Mühlmann remite, entre otros, al ejemplo de los tártaros de Crimea, que consti tuyen una neoformación étnica a partir de los más diversos
«residuos
de poblaciones»: «Una mezcla de tártaros auténticos con turcos otomanos, con genoveses, con restos de godos de Crimea, de griegos pónticos y quizá también con esquirlas de antiguas poblaciones iraníes del sur de Rusia ( ‘skitas’)», pág.
Sloterdijk - Esferas - v3
Gert Mattenklott, «Sondeos.
El empalidecimiento de los caracteres», en: Blindgan- ger.
Physiognomische Essays, Frankfurt 1986, págs.
7-40.
174Cfr. DonnaJ. Haraway, «The Biopolitics of Postmodem Bodies: Determinations of Self inImmuneSystemDiscourse»,en:Differences1,1, 1989.
m«Certe ignoratio futurorum utilior est quam scientia», De divinatione n, 23.
l76Botho Strauss, DieFehlerdesKopisten,Munich 1999, pág. 102.
17Cfr. Sven Spieker, «La cultura de archivo, o: “Donde había algo, tiene que haber ar
chivo ahora”. La vanguardia histórica en la era de las oficinas», en: Trajekte 5, año 3, septiem bre 2002, Newsletter des Zentrumsfur Literaturforschung, Berlín, págs. 23-28.
178Friedrich Nietzsche, Jenseits von Gut und Bóse, 230, Kritische Studienausgabe, volumen 5, Munich 1980, págs. 167-ss.
179Esta concepción viene prefigurada en Johann Gottfried Herder, que en su obra Auch einePhilosophiederGeschichtezurBildungderMenschheit(Frankfurt1967,pág. 45) haceobservar: «Envidio, anhelo, me apropio de todo lo que aún es homogéneo con mi naturaleza, de lo que puede ser asimilado en ella; además, la amable naturaleza me ha equipado con insensibilidad,
frialdad y ceguera; puede incluso convertirse en menosprecio y asco. . . ».
180Friedrich Nietzsche, Kritische Studienausgabe, volumen 1, Múnich 1980, págs. 875-ss. 181Cfr. La gaya ciencia, § 344: «Hasta qué punto somos aún piadosos». Una suavización de
esta idea de lo antitético de vida y conocimiento ofrece Helmuth Plessner en su teoría de la «posicionalidad excéntrica». Cfr. Joachim Fischer, «Androides - Seres humanos - Primates.
678
La antropología filosófica como sostén del humanismo», en: Humanismos in Geschichte und Ge- genwart, Richard Faber y Enno Rudolph eds. , Tubinga 2002, págs. 229-239. Al mismo tiempo que Nietzsche, Gabriel Tarde se refiere a la probabilidad de que el «culto individual a la ver dad desesperanzada sea sacrificada en aras de la necesidad social de una ilusión consolado ra, cómoda y común», cfr. Gabriel Tarde, Die Gesetze der Nachahmung, o. c. , pág. 149.
m Ibid. , pág. 168.
18Cfr. Emst Benz, Theologie der Elektrizitát. Zur Begegnung und Auseinandersetzung von Theo- logie und Naturwissenschaft im 17. und 18. Jahrhundert, Maguncia/Wiesbaden 1971.
184Cfr. Die elektrifizierte Gesellschaft, catálogo de exposición del Badisches Landesmuseum de Karlsruhe, 1996.
185Sobre el modo y manera en que los descubrimientos de Pasteur contribuyeron a con formar el pensamiento solidario e higiénico-social del tardío siglo xix, cfr. Frangois Ewald, Der Vorsorgestaat, Frankfurt 1993, págs. 464-s.
186Cfr. Jacques Poulain, L 'age pragmatique ou Vexpérimentation totale, París 1991. Es, cierta mente, un azar significativo que el analítico más sagaz de la moderna cultura de la ciencia, Bruno Latour, tenga una catédra de «Sociología de la innovación» en la Ecole des Mines pa risina.
,87Boris Groys, «Propaganda del comunismo. 40 años después de la muerte de Stalin: Por qué ya entonces el arte sólo quería ser Lifestyle», en: Die Zeit, n. ° 10/2003, pág. 38.
18Cfr. Marshall McLuhan, «La palabra impresa. Arquitecto del nacionalismo», en: Die ma- gischen Kanále. Understanding Media, o. c. , págs. 186-ss. Así como el clásico: Karl Kraus, «Fin del mundo por magia negra» (Die Fackel, diciembre 1912), Frankfurt 1989, págs. 424-ss.
189Gabriel Tarde, Die Gesetze der Nachahmung, o. c. , pág. 387.
190Cfr. Bruno Latour, «La historicidad de las cosas. ¿Dónde estaban los microbios de Pas teur? », en: Die Hoffnung der Pandora. Untersuchungen zur Wirklichkeit der Wissenschaft, Frankfurt 2000, págs. 175-ss.
191Cfr. Peter Fabian, Lehen im Treibhaus: unser Klimasystem - und was wir daraus machen, Berlín/Heidelberg 2002.
192Cfr. Bruno Latour, Das Parlament der Dinge, o. c. , págs. 82-ss.
195Cfr. Bruno Latour, «¿Tienen también los objetos una historia? Un encuentro de Pas teur y Whitehead en un baño de ácido láctico», en: Der Berliner Schlüssel. Erkundungen eines Liebhabers der Wissenschafien, Berlín 1996, págs. 87-112; para la expresión propositions cfr. Alfred N. Whitehead, Das Abenteuer der Ideen, Frankfurt 2000, págs. 426-s.
194Bruno Latour, Die Hoffnung der Pandora, o. c. , pág. 73.
195Ibid. , pág. 174.
,96Amold Gehlen, Urmensch und Spátkultur. Philosophische Ergebnisse und Aussagen, Bonn
1956, pág. 26. 197Ibid. , pág. 71.
198Cfr. Bruno Latour, Wir sind modem gewesen. Versuch einer symmetrischen Anthropologie, Frankfurt 1998.
'"Alfred North Whitehead, Prozess und Realitát. Entwurf einer Kosmologie, Frankfurt 1984, pág. 472.
