o,
prophetiza
la venida destos Reyes , y con
tanto afeo?
tanto afeo?
Lope de Vega - Works - Los Pastores de Belen
Con esto los Reyes, y todos los que a es-
ta santa jornada los havemos acompan? ado, par-
timos de Jerusalen, siguiendo nuestra divina guia,
que, como te he contado , paro? a la luz de su cria-
dor. Y la que no tuvo respeto al sol del cie-
lo , y a su lado resplandecia, aqui se ha tendido
y postrado , como que desea que conozcamos por
suspension tan subita la grandeza deste nin? o, que
en tan breve circulo tiene cifrada la de su Eter-
no Padre. Esto dixo, y tomando licencia de mi
para entrar a verle, me atrevi a lo mismo , y
sen? alandome aquel caballero Persa , quie? n de los
que le acompan? aban , era su duen? o , yo vi un vie-
jo venerable con una tunica de purpura bordada
de oro y aljofar por los extremos : un alfanje , cu-
yo pomo parecia un topacio, preso en una cade-
na de oro tan gruessa, que le sustentaba por el
hombro derecho. Sobre la tunica trahia un man-
to Persa de brocado morado y blanco, y la ca-
beza tocada a su costumbre, con tanta variedad
de colores, que sobre las blancas canas parecia que
el viento havia derribado flores de almendro so-
bre nieve: qual suele suceder a los que por Ene-
ro se anticipan a darlas. Al lado de este vi enton-
ces , que como arrebatado en extasis miraba al
nin? o el Rey segundo , la barba negra peynada,
la nariz aguilen? a , los ojos verdes, grandes y
her-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro quarto. 377
hermosos , con un sayo Arabe, tart cubierto de
piedras engastadas en varias labores de oro, que
no pude discernir la color. El tocado era rojo,
guarnecido de algunos velos, y sembrado de las
mismas piedras. La espada tenia en vez de pomo
una cabeza de aguila de oro, con dos rubies por
los ojos de grandeza , que sin estar muy cerca,
se conocian. Esta pendia de un cinto de ante
blanco, que tachonaban jacintos y cornerinas,
guarnecidos de unas coronas de perlas. El manto N
era azul, bordado de unos blancos lirios de aljofar,
que le daban hermosa vista. Ethiope me parecio? el
tercero ; pero os prometo , pastores, que si de mar-
mol negro quisiera un escultor famoso retratar a
Andromeda ( que de haver sido verdad algo de
su fabula, en essa costa de Phenicia viven hoy
vestigios) no la pudiera hacer mas bella , que el
rostro del Rey que os digo. Los vivos ojos de
manera se mostraban en las nin? as blancas, como
suelen las labores del marfil Oriental sobre las ta-
blas del evano: la boca se descubria bien por la
blancura de sus dientes , qual suele alguna sola es-
trella en tenebrosa noche. Una blanca aljaba con
varias listas de oro trahia vestida , que la mas
parte del Sabeo calzado le descubria. Tambien
era el manto blanco; pero sembrado tedo de la-
bores verdes: tocabase con tantos labyrinthos y
lazos, que no podian mas discernirse , que des-
pues de junta alguna bola de nieve se ven los
copos. Las plumas parecian del pajaro celeste, y
otras de algunas aves , que tornasolando sus colo-
res , parecian de oro. De un taheli? verde con
Tomo XVI. Bbb * ua
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 378 Pastores de Belen.
un passador y hevilla de oro y esmeraldas pen-
dia un cuchillo en forma de media luna , la ca-
beza del qual eran dos sierpes. Los medio des-
nudos brazos y garganta cen? ian algunos corales
entre unas gruessas perlas de no vista grandeza.
Estos eran sus trages, y estos los Reyes. Bien
se? , pastores , que no os parecera? n sobervios , pues
ya sabeis con la grandeza que los Persas , Ara-
bes y Sabeos se visten : mas no puedo dejar de
deciros, que en poniendo los ojos en la Virgen,
en el nin? o y en Joseph, tanto mas rica y pre-
ciosa era aquella pobreza ,. quanta diferencia ha-
cen al resplandor del oro el sol, y las colores
del sereno cielo a las de las piedras y telas. Quien
lo duda, respodio? Fabio, sino que aquella po-
breza excederia en lustre las telas Persas, los bro-
cados Parthos y las Orientales piedras. Mucho
me huelgo de haver oido, que Reyes vengan a
adorar y reconocer nuestro divino duen? o; y coti?
licencia vuestra me parto a Belen , que no es
possible que se hayan ido, a Ver" una cosa tan
digna de ser vista, aunque por verla caminara
un hombre de aqui a Damasco, Sidon y Tyro.
Llevame contigo, dixo Bato, amigo Fabio, assi
en todas las cosechas de pan , ganado y vino , seas
este an? o el mas dichoso pastor de estos llanos , mon-
tes y bosques. Vamos, replico? Fabio, que de lo
dema? s que huviere os daremos cuenta, si por di-
cha la tuvieremos de hallar estos Reyes en Be-
len, No dejareis de hallarlos, dixo Aminadab, pas-
tores , o a lo menos , si os informais del camino,que
llevan , que sera? el que yo pienso de Jerusalen, por
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro quarto. 370.
haver dado la palabra a Herodes , que volverian
por su casa , para hacerle relacion del estado en
que hallavan este Rey, que de tan remotas pro-
vincias vienen buscando ; aunque algunos dicen,
que vienen de mas cerca, por la brevedad con
que han llegado, si la. estrella les aparecio? luego
que nacio? el soberano infante prophetizado. Mas
yo pienso que su venida facilitaria quien les dio?
