de las
sangrientas
manos de tu enemigo
Saul: yo te constitui por duen?
Saul: yo te constitui por duen?
Lope de Vega - Works - Los Pastores de Belen
Tu palabra es la misma ver-
dad , comienza pues, Sen? or, y bendicela , para
que lo quede de tu santa mano por las eternida-
des
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? 54 Pastores de Belen.
des de los tiempos. Despues de lo qual turo Da-
vid tantas vi&orias de los Philisteos, de Moab, de
Adarecer, Rey de Saba? , cuyas armas de oro pu-
rissimo traxo a Jerusalen. De Syria y de otras
partes triumpho? David con tanto terror y espan-
to del Oriente, que en el valle de la Sal mato?
diez y ocho mil hombres, en Gebelen veinte y
tres mil, y en la batalla de Syria veinte y dos
mil. Puso guardas en Idumea, y reservo? le Dios
de todo peligro, reynando sobre Israel, y exer*
citando la justicia con equidad. Era Joab hijo de
Sarvia, Capitan General de sus exercitos: el Sa-
cerdocio tenian Sadoc y Achimelec, y otros no-
bles y sabios los dema? s oficios y dignidades. Go-
zaban los Hebreos en el Imperio de David una
Felicissima vida , siendo victoriosos y sen? ores
de aquellos que solian tenerlos opressos, y en su
tyranica servidumbre. Haviendo pues dado fin
a las guerras, dio? se el Rey santo a gozar la ad-
quirida paz tranquila y quietamente : y acor-
dandose de la estrecha y fiel amistad que havia
tenido con Jonatha? s, hijo de Saul, pregunto? si
havia alguno de sus descendientes , para hacerle
bien ? Hallo? se Miphiboseth su hijo, que al ama,
que le criaba, huyendo temerosa , se le havia cai-
do de los brazos, y quebrado las piernas. Hizole
el piadoso David conducir a si, y con grandes
caricias y favores le restituyo? sus possessiones
y hacienda, y dandole su casa y mesa, honro?
en ella la memoria de la amistad de su padre :
bien al contrario de las leyes del mundo, don-
de no hay cosa mas abatida, que los hijos de
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? Libro primero. 55
los que tuvieron gobiernos , y las reliquias de
los amigos muertos, sin pensar los que viven
con diferentes obligaciones, que han de volver a
verse en otra patria, donde les parece, que no
puede haver reprehension de la impiedad , ni
verguenza de la ingratitud. En el tiempo final-
mente, porque vengamos, pastores, al proposito de
los jardines y fuentes, que nos dieron el argu-
mento desta amorosa historia, aunque sangrienta
y tragica, que David peleaba contra los Amoni-
tas , por el afrenta que por malos consejos Ha-
non le hizo, sucedio? , que haviendo enviado a su
Capitan Joab al cerco de una ciudad, e? l se que-
do? pacifico en Jerusalen, ya depuestas las armas,
que tanto assombro havian dado al Asia, y con
que llegaron sus vanderas y pavellones a formar
selvas en las orillas del Euphrates. Fasseandose
pues un dia por un alto corredor de sus pala-
cios, vio? en una casa contrapuesta a sus valcones
una bellissima joven, que segura de no ser vista,
desnuda se lavaba en una fuente , que en me-
dio del jardin repartia con liberales manos agua
a las flores. Hermosa, confiada y desnuda estaba
ct> ella (si estas tres cosas se compadecen ) don-
de no faltara tanto la razon, quanto sobrara la
confianza. La hermosura aumentaba la seguridad,
y el sitio el estar desnuda; porque los crystales
del agua, la verdura de los arboles, y las colo-
res distintas de las flores le daban mas ornamen-
to que tuviera vestida en los estrados ricos de ta-
pizadas salas. Dejo? se vencer el Rey desta ocasion
tan fuerte, de esta primera vista con tal fuerza
de
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? 56 Pastores de Belen.
de sus deseos, que desfavorecida la razon, suje-
to? la mejor parte del alma al apetito, y pospues-
to todo respeto, quiso saber quien fuesse. Sa-
biendo , pues, que era Bethsabe? muger de un va-
liente soldado suyo , llamado Urias, que con el
Capitan Joab era ido a la guerra y cerco de
los Amonitas, la hizo traher a su palacio, donde
por algunos dias se olvido? de si mismo en sus
regalos, al fin de los quales la restituyo? a su ca-
sa, mas no a su honra. Conociendo en breve
Bethsabe? que estaba pren? ada, temio? perder la vi-
da ; porque havia una ley entre los Hebreos, que
la muger que era hallada en adulterio, muriesse
apedreada. Advirtiendo pues a David, e? l se
determino? a salvarla, escribiendo a Joab, Prin-
cipe de su milicia, que le enviasse a Urias. Obe-
decio? el General el mandamiento de su Rey, y
venido Urias a Jerusalen, hablo? le David en el
estado de la guerra, en el gobierno del exercito,
y en la fuerza de los enemigos, que tal vez la
cautela levanta a los consejos de los superiores
los engan? ados subditos. Mando? le despues de lar-
ga platica, que se fuesse a descansar a su casa,
y que el dia siguiente volviesse a su palacio, que
es la primera vez que el amor ha dado licencia a
sus zelos, para sufrir el agravio, por escusar a la
vida el mayor peligro. Queria el Rey que se atri-
buyesse la prenda al duen? o, y no al hurto, mas
no le salio? la traza al pensamiento; porque Urias
no quiso ir a su casa aquella noche : antes bien
con las otras guardas la passo? toda a la puerta
del palacio: lo qual sabido por David, el dia si-
guien-
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? Libro primero. 57
guiente le hizo llamar, y se le mostro? admirado
de que haviendo estado ausente tantos dias de su
esposa , aquella noche se pudiesse escilsar de haver-
la visto, y de alegrar su familia y casa con su pre-
sencia. A esto respondio? el soldado animoso : Que
jama? s se diria de su valor, que estando el arca del
Dios de Israel y de Judi, debajo del tabernaculo,
y Joab su sen? or con el exercito en la campan? a, e? l
fuesse a comer y dormir con su muger, y a descan-
sar en su casa. Busco? el Rey otro arbitrio, que co-
mo fluctuaba su honor, y la vida de Bethsabe? en
el mar del peligro, no sossegaba el ingenio de in-
ventarlos , y convidandole a cenar aquella noche,
penso? vencer con el vino su valerosa determina-
cion , como la mayor espuela que el apetito tiene.