20 Cfr. Ernst Tugendhat, Der Wahrheitsbegriffbei Husserl und Heidegger, Berlín 1967; este tra
679
bajo, que con respecto a Heidegger llega a un resultado negativo, ofrece un ejemplo expre sivo de cómo los rituales de la minuciosidad y solidez pueden valer para impedir la mejor comprensión por la peor. De modo más adecuado, Hermann Schmitz, desde una cercanía crítica a Husserl y Heidegger, ha reformulado la tesis demasiado compacta del «olvido del ser» en una discreta lista de «desaciertos» fundamentales del espíritu occidental; al hacerlo (al contrario que Husserl, que en su escrito «Krisis» nombró dos grandes desarrollos errados: el subjetivismo trascendental y el flsicalismo objetivista) llega a nombrar cuatro: el psicolo- gista-reduccionista, el dinámico, el irónico, el autista. Para cada uno de ellos esboza el autor una corrección terapéutico-cultural extraída del espíritu de la fenomenología renovada.
201 E l i a s C a n e t t i , D i e P r o v i n z d e r M e n s c h e n . A u f z e i c h n u n g e n 1 9 4 2 - 1 9 7 2 , F r a n k f u r t 1 9 7 6 , p á g . 7 7 .
202Cfr. Martin Heidegger, «Aletheia (Fragmento de Heráclito 16)», en: Vortráge und Aufsátze, Pfullingen 1985, págs. 249-ss.
^Quintus Horatius Flaccus, Carmina i, 22.
204En el poema citado se habla, ante todo, de la inmutabilidad del amor del poeta, que responde al encanto, independiente del clima, de la amada.
^Platón, Timeo,33a.
206Sobre los orígenes, desarrollo y catástrofe de lo envolvente cfr. Esferas i i , Globos, capí tulo 5: « Deus sive sphaera o: El Uno-Todo que estalla», págs. 403-502.
‘■"7Fedón, 61c2-69e5.
"**Briefe von und an Hegel, volumen i,J. Hoffmeister ed. , Hamburgo 1969, pág. 120. 209Cuyo flanco magnetopático-psicoanalítico se recuerda en Esferasi, Burbujas, capítulo 3:
«Seres humanos en el círculo mágico. Para una historia de ideas de lafasánación de la proximi dad», págs. 197-244. Una amplia descripción de la corriente en su totalidad ofrece Bertrand Méheust, Somnambulisme et médiumnité (1784-1930), tomo 1: Le défi du magnétisme animal, tomo 2: Le choc des Sciences psychiques, París 1999.
2,0Cfr. Wemer Weiss, EnttauscherPantheismus. Zur WeltgestaltungderDichtungin derRestau- rationszeit, Dombim 1962.
21Cfr. el importante análisis de Wolfgang Riedel, Homo natura. Literarische Anthropologie um 1900, Berlín/Nueva York 1996.
212Cfr. Karljoel, SeeleundWelt. VersucheinerorganischenAuffasungJena 1912.
213Cfr. Helmut Lethen, Verhaltenslehren derKáUe. Lebensversuche zwischen den Kriegen, Frank furt 1994.
2,4C. P. Snow, Die zwei ¡Culturen. Literarische und naturwissenschaftliche Intelligenz, Stuttgart 1967. El trabajo, informativo sobre la historia inglesa de las ideas del siglo xvm, de Sigmund Bonk, Abschied von der anima mundi. Die britische Philosophie im Vorfeld der Industriellen Revolu- tion, Friburgo/Múnich 1999, escoge un ámbito de análisis demasiado estrecho como para hacer visible la larga oposición entre mecanicismo y creencia en el alma del mundo. Por lo demás, la visión que se bosqueja de las dos culturas está acortada en una dimensión, porque la neo-gnosis moderna, como una cuasi-tercera cultura, rechazó tanto el mecanicismo como el pansiquismo para sacar al ser humano del contexto entero del mundo y ordenarlo hacia lo totalmente-otro. La tendencia culmina en la obra de Karl Barth, quien sólo mediante una unilateralización de la tradición pudo llegar a su teologíartotaliteraliter, no en úlümo término por su falta de consideración de las implicaciones cosmoteístas de las doctrinas del Espíritu
680
Santo; aunque no hay que ignorar que era inaceptable para la ortodoxia la equiparación in mediata del alma del mundo con la tercera persona de la Trinidad (recordar las acusaciones que se hicieron contra Giordano Bruno en su proceso); cfr. Henning Ziebritzki, Heiliger Geist und Welíseete. Das Problem der dritten Hypostase bei Origines, Piolín und ihren Vorlaufem, Tubinga 1994.
‘'Jakob von Uexküll, Kompositionslehre der Natur, o. c. , pág. 355.
'" Cfr. infra el capítulo «Tránsito. Ni contrato, ni organismo. Aproximación a las multiplici dades-espacio, que, lamentablemente, se llaman sociedades», págs. 202-ss.
¿,7Jacques Poulain comparte con Arnold Gehlen la inquietud por esa separación, cfr. Jac- ques Poulain, De l'homme. Eléments d'anthropobiologie du langage, París 2001.
Cfr. Arnold Gehlen, Urmensch und Spátkultur. Philosophische Ergebnisse und Aussagen, Bonn 1956, pág. 13.
‘"Cfr. Gabriel Tarde, Die Gesetze der Nachahmung (1890), Frankfurt 2003. Ibid. , pág. 58.
21La «o» entre «madres» y «padres» recuerda que en la mayor parte de los primeros sis temas de líneas de ascendencia a los hijos sólo se les incluía familiarmente en una mitad de la alianza matrimonial, muy al contrario que en la lógica familiar sobreentendida hoy día, según la cual a todo hijo se le considera emparentado bilinealmente con ambas partes pro geni toras.
“ Sobre el carácter proto-institucional y altamente artificial de los sistemas de parentes co unilineales, cfr. Arnold Gehlen, Urmensch und Spátkultur. Philosophische Ergebnisse und Aus sagen, Bonn 1956, § 37 «Ordenes de lazos de sangre» y § 38 «Totemismo», págs. 217-230.
TaEtica nicomaquea, libro 9, 1170b 10.
•MCfr. Esferas II, Globos, capítulo 4: «El argumento ontológico de la esfera», págs. 309-368. “ ’ Cfr. Jean-Pierre Vernant, Die Entstehung des griechischen Denkens, Frankfurt 1982.
Leyes, libro 3, 678c.