"este pensamiento de buscarle, y que son de aque-
llas partes, que sus trages y diferentes lenguas
muestran. Partieronse Fabio y Bato por un arro-
yo abajo, llevando solamente sus cayados en las
manos, y sus zurrones al hombro , dejando a los
dema? s pastores y zagalas envidiosos de aquella
jornada venturosa: si bien con las almas y vo-
luntades los iban acompan? ando. Mucho holgaria,
dixo Njseida, de que volviera Aminadab a repar-
tir la cancion de aquel Arabe, para que la can-
ta? ramos entre todos, celebrando esta dichosa ve-
nida destos santos Reyes. Mejor , dixo Palmyra,
fuera el verla glossada , pues hay en el prado
pastores de tanto ingenio. Mal se podra? glossar,
dixo Aminadab, pastoras, porque el tercero ver-
so es difi? cil, y para de improviso impossible.
Antes facil, dixo el Rustico. Facil, replico? Ami-
nadab, con intorrogacion ; pero afirmativamente,
como la cancion le tiene , no me lo parece a mi.
Apostemos , dixo Llorente , que le glosso a sa-
tisfaccion de todos. Yo te dare, le respondio? Lu-
cela , estas castan? uelas, que como ves , son de
evano , y los cordones de seda y oro, si los glos-
sares. Y yo perdere? los dedos, dixo el Rustico,
; Bbb 2 si-
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? 380 Pastores de Belen.
sino quedaremos todos satisfechos. Entonces Amf-
nadab dixo la cancion, y Llorente la glosso? de
improviso de esta suerte:
Reyes, que veni? s por ellatr
no busqueis estrellas ya,
porque donde el sol esta f
no tknen luz las estrellas. ?
Aunque por una venis,
el conocerlas ha sido
la causa por quien seguis
este sol recien nacido,
que hoy adorais y servis.
Y pues por luces tan bellas
se manifiesta el Rey della9 r
yo apostare? que hareis visto
de estrella en estrella a Christo t
Reyes, que venis for ellas.
Una os rruxo al sol presente,
que ventaja a todos hace>>
pero admira, y justamente,
que buscando al sol que nace,
dejeis atras el Oriente.
La estrella parada esta? ,
con que del sol muestras da j
otra teneis , otra os guia >
pues haveis visto a Mari? a>>
no busqueis estrellas ya.
Esta? la estrella divina
de Jacob junto al sol Christo,
por ella al sol se camina ,
y assi en haviendola visto ,
se
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? Libro quarto. 3S1
se conoce y determina >>
Mari? a le ensen? a ya,
con luz que el nin? o le da >>
que es sol de justicia santo,
y por esso alumbra tanto,
porque donde el sol, esta? .
Por los ojos de Mari? a
se va a la luz celestial ,.
que el mismo nin? o le envia,
porque es de Christo crystai? ,
y Aurora, en que nace el dia.
Del cielo las luces bellas
en sus ojos pueden veli? as,
las dema? s son sus despojos,
porque donde esta? n sus ojos,
na tienen luz las, estrellas . .
Extremadamente, dixo Aminadab, la glossas-
te, Rustico ingeniosissimo, y mereces muy bien
que Lucela te honre con su premio: pero no
puedo dejar de ponerte una objeccion. Como es-
sas tendra? n las cosas de improviso , y todas las
deste genero, aunque se haga con largo estudio,
respondio? Llorente; pero holgare? me de saberla.
Esta glossa, dixo Aminadab, se hizo a los Re-
yes , y solo en la primera copla te has acordado
del los; las dema? s, que son las tres partes del te-
ma , no los toman en la boca. No te espantes,,
dixo el Rustico , pues las emplee? mejor en Chris-
xo y su madre, con la memoria de los quales
no es mucho que se me hayan olvidado tres Re-
yes tan recie? n venidos: mas por ventura estara? n
en
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 382 Pastores de Belen.
en toda la glossa ,? si los buscas bien , sino que
como son Magos , andara? n invisibles. Rieronse
los pastores de la disculpa , y envidioso Ergasto
de la opinion que havia ganado Llorente, si ja
no lo estaba del premio de Lu? cela , se ofrecio? a
glossar el mismo verso afirmativamente , si algu-
na de aquellas zagalas se le premiaba. Niseida,
que tambien lo estaba de que Lucela se preciasse
de entendida. , le ofrecio un prendedero de pla-
ta, que con una cabeza de leon en medio tenia
dos esses por corchetes. Animado Ergasto,aun-
que temeroso , dixo assi:
En el camino del mar,
donde no hay estampa humana,
suele una estrella guiar,
que sus montes de agua allana,
para que puedan passar.
Assi por sus luces bellas
buscais hoy el autor dellas ,
que desde Oriente a Belen
hay tanto, que todos ven
Reyes , que venis por ellas.
Paro? se la luz pequen? a
al sol de mas resplandor,
que fue la mas cierta sen? a,
como suele el cazador
al que la caza le ensen? a.
