Cantos celestes como los que acarician 'los oidos en los momentos de
extasis; cantos que percibe el espiritu y no los puede repetir el
labio; notas sueltas de una melodia lejana, que suenan a intervalos,
traidas en las rafagas del viento, rumor de hojas que se besan en los
arboles con un murmullo semejante al de la lluvia, trinos de alondras
que se levantan gorjeando de entre las flores como una saeta despedida
a las nubes; estruendo sin nombre, imponente como los rugidos de una
tempestad; coro de serafines sin ritmos ni cadencia, ignota musica del
cielo que solo la imaginacion comprende; himnos alados, que parecian
remontarse al trono del Senor como una tromba de luz y de sonidos.
extasis; cantos que percibe el espiritu y no los puede repetir el
labio; notas sueltas de una melodia lejana, que suenan a intervalos,
traidas en las rafagas del viento, rumor de hojas que se besan en los
arboles con un murmullo semejante al de la lluvia, trinos de alondras
que se levantan gorjeando de entre las flores como una saeta despedida
a las nubes; estruendo sin nombre, imponente como los rugidos de una
tempestad; coro de serafines sin ritmos ni cadencia, ignota musica del
cielo que solo la imaginacion comprende; himnos alados, que parecian
remontarse al trono del Senor como una tromba de luz y de sonidos.
Gustavo Adolfo Becuqer
En aquel punto sonaban las doce en el reloj de la catedral.
Paso el introito[1] y el Evangelio[2] y el ofertorio,[3] y llego el
instante solemne en que el sacerdote, despues de haberla consagrado,
toma con la extremidad de sus dedos la Sagrada Forma y comienza a
elevarla.
[Footnote 1: introito. "In the ancient Church a psalm was sung or
chanted immediately before the Collect, Epistle, and Gospel. As this
took place while the priest was entering within the septum or rails
of the altar, it acquired the name of Introitus or Introit. " Walter
F. Hook, _Church Dict. _, London, Murray, 1887, p. 407. ]
[Footnote 2: Evangelio = Gospel. ' "The First Council of Orange in
441, and that of Valentia in Spain, ordered the Gospel to be read
after the Epistle and before the offertory. " Addis and Arnold,
'_Catholic Dict. _, London, 1884, p. 380. ]
[Footnote 3: ofertorio. The offertory or "service of song while the
oblations were collected and received is of ancient date. St.
Augustine speaks of the singing of hymns at the oblation. " Walter F.
Hook, _Church Dict. _, p. 540. The offertory is said immediately
after the _Creed_, and before the Preface and Sanctus. ]
Una nube de incienso que se desenvolvia en ondas azuladas lleno el
ambito de la iglesia; las campanillas repicaron con un sonido
vibrante, y maese Perez puso sus crispadas manos sobre las teclas del
organo.
Las cien voces de sus tubos de metal resonaron en un acorde majestuoso
y prolongado, que se perdio poco a poco, como si una rafaga de aire
hubiese arrebatado sus ultimos ecos.
A este primer acorde, que parecia una voz que se elevaba desde la
tierra al cielo, respondio otro lejano y suave que fue creciendo,
creciendo hasta convertirse en un torrente de atronadora armonia.
Era la voz de los angeles, que atravesando los espacios, llegaba al
mundo.
Despues comenzaron a oirse como unos himnos distantes que entonaban
las jerarquias de serafines; mil himnos a la vez, que al confundirse
formaban uno solo, que, no obstante, era no mas el acompanamiento de
una extrana melodia, que parecia flotar sobre aquel oceano de
misteriosos ecos, como un jiron de niebla sobre las olas del mar.
Luego fueron perdiendose unos cantos, despues otros; la combinacion se
simplificaba. Ya no eran mas que dos voces, cuyos ecos se confundian
entre si; luego quedo una aislada, sosteniendo una nota brillante como
un hilo de luz. . . . El sacerdote inclino la frente, y por encima de su
cabeza cana y como a traves de una gasa azul que fingia el humo del
incienso, aparecio la Hostia a los ojos de los fieles. En aquel
instante la nota que maese Perez sostenia trinando, se abrio, se
abrio, y una explosion de armonia gigante estremecio la iglesia, en
cuyos angulos zumbaba el aire comprimido, y cuyos vidrios de colores
se estremecian en sus angostos ajimeces.
De cada una de las notas que formaban aquel magnifico acorde, se
desarrollo un tema; y unos cerca, otros lejos, estos brillantes,
aquellos sordos, diriase que las aguas y los pajaros, las brisas y las
frondas, los hombres y los angeles, la tierra y los cielos, cantaban
cada cual en su idioma un himno al nacimiento del Salvador.