" 7Cfr. Peter Sloterdijk, «Sufragio en favor de los animales. Fantasía sobre representación
animal», en: Herausforderung Tier. Von Beuys bis Kabakov, Regina Haslinger ed. , Múnich/Lon- dres/Nueva York 2000, págs. 128-133.
TMCfr. Wilhelm Emil Mühlmann, «Colluvies gentium. Génesis del pueblo a partir de asi los», en: Homo creator. Abhandlungen zur Soziologie, Anthropologie und Ethnologie, Wiesbaden 1962, págs. 303-ss.
Mühlmann remite, entre otros, al ejemplo de los tártaros de Crimea, que consti tuyen una neoformación étnica a partir de los más diversos «residuos de poblaciones»: «Una mezcla de tártaros auténticos con turcos otomanos, con genoveses, con restos de godos de Crimea, de griegos pónticos y quizá también con esquirlas de antiguas poblaciones iraníes del sur de Rusia ( ‘skitas’)», pág. 306. Una fuente del colluviesgentiumfueron las relaciones con clientes y metecos de las polis helénicas, que, mediante una política de asilo activa, se preo cuparon del incremento de su vasallaje; aquí radica uno de los orígenes del «Estado» clien- telista-mafioso, al que puede entenderse como oscuro sosias tanto del Estado feudal como del posdemocrático. Mühlmann subraya que la era-colluvies-gentium no ha terminado en absolu to: en los movimientos de prófugos de la segunda mitad del siglo xx ve puntos de partida pa ra dramas etnogenéticos de nuevo cuño. Con estas consideraciones pueden conectarse, sin esfuerzo alguno, los planteamientos-imagined-communities de la última sociología política.
681
-'Gilíes Deleuze, Die rimante Insel und andrre Texte. Texte und Gespráche 1953 bis 1974, David Lapoujade ed. , Frankfurt 2003, págs. 16-17. [La isladesiertayotrostextos: textosyentrevistas(1953- 1974), trad. deJosé Luis Pardo, Pre-Textos, Valencia 2005. ]
230Materiales para una crítica de la razón genealógica se encuentran en Thomas Macho, «Tantos seres humanos. Más allá del principio genealógico», en: Vor derJahrtausendwende. Be- richte zur Lage der Zukunfl, Peter Sloterdijk ed. , Frankfurt 1990, págs. 29-64; así como en: Tho mas Macho, «Arboles genealógicos, árboles de libertad y religión del genio. Notas para la his toria de los sistemas genealógicos», en: Genealogie und Genetik. Schnittstellen zwischen Biologie und Kulturgeschichte, Sigrid Weigel ed. , Berlín 2002, págs. 15-43; Klaus Heinrich, «La función de la genealogía en el mito», en: Vemunft und Mythos. Ausgewáhlte Texte, Frankfurt 1992, págs. 11-26; Pierre Legendre, Lmestimable objet de la transmission. Etude sur le principe généalogique en occident, París 1985.
231Cicerón ya expresó la idea de la socialización a través de un tipo de asamblea cualita tivamente nuevo: «Un pueblo no es cualquier asamblea de seres humanos, congregados de cualquier modo, sino la reunión de una multitud, asociada en función de consensosjurídi cos y comunión de intereses» [«Populus non est omnis hominum coetus quoquo modo con- gregatus, sed coetus multitudinis iuris consensu et utilitatis communione sociatus»]. De repú blica, I 39.
232Thomas Hobbes, Leviathan or The Matter, Forme and Power of a Common-Wealth Ecclesiasti- call and Civill (1651), capítulo 17, Richard Tuck ed. , Cambridge 1992, pág. 120.
23Leyes,librox,903b,c. [Traduccióncast. dej. M. Pabóny M. Femández-Galiano,Insti tuto de Estudios Políticos, Madrid 1960. (TV. del T. )]
254Leyes, libro x, 904b.
23eudaímona theón, Timeo34b.
236zoon aídion on, Timeo37d.
237Meditaciones,IV,29, y II, 1.
’^Jean-Jacques Rousseau, Vom Gesellschaftsvertrag oder Grundsátze des Staatsrechts, Stuttgart
1986, pág. 116.
239Tito Livio, Ab urbecondita, II, 32, 9-12, 2.
240 República, libro i i i , 414b-415cd. De la actualidad del argumento da pruebas el fuerte in
flujo del platónico político Leo Strauss en los neoconservadores estadounidenses, que reco nocen, con su maestro, la necesidad de un management democrático de la ilusión por élites sin ilusión alguna.
24,John Rawls, Fine Theorie der Gerechtigkeit, Frankfurt 1975.
242¡bid. , pág. 160.
243Cfr. Garbis Kortian, «Une philosophie premiére pour le demier homme? », en: Critique,
enero 1981, n. ° 404, págs. 3-ss. Que se haya podido llegar en los últimos tiempos a un renaci miento de las teorías contractualistas no es algo, como admiten representantes de esa ten dencia, condicionado por la riqueza de contenido de la metáfora del contrato, sino por mo tivos teórico-políticos, más exactamente: por el interés en refrenar planteamientos sistémicos en la sociología y en dar a luz un modelo que pudiera soportar una teoría no demasiado ilu soria de la acción colectiva. El neo-contractualismo es la oferta con la que una cierta «filo sofía social» aborda la demanda de una teoría edificante para funcionarios de la unidad y pe
682
dagogos. Que se trata de una teoría edificante lo manifiesta, entre otras cosas, el hecho de que representantes de profesiones negociadoras (abogados, diplomáticos, sindicalistas en ne gociaciones de convenios colectivos, intermediarios, trabajadores sociales, comandantes de tropas de paz, etc. ) apenas reconocen su propia praxis, determinada por consideraciones estratégicas, en las especulaciones de los teóricos contractualistas. Cfr. Klaus Eder, «El con trato social permanente. Para la construcción colectiva de un orden social», en: Lucían Kern/Hans-Peter Müller (eds. ), Gerechtigkeit, Diskurs oder Markt? Die neuen Ansátze in der Ver- tragstheorie, Opladen 1986, págs. 67-ss.
24La teoría-red-actor [ANT: Akteur-Netziuerk-Theorie], que sólo pretende tratar ya de asocia ciones, propone otro camino para acabar con la expresión «social» en la teoría de la sociedad. Cfr. Bruno Latour, «Gabriel Tarde y el fin de lo social», en: Soziale Welt (2001), págs. 361-376.