Mas no por esso Urias dejo? de passar la noche
donde la havia tenido. Viendo pues el Rey, que
no podia salir con la empresa del intentado reme-
dio , escribio? a Joab, mandandole , que procuras-
se hacer de manera, que Urias fuesse muerto de sus
enemigos: y dandole la carta a e? l mismo, como
que fuessen nuevas ordenes y decretos para su Ge-
neral , le despacho? al exercito. Leida de Joab la
carta, sin entrar en acuerdo del fin para que havia
sido escrita ( tal fuerza tiene en los inferiores el
Real Imperio ) fingio? un d a querer dar assalto a
la ciudad cercada, y puesto Urias con otros solda-
dos a la puerta , los advirtio? , que a la primera vis-
ta de los enemigos voKiessen las espaldas, dejando-
le en med o de las contrarias armas, exhortando a
Urias, que anduviesse tan valerosamente, que no
faltasse a la esperanza que el Rey su sen? or havia
Tumo XVI, H con-
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? 58 Pastores de Belen.
concebido de su esfuerzo. Con esto movio el cam-
po, y los Amonitas que estaban prevenidos a la
defensa, quando vieron que se acercaban los ene-
migos a los muros , abiertas las puertas animosa-
mente, salieron a recibirlos. Los soldados de la es-
qviadra de Urias se pusieron en fuga, cumpliendo
el orden de su General, y el valiente caballero aun-
que los vio? retirarse , estimando mas morir con
honra, que volver las espaldas con verguenza, hi-
zo rostro al peligro, y peleando gallardo, murio?
dichoso , pues no supo su infamia; y si alguna,sien-
do inculpable, pudo alcanzarle de las locas leyes de
los hombres, como otros las lavan con la agena,
e? l con su misma sangre. La nueva de su muerte
llego? a Jerusalen , y Bethsabe? su muger la lloro? los
dias por la ley dispuestos : despues de los quales
David se caso? con ella, cosa que desagrado? a Dios
notablemente; pero antes que passe a su dolor y
arrepentimiento: oid un Epigrama que hizo Selva-
gio a las lagrimas de Bethsabe? y a la muette de
Urias:
Puso Joab al animoso Urias
en el peligro que su Rey le advierte,
y trocando la infamia con la muerte ,
dio? vida y fama a sus cenizas frias.
Su incasta ausente los legales dias
llora la sangre que su culpa vierte,
y al alma de su esposo ilustre y fuerte
ofrece ingrata lagrimas impias.
Sujeto esta? el honor a la desdicha,
i pero que? mayor bien del agraviado,
que
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? Libro primero. 59
que no le ser jama? s de nadie dicha.
Y pues temerla puede el mas honrado,
dichoso quien murio? con tanta dicha,
que nunca supo que era desdichado.
Todo hombre es sujeto a las passiones pro-
prias, mayormente a las concupiscibles que turban
de tal manera la claridad del entendimiento hu-
mano , que le dividen y apartan de la principal
senda a que la razon aspira,y le precipitan y lle-
van a los mayores desatinos, que de los libres pue-
den ser imaginados, y ellos despues conocen,
aunque tarde, y algunas veces sin fruto lloran j
sienten. Si lo que a los amantes engan? a, como
dixo el Philosopho, fuesse la hermosura del ros-
tro , todos amarian una cosa misma, assi que
el juicio de la hermosura se remite a los ojos.
Muchas havria visto el Rey, esta de todas cau-
tivo? su alma, engan? o? sus sentidos, y desfavorecio?
la razon , que para tantas cosas le sirvio? de es-
trella. Es amor un irracional excesso del deseo,
y no como Platon le difine, un deseo de la in-
mortalidad , que quando tan puramente se ama,
no da el espiritu parte de sus pensamientos al
cuerpo; antes bien desasido desta corteza barba-
ra , vuela por superiores ayres a la region mas
alta, a la mayor esphera, donde mas puro fue-
go le vivifica, y mas sabrosa llama le fomenta.
Contado havia Nemoroso el de David Santo, sa-
bio y circunspecto Principe, en que se nos da a
entender , que no fiemos, en tanto que vivimos,
deste enemigo, que oprime la libertad de la ra-
H % zon
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? 6o Pastores db Belen.
eon con tan irreparables fuerzas, quando los pas-
tores le rogaron , que prosiguiesse , y e? l dixo
assi. acortando la distancia del camino a la ima-
ginacion con la dulzura de la historia. Alegre y
descuidado gozaba el hijo de Isai la deseada be-
lleza de Bethsabe? su esposa , quando Nathan Pro-
pheta por divino aviso se le puso delante , y di-
xo desta suerte: Un caso, Rey de Israel, ha su-
cedido en una de tus ciudades, al qual sera? ne-
cessario que acudas con el consejo , de que ha
de proceder el remedio justo. Si mi autoridad , y
el lugar en que Dios me ha puesto , le respondio?
el divertido Principe , fuere de algun efe&o , no
dudes , o Nathan de la breve e importante ex-
pedicion que pide>> porque fuera de la obligacion
ea que pone a los Reyes el ceptro, intervenir su
persona an? ade fuerzas a la justicia. Nathan prosi-
guio? entonces : Dos hombres , invi? tissimo Da-
vid , vivian en un mismo pueblo, uno abundan-
te y rico de diversos ganados t y otro tan pobre*
que solo tenia una oveja, que havia con toda so-
licitud criado. Sucedio? pues , que en cierta oca-
sion vinieron a su casa algunos huespedes: el ri-
co tomo? la oveja al pobre, y haciendola matar,
sin passar el cuchillo por alguna de las muchas
que le sobraban, les hizo del agena liberal con-
vite, i Pregunto ahora , o Rey , lo que sientes
dcstecaso, como quien es tan justo, y de tan ra-
ro ingenio ? David movido a ira de la proposi-
cio? n del Propheta : Vive Dios, dixo, que mere-
ce la muerte esse tyrano de la hacienda agena,
y que por lo menos debe restituir al pobre el
. . . qua-
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? }
I
Libro primero. 6i
quatro tanto de la perdida prenda. Tu? eres, re-
plico? el Propheta, el agressor deste delito, y por
esso dice Dios : Yo te hice Rey de mi pueblo,
y te libre?