La multitud escuchaba atonita y suspendida. En todos los ojos habia
una lagrima, en todos los espiritus un profundo recogimiento.
El sacerdote que oficiaba sentia temblar sus manos, porque Aquel que
levantaba en ellas, Aquel a quien saludaban hombres y arcangeles era
su Dios; era su Dios, y le parecia haber visto abrirse los cielos y
trasfigurarse la Hostia. [1]
[Footnote 1: trasfigurarse la Hostia. See p. 101, note 2. ]
El organo proseguia sonando; pero sus voces se apagaban gradualmente,
como una voz que se pierde de eco en eco, y se aleja, y se debilita al
alejarse, cuando de pronto sono un grito en la tribuna, un grito
desgarrador, agudo, un grito de mujer.
El organo exhalo un sonido discorde y extrano, semejante a un sollozo,
y quedo mudo.
La multitud se agolpo a la escalera de la tribuna, hacia la que,
arrancados de su extasis religioso, volvieron la mirada con ansiedad
todos los fieles.
--? Que ha sucedido? ? que pasa? se decian unos a otros, y nadie sabia
responder, y todos se empenaban en adivinarlo, y crecia la confusion,
y el alboroto comenzaba a subir de punto, amenazando turbar el orden y
el recogimiento propios de la iglesia.
--? Que ha sido eso? preguntaban las damas al asistente, que, precedido
de los ministriles, fue uno de los primeros a subir a la tribuna, y
que, palido y con muestras de profundo pesar, se dirigia al puesto en
donde le esperaba el arzobispo, ansioso, como todos, por saber la
causa de aquel desorden.
--? Que hay?
--Que maese Perez acaba de morir.
En efecto, cuando los primeros fieles, despues de atropellarse por la
escalera, llegaron a la tribuna, vieron--al pobre organista caido de
boca sobre las teclas de su viejo instrumento, que aun vibraba
sordamente, mientras su hija, arrodillada a sus pies, le llamaba en
vano entre suspiros y sollozos.
III
--Buenas noches, mi senora dona Baltasara; ? tambien usarced[1] viene
esta noche a la Misa del Gallo? Por mi parte tenia hecha intencion de
irla a oir a la parroquia; pero lo que sucede. . . ? Donde va Vicente?
Donde va la gente. [2] Y eso que, si he de decir la verdad, desde que
murio maese Perez, parece que me echan una losa sobre el corazon
cuando entro en Santa Ines. . . ? Pobrecito! ? Era un santo! . . . Yo de mi
se decir, que conservo un pedazo de su jubon como una reliquia, y lo
merece. . . pues en Dios y en mi anima, que si el senor arzobispo tomara
mano en ello, es seguro que nuestros nietos le verian en los
altares. [3] . . . Mas ? como ha de ser! . . . A muertos y a idos, no hay
amigos. [4] . . . Ahora lo que priva es la novedad. . . ya me entiende
usarced. ? Que! ? No sabe nada de lo que pasa? Verdad que nosotras nos
parecemos en eso; de nuestra casita a la iglesia, y de la iglesia a
nuestra casita, sin cuidarnos de lo que se dice o dejase de decir. . .
solo que yo, asi. . . al vuelo. . . una palabra de aca, otra de aculla. . .
sin ganas de enterarme siquiera, suelo estar al corriente de algunas
novedades. . . . Pues, si senor; parece cosa hecha que el organista de
San Roman,[5] aquel bisojo, que siempre esta echando pestes de los
otros organistas; aquel perdulariote, que mas parece jifero de la
puerta de la Carne[6] que maestro de solfa, va a tocar esta
Noche-Buena en lugar de maese Perez. Ya sabra usarced, porque esto lo
ha sabido todo el mundo y es cosa publica en Sevilla, que nadie queria
comprometerse a hacerlo. Ni aun su hija que es profesora, y despues de
la muerte de su padre entro en el convento de novicia. Y era natural:
acostumbrados a oir aquellas maravillas, cualquiera otra cosa habia de
parecernos mala, por mas que quisieran evitarse las comparaciones.