245Georg Simmel, «Excurso sobre el problema: ¿Cómo es posible la sociedad? », en: Sozio- logie. UniersuchungenüberdieFormenderVergesellschaftung,Leipzig 1908,págs. 27-45;tambiénen: Georg Simmel, Schriften zur Soziobgie. Una selección editada e introducida por Heinzjürgen Dahme y Otthein Rammstedt, Frankfurt 1983, págs. 275-293.
246Ibid. , pág. 280.
247Ibid. , pág. 290. Ese como-si (que pone de relieve el propio Simmel) es prueba de que el autor no regresa realmente al punto de vista holístico-social, aunque recurra ocasional mente al juego de lenguaje en el que el individuo, como profesional, precisamente por su «peculiaridad, se convierte en un miembro necesario en la vida del todo. . . », o. r. , pág. 293.
24*Ibid. , pág. 283.
241Ibid. , pág. 285.
250¡bid. , pág. 285. Una formulación más radical de esa idea se encuentra en el trabajo de
Gabriel Tarde, Monadologie et sociologie (1893), reedición París 1999, pág. 80: «Sus elementos [es decir, los de los grandes mecanismos sociales, P. SI. ] [. . . ] pertenecen siempre sólo por un lado de su esencia al mundo que conforman, mientras que por otros lados se le escapan. Este mundo no existiría sin ellos, sin embargo ellos sí serían algo sin este mundo».
251Ibid.
252Gabriel Tarde, Monadologie et sociologie, presentación de Eric Alliez, postfacio de Mauri- ce Lazzarato, París 1999, pág. 58. Con este modo de hablar Tarde anticipa aquel de Whitehead, que en Procesoyrealidadentiende «sociedad» como un nexo autoportante de «entidades rea les»; así, por ejemplo, puede hablarse de una «sociedad de acontecimientos electromagnéti cos»; cfr. Alfred N. Whitehead, Prozess und Realitát, o. r. , págs. 176-s. y 182.
2MGabriel Tarde, Monadologie et sociologie, o. c. , pág. 58.
254Con respecto a nuestras reservas frente a la metáfora de la red, véase supra, págs. 197-ss. 2MGabriel Tarde, Monadologie et sociologie, o. c. , pág. 61. Notemos que Tarde, en su experi
mento imaginario sobre la nación vertical, vuelve a abandonar la hipótesis de la gravitación suprimida (si no, no habría que postular como especialmente sólidos los materiales para la construcción de la ciudad vertical).
25fiVilém Flusser, «Espacios», en: Heidemarie Seblatnig (ed. ), Aussen ráume innen ráume. Der Wandel des Raumbegriffs im Zeitalter der elektronischen Medien, Viena 1991, pág. 78.
257Cfr. Esferas i, Burbujas, capítulo 5, «El acompañante originario. Réquiempor un órgano de sechado», especialmente págs. 319-ss.
683
r,M[«autogenes Gefass»] Cfr. Esferas i, Burbujas, «Introducción. Los aliados o: La comuna exhalada», especialmente págs. 51-52 y 64.
^René Crevel, «Le bien du siécle», citado en: La révolution surréaliste. Ein Lesebuch, Una Pfau ed. , Munich 1997, pág. 55.
Uwe Sander, Die Bindung der Unverbindlichkeit. Mediatisierte Kommunikation in modemen Gesellschaften, Frankfurt 1998.
261Georg Simmel, «Sociología del espacio», 1903, en: Schriflen zur Soziologie, Frankfurt 1983, pág. 229.
Cfr. lmmanuel Kant, Die Metaphysik der Sitien, Wilhelm Weischedel ed. , Frankfurt 1977, págs. 336-s.
265Paralipomena zum Blüthenstaub, n. ° 131.
264Cfr. las exposiciones topológicas de Heiner Mühlmann en su teoría de la arquitectura de instinto, en la que hay que distinguir entre sistemas biológicos de espacio y espacios de ar tefactos o símbolos: Die Natur der /Culturen, o. c. , págs. 55-ss.
**Gilíes Deleuze, DieeinsameInselundándeteTexte. TexteundGespráchevon 1953bis 1974,o. c. , págs. 12-s. [Se cita la trad. de José Luis Pardo, en: Gilíes Deleuze, La isla desiertay otros textos, Pre-Textos, Valencia 2005, pág. 17. (N. del T. )]
26Georg Simmel, «Sociología del espacio», en: Schriflen zur Soziologie, o. c. , pág. 226; cfr. también del mismo autor «El marco de un cuadro. Un ensayo estético», en: Von WesenderMo- deme. EssayszurPhilosophieundAsthetik,Wemerjung (ed. ), Hamburgo 1990.
267Robert von Ranke-Graves, Griechische Mythologie. Queden und Deutung, Reinbeck, Ham burgo 1984, págs. 116-117.
268Cfr. Emst Messerschmidt/Reinhold Bertrand/Frank Pohlemann, Raumstationen. Syste- me und Nutzung, Berlín/Heidelberg/Nueva York/etc. 1997, pág. 145. La «máquina de ensala da» es un desarrollo del invemadero-svet, creado por investigadores soviéticos, que había si do probado desde 1990 a bordo de la Afir. Experimentos de crecimiento en la ingravidez dieron como resultado que las plantas-svet sólo alcanzaban al principio la mitad del tamaño de las plantas cultivadas en la Tierra en condiciones comparables; en ensayos con trigo apa recieron granos comestibles, pero estériles: por concentraciones demasiado altas de etilo, co mo se comprobó en análisis posteriores. Con el primer cultivo con éxito de plantas de mos taza capaces de germinar en el espacio se consiguió en el verano de 1997 abrir un nuevo camino en el ámbito de la biología de plantaciones espaciales; en 1999 resultaron experi mentos con una segunda generación de trigo espacial. Cfr. Marsha Freeman, Challenges ofHu man SpaceExploration, Chichester 2000, págs. 74-79.
** Ibid. , págs. 109-148.
270Para una descripción de los políticos como containers de situaciones colectivas cfr. Thomas Macho, «Container de la atención. Reflexiones sobre rectitud en la política», en: Opfer der Machi. Müssen Politiker ehrlich sein? , Peter Kemper ed. , Frankfurt/Leipzig 1993, págs. 194-ss.
