a sagrada,
como por crystales puros
los rayos divinos passan.
como por crystales puros
los rayos divinos passan.
Lope de Vega - Works - Los Pastores de Belen
Ve-
nia el pastor entonces a cobrar de algunos deu-
dos suyos, como Tobias de Gabelo, obligacio-
nes debidas a sus padres. Convidandole pues la
soledad del sitio, la amenidad de los campos, la
serenidad del dia, y la dulce memoria de la Es-
posa de Joseph, Mari? a purissima: sacando de su
zurron un rabelejo de tres cuerdas, passo? el arco
por la resina, y canto? assi:
Celebre tu belleza el sexto dia,
Eva gentil, tu siglo a ti y a Sara,
Rebeca hermosa, y tu divina cara,
linda Rachel, la siempre fertil Lia.
Oyga el Bermejo mar tu voz, Mari? a,
triumpha Jahel del barbaro Sisara,
espiga , o Ruth, y de Israel la vara
rige Debora ilustre en prophecia.
Admita Dios tus oraciones, Ana,
libra a Bethulia, gran Judith sublime,
houra a Joachin, castissima Susana.
Tu
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? Libro primero. 9
Tu pueblo , Esther , de la opression redime,
que no podra? llegar estampa humana,
donde la Esposa de Joseph la imprime.
Ilustres mugeres tuvo el mundo en aquellas di-
chosas edades , y celebradas en el Viejo Testa-
mento con justa causa. De la hermosa Eva bien
pudieramos decir las alabanzas, si no nos huviera
puesto en este destierro , desde que nos llamamos
sus hijos , i pero que? tuvieran que ver con las
que merece la segunda, que por la boca de Ga-
briel mudo? el Eva en Ave? Sara madre de Isaac
no las merece humildes : pero la madre de el
Isaac verdadero, que llevo? a otro monte la len? a
de mas alto sacrificio, vuelve las suyas atomos.
Prudente llaman a Rebeca ; pero con la pruden-
cia vuestra, o soberana Virgen, es ignorante.
^ Que? fertilidad es la de Lia, por Ruben, Si-
meon , Juda? , Levi, Isacar , Zabulon, y la her-
mosa Dina, para el divino fruto de esta puris-
sima Virgen? Sirva Jacob a Rachel catorce an? os
por su hermosura; y a vos,Sen? ora, los Seraphines
y los hombres mas siglos, que desde el princi -
pio del mundo ha tenido el tiempo instantes.
Cante la Prophetisa Maria, de Aaron hermana,
en las riberas al son de sus dulces tympanos ala-
banzas al Sen? or, que el cabello y el caballero
sepulto? en las aguas: y canten las de Mari? a
Madre de Dios todos los nueve choros desde la
primera Gerarchia de los Angeles hasta la ulti-
ma de los abrasados Cherubines. Derribe al ene-
migo Rey la sobervia frente la valerosa Jahel con
Tomo XVI. B el
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? io Pastores de Belen,
el agudo clavo, que mayor vencimiento es pisar
la suya al enemigo comun con tan hermosa plan-
ta. Cumpla la Moabitide Ruth, espigadora de
los campos de Booz, el vaticinio de Isaias, quan-
do pedia al Sen? or, que enviasse de la piedra del
desierto al monte de la hija de Sion el cordero, que
havia de regir la tierra, si esta Sen? ora nos ha
dado la verdad viva de las obscuras lineas de
aquella sombra. Gobierne en paz y en guerra
Debora el pueblo Israelitico , que mas alto
gobierno la Iglesia os debe, despues de la As-
cension a los cielos de vuestro soberano Hijo.
Todas las oraciones de Ana , que al Sacerdote
Heli pusieron su juicio en duda ,? co? mo pueden
igualarse a una sola palabra, en que se confesso?
esta Sen? ora por esclava de Dios, para que se
cumpliesse la suya en ella ? Corte Judith el cue-
llo del robusto General del Rey de Ninive, y
dadnos vos, Sen? ora, aquel Principe de Paz , que
al fiero Leviathan con las camas del freno rom-
pio? la boca. Labre para su fama inmortales py-
ramides y obeliscos Susana casta , que con vues-
tra pureza, Virgen sin exemplo, es comparar un
grano de arena con la estrellada machina del
mundo Angelico. Pues si la bellissima Esther de
la opresion de Aman redime su Hebreo pue-
blo , i qua? n distinta cautividad fue aquella, de que
vos nos redimisteis, levantando al humilde Mar-
docheo de nuestro genero humano sobre la si-
lla , de que cayo? la privanza del Cherubin sober-
vio ? Ninguna pues , ? o soberana Princesa! pudo
llegar la estampa , donde vos la pusisteis sobre
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? Libro primero. ii
ia luna , que se tiene por tan dichosa de que se im-
prima en ella. Ya nuestro pastor Aminadab ha-
via cantado los meritos de Mari? a con la memo-
ria de tan ilustres mugeres, quando por la espes-
sura de unos alamos, que a la corriente fresca
de un arroyuelo manso servian de toldo, oyo?
una agradable voz, que acordada con los ecos,
que en lo profundo del valle le respondian, can-
taba assii
Dichoso aquel, que en un comprado pradof
la vida solitaria apura fura,
y entre las miesses y verdura dura,
sin que tenga jama? s parado arado.
No va en los golfos desterrado errado,
ni en la ciudad con voz perjura jura,
que ni de la civil locura cura,
ni le desvela su prestado estado.
En soledad, que le entretiene, tiene
para blason la disfrazada azada,
cama en su trigo, en sus reban? os ban? os.
Que como a ver que? le conviene viene,
que es todo al fin de la jornada nadai
passa felices sin engan? os an? os.
Admirado el pastor de la suave Voz, puso el
cayado en el agua, y cubriendo las margenes de
rocio, passo? de la otra parte del arroyo, desen-
gan? ando las hierbas con sus plantas, que p. >r el
aljofar del agua havian creido, que las del Al-
va se anticipaban a la noche. No bien levanto?
los ojos de las mismas flores , que lastimaba, quan-
Ba do
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? 12 Pastores de Belen.