Pues cuando ya la comunidad habra decidido que, en honor del difunto y
como muestra de respeto a su memoria, permaneceria callado el organo
en esta noche, hate aqui que se presenta nuestro hombre, diciendo que
el se atreve a tocarlo. . . . No hay nada mas atrevido que la
ignorancia. . . . Cierto que la culpa no es suya, sino de los que le
consienten esta profanacion. . . pero, asi va el mundo. . . y digo, no es
cosa la gente que acude. . . [7] cualquiera diria que nada ha cambiado
desde un ano a otro. Los mismos personajes, el mismo lujo, los mismos
empellones en la puerta, la misma animacion en el atrio, la misma
multitud en el templo. . . ? Ay, si levantara la cabeza el muerto! se
volvia[8] a morir por no oir su organo tocado por manos semejantes. Lo
que tiene que,[9] si es verdad lo que me han dicho las gentes del
barrio, le preparan una buena al intruso. Cuando llegue el momento de
poner la mano sobre las teclas, va a comenzar una algarabia de
sonajas, panderos, y zambombas, que no haya mas que oir. . . pero
? calle! ya entra en la iglesia el heroe de la funcion. ? Jesus, que
ropilla de colorines, que gorguera de canutos, que aires de personaje!
Vamos, vamos, que ya hace rato que llego el arzobispo, y va a comenzar
la misa. . . vamos, que me parece que esta noche va a darnos que contar
para muchos dias.
[Footnote 1: usarced. Contraction of _vues(tr)a merced_, 'your
grace. ']
[Footnote 2: ? Donde va Vicente? Donde va la gente. See vocabulary.
Note the two senses in which the adverb of place, _donde_, is used. ]
[Footnote 3: en los altares. That is to say canonized. ]
[Footnote 4: A muertos y a idos, no hay amigos = 'The dead and
departed have no friends (_or_ are soon forgotten)'. ]
[Footnote 5: San Roman. A church, originally a mosque, situated in
the northern part of Seville, on the Plaza de San Roman. It was
reconstructed by D. Pedro I. Its facade is very plain, the chief
decorative features being an ogival doorway in the center and a
window of similar form to the right. It contains some fine statuary
by Montanes. The fifteenth-century painter Juan Sanchez de Castro is
buried here. ]
[Footnote 6: la puerta de la Carne. One of the ancient gates of
Seville, situated in the north wall near the _Matadero_
('slaughter-house'). Hence its name. It was once called the _Puerta
Judia_. But little remains now of the old walls of Seville, which
had a circumference of upwards of ten miles, and were pierced by
fifteen gates and strengthened by one hundred and sixty-six towers. ]
[Footnote 7: no es cosa la gente que acude = 'the crowd in
attendance is not small' or 'what a lot of persons have come! ' The
expression _no es cosa_ is used familiarly in the sense of _es
mucha_. ]
[Footnote 8: volvia. A Common use of the imperfect indicative
instead of the conditional. ]
[Footnote 9: Lo que tiene que = 'the fact is. ']
Esto diciendo la buena mujer, que ya conocen nuestros lectores por sus
exabruptos de locuacidad, penetro en Santa Ines, abriendose segun
costumbre, un camino entre la multitud a fuerza de empellones y
codazos.
Ya se habia dado principio a la ceremonia.
El templo estaba tan brillante como el ano anterior.
El nuevo organista, despues de atravesar por en medio de los fieles
que ocupaban las naves para ir a besar el anillo del prelado, habia
subido a la tribuna, donde tocaba unos tras otros los registros del
organo; con una gravedad tan afectada como ridicula.
Entre la gente menuda que se apinaba a los pies de la iglesia, se oia
un rumor sordo y confuso, cierto presagio de que la tempestad
comenzaba a fraguarse y no tardaria mucho en dejarse sentir.
--Es un truhan, que por no hacer nada bien, ni aun mira a derechas,
decian los unos.
--Es un ignoranton, que despues de haber puesto el organo de su
parroquia peor que una carraca, viene a profanar el de maese Perez,
decian los otros.
Y mientras este se desembarazaba del capote para prepararse a darle de
firme a su pandero, y aquel apercibia sus sonajas, y todos se
disponian a hacer bulla a mas y mejor, solo alguno que otro se
aventuraba a defender tibiamente al extrano personaje, cuyo porte
orgulloso y pedantesco hacia tan notable contraposicion con la modesta
apariencia y la afable bondad del difunto maese Perez.
Al fin llego el esperado momento, el momento solemne en que el
sacerdote, despues de inclinarse y murmurar algunas palabras santas,
tomo la Hostia en sus manos. . . . Las campanillas repicaron, semejando
su repique una lluvia de notas de cristal; se elevaron las diafanas
ondas del incienso, y sono el organo.
Una estruendosa algarabia lleno los ambitos de la iglesia en aquel
instante y ahogo su primer acorde.
Zamponas, gaitas, sonajas, panderos, todos los instrumentos del
populacho, alzaron sus discordantes voces a la vez; pero la confusion
y el estrepito solo duro algunos segundos. Todos a la vez como habian
comenzado, enmudecieron de pronto.