Aqui parad , que aqui esta?
quien luz a los cielos da:
Dios es el puerto mas cierto,
- pues si haveis hallado puerto,
no
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? Libro qtjarto. 383
no busque? is estrellas ya.
Mas si preguntan por que?
en viendo el Alva Mari? a,
el sol de Christo se ve,
como man? ana del dia,
que a nuestra noche lo fue :
Claro esta? que luz tendra?
del sol, que es su Oriente ya>>
de donde viene a nacer,
que no es menester saber ,
porque donde el sol esta.
Las que en aquesta ocasion ,
Reyes , por estrellas veis,
el sol y la luna son,
que en estrellas no hallareis
tal luz , ni tal perfeccion .
Que quantos merecen vellas, .
dicen, aunque todas ellas
las cuentan una por una ,
que con tal sol y tal luna
no . tienen luz las estrellas>>
Merece el prendedero , dixeron todos, y de
comun aplauso le fue dado, con no poco con-
tento de Niseida. Ya que te acordaste de aquel
verso del Psalmo setenta y uno, dixo Alphesibeo
a Aminadab, en que David , avuelo deste santo
nin?
o, prophetiza la venida destos Reyes , y con
tanto afeo? lo pide a Dios la aceleracion de la ve-
nida del Messias, y prediciendo la felicidad de
su Reyno: dinosle por tu vida de manera que
le entendamos, que parece que tiene alguna di-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 384 Pastores de Belen.
ficultad. Que me place, dixo Aminadab, aunque
para cosa tan alta me desmaye. el bajo ingenio
mio : mas suplid con el vuestro lo que yo faltare,
y comenzo? assi:
Sen? or , tu Rey envia,
descienda de David aquel que haga
con tu sabiduria
juicio, que a los pobres satisfaga,
los montes y collados
de su justicia y paz administrados.
Juzgue y libre sus hijos
de las fieras calumnias y opressiones,
para que vivan fixos ?
de gente en gente en mil generaciones,
que antes fue tu gobierno
que la luna y el sol, porque es eterno>>
Como a la piel desciende
la lluvia , y se destila aquel rocio>>
que en la tierra se extiende,
fecundo sin abrirla , assi confio,
que el puro intai? to velo
virgineo fertilices desde el cielo. i"
Nacera? la justicia,
y la abundancia de la paz en tanto
que el orbe se desquicia,
donde la luna tiende el blanco manto,
siendo su sen? orio
de mar a mar, y al mas remoto rio.
Delante del postrados ?
estara? n los Ethiopes , y en guerra ?
. a sus pies arrojados, . .
sus
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro quarto.
sus enemigos lamera? n la tierra,
dandole ricos dones
las mas remotas Islas y naciones.
Los Magos , gente sabia,
y los Reyes y Principes Sabeos,
de Tarsis y de Arabia
traera? n presentes, rendira? n tropheos,
y humildes a sus leyes
le adorara? n y servira? n los Reyes.
Y sera? justamente,
pues hara? que no oprima el poderoso
la pobre humilde gente,
dando a sus almas celestial reposo,
y el perdon alcanzando,
que esta? n en su venida deseando .
El nombre aborrecible
- ' hara? agradable a Dios viva, pues viva
este Rey apacible,
con bendicion el mundo le reciba,
adore eternamente,
y el oro del Arabia le presente.
No solo temporales
bienes nuestros dichosos horizontes
tendra? n en tiempos tales,
mas sobre las cabezas de los montes
su fruto sera? puesto,
a los cedros del Libano antepuesto.
Florecera? n, que assombre,
como en la tierra el heno, las ciudades
bendiciendo su nombre,
por la inmortalidad de las edades,
su nombre, que vivia 1
Tom. XVI. Ccc
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 386 Pastores de Belen.
antes que fuesse el sol y huvicsse dia.
En e? l seran benditas,
que engrandecerlas por su amor desea,
naciones infinitas . '
y assi el Dios de Israel bendito sea,
el que de polo a polo
hace tan altas maravillas solo.
La majestad del nombre,
de quien la tierra toda sera? llena,
bendiga siempre el hombre,
y assi se cumpla, como Dios lo ordena,
y a su ley obediente
haga su voluntad eternamente.
No se yo como encarezca, dixo Alphesibeo,
la facilidad con que nos le has dado a entender:
pero ? quie? n como tu? es tan visto y leido en las
divinas letras? No tengo que darte en premio, pe-
ro destos dos ramos de laurel te quiero hacer
una corona, don, que aun ahora estiman los
Romanos tanto, que han llegado con sus exeroi-
Cos, donde puso los suyos Alexandro, por me-
recerle. Diciendo assi , adorno? Alphesibeo la
frente del pastor con las hojas ingratas de aquel
arbol, que tanto las armas y las letras reveren-
cian. Bajaba ya la siempre fria noche , y vestidos
los prados de la sombra de los montos perdian
el lustre y color, tan agradable objeto de la vis-
ta , quando los pastores de Belen comenzaron a
guiar sus ovejas hacia la torre, rogandose los
unos a los otros que cantassen, o refiriessen al-
guna historia r que aligerasse y entretuviesse el
- j . '. . ; ca-
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? "Libro quarto. >> '. " 387
camino. Lucela entonces , ayudandola Ergasto
con su psalterio, comenzo? assi:
Salve divino pharo, honor del suelo,
del mar del mando estrella tramontana!
luzero celestial de la man? ana,
del sol cortina y transparente velo.
