405Para esta
expresión
cfr.
Sloterdijk - Esferas - v3
infra, pág.
350-351.
Cuando el mandamiento del dominio discreto madura lo suficiente como para ser ex
plicado aparece el concepto del soft power, cfr. Joseph Nyejr. , Bound toLead: The ChangingNa-
688
ture ofAmerican Power, Nueva York 1990. No se trata, pues, de una inclusión general, sino de la de los sumisos y apropiados. Sobre el fenómeno del universalismo parcial imperial cfr. tam bién infra, capítulo 3, apartado 9, «El Empíreo: El invernadero de confort; la escala del mimo abierta hacia arriba», págs. 604-ss.
“ ’ Cfr. Franzjoseph Wetz, Die Kunst der Resignation, Stuttgart 2000; en otra parte (Daniel Bensaíd, Le parí mélancolique. Métamorphose de la politique et politique de la métamorphose, París 1997, pág. 236) se habla de «música de cámara de la resignación» y de micromorales.
Respecto de planteamientos de una crítica filosófica de los discursos estándar sobre la globalización cfr. Jacques Derrida, Marx ’ Gespenster. Der verschuldete Staat, die Trauerarbeit und die neue Internationale, Frankfurt 1995; Jean-Luc Nancy, La création du monde ou la mondialisa- tion, París 2002; Rostas Axelos, «La question de la technique planétaire», en: Ce questionnement. Approche - éloignement, París 2001, págs. 15-35; Peter Sloterdijk, Weltinnenraum des Kapitals. Zu einerphilosophischen Geschichte der terrestrischen Globalisierung, Frankfurt 2005.
M9Aquí se imponen paralelos con la «revolución conservadora» de los años veinte y trein ta en Alemania; también se basaba, entre otras cosas, en la figura política abstracta de una «autosuperación del liberalismo», a la vista del estado de excepción obligado por el enemi go. Cfr. Ian Buruma, Revolution from Above (entrevista de Paul Berman, «Terror and Libera- lism»), New York Review of Books, 26 de abril de 2003.
Francis Bacon, Neu-Atlantis (1624), Stuttgart 1962, págs. 27-ss. , 43-ss. y, sobre todo, 56. 51Hans Kelsen, Was ist Gerechtigkeit? , Stuttgart 2000, pág. 52.
,52Cfr. Fritz K. Ringer, Die Gelehrten. Der Niedergang der deutschen Mandarine 1890-1933, Mu
nich 1987.
r>,B. F. Skinner, Futurum Zwei, Reinbeck (Hamburgo) 1972, pág. 238.
^Gernot Bóhme, Am Ende des Baconschen Zeitalters. Studien zur Wissenschaftsentwicklung,
Frankfurt 1993.
! ,v’ Cfr. Bruno Latour, Das Parlament der Dinge, o. c. , sobre todo el capítulo 3, «Una nueva
divisón de poderes», págs. 127-ss. , y capítulo 4, «Las competencias del colectivo», págs. 169-ss. Excepciones a esta regla pueden observarse en el culto de los emigrantes a los antepa
sados, que confirma la posibilidad de un trato desterritorializado con los ancestros.
w Emile Durkheim, Die elementaren Formen des religiósen Lebens, Frankfurt 1984, pág. 400. **Para una imagen compleja del dios del Antiguo Testamento cfr. Bemhard Lang,JAHWE.
Der biblische Gott: ein Portrait, Munich 2002; sobre la hermenéutica de los penosos salmos del Antiguo Testamento referidos al enemigo y a la venganza cfr. Erich Zenger, Ein Gott der Ro che? Feindpsalmen Verstehen, Friburgo/Basilea/Viena 1994. Prima vista, el Corán, como los li bros monoteístas semejantes, se puede leer también como una letanía sobre el exterminio de los infieles, ateos y escépticos; como sus colegas cristianos y judíos, los hermeneutas del Corán tienen que poner todas sus manos a la obra para explicar que esto no significa lo que parece.
,! WPor eso, hay muchas cosas que hablan en favor de ver en lo que más tarde se llamará superstición una de las formas fundamentales de la mentalidad religiosa en general: supersti- cio significa entre los romanos tanto como «expectación medrosa en asuntos religiosos»; es, en cierta medida, la variante neurótica de la concienciación escrupulosa (religio), con la que hay que observar los signos, los prodigios y los omina, así como las prescripciones rituales. Cfr.
689
Dieter Harmening, Superstitio. Überlieferungs- und theoriegeschichtliche Untersuchungen zur kirch- lich-theologischen Aberglaubensliteratur des Mittelalters, Berlín 1979, pág. 21.
560Cfr. Johann Jakob Bachofen, Das Mutterrecht: eine Untersuchung über die Gynaikokratie der alten Welt nach ihrer religiósen und rechtlichen Natur; eine Auswahl, Frankfurt 1975; así como Mi- chel Serres, Statues. Le second lime desfondations, París 1987.
361Cfr. Martin Buber, Gottesfinstemis. Betrachtungen zur Beziehung zwischen Religión und Phi- losophie, Heidelberg 1987; Raimon Panikkar, GottesSchweigen. DieAntwort desBuddafur unsere Zeit, Munich 1992; Klaus Schneider, Die schweigenden Gotter: eine Studie zur Gottesvorsteüung des religiósen Platonismus, Hildesheim 1966.
^ G a b r i e l T a r d e , Die Gesetze der Nachahmung, o. c. , págs. 296-300.
563Cfr. Elisabeth von Samsonow, Was ist der Sex-Appeal des Anorganischen wirklich? Theorie undkurzeGeschichtederhypnogenenSubjekteundObjekte, Lección de Vilém Flusser en la Escuela Superior de Medios de Colonia, 2002.
364F r e d H o y l e , Kosmische Katastrophen und der Ursprung der Religión, F r a n k f u r t / L e i p z i g 1997. 365Gabriel Tarde, o. c. , pág. 303.
36Por el contrario, de la cultura religiosa popular se podría decir, con razón, que ha con
servado hasta hoy los rasgos de una cultura-pánico; cfr. Alphonse Dupront, Du sacré. Croisade et pélérinages. Images et langages, París 1987, pág. 462.