El segundo acorde, amplio, valiente, magnifico, se sostenia aun
brotando de los tubos de metal del organo, como una cascada de armonia
inagotable y sonora.
Cantos celestes como los que acarician 'los oidos en los momentos de
extasis; cantos que percibe el espiritu y no los puede repetir el
labio; notas sueltas de una melodia lejana, que suenan a intervalos,
traidas en las rafagas del viento, rumor de hojas que se besan en los
arboles con un murmullo semejante al de la lluvia, trinos de alondras
que se levantan gorjeando de entre las flores como una saeta despedida
a las nubes; estruendo sin nombre, imponente como los rugidos de una
tempestad; coro de serafines sin ritmos ni cadencia, ignota musica del
cielo que solo la imaginacion comprende; himnos alados, que parecian
remontarse al trono del Senor como una tromba de luz y de sonidos. . .
todo lo expresaban las cien voces del organo, con mas pujanza, con mas
misteriosa poesia, con mas fantastico color que los habian expresado
nunca . . . . .
Cuando el organista bajo de la tribuna, la muchedumbre que se agolpo a
la escalera fue tanta, y tanto su afan por verle y admirarle, que el
asistente temiendo, no sin razon, que le ahogaran entre todos, mando a
algunos de sus ministriles para que, vara en mano, le fueran abriendo
camino hasta llegar al altar mayor, donde el prelado le esperaba.
--Ya veis, le dijo este ultimo cuando le trajeron a su presencia;
vengo desde mi palacio aqui solo por escucharos. ? Sereis tan cruel
como maese Perez, que nunca quiso excusarme el viaje, tocando la
Noche-Buena en la Misa de la catedral?
--El ano que viene, respondio el organista, prometo daros gusto, pues
por todo el oro de la tierra no volveria a tocar este organo.
--? Y por que? interrumpio el prelado.
--Porque. . . anadio el organista, procurando dominar la emocion que se
revelaba en la palidez de su rostro; porque es viejo y malo, y no
puede expresar todo lo que se quiere. El arzobispo se retiro, seguido
de sus familiares. Unas tras otras, las literas de los senores fueron
desfilando y perdiendose en las revueltas[1] de las calles vecinas;
los grupos del atrio se disolvieron, dispersandose los fieles en
distintas direcciones; y ya la demandadera se disponia a cerrar las
puertas de la entrada del atrio, cuando se divisaban aun dos mujeres
que, despues de persignarse y murmurar una oracion ante el retablo del
arco de San Felipe,[2] prosiguieron su camino, internandose en el
callejon de las Duenas. [3]
[Footnote 1: revueltas= 'turns. ' The streets of Seville are many of
them crooked like those of Toledo and other Moorish cities in
Spain. ]
[Footnote 2: San Felipe. See p. 95, note 4. ]
[Footnote 3: el callejon de las Duenas. See p. 98, note 1. ]
--? Que quiere usarced? mi senora dona Baltasara, decia la una, yo soy
de este genial. Cada loco con su tema. . . . Me lo habian de asegurar
capuchinos[1] descalzos y no lo creeria del todo. . . . Ese hombre no
puede haber tocado lo que acabamos de escuchar. . . . Si yo lo he oido
mil veces en San Bartolome,[2] que era su parroquia, y de donde tuvo
que echarle el senor cura por malo, y era cosa de taparse los oidos
con algodones. . . . Y luego, si no hay mas que mirarle al rostro, que
segun dicen, es el espejo del alma. . . . Yo me acuerdo, pobrecito, como
si lo estuviera viendo, me acuerdo de la cara de maese Perez, cuando
en semejante noche como esta bajaba de la tribuna, despues de haber
suspendido al auditorio con sus primores. . . . ? Que sonrisa tan
bondadosa, que color tan animado! . . . Era viejo y parecia un angel. . .
no que este ha bajado las escaleras a trompicones, como si le ladrase
un perro en la meseta, y con un color de difunto y unas. . . Vamos, mi
senora dona Baltasara, creame usarced, y creame con todas veras. . . yo
sospecho que aqui hay busilis. . . .
[Footnote 1: capuchinos= 'Capuchins. ' An order of mendicant friars
founded in 1528 by Matteo di Bassi, and named from the pointed
capouch or cowl that distinguishes their dress. Honesty, as well as
poverty and humility, is supposed to be one of their crowning
virtues. ]
[Footnote 2: San Bartolome. The church of St. Bartholomew is
situated on the Plaza de San Bartolome in the northeastern part of
the city. It was built on the site of a Jewish synagogue, after the
expulsion of the Jews by the Christian kings of Spain. Its present
architecture is Doric and dates only from the eighteenth century. ]
Comentando las ultimas palabras, las dos mujeres doblaban la esquina
del callejon y desaparecian.