271Friedrich Nietzsche, La gaya ciencia, § 124: «En el horizonte de lo infinito. —¡Hemos aban donado la Tierra y hemos embarcado! ¡Hemos roto los puentes tras nosotros, más aún, la Tie rra tras nosotros!
174Cfr. DonnaJ. Haraway, «The Biopolitics of Postmodem Bodies: Determinations of Self inImmuneSystemDiscourse»,en:Differences1,1, 1989.
m«Certe ignoratio futurorum utilior est quam scientia», De divinatione n, 23.
l76Botho Strauss, DieFehlerdesKopisten,Munich 1999, pág. 102.
17Cfr. Sven Spieker, «La cultura de archivo, o: “Donde había algo, tiene que haber ar
chivo ahora”. La vanguardia histórica en la era de las oficinas», en: Trajekte 5, año 3, septiem bre 2002, Newsletter des Zentrumsfur Literaturforschung, Berlín, págs. 23-28.
178Friedrich Nietzsche, Jenseits von Gut und Bóse, 230, Kritische Studienausgabe, volumen 5, Munich 1980, págs. 167-ss.
179Esta concepción viene prefigurada en Johann Gottfried Herder, que en su obra Auch einePhilosophiederGeschichtezurBildungderMenschheit(Frankfurt1967,pág. 45) haceobservar: «Envidio, anhelo, me apropio de todo lo que aún es homogéneo con mi naturaleza, de lo que puede ser asimilado en ella; además, la amable naturaleza me ha equipado con insensibilidad,
frialdad y ceguera; puede incluso convertirse en menosprecio y asco. . . ».
180Friedrich Nietzsche, Kritische Studienausgabe, volumen 1, Múnich 1980, págs. 875-ss. 181Cfr. La gaya ciencia, § 344: «Hasta qué punto somos aún piadosos». Una suavización de
esta idea de lo antitético de vida y conocimiento ofrece Helmuth Plessner en su teoría de la «posicionalidad excéntrica». Cfr. Joachim Fischer, «Androides - Seres humanos - Primates.
678
La antropología filosófica como sostén del humanismo», en: Humanismos in Geschichte und Ge- genwart, Richard Faber y Enno Rudolph eds. , Tubinga 2002, págs. 229-239. Al mismo tiempo que Nietzsche, Gabriel Tarde se refiere a la probabilidad de que el «culto individual a la ver dad desesperanzada sea sacrificada en aras de la necesidad social de una ilusión consolado ra, cómoda y común», cfr. Gabriel Tarde, Die Gesetze der Nachahmung, o. c. , pág. 149.
m Ibid. , pág. 168.
18Cfr. Emst Benz, Theologie der Elektrizitát. Zur Begegnung und Auseinandersetzung von Theo- logie und Naturwissenschaft im 17. und 18. Jahrhundert, Maguncia/Wiesbaden 1971.
184Cfr. Die elektrifizierte Gesellschaft, catálogo de exposición del Badisches Landesmuseum de Karlsruhe, 1996.
185Sobre el modo y manera en que los descubrimientos de Pasteur contribuyeron a con formar el pensamiento solidario e higiénico-social del tardío siglo xix, cfr. Frangois Ewald, Der Vorsorgestaat, Frankfurt 1993, págs. 464-s.
186Cfr. Jacques Poulain, L 'age pragmatique ou Vexpérimentation totale, París 1991. Es, cierta mente, un azar significativo que el analítico más sagaz de la moderna cultura de la ciencia, Bruno Latour, tenga una catédra de «Sociología de la innovación» en la Ecole des Mines pa risina.
,87Boris Groys, «Propaganda del comunismo. 40 años después de la muerte de Stalin: Por qué ya entonces el arte sólo quería ser Lifestyle», en: Die Zeit, n. ° 10/2003, pág. 38.
18Cfr. Marshall McLuhan, «La palabra impresa. Arquitecto del nacionalismo», en: Die ma- gischen Kanále. Understanding Media, o. c. , págs. 186-ss. Así como el clásico: Karl Kraus, «Fin del mundo por magia negra» (Die Fackel, diciembre 1912), Frankfurt 1989, págs. 424-ss.
189Gabriel Tarde, Die Gesetze der Nachahmung, o. c. , pág. 387.
190Cfr. Bruno Latour, «La historicidad de las cosas. ¿Dónde estaban los microbios de Pas teur? », en: Die Hoffnung der Pandora. Untersuchungen zur Wirklichkeit der Wissenschaft, Frankfurt 2000, págs. 175-ss.
191Cfr. Peter Fabian, Lehen im Treibhaus: unser Klimasystem - und was wir daraus machen, Berlín/Heidelberg 2002.
192Cfr. Bruno Latour, Das Parlament der Dinge, o. c. , págs. 82-ss.
195Cfr. Bruno Latour, «¿Tienen también los objetos una historia? Un encuentro de Pas teur y Whitehead en un baño de ácido láctico», en: Der Berliner Schlüssel. Erkundungen eines Liebhabers der Wissenschafien, Berlín 1996, págs. 87-112; para la expresión propositions cfr. Alfred N. Whitehead, Das Abenteuer der Ideen, Frankfurt 2000, págs. 426-s.
194Bruno Latour, Die Hoffnung der Pandora, o. c. , pág. 73.
195Ibid. , pág. 174.
,96Amold Gehlen, Urmensch und Spátkultur. Philosophische Ergebnisse und Aussagen, Bonn
1956, pág. 26. 197Ibid. , pág. 71.
198Cfr. Bruno Latour, Wir sind modem gewesen. Versuch einer symmetrischen Anthropologie, Frankfurt 1998.
'"Alfred North Whitehead, Prozess und Realitát. Entwurf einer Kosmologie, Frankfurt 1984, pág. 472.
