a su sobrino, aunque en pobre mesa, de
abundante cena aquella noche; tratando despues
della de la cobranza de las obligaciones que tra-
hia, aunque ya el enamorado mozo mas deseaba
cobrar por muger a Palmyra, que llevar los the-
soros de Gaza a su padre anciano.
abundante cena aquella noche; tratando despues
della de la cobranza de las obligaciones que tra-
hia, aunque ya el enamorado mozo mas deseaba
cobrar por muger a Palmyra, que llevar los the-
soros de Gaza a su padre anciano.
Lope de Vega - Works - Los Pastores de Belen
corazones piadosos.
Venia , por la honestidad, cubierta de un velo, cO->
mo si no bastara el de sus lagrimas, para mayor
testigo de la suya : mandaron los Jueces que se le
quhasse, con animo de hartar sus ojos de su divi-
na hermosura. Descubriose Susana, y como havia
llorado, parecia su rostro sol, despues de menuda
lluvia. No miro? persona i? u rostro, que no leyesse
su castidad en sus ojos, y la confirma,se con lagri-
mas de los suyos. ? O verdad divina! ? O virgen
reblandeciente y casta! ? Que? bien dixola eloquen-
cia de aqud Romano, que tien s tanto poder,
que con ninguna machina, ingenio, ni arte pue-
des
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro tri? mero. 85
des ser pervertida, y que aunque en ta causa no
tengas defensor , por ti misma te defiendes! ? Qua? n
bien se probo? en la piedad de esta gente aquella
maxima, que la verdad mas se percibe de la fe? ,
que de la razon, y que la naturaleza es maestra
de la verdad! Levantandose pues en medio de el
confuso pueblo aquellos barbaros, puestas las ma-
nes sobre su cabeza, cuyo rostro miraba al cielo,
como a lugar de donde esperaba auxilio, dixeron
ansi: Como nos paseassemos solos por el jardin,
tratando nuestras cosas , vimos entrar a Susana con
dos criadas, que dejandola sola, y cerrando la
puerta, dieron lugar a que un hermoso mozo sa-
liesse de donde estaba escondido, y ofendiesse el
honor de Joachin su esposo. Nosotros viendo tan
feo caso corrimos juntos, y intentamos asirle; pero
vencieron sus valientes brazos los caducos nuestros,
y ansi pudo facilmente librarse de nuestras manos*
A Susana preguntamos, quien era; pero por dili-
gencias que hicimos, no quiso descubrirle: tal debe
ser el amor inmenso que le tiene. De lo dicho so-
mos testigos, y nuestra autoridad , canas y oficio.
Creyo? la barbara multitud del pueblo la deposicion
infame, mas disculpada que otras veces, la facih%
dad del vulgo en dar credito a las cosas que oye,
por ser los testigos les Magistrados de la ciudad,
y de la edad que digo, y sin discrepar ninguno,
la condenaron a muerte. Exclamo? entonces Susana
con una voz grande, y dixo: Dios eterno, que
de Ls cosas ocultas eres juez, tu? que las conoces
y entiendes todas, aun antes que se hagan, tu? sa. r
bes que lo que estos dicen, es testimonio que me
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 86 Pastores de Belen.