367Cfr. Heinrich Meier, «La muerte como Dios. Una nota sobre Martin Heidegger», en:
Das theologisch-politische Problem. Zum Thema von Leo Strauss, S t u t t g a r t 2003, p á g s . 73-82.
368Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Dialektik derAufklárung, PhilosophischeFragmen
te, Frankfurt 1984, págs. 61-99.
369Cfr. Primera Carta a los Corintios, 12, 1-11; 28-31.
370Tobie Nathan et collectif, L’enfantancetre, París 2000.
371Eneida, libro 6, versos 851-853. Lamentablemente Anquises no dice nada respecto a có
mo los romanos han de proceder cuando los aliados, por su parte, no respeten en cuestiones de política exterior los sentimientos del hegemónico.
372Que esta regla no vale sin excepción lo muestran, entre otras cosas, los precedentes de la declaración de santidad de sor Angela de la Cruz (1846-1932), llevada a cabo en Sevilla por Juan Pablo II a comienzos de mayo del año 2003, cuyo cadáver fue expuesto durante varios días en la catedral y visitado por una masa humana inmensa; como si los santos poseyeran aún el poder de aconsejar a los héroes de la cultura mundana como clásicos del amor al pró
jimo, dado el caso.
373Cfr. Erich Voegelin, Das VolkGottes. SektenbewegungenundderGeistderModeme, Munich
1994.
374Para el ensayo más significativo de una ética xenotópica cfr. Hans-Dieter Bahr, DieSpra- che des Gastes. Eine Metaethik, Leipzig 1994. Para la crítica de la xenofobología filosófica cfr. Frangois Laruelle, Théorie des étrangers. Science des hommes, démocratie, non-psychanalyse, París 1995.
S75Friedrich Nietzsche, AsíhablóZaratustrai, «Del amor al prójimo». Cfr. Axel Honneth, KampfumAnerkennung. Zur moralischen Grammatik sozialerKonflikte, Frankfurt 1994; así como Ludwig Klages, Die psychologischen Errungenschaften Nietzsches, tercera edición, Bonn 1958. Mientras que los filósofos del tú (como los holistas) afirman que el yo detenta el poder por
690
todas partes ciegamente y tendría que aprender primero la lección del otro, por la que se le abrirían los ojos, Nietzsche pone el acento en la tesis de que el yo es una adquisición tardía e improbable, que ha de ser conseguida a partir de la primacía, dominante desde siempre, del otro; más aún: que hasta ahora no han aparecido seres que pudieran decir yo auténtica mente; lo que hasta hoy se llamaba egoísmo era siempre el egoísmo del otro en mí.
576Max Scheler, Die Wissensformen und die Gesellschaft, Leipzig 1926, págs. 53-ss. 37Alphonso Lingis, The Imperative, Bloomington, Indiana 1998, págs. 161 y 192.
378Vilém Flusser, «Motivos y límites de la comunicación», en: Kommunikologie, Mannheim
1996, pág. 261.
379Para el exterminismo de derechas hay cifras, para el de las izquierdas, valoraciones.
Hartmut Bóhme, en su artículo «Genocidio en el siglo xx. Perspectivas de la convención de las Naciones Unidas de 1948 contra el genocidio» (en: Paragrana. Internationale Zeitschriftfür Historische Anthropologie, volumen 10, Berlín 2001, págs. 124-148), cita los resultados de la in vestigación cuantitativa y comparativa del genocidio, según los cuales, en el trascurso del si glo xx hasta 1987, había que consignar más de 161 millones de muertos por el terror, la ma yor parte de los cuales a causa de políticas estatales de exterminio contra poblaciones propias, donde las cifras de regímenes totalitarios de izquierda llevan la delantera con dife rencia.
380Ludwig Wittgenstein, Vermischte Bemerkungen. Eine Auswahl aus dem Nachlass, Georg Henrik von Wright (ed. ), en: Werkausgabe, volumen vm, Frankfurt 1984, pág. 568. Recordemos que el aforismo wittgensteiniano alude al sueño homófilo-gnóstico de una sociedad sin pro creación, puesto que en una orden [religiosa, militar, laica] sólo se puede entrar, pero no ha ber nacido en ella.
381Cfr. Günther Ortmann, Regel und Ausnahme. Paradoxien sozialer Ordnung, Frankfurt 2003. ^Friedrich Nietzsche, Aurora, libro 1, 9.
383Gabriel Tarde, Die GesetzederNachahmung, o. c. , pág. 346.
TMDelegibus I, 28.
. w»Marc Augé, Pour une anthropologie des mondes contemporains, París 1999, págs. 103-s.
^Pierre Legendre, «Ce que nous appelons le droit», en: Sur la question dogmatique en oc cidente París 1999, págs. 123-152.
^Günther Ortmann, Regel und Ausnahme, o. c. , pág. 33.
38Edward N. Luttwak, Strategy. The logic ofWar and Peace, Cambridge, Mass. , y Londres 1987, capítulo 13, «Armed Suasion», págs. 190-ss.
389Cfr. Hans-Georg Gadamer, ÜberdieVerborgenheitderGesundheit,Frankfurt 1993.
590Cfr. Paul Lafargue, Das Recht auf Faulheit: Widerlegung des «Rechts auf Arheit» von 1848, Grafenau 1999.
391Amold Gehlen, Urmensch und Spátkultur. Philosophische Ergebnisse und Aussagen, Bonn 1956, págs. 88-ss.
392Hans Urs von Balthasar, Herrlichkeit. Eine theologischeÁsthetik, 2vols. , Friburgo 1990.
395Cfr. Richard von Dülmen, Theater des Schreckens. Gerichtpraxis und Strafrituale derfrühen Neuzeit, Múnich 1985.
^Friedrich Nietzsche, Aurora, libro 1, 19.
395Según Hans Thomá, Unter Amerikanem: eine Lebensart ivird besichtigt, Múnich 2000, pág. 75.
691
^Francis Fukuyama, Der grosse Aufbruch. Wie unsere GeseUschafl eine neue Ordnung erfindet, Múnich 2002, especialmente la segunda parte: «Sobre la genealogía de la moral», págs. 193-326.