20 Cfr. Ernst Tugendhat, Der Wahrheitsbegriffbei Husserl und Heidegger, Berlín 1967; este tra
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bajo, que con respecto a Heidegger llega a un resultado negativo, ofrece un ejemplo expre sivo de cómo los rituales de la minuciosidad y solidez pueden valer para impedir la mejor comprensión por la peor. De modo más adecuado, Hermann Schmitz, desde una cercanía crítica a Husserl y Heidegger, ha reformulado la tesis demasiado compacta del «olvido del ser» en una discreta lista de «desaciertos» fundamentales del espíritu occidental; al hacerlo (al contrario que Husserl, que en su escrito «Krisis» nombró dos grandes desarrollos errados: el subjetivismo trascendental y el flsicalismo objetivista) llega a nombrar cuatro: el psicolo- gista-reduccionista, el dinámico, el irónico, el autista. Para cada uno de ellos esboza el autor una corrección terapéutico-cultural extraída del espíritu de la fenomenología renovada.
201 E l i a s C a n e t t i , D i e P r o v i n z d e r M e n s c h e n . A u f z e i c h n u n g e n 1 9 4 2 - 1 9 7 2 , F r a n k f u r t 1 9 7 6 , p á g . 7 7 .
202Cfr. Martin Heidegger, «Aletheia (Fragmento de Heráclito 16)», en: Vortráge und Aufsátze, Pfullingen 1985, págs. 249-ss.
^Quintus Horatius Flaccus, Carmina i, 22.
204En el poema citado se habla, ante todo, de la inmutabilidad del amor del poeta, que responde al encanto, independiente del clima, de la amada.
^Platón, Timeo,33a.
206Sobre los orígenes, desarrollo y catástrofe de lo envolvente cfr. Esferas i i , Globos, capí tulo 5: « Deus sive sphaera o: El Uno-Todo que estalla», págs. 403-502.
‘■"7Fedón, 61c2-69e5.
"**Briefe von und an Hegel, volumen i,J. Hoffmeister ed. , Hamburgo 1969, pág. 120. 209Cuyo flanco magnetopático-psicoanalítico se recuerda en Esferasi, Burbujas, capítulo 3:
«Seres humanos en el círculo mágico. Para una historia de ideas de lafasánación de la proximi dad», págs. 197-244. Una amplia descripción de la corriente en su totalidad ofrece Bertrand Méheust, Somnambulisme et médiumnité (1784-1930), tomo 1: Le défi du magnétisme animal, tomo 2: Le choc des Sciences psychiques, París 1999.
2,0Cfr. Wemer Weiss, EnttauscherPantheismus. Zur WeltgestaltungderDichtungin derRestau- rationszeit, Dombim 1962.
21Cfr. el importante análisis de Wolfgang Riedel, Homo natura. Literarische Anthropologie um 1900, Berlín/Nueva York 1996.
212Cfr. Karljoel, SeeleundWelt. VersucheinerorganischenAuffasungJena 1912.
213Cfr. Helmut Lethen, Verhaltenslehren derKáUe. Lebensversuche zwischen den Kriegen, Frank furt 1994.
2,4C. P. Snow, Die zwei ¡Culturen. Literarische und naturwissenschaftliche Intelligenz, Stuttgart 1967. El trabajo, informativo sobre la historia inglesa de las ideas del siglo xvm, de Sigmund Bonk, Abschied von der anima mundi. Die britische Philosophie im Vorfeld der Industriellen Revolu- tion, Friburgo/Múnich 1999, escoge un ámbito de análisis demasiado estrecho como para hacer visible la larga oposición entre mecanicismo y creencia en el alma del mundo. Por lo demás, la visión que se bosqueja de las dos culturas está acortada en una dimensión, porque la neo-gnosis moderna, como una cuasi-tercera cultura, rechazó tanto el mecanicismo como el pansiquismo para sacar al ser humano del contexto entero del mundo y ordenarlo hacia lo totalmente-otro. La tendencia culmina en la obra de Karl Barth, quien sólo mediante una unilateralización de la tradición pudo llegar a su teologíartotaliteraliter, no en úlümo término por su falta de consideración de las implicaciones cosmoteístas de las doctrinas del Espíritu
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Santo; aunque no hay que ignorar que era inaceptable para la ortodoxia la equiparación in mediata del alma del mundo con la tercera persona de la Trinidad (recordar las acusaciones que se hicieron contra Giordano Bruno en su proceso); cfr. Henning Ziebritzki, Heiliger Geist und Welíseete. Das Problem der dritten Hypostase bei Origines, Piolín und ihren Vorlaufem, Tubinga 1994.
‘'Jakob von Uexküll, Kompositionslehre der Natur, o. c. , pág. 355.
'" Cfr. infra el capítulo «Tránsito. Ni contrato, ni organismo. Aproximación a las multiplici dades-espacio, que, lamentablemente, se llaman sociedades», págs. 202-ss.
¿,7Jacques Poulain comparte con Arnold Gehlen la inquietud por esa separación, cfr. Jac- ques Poulain, De l'homme. Eléments d'anthropobiologie du langage, París 2001.
Cfr. Arnold Gehlen, Urmensch und Spátkultur. Philosophische Ergebnisse und Aussagen, Bonn 1956, pág. 13.
‘"Cfr. Gabriel Tarde, Die Gesetze der Nachahmung (1890), Frankfurt 2003. Ibid. , pág. 58.
21La «o» entre «madres» y «padres» recuerda que en la mayor parte de los primeros sis temas de líneas de ascendencia a los hijos sólo se les incluía familiarmente en una mitad de la alianza matrimonial, muy al contrario que en la lógica familiar sobreentendida hoy día, según la cual a todo hijo se le considera emparentado bilinealmente con ambas partes pro geni toras.
“ Sobre el carácter proto-institucional y altamente artificial de los sistemas de parentes co unilineales, cfr. Arnold Gehlen, Urmensch und Spátkultur. Philosophische Ergebnisse und Aus sagen, Bonn 1956, § 37 «Ordenes de lazos de sangre» y § 38 «Totemismo», págs. 217-230.
TaEtica nicomaquea, libro 9, 1170b 10.
•MCfr. Esferas II, Globos, capítulo 4: «El argumento ontológico de la esfera», págs. 309-368. “ ’ Cfr. Jean-Pierre Vernant, Die Entstehung des griechischen Denkens, Frankfurt 1982.
Leyes, libro 3, 678c.
" 7Cfr. Peter Sloterdijk, «Sufragio en favor de los animales. Fantasía sobre representación
animal», en: Herausforderung Tier. Von Beuys bis Kabakov, Regina Haslinger ed. , Múnich/Lon- dres/Nueva York 2000, págs. 128-133.