levantan. Yo muero, Sen? or , y mi honor se acaba
con mi vida , no haviendo tenido culpa en la mal-
dad , de que la malicia de estos hombres me acu-
sa. Oyo? el piadoso Sen? or su lastimoso llanto: y
como ya la llevassen ala muerte, las blancas manos
atadas, los cabellos sueltos, descompuestos los ves-
tidos , y desamparada de sus deudos, y aun de la
misma humana misericordia, desperto? el espiritu
de un mancebo, cuyo nombre era Daniel, y dixc*
a voces: Pueblo de Babylonia, yo lavo mis ma-
nos de la sangre de esta muger inocente. Admira-
do y detenido el pueblo , volvio? los ojos a la voz
del mozo, y viendole de tan pocos an? os, le dixo:
? Que? es esto que dices? ? Co? mo , o por que causa
te limpias de la sangre de una muger culpada,
que justamente muere ? El qual en medio de todos,
con presencia, que obligaba a escucha lie, dixo:
? Ansi, locos hijos de Israel ? sin conocimiento de la
verdad, y sin juzgar Con la equidad que es justo,
condenais a muerte a una hija vuestra, y de las
prendas y virtudes de Susana ? Volved , volved ai
juicio, conoced de nuevo de esta causa, porque sa-
bed que es falso testimonio. Mirad que la verdad
de ninguna cosa tiene verguenza , sino de estar es-
condida. El pueblo con deseo de saberla , porque
ningun mantenimiento puede haver para el alma,
como el conocimiento de la verdad, volvio? con
alegria a los estrados, rogandole los ancianos a Da-
niel, que se sentasse en medio, pues Dios en tan
verdes an? os le havia dado la honra que a los cabe-
llos canos se concede. Pues apartad , dixo Daniel
entonces, essos dos hombres, el uno del otro y juz-
ga-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro primero. 87
garelos. Dividieronlos con no pequen? o espanto su-
yo, y admiracion de todos, Y llamando al prime-
ro , le dixo: Envejecido en dias y en maldades,
ahora vienen los pecados que has hecho, juzgando
juicios injustos a oprimir los inocentes. ? No sabes
que dice Dios en el Exodo, que no mates al justo
e inculpable? Si dices que viste a Susana con esse
mozo adultero, <dime debajo de que? arbol estaban
juntos ? Debajo, respondio? el miserable, de un len-
tisco. A quien Daniel replico? : ? O que? bien que has
hablado en dan? o de tu cabeza ! pues ya el Angel
del Sen? or por sentencia suya tiene desnuda la espa-
da para cortarte el cuello. Apartando finalmente
aquel, hizo venir el otro, a quien con ayrados ojos
dixo; Descendiente vil de Canaan, que no de ju-
da? , la hermosura te engan? o? , y el lascivo deseo ha
pervertido tu corazon. Esto debiades de hacer con
las hijas de Israel, y ellas temerosas de perder la
vida y la fama se rendirian a vuestfos viles de-
seos : pero si fue su flaqueza tanta , en Susana no os
sucedio? de essa manera, que su fortaleza quedo? vic-
toriosa de la flaqueza vuestra. Haciendole pues la
misma pregunta , respondio? , que debajo de una
encina. Amenazandole pues Daniel con las se-
veras palabras que al otro, y siendo claramente
convencidos, el pueblo a grandes voces los conde-
no? a la muerte, y por la ley en el Deuteronomio
escrita fueron apedreados. Helcias y Joachin die-
ron a Dios infinitas gracias} y el pueblo alegre y
contento mil parabienes a entrambos, Quedo? Su-
sana en mayor reputacion, y Daniel en la estima
que merecia, porque quien exercita la verdad, ha-
ce
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 88 Pastores db Belen.
ce una cosa semejante a Dios, el qual no desam-
para jamas las causas inocentes.
Aqui puso fin Pyreno a su historia, celebrada
de los pastores con algunas lagrimas. Que? mal, di-
xo Tebandra, puede prevalecer contra la verdad
la mentira. Tan lejos, respondio? Joran, dixo un
philosopho, que esiaba la verdad de la mentira,
como los oidos de los ojos. Bien dixo, replico? Les-
bia , porque por los oidos nos engan? a, lo que nos
desengan? a por los ojos. En el Levitico mando? Dios,
dixo Aminadab, que no levantassemos falso testi-
monio al proximo. Los legisladores Cesares han
puesto las mismas penas, en que a los inocentes
condenaba la mentira. No en vano decia aquel,
cuya eloquencia es hoy honor de Italia, que no
por la liviandad de los testigos se havia de juzgar
la causa de los honestos hombres. Ninguna menti-
ra , dixo Lesbia, nos ofende tanto, como la que
tiene semejanza con la verdad. Opinion fue muy
recibida de los antiguos, replico? la bella Cloris,
que era mejor ser engan? ado un hombre , que men-
tiroso, con que no poco queda encarecida la hon-
ra de la verdad. Diga Pyreno algun Epigrama, si
os parece, a esta candida virgen , pues los demas
no se han escusado de proprios, o agenos versos.