de las sangrientas manos de tu enemigo
Saul: yo te constitui por duen? o y sen? or de tu ca-
sa y mugeres: yo puse en tu poder a Israel y a
? Juda? , sin otros ? numerables beneficios y merce-
des. ? Porque? ', dime, has hecho matar a Urias, y
te has casado con Bethsabe? su esposa ? Pero yo ha-
re? en venganza de tu malicia, que salga de tu
casa propria tu ruina, y quitandote las mugeres
que tienes , aunque secretamente h? s ofendido,
en publico pondre? en execucion tu afrenta. Pene-
traron estas palabras el corazon de David , y do-
loroso todo y arrepentido dixo : Yo cofiesso que
ofendi al Sen? or, y que gravemente he pecado, y
que por ingrato a tantos bienes , soy digno del
futuro crstigo. A estas palabras, respondio? el Pro-
pheta : Que Dios transferia su pecado, y que no
moriria. Mas que por haver sido ocasion , que
sus enemigos blasphemassen el divino nombre, el
nin? o recien nacido de Be ti sabe moriria luego.
Dichas es'as palabras, enfermo? el nin? o , y dentro
de siete dias con gran dolor del padre perdio? la
vida. Pero no passaron muchos deste sucesso, que
Bethsabe? se ocupo? de un nuevo infante, que al
tiempo estatuido por la naturaleza, salio? a esta
luz Fue Salomon su nombre, que en nuestra
lengua quiere. decir pacifico, y sucedio? en el Rey-
no de su padre >> y fue tan sabio y tan rico, que
hasta nuestras edades , hablando solo de puros
hombres , ninguno le ha igualado , quanto mas
ven-
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? 62 Pastores de Beleh.
vencido. La penitencia de David, la contricion
y el arrepentimiento fueron tan grandes , como
se conoce de sus escritos, particularmente del
Psalmo 50. con que dare? fin a mi historia , en
el mas triste tono, que el mayor musico destos
valles pudo darle, y tal que creo, que si me ayu-
dara mi voz y la destreza del instrumento, cele-
brarades mi canto con piadosas lagrimas.
Misericordia de mi,
Sen? or, si a juzgarme vienes,
segun las muchas que tienes,
y resplandecen en ti:
confiesso que te ofendi,
y conozco mi maldad, ,*
mi pecado y mi crueldad
me esta? n siempre persiguiendo,
mas el alma esta? diciendo,
peque? a ti solo, piedad.
Aquel mal que yo guardaba
de los hombres , ? hai dolor!
hice en tus ojos, Sen? or,
que ya en menos estimaba:
con esto justificaba
tus palabras, pues lo son,
para que en toda ocasion
a los que te juzgan, venzas,
y sus mentiras convenzas,
dando a mis culpas perdon.
Mira que soy concebido
con la culpa original,
y del vientre maternal
en
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? ? Libro primero.
en sus pecados nacido:
pues de la verdad has sido
tan amigo , haga por mi
haver sabido de ti
aquellos secretos santos,
que siendo ocultos a tantos,
me los revelaste a mi.
Lavarme, Sen? or, podra? s
con el hysopo y la hierba
que con tu gracia reserva
de no ofenderte jama? s :
lavame, para que mas
limpio que la nieve quede,
que gozo,que tanto excede
a mi oido y a mis huessos,
humillados con succssos
tan tristes, alegrar puede .
Tu rostro aparta , Sen? or,
no de mi, de mis pecados,
que de tu libro borrados,
no castigara? s mi error:
cria , divino Hacedor,
corazon nuevo en mi pecho,
y un espiritu derecho
en mis entran? as infunde,
de quien al alma redunde
tan soberano provecho.
De tu cara no me arrojes,
ni tu Espiritu divino
me quites, ni del camino
de tu perdon me despojes:
vuelveme pues, no te enojes. ,
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? Pastores de Belen.
la celestial alegria
que en la esperanza tenia
de mi futura salud,
confirmando en la virtud
de tu amor el alma mia.
Ensen? are? desde aqui
tus caminos a los malos,
que sabiendo tus regalos,
se convertira? n a ti.
Con sangre y carne ofendi
la pureza de tu amor,
librame Dios y Sen? or,
y dara? sin esta mengua
a tu justicia mi lengua
eterna gloria y honor.
Abreme , Sen? or , la boca,
y los labios que cerro
mi pecado, porque yo
te alabe quanto me toca .
Bien se? que no te provoca
el holocausto, ni precias
las aras , que solo aprecias
un espiritu turbado,
que corazon humillado
nunca , S. . n? or , le desprecias.
Benignamente se aplique
tu amor a Sion tambien,
para que Jerusalen
cerca y muros edifique.
Y entonces te sacrifique
holocaustos verdaderos,
puros, limpios y sinceros
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? Libro primero. 65
con ofrendas y oblaciones
de contritos corazones,
y ponga en tu altar corderos.
.