do se le ofrecio? Palmira , zagala Bethlehemitica
de aquellas selvas, doncella casta de la cabana
de Mahol, que se preciaba descender de Booz,
natural de la ciudad de Belen. Saludo? la Amina-
dab cortesmente , y ella correspondio? a sus pala-
bras vergonzosa: mas pocas havian los dos ha-
blado, quando haviendole conocido por deudo,
le dio? los brazos. El pastor le declaro? la causa de
su venida , y ella le dixo : que su padre es-
taba en la cabana de aquel monte. Recogieron en-
tre los dos las esparcidas ovejas , y sirviendoles
de guia un blanco manso, cuya ensortijada la-
na parecia un myrtho cubierto de blanca nieve; a la
senda de las casas dirigieron la vista. Era Pal-
mira morena de color, de ojos grandes y alegres,
la boca como las hojas del clavel recien abierto:
abrochaban un sayuelo verde diez bien labrados
corchetes de alchimia, cuya punta adornaba una
peluda cinta de marino lobo. En los hombros
trahia un arco, y en un taheli el carcax de las
flechas, para defensa de los leones , que desde
el Carmelo y Libano venian en seguimiento de
los ganados. Graciosamente la miraba el pastor,
y ella no le corespondia con aspereza , por-
que suele tomar amor mas de lo justo con las li-
cencias de deudo. Tal iria por la tierra Oriental
de Haran el enamorado Jacob, que a los pri-
meros abrazos de su prima Rachel lloro? tan
tiernamente : la jornada era larga, los pensa-
mientos honestos, los duen? os justos. Aminadab
la entretenia con las divinas historias de las sa-
gradas letras, diciendo assi;
Vuek
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? Libro primero. 13
Vuelto Esau a Seir, y caminando seguramen-
te Jacob , passo? a la ciudad de Sichima en la
tierra de Ganaan, donde comprando parte del
campo, en que havia fixado sus tiendas por cien
corderos a los hijos de Hemor, edifico? un altar,
e invoco? el nombre del fortissimo Dios de Israel,
Dios de sus avuelos y padres. Tenia Jacob una
hermosa hija llamada Dina , aunque indigna de
tan lastimoso sucesso , de su primera muger Lia,
primero premio de los engan? ados an? os, que por
Rachel havia servido a Laban su suegro : Dina
por ver las mugeres Sichimitas ( que no es el pri-
mer dan? o que la curiosidad ha hecho en las mu-
geres ) salio? de su casa , no imaginando, que tan
bien como a ver, iba a ser vista, peligro en que
caen tan pecas. Andaba el Principe de aquella
tierra Sichen , hijo de Hemor Heveo, no poco
alentado con la venida de Jacob y sus hijos: y
haviendo visto a la hermosa Dina, de tal mane-
ja por los dvigados espiritus de la vista amor le
abraso? la sangre , que sin advertir el peligro, por-
que los amantes son incapaces de consejo, y amor
maestro de toda temeridad y confianza , de la
voluntad furor , y de la razon olvido , robando-
la con sus criados, dispuso a la fuerza, lo que
voluntariamente fuera impossible. ? Hai! decia llo-
rando la hermosa Dina , cruelissimo Principe, ad-
vierte , que el ilustre anciano Jacob es mi padre, y
que tengo tan belicosos hermanos , que ni los tuyos,
ni tus vasallos sereis poderosos a resistir su ven-
ganza : mas e? l, a quien parecian los sueltos cabe-
llos debiles rejas para encubrir el rostro, las ma-
nos
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 14 Pastores de Belen.
nos flacos marmoles para llegar al pecho, las la>>
grimas pequen? os mares para passar sin tormenta
sus deseos , ni reparo? en las amenazas , ni res-
peto? los cabellos , ni obedecio? las manos , ni te-
mio? las lagrimas: mas atropellando amenazas,
respetos, miedos y tiernos sentimientos, con la
violencia de su deseo passo? de la otra parte de
su honra. Enamorado mejor Sichen despues de
la fuerza, que Amon lo estuvo de Thamar su her-
mana ( que nunca para los brazos la propria san-
gre es buena) engan? andola con blandas palabras,
la llevo? a Hemor su padre , y le pidio? que le ca-
sasse Con ella. Oyo? Jacob la triste nueva de su
hija, y dissimulando prudentemente , mientras
Volvian Sus hijos de repastar sus ganados , escon-
dio? su deshonra de sus ojos, que ya querian ma-
nifestarla Con las lagrimas. Saliendo pues Hemor
a hablar al santo viejo , ya sus hijos volvian, loa?
quales, como de su boca oyessen tan feo caso,
y perpetrada cosa tan ilicita, ayrados gravemente,
pospuesto todo temor, intentaron la venganza.
Hemor con dulces palabras les dixo: El alma de
mi hijo Sichen se ha conformado a la de vues-
tra Dina, hagamos parentesco: tratemos casamien-
tos, vosotros con nuestras hijas, nosotros con las
vuestras, vivid con nosotros: la tierra sera? de to-
dos , cultivad, negociad y tomad della la posses-
sion, que los proprios duen? os. Tomando enton-
ces el enamorado mozo las palabras de la boca
de su padre, dixo : Halle yo gracia en vosotros,
para que me concedias este bien, y pedidme
quanto fueredes servidos: aumentad el dote, los
do-
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? Libro primero, 15
dones, los presentes, que en solo cambio de su
hermosura os dare? quanto soy, hasta la propria
vida. Los hijos de Jacob encruelecidos del atre-
vido estupro, engan? osamente le respondieron, que
no podian hacer lo que Sichen pedia , ni dar su
hermana a hombre incircunciso : es cosa ? licita,
decian , y nefaria entre nosotros: pero solo pode-
mos hacer un concierto, y es , que si vosotros
quereis circuncidaros y ser iguales nuestros, re-
cibiremos vuestras hijas, y os daremos las nues-
tras en contracambio ; viviremos con vosotros y
seremos un pueblo : sino con volvernos a Dina
y ausentarnos de vuestra tierra, nos volveremos
quejosos, aunque pacificos, Sichen que amaba tier-
namente a Dina , y que ninguna cosa le parecie-
ra impossible , por no perderla, persuadio? a su
padre y a sus hermanos y pueblo la circuncision
propuesta ; pero en el tercero dia , quando el
dolor de las heridas era mas fuerte, tomaron las
armas Levi y Simeon, y entrando por la ciudad
mataron a Hemor y a Sichen, y cobraron a Di-
na , a quien siguiendo los demas hermanos, pas-
saron a cuchillo todo el pueblo y destruyeron la
ciudad, y saqueando los ganados y casas, toma->>
ron la cruel vengaza que te he contado, si bien
con notable turbacion de Jacob, hasta que Dios
le mando? volver a Bethel, donde le havia apa-
recida , quando venia huyendo de Esau su her-
mano. Aqui llegaba Aminadab con su amorosa
historia , aunque con sangriento epilogo, como
las mas de amores, cuyo fin es siempre tragico,
quando venian por el verde valle Dositea y Eli-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? i6 Pastores de Bei. en.
phila, dos pastoras del aldea de Palmyra , iguales
en los an? os, en las gracias y en las voces, que
cantaban assi:
Afligido esta? Joseph
de ver su esposa pren? ada ,
porque de tan gan mysterio
no puede entender la causa.
Sabe que la Virgen bella
es pura , divina y santa ,
pero no sabe que es Dios
el fruto de sus entran? as .
El llora, y la Virgen llora,
pero no le dice nada,
aunque sus ojos divinos
lo que duda le declaran.