Pyreno entonces, sin replicar a Cloris , tomando
aquella misma palabra , canto? ansi:
Candida virgen, soberana Astrea,
ley de las artes, de los tiempos hija,
santa Verdad , eternamente fixa
de tu Hacedor en la suprema idea.
Sol
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? Libro primero. 89
Sol que nuestras tinieblas hermosea, . .
y thesoro, que hallado regocija,
pues quando mas obscuridad te aflija,
no hara? n los an? os que lo que es no sea.
Tu? mas que el Rey, que la muger y el vino,
propuesta de los tres en competencia,
por quien la libertad hallo? camino,
Eres el fin y el alma de la ciencia,
y un atributo, que en el Ser divino
tiene con los dema? s correspondencia.
Tocaste muy a proposito, dixo Nemoroso,
la historia de aquella famosa cena del Rey Da-
rio a los Magistrados de Media y Persia, y to-
dos los Pretores, Consules y Prefei? tos, que tenia
desde la India a Ethiopia, en veinte y siete Pro-
vincias. Graciosa, prosiguio? Joran, fue aquella
contienda de los tres mancebos, que el uno dixo,
que el Rey era la cosa mas fuerte , probandolo
con las fuerzas exteriores de su poderoso Imperio:
y el otro que el vino, que tantas veces y en
tantas ocasiones con las interiores suyas ha per-
turbado los juicios de los hombres: mas el dis-
creto Zorobabel satisfizo mejor al Problema, pin-
tando la fortaleza de las mugeres con el exemplo
de Apamen, concubina del Rey, que le quita-
ba la corona de la cabeza * y con los estragos y
muertes sucedidos por su causa, con las pere-
grinaciones, con los mares , con los peligros, con
los incendios, con los thesoros y patrias, y con
los tentados impossibles; pero luego dio? primero
lugar a la verdad victoriosa, infalible, incontrasta-
Tomo XVI. M ble,
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 9<5 Pastores de Belen.
ble , y sobre todas las cosas digna de estimacion
y reverencia. O quantos, dixo Aminadab enton-
ces , han padecido en el mundo, por decirla muer-
tes y afrentas. Si, replico? Tebandra, pero no
por esso han callado los escritores los sucessos,
pues a su pesar de los tyranos principes se saben
sus vicios j desde el principio del mundo hasta la
edad presente , y se sabran los que huviere por
el discurso de los an? os hasta su fin , que si el
temor no se atreve a los presentes, o la lisonja
y el intere? s los encubren, en el segundo siglo
salen con atrevidas palabras las mas ocultas cosas,
causando poco honor a las cenizas, puesto que
colocadas en sobervias urnas. Herodes tiene en es-
ta sazon el cetro de Judea, cuyas crueldades no
perdonara? n las plumas , que ahora en vez de tin-
ta ban? a de silencio el miedo; ni querais mas
exemplo que lo que ahora tan libremente se dice
de Abimelech , hijo de Gedeon, fratricida crude-
lissimo de sesenta hermanos suyos, fuera de aquel,
a quien los pies sirvieron de alas en tan manifies-
to peligro, y hombre que toda la ciudad de los
Sichimitas passo? a cuchillo en una noche , hasta
matar con humo los que se havian valido de la
inmunidad de los Templos. Pues mirad de que
manera trata la comun fama a la fiera Athalia,
que pretendio? que no quedasse de toda la estir-
pe de David, ni vida , ni memoria.
Llegaban a esta sazon los entretenidos pas-
tores de Belen, con el montan? e? s Aminadab, a
la cabana de Palmyra , y el sol, como si huviera
vertido por el cielo sangre sobre tapetes de oro
al
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro primero. 91
al Occidente, dejandose caer en la mar por la
cumbre de unos montes. Salio? Mahol a recibir a
su sobrino, que ya tenia noticia de su venida, y
dandole mil abrazos se informo? de la salud de
sus hermanos y deudos. Al despedirse los pasto-
les y zagalas del estrangero, le suplicaron, que
el siguiente dia se hallasse en el prado , donde
cada uno le prometia algun presente, porque pro-
siguiesse el suave sujeto de aquella historia. El se
lo prometio? assi, y de referirles tambien las fies-
tas que al nacimiento de Juan se havian hecho
en las montan? as , a que havian acudido los mas
dispuestos, valientes y entendidos pastores de aque-
lla tierra. Con esto se fueron alegres , y Mahol
regalo?
