FÉLIX
¿Qué dudáis?
¿Qué dudáis?
Jose de Espronceda
Deslízase el arroyuelo.
Fúlgida cinta de plata,
Al resplandor de la luna,
Entre franjas de esmeralda. [195]
Argentadas chispas brillan
Entre las espesas ramas,
Y en el seno de las flores
Tal vez aduermen las auras,
Tal vez despiertas susurran, [200]
Y al desplegarse sus alas
Mecen el blanco azahar,
Mueven la aromosa acacia,
Y agitan ramas y flores,
Y en perfumes se embalsaman. [205]
Tal era pura esta noche
Como aquélla en que sus alas
Los ángeles desplegaron
Sobre la primera llama
Que amor encendió en el mundo, [210]
Del Edén en la morada.
¡Una mujer! ¿Es acaso
Blanca silfa solitaria,
Que entre el rayo de la luna
Tal vez misteriosa vaga? [215]
Blanco es su vestido, ondea
Suelto el cabello a la espalda,
Hoja tras hoja las flores
Que lleva en su mano arranca.
Es su paso incierto y tardo, [220]
Inquietas son sus miradas,
Mágico ensueño parece
Que halaga engañosa el alma.
Ora, vedla, mira al cielo,
Ora suspira, y se pára; [225]
Una lágrima sus ojos
Brotan acaso y abrasa
Su mejilla; es una ola
Del mar que en fiera borrasca
El viento de las pasiones [230]
Ha alborotado en su alma.
Tal vez se sienta, tal vez
Azorada se levanta;
El jardín recorre ansiosa,
Tal vez a escuchar se pára. [235]
Es el susurro del viento,
Es el murmullo del agua,
No es su voz, no es el sonido
Melancólico del arpa.
Son ilusiones que fueron: [240]
Recuerdos ¡ay! que te engañan,
Sombras del bien que pasó. . . .
Ya te olvidó el que tú amas.
Esa noche y esa luna
Las mismas son que miraran [245]
Indiferentes tu dicha,
Cual ora ven tu desgracia.
¡Ah! llora, sí, ¡pobre Elvira!
¡Triste amante abandonada!
Esas hojas de esas flores [250]
Que distraída tú arrancas,
¿Sabes adónde, infeliz,
El viento las arrebata?
Donde fueron tus amores,
Tu ilusión y tu esperanza. [255]
Deshojadas y marchitas,
¡Pobres flores de tu alma!
Blanca nube de la aurora,
Teñida de ópalo y grana,
Naciente luz te colora, [260]
Refulgente precursora
De la cándida mañana.
Mas ¡ay! que se disipó
Tu pureza virginal,
Tu encanto el aire llevó [265]
Cual la ventura ideal
Que el amor te prometió.
Hojas del árbol caídas
Juguete del viento son;
Las ilusiones perdidas [270]
¡Ay! son hojas desprendidas
Del árbol del corazón!
¡El corazón sin amor!
Triste páramo cubierto
Con la lava del dolor, [275]
Oscuro, inmenso desierto
Donde no nace una flor!
Distante un bosque sombrío,
El sol cayendo en la mar,
En la playa un adüar, [280]
Y a lo lejos un navío,
Viento en popa navegar,
Óptico vidrio presenta
En fantástica ilusión,
Y al ojo encantado ostenta [285]
Gratas visiones que aumenta
Rica la imaginación.
Tú eres, mujer, un fanal
Trasparente de hermosura;
¡Ay de ti! si por tu mal [290]
Rompe el hombre en su locura
Tu misterioso cristal!
Mas ¡ay! dichosa tú, Elvira,
En tu misma desventura,
Que aun deleites te procura, [295]
Cuando tu pecho suspira,
Tu misteriosa locura:
Que es la razón un tormento,
Y vale más delirar
Sin juicio, que el sentimiento [300]
Cuerdamente analizar,
Fijo en él el pensamiento.
Vedla, allí va, que sueña en su locura
Presente el bien que para siempre huyó;
Dulces palabras con amor murmura, [305]
Piensa que escucha al pérfido que amó.