397Que esto puede ser el caso literalmente lo muestran las conocidas palabras de Thomas
Jefferson sobre el carácter ocasional de la declaración de independencia del 4 de julio de 1776: «Neither aiming at originality of principie or sentiment, ñor yet copied from any parti cular and previous writing, it was intended to be an expression of the american mind, and to give to that expression the proper tone and spirit called for bytheoccasion». Citado por Han- nah Arendt, ÜberdieRevolution, Múnich 1974, pág. 168.
398G. W. F. Hegel, Grundlinien derPhilosophiedesRechts, §§ 189-208.
39Cfr. Michael Ignadeff, The Needs of Strangers, Nueva York 1984.
40Cfr. Dieter Claessens, Das Konkrete und das Abstrakte. Soziologische Skizzen zur Anthropolo-
gie, Frankfurt 1980.
401 C f r . A m a u d S p i r e , S e r v i t u d e s e t g r a n d e u r s d u c y n i s m e : d e T i m p o s s i b i l i t é d e s p r i n c i p e s e t d e V i m -
possibilité de s'en passer, París 1997, pág. 218.
^M ichel Serres, DerParasit, Frankfurt 1980; antes de Serres, Gabriel Tarde ya había ha
b l a d o d e l o s p a r á s i t o s d e l o s p a r á s i t o s (et ainsi de suite): Oeuvres de G. T. , v o l u m e n I, b a j o l a d i rección de Eric Alliez, «Monadologie et sociologie», París 1999, pág. 35.
403 C f r . G i o r g i o A g a m b e n , Vouvert. De Thomme et de VanimaU P a r í s 2002. T a m b i é n G e h l e n ha entendido la separación de la antroposfera del elemento entorno como el auténtico me canismo de creación de cultura: «Allí, la naturaleza conserva todavía mucho de lo antro pológicamente fundamental de un “campo de sorpresa”, en el que la praxis exitosa ha insta lado, por decirlo así, islas de lo neutralizado y de lo asegurado por la costumbre», en: Amold Gehlen, ¡Jrmensch und Spátkultur, o. c. , pág. 112.
404Véase supra, pág. 229-230.
405Para esta expresión cfr. Friedrich Schnack, Der Traum vom Parodies. Eine KulturgescfUch- te des Gartens, Hamburgo 1962, pág. 331.
406Ese es el título de un texto de 1950de R. Buckminster Fuller sobre la construcción de cúpulas geodésicas. Reproducción facsímil en: YourPrivóteSky:Diskurs. R BuckminsterFuller,
Joachim Krausse/Claude Lichtenstein eds. , Zúrich 2001, págs. 190-239.
407Observamos que la crítica sociológica de Bruno Latour a la exclusión del experto a nivel ontológico camina a la par de una crítica complementaría a la exclusión de la natu
raleza.
408Grundlinien der Philosophie des Rechts, § 196, apéndice, en: Werke, volumen 7, Frankfurt 1970, pág. 351.
409Cfr. Edward Said, «Cultura e identidad. El autoencuentro de Europa a partir de la in
corporación del mundo», en: LettreInternational34, 1996, pág. 24.
4. 0Cfr. supra, págs. 145-ss.
4. 1 C f r . H . v a n d e r L a a n , D e r a r c h i t e k t o n i s c h e R a u m . F ü n j z e h n L e k t i o n e n ü b e r d i e D i s p o s i t i o n d e r
menschlichen Behausung, Leiden/Nueva York/Colonia 1992, pág. 1.
4. 2Cfr. Christopher Alexander/Sara Ishikwa/Murray Silverstein, EineMuster-Sprache. Stád-
te. Gebáude. Konstruktion, Hermann Czech ed. , Viena 1995.
415Cari Schmitt, Land und Meer. Eine weltgeschichüicheBetrachtung, Stuttgart 1954, tercera
edición 1993, págs. 103-ss.
692
4,4Cfr. supra págs. 75-93; también Peter Sloterdijk, Luftbeben. An den Quellen des Terrors, Frankfurt 2002.
4l! iEdward Morgan Forster, «La máquina se para», en: Duell im 25. Jahrhundert. Geschichten von glücklichen Welten und kommenden Zeiten. Klassische Science-Jiction-Geschichten, Erich Simón y Olaf R. Spittel eds. , Berlín 1987.
416Cfr. Bernhard Waldenfals, «El habitar físico en el espacio», en: Gerhart Schróder/Hel-
ga Breuninger (eds. ), Kulturtheorien derGegenwart. AnsátzeundPositionen, Frankfurt 2001, págs. 179-182.
4. 7Para esta expresión cfr. supra, pág. 254.
4. 8 M a r t i n H e i d e g g e r , Die Grundbegriffe der Metaphysik, Welt - Endlichkeit - Einsamkeit, F r a n k furt 1992, pág. 229.
4,9Vilém Flusser, «Caravana», en: VonderFreiheitdesMigranten. EinsprüchegegendenNatio- nalismus, Bensheim 1994, págs. 45-49.
42DCfr. Manfred Sommer, Sammeln. Ein philosophischer Versuch, Frankfurt 1999; así como Thomas Schloz, Die GestedesSammelns. EineFundamentalspekulation, Umgriff, Anthropologie, Ety- mographie, Entlass, Stuttgart 2000.
421Marün Heidegger, «Construir habitar pensar», en: Vortráge und Aufsátze, Pfullingen, quinta edición 1985, pág. 143.
^Martin Heidegger, «Construir habitar pensar», o. c. , pág. 145.
423Cfr. Hans-Dieter Bahr, DieSprachedesGastes. EineMetaethik, Leipzig 1994.
424Vilém Flusser, «Instalarse en una vivienda en el exilio», en: Von derFreiheit desMigran
ten, o. c. , pág. 27.
425Véase supra págs. 254-ss.
426Donde con mayor claridad lo hace es en su curioso libro Adolf Hitler in der Geschichte,
Bonn 1999, en el que se retrata a Hitler como artista de instalaciones y director de escena co munitario, cuyo talento consistió en la escenificación de situaciones (capciosas) incluyentes de naturaleza comunitario-popular. Schmitz coloca la expresión «situación incluyente» como correctivo frente a los análisis, a sujuicio insuficientes, de Husserl y Heidegger sobre el resi dir en el «mundo de la vida» o habitar.