a su sobrino, aunque en pobre mesa, de
abundante cena aquella noche; tratando despues
della de la cobranza de las obligaciones que tra-
hia, aunque ya el enamorado mozo mas deseaba
cobrar por muger a Palmyra, que llevar los the-
soros de Gaza a su padre anciano. No lo cono-
cio? mal el discreto viejo , ni ella lo negaba con
la lengua de los mudos ojos, que en tales ocasio-
nes con notable eficacia afirman , o contradicen
lo que sienten. Dejemos essa platica, dixo Ami-
nadab a su tio , assi te den los cielos un yerno
para essa hermosa y agraciada hija , como le ha-
llo? Rachel para la suya en aquellos dorados si-
glos de Tobias: y como el viejo le prometiesse
despacharle, y se quisiesse recoger con su familia,
Aminadab deseoso de no perder la vista de su pre-
sencia, para entretenerle, andaba rodeando como
le diesse ocassion a que el viejo con la dulzura
M2 de
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 92 Pastores db Belen.
de alguna passada historia se embebeciesse: que
se deleytan y entretienen mucho los que lo son
en contar a los que vienen , o las cosas que en
su mocedad passaron, o las que oyeron a sus ma-
yores. Vio? en este tiempo una pintura el pastor,
que cubria buena parte del lienzo del aposento:
estaban pintados en ella no de muy grossera ma-
no dos pyramides, cuyas bassas eran dos fortis-
simas pen? as, y parecia que tenian su assiento en
las entran? as de la tierra. En los lejos, que la pers-
pectiva descubria, se via la primera nave del mun-
do, que sujeto? y vencio? la sobervia de las aguas,
sin jarcias, velas, aguja, marineros y pilotos; por-
que la conservaba la voluntad de el cielo, que la
defendio? y puso despues de aquel universal dilu-
vio sobre los montes de Armenia. ? Que? sig-
nifica , dixo Aminadab a Mahol, amado tio, es-
te hieroglyphico, que? son estos pyramides , aquel
arca sobre aquellas sierras, y estas figuras de hom-
bres , que parece que trabajan por romper las co-
lunas de estos dos estupendos edificios, a quien ja-
ma? s los barbaros tumulos de Egypto parece que
se igualaron? Timerio, dixo el viejo, pintor no
inferior a los que por esta tierra han tenido fama,
si bien no ha tenido la pintura por ella el nom-i
bre que le han dado Italia y Grecia, me dio? es-
te lienzo en agradecimiento del hospedaje que yo
le hacia en este cortijo las veces que de su tierra
passaba a Jerusalen, en las solemnes fiestas, a que
por el discurso del an? o estamos obligados: y por-
que entiendas lo que significa, estame atento.
Pespues de la muerte de Abel, y de la huida de
Cain,
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro primero. 93
Cain , tuvo Adan otros muchos hijos, los quales
assaz multiplicaron su sangre sobre la tierra, mas
la Escritura Sacra dejandolos aparte, solo habla
de Seth y de sus descendientes. Este Seth final-
mente nacio? el an? o ciento y treinta de la edad
de Adan , y fue hombre justo y santo : y despre-
ciando los vicios, abrazo? las virtudes, en las qua-
les exercitando sus descendientes , de edad en
edad , le fueron imitando. Estos fueron los pri-
meros inventores de la Astrologia natural, y que
observaron los cursos y movimientos de los cie-
los , y de las estrellas del mundo universal, de
las espheras y de los orbes en particular, del si*
tio de las estrellas fixas , de la Theorica de los
planetas , de los eclipses, de los polos , climas,
hemispherios, circuios, excentricos , epicyclos , re-
trogradaciones, acessos y recessos, horoscopos, rap-
tos y otros diversos movimientos, que este pare-
cer es mas justo seguir, sin divertirnos a las
varias opiniones de tantos, pues unos dan esta in-
vencion a los Egypcios, otros a los Ethiopes, al-
gunos a los Chaldeos , quales a los Phenicios , y
quales a los Babylonios. Lo cierto es, que los
Hebreos la supieron de Adan, como las otras
ciencias y artes liberales: el qual sabiendo, que
se havia de arruinar el mundo por dos veces,
una por fuego y otra por agua, y dudando qual
seria destas la primera , para que no se perdies-
se el conocimiento de las ciencias, fabrico? dos
torres, una de piedras vivas, y otra de ladrillos
crudos, y en cada una de ellas deposito? las ar-
tes, lo mejor que fue possible escribir su methodo,
con
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? 94 Pastores de Belbh.