Que como tiene en el pecho
al sol la nin?
a sagrada,
como por crystales puros
los rayos divinos passan.
Mira Joseph su hermosura
y verguenza sacrosanta,
y admirado y pensativo
se determina a dejalla.
Mas advirtiendole en suen? os
el Angel, que es obra sacra
del Espiritu divino,
despierta, y vuelve a buscarla.
Con lagrimas de alegria
el divino Patriarcha
abraza la Virgen bella,
y ella llorando le abraza.
Cu-
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? , Libro primero.
Cubren los dos Seraphines,
como aquellos dos del arca,
la del nuevo Testamento,
la vara, el mana? y las tablas.
Adora Joseph al nin? o,
porque a Dios en carne humana
antes que salga a la tierra,
ve con los ojos del alma:
El sol que viste la Virgen,
y el fuego en la verde zarza,
la puerta de Ezechiel,
la piel ban? ada del Alva.
Los Angeles que assistian
del Rey divino a la guarda ,
viendo tan tierno a Joseph,
desta manera le cantan:
Bien podeis persuadiros
divino Esposo,
que este santo prenado
de Dios es todo.
Mirad la hermosura
del santo rostro,
que respeta el cielo ,
lleno de gozo:
Hijo de David
no esteis temeroso,
que este santo pren? ado
de Dios es todo.
Desta bella palma
el fruto amoroso,
ha de ser del mundo
remedio solo:
Tom. XVI. C
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? 18 Pastores pe Belen.
desta nin? a os dicen,
las de sus ojos,
que este santo pren? ada
de Dios es todo.
Los agradables tonos del Romance y de la
letra, y la harmonia de las voces, que con tal
suavidad y dulzura las cantaban, suspendieron
de manera las almas de Aminadab y Palmyra : y
Dositea y Eliphila venian tan embebecidas en su
sabroso canto , que estaban casi juntos , sin haver-
se interrumpido en sus imaginaciones los unos a
los otros. ? Quie? n os ha dicho , dixo Aminadab,
luego que volvio? en si de aquel divino extasis,
hermosas pastoras, essa historia del santo Joseph,
mi deudo, tan pocos meses ha sucedida, que no
pensaba yo que lo sabian mas que los mismos
duen? os y los Angeles ? No ha faltado, respon-
dio? Dositea, estrangero pastor, quien se hallo? en
Nazarethen esta afliccion de Joseph , que con gran
secreto nos la refirio? una tarde, y nos dio? estos
versos que havemos cantado ; si bien Eliphila y
yo pensamos ^quel dia, que el pastor no era
hombre, sino alguna criatura intelectual, que co-
mo se va acercando el parto de esta soberana
Virgen, vive por estas montan? as para algun ofi-
cio , que nuestra ignorancia no penetra : e? l trahia
un pellico blanco , que se afrentara la nieve
en su presencia , con oro tan finissimo por fondo,
que mas parecia luz, que tela : su cara era de
indecible hermosura , porque sus ojos parecian
dos estrellas, su boca una rosa a medio abrir,
sus
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? . Libro primero. 19
sus manos alabastro, y sus cabellos hilos de Tibar;
la guirnalda que los cenia , despreciara las Hybleas
flores y los pensiles huertos. Los pies trahia des-
nudos en unas sandalias de seda parda, que de-
bia de ser blanca en apartandolas dellos: e? l le
canto? sentado en aquella fuente, y nosotras le pe-
dimos en cantandole tan presto, que aun no ha-
via corrido el agua, que a su voz se havia pa-
rado por todo el tiempo que duro? su dulce mu-
sica. Dichosas fuistes, respondio? el baquero, en
merecer de su mano essa cancion divina, que re-
fiere tan alto , tan tierno y tan regalado mysterio
del bien y sacramento que esperamos : y tened
por cierto, que es impossible que fuesse mortal
hombre, porque muy pocos han llegado a pene-
trar tan escondidos mysterios; si bien es verdad,
que algunos que havemqs. leido las promessas de
Dios al gran Patriarcha Abrahan, a su nieto Ja-
cob y al hijo de Isai, que de los ganados de su
padre vino a ser Rey de Israel, y conferido
aquellas cosas con los Prophetas, tenemos por
sin duda, que es ya llegado el tiempo. Yo soy,
hermosas pastoras, de la montan? a de Judea, y
uno de los pastores que estima Zacharias : alli
he visto a la serenissima Virgen visitar a Elisa-
beth su prima , que a la sazon tuve dicha de lle-
varle unos corderos que me havia pedido , por
ventura imaginando los divinos huespedes: ten-
go parentesco cercano al divino Joseph, esposo
suyo. Hicimos los pastores grandes fiestas a su ve-
nida, y al tiempo que estuvo en nuestra monta-
n? a , yo que , como os he dicho, me he preciad o
C2 de
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? so Pastores de Belen.
de saber estos divinos mysterios , y conferir lo
que veo con lo que he leido, no he querido per-
der un punto de assistir a los huespedes con tanto
contento mio , que en acordandome del los, se me
cubren los ojos de agua, ya de alegria de haver-
los visto , y ya de tristeza de que no los veo.
Dinos por tu vida, le respondio? Eliphila, dicho-
so pastor, tu nombre , y la causa por que has veni>>
nido a estos campos de Belen , y ahora a nues-
tras cabanas con Palmyra ? Sobrino soy, dixo el
pastor , de su padre, mi nombre es Aminadab,
mi venida es a cobrar del mismo alguna resta de
los ganados que compro? al mio, quando subio?