Salve divina Madre del consuelo,
piadoso amparo de la vida humana,
Virgen prudente, humilde soberana,
arco de eterna paz , cifra del cielo.
Salve paloma candida, Mari? a,
en cuyo pico de rubi cen? ido
vio? el mundo el arbol de esperanza santa:
Salve Aurora del sol , salve alegria
del humano linage redimido,
que para siempre tu alabanza canta.
? Que? bien has hecho , dixo Palmyra , discreta
Lucela, en comenzar por alabanzas de la ^Vir-
gen ! El amor que la tengo , respondio? Lucela,
y la ternura con que la traygo por instantes a
mi memoria , desde la noche que la vi parida,
parida y Virgen, Virgen y Madre , Madre de
Dios , no me deja pensar en otra cosa, que en
su alabanza. ? Hai, que? divina noche, dixo Pal-
myra i? no se? co? mo mis ojos no se deshacen en
lagrimas , haviendo visto aquel divino y sobe-
rano Rey del cielo, a quien sus firmes colunas
estan temblando , temblar de frio! O elementos
crueles, ? co? mo no tuvistes respeto a vuestro Sen? or,
debiendole reverencia todas las criaturas ? Mas
Ccc2 ? quie? n
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? 388 Pastores de belen.
jquie? n duda, que e? l os havia mandado que exe-
cutassedes en el las leyes de naturaleza, para que
se viesse, que aunque era Dios, era verdadero
hombre ? Vida mia , dixo Dosttea entonces ,. y
que? encogido estaba sobre aquel heno , quie? a
mereciera darle el calor de su indigno pecho, y
aun el de su aliento vital, aunque alli se acaba-
ra la vida: ? pero co? mo podia tener fin en la
misma vida? ? Hai nin? o de mis entran? as, quie? n
os envolviera en las telas de su corazon ! Porque
me agrada esse pensamiento, dixo Ergasto, quie-
ro hacer una Cancion de improviso , si me dais
licencia. Licencia y agradecimiento, dixo Nisey-
da, y yo y mi hermana te ayudaremos con nues-
tros instrumentos. Ergasto entonces dixo assi:
Yo vengo de ver, Anton,
vn ni fi? o en pobrezas tales,
que le di para pan? ales
las telas del corazon.
Dejame a mi tambien, dixo el Rustico, glos-
sar estos versos, antes que se me pierda de la
idea el concepto, que despues dira? s lo que fue-
res servido. No tengo yo que decir mas , res-
pendio? Ergasto, y te agradezco, Llorente, que
me saques deste peligro. El Rustico entonces,
alegrandose todos de la gracia, con que se dispo-
nian para llamar las Musas, dixo assi:
Los
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? Los dos estabamos ciegos
desde Adan, vieja costumbre;
mas yo baje? de la cumbre,
siguiendo los vivos fuegos,
rayos de su inmensa lumbre:
halle? los del sol, que son
luz de nuestra confusion;
envidia puedes tener,
tu? no ves, ni fuiste a ver,
yo vengo de ter, Anton.
Este Nin? o Dios, que es Rey
de la suprema riqueza,
estaba con tal pobreza,
por sujetarse a la ley
de nuestra naturaleza,
que viendole en penas tales,
me dieron ansias mortales,
porque quando Dios no fuera,
me lastimara, si viera
un nin? o en pobrezas tales.
Como fue desde el instante
de su pura concepcion
mas sabio que Salomon,
supo tambien como amante
sufrir pobreza y passion:
mire? con otros zagales,
si estaba en pan? os reales;
pero vi su majestad
con tanta necessidad,
que le di fiara pan? ales.
No le di, si lo recelas,
dineros, que no tenia,
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? 39? Pastorbs de Belen.
mas ofrecile a Mari? a
de mi corazon las ulas:
humilde riqueza mia,
y e? l parece que a este don
riendo mostro? aficion, '
porque duerme Dios muy bien,
como por cama le den
las telas del corazon.
? Para que? no tendra? s gracia ? dixo Palmyra al
Rustico: envia man? ana a mi apero por el mejor
cabrito. Si pagas tan generosamente, replico? e? l,
tan humildes pensamientos, ? quie? n no se dispo-
ne a las obras de ingenio en virtud del premio?
Si ella crece premiada, dixo Ergasto , yo te
ofrezco una famosa esquila para tu manso, y
glossame tres versos de Pyreno, que siempre me
han parecido los mas ingeniosos que a este suje-
to he visto. Dilos, dixo el Rustico , que si las
Musas me son propicias, como el sujeto lo me-
rece , seguro estoy de salir bien de todo peligro.