con intento que si primero viniesse el fuego, se
conservasse en los ladrillos crudos, y si el agua, en
las juntas piedras. Sucedio pues que en el gene-
ral diluvio se conservo? la torre de silleria, de que
los futuros hombres fueron sacando las ciencias, que
por la brevedad de la vida fuera impossible. Esso
significan pues aquellas pyramides, aquel arca, y
aquellos que trabajan por derribar sus altas pesa-
dumbres. Segun esso, dixo el pastor, el mas
cientifico de los nacidos fue Adan. Y el mayor
sen? or y monarca , dixo Mihol, que ha visto, ni
tenido el mundo, desde que la tierra estaba so-
la y Vacia, hasta el postrero que en ella puso la
planta. Adan primero protoplasto fue Rey y Pre-
sidente de jtodas las cosas que el Hacedor del
mundo crio? , hasta que descanso? de sus obras ma-
ravillosas el septimo dia. El puso a todas sus nom-
bres conforme a sus naturalezas. Y finalmente
fue obedecido de todas, hasta que por el pecado
de su desobediencia le negaron el feudo ; por. *
que a quien desobedece a Dios, no havian de obe-
decer las criaturas, que con respeto obediencial
le adoran. La humiliacion que hace el elephan-
te a la nueva luna, los cantos de las aves al Al-
va , el n? o salir la mar sobervia de tan humildes
limites , y el sossiego que comunmente llaman
dias aleyonicos, atribuyendole al parto de aquellas
aves, el mirar las aguilas los rayos del sol, sin
otras sen? ales, que por evitar prolixidad no digo,
no es otra cosa sino reconocimiento al cielo, y a
su Criador infinito debidas gracias que le dan, y
confusion de la ingratitud de los hombres, que
del
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? Libro primer(C). 9JT
del han recibido tan altos beneficios, como es el
anima racional, sus potencias y acciones, la pro-
metida gloria, viviendo con la observancia de sus
preceptos : pues aun muchas flores que solo tie-
nen la sensitiva, vuelven su rostro al sol, como
se ve? en los pensiles y girasoles. ? Qua? nto mayor,
dixo Aminadab, sera? ahora el beneficio, de ha-
ver enviado su unigenito hijo a la tierra, por el
inmenso amor que tiene al mundo! Esse, dixo el
anciano, pierdese de vista a los mayores encare-
cimientos : < pero que? has oido en tu montan? a
destos mysterios ? ? eo? mo sq hallan Zacharias y Isa-
bel con el nuevo, y no pensado fruto ? ? Es Juan
hermoso ? ? huvo grandes fiestas en su nacimiento?
Que por aca? no han faltado pastores y serranos,
que con notables. regocijos han mostrado una su-
bita alegria, que ha nacido por este nin? o en los
corazones de todos. Muchas cosas te dixera, re-
plico? Aminadab, sino. huviera prometido a Levi,
a Nemoroso y a otros zagales , referirselas ma-
n? ana en el prado, donde si quieres hallartet oira? s
maravillas, assi de parte de la grandeza del su-
cesso , como de las fiestas, versos , luchas , apues-
tas, premios, danzas y regocijos. No faltare? , di-
xo el viejo, a tan justo entretenimiento , y huel-
gome que por alla? se exerciten los mozos en tan
santas recreaciones. Muchos saben, dixo Amina-
dab, la Escritura, y estan atentos al esperado fru-
to de esta soberana Virgen con fe? infalible de
que ha de ser el prometido Messias. a tantos Pa-
triarcas , Reyes y Prophetas, para nuestra salud
y descanso de aquellos venerados Padres, que ha
tan-
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? 96 Pastores de Belen.