427I l y a K a b a k o v / B o r i s G r o y s , Die Kunst der Installation, M u n i c h A l i e n a 1996.
428I l y a K a b a k o v / B o r i s G r o y s , Die Kunst des Fliehens. Dialoge überAngst, das heilige Weiss und den sowjetischen MüU, M ú n i c h / V i e n a 1991, p á g . 61. C f r . l a t e s i s c o n t r a r i a d e D u r s G r ü n b e i n e n s u Dis cursodeSakJburgpr. «[. . . ] un cautiverio compartido no es en absoluto un cautiverio a medias, si
n o , a l c o n t r a r i o , s u m u l t i p l i c a c i ó n » , e n : Warum schrijlos leben. Aufsátze, F r a n k f u r t 2003, p á g . 19.
429El volumen editado por Nicolás Bancel, Pascal Blanchard, Gilíes Boetsch, Eric Deroo y
Sandrine Lemaire, Zoos humains. xiXe et xxe siecles. De la Venus hottentote aux reality shows, París 2002, muestra que la exposición zoológica podría convertirse también en «parque humano» antropozoológico.
430Dya Kabakov/Boris Groys, Die Kunst derInstallation, o. c. , pág. 137.
431BorisGroys,PolitikderUnsterblichkeit. VierGespráchemitThomasKnoefel,Múnich/Viena 2002, pág. 22.
432Paul Valéry, Eupalinos, o. c. , pág. 33. [Eupalinos o el arquitecto, Colegio Oficial de Apare jadores y Arquitectos Técnicos de Murcia, Murcia 2004. ]
693
43«Nous sommes, nous nous mouvons, nous vivons alors dans l’oeuvre de Phomme»; cfr. Hechos de los Apóstoles 17, 28.
434Ibid. , pág. 33.
435Ibid. , pág. 34.
436Ibid. , pág. 35.
437Cfr. Boris Groys, Gesamtkunstwerk Stalin. Die gespaltene KuUur in der Sowjetunion, Mú-
nich/Viena 1988.
438Gaston Bachelard, Poetik desRaumes, Munich 1960, pág. 132; «El mundo es un nido». [La
poética del espacio, FCE, Madrid 1993. ]
439Cfr. Esferas ii, Globos, capítulo 8, apartado 27, «La gran transformación inmunológica.
En camino a las sociedades deparedesfinas», págs. 863-872.
40Cfr. Hans Hattenhauer, Europáische Rechtsgeschichte, Heidelberg 1994, pág. 7. [Expresión
usual en alemán. (N. del T. )]
41Cfr. Roberto Esposito, Immunitas. Protezione e negazione della vita, Turín 2002, pág. 13. 4JFriedrichNietzsche,AsíhablóZaratustraI, «Delastrestransformaciones».
43Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra ni, «De los tres males» 2.
4Marshall McLuhan, Die magischen Kanále, o. c. , pág. 135.
43Esto es lo que tenía presente Le Corbusier cuando en Vers une Architecture escribió que
la vivienda del «ser humano selecto» y creador tenía que ofrecerle «un espacio claro y cerra do, para poderse sumergir con tranquilidad en su trabajo; la solución de este problema es esencial para la salud de la élite», en: Ausblick auf eine Architektur, Berlín/Frankfurt/Viena 1963, pág. 34.
46Cfr. la deducción supratemporal (y a la vez historizante) de Walter Benjamín del inte rior a partir de la protoescena intrauterina, en: Das Passagen-Werk, Gesammelte Schriften V. 1, Frankfurt 1989, pág. 292.
47Sobre el motivo, introducido por D. H. Lawrence, del paraguas que extienden los se res humanos sobre sí para protegerse y en el que hacen agujeros y rajas los artistas para de jar que entre una «corriente de aire desde el caos», cfr. Gilíes Deleuze, Félix Guattari, Was ist
Philosophie? , Frankfurt 1996, págs. 241-242. [¿Qué es lafilosofía? , Anagrama, Barcelona 1993. ] 48Sobre la fenomenología del nido cfr. Gastón Bachelard, Poetik des Raumes, o. c. , págs.
119-133.
49Cfr. Markus Grob, Tun derArchitektur, Stuttgart 1997, así como Stephan Isphording, Das
kleine Hausfu r Singles, Petare und altere Menschen, Munich 2002.
450Esto lo ha declarado Vilém Flusser en uno de sus textos más ágiles: «La cama», en: Din-
ge und Undinge. Phánomenologische Skizzen, Munich 1993, págs. 89-109. 431EmstBloch,DasPrinzipHoffnung,volumenII, cuartaparte,«Esquemasdeunmundo
mejor», Frankfurt 1959, pág. 845; ambos tipos, cristal de muerte (pirámide) y árbol de vida (ca tedral gótica) representan, según Bloch, los polos extremos de las «utopías arquitectónicas».
452Ibid. , pág. 850.
453Evangelio según san Mateo 8,20.
454Evangelio según sanJuan 16,32. «Y no estoy solo, porque el Padre está conmigo. » 435Cfr. Peter Sloterdijk, «¿Cómo rozamos el sueño del mundo? Conjeturas sobre el des
pertar», en: Weltfremdheit, Frankfurt, séptima edición 2002, págs. 326-381; así como Emst
694
Bloch, Viele Kammem im Welthaus, Friedrich Dieckmann yJürgen Teller eds. , Frankfurt 1994. 45*Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra III, «De los tres males» 2.
457Sobre el despertar de la autohipnosis monoteísta y la comprensión de la inutilidad in-
munológica del Dios infinito cfr. Esferas ii, Globos, págs. 481-484.
458Le Corbusier, Ausblick aufeineArchitektur, o. c. , pág. 166.
TMIbid. , pág. 167.
4150Oeuvre complete 1910-1929, Zúrich 1967, págs. 45-s. (Orden de las partes de la frase inver
tido. )
461Edgar Wedepohl, «La colonia Weissenhof de la exposición del Werkbund “La vivien
da” en Stuttgart 1927», en: Wasmuths Monatsheftefür Baukunstxi, 1927, págs. 396-ss.