a la montan? a, havra? tres an? os: hallela en esse
arroyo, y conociendome, quiso guiarme a su ca-
ban? a , como si yo fuera por la mar , que tuvie-
ra necessidad de estrella : estare? aqui los dias que
e? l quisiere , en que podreis mandarme. Serviros,
dixo Dositea, que a no ser tan rico, y tan deu-
do vuestro el que os ha trahido, y tan corte? s y
discreta la que os guia , sin duda fuerades hues-
ped de nuestros padres. Ya es hora, dixo Eliphi-
la , de volvernos al aldea , y aunque no lo fue-
ra , no nos sufriera el corazon dejar de acompa-
n? aros ; pero en satisfaccion desta voluntad , os
suplicamos nos refirais , pues sois testigo de
vista, la jornada desta Virgen a visitar a su
prima, que no havra? cosa en esta ocasion , que
pueda entretener el camino, como saberla, porque
despues que tenemos esta cancion de Joseph, no
deseamos otra cosa que verla y servirla, si fues-
semos tan dichosas de conocerla. Esso hare? yo de
muy
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? Libro primero. 21
muy buena gana, dixo el pastor, aunque os pro-
meto, que las lenguas de los Angeles quedaran
cortas, quanto mas la de tan rudo coronista;
echad las ovejas por aquellos tomillos , para que
nos den mas lugar y silencio, entretenidas en
ellos, y estadme atentas. Las tres zagalas lo hicieron
assi, y dandole los oidos, como a la Virgen las
voluntades, comenzo? assi:
Mari? a Virgen santissima es de linage Real,
y de la casa de David y de los otros Reyes de
Judea, y de la Tribu Sacerdotal. Joachin su padre,
natural de la ciudad de Nazareth en Galilea,
fue hijo de Mathat, que venia de padre a hijo
de Nathan, hijo de David. Esta? llamaron a su
madre , que por su primero marido descendia de
Salomon. Ana su madre era de Belen, y hija de
Emerencia y de Estolano , de la misma fami-
lia y casa de David. Havian estos santos padres
tenido primero a Esmeria, que de Aprano Sa-
cerdote pario? a Elisabeth , muger ahora del mu-
do Zacharias, de donde con facilidad entendereis
el parentesco que con la Virgen tiene, a cuyo
efecto he dado a su vista este principio, fuera de
que las mas de estas personas havra? n conocido
vuestros padres, y vosotras los havreis oido ala-
bar y referir diversas veces. Vivian los dos san-
tissimos casados con tanta pureza y deseo de ser-
vir a su Dios, que dividiendo su hacienda en
(res partes : la una daban a peregrinos , viudas y
pobres: la otra al Templo , y de la otra se sus-
tentaban. Havia el claro sol desde el dia de sus
bodas corrido todo el cielo veinte veces, y care-
cian
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? ai Pastores de Belen.
cian de fruto de bendicion , por cuya causa le ofre-
cieron a Dios el que les diesse. Pues como el
dia de la dedicacion del Templo Joachin estu-
viesse en el de Jerusalen con otros deudos y ve-
cinos suyos, reprehendio? le Isacar Sacerdote de
atrevido, porque se ponia, y mezclaba entre los
que ofrecian sacrificios, siendo maldito por la
ley el que entre los Hebreos carecia de hi-
jo. Confuso y lleno de verguenza Joachin, re-
gando sus venerables canas con el agua piadosa
de sus ojos, no quiso volver a su casa, mas des-
de alli se fue al monte, y se escondio? entre los
pastores de sus ganados. Ana entre tanto lloraba
por su ausente esposo, y quejabase a Dios hu-
milmente, porque se le havia quitado de sus ojos.
Passo? algunos dias el afligido viejo , aumentan-
do su soledad la ausencia de Ana : al cabo de
los quales le aparecio? un Angel vestido de res-
plandor mas que la esphera donde el sol se mue-
ve , y consolando sus penas, le dixo: Que Dios
castigaba el pecado, y no la naturaleza, y que
siempre que dilataba el fruto a los casados por
algun tiempo , era porque fuesse despues mas lu-
cido el milagro de sus divinas obras, y porque
se conociesse, que lo que desta manera se engen-
dra , no es por el desenfrenado deleyte,mas por
el don y acuerdo de la divina gracia: traxole por
exemplo a Sara , que de ochenta an? os conci-
bio? a Isaac , y que Rachel fue esteril mucho
tiempo , para que fuesse mas notable el naci-
miento de Joseph y de Benjamin. Conto? le la for-
taleza de Sanson y la santidad de Samuel, hi-
jos
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? Libro primero. 23
jos entrambos de dos mugeres esteriles, hasta
aquel punto, advirtiendole con esto, que Ana su
muger concibiria una hija llamada Mari? a , que
aun en su misma Concepcion seria llena del Es-
piritu divino, y consagrada a Dios desde su tier-
na infancia, y que assi se la ofreciessen en el
templo , perque havia de ser madre del Re-
dentor del mundo. Dio? le por sen? as , que quan-
do entrasse por Jerusalen, hallaria en la puerta
dorada su querida esposa. Lo mismo la dixo el
Angel, y partiendo entrambos con la debida fe
a tan seguro nuncio, se vieron y abrazaron en la
puerta aurea, desde donde con notable alegria
se fueron al templo, del qual, en haviendo dado
a Dios infinitas gracias, se volvieron a su casa
juntos. Concibio? Ana dichosa esta santissima Vir-i
gen : pario? la cumplidos nueve meses de esta
vista. Llamaronla Mari? a , y fue tanto el re-
gozijo del universo, que pienso que naturalmen-
te se alegraron quantos en aquella sazon con al-
ma racional vivian; y no se? si diga, que hasta
las cosas que no la tienen, como se vio? en los
campos, aguas, arboles y flores. Los pastores
advertidos de tan gran mysterio, que a los que
tenian parentesco con Ana y Joachin, y espera^
ban alegres la venida del Salvador, no les esta-
ba oculto, hicieron grandes fiestas, cantaron dul-
ces canciones : de las quales hoy dia se cantan
algunas entre nosotros, y yo tengo de memoria
tres , o quatro, que en tan buena ocasion no me
escuso de decirlas:
Si
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? Pastores db Belen.
Si en brazos de Dios naceis,
? quien sois, nin? a soberana,
que para casa tan pobre
pareceis muy rica Infanta?
Tres veces catorce dicen
los deudos de vuestra casa,
que son las generaciones
de vuestra sangre preclara.
La primera es de Prophetas
y divinos Patriarchas,
desde Abrahan a David,
de quien sereis torre y harpa.
De Reyes es la segunda,
desde David a que salgan
de Babylonia a Sion,
y vuelvan a honrar el arca.
Desde este tiempo hasta el dia,
en que Christo de vos nazca,
otra que es de Sacerdotes,
de quien vos sereis la vara.
Torre y arca y vara sois
en tan ilustre prosapia,
supuesto que para esposo
un carpintero os sen? alan .
Debe de ser que Dios quiere,
que hecha carne su palabra ,
viva en casa , donde vea
labrar maderos y tablas.
O porque, si sois , Sen? ora,
arca, en que el mundo se salva,
como divino escultor
os halle el hombre en su casa.
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? Libro primero. 25
Cielos y tierra se alegran,
quando naceis, Virgen santa,
por su hija el Padre Eterno,
por quien se goza y se agrada.
El Hijo, viendo a su madre
tan buena, que de llamarla
su madre no se desprecie,
ni de entrar en sus entran? as.
El Espiritu divino
de ver la esposa que ama,
de suerte que ya comienza
a cubrirla con sus alas.
Los Angeles por su Reyna,
los cielos por su luz clara,
el sol por su hermosa frente,
y la luna por sus plantas.
Los hombres por su remedio,
porque hasta vuestra man? ana
no podia el sol salir,
y en obscura noche estaban.
Segun esto vos naceis
para ser vara en las aguas,
torre fuerte en los peligros,
y en el diluvio arco y arca.
Pues vengais a vuestra aldea,
Mari? a llena de gracia,
muchas veces en buen hora,
dia que naceis con tantas.