tantos centenares de an? os que le esperan, cjuan-
tos hasta ahora tiene el mundo, que si no me en. .
gan? o, corren por tres mil y novecientos y sesenta
y dos. ? Que? edad dicen por alla? que tiene Ma-
ri? a , Esposa de Joseph ? Catorce an? os y tres me-
ses , poco mas a menos: porque nacio? el an? o
quinto de la Monarchia de O&aviano Augusto^
de mil y veinte de la promessa de Abrahan, y
ciento y cincuenta y tres del Reyno de David:
celebre, divino, soberano, y nunca bastantemen-
te encarecido nacimiento: bien aventurados sean
los padres que la engendraron. No poco , dixo
Aminadab, se celebro? y celebra todos los an? os
en las aldeas de Nazareth esse dia. Si no te can-
sas , te dire una competencia entre quatro serra-
nos , dos del Carmelo, y dos de nuestra tierra,
sobre una glossa, y tu? podra? s juzgarlos i porque
alla? , o por no saber, o por no determinarse, los
igualaron con quatro premios. Holgare? en estre-
mo, dixo Mahol, de escucharlos, si bien del jui-
cio que me pides, mi ignorancia me reserva. La
glossa dice assi, replico? el pastor, poniendo un
breve espacio la mano sobre la frente, para con-
vidar la memoria en el silencio de si mismo:
A esta aldea bien venida
seais, nina tierna y fuerte,
pues haveis de dar la muertt
al que nos quito? la vida*
De la corte celestial
a Nazareth venis hoy,
Vir-
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? . Libro primero.
virgen con tanto caudal,
que la bien venida os doy
por el aldea mortal,
nadie como vos le pida,
que como fuistes nacida
para ser . madre de Dios,
ninguna fue como vos
a esta aldea bien venida .
Quando dixo Salomon,
que muger fuerte no havia,
no vio? vuestra perfeccion,
que vos nacistes, Mari? a,
con diferente blason.
La duda ahora convierte
en maravilla, de suerte
que llama abismo profundo,
que sola vos en el mundo
seais nin? a, tierna y fuerte.
Justa fue la fortaleza,
pues la muerte haveis de dalle,
quebrandole la cabeza
al que nos traxo a este valle
de lagrimas y tristeza.
Si falto? muerte tan fuerte
para la sierpe homicida,
y Dios que sois vos advierte,
norabuena tengais vida,
pues haveis de dar la muerte*
Palabras de Dios jama? s
retrocedieron el vuelo,
porque en echando el compas,
dejara? de ser el cielo
Tomo XVI. N
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? 5>3 Pastores de Belbn.
antes que vuelvan atras.
De vos, nin? a esclarecida ,
dixo Dios, que el pie pondreis
sobre la frente atrevida,
luego la muerte dareis
al que nos quito? la vida.
Esta hizo Antino Carmelita, no por exercitado
en este genero, mas oye por tu vida la de Danteo.
Fastorcilla Nazarena
que teneis al cielo en vos,
y de tantas gracias llena,
que el dorado grano es Dios
de vuestra limpia azucena,
pues naceis de luz vestida
a ser fuerte y a vencer,
a ser tierna y a dar vida,
\ quie? n duda que haveis de ser
a esta aldea bien venida Z
Parece que fuerte y tierna
implican contradiccion,
mas la virtud que os gobierna
hace esta divina union,
para vuestra gloria eterna.
Y pues haveis de dar muerte,
aunque tierna, a la porfi? a
de quien troco? nuestra suerte,
para nuestro bien, Mari? a,
seais nin? a tierna y fuerte.
Pagadnos el parabien
apresurando el vivir, .
lie-
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? Libro primero. 99
llegue aprisa nuestro bien,
pues de vos ha de salir
el Capitan de Belen.
De vos saldra? para el fuerte
fiero enemigo, homicida
la muerte, Virgen, de suerte
que es bien dar prisa a la vida,
pues haveis de dar la muerte.
Ya que vio?
Venia , por la honestidad, cubierta