Tu? has dado , dixo Aminadab a Nemoroso,
pastor discreto, el mas agradable fin a tu histo-
ria , que pudo desearse de nosotros, ni imaginar-
se de tu florido ingenio: la version es clara, fa-
cil , literal, y sin salir de los limites de su sen-
tencia , a circuios, ambages "y paraphrasis. Diga
Joran la suya, como esta? concertado , que voy te-
miendo , que el camino quiere dejarnos, porque
como el otro Griego, voy en mis oidos, de quien
nunca pense? que pudieran llevar un hombre tan
descansado. Es muy proprio , respondio Frondo-
so, de los sabios, favorecer los trabajos de los
ingenios agenos , porque como no tienen que
envidiar , no les duele el encarecer, que hay ca-
lidades de hombres que piensan , que el bien que
de los otros dicen, descuentan de sus meritos. Yo
conozco algunos pastores , dixo Palmyra , que to-
da la vida gastan en desagradarse, teniendo por
mas gloria ser tenidos en algo del ignorante
vulgo, que los amigos , que del hablar candida-
mente pudieran resultarles. ? O que? gracia es, dixo
Pyreno, ver esse linage de impecables , adqui-
riendo fama con la fingida ciencia , y fundando
la suya en despreciar a todos ! y mas quando les
sucede que den a luz acaso alguna trabajada ma-
china de sus preceptos, con desengan? o publico de
la expectacion sobervia, que dellos se concibe.
Decia bien un sabio , dixo Aminadab entonces,
Tomo XV 1, I que
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? 66 Pastores de Belen.
que los escritos eran los espejos de los ingenios,
y que quien no havia dado a luz sus obras, no
havia visto la cara de su entendimiento. De essa
manera podemos decir, replico? Joran, que no
tienen espejo los que no han escrito, y no se? yo
que haya cosa en que tan bien se vean, aunque
todos saben la causa: porque una persona no se
puede acordar de su rostro, por muy aprisa que
en el crystal se mire. Debe de ser, dixo Pyreno,
el mismo juicio que puede hacer el que canta , de
su voz misma. Aun es esso diferente, respondio?
Joran , si bien muchos que cantan, se enfadarian
de si mismos, si se oyesen. Dejaos destas cosas,
dixo Tebandra, que si os meteis en philosophias,
mas para escuelas de sabios, que para campos de
pastores rusticos : primeto llegaremos a las caba-
nas , que a sus terminos la porfi? a, y la verdad
al entendimiento. Fueron deste parecer todos, y
rogado Joran, dio? principio a su historia con es-
te prologo.
Ninguna, o sabios pastores, pudiera yo con-
taros , como la que Nemoroso me ha puesto en
las manos, como dandome el hilo, para que
atando en e? l mi principio, prosiga la misma tela,
aunque con tan diferente estilo. No tardo? mucho
tiempo la venganza de la muerte de el inocente
Urias , amenazada de Nathan sobre David , pues
poco despues Amnon su primogenito , se ena-
moro? tiernamente de una hermana suya , lla-
mada Thamar , la mas hermosa doncella que
havia en Jerusalen. Esta juntamente con Absa-
lon su hermano nacio? a David de una h ja del
Rey
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? Libro primero. '67
Rey de Jesur, que Amnon era de otra madre;
porque el Rey tenia diversas mugeres , conforme
la costumbre de aquellos tiempos. Enamorado pues
Amnon desta hermana suya , y no sabiendo re-
medio humano para poder conquistarla , dejose
llevar tanto de su imaginacion, que no pudiendo
sufrir el alma tan continuadas vigilias, enfermo?
el cuerpo. Tenia Amnon un amigo llamado Jo-
nadab, hijo de Samaa? , hermano de David, hom-
bre prudente y cuerdo, y de quien el afligido
mancebo fiaba las mas intimas cosas de su pecho.
Amabale amado, porque la semejanza de los es-
tudios y costumbres es siempre conciliadora de
las voluntades. Viendole pues Jonadab enfermo,
sin calentura, sin dolor exterior, y sin causa que
se pudicsse atribuir a destemplanza de nuestros
elementos, y como quien mira su amigo (como
en espejo vivo, algo mira de si mismo, razon
porque los ausentes esta? n presentes, los necesita-
dos abundantes, y los enfermos sanos , y como
dixo un sabio, hasta los muertos viven) lastima-
do le dixo: Si el vinculo de la amistad no es in-
ferior a las fuerzas de la sangre , bien pienso,
Amnon querido, que te sera? facil creer el sen ?
timiento que tengo de tu pena. Quando todas las
cosas suceden favorables, ociosa es la amistad;
pero si las adversas la prueban, ? por que? dudas
hacerla de la mia ? Entre desiguales, el amor es
lisonja, sujecion en los humildes , y imperio en
los eminentes, mas en calidades conformes no
hay mas de un alma , satisfaccion pues debes a la
media parte que me dejas deste dolor que tie-
12 nes,
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? ? 8 Pastores de Belen.
nes, o confessara? s por lo menos, que alla? la tie-
nes toda , pues sientes lo que no quieres que yo
sienta, sino es sintiendo, que no me comunicas
lo que sientes. Si naturalmente la melancolica
sangre te ha vencido , resiste con remedios , y no
te des a memorias, aunque la phantasia tenga tal
proporcion con ellas, de que todos los melancoli-
cos abundan, y por esso son mas prudentes , que
sutiles y ingeniosos en sus operaciones. Vamos
donde te alegres, que las tristezas sin causa di-
vertidas se desvanecen. Mas no querria que la tu-
ya fuesse la de aquel Principe, a quien dio? Se-
leuco su hermosa madrastra, pues de haver si-
do yo tu Erisistrato, no me podra? resultar la glo-
ria del remedio , sino del conocimiento solo de
la enfermedad que niegas. ? Hai, dixo Amnon,
caro amigo Jonadab ! ? co? mo sera? possible que te
niegue lo que tan facilmente has conocido, y lo
que tan seguro puedo fiarte? No es natural en-
fermedad mi tristeza, ni podian ser remedios efi-
caces contra su causa sus vanamente solicitadas
alegrias. A mi mal llamaron Erotes los antiguos
Philosophos, y aunque para revocar mi alma de
este tormento le dieron por remedio los ban? os,
los espectaculos y los alegres juegos, no tengo
por possible, que hagan efe&o en mi amor las
experiencias de los otros. Yo he dejado las tra-
zas y los humanos intentos, por no infamar, co-
mo dicen , los remedios, que han sido podero-
sos para tantos. No amo a mi madrastra, como
el hijo de Seleuco; amo a mi hermana Thamar,
unico impossible de mis deseos, y unica hermo-
su-
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dad , comienza pues, Sen? or, y bendicela , para
que lo quede de tu santa mano por las eternida-
des
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? 54 Pastores de Belen.