Conoced vuestros pastores,
que todos os dan las almas,
mientras os da el cielo estrellas,
para mantillas y fajas.
nia el pastor entonces a cobrar de algunos deu-
dos suyos, como Tobias de Gabelo, obligacio-
nes debidas a sus padres. Convidandole pues la
soledad del sitio, la amenidad de los campos, la
serenidad del dia, y la dulce memoria de la Es-
posa de Joseph, Mari? a purissima: sacando de su
zurron un rabelejo de tres cuerdas, passo? el arco
por la resina, y canto? assi:
Celebre tu belleza el sexto dia,
Eva gentil, tu siglo a ti y a Sara,
Rebeca hermosa, y tu divina cara,
linda Rachel, la siempre fertil Lia.
Oyga el Bermejo mar tu voz, Mari? a,
triumpha Jahel del barbaro Sisara,
espiga , o Ruth, y de Israel la vara
rige Debora ilustre en prophecia.
Admita Dios tus oraciones, Ana,
libra a Bethulia, gran Judith sublime,
houra a Joachin, castissima Susana.
Tu
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? Libro primero. 9
Tu pueblo , Esther , de la opression redime,
que no podra? llegar estampa humana,
donde la Esposa de Joseph la imprime.
Ilustres mugeres tuvo el mundo en aquellas di-
chosas edades , y celebradas en el Viejo Testa-
mento con justa causa. De la hermosa Eva bien
pudieramos decir las alabanzas, si no nos huviera
puesto en este destierro , desde que nos llamamos
sus hijos , i pero que? tuvieran que ver con las
que merece la segunda, que por la boca de Ga-
briel mudo? el Eva en Ave? Sara madre de Isaac
no las merece humildes : pero la madre de el
Isaac verdadero, que llevo? a otro monte la len? a
de mas alto sacrificio, vuelve las suyas atomos.
Prudente llaman a Rebeca ; pero con la pruden-
cia vuestra, o soberana Virgen, es ignorante.
^ Que? fertilidad es la de Lia, por Ruben, Si-
meon , Juda? , Levi, Isacar , Zabulon, y la her-
mosa Dina, para el divino fruto de esta puris-
sima Virgen? Sirva Jacob a Rachel catorce an? os
por su hermosura; y a vos,Sen? ora, los Seraphines
y los hombres mas siglos, que desde el princi -
pio del mundo ha tenido el tiempo instantes.
Cante la Prophetisa Maria, de Aaron hermana,
en las riberas al son de sus dulces tympanos ala-
banzas al Sen? or, que el cabello y el caballero
sepulto? en las aguas: y canten las de Mari? a
Madre de Dios todos los nueve choros desde la
primera Gerarchia de los Angeles hasta la ulti-
ma de los abrasados Cherubines. Derribe al ene-
migo Rey la sobervia frente la valerosa Jahel con
Tomo XVI. B el
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? io Pastores de Belen,
el agudo clavo, que mayor vencimiento es pisar
la suya al enemigo comun con tan hermosa plan-
ta. Cumpla la Moabitide Ruth, espigadora de
los campos de Booz, el vaticinio de Isaias, quan-
do pedia al Sen? or, que enviasse de la piedra del
desierto al monte de la hija de Sion el cordero, que
havia de regir la tierra, si esta Sen? ora nos ha
dado la verdad viva de las obscuras lineas de
aquella sombra. Gobierne en paz y en guerra
Debora el pueblo Israelitico , que mas alto
gobierno la Iglesia os debe, despues de la As-
cension a los cielos de vuestro soberano Hijo.
Todas las oraciones de Ana , que al Sacerdote
Heli pusieron su juicio en duda ,? co? mo pueden
igualarse a una sola palabra, en que se confesso?
esta Sen? ora por esclava de Dios, para que se
cumpliesse la suya en ella ? Corte Judith el cue-
llo del robusto General del Rey de Ninive, y
dadnos vos, Sen? ora, aquel Principe de Paz , que
al fiero Leviathan con las camas del freno rom-
pio? la boca. Labre para su fama inmortales py-
ramides y obeliscos Susana casta , que con vues-
tra pureza, Virgen sin exemplo, es comparar un
grano de arena con la estrellada machina del
mundo Angelico. Pues si la bellissima Esther de
la opresion de Aman redime su Hebreo pue-
blo , i qua? n distinta cautividad fue aquella, de que
vos nos redimisteis, levantando al humilde Mar-
docheo de nuestro genero humano sobre la si-
lla , de que cayo? la privanza del Cherubin sober-
vio ? Ninguna pues , ? o soberana Princesa! pudo
llegar la estampa , donde vos la pusisteis sobre
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? Libro primero. ii
ia luna , que se tiene por tan dichosa de que se im-
prima en ella. Ya nuestro pastor Aminadab ha-
via cantado los meritos de Mari? a con la memo-
ria de tan ilustres mugeres, quando por la espes-
sura de unos alamos, que a la corriente fresca
de un arroyuelo manso servian de toldo, oyo?
una agradable voz, que acordada con los ecos,
que en lo profundo del valle le respondian, can-
taba assii
Dichoso aquel, que en un comprado pradof
la vida solitaria apura fura,
y entre las miesses y verdura dura,
sin que tenga jama? s parado arado.
No va en los golfos desterrado errado,
ni en la ciudad con voz perjura jura,
que ni de la civil locura cura,
ni le desvela su prestado estado.
En soledad, que le entretiene, tiene
para blason la disfrazada azada,
cama en su trigo, en sus reban? os ban? os.
Que como a ver que? le conviene viene,
que es todo al fin de la jornada nadai
passa felices sin engan? os an? os.
Admirado el pastor de la suave Voz, puso el
cayado en el agua, y cubriendo las margenes de
rocio, passo? de la otra parte del arroyo, desen-
gan? ando las hierbas con sus plantas, que p. >r el
aljofar del agua havian creido, que las del Al-
va se anticipaban a la noche. No bien levanto?
los ojos de las mismas flores , que lastimaba, quan-
Ba do
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? 12 Pastores de Belen.
