infalible pro-
nostico del que les esperaba , matandoles sus hijos,
como sucedio? luego. Porque el Angel del Sen? or
havia parecido en suen? os a Joseph , diciendole:
Leva? ntate, y con el nin? o y su madre huye a Egyp-
to , y vive en e? l hasta que yo te avise, porque
ha de suceder que Herodes le buque para matarle'.
que aunque pudiera el Eterno Padre librar de
muchas maneras a su Unigenito Hijo, sin que hu-
yesse del furor de Herodes, y deshacer todo su
poder tan facilmente, quiso que con esta fuga se
manifestasse al mundo mas claramente la verdad
de la naturaleza humana assunta : porque si lue-
go desde la primera edad comeza? ra a hacer mi-
lagros , no dudasse el corto juicio humano, si
era verdadero hombre. Y porque de tal manera ha-
via ordenado su vida, que toda estuviesse llena
de peligros y trabajos, para mostrar que su Rey-
no no era deste mundo. Cumpliose el vaticinio
del Propheta : De Egypto llame? a mi Hijo. Y
Babylonia y Egypto , que eran oficina y semina-
rio de tantos vicios , reducidas a mejor camino,
trayendo los Reyes de la una , y yendo e? l en
persona a visitar la otra, mostraron que la uni-
versal redencion suya , tanto se extendia al Orien-
te , como al Occidente, regalando con enviar el
piadoso Dios a su Hijo a Egypto, a aquella
gente , a quien con tantos trabajos y muertes ha-
via castigado, en sen? al de la paz y confederacion
destas amistades. La tristeza de los pastores sos-
se-
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? Libro quinto. 461
segaf ou? Alphesibeo y Fabio cantando assi:
P, ? Do? nde va el Alva divina
con el sol que el mundo salva i?
R. Quieren matarle,y el Alva
le cubre con su cortina.
P. Todo este rojo arrebol
es sangre de vidas bellas,
que matando las estrellas
piensan eclypsar al sol:
? luego Mari? a divina
es el Alva, que al sol salva?
R. Quieren matarle , y el Alva
le cubre con su cortina.
P. Christo sol, y Alva Mari? a,
a Egypto, felice suelo ,
huyen dando envidia al cielo,
donde amanece tal dia;
Joseph con ellos camina ,
guia el Alva, que al sol salva.
R. Quieren matarle , y el Alva
le cubre con su cortina.
Notable fuera , dixo Ergasto , la glossa de essa
cancion , por la dificultad de su tercero verso.
Disputo? se con este entre los pastores , si seria
possible , y Aminadab por agradarlos, y entre-
tenerlos se ofrecio? a sacarlos de aquella duda,
y dixo assi:
Don-
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? a Pastores de Belen.
? Do? nde va el Alvo, divina
con el sol que al mundo salvad
Quieren matarle s y el Alva
le cubre con su cortina.
Quando el Alva se retira,
porque ya sus rayos ven
los del sol, a nadie admira,
mas llevarse al sol tambien,
con admiracion se mira .
Si le corre la cortina,
y e? l a sus brazos se inclina
con la luz que a darnos viene,
despues que en ellos le tiene,
? do? nde va el Alva divinal
Si por peligros del suelo
el Alva al sol lleva en si,
< quie? n alcanzara? su vuelo,
si va Dios sirviendo alli
de inteligencia a su cielo ?
Vaya en hora buena el Alva,
que ira? libre, sana y salva,
seguramente se infiere,
por donde quiera que fuere
con el sol que al mundo salva ,
Trazando su muerte esta? n
para el Alva concertados j
de noche a tratarla van,
pero como son criados
del sol, aviso le dan.
Que en viniendo a hacerle salva
al Alva mas bella y alba ,
y al sol que nos truxo el dia,
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? Libro quinto.
463
la misma noche decia,
quieren matarle , y el Alv4.
Al va y noche finalmente
dan aviso a su Sen? or,
huyen de Oriente a Poniente
de un fiero eclipse el rigor,
aunque es luz indeficiente.
Mari? a es Alva divina,
Christo es sol, y aunque camina
libre que eclipse le assombre,
para ascondelle de un hombre,
le cubre con su cortina .
Mucho agradecieron al mayoral Aminadab los
pastores , que huviesse de improviso puesto feli-
ce fin a su ingeniosa empresa : y prevenido entre
tanto Ergasto , al mismo sujeto canto assi;
En vano Herodes porfi? a
hallar a Christo en el suelo,
porque se ha subido al cielo
de los brazos de Mari? a.