Vedla, postrada su piedad implora
Cual si presente le mirara allí;
Vedla, que sola se contempla y llora,
Miradla delirante sonreír. [310]
Y su frente en revuelto remolino
Ha enturbiado su loco pensamiento,
Como nublo que en negro torbellino
Encubre el cielo y amontona el viento;
Y vedla cuidadosa escoger flores, [315]
Y las lleva mezcladas en la falda,
Y, corona nupcial de sus amores,
Se entretiene en tejer una guirnalda.
Y en medio de su dulce desvarío
Triste recuerdo el alma le importuna, [320]
Y al margen va del argentado río,
Y allí las flores echa de una en una;
Y las sigue su vista en la corriente
Una tras otra rápidas pasar,
Y, confusos sus ojos y su mente, [325]
Se siente con sus lágrimas ahogar;
Y de amor canta, y en su tierna queja
Entona melancólica canción,
Canción que el alma desgarrada deja,
Lamento ¡ay! que llaga el corazón: [330]
«¿Qué me valen tu calma y tu terneza,
Tranquila noche, solitaria luna,
Si no calmáis del hado la crudeza,
Ni me dais esperanza de fortuna?
¿Qué me valen la gracia y la belleza, [335]
Y amar como jamás amó ninguna,
Si la pasión que el alma me devora,
La desconoce aquél que me enamora? »
Lágrimas interrumpen su lamento,
Inclina sobre el pecho su semblante, [340]
Y de ella en derredor susurra el viento
Sus últimas palabras, sollozante.
Murió de amor la desdichada Elvira,
Cándida rosa que agostó el dolor,
Süave aroma que el viajero aspira [345]
Y en sus alas el aura arrebató.
Vaso de bendición, ricos colores
Reflejó en su cristal la luz del día,
Mas la tierra empañó sus resplandores,
Y el hombre lo rompió con mano impía. [350]
Una ilusión acarició su mente,
Alma celeste para amar nacida,
Era el amor de su vivir la fuente,
Estaba junta a su ilusión su vida.
Amada del Señor, flor venturosa, [355]
Llena de amor murió y de juventud;
Despertó alegre una alborada hermosa,
Y a la tarde durmió en el ataúd.
Mas despertó también de su locura
Al término postrero de su vida, [360]
Y al abrirse a sus pies la sepultura,
Volvió a su mente la razón perdida.
¡La razón fría! ¡la verdad amarga!
¡El bien pasado y el dolor presente! . . .
¡Ella feliz! ¡que de tan dura carga [365]
Sintió el peso al morir únicamente!
Y conociendo ya su fin cercano,
Su mejilla una lágrima abrasó;
Y así al infiel, con temblorosa mano,
Moribunda su víctima escribió: [370]
«Voy a morir: perdona si mi acento
Vuela importuno a molestar tu oído;
Él es, Don Félix, el postrer lamento
De la mujer que tanto te ha querido.
La mano helada de la muerte siento. . . . [375]
Adiós: ni amor ni compasión te pido. . . .
Oye y perdona si al dejar el mundo,
Arranca un ¡ay! su angustia al moribundo.
«¡Ah! para siempre adiós. Por ti mi vida
Dichosa un tiempo resbalar sentí, [380]
Y la palabra de tu boca oída
Éxtasis celestial fué para mí.
Mi mente aun goza en la ilusión querida
Que para siempre ¡mísera! perdí. . . .
¡Ya todo huyó, despareció contigo! [385]
¡Dulces horas de amor, yo las bendigo!
«Yo las bendigo, sí, felices horas,
Presentes siempre en la memoria mía,
Imágenes de amor encantadoras
Que aun vienen a halagarme en mi agonía. [390]
Mas ¡ay! volad, huíd, engañadoras
Sombras, por siempre; mi postrero día
Ha llegado, perdón, perdón, ¡Dios mío!
Si aun gozo en recordar mi desvarío.
«Y tú, Don Félix, si te causa enojos [395]
Que te recuerde yo mi desventura,
Piensa están hartos de llorar mis ojos
Lágrimas silenciosas de amargura.
Y hoy, al tragar la tumba mis despojos,
Concede este consuelo a mi tristura: [400]
Estos renglones compasivo mira,
Y olvida luego para siempre a Elvira.