TMCfr. Wilhelm Emil Mühlmann, «Colluvies gentium. Génesis del pueblo a partir de asi los», en: Homo creator. Abhandlungen zur Soziologie, Anthropologie und Ethnologie, Wiesbaden 1962, págs. 303-ss.
Mühlmann remite, entre otros, al ejemplo de los tártaros de Crimea, que consti tuyen una neoformación étnica a partir de los más diversos «residuos de poblaciones»: «Una mezcla de tártaros auténticos con turcos otomanos, con genoveses, con restos de godos de Crimea, de griegos pónticos y quizá también con esquirlas de antiguas poblaciones iraníes del sur de Rusia ( ‘skitas’)», pág. 306. Una fuente del colluviesgentiumfueron las relaciones con clientes y metecos de las polis helénicas, que, mediante una política de asilo activa, se preo cuparon del incremento de su vasallaje; aquí radica uno de los orígenes del «Estado» clien- telista-mafioso, al que puede entenderse como oscuro sosias tanto del Estado feudal como del posdemocrático. Mühlmann subraya que la era-colluvies-gentium no ha terminado en absolu to: en los movimientos de prófugos de la segunda mitad del siglo xx ve puntos de partida pa ra dramas etnogenéticos de nuevo cuño. Con estas consideraciones pueden conectarse, sin esfuerzo alguno, los planteamientos-imagined-communities de la última sociología política.
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-'Gilíes Deleuze, Die rimante Insel und andrre Texte. Texte und Gespráche 1953 bis 1974, David Lapoujade ed. , Frankfurt 2003, págs. 16-17. [La isladesiertayotrostextos: textosyentrevistas(1953- 1974), trad. deJosé Luis Pardo, Pre-Textos, Valencia 2005. ]
230Materiales para una crítica de la razón genealógica se encuentran en Thomas Macho, «Tantos seres humanos. Más allá del principio genealógico», en: Vor derJahrtausendwende. Be- richte zur Lage der Zukunfl, Peter Sloterdijk ed. , Frankfurt 1990, págs. 29-64; así como en: Tho mas Macho, «Arboles genealógicos, árboles de libertad y religión del genio. Notas para la his toria de los sistemas genealógicos», en: Genealogie und Genetik. Schnittstellen zwischen Biologie und Kulturgeschichte, Sigrid Weigel ed. , Berlín 2002, págs. 15-43; Klaus Heinrich, «La función de la genealogía en el mito», en: Vemunft und Mythos. Ausgewáhlte Texte, Frankfurt 1992, págs. 11-26; Pierre Legendre, Lmestimable objet de la transmission. Etude sur le principe généalogique en occident, París 1985.
231Cicerón ya expresó la idea de la socialización a través de un tipo de asamblea cualita tivamente nuevo: «Un pueblo no es cualquier asamblea de seres humanos, congregados de cualquier modo, sino la reunión de una multitud, asociada en función de consensosjurídi cos y comunión de intereses» [«Populus non est omnis hominum coetus quoquo modo con- gregatus, sed coetus multitudinis iuris consensu et utilitatis communione sociatus»]. De repú blica, I 39.
232Thomas Hobbes, Leviathan or The Matter, Forme and Power of a Common-Wealth Ecclesiasti- call and Civill (1651), capítulo 17, Richard Tuck ed. , Cambridge 1992, pág. 120.
23Leyes,librox,903b,c. [Traduccióncast. dej. M. Pabóny M. Femández-Galiano,Insti tuto de Estudios Políticos, Madrid 1960. (TV. del T. )]
254Leyes, libro x, 904b.
23eudaímona theón, Timeo34b.
236zoon aídion on, Timeo37d.
237Meditaciones,IV,29, y II, 1.
’^Jean-Jacques Rousseau, Vom Gesellschaftsvertrag oder Grundsátze des Staatsrechts, Stuttgart
1986, pág. 116.
239Tito Livio, Ab urbecondita, II, 32, 9-12, 2.
240 República, libro i i i , 414b-415cd. De la actualidad del argumento da pruebas el fuerte in
flujo del platónico político Leo Strauss en los neoconservadores estadounidenses, que reco nocen, con su maestro, la necesidad de un management democrático de la ilusión por élites sin ilusión alguna.
24,John Rawls, Fine Theorie der Gerechtigkeit, Frankfurt 1975.
242¡bid. , pág. 160.
243Cfr. Garbis Kortian, «Une philosophie premiére pour le demier homme? », en: Critique,
enero 1981, n. ° 404, págs. 3-ss. Que se haya podido llegar en los últimos tiempos a un renaci miento de las teorías contractualistas no es algo, como admiten representantes de esa ten dencia, condicionado por la riqueza de contenido de la metáfora del contrato, sino por mo tivos teórico-políticos, más exactamente: por el interés en refrenar planteamientos sistémicos en la sociología y en dar a luz un modelo que pudiera soportar una teoría no demasiado ilu soria de la acción colectiva. El neo-contractualismo es la oferta con la que una cierta «filo sofía social» aborda la demanda de una teoría edificante para funcionarios de la unidad y pe
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dagogos. Que se trata de una teoría edificante lo manifiesta, entre otras cosas, el hecho de que representantes de profesiones negociadoras (abogados, diplomáticos, sindicalistas en ne gociaciones de convenios colectivos, intermediarios, trabajadores sociales, comandantes de tropas de paz, etc. ) apenas reconocen su propia praxis, determinada por consideraciones estratégicas, en las especulaciones de los teóricos contractualistas. Cfr. Klaus Eder, «El con trato social permanente. Para la construcción colectiva de un orden social», en: Lucían Kern/Hans-Peter Müller (eds. ), Gerechtigkeit, Diskurs oder Markt? Die neuen Ansátze in der Ver- tragstheorie, Opladen 1986, págs. 67-ss.
24La teoría-red-actor [ANT: Akteur-Netziuerk-Theorie], que sólo pretende tratar ya de asocia ciones, propone otro camino para acabar con la expresión «social» en la teoría de la sociedad. Cfr. Bruno Latour, «Gabriel Tarde y el fin de lo social», en: Soziale Welt (2001), págs. 361-376.
245Georg Simmel, «Excurso sobre el problema: ¿Cómo es posible la sociedad? », en: Sozio- logie. UniersuchungenüberdieFormenderVergesellschaftung,Leipzig 1908,págs. 27-45;tambiénen: Georg Simmel, Schriften zur Soziobgie. Una selección editada e introducida por Heinzjürgen Dahme y Otthein Rammstedt, Frankfurt 1983, págs. 275-293.