des de los tiempos. Despues de lo qual turo Da-
vid tantas vi&orias de los Philisteos, de Moab, de
Adarecer, Rey de Saba? , cuyas armas de oro pu-
rissimo traxo a Jerusalen. De Syria y de otras
partes triumpho? David con tanto terror y espan-
to del Oriente, que en el valle de la Sal mato?
diez y ocho mil hombres, en Gebelen veinte y
tres mil, y en la batalla de Syria veinte y dos
mil. Puso guardas en Idumea, y reservo? le Dios
de todo peligro, reynando sobre Israel, y exer*
citando la justicia con equidad. Era Joab hijo de
Sarvia, Capitan General de sus exercitos: el Sa-
cerdocio tenian Sadoc y Achimelec, y otros no-
bles y sabios los dema? s oficios y dignidades. Go-
zaban los Hebreos en el Imperio de David una
Felicissima vida , siendo victoriosos y sen? ores
de aquellos que solian tenerlos opressos, y en su
tyranica servidumbre. Haviendo pues dado fin
a las guerras, dio? se el Rey santo a gozar la ad-
quirida paz tranquila y quietamente : y acor-
dandose de la estrecha y fiel amistad que havia
tenido con Jonatha? s, hijo de Saul, pregunto? si
havia alguno de sus descendientes , para hacerle
bien ? Hallo? se Miphiboseth su hijo, que al ama,
que le criaba, huyendo temerosa , se le havia cai-
do de los brazos, y quebrado las piernas. Hizole
el piadoso David conducir a si, y con grandes
caricias y favores le restituyo? sus possessiones
y hacienda, y dandole su casa y mesa, honro?
en ella la memoria de la amistad de su padre :
bien al contrario de las leyes del mundo, don-
de no hay cosa mas abatida, que los hijos de
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? Libro primero. 55
los que tuvieron gobiernos , y las reliquias de
los amigos muertos, sin pensar los que viven
con diferentes obligaciones, que han de volver a
verse en otra patria, donde les parece, que no
puede haver reprehension de la impiedad , ni
verguenza de la ingratitud. En el tiempo final-
mente, porque vengamos, pastores, al proposito de
los jardines y fuentes, que nos dieron el argu-
mento desta amorosa historia, aunque sangrienta
y tragica, que David peleaba contra los Amoni-
tas , por el afrenta que por malos consejos Ha-
non le hizo, sucedio? , que haviendo enviado a su
Capitan Joab al cerco de una ciudad, e? l se que-
do? pacifico en Jerusalen, ya depuestas las armas,
que tanto assombro havian dado al Asia, y con
que llegaron sus vanderas y pavellones a formar
selvas en las orillas del Euphrates. Fasseandose
pues un dia por un alto corredor de sus pala-
cios, vio? en una casa contrapuesta a sus valcones
una bellissima joven, que segura de no ser vista,
desnuda se lavaba en una fuente , que en me-
dio del jardin repartia con liberales manos agua
a las flores. Hermosa, confiada y desnuda estaba
ct> ella (si estas tres cosas se compadecen ) don-
de no faltara tanto la razon, quanto sobrara la
confianza. La hermosura aumentaba la seguridad,
y el sitio el estar desnuda; porque los crystales
del agua, la verdura de los arboles, y las colo-
res distintas de las flores le daban mas ornamen-
to que tuviera vestida en los estrados ricos de ta-
pizadas salas. Dejo? se vencer el Rey desta ocasion
tan fuerte, de esta primera vista con tal fuerza
de
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? 56 Pastores de Belen.
de sus deseos, que desfavorecida la razon, suje-
to? la mejor parte del alma al apetito, y pospues-
to todo respeto, quiso saber quien fuesse. Sa-
biendo , pues, que era Bethsabe? muger de un va-
liente soldado suyo , llamado Urias, que con el
Capitan Joab era ido a la guerra y cerco de
los Amonitas, la hizo traher a su palacio, donde
por algunos dias se olvido? de si mismo en sus
regalos, al fin de los quales la restituyo? a su ca-
sa, mas no a su honra. Conociendo en breve
Bethsabe? que estaba pren? ada, temio? perder la vi-
da ; porque havia una ley entre los Hebreos, que
la muger que era hallada en adulterio, muriesse
apedreada. Advirtiendo pues a David, e? l se
determino? a salvarla, escribiendo a Joab, Prin-
cipe de su milicia, que le enviasse a Urias. Obe-
decio? el General el mandamiento de su Rey, y
venido Urias a Jerusalen, hablo? le David en el
estado de la guerra, en el gobierno del exercito,
y en la fuerza de los enemigos, que tal vez la
cautela levanta a los consejos de los superiores
los engan? ados subditos. Mando? le despues de lar-
ga platica, que se fuesse a descansar a su casa,
y que el dia siguiente volviesse a su palacio, que
es la primera vez que el amor ha dado licencia a
sus zelos, para sufrir el agravio, por escusar a la
vida el mayor peligro. Queria el Rey que se atri-
buyesse la prenda al duen? o, y no al hurto, mas
no le salio? la traza al pensamiento; porque Urias
no quiso ir a su casa aquella noche : antes bien
con las otras guardas la passo? toda a la puerta
del palacio: lo qual sabido por David, el dia si-
guien-
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? Libro primero. 57
guiente le hizo llamar, y se le mostro? admirado
de que haviendo estado ausente tantos dias de su
esposa , aquella noche se pudiesse escilsar de haver-
la visto, y de alegrar su familia y casa con su pre-
sencia. A esto respondio? el soldado animoso : Que
jama? s se diria de su valor, que estando el arca del
Dios de Israel y de Judi, debajo del tabernaculo,
y Joab su sen? or con el exercito en la campan? a, e? l
fuesse a comer y dormir con su muger, y a descan-
sar en su casa. Busco? el Rey otro arbitrio, que co-
mo fluctuaba su honor, y la vida de Bethsabe? en
el mar del peligro, no sossegaba el ingenio de in-
ventarlos , y convidandole a cenar aquella noche,
penso? vencer con el vino su valerosa determina-
cion , como la mayor espuela que el apetito tiene.