Cuando el mandamiento del dominio discreto madura lo suficiente como para ser ex
plicado aparece el concepto del soft power, cfr. Joseph Nyejr. , Bound toLead: The ChangingNa-
688
ture ofAmerican Power, Nueva York 1990. No se trata, pues, de una inclusión general, sino de la de los sumisos y apropiados. Sobre el fenómeno del universalismo parcial imperial cfr. tam bién infra, capítulo 3, apartado 9, «El Empíreo: El invernadero de confort; la escala del mimo abierta hacia arriba», págs. 604-ss.
“ ’ Cfr. Franzjoseph Wetz, Die Kunst der Resignation, Stuttgart 2000; en otra parte (Daniel Bensaíd, Le parí mélancolique. Métamorphose de la politique et politique de la métamorphose, París 1997, pág. 236) se habla de «música de cámara de la resignación» y de micromorales.
Respecto de planteamientos de una crítica filosófica de los discursos estándar sobre la globalización cfr. Jacques Derrida, Marx ’ Gespenster. Der verschuldete Staat, die Trauerarbeit und die neue Internationale, Frankfurt 1995; Jean-Luc Nancy, La création du monde ou la mondialisa- tion, París 2002; Rostas Axelos, «La question de la technique planétaire», en: Ce questionnement. Approche - éloignement, París 2001, págs. 15-35; Peter Sloterdijk, Weltinnenraum des Kapitals. Zu einerphilosophischen Geschichte der terrestrischen Globalisierung, Frankfurt 2005.
M9Aquí se imponen paralelos con la «revolución conservadora» de los años veinte y trein ta en Alemania; también se basaba, entre otras cosas, en la figura política abstracta de una «autosuperación del liberalismo», a la vista del estado de excepción obligado por el enemi go. Cfr. Ian Buruma, Revolution from Above (entrevista de Paul Berman, «Terror and Libera- lism»), New York Review of Books, 26 de abril de 2003.
Francis Bacon, Neu-Atlantis (1624), Stuttgart 1962, págs. 27-ss. , 43-ss. y, sobre todo, 56. 51Hans Kelsen, Was ist Gerechtigkeit? , Stuttgart 2000, pág. 52.
,52Cfr. Fritz K. Ringer, Die Gelehrten. Der Niedergang der deutschen Mandarine 1890-1933, Mu
nich 1987.
r>,B. F. Skinner, Futurum Zwei, Reinbeck (Hamburgo) 1972, pág. 238.
^Gernot Bóhme, Am Ende des Baconschen Zeitalters. Studien zur Wissenschaftsentwicklung,
Frankfurt 1993.
! ,v’ Cfr. Bruno Latour, Das Parlament der Dinge, o. c. , sobre todo el capítulo 3, «Una nueva
divisón de poderes», págs. 127-ss. , y capítulo 4, «Las competencias del colectivo», págs. 169-ss. Excepciones a esta regla pueden observarse en el culto de los emigrantes a los antepa
sados, que confirma la posibilidad de un trato desterritorializado con los ancestros.
w Emile Durkheim, Die elementaren Formen des religiósen Lebens, Frankfurt 1984, pág. 400. **Para una imagen compleja del dios del Antiguo Testamento cfr. Bemhard Lang,JAHWE.
Der biblische Gott: ein Portrait, Munich 2002; sobre la hermenéutica de los penosos salmos del Antiguo Testamento referidos al enemigo y a la venganza cfr. Erich Zenger, Ein Gott der Ro che? Feindpsalmen Verstehen, Friburgo/Basilea/Viena 1994. Prima vista, el Corán, como los li bros monoteístas semejantes, se puede leer también como una letanía sobre el exterminio de los infieles, ateos y escépticos; como sus colegas cristianos y judíos, los hermeneutas del Corán tienen que poner todas sus manos a la obra para explicar que esto no significa lo que parece.
,! WPor eso, hay muchas cosas que hablan en favor de ver en lo que más tarde se llamará superstición una de las formas fundamentales de la mentalidad religiosa en general: supersti- cio significa entre los romanos tanto como «expectación medrosa en asuntos religiosos»; es, en cierta medida, la variante neurótica de la concienciación escrupulosa (religio), con la que hay que observar los signos, los prodigios y los omina, así como las prescripciones rituales. Cfr.
689
Dieter Harmening, Superstitio. Überlieferungs- und theoriegeschichtliche Untersuchungen zur kirch- lich-theologischen Aberglaubensliteratur des Mittelalters, Berlín 1979, pág. 21.
560Cfr. Johann Jakob Bachofen, Das Mutterrecht: eine Untersuchung über die Gynaikokratie der alten Welt nach ihrer religiósen und rechtlichen Natur; eine Auswahl, Frankfurt 1975; así como Mi- chel Serres, Statues. Le second lime desfondations, París 1987.
361Cfr. Martin Buber, Gottesfinstemis. Betrachtungen zur Beziehung zwischen Religión und Phi- losophie, Heidelberg 1987; Raimon Panikkar, GottesSchweigen. DieAntwort desBuddafur unsere Zeit, Munich 1992; Klaus Schneider, Die schweigenden Gotter: eine Studie zur Gottesvorsteüung des religiósen Platonismus, Hildesheim 1966.
^ G a b r i e l T a r d e , Die Gesetze der Nachahmung, o. c. , págs. 296-300.
563Cfr. Elisabeth von Samsonow, Was ist der Sex-Appeal des Anorganischen wirklich? Theorie undkurzeGeschichtederhypnogenenSubjekteundObjekte, Lección de Vilém Flusser en la Escuela Superior de Medios de Colonia, 2002.
364F r e d H o y l e , Kosmische Katastrophen und der Ursprung der Religión, F r a n k f u r t / L e i p z i g 1997. 365Gabriel Tarde, o. c. , pág. 303.
36Por el contrario, de la cultura religiosa popular se podría decir, con razón, que ha con
servado hasta hoy los rasgos de una cultura-pánico; cfr. Alphonse Dupront, Du sacré. Croisade et pélérinages. Images et langages, París 1987, pág. 462.