Pues oye , y mira que no esta? la dificultad en
ellos, dixo Ergasto, sino en la sentencia equivo-
ca. Estos versos y conceptos equivocos no me
agradan , dixo Alphesibeo, porque es fuerte cosa,
que sirvan para aquella tierra, en que se habla
la lengua , en que estan escritos, y que si van a
las estrangeras, no lleven alma, ni sentido, por-
que en la suya no tienen correspondencia, ni
suenan lo mismo. No es esse el menor peligro
que tienen, dixo Aminadab, sino que las mas
veces hacen los pensamientos muy humildes, que
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ta santa jornada los havemos acompan? ado, par-
timos de Jerusalen, siguiendo nuestra divina guia,
que, como te he contado , paro? a la luz de su cria-
dor. Y la que no tuvo respeto al sol del cie-
lo , y a su lado resplandecia, aqui se ha tendido
y postrado , como que desea que conozcamos por
suspension tan subita la grandeza deste nin? o, que
en tan breve circulo tiene cifrada la de su Eter-
no Padre. Esto dixo, y tomando licencia de mi
para entrar a verle, me atrevi a lo mismo , y
sen? alandome aquel caballero Persa , quie? n de los
que le acompan? aban , era su duen? o , yo vi un vie-
jo venerable con una tunica de purpura bordada
de oro y aljofar por los extremos : un alfanje , cu-
yo pomo parecia un topacio, preso en una cade-
na de oro tan gruessa, que le sustentaba por el
hombro derecho. Sobre la tunica trahia un man-
to Persa de brocado morado y blanco, y la ca-
beza tocada a su costumbre, con tanta variedad
de colores, que sobre las blancas canas parecia que
el viento havia derribado flores de almendro so-
bre nieve: qual suele suceder a los que por Ene-
ro se anticipan a darlas. Al lado de este vi enton-
ces , que como arrebatado en extasis miraba al
nin? o el Rey segundo , la barba negra peynada,
la nariz aguilen? a , los ojos verdes, grandes y
her-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro quarto. 377
hermosos , con un sayo Arabe, tart cubierto de
piedras engastadas en varias labores de oro, que
no pude discernir la color. El tocado era rojo,
guarnecido de algunos velos, y sembrado de las
mismas piedras. La espada tenia en vez de pomo
una cabeza de aguila de oro, con dos rubies por
los ojos de grandeza , que sin estar muy cerca,
se conocian. Esta pendia de un cinto de ante
blanco, que tachonaban jacintos y cornerinas,
guarnecidos de unas coronas de perlas. El manto N
era azul, bordado de unos blancos lirios de aljofar,
que le daban hermosa vista. Ethiope me parecio? el
tercero ; pero os prometo , pastores, que si de mar-
mol negro quisiera un escultor famoso retratar a
Andromeda ( que de haver sido verdad algo de
su fabula, en essa costa de Phenicia viven hoy
vestigios) no la pudiera hacer mas bella , que el
rostro del Rey que os digo. Los vivos ojos de
manera se mostraban en las nin? as blancas, como
suelen las labores del marfil Oriental sobre las ta-
blas del evano: la boca se descubria bien por la
blancura de sus dientes , qual suele alguna sola es-
trella en tenebrosa noche. Una blanca aljaba con
varias listas de oro trahia vestida , que la mas
parte del Sabeo calzado le descubria. Tambien
era el manto blanco; pero sembrado tedo de la-
bores verdes: tocabase con tantos labyrinthos y
lazos, que no podian mas discernirse , que des-
pues de junta alguna bola de nieve se ven los
copos. Las plumas parecian del pajaro celeste, y
otras de algunas aves , que tornasolando sus colo-
res , parecian de oro. De un taheli? verde con
Tomo XVI. Bbb * ua
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? 378 Pastores de Belen.
un passador y hevilla de oro y esmeraldas pen-
dia un cuchillo en forma de media luna , la ca-
beza del qual eran dos sierpes. Los medio des-
nudos brazos y garganta cen? ian algunos corales
entre unas gruessas perlas de no vista grandeza.
Estos eran sus trages, y estos los Reyes. Bien
se? , pastores , que no os parecera? n sobervios , pues
ya sabeis con la grandeza que los Persas , Ara-
bes y Sabeos se visten : mas no puedo dejar de
deciros, que en poniendo los ojos en la Virgen,
en el nin? o y en Joseph, tanto mas rica y pre-
ciosa era aquella pobreza ,. quanta diferencia ha-
cen al resplandor del oro el sol, y las colores
del sereno cielo a las de las piedras y telas. Quien
lo duda, respodio? Fabio, sino que aquella po-
breza excederia en lustre las telas Persas, los bro-
cados Parthos y las Orientales piedras. Mucho
me huelgo de haver oido, que Reyes vengan a
adorar y reconocer nuestro divino duen? o; y coti?
licencia vuestra me parto a Belen , que no es
possible que se hayan ido, a Ver" una cosa tan
digna de ser vista, aunque por verla caminara
un hombre de aqui a Damasco, Sidon y Tyro.
Llevame contigo, dixo Bato, amigo Fabio, assi
en todas las cosechas de pan , ganado y vino , seas
este an? o el mas dichoso pastor de estos llanos , mon-
tes y bosques. Vamos, replico? Fabio, que de lo
dema? s que huviere os daremos cuenta, si por di-
cha la tuvieremos de hallar estos Reyes en Be-
len, No dejareis de hallarlos, dixo Aminadab, pas-
tores , o a lo menos , si os informais del camino,que
llevan , que sera? el que yo pienso de Jerusalen, por
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? Libro quarto. 370.
haver dado la palabra a Herodes , que volverian
por su casa , para hacerle relacion del estado en
que hallavan este Rey, que de tan remotas pro-
vincias vienen buscando ; aunque algunos dicen,
que vienen de mas cerca, por la brevedad con
que han llegado, si la. estrella les aparecio? luego
que nacio? el soberano infante prophetizado. Mas
yo pienso que su venida facilitaria quien les dio?