Mas no por esso Urias dejo? de passar la noche
donde la havia tenido. Viendo pues el Rey, que
no podia salir con la empresa del intentado reme-
dio , escribio? a Joab, mandandole , que procuras-
se hacer de manera, que Urias fuesse muerto de sus
enemigos: y dandole la carta a e? l mismo, como
que fuessen nuevas ordenes y decretos para su Ge-
neral , le despacho? al exercito. Leida de Joab la
carta, sin entrar en acuerdo del fin para que havia
sido escrita ( tal fuerza tiene en los inferiores el
Real Imperio ) fingio? un d a querer dar assalto a
la ciudad cercada, y puesto Urias con otros solda-
dos a la puerta , los advirtio? , que a la primera vis-
ta de los enemigos voKiessen las espaldas, dejando-
le en med o de las contrarias armas, exhortando a
Urias, que anduviesse tan valerosamente, que no
faltasse a la esperanza que el Rey su sen? or havia
Tumo XVI, H con-
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? 58 Pastores de Belen.
concebido de su esfuerzo. Con esto movio el cam-
po, y los Amonitas que estaban prevenidos a la
defensa, quando vieron que se acercaban los ene-
migos a los muros , abiertas las puertas animosa-
mente, salieron a recibirlos. Los soldados de la es-
qviadra de Urias se pusieron en fuga, cumpliendo
el orden de su General, y el valiente caballero aun-
que los vio? retirarse , estimando mas morir con
honra, que volver las espaldas con verguenza, hi-
zo rostro al peligro, y peleando gallardo, murio?
dichoso , pues no supo su infamia; y si alguna,sien-
do inculpable, pudo alcanzarle de las locas leyes de
los hombres, como otros las lavan con la agena,
e? l con su misma sangre. La nueva de su muerte
llego? a Jerusalen , y Bethsabe? su muger la lloro? los
dias por la ley dispuestos : despues de los quales
David se caso? con ella, cosa que desagrado? a Dios
notablemente; pero antes que passe a su dolor y
arrepentimiento: oid un Epigrama que hizo Selva-
gio a las lagrimas de Bethsabe? y a la muette de
Urias:
Puso Joab al animoso Urias
en el peligro que su Rey le advierte,
y trocando la infamia con la muerte ,
dio? vida y fama a sus cenizas frias.
Su incasta ausente los legales dias
llora la sangre que su culpa vierte,
y al alma de su esposo ilustre y fuerte
ofrece ingrata lagrimas impias.
Sujeto esta? el honor a la desdicha,
i pero que? mayor bien del agraviado,
que
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? Libro primero. 59
que no le ser jama? s de nadie dicha.
Y pues temerla puede el mas honrado,
dichoso quien murio? con tanta dicha,
que nunca supo que era desdichado.
Todo hombre es sujeto a las passiones pro-
prias, mayormente a las concupiscibles que turban
de tal manera la claridad del entendimiento hu-
mano , que le dividen y apartan de la principal
senda a que la razon aspira,y le precipitan y lle-
van a los mayores desatinos, que de los libres pue-
den ser imaginados, y ellos despues conocen,
aunque tarde, y algunas veces sin fruto lloran j
sienten. Si lo que a los amantes engan? a, como
dixo el Philosopho, fuesse la hermosura del ros-
tro , todos amarian una cosa misma, assi que
el juicio de la hermosura se remite a los ojos.
Muchas havria visto el Rey, esta de todas cau-
tivo? su alma, engan? o? sus sentidos, y desfavorecio?
la razon , que para tantas cosas le sirvio? de es-
trella. Es amor un irracional excesso del deseo,
y no como Platon le difine, un deseo de la in-
mortalidad , que quando tan puramente se ama,
no da el espiritu parte de sus pensamientos al
cuerpo; antes bien desasido desta corteza barba-
ra , vuela por superiores ayres a la region mas
alta, a la mayor esphera, donde mas puro fue-
go le vivifica, y mas sabrosa llama le fomenta.
Contado havia Nemoroso el de David Santo, sa-
bio y circunspecto Principe, en que se nos da a
entender , que no fiemos, en tanto que vivimos,
deste enemigo, que oprime la libertad de la ra-
H % zon
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? 6o Pastores db Belen.
eon con tan irreparables fuerzas, quando los pas-
tores le rogaron , que prosiguiesse , y e? l dixo
assi. acortando la distancia del camino a la ima-
ginacion con la dulzura de la historia. Alegre y
descuidado gozaba el hijo de Isai la deseada be-
lleza de Bethsabe? su esposa , quando Nathan Pro-
pheta por divino aviso se le puso delante , y di-
xo desta suerte: Un caso, Rey de Israel, ha su-
cedido en una de tus ciudades, al qual sera? ne-
cessario que acudas con el consejo , de que ha
de proceder el remedio justo. Si mi autoridad , y
el lugar en que Dios me ha puesto , le respondio?
el divertido Principe , fuere de algun efe&o , no
dudes , o Nathan de la breve e importante ex-
pedicion que pide>> porque fuera de la obligacion
ea que pone a los Reyes el ceptro, intervenir su
persona an? ade fuerzas a la justicia. Nathan prosi-
guio? entonces : Dos hombres , invi? tissimo Da-
vid , vivian en un mismo pueblo, uno abundan-
te y rico de diversos ganados t y otro tan pobre*
que solo tenia una oveja, que havia con toda so-
licitud criado. Sucedio? pues , que en cierta oca-
sion vinieron a su casa algunos huespedes: el ri-
co tomo? la oveja al pobre, y haciendola matar,
sin passar el cuchillo por alguna de las muchas
que le sobraban, les hizo del agena liberal con-
vite, i Pregunto ahora , o Rey , lo que sientes
dcstecaso, como quien es tan justo, y de tan ra-
ro ingenio ? David movido a ira de la proposi-
cio? n del Propheta : Vive Dios, dixo, que mere-
ce la muerte esse tyrano de la hacienda agena,
y que por lo menos debe restituir al pobre el
. . . qua-
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? }
I
Libro primero. 6i
quatro tanto de la perdida prenda. Tu? eres, re-
plico? el Propheta, el agressor deste delito, y por
esso dice Dios : Yo te hice Rey de mi pueblo,
y te libre?