367Cfr. Heinrich Meier, «La muerte como Dios. Una nota sobre Martin Heidegger», en:
Das theologisch-politische Problem. Zum Thema von Leo Strauss, S t u t t g a r t 2003, p á g s . 73-82.
368Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Dialektik derAufklárung, PhilosophischeFragmen
te, Frankfurt 1984, págs. 61-99.
369Cfr. Primera Carta a los Corintios, 12, 1-11; 28-31.
370Tobie Nathan et collectif, L’enfantancetre, París 2000.
371Eneida, libro 6, versos 851-853. Lamentablemente Anquises no dice nada respecto a có
mo los romanos han de proceder cuando los aliados, por su parte, no respeten en cuestiones de política exterior los sentimientos del hegemónico.
372Que esta regla no vale sin excepción lo muestran, entre otras cosas, los precedentes de la declaración de santidad de sor Angela de la Cruz (1846-1932), llevada a cabo en Sevilla por Juan Pablo II a comienzos de mayo del año 2003, cuyo cadáver fue expuesto durante varios días en la catedral y visitado por una masa humana inmensa; como si los santos poseyeran aún el poder de aconsejar a los héroes de la cultura mundana como clásicos del amor al pró
jimo, dado el caso.
373Cfr. Erich Voegelin, Das VolkGottes. SektenbewegungenundderGeistderModeme, Munich
1994.
374Para el ensayo más significativo de una ética xenotópica cfr. Hans-Dieter Bahr, DieSpra- che des Gastes. Eine Metaethik, Leipzig 1994. Para la crítica de la xenofobología filosófica cfr. Frangois Laruelle, Théorie des étrangers. Science des hommes, démocratie, non-psychanalyse, París 1995.
S75Friedrich Nietzsche, AsíhablóZaratustrai, «Del amor al prójimo». Cfr. Axel Honneth, KampfumAnerkennung. Zur moralischen Grammatik sozialerKonflikte, Frankfurt 1994; así como Ludwig Klages, Die psychologischen Errungenschaften Nietzsches, tercera edición, Bonn 1958. Mientras que los filósofos del tú (como los holistas) afirman que el yo detenta el poder por
690
todas partes ciegamente y tendría que aprender primero la lección del otro, por la que se le abrirían los ojos, Nietzsche pone el acento en la tesis de que el yo es una adquisición tardía e improbable, que ha de ser conseguida a partir de la primacía, dominante desde siempre, del otro; más aún: que hasta ahora no han aparecido seres que pudieran decir yo auténtica mente; lo que hasta hoy se llamaba egoísmo era siempre el egoísmo del otro en mí.
576Max Scheler, Die Wissensformen und die Gesellschaft, Leipzig 1926, págs. 53-ss. 37Alphonso Lingis, The Imperative, Bloomington, Indiana 1998, págs. 161 y 192.
378Vilém Flusser, «Motivos y límites de la comunicación», en: Kommunikologie, Mannheim
1996, pág. 261.
379Para el exterminismo de derechas hay cifras, para el de las izquierdas, valoraciones.
Hartmut Bóhme, en su artículo «Genocidio en el siglo xx. Perspectivas de la convención de las Naciones Unidas de 1948 contra el genocidio» (en: Paragrana. Internationale Zeitschriftfür Historische Anthropologie, volumen 10, Berlín 2001, págs. 124-148), cita los resultados de la in vestigación cuantitativa y comparativa del genocidio, según los cuales, en el trascurso del si glo xx hasta 1987, había que consignar más de 161 millones de muertos por el terror, la ma yor parte de los cuales a causa de políticas estatales de exterminio contra poblaciones propias, donde las cifras de regímenes totalitarios de izquierda llevan la delantera con dife rencia.
380Ludwig Wittgenstein, Vermischte Bemerkungen. Eine Auswahl aus dem Nachlass, Georg Henrik von Wright (ed. ), en: Werkausgabe, volumen vm, Frankfurt 1984, pág. 568. Recordemos que el aforismo wittgensteiniano alude al sueño homófilo-gnóstico de una sociedad sin pro creación, puesto que en una orden [religiosa, militar, laica] sólo se puede entrar, pero no ha ber nacido en ella.
381Cfr. Günther Ortmann, Regel und Ausnahme. Paradoxien sozialer Ordnung, Frankfurt 2003. ^Friedrich Nietzsche, Aurora, libro 1, 9.
383Gabriel Tarde, Die GesetzederNachahmung, o. c. , pág. 346.
TMDelegibus I, 28.
. w»Marc Augé, Pour une anthropologie des mondes contemporains, París 1999, págs. 103-s.
^Pierre Legendre, «Ce que nous appelons le droit», en: Sur la question dogmatique en oc cidente París 1999, págs. 123-152.
^Günther Ortmann, Regel und Ausnahme, o. c. , pág. 33.
38Edward N. Luttwak, Strategy. The logic ofWar and Peace, Cambridge, Mass. , y Londres 1987, capítulo 13, «Armed Suasion», págs. 190-ss.
389Cfr. Hans-Georg Gadamer, ÜberdieVerborgenheitderGesundheit,Frankfurt 1993.
590Cfr. Paul Lafargue, Das Recht auf Faulheit: Widerlegung des «Rechts auf Arheit» von 1848, Grafenau 1999.
391Amold Gehlen, Urmensch und Spátkultur. Philosophische Ergebnisse und Aussagen, Bonn 1956, págs. 88-ss.
392Hans Urs von Balthasar, Herrlichkeit. Eine theologischeÁsthetik, 2vols. , Friburgo 1990.
395Cfr. Richard von Dülmen, Theater des Schreckens. Gerichtpraxis und Strafrituale derfrühen Neuzeit, Múnich 1985.
^Friedrich Nietzsche, Aurora, libro 1, 19.
395Según Hans Thomá, Unter Amerikanem: eine Lebensart ivird besichtigt, Múnich 2000, pág. 75.
691
^Francis Fukuyama, Der grosse Aufbruch. Wie unsere GeseUschafl eine neue Ordnung erfindet, Múnich 2002, especialmente la segunda parte: «Sobre la genealogía de la moral», págs. 193-326.