do se le ofrecio? Palmira , zagala Bethlehemitica
de aquellas selvas, doncella casta de la cabana
de Mahol, que se preciaba descender de Booz,
natural de la ciudad de Belen. Saludo? la Amina-
dab cortesmente , y ella correspondio? a sus pala-
bras vergonzosa: mas pocas havian los dos ha-
blado, quando haviendole conocido por deudo,
le dio? los brazos. El pastor le declaro? la causa de
su venida , y ella le dixo : que su padre es-
taba en la cabana de aquel monte. Recogieron en-
tre los dos las esparcidas ovejas , y sirviendoles
de guia un blanco manso, cuya ensortijada la-
na parecia un myrtho cubierto de blanca nieve; a la
senda de las casas dirigieron la vista. Era Pal-
mira morena de color, de ojos grandes y alegres,
la boca como las hojas del clavel recien abierto:
abrochaban un sayuelo verde diez bien labrados
corchetes de alchimia, cuya punta adornaba una
peluda cinta de marino lobo. En los hombros
trahia un arco, y en un taheli el carcax de las
flechas, para defensa de los leones , que desde
el Carmelo y Libano venian en seguimiento de
los ganados. Graciosamente la miraba el pastor,
y ella no le corespondia con aspereza , por-
que suele tomar amor mas de lo justo con las li-
cencias de deudo. Tal iria por la tierra Oriental
de Haran el enamorado Jacob, que a los pri-
meros abrazos de su prima Rachel lloro? tan
tiernamente : la jornada era larga, los pensa-
mientos honestos, los duen? os justos. Aminadab
la entretenia con las divinas historias de las sa-
gradas letras, diciendo assi;
Vuek
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? Libro primero. 13
Vuelto Esau a Seir, y caminando seguramen-
te Jacob , passo? a la ciudad de Sichima en la
tierra de Ganaan, donde comprando parte del
campo, en que havia fixado sus tiendas por cien
corderos a los hijos de Hemor, edifico? un altar,
e invoco? el nombre del fortissimo Dios de Israel,
Dios de sus avuelos y padres. Tenia Jacob una
hermosa hija llamada Dina , aunque indigna de
tan lastimoso sucesso , de su primera muger Lia,
primero premio de los engan? ados an? os, que por
Rachel havia servido a Laban su suegro : Dina
por ver las mugeres Sichimitas ( que no es el pri-
mer dan? o que la curiosidad ha hecho en las mu-
geres ) salio? de su casa , no imaginando, que tan
bien como a ver, iba a ser vista, peligro en que
caen tan pecas. Andaba el Principe de aquella
tierra Sichen , hijo de Hemor Heveo, no poco
alentado con la venida de Jacob y sus hijos: y
haviendo visto a la hermosa Dina, de tal mane-
ja por los dvigados espiritus de la vista amor le
abraso? la sangre , que sin advertir el peligro, por-
que los amantes son incapaces de consejo, y amor
maestro de toda temeridad y confianza , de la
voluntad furor , y de la razon olvido , robando-
la con sus criados, dispuso a la fuerza, lo que
voluntariamente fuera impossible. ? Hai! decia llo-
rando la hermosa Dina , cruelissimo Principe, ad-
vierte , que el ilustre anciano Jacob es mi padre, y
que tengo tan belicosos hermanos , que ni los tuyos,
ni tus vasallos sereis poderosos a resistir su ven-
ganza : mas e? l, a quien parecian los sueltos cabe-
llos debiles rejas para encubrir el rostro, las ma-
nos
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 14 Pastores de Belen.
nos flacos marmoles para llegar al pecho, las la>>
grimas pequen? os mares para passar sin tormenta
sus deseos , ni reparo? en las amenazas , ni res-
peto? los cabellos , ni obedecio? las manos , ni te-
mio? las lagrimas: mas atropellando amenazas,
respetos, miedos y tiernos sentimientos, con la
violencia de su deseo passo? de la otra parte de
su honra. Enamorado mejor Sichen despues de
la fuerza, que Amon lo estuvo de Thamar su her-
mana ( que nunca para los brazos la propria san-
gre es buena) engan? andola con blandas palabras,
la llevo? a Hemor su padre , y le pidio? que le ca-
sasse Con ella. Oyo? Jacob la triste nueva de su
hija, y dissimulando prudentemente , mientras
Volvian Sus hijos de repastar sus ganados , escon-
dio? su deshonra de sus ojos, que ya querian ma-
nifestarla Con las lagrimas. Saliendo pues Hemor
a hablar al santo viejo , ya sus hijos volvian, loa?
quales, como de su boca oyessen tan feo caso,
y perpetrada cosa tan ilicita, ayrados gravemente,
pospuesto todo temor, intentaron la venganza.
Hemor con dulces palabras les dixo: El alma de
mi hijo Sichen se ha conformado a la de vues-
tra Dina, hagamos parentesco: tratemos casamien-
tos, vosotros con nuestras hijas, nosotros con las
vuestras, vivid con nosotros: la tierra sera? de to-
dos , cultivad, negociad y tomad della la posses-
sion, que los proprios duen? os. Tomando enton-
ces el enamorado mozo las palabras de la boca
de su padre, dixo : Halle yo gracia en vosotros,
para que me concedias este bien, y pedidme
quanto fueredes servidos: aumentad el dote, los
do-
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? Libro primero, 15
dones, los presentes, que en solo cambio de su
hermosura os dare? quanto soy, hasta la propria
vida. Los hijos de Jacob encruelecidos del atre-
vido estupro, engan? osamente le respondieron, que
no podian hacer lo que Sichen pedia , ni dar su
hermana a hombre incircunciso : es cosa ? licita,
decian , y nefaria entre nosotros: pero solo pode-
mos hacer un concierto, y es , que si vosotros
quereis circuncidaros y ser iguales nuestros, re-
cibiremos vuestras hijas, y os daremos las nues-
tras en contracambio ; viviremos con vosotros y
seremos un pueblo : sino con volvernos a Dina
y ausentarnos de vuestra tierra, nos volveremos
quejosos, aunque pacificos, Sichen que amaba tier-
namente a Dina , y que ninguna cosa le parecie-
ra impossible , por no perderla, persuadio? a su
padre y a sus hermanos y pueblo la circuncision
propuesta ; pero en el tercero dia , quando el
dolor de las heridas era mas fuerte, tomaron las
armas Levi y Simeon, y entrando por la ciudad
mataron a Hemor y a Sichen, y cobraron a Di-
na , a quien siguiendo los demas hermanos, pas-
saron a cuchillo todo el pueblo y destruyeron la
ciudad, y saqueando los ganados y casas, toma->>
ron la cruel vengaza que te he contado, si bien
con notable turbacion de Jacob, hasta que Dios
le mando? volver a Bethel, donde le havia apa-
recida , quando venia huyendo de Esau su her-
mano. Aqui llegaba Aminadab con su amorosa
historia , aunque con sangriento epilogo, como
las mas de amores, cuyo fin es siempre tragico,
quando venian por el verde valle Dositea y Eli-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? i6 Pastores de Bei. en.
phila, dos pastoras del aldea de Palmyra , iguales
en los an? os, en las gracias y en las voces, que
cantaban assi:
Afligido esta? Joseph
de ver su esposa pren? ada ,
porque de tan gan mysterio
no puede entender la causa.
Sabe que la Virgen bella
es pura , divina y santa ,
pero no sabe que es Dios
el fruto de sus entran? as .
El llora, y la Virgen llora,
pero no le dice nada,
aunque sus ojos divinos
lo que duda le declaran.
Que como tiene en el pecho
al sol la nin?
a sagrada,
como por crystales puros
los rayos divinos passan.