de las sangrientas manos de tu enemigo
Saul: yo te constitui por duen? o y sen? or de tu ca-
sa y mugeres: yo puse en tu poder a Israel y a
? Juda? , sin otros ? numerables beneficios y merce-
des. ? Porque? ', dime, has hecho matar a Urias, y
te has casado con Bethsabe? su esposa ? Pero yo ha-
re? en venganza de tu malicia, que salga de tu
casa propria tu ruina, y quitandote las mugeres
que tienes , aunque secretamente h? s ofendido,
en publico pondre? en execucion tu afrenta. Pene-
traron estas palabras el corazon de David , y do-
loroso todo y arrepentido dixo : Yo cofiesso que
ofendi al Sen? or, y que gravemente he pecado, y
que por ingrato a tantos bienes , soy digno del
futuro crstigo. A estas palabras, respondio? el Pro-
pheta : Que Dios transferia su pecado, y que no
moriria. Mas que por haver sido ocasion , que
sus enemigos blasphemassen el divino nombre, el
nin? o recien nacido de Be ti sabe moriria luego.
Dichas es'as palabras, enfermo? el nin? o , y dentro
de siete dias con gran dolor del padre perdio? la
vida. Pero no passaron muchos deste sucesso, que
Bethsabe? se ocupo? de un nuevo infante, que al
tiempo estatuido por la naturaleza, salio? a esta
luz Fue Salomon su nombre, que en nuestra
lengua quiere. decir pacifico, y sucedio? en el Rey-
no de su padre >> y fue tan sabio y tan rico, que
hasta nuestras edades , hablando solo de puros
hombres , ninguno le ha igualado , quanto mas
ven-
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? 62 Pastores de Beleh.
vencido. La penitencia de David, la contricion
y el arrepentimiento fueron tan grandes , como
se conoce de sus escritos, particularmente del
Psalmo 50. con que dare? fin a mi historia , en
el mas triste tono, que el mayor musico destos
valles pudo darle, y tal que creo, que si me ayu-
dara mi voz y la destreza del instrumento, cele-
brarades mi canto con piadosas lagrimas.
Misericordia de mi,
Sen? or, si a juzgarme vienes,
segun las muchas que tienes,
y resplandecen en ti:
confiesso que te ofendi,
y conozco mi maldad, ,*
mi pecado y mi crueldad
me esta? n siempre persiguiendo,
mas el alma esta? diciendo,
peque? a ti solo, piedad.
Aquel mal que yo guardaba
de los hombres , ? hai dolor!
hice en tus ojos, Sen? or,
que ya en menos estimaba:
con esto justificaba
tus palabras, pues lo son,
para que en toda ocasion
a los que te juzgan, venzas,
y sus mentiras convenzas,
dando a mis culpas perdon.
Mira que soy concebido
con la culpa original,
y del vientre maternal
en
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? ? Libro primero.
en sus pecados nacido:
pues de la verdad has sido
tan amigo , haga por mi
haver sabido de ti
aquellos secretos santos,
que siendo ocultos a tantos,
me los revelaste a mi.
Lavarme, Sen? or, podra? s
con el hysopo y la hierba
que con tu gracia reserva
de no ofenderte jama? s :
lavame, para que mas
limpio que la nieve quede,
que gozo,que tanto excede
a mi oido y a mis huessos,
humillados con succssos
tan tristes, alegrar puede .
Tu rostro aparta , Sen? or,
no de mi, de mis pecados,
que de tu libro borrados,
no castigara? s mi error:
cria , divino Hacedor,
corazon nuevo en mi pecho,
y un espiritu derecho
en mis entran? as infunde,
de quien al alma redunde
tan soberano provecho.
De tu cara no me arrojes,
ni tu Espiritu divino
me quites, ni del camino
de tu perdon me despojes:
vuelveme pues, no te enojes. ,
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? Pastores de Belen.
la celestial alegria
que en la esperanza tenia
de mi futura salud,
confirmando en la virtud
de tu amor el alma mia.
Ensen? are? desde aqui
tus caminos a los malos,
que sabiendo tus regalos,
se convertira? n a ti.
Con sangre y carne ofendi
la pureza de tu amor,
librame Dios y Sen? or,
y dara? sin esta mengua
a tu justicia mi lengua
eterna gloria y honor.
Abreme , Sen? or , la boca,
y los labios que cerro
mi pecado, porque yo
te alabe quanto me toca .
Bien se? que no te provoca
el holocausto, ni precias
las aras , que solo aprecias
un espiritu turbado,
que corazon humillado
nunca , S. . n? or , le desprecias.
Benignamente se aplique
tu amor a Sion tambien,
para que Jerusalen
cerca y muros edifique.
Y entonces te sacrifique
holocaustos verdaderos,
puros, limpios y sinceros
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? Libro primero. 65
con ofrendas y oblaciones
de contritos corazones,
y ponga en tu altar corderos.
.