397Que esto puede ser el caso literalmente lo muestran las conocidas palabras de Thomas
Jefferson sobre el carácter ocasional de la declaración de independencia del 4 de julio de 1776: «Neither aiming at originality of principie or sentiment, ñor yet copied from any parti cular and previous writing, it was intended to be an expression of the american mind, and to give to that expression the proper tone and spirit called for bytheoccasion». Citado por Han- nah Arendt, ÜberdieRevolution, Múnich 1974, pág. 168.
398G. W. F. Hegel, Grundlinien derPhilosophiedesRechts, §§ 189-208.
39Cfr. Michael Ignadeff, The Needs of Strangers, Nueva York 1984.
40Cfr. Dieter Claessens, Das Konkrete und das Abstrakte. Soziologische Skizzen zur Anthropolo-
gie, Frankfurt 1980.
401 C f r . A m a u d S p i r e , S e r v i t u d e s e t g r a n d e u r s d u c y n i s m e : d e T i m p o s s i b i l i t é d e s p r i n c i p e s e t d e V i m -
possibilité de s'en passer, París 1997, pág. 218.
^M ichel Serres, DerParasit, Frankfurt 1980; antes de Serres, Gabriel Tarde ya había ha
b l a d o d e l o s p a r á s i t o s d e l o s p a r á s i t o s (et ainsi de suite): Oeuvres de G. T. , v o l u m e n I, b a j o l a d i rección de Eric Alliez, «Monadologie et sociologie», París 1999, pág. 35.
403 C f r . G i o r g i o A g a m b e n , Vouvert. De Thomme et de VanimaU P a r í s 2002. T a m b i é n G e h l e n ha entendido la separación de la antroposfera del elemento entorno como el auténtico me canismo de creación de cultura: «Allí, la naturaleza conserva todavía mucho de lo antro pológicamente fundamental de un “campo de sorpresa”, en el que la praxis exitosa ha insta lado, por decirlo así, islas de lo neutralizado y de lo asegurado por la costumbre», en: Amold Gehlen, ¡Jrmensch und Spátkultur, o. c. , pág. 112.
404Véase supra, pág. 229-230.
405Para esta expresión cfr. Friedrich Schnack, Der Traum vom Parodies. Eine KulturgescfUch- te des Gartens, Hamburgo 1962, pág. 331.
406Ese es el título de un texto de 1950de R. Buckminster Fuller sobre la construcción de cúpulas geodésicas. Reproducción facsímil en: YourPrivóteSky:Diskurs. R BuckminsterFuller,
Joachim Krausse/Claude Lichtenstein eds. , Zúrich 2001, págs. 190-239.
407Observamos que la crítica sociológica de Bruno Latour a la exclusión del experto a nivel ontológico camina a la par de una crítica complementaría a la exclusión de la natu
raleza.
408Grundlinien der Philosophie des Rechts, § 196, apéndice, en: Werke, volumen 7, Frankfurt 1970, pág. 351.
409Cfr. Edward Said, «Cultura e identidad. El autoencuentro de Europa a partir de la in
corporación del mundo», en: LettreInternational34, 1996, pág. 24.
4. 0Cfr. supra, págs. 145-ss.
4. 1 C f r . H . v a n d e r L a a n , D e r a r c h i t e k t o n i s c h e R a u m . F ü n j z e h n L e k t i o n e n ü b e r d i e D i s p o s i t i o n d e r
menschlichen Behausung, Leiden/Nueva York/Colonia 1992, pág. 1.
4. 2Cfr. Christopher Alexander/Sara Ishikwa/Murray Silverstein, EineMuster-Sprache. Stád-
te. Gebáude. Konstruktion, Hermann Czech ed. , Viena 1995.
415Cari Schmitt, Land und Meer. Eine weltgeschichüicheBetrachtung, Stuttgart 1954, tercera
edición 1993, págs. 103-ss.
692
4,4Cfr. supra págs. 75-93; también Peter Sloterdijk, Luftbeben. An den Quellen des Terrors, Frankfurt 2002.
4l! iEdward Morgan Forster, «La máquina se para», en: Duell im 25. Jahrhundert. Geschichten von glücklichen Welten und kommenden Zeiten. Klassische Science-Jiction-Geschichten, Erich Simón y Olaf R. Spittel eds. , Berlín 1987.
416Cfr. Bernhard Waldenfals, «El habitar físico en el espacio», en: Gerhart Schróder/Hel-
ga Breuninger (eds. ), Kulturtheorien derGegenwart. AnsátzeundPositionen, Frankfurt 2001, págs. 179-182.
4. 7Para esta expresión cfr. supra, pág. 254.
4. 8 M a r t i n H e i d e g g e r , Die Grundbegriffe der Metaphysik, Welt - Endlichkeit - Einsamkeit, F r a n k furt 1992, pág. 229.
4,9Vilém Flusser, «Caravana», en: VonderFreiheitdesMigranten. EinsprüchegegendenNatio- nalismus, Bensheim 1994, págs. 45-49.
42DCfr. Manfred Sommer, Sammeln. Ein philosophischer Versuch, Frankfurt 1999; así como Thomas Schloz, Die GestedesSammelns. EineFundamentalspekulation, Umgriff, Anthropologie, Ety- mographie, Entlass, Stuttgart 2000.
421Marün Heidegger, «Construir habitar pensar», en: Vortráge und Aufsátze, Pfullingen, quinta edición 1985, pág. 143.
^Martin Heidegger, «Construir habitar pensar», o. c. , pág. 145.
423Cfr. Hans-Dieter Bahr, DieSprachedesGastes. EineMetaethik, Leipzig 1994.
424Vilém Flusser, «Instalarse en una vivienda en el exilio», en: Von derFreiheit desMigran
ten, o. c. , pág. 27.
425Véase supra págs. 254-ss.
426Donde con mayor claridad lo hace es en su curioso libro Adolf Hitler in der Geschichte,
Bonn 1999, en el que se retrata a Hitler como artista de instalaciones y director de escena co munitario, cuyo talento consistió en la escenificación de situaciones (capciosas) incluyentes de naturaleza comunitario-popular. Schmitz coloca la expresión «situación incluyente» como correctivo frente a los análisis, a sujuicio insuficientes, de Husserl y Heidegger sobre el resi dir en el «mundo de la vida» o habitar.