Creemos inutil decir a nuestros lectores quien era una de ellas.
IV
Habia transcurrido un ano mas. La abadesa del convento de Santa Ines y
la hija de maese Perez hablaban en voz baja, medio ocultas entre las
sombras del coro de la iglesia. El esquilon llamaba a voz herida a los
fieles desde la torre, y alguna que otra rara persona atravesaba el
atrio silencioso y desierto esta vez, y despues de tomar el agua
bendita en la puerta, escogia un puesto en un rincon de las naves,
donde unos cuantos vecinos del barrio esperaban tranquilamente que
comenzara la Misa del Gallo.
--Ya lo veis, decia la superiora, vuestro temor es sobremanera pueril;
nadie hay en el templo; toda Sevilla acude en tropel a la catedral
esta noche, Tocad vos el organo y tocadle sin desconfianza de ninguna
clase; estaremos en comunidad. . . pero. . . proseguis callando sin que
cesen vuestros suspiros. ? Que os pasa? ? Que teneis?
--Tengo. . . miedo, exclamo la joven con un acento profundamente
conmovido.
--? Miedo! ? de que?
--No se. . . de una cosa sobrenatural. . . . Anoche, mirad, yo os habia
oido decir que teniais empeno en que tocase el organo en la Misa, y
ufana con esta distincion pense arreglar sus registros y templarle,[1]
a fin de que hoy os sorprendiese. . . Vine al coro. . . sola. . . abri la
puerta que conduce a la tribuna. . . . En el reloj de la catedral sonaba
en aquel momento una hora. . . no se cual. . . . Pero las campanadas eran
tristisimas y muchas. . . muchas. . . estuvieron sonando todo el tiempo
que yo permaneci como clavada en el dintel y aquel tiempo me parecio
un siglo.
[Footnote 1: templarle. See p. 66, note 1. ]
La iglesia estaba desierta y obscura. . . . Alla lejos, en el fondo,
brillaba como una estrella perdida en el cielo de la noche, una luz
moribunda, la luz de la lampara que arde en el altar mayor. . . . A sus
reflejos debilisimos, que solo contribuian a hacer mas visible todo el
profundo horror de las sombras, vi. . . le vi, madre, no lo dudeis, vi
un hombre que en silencio y vuelto de espaldas hacia el sitio en que
yo estaba, recorria con una mano las teclas del organo, mientras
tocaba con la otra a sus registros. . . y el organo sonaba; pero sonaba
de una manera indescriptible. Cada una de sus notas parecia un sollozo
ahogado dentro del tubo de metal, que vibraba con el aire comprimido
en su hueco, y reproducia el tono sordo, casi imperceptible, pero
justo.
Y el reloj, de la catedral continuaba dando la hora, y el hombre aquel
proseguia recorriendo las teclas. Yo oia hasta su respiracion.
El horror habia helado la sangre de mis venas; sentia en mi cuerpo
como un frio glacial, y en mis sienes fuego. . . . Entonces quise gritar,
pero no pude. El hombre aquel habia vuelto la cara y me habia
mirado. . . digo mal, no me habia mirado, porque era ciego. . . . ? Era mi
padre!
--? Bah! hermana, desechad esas fantasias con que el enemigo malo[1]
procura turbar las imaginaciones debiles. . . . Rezad un _Pater
Noster_[2] y un _Ave Maria_[3] al arcangel San Miguel,[4] jefe de las
milicias celestiales, para que os asista contra los malos espiritus.
Llevad al cuello un escapulario tocado en la reliquia de San
Pacomio,[5] abogado contra las tentaciones, y marchad, marchad a
ocupar la tribuna del organo; la Misa va a comenzar y ya esperan con
impaciencia los fieles. . . . Vuestro padre esta en el cielo, y desde
alli, antes que a daros sustos, bajara a inspirar a su hija en esta
ceremonia solemne para el objeto de tan especial devocion.
[Footnote 1: el enemigo malo. That is to say, the devil. ]
[Footnote 2: Pater Noster. See p. 33, note 1. ]
[Footnote 3: Ave Maria. "A form of devotion used in the Church of
Rome, comprising the salutation addressed by the angel Gabriel to
the Blessed Virgin Mary. (Luke i. 28. ) The words Ave Maria are the
first two, in Latin, of the form as it appears in the manuals of the
Roman Church, thus: ' Hail Mary (Ave Maria), full of grace, the Lord
is with thee, etc. ' To which is appended the following petition:
'Holy Mary, mother of God, pray for us sinners now, and in the hour
of our death. Amen. '.