Tu? has dado , dixo Aminadab a Nemoroso,
pastor discreto, el mas agradable fin a tu histo-
ria , que pudo desearse de nosotros, ni imaginar-
se de tu florido ingenio: la version es clara, fa-
cil , literal, y sin salir de los limites de su sen-
tencia , a circuios, ambages "y paraphrasis. Diga
Joran la suya, como esta? concertado , que voy te-
miendo , que el camino quiere dejarnos, porque
como el otro Griego, voy en mis oidos, de quien
nunca pense? que pudieran llevar un hombre tan
descansado. Es muy proprio , respondio Frondo-
so, de los sabios, favorecer los trabajos de los
ingenios agenos , porque como no tienen que
envidiar , no les duele el encarecer, que hay ca-
lidades de hombres que piensan , que el bien que
de los otros dicen, descuentan de sus meritos. Yo
conozco algunos pastores , dixo Palmyra , que to-
da la vida gastan en desagradarse, teniendo por
mas gloria ser tenidos en algo del ignorante
vulgo, que los amigos , que del hablar candida-
mente pudieran resultarles. ? O que? gracia es, dixo
Pyreno, ver esse linage de impecables , adqui-
riendo fama con la fingida ciencia , y fundando
la suya en despreciar a todos ! y mas quando les
sucede que den a luz acaso alguna trabajada ma-
china de sus preceptos, con desengan? o publico de
la expectacion sobervia, que dellos se concibe.
Decia bien un sabio , dixo Aminadab entonces,
Tomo XV 1, I que
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? 66 Pastores de Belen.
que los escritos eran los espejos de los ingenios,
y que quien no havia dado a luz sus obras, no
havia visto la cara de su entendimiento. De essa
manera podemos decir, replico? Joran, que no
tienen espejo los que no han escrito, y no se? yo
que haya cosa en que tan bien se vean, aunque
todos saben la causa: porque una persona no se
puede acordar de su rostro, por muy aprisa que
en el crystal se mire. Debe de ser, dixo Pyreno,
el mismo juicio que puede hacer el que canta , de
su voz misma. Aun es esso diferente, respondio?
Joran , si bien muchos que cantan, se enfadarian
de si mismos, si se oyesen. Dejaos destas cosas,
dixo Tebandra, que si os meteis en philosophias,
mas para escuelas de sabios, que para campos de
pastores rusticos : primeto llegaremos a las caba-
nas , que a sus terminos la porfi? a, y la verdad
al entendimiento. Fueron deste parecer todos, y
rogado Joran, dio? principio a su historia con es-
te prologo.
Ninguna, o sabios pastores, pudiera yo con-
taros , como la que Nemoroso me ha puesto en
las manos, como dandome el hilo, para que
atando en e? l mi principio, prosiga la misma tela,
aunque con tan diferente estilo. No tardo? mucho
tiempo la venganza de la muerte de el inocente
Urias , amenazada de Nathan sobre David , pues
poco despues Amnon su primogenito , se ena-
moro? tiernamente de una hermana suya , lla-
mada Thamar , la mas hermosa doncella que
havia en Jerusalen. Esta juntamente con Absa-
lon su hermano nacio? a David de una h ja del
Rey
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? Libro primero. '67
Rey de Jesur, que Amnon era de otra madre;
porque el Rey tenia diversas mugeres , conforme
la costumbre de aquellos tiempos. Enamorado pues
Amnon desta hermana suya , y no sabiendo re-
medio humano para poder conquistarla , dejose
llevar tanto de su imaginacion, que no pudiendo
sufrir el alma tan continuadas vigilias, enfermo?
el cuerpo. Tenia Amnon un amigo llamado Jo-
nadab, hijo de Samaa? , hermano de David, hom-
bre prudente y cuerdo, y de quien el afligido
mancebo fiaba las mas intimas cosas de su pecho.
Amabale amado, porque la semejanza de los es-
tudios y costumbres es siempre conciliadora de
las voluntades. Viendole pues Jonadab enfermo,
sin calentura, sin dolor exterior, y sin causa que
se pudicsse atribuir a destemplanza de nuestros
elementos, y como quien mira su amigo (como
en espejo vivo, algo mira de si mismo, razon
porque los ausentes esta? n presentes, los necesita-
dos abundantes, y los enfermos sanos , y como
dixo un sabio, hasta los muertos viven) lastima-
do le dixo: Si el vinculo de la amistad no es in-
ferior a las fuerzas de la sangre , bien pienso,
Amnon querido, que te sera? facil creer el sen ?
timiento que tengo de tu pena. Quando todas las
cosas suceden favorables, ociosa es la amistad;
pero si las adversas la prueban, ? por que? dudas
hacerla de la mia ? Entre desiguales, el amor es
lisonja, sujecion en los humildes , y imperio en
los eminentes, mas en calidades conformes no
hay mas de un alma , satisfaccion pues debes a la
media parte que me dejas deste dolor que tie-
12 nes,
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? ? 8 Pastores de Belen.
nes, o confessara? s por lo menos, que alla? la tie-
nes toda , pues sientes lo que no quieres que yo
sienta, sino es sintiendo, que no me comunicas
lo que sientes. Si naturalmente la melancolica
sangre te ha vencido , resiste con remedios , y no
te des a memorias, aunque la phantasia tenga tal
proporcion con ellas, de que todos los melancoli-
cos abundan, y por esso son mas prudentes , que
sutiles y ingeniosos en sus operaciones. Vamos
donde te alegres, que las tristezas sin causa di-
vertidas se desvanecen. Mas no querria que la tu-
ya fuesse la de aquel Principe, a quien dio? Se-
leuco su hermosa madrastra, pues de haver si-
do yo tu Erisistrato, no me podra? resultar la glo-
ria del remedio , sino del conocimiento solo de
la enfermedad que niegas. ? Hai, dixo Amnon,
caro amigo Jonadab ! ? co? mo sera? possible que te
niegue lo que tan facilmente has conocido, y lo
que tan seguro puedo fiarte? No es natural en-
fermedad mi tristeza, ni podian ser remedios efi-
caces contra su causa sus vanamente solicitadas
alegrias. A mi mal llamaron Erotes los antiguos
Philosophos, y aunque para revocar mi alma de
este tormento le dieron por remedio los ban? os,
los espectaculos y los alegres juegos, no tengo
por possible, que hagan efe&o en mi amor las
experiencias de los otros. Yo he dejado las tra-
zas y los humanos intentos, por no infamar, co-
mo dicen , los remedios, que han sido podero-
sos para tantos. No amo a mi madrastra, como
el hijo de Seleuco; amo a mi hermana Thamar,
unico impossible de mis deseos, y unica hermo-
su-
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