«Y jamás turbe mi infeliz memoria
Con amargos recuerdos tus placeres;
Goces te dé el vivir, triunfos la gloria, [405]
Dichas el mundo, amor otras mujeres;
Y si tal vez mi lamentable historia
A tu memoria con dolor trajeres,
Llórame, sí; pero palpite exento
Tu pecho de roedor remordimiento. [410]
«Adiós, por siempre, adiós: un breve instante
Siento de vida, y en mi pecho el fuego
Aun arde de mi amor; mi vista errante
Vaga desvanecida . . . ¡calma luego,
Oh muerte, mi inquietud! . . . ¡Sola . . . espirante! . . . [415]
Ámame; no, perdona; ¡inútil ruego!
Adiós, adiós, ¡tu corazón perdí
--¡Todo acabó en el mundo para mí! »
Así escribió su triste despedida
Momentos antes de morir, y al pecho [420]
Se estrechó de su madre dolorida,
Que en tanto inunda en lágrimas su lecho.
Y exhaló luego su postrer aliento,
Y a su madre sus brazos se apretaron
Con nervioso y convulso movimiento, [425]
Y sus labios un nombre murmuraron.
Y huyó su alma a la mansión dichosa
Do los ángeles moran. . . . Tristes flores
Brota la tierra en torno de su losa;
El céfiro lamenta sus amores. [430]
Sobre ella un sauce su ramaje inclina,
Sombra le presta en lánguido desmayo,
Y allá en la tarde, cuando el sol declina,
Baña su tumba en paz su último rayo. . . .
PARTE TERCERA
CUADRO DRAMÁTICO
SARGENTO
¿Tenéis más que parar?
FRANCO
Paro los ojos.
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
Los ojos, sí, los ojos: que descreo
Del que los hizo para tal empleo.
MORETO, "San Franco de Sena"
PERSONAS
D. FÉLIX DE MONTEMAR
D. DIEGO DE PASTRANA
SEIS JUGADORES
En derredor de una mesa [435]
Hasta seis hombres están,
Fija la vista en los naipes,
Mientras juegan al parar;
Y en sus semblantes se pintan
El despecho y el afán: [440]
Por perder desesperados,
Avarientos por ganar.
Reina profundo silencio,
Sin que lo rompa jamás
Otro ruido que el del oro, [445]
O una voz para jurar.
Pálida lámpara alumbra
Con trémula claridad
Negras de humo las paredes
De aquella estancia infernal. [450]
Y el misterioso bramido
Se escucha del huracán,
Que azota los vidrios frágiles
Con sus alas al pasar.
ESCENA I
JUGADOR PRIMERO
El caballo aun no ha salido. [455]
JUGADOR SEGUNDO
¿Qué carta vino?
JUGADOR PRIMERO
La sota.
JUGADOR SEGUNDO
Pues por poco se alborota.
JUGADOR PRIMERO
Un caudal llevo perdido.
¡Voto a Cristo!
JUGADOR SEGUNDO
No juréis,
Que aun no estáis en la agonía. [460]
JUGADOR PRIMERO
No hay suerte como la mía.
JUGADOR SEGUNDO
¿Y como cuánto perdéis?
JUGADOR PRIMERO
Mil escudos y el dinero
Que Don Félix me entregó.
JUGADOR SEGUNDO
¿Dónde anda?
JUGADOR PRIMERO
¡Qué sé yo! [465]
No tardará.
JUGADOR TERCERO
Envido.
JUGADOR PRIMERO
Quiero.
ESCENA II
Galán de talle gentil,
La mano izquierda apoyada
En el pomo de la espada,
Y el aspecto varonil, [470]
Alta el ala del sombrero
Porque descubra la frente,
Con airoso continente
Entró luego un caballero.
JUGADOR PRIMERO (_al que entra_)
Don Félix, a buena hora [475]
Habéis llegado.
D. FÉLIX
¿Perdisteis?
JUGADOR PRIMERO
El dinero que me disteis
Y esta bolsa pecadora.
JUGADOR SEGUNDO
Don Félix de Montemar
Debe perder. El amor [480]
Le negara su favor
Cuando le viera ganar.
D. FÉLIX (_con desdén_)
Necesito ahora dinero,
Y estoy hastiado de amores.
(_Al corro con altivez_)
Dos mil ducados, señores, [485]
Por esta cadena quiero.
(_Quítase una cadena que lleva al pecho_. )
JUGADOR TERCERO
Alta ponéis la tarifa.
D. FÉLIX (_con altivez_)
La pongo en lo que merece.
Si otra duda se os ofrece,
Decid. (_Al corro_) [490]
Se vende y se rifa.