"este pensamiento de buscarle, y que son de aque-
llas partes, que sus trages y diferentes lenguas
muestran. Partieronse Fabio y Bato por un arro-
yo abajo, llevando solamente sus cayados en las
manos, y sus zurrones al hombro , dejando a los
dema? s pastores y zagalas envidiosos de aquella
jornada venturosa: si bien con las almas y vo-
luntades los iban acompan? ando. Mucho holgaria,
dixo Njseida, de que volviera Aminadab a repar-
tir la cancion de aquel Arabe, para que la can-
ta? ramos entre todos, celebrando esta dichosa ve-
nida destos santos Reyes. Mejor , dixo Palmyra,
fuera el verla glossada , pues hay en el prado
pastores de tanto ingenio. Mal se podra? glossar,
dixo Aminadab, pastoras, porque el tercero ver-
so es difi? cil, y para de improviso impossible.
Antes facil, dixo el Rustico. Facil, replico? Ami-
nadab, con intorrogacion ; pero afirmativamente,
como la cancion le tiene , no me lo parece a mi.
Apostemos , dixo Llorente , que le glosso a sa-
tisfaccion de todos. Yo te dare, le respondio? Lu-
cela , estas castan? uelas, que como ves , son de
evano , y los cordones de seda y oro, si los glos-
sares. Y yo perdere? los dedos, dixo el Rustico,
; Bbb 2 si-
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? 380 Pastores de Belen.
sino quedaremos todos satisfechos. Entonces Amf-
nadab dixo la cancion, y Llorente la glosso? de
improviso de esta suerte:
Reyes, que veni? s por ellatr
no busqueis estrellas ya,
porque donde el sol esta f
no tknen luz las estrellas. ?
Aunque por una venis,
el conocerlas ha sido
la causa por quien seguis
este sol recien nacido,
que hoy adorais y servis.
Y pues por luces tan bellas
se manifiesta el Rey della9 r
yo apostare? que hareis visto
de estrella en estrella a Christo t
Reyes, que venis for ellas.
Una os rruxo al sol presente,
que ventaja a todos hace>>
pero admira, y justamente,
que buscando al sol que nace,
dejeis atras el Oriente.
La estrella parada esta? ,
con que del sol muestras da j
otra teneis , otra os guia >
pues haveis visto a Mari? a>>
no busqueis estrellas ya.
Esta? la estrella divina
de Jacob junto al sol Christo,
por ella al sol se camina ,
y assi en haviendola visto ,
se
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? Libro quarto. 3S1
se conoce y determina >>
Mari? a le ensen? a ya,
con luz que el nin? o le da >>
que es sol de justicia santo,
y por esso alumbra tanto,
porque donde el sol, esta? .
Por los ojos de Mari? a
se va a la luz celestial ,.
que el mismo nin? o le envia,
porque es de Christo crystai? ,
y Aurora, en que nace el dia.
Del cielo las luces bellas
en sus ojos pueden veli? as,
las dema? s son sus despojos,
porque donde esta? n sus ojos,
na tienen luz las, estrellas . .
Extremadamente, dixo Aminadab, la glossas-
te, Rustico ingeniosissimo, y mereces muy bien
que Lucela te honre con su premio: pero no
puedo dejar de ponerte una objeccion. Como es-
sas tendra? n las cosas de improviso , y todas las
deste genero, aunque se haga con largo estudio,
respondio? Llorente; pero holgare? me de saberla.
Esta glossa, dixo Aminadab, se hizo a los Re-
yes , y solo en la primera copla te has acordado
del los; las dema? s, que son las tres partes del te-
ma , no los toman en la boca. No te espantes,,
dixo el Rustico , pues las emplee? mejor en Chris-
xo y su madre, con la memoria de los quales
no es mucho que se me hayan olvidado tres Re-
yes tan recie? n venidos: mas por ventura estara? n
en
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? 382 Pastores de Belen.
en toda la glossa ,? si los buscas bien , sino que
como son Magos , andara? n invisibles. Rieronse
los pastores de la disculpa , y envidioso Ergasto
de la opinion que havia ganado Llorente, si ja
no lo estaba del premio de Lu? cela , se ofrecio? a
glossar el mismo verso afirmativamente , si algu-
na de aquellas zagalas se le premiaba. Niseida,
que tambien lo estaba de que Lucela se preciasse
de entendida. , le ofrecio un prendedero de pla-
ta, que con una cabeza de leon en medio tenia
dos esses por corchetes. Animado Ergasto,aun-
que temeroso , dixo assi:
En el camino del mar,
donde no hay estampa humana,
suele una estrella guiar,
que sus montes de agua allana,
para que puedan passar.
Assi por sus luces bellas
buscais hoy el autor dellas ,
que desde Oriente a Belen
hay tanto, que todos ven
Reyes , que venis por ellas.
Paro? se la luz pequen? a
al sol de mas resplandor,
que fue la mas cierta sen? a,
como suele el cazador
al que la caza le ensen? a.