246Ibid. , pág. 280.
247Ibid. , pág. 290. Ese como-si (que pone de relieve el propio Simmel) es prueba de que el autor no regresa realmente al punto de vista holístico-social, aunque recurra ocasional mente al juego de lenguaje en el que el individuo, como profesional, precisamente por su «peculiaridad, se convierte en un miembro necesario en la vida del todo. . . », o. r. , pág. 293.
24*Ibid. , pág. 283.
241Ibid. , pág. 285.
250¡bid. , pág. 285. Una formulación más radical de esa idea se encuentra en el trabajo de
Gabriel Tarde, Monadologie et sociologie (1893), reedición París 1999, pág. 80: «Sus elementos [es decir, los de los grandes mecanismos sociales, P. SI. ] [. . . ] pertenecen siempre sólo por un lado de su esencia al mundo que conforman, mientras que por otros lados se le escapan. Este mundo no existiría sin ellos, sin embargo ellos sí serían algo sin este mundo».
251Ibid.
252Gabriel Tarde, Monadologie et sociologie, presentación de Eric Alliez, postfacio de Mauri- ce Lazzarato, París 1999, pág. 58. Con este modo de hablar Tarde anticipa aquel de Whitehead, que en Procesoyrealidadentiende «sociedad» como un nexo autoportante de «entidades rea les»; así, por ejemplo, puede hablarse de una «sociedad de acontecimientos electromagnéti cos»; cfr. Alfred N. Whitehead, Prozess und Realitát, o. r. , págs. 176-s. y 182.
2MGabriel Tarde, Monadologie et sociologie, o. c. , pág. 58.
254Con respecto a nuestras reservas frente a la metáfora de la red, véase supra, págs. 197-ss. 2MGabriel Tarde, Monadologie et sociologie, o. c. , pág. 61. Notemos que Tarde, en su experi
mento imaginario sobre la nación vertical, vuelve a abandonar la hipótesis de la gravitación suprimida (si no, no habría que postular como especialmente sólidos los materiales para la construcción de la ciudad vertical).
25fiVilém Flusser, «Espacios», en: Heidemarie Seblatnig (ed. ), Aussen ráume innen ráume. Der Wandel des Raumbegriffs im Zeitalter der elektronischen Medien, Viena 1991, pág. 78.
257Cfr. Esferas i, Burbujas, capítulo 5, «El acompañante originario. Réquiempor un órgano de sechado», especialmente págs. 319-ss.
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r,M[«autogenes Gefass»] Cfr. Esferas i, Burbujas, «Introducción. Los aliados o: La comuna exhalada», especialmente págs. 51-52 y 64.
^René Crevel, «Le bien du siécle», citado en: La révolution surréaliste. Ein Lesebuch, Una Pfau ed. , Munich 1997, pág. 55.
Uwe Sander, Die Bindung der Unverbindlichkeit. Mediatisierte Kommunikation in modemen Gesellschaften, Frankfurt 1998.
261Georg Simmel, «Sociología del espacio», 1903, en: Schriflen zur Soziologie, Frankfurt 1983, pág. 229.
Cfr. lmmanuel Kant, Die Metaphysik der Sitien, Wilhelm Weischedel ed. , Frankfurt 1977, págs. 336-s.
265Paralipomena zum Blüthenstaub, n. ° 131.
264Cfr. las exposiciones topológicas de Heiner Mühlmann en su teoría de la arquitectura de instinto, en la que hay que distinguir entre sistemas biológicos de espacio y espacios de ar tefactos o símbolos: Die Natur der /Culturen, o. c. , págs. 55-ss.
**Gilíes Deleuze, DieeinsameInselundándeteTexte. TexteundGespráchevon 1953bis 1974,o. c. , págs. 12-s. [Se cita la trad. de José Luis Pardo, en: Gilíes Deleuze, La isla desiertay otros textos, Pre-Textos, Valencia 2005, pág. 17. (N. del T. )]
26Georg Simmel, «Sociología del espacio», en: Schriflen zur Soziologie, o. c. , pág. 226; cfr. también del mismo autor «El marco de un cuadro. Un ensayo estético», en: Von WesenderMo- deme. EssayszurPhilosophieundAsthetik,Wemerjung (ed. ), Hamburgo 1990.
267Robert von Ranke-Graves, Griechische Mythologie. Queden und Deutung, Reinbeck, Ham burgo 1984, págs. 116-117.
268Cfr. Emst Messerschmidt/Reinhold Bertrand/Frank Pohlemann, Raumstationen. Syste- me und Nutzung, Berlín/Heidelberg/Nueva York/etc. 1997, pág. 145. La «máquina de ensala da» es un desarrollo del invemadero-svet, creado por investigadores soviéticos, que había si do probado desde 1990 a bordo de la Afir. Experimentos de crecimiento en la ingravidez dieron como resultado que las plantas-svet sólo alcanzaban al principio la mitad del tamaño de las plantas cultivadas en la Tierra en condiciones comparables; en ensayos con trigo apa recieron granos comestibles, pero estériles: por concentraciones demasiado altas de etilo, co mo se comprobó en análisis posteriores. Con el primer cultivo con éxito de plantas de mos taza capaces de germinar en el espacio se consiguió en el verano de 1997 abrir un nuevo camino en el ámbito de la biología de plantaciones espaciales; en 1999 resultaron experi mentos con una segunda generación de trigo espacial. Cfr. Marsha Freeman, Challenges ofHu man SpaceExploration, Chichester 2000, págs. 74-79.
** Ibid. , págs. 109-148.
270Para una descripción de los políticos como containers de situaciones colectivas cfr. Thomas Macho, «Container de la atención. Reflexiones sobre rectitud en la política», en: Opfer der Machi. Müssen Politiker ehrlich sein? , Peter Kemper ed. , Frankfurt/Leipzig 1993, págs. 194-ss.
271Friedrich Nietzsche, La gaya ciencia, § 124: «En el horizonte de lo infinito. —¡Hemos aban donado la Tierra y hemos embarcado! ¡Hemos roto los puentes tras nosotros, más aún, la Tie rra tras nosotros!