JUGADOR CUARTO (_aparte_)
¿Y hay quien sufra tal afrenta?
D. FÉLIX
Entre cinco están hallados.
A cuatrocientos ducados
Os toca, según mi cuenta.
Al as de oros. Allá va. [495]
(_Va echando cartas que toman los jugadores en silencio_. )
Una, dos . . . (_Al perdidoso_)
Con vos no cuento.
JUGADOR PRIMERO
Por el motivo lo siento.
JUGADOR TERCERO
¡El as! ¡el as! aquí está.
JUGADOR PRIMERO
Ya ganó.
D. FÉLIX
Suerte tenéis.
A un solo golpe de dados [500]
Tiro los dos mil ducados.
JUGADOR TERCERO
¿En un golpe?
JUGADOR PRIMERO (_a Don Félix_)
Los perdéis.
D. FÉLIX
Perdida tengo yo el alma,
Y no me importa un ardite.
JUGADOR TERCERO
Tirad.
D. FÉLIX
Al primer envite. [505]
JUGADOR TERCERO
Tirad pronto.
D. FÉLIX
Tened calma:
Que os juego más todavía,
Y en cien onzas hago el trato,
Y os lleváis este retrato
Con marco de pedrería. [510]
JUGADOR TERCERO
¿En cien onzas?
D.
FÉLIX
¿Qué dudáis?
JUGADOR PRIMERO (_tomando el retrato_)
¡Hermosa mujer!
JUGADOR CUARTO
No es caro.
D. FÉLIX
¿Queréis pararlas?
JUGADOR TERCERO
Las paro.
Más ganaré.
D. FÉLIX
Si ganáis, (_Se registra todo_. )
No tengo otra joya aquí. [515]
JUGADOR PRIMERO (_mirando el retrato_)
Si esta imagen respirara. . . .
D. FÉLIX
A estar aquí, la jugara
A ella, al retrato y a mí.
JUGADOR TERCERO
Vengan los dados.
D. FÉLIX
Tirad.
JUGADOR SEGUNDO
Por Don Félix cien ducados. [520]
JUGADOR CUARTO
En contra van apostados.
JUGADOR QUINTO
Cincuenta más. Esperad,
No tiréis.
JUGADOR SEGUNDO
Van los cincuenta.
JUGADOR PRIMERO
Yo, sin blanca, a Dios le ruego
Por Don Félix.
JUGADOR QUINTO
Hecho el juego. [525]
JUGADOR TERCERO
¿Tiro?
D. FÉLIX
Tirad con sesenta
De a caballo.
_(Todos se agrupan con ansiedad al rededor de la mesa. El tercer
jugador tira los dados. )_
JUGADOR CUARTO
¿Qué ha salido?
JUGADOR SEGUNDO
¡Mil demonios, que a los dos
Nos lleven!
D. FÉLIX _(con calma al primero)_
¡Bien, vive Dios,
Vuestros ruegos me han valido! [530]
Encomendadme otra vez,
Don Juan, al diablo; no sea
Que si os oye Dios, me vea
Cautivo y esclavo en Fez.
JUGADOR TERCERO
Don Félix, habéis perdido [535]
Sólo el marco, no el retrato;
Que entrar la dama en el trato
Vuestra intención no habrá sido.
D. FÉLIX
¿Cuánto dierais por la dama?
JUGADOR TERCERO
Yo, la vida. [540]
D. FÉLIX
No la quiero.
Mirad si me dais dinero,
Y os la lleváis.
JUGADOR TERCERO
¡Buena fama
Lograréis entre las bellas,
Cuando descubran altivas
Que vos las hacéis cautivas [545]
Para en seguida vendellas!
D. FÉLIX
Eso a vos no importa nada.
¿Queréis la dama? Os la vendo.
JUGADOR TERCERO
Yo de pinturas no entiendo.
D. FÉLIX _(con cólera)_
Vos habláis con demasiada [550]
Altivez e irreverencia
De una mujer . . . ¡y si no. . . . !
JUGADOR TERCERO
De la pintura hablé yo.
TODOS
Vamos, paz; no haya pendencia.
D. FÉLIX _(sosegado)_
Sobre mi palabra os juego [555]
Mil escudos.
JUGADOR TERCERO
Van tirados.