Aqui parad , que aqui esta?
quien luz a los cielos da:
Dios es el puerto mas cierto,
- pues si haveis hallado puerto,
no
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? Libro qtjarto. 383
no busque? is estrellas ya.
Mas si preguntan por que?
en viendo el Alva Mari? a,
el sol de Christo se ve,
como man? ana del dia,
que a nuestra noche lo fue :
Claro esta? que luz tendra?
del sol, que es su Oriente ya>>
de donde viene a nacer,
que no es menester saber ,
porque donde el sol esta.
Las que en aquesta ocasion ,
Reyes , por estrellas veis,
el sol y la luna son,
que en estrellas no hallareis
tal luz , ni tal perfeccion .
Que quantos merecen vellas, .
dicen, aunque todas ellas
las cuentan una por una ,
que con tal sol y tal luna
no . tienen luz las estrellas>>
Merece el prendedero , dixeron todos, y de
comun aplauso le fue dado, con no poco con-
tento de Niseida. Ya que te acordaste de aquel
verso del Psalmo setenta y uno, dixo Alphesibeo
a Aminadab, en que David , avuelo deste santo
nin?
o, prophetiza la venida destos Reyes , y con
tanto afeo? lo pide a Dios la aceleracion de la ve-
nida del Messias, y prediciendo la felicidad de
su Reyno: dinosle por tu vida de manera que
le entendamos, que parece que tiene alguna di-
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? 384 Pastores de Belen.
ficultad. Que me place, dixo Aminadab, aunque
para cosa tan alta me desmaye. el bajo ingenio
mio : mas suplid con el vuestro lo que yo faltare,
y comenzo? assi:
Sen? or , tu Rey envia,
descienda de David aquel que haga
con tu sabiduria
juicio, que a los pobres satisfaga,
los montes y collados
de su justicia y paz administrados.
Juzgue y libre sus hijos
de las fieras calumnias y opressiones,
para que vivan fixos ?
de gente en gente en mil generaciones,
que antes fue tu gobierno
que la luna y el sol, porque es eterno>>
Como a la piel desciende
la lluvia , y se destila aquel rocio>>
que en la tierra se extiende,
fecundo sin abrirla , assi confio,
que el puro intai? to velo
virgineo fertilices desde el cielo. i"
Nacera? la justicia,
y la abundancia de la paz en tanto
que el orbe se desquicia,
donde la luna tiende el blanco manto,
siendo su sen? orio
de mar a mar, y al mas remoto rio.
Delante del postrados ?
estara? n los Ethiopes , y en guerra ?
. a sus pies arrojados, . .
sus
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? Libro quarto.
sus enemigos lamera? n la tierra,
dandole ricos dones
las mas remotas Islas y naciones.
Los Magos , gente sabia,
y los Reyes y Principes Sabeos,
de Tarsis y de Arabia
traera? n presentes, rendira? n tropheos,
y humildes a sus leyes
le adorara? n y servira? n los Reyes.
Y sera? justamente,
pues hara? que no oprima el poderoso
la pobre humilde gente,
dando a sus almas celestial reposo,
y el perdon alcanzando,
que esta? n en su venida deseando .
El nombre aborrecible
- ' hara? agradable a Dios viva, pues viva
este Rey apacible,
con bendicion el mundo le reciba,
adore eternamente,
y el oro del Arabia le presente.
No solo temporales
bienes nuestros dichosos horizontes
tendra? n en tiempos tales,
mas sobre las cabezas de los montes
su fruto sera? puesto,
a los cedros del Libano antepuesto.
Florecera? n, que assombre,
como en la tierra el heno, las ciudades
bendiciendo su nombre,
por la inmortalidad de las edades,
su nombre, que vivia 1
Tom. XVI. Ccc
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? 386 Pastores de Belen.
antes que fuesse el sol y huvicsse dia.
En e? l seran benditas,
que engrandecerlas por su amor desea,
naciones infinitas . '
y assi el Dios de Israel bendito sea,
el que de polo a polo
hace tan altas maravillas solo.
La majestad del nombre,
de quien la tierra toda sera? llena,
bendiga siempre el hombre,
y assi se cumpla, como Dios lo ordena,
y a su ley obediente
haga su voluntad eternamente.
No se yo como encarezca, dixo Alphesibeo,
la facilidad con que nos le has dado a entender:
pero ? quie? n como tu? es tan visto y leido en las
divinas letras? No tengo que darte en premio, pe-
ro destos dos ramos de laurel te quiero hacer
una corona, don, que aun ahora estiman los
Romanos tanto, que han llegado con sus exeroi-
Cos, donde puso los suyos Alexandro, por me-
recerle. Diciendo assi , adorno? Alphesibeo la
frente del pastor con las hojas ingratas de aquel
arbol, que tanto las armas y las letras reveren-
cian. Bajaba ya la siempre fria noche , y vestidos
los prados de la sombra de los montos perdian
el lustre y color, tan agradable objeto de la vis-
ta , quando los pastores de Belen comenzaron a
guiar sus ovejas hacia la torre, rogandose los
unos a los otros que cantassen, o refiriessen al-
guna historia r que aligerasse y entretuviesse el
- j . '. . ; ca-
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? "Libro quarto. >> '. " 387
camino. Lucela entonces , ayudandola Ergasto
con su psalterio, comenzo? assi:
Salve divino pharo, honor del suelo,
del mar del mando estrella tramontana!
luzero celestial de la man? ana,
del sol cortina y transparente velo.