Mira Joseph su hermosura
y verguenza sacrosanta,
y admirado y pensativo
se determina a dejalla.
Mas advirtiendole en suen? os
el Angel, que es obra sacra
del Espiritu divino,
despierta, y vuelve a buscarla.
Con lagrimas de alegria
el divino Patriarcha
abraza la Virgen bella,
y ella llorando le abraza.
Cu-
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? , Libro primero.
Cubren los dos Seraphines,
como aquellos dos del arca,
la del nuevo Testamento,
la vara, el mana? y las tablas.
Adora Joseph al nin? o,
porque a Dios en carne humana
antes que salga a la tierra,
ve con los ojos del alma:
El sol que viste la Virgen,
y el fuego en la verde zarza,
la puerta de Ezechiel,
la piel ban? ada del Alva.
Los Angeles que assistian
del Rey divino a la guarda ,
viendo tan tierno a Joseph,
desta manera le cantan:
Bien podeis persuadiros
divino Esposo,
que este santo prenado
de Dios es todo.
Mirad la hermosura
del santo rostro,
que respeta el cielo ,
lleno de gozo:
Hijo de David
no esteis temeroso,
que este santo pren? ado
de Dios es todo.
Desta bella palma
el fruto amoroso,
ha de ser del mundo
remedio solo:
Tom. XVI. C
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? 18 Pastores pe Belen.
desta nin? a os dicen,
las de sus ojos,
que este santo pren? ada
de Dios es todo.
Los agradables tonos del Romance y de la
letra, y la harmonia de las voces, que con tal
suavidad y dulzura las cantaban, suspendieron
de manera las almas de Aminadab y Palmyra : y
Dositea y Eliphila venian tan embebecidas en su
sabroso canto , que estaban casi juntos , sin haver-
se interrumpido en sus imaginaciones los unos a
los otros. ? Quie? n os ha dicho , dixo Aminadab,
luego que volvio? en si de aquel divino extasis,
hermosas pastoras, essa historia del santo Joseph,
mi deudo, tan pocos meses ha sucedida, que no
pensaba yo que lo sabian mas que los mismos
duen? os y los Angeles ? No ha faltado, respon-
dio? Dositea, estrangero pastor, quien se hallo? en
Nazarethen esta afliccion de Joseph , que con gran
secreto nos la refirio? una tarde, y nos dio? estos
versos que havemos cantado ; si bien Eliphila y
yo pensamos ^quel dia, que el pastor no era
hombre, sino alguna criatura intelectual, que co-
mo se va acercando el parto de esta soberana
Virgen, vive por estas montan? as para algun ofi-
cio , que nuestra ignorancia no penetra : e? l trahia
un pellico blanco , que se afrentara la nieve
en su presencia , con oro tan finissimo por fondo,
que mas parecia luz, que tela : su cara era de
indecible hermosura , porque sus ojos parecian
dos estrellas, su boca una rosa a medio abrir,
sus
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? . Libro primero. 19
sus manos alabastro, y sus cabellos hilos de Tibar;
la guirnalda que los cenia , despreciara las Hybleas
flores y los pensiles huertos. Los pies trahia des-
nudos en unas sandalias de seda parda, que de-
bia de ser blanca en apartandolas dellos: e? l le
canto? sentado en aquella fuente, y nosotras le pe-
dimos en cantandole tan presto, que aun no ha-
via corrido el agua, que a su voz se havia pa-
rado por todo el tiempo que duro? su dulce mu-
sica. Dichosas fuistes, respondio? el baquero, en
merecer de su mano essa cancion divina, que re-
fiere tan alto , tan tierno y tan regalado mysterio
del bien y sacramento que esperamos : y tened
por cierto, que es impossible que fuesse mortal
hombre, porque muy pocos han llegado a pene-
trar tan escondidos mysterios; si bien es verdad,
que algunos que havemqs. leido las promessas de
Dios al gran Patriarcha Abrahan, a su nieto Ja-
cob y al hijo de Isai, que de los ganados de su
padre vino a ser Rey de Israel, y conferido
aquellas cosas con los Prophetas, tenemos por
sin duda, que es ya llegado el tiempo. Yo soy,
hermosas pastoras, de la montan? a de Judea, y
uno de los pastores que estima Zacharias : alli
he visto a la serenissima Virgen visitar a Elisa-
beth su prima , que a la sazon tuve dicha de lle-
varle unos corderos que me havia pedido , por
ventura imaginando los divinos huespedes: ten-
go parentesco cercano al divino Joseph, esposo
suyo. Hicimos los pastores grandes fiestas a su ve-
nida, y al tiempo que estuvo en nuestra monta-
n? a , yo que , como os he dicho, me he preciad o
C2 de
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? so Pastores de Belen.
de saber estos divinos mysterios , y conferir lo
que veo con lo que he leido, no he querido per-
der un punto de assistir a los huespedes con tanto
contento mio , que en acordandome del los, se me
cubren los ojos de agua, ya de alegria de haver-
los visto , y ya de tristeza de que no los veo.
Dinos por tu vida, le respondio? Eliphila, dicho-
so pastor, tu nombre , y la causa por que has veni>>
nido a estos campos de Belen , y ahora a nues-
tras cabanas con Palmyra ? Sobrino soy, dixo el
pastor , de su padre, mi nombre es Aminadab,
mi venida es a cobrar del mismo alguna resta de
los ganados que compro? al mio, quando subio?
a la montan? a, havra? tres an? os: hallela en esse
arroyo, y conociendome, quiso guiarme a su ca-
ban? a , como si yo fuera por la mar , que tuvie-
ra necessidad de estrella : estare? aqui los dias que
e? l quisiere , en que podreis mandarme. Serviros,
dixo Dositea, que a no ser tan rico, y tan deu-
do vuestro el que os ha trahido, y tan corte? s y
discreta la que os guia , sin duda fuerades hues-
ped de nuestros padres. Ya es hora, dixo Eliphi-
la , de volvernos al aldea , y aunque no lo fue-
ra , no nos sufriera el corazon dejar de acompa-
n? aros ; pero en satisfaccion desta voluntad , os
suplicamos nos refirais , pues sois testigo de
vista, la jornada desta Virgen a visitar a su
prima, que no havra? cosa en esta ocasion , que
pueda entretener el camino, como saberla, porque
despues que tenemos esta cancion de Joseph, no
deseamos otra cosa que verla y servirla, si fues-
semos tan dichosas de conocerla. Esso hare? yo de
muy
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? Libro primero. 21
muy buena gana, dixo el pastor, aunque os pro-
meto, que las lenguas de los Angeles quedaran
cortas, quanto mas la de tan rudo coronista;
echad las ovejas por aquellos tomillos , para que
nos den mas lugar y silencio, entretenidas en
ellos, y estadme atentas. Las tres zagalas lo hicieron
assi, y dandole los oidos, como a la Virgen las
voluntades, comenzo? assi:
Mari? a Virgen santissima es de linage Real,
y de la casa de David y de los otros Reyes de
Judea, y de la Tribu Sacerdotal. Joachin su padre,
natural de la ciudad de Nazareth en Galilea,
fue hijo de Mathat, que venia de padre a hijo
de Nathan, hijo de David. Esta? llamaron a su
madre , que por su primero marido descendia de
Salomon. Ana su madre era de Belen, y hija de
Emerencia y de Estolano , de la misma fami-
lia y casa de David. Havian estos santos padres
tenido primero a Esmeria, que de Aprano Sa-
cerdote pario? a Elisabeth , muger ahora del mu-
do Zacharias, de donde con facilidad entendereis
el parentesco que con la Virgen tiene, a cuyo
efecto he dado a su vista este principio, fuera de
que las mas de estas personas havra? n conocido
vuestros padres, y vosotras los havreis oido ala-
bar y referir diversas veces. Vivian los dos san-
tissimos casados con tanta pureza y deseo de ser-
vir a su Dios, que dividiendo su hacienda en
(res partes : la una daban a peregrinos , viudas y
pobres: la otra al Templo , y de la otra se sus-
tentaban. Havia el claro sol desde el dia de sus
bodas corrido todo el cielo veinte veces, y care-
cian
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? ai Pastores de Belen.