D. FÉLIX
A otra suerte de esos dados;
Y el diablo les prenda fuego.
ESCENA III
Pálido el rostro, cejijunto el ceño,
Y torva la mirada, aunque afligida, [560]
Y en ella un firme y decidido empeño
De dar la muerte o de perder la vida,
Un hombre entró embozado hasta los ojos,
Sobre las juntas cejas el sombrero;
Víbrale al rostro el corazón enojos, [565]
El paso firme, el ánimo altanero.
Encubierta fatídica figura. --
Sed de sangre su espíritu secó,
Emponzoñó su alma la amargura,
La venganza irritó su corazón. [570]
Junto a Don Félix llega, y, desatento,
No habla a ninguno, ni aun la frente inclina;
Y en pie y delante de él y el ojo atento,
Con iracundo rostro le examina.
Miró también Don Félix al sombrío [575]
Huésped que en él los ojos enclavó,
Y con sarcasmo desdeñoso y frío,
Fijos en él los suyos, sonrïó.
D. FÉLIX
Buen hombre, ¿de qué tapiz
Se ha escapado--el que se tapa-- [580]
Que entre el sombrero y la capa
Se os ve apenas la nariz?
D. DIEGO
Bien, Don Félix, cuadra en vos
Esa insolencia importuna.
D. FÉLIX _(al tercer jugador sin hacer caso de Don Diego)_
Perdisteis. [585]
JUGADOR TERCERO
Sí. La fortuna
Se trocó; tiro y van dos. _(Vuelven a tirar. )_
D. FÉLIX
Gané otra vez. _(Al embozado)_
No he entendido
Qué dijisteis, ni hice aprecio
De si hablasteis blando o recio
Cuando me habéis respondido. [590]
D. DIEGO
A solas hablar querría.
D. FÉLIX
Podéis, si os place, empezar,
Que por vos no he de dejar
Tan honrosa compañía;
Y si Dios aquí os envía [595]
Para hacer mi conversión,
No despreciéis la ocasión
De convertir tanta gente,
Mientras que yo humildemente
Aguardo mi absolución. [600]
D. DIEGO _(desembozándose con ira)_
Don Félix, ¿no conocéis
A Don Diego de Pastrana?
D. FÉLIX
A vos no, mas sí a una hermana
Que imagino que tenéis.
D. DIEGO
¿Y no sabéis que murió? [605]
D. FÉLIX
Téngala Dios en su gloria.
D. DIEGO
Pienso que sabéis su historia,
Y quién fué quien la mató.
D. FÉLIX (_con sarcasmo_)
¡Quizá alguna calentura!
D. DIEGO
¡Mentís vos! [610]
D. FÉLIX
Calma, Don Diego,
Que si vos os morís luego,
Es tanta mi desventura
Que aun me lo habrán de achacar,
Y es en vano ese despecho.
Si se murió, a lo hecho, pecho. [615]
Ya no ha de resucitar.
D. DIEGO
Os estoy mirando y dudo
Si habré de manchar mi espada
Con esa sangre malvada,
O echaros al cuello un nudo [620]
Con mis manos, y con mengua,
En vez de desafïaros,
El corazón arrancaros
Y patearos la lengua;
Que un alma, una vida, es [625]
Satisfacción muy ligera,
Y os diera mil si pudiera
Y os las quitara después.
Jugo a mi labio han de dar
Abiertas todas tus venas, [630]
Que toda tu sangre apenas
Basta mi sed a calmar.
¡Villano!
(_Tira de la espada; todos los jugadores se interponen_. )
TODOS
Fuera de aquí
A armar quimera.
D. FÉLIX _(con calma levantándose)_
Tened,
Don Diego, la espada, y ved [635]
Que estoy yo muy sobre mí,
Y que me contengo mucho,
No sé por qué, pues tan frío
En mi colérico brío
Vuestras injurias escucho. [640]
D. DIEGO _(con furor reconcentrado y con la espada desnuda)_
Salid de aquí; que a fe mía,
Que estoy resuelto a mataros,
Y no alcanzara a libraros
La misma Virgen María.
Y es tan cierta mi intención, [645]
Tan resuelta está mi alma,
Que hasta mi cólera calma
Mi firme resolución.
Venid conmigo.