Salve divina Madre del consuelo,
piadoso amparo de la vida humana,
Virgen prudente, humilde soberana,
arco de eterna paz , cifra del cielo.
Salve paloma candida, Mari? a,
en cuyo pico de rubi cen? ido
vio? el mundo el arbol de esperanza santa:
Salve Aurora del sol , salve alegria
del humano linage redimido,
que para siempre tu alabanza canta.
? Que? bien has hecho , dixo Palmyra , discreta
Lucela, en comenzar por alabanzas de la ^Vir-
gen ! El amor que la tengo , respondio? Lucela,
y la ternura con que la traygo por instantes a
mi memoria , desde la noche que la vi parida,
parida y Virgen, Virgen y Madre , Madre de
Dios , no me deja pensar en otra cosa, que en
su alabanza. ? Hai, que? divina noche, dixo Pal-
myra i? no se? co? mo mis ojos no se deshacen en
lagrimas , haviendo visto aquel divino y sobe-
rano Rey del cielo, a quien sus firmes colunas
estan temblando , temblar de frio! O elementos
crueles, ? co? mo no tuvistes respeto a vuestro Sen? or,
debiendole reverencia todas las criaturas ? Mas
Ccc2 ? quie? n
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? 388 Pastores de belen.
jquie? n duda, que e? l os havia mandado que exe-
cutassedes en el las leyes de naturaleza, para que
se viesse, que aunque era Dios, era verdadero
hombre ? Vida mia , dixo Dosttea entonces ,. y
que? encogido estaba sobre aquel heno , quie? a
mereciera darle el calor de su indigno pecho, y
aun el de su aliento vital, aunque alli se acaba-
ra la vida: ? pero co? mo podia tener fin en la
misma vida? ? Hai nin? o de mis entran? as, quie? n
os envolviera en las telas de su corazon ! Porque
me agrada esse pensamiento, dixo Ergasto, quie-
ro hacer una Cancion de improviso , si me dais
licencia. Licencia y agradecimiento, dixo Nisey-
da, y yo y mi hermana te ayudaremos con nues-
tros instrumentos. Ergasto entonces dixo assi:
Yo vengo de ver, Anton,
vn ni fi? o en pobrezas tales,
que le di para pan? ales
las telas del corazon.
Dejame a mi tambien, dixo el Rustico, glos-
sar estos versos, antes que se me pierda de la
idea el concepto, que despues dira? s lo que fue-
res servido. No tengo yo que decir mas , res-
pendio? Ergasto, y te agradezco, Llorente, que
me saques deste peligro. El Rustico entonces,
alegrandose todos de la gracia, con que se dispo-
nian para llamar las Musas, dixo assi:
Los
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? Los dos estabamos ciegos
desde Adan, vieja costumbre;
mas yo baje? de la cumbre,
siguiendo los vivos fuegos,
rayos de su inmensa lumbre:
halle? los del sol, que son
luz de nuestra confusion;
envidia puedes tener,
tu? no ves, ni fuiste a ver,
yo vengo de ter, Anton.
Este Nin? o Dios, que es Rey
de la suprema riqueza,
estaba con tal pobreza,
por sujetarse a la ley
de nuestra naturaleza,
que viendole en penas tales,
me dieron ansias mortales,
porque quando Dios no fuera,
me lastimara, si viera
un nin? o en pobrezas tales.
Como fue desde el instante
de su pura concepcion
mas sabio que Salomon,
supo tambien como amante
sufrir pobreza y passion:
mire? con otros zagales,
si estaba en pan? os reales;
pero vi su majestad
con tanta necessidad,
que le di fiara pan? ales.
No le di, si lo recelas,
dineros, que no tenia,
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? 39? Pastorbs de Belen.
mas ofrecile a Mari? a
de mi corazon las ulas:
humilde riqueza mia,
y e? l parece que a este don
riendo mostro? aficion, '
porque duerme Dios muy bien,
como por cama le den
las telas del corazon.
? Para que? no tendra? s gracia ? dixo Palmyra al
Rustico: envia man? ana a mi apero por el mejor
cabrito. Si pagas tan generosamente, replico? e? l,
tan humildes pensamientos, ? quie? n no se dispo-
ne a las obras de ingenio en virtud del premio?
Si ella crece premiada, dixo Ergasto , yo te
ofrezco una famosa esquila para tu manso, y
glossame tres versos de Pyreno, que siempre me
han parecido los mas ingeniosos que a este suje-
to he visto. Dilos, dixo el Rustico , que si las
Musas me son propicias, como el sujeto lo me-
rece , seguro estoy de salir bien de todo peligro.
Pues oye , y mira que no esta? la dificultad en
ellos, dixo Ergasto, sino en la sentencia equivo-
ca. Estos versos y conceptos equivocos no me
agradan , dixo Alphesibeo, porque es fuerte cosa,
que sirvan para aquella tierra, en que se habla
la lengua , en que estan escritos, y que si van a
las estrangeras, no lleven alma, ni sentido, por-
que en la suya no tienen correspondencia, ni
suenan lo mismo. No es esse el menor peligro
que tienen, dixo Aminadab, sino que las mas
veces hacen los pensamientos muy humildes, que
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