427I l y a K a b a k o v / B o r i s G r o y s , Die Kunst der Installation, M u n i c h A l i e n a 1996.
428I l y a K a b a k o v / B o r i s G r o y s , Die Kunst des Fliehens. Dialoge überAngst, das heilige Weiss und den sowjetischen MüU, M ú n i c h / V i e n a 1991, p á g . 61. C f r . l a t e s i s c o n t r a r i a d e D u r s G r ü n b e i n e n s u Dis cursodeSakJburgpr. «[. . . ] un cautiverio compartido no es en absoluto un cautiverio a medias, si
n o , a l c o n t r a r i o , s u m u l t i p l i c a c i ó n » , e n : Warum schrijlos leben. Aufsátze, F r a n k f u r t 2003, p á g . 19.
429El volumen editado por Nicolás Bancel, Pascal Blanchard, Gilíes Boetsch, Eric Deroo y
Sandrine Lemaire, Zoos humains. xiXe et xxe siecles. De la Venus hottentote aux reality shows, París 2002, muestra que la exposición zoológica podría convertirse también en «parque humano» antropozoológico.
430Dya Kabakov/Boris Groys, Die Kunst derInstallation, o. c. , pág. 137.
431BorisGroys,PolitikderUnsterblichkeit. VierGespráchemitThomasKnoefel,Múnich/Viena 2002, pág. 22.
432Paul Valéry, Eupalinos, o. c. , pág. 33. [Eupalinos o el arquitecto, Colegio Oficial de Apare jadores y Arquitectos Técnicos de Murcia, Murcia 2004. ]
693
43«Nous sommes, nous nous mouvons, nous vivons alors dans l’oeuvre de Phomme»; cfr. Hechos de los Apóstoles 17, 28.
434Ibid. , pág. 33.
435Ibid. , pág. 34.
436Ibid. , pág. 35.
437Cfr. Boris Groys, Gesamtkunstwerk Stalin. Die gespaltene KuUur in der Sowjetunion, Mú-
nich/Viena 1988.
438Gaston Bachelard, Poetik desRaumes, Munich 1960, pág. 132; «El mundo es un nido». [La
poética del espacio, FCE, Madrid 1993. ]
439Cfr. Esferas ii, Globos, capítulo 8, apartado 27, «La gran transformación inmunológica.
En camino a las sociedades deparedesfinas», págs. 863-872.
40Cfr. Hans Hattenhauer, Europáische Rechtsgeschichte, Heidelberg 1994, pág. 7. [Expresión
usual en alemán. (N. del T. )]
41Cfr. Roberto Esposito, Immunitas. Protezione e negazione della vita, Turín 2002, pág. 13. 4JFriedrichNietzsche,AsíhablóZaratustraI, «Delastrestransformaciones».
43Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra ni, «De los tres males» 2.
4Marshall McLuhan, Die magischen Kanále, o. c. , pág. 135.
43Esto es lo que tenía presente Le Corbusier cuando en Vers une Architecture escribió que
la vivienda del «ser humano selecto» y creador tenía que ofrecerle «un espacio claro y cerra do, para poderse sumergir con tranquilidad en su trabajo; la solución de este problema es esencial para la salud de la élite», en: Ausblick auf eine Architektur, Berlín/Frankfurt/Viena 1963, pág. 34.
46Cfr. la deducción supratemporal (y a la vez historizante) de Walter Benjamín del inte rior a partir de la protoescena intrauterina, en: Das Passagen-Werk, Gesammelte Schriften V. 1, Frankfurt 1989, pág. 292.
47Sobre el motivo, introducido por D. H. Lawrence, del paraguas que extienden los se res humanos sobre sí para protegerse y en el que hacen agujeros y rajas los artistas para de jar que entre una «corriente de aire desde el caos», cfr. Gilíes Deleuze, Félix Guattari, Was ist
Philosophie? , Frankfurt 1996, págs. 241-242. [¿Qué es lafilosofía? , Anagrama, Barcelona 1993. ] 48Sobre la fenomenología del nido cfr. Gastón Bachelard, Poetik des Raumes, o. c. , págs.
119-133.
49Cfr. Markus Grob, Tun derArchitektur, Stuttgart 1997, así como Stephan Isphording, Das
kleine Hausfu r Singles, Petare und altere Menschen, Munich 2002.
450Esto lo ha declarado Vilém Flusser en uno de sus textos más ágiles: «La cama», en: Din-
ge und Undinge. Phánomenologische Skizzen, Munich 1993, págs. 89-109. 431EmstBloch,DasPrinzipHoffnung,volumenII, cuartaparte,«Esquemasdeunmundo
mejor», Frankfurt 1959, pág. 845; ambos tipos, cristal de muerte (pirámide) y árbol de vida (ca tedral gótica) representan, según Bloch, los polos extremos de las «utopías arquitectónicas».
452Ibid. , pág. 850.
453Evangelio según san Mateo 8,20.
454Evangelio según sanJuan 16,32. «Y no estoy solo, porque el Padre está conmigo. » 435Cfr. Peter Sloterdijk, «¿Cómo rozamos el sueño del mundo? Conjeturas sobre el des
pertar», en: Weltfremdheit, Frankfurt, séptima edición 2002, págs. 326-381; así como Emst
694
Bloch, Viele Kammem im Welthaus, Friedrich Dieckmann yJürgen Teller eds. , Frankfurt 1994. 45*Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra III, «De los tres males» 2.
457Sobre el despertar de la autohipnosis monoteísta y la comprensión de la inutilidad in-
munológica del Dios infinito cfr. Esferas ii, Globos, págs. 481-484.
458Le Corbusier, Ausblick aufeineArchitektur, o. c. , pág. 166.
TMIbid. , pág. 167.
4150Oeuvre complete 1910-1929, Zúrich 1967, págs. 45-s. (Orden de las partes de la frase inver
tido. )
461Edgar Wedepohl, «La colonia Weissenhof de la exposición del Werkbund “La vivien
da” en Stuttgart 1927», en: Wasmuths Monatsheftefür Baukunstxi, 1927, págs. 396-ss.