Joseph su adoptivo padre,
la espada cruel temiendo,
a Egypto le lleva huyendo
en los pechos de su madre.
No podra? su tyrania
executar su mal zelo ,
jorque se ha subido al cielo
de los brazos de Mari? a .
En aquel pecho fecundo,
de que ha sido alimentado,
hu-
?
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? 464 Pastores de Belen.
huye Dios como en sagrado
de los peligros del mundo.
Ya no hay vengarse hasta el dia
de la redencion del suelo,
jorque se ha silbido al cielo
de los brazos de AIaria .
Apenas havia cantado el honesto mancebo este
pensamiento suyo a la fuga del soberano nin? o, que
con tanta humildad iba huyendo de un hombre
a tierra tan estran? a, y donde parece que havia
de haver mayor peligro, que en la propria , por
no serle natural, y porque su divino padre havia
tomado tan fuerte venganza della por los trabajos
y aflicciones de su pueblo en los descendientes de
Jacob, figura de este dia, que tambien huyo a
Egypto de la hambre de su patria, aunque aque-
lla era de pan , y esta de la sangre santissima deste
cordero: quando vieron los pastores los caminos
cubiertos de gente armada, en cuyas celadas y
aceros resplandecia el sol, que ellos no podian
eclipsar con ellas , quanto mas el verdadero sol
de justicia, que buscaban, y con el justo temor
que havian de matar sus hijos, los de sus amigos
y parientes, corrieron a las cabanas , dejando los
ganados al alvedrio de los soldados crueles, pa-
ra que desde au? i se cumpliesse, que faltando el
pastor, se derramarian perdidos. La Virgen san-
tissima, porque demos fin a esta primera parte
de nuestros pastores, llego? con su hijo, acompa-
n? ada del divino Joseph, a un lugar de Egypto,
llamado Matarea , distante del Cayro diez mil
pas-
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? Libro quinto. 465
passos. Cuya habitacion con la nin? ez deste sobera-
no Sen? or se vera? adelante, si su divino favor,
y esta soberana Musa me dan aliento, que ya
el de mi vida , qual fueren servidos que sea , no
se debe, ni quiere gastar en otra cosa. El rego-
cijo , la alegria, las fiestas de los Egypcios a la
entrada de tan buen vecino, que es tan bueno
como Dios, y igual suyo, fueron tan grandes,
que a no templar la pluma las sangrientas muer-
tes de tantos Inocentes Martyres, a quien Dios
anticipo? el uso de la razon, para que conocies-
sen que mori? an por e? l, aqui quedaran bastante-
mente escritas. Todas las mugeres de Matareat, y
algunas de Memphis, que es la ciudad que ahora
se llama el Cayro, dos millas de la otra, en
que aun viven los vestigios de aquellos siete gra-
neros , fabricados por el Santo Joseph en los
an? os esteriles de Egypto, por el suen? o de Pha-
raon, la Esphynge antigua labrada en marmol, y
las inmensas Pyramides, que algunos llamaros
barbaras: una de las quales tiene bien un quarto
de legua de ambito, cercaron la hermosa Virgen,
y con diversos instrumentos comenzaron a can-
tarle:
Sea bien venida
la blanca nina,
venga norabuena
el nin? o de perlas.
Esta blanca nin? a,
mas que azucena,
que hace su blancura
Tom. XVI. Nnn la
1
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? 466 Pastores de Belen.
la nieve negra.
Porque solo pudo
tocar en ella
el sol, cuya lumbre
la deja entera:
Que no la deshizo
con tanta fuerza,
porque de sus rayos
fue vidriera:
Esta blanca Aurora,
que lava y peyna
con sus puras manos
del sol las hebras:
Fugitiva viene
de las tinieblas
del mayor tyrano,
que hay en la tierra,
Que penso? atrevido
con su violencia
eclipsar la gloria
de nuestra vida.
Sea bien venida
la blanca Nin? a,
venga norabuena
el nin? o de perlas.
El Nin? o amoroso,
que sin ofensa
de tan bello nacar
su gloria muestra.
El nin? o esperado
de los Prophetas
por tantas edades
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? Libro quinto. 467
que le desean.
El nin? o Gigante,
que en la pelea
matara? a la muerte,
que ahora reyna.
David, pastorcillo,
que las ovejas
con honda de palo
guarde y defienda.
El Emperador
de tan grandes fuerzas,
que en sus mismos hombros
su Imperio lleva.
El fuego divino,
que no la quema
a la verde zarza,
donde se muestra.
Trae la Princesa,
que nos dio? la vida,
sea bien venida
la blanca nin? ay
venga norabuena
el nin? o de ferias.