cian de fruto de bendicion , por cuya causa le ofre-
cieron a Dios el que les diesse. Pues como el
dia de la dedicacion del Templo Joachin estu-
viesse en el de Jerusalen con otros deudos y ve-
cinos suyos, reprehendio? le Isacar Sacerdote de
atrevido, porque se ponia, y mezclaba entre los
que ofrecian sacrificios, siendo maldito por la
ley el que entre los Hebreos carecia de hi-
jo. Confuso y lleno de verguenza Joachin, re-
gando sus venerables canas con el agua piadosa
de sus ojos, no quiso volver a su casa, mas des-
de alli se fue al monte, y se escondio? entre los
pastores de sus ganados. Ana entre tanto lloraba
por su ausente esposo, y quejabase a Dios hu-
milmente, porque se le havia quitado de sus ojos.
Passo? algunos dias el afligido viejo , aumentan-
do su soledad la ausencia de Ana : al cabo de
los quales le aparecio? un Angel vestido de res-
plandor mas que la esphera donde el sol se mue-
ve , y consolando sus penas, le dixo: Que Dios
castigaba el pecado, y no la naturaleza, y que
siempre que dilataba el fruto a los casados por
algun tiempo , era porque fuesse despues mas lu-
cido el milagro de sus divinas obras, y porque
se conociesse, que lo que desta manera se engen-
dra , no es por el desenfrenado deleyte,mas por
el don y acuerdo de la divina gracia: traxole por
exemplo a Sara , que de ochenta an? os conci-
bio? a Isaac , y que Rachel fue esteril mucho
tiempo , para que fuesse mas notable el naci-
miento de Joseph y de Benjamin. Conto? le la for-
taleza de Sanson y la santidad de Samuel, hi-
jos
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? Libro primero. 23
jos entrambos de dos mugeres esteriles, hasta
aquel punto, advirtiendole con esto, que Ana su
muger concibiria una hija llamada Mari? a , que
aun en su misma Concepcion seria llena del Es-
piritu divino, y consagrada a Dios desde su tier-
na infancia, y que assi se la ofreciessen en el
templo , perque havia de ser madre del Re-
dentor del mundo. Dio? le por sen? as , que quan-
do entrasse por Jerusalen, hallaria en la puerta
dorada su querida esposa. Lo mismo la dixo el
Angel, y partiendo entrambos con la debida fe
a tan seguro nuncio, se vieron y abrazaron en la
puerta aurea, desde donde con notable alegria
se fueron al templo, del qual, en haviendo dado
a Dios infinitas gracias, se volvieron a su casa
juntos. Concibio? Ana dichosa esta santissima Vir-i
gen : pario? la cumplidos nueve meses de esta
vista. Llamaronla Mari? a , y fue tanto el re-
gozijo del universo, que pienso que naturalmen-
te se alegraron quantos en aquella sazon con al-
ma racional vivian; y no se? si diga, que hasta
las cosas que no la tienen, como se vio? en los
campos, aguas, arboles y flores. Los pastores
advertidos de tan gran mysterio, que a los que
tenian parentesco con Ana y Joachin, y espera^
ban alegres la venida del Salvador, no les esta-
ba oculto, hicieron grandes fiestas, cantaron dul-
ces canciones : de las quales hoy dia se cantan
algunas entre nosotros, y yo tengo de memoria
tres , o quatro, que en tan buena ocasion no me
escuso de decirlas:
Si
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? Pastores db Belen.
Si en brazos de Dios naceis,
? quien sois, nin? a soberana,
que para casa tan pobre
pareceis muy rica Infanta?
Tres veces catorce dicen
los deudos de vuestra casa,
que son las generaciones
de vuestra sangre preclara.
La primera es de Prophetas
y divinos Patriarchas,
desde Abrahan a David,
de quien sereis torre y harpa.
De Reyes es la segunda,
desde David a que salgan
de Babylonia a Sion,
y vuelvan a honrar el arca.
Desde este tiempo hasta el dia,
en que Christo de vos nazca,
otra que es de Sacerdotes,
de quien vos sereis la vara.
Torre y arca y vara sois
en tan ilustre prosapia,
supuesto que para esposo
un carpintero os sen? alan .
Debe de ser que Dios quiere,
que hecha carne su palabra ,
viva en casa , donde vea
labrar maderos y tablas.
O porque, si sois , Sen? ora,
arca, en que el mundo se salva,
como divino escultor
os halle el hombre en su casa.
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? Libro primero. 25
Cielos y tierra se alegran,
quando naceis, Virgen santa,
por su hija el Padre Eterno,
por quien se goza y se agrada.
El Hijo, viendo a su madre
tan buena, que de llamarla
su madre no se desprecie,
ni de entrar en sus entran? as.
El Espiritu divino
de ver la esposa que ama,
de suerte que ya comienza
a cubrirla con sus alas.
Los Angeles por su Reyna,
los cielos por su luz clara,
el sol por su hermosa frente,
y la luna por sus plantas.
Los hombres por su remedio,
porque hasta vuestra man? ana
no podia el sol salir,
y en obscura noche estaban.
Segun esto vos naceis
para ser vara en las aguas,
torre fuerte en los peligros,
y en el diluvio arco y arca.
Pues vengais a vuestra aldea,
Mari? a llena de gracia,
muchas veces en buen hora,
dia que naceis con tantas.
Conoced vuestros pastores,
que todos os dan las almas,
mientras os da el cielo estrellas,
para mantillas y fajas.