D. FÉLIX
Allá voy;
Pero si os mato, Don Diego, [650]
Que no me venga otro luego
A pedirme cuenta. Soy
Con vos al punto. Esperad
Cuente el dinero . . . _uno_ . . . _dos_. . . .
_(A Don Diego)_
Son mis ganancias; por vos [655]
Pierdo aquí una cantidad
Considerable de oro
Que iba a ganar . . . ¿y por qué?
_Diez_ . . . _quince_ . . . por no sé qué
Cuento de amor . . . ¡un tesoro [660]
Perdido! . . . voy al momento.
Es un puro disparate
Empeñarse en que yo os mate:
Lo digo como lo siento.
D. DIEGO
Remiso andáis y cobarde [665]
Y hablador en demasía.
D. FÉLIX
Don Diego, más sangre fría.
Para reñir nunca es tarde.
Y si aun fuera otro el asunto,
Yo os perdonara la prisa. [670]
Pidierais vos una misa
Por la difunta, y al punto. . . .
D. DIEGO
¡Mal caballero! . . .
D. FÉLIX
Don Diego,
Mi delito no es gran cosa.
Era vuestra hermana hermosa; [675]
La vi, me amó, creció el juego,
Se murió, no es culpa mía;
Y admiro vuestro candor,
Que no se mueren de amor
Las mujeres hoy en día. [680]
D. DIEGO
¿Estáis pronto?
D. FÉLIX
Están contados.
Vamos andando.
D. DIEGO _(con voz solemne)_
¿Os reís?
Pensad que a morir venís.
D. FÉLIX _(sale tras de él, embolsándose el dinero con indiferencia)_
Son mil trescientos ducados.
ESCENA IV
LOS JUGADORES
JUGADOR PRIMERO
Este Don Diego Pastrana [685]
Es un hombre decidido.
Desde Flandes ha venido
Sólo a vengar a su hermana.
JUGADOR SEGUNDO
¡Pues no ha hecho mal disparate!
Me da el corazón su muerte. [690]
JUGADOR TERCERO
¿Quién sabe? acaso la suerte. . . .
JUGADOR CUARTO
Me alegraré que lo mate.
PARTE CUARTA
Salió, en fin, de aquel estado, para caer en
el dolor más sombrío, en la más desalentada
desesperación y en la mayor amargura y
desconsuelo que pueden apoderarse de este pobre
corazón humano, que tan positivamente choca y
se quebranta con los males, como con vaguedad
aspira en algunos momentos, casi siempre sin
conseguirlo, a tocar los bienes ligeramente y
de pasada. --"La protección de un sastre,"
novela original por D. MIGUEL DE LOS SANTOS
ÁLVAREZ
SPIRITUS QUIDEM PROMPTUS EST; CARO VERO
INFIRMA. --S. MARCOS, "Evangelio"
Vedle, Don Félix es, espada en mano,
Sereno el rostro, firme el corazón;
También de Elvira el vengativo hermano [695]
Sin piedad a sus pies muerto cayó.
Y con tranquila audacia se adelanta
Por la calle fatal del Ataúd;
Y ni medrosa aparición le espanta,
Ni le turba la imagen de Jesús. [700]
La moribunda lámpara que ardía
Trémula lanza su postrer fulgor,
Y, en honda oscuridad, noche sombría
La misteriosa calle encapotó.
Mueve los pies el Montemar osado [705]
En las tinieblas con incierto giro,
Cuando, ya un trecho de la calle andado,
Súbito junto a él oye un suspiro.
Resbalar por su faz sintió el aliento,
Y a su pesar sus nervios se crisparon; [710]
Mas, pasado el primero movimiento,
A su primera rigidez tornaron.
«¿Quién va? » pregunta con la voz serena.
Que ni finge valor, ni muestra miedo,
El alma de invencible vigor llena, [715]
Fïado en su tajante de Toledo.
Palpa en torno de sí, y el impio jura,
Y a mover vuelve la atrevida planta,
Cuando hacia él fatídica figura
Envuelta en blancas ropas se adelanta. [720]
Flotante y vaga, las espesas nieblas
Ya disipa, y se anima, y va creciendo
Con apagada luz, ya en las tinieblas
Su argentino blancor va apareciendo.
Ya leve punto de luciente plata, [725]
Astro de clara lumbre sin mancilla,
El horizonte lóbrego dilata
Y allá en la sombra en lontananza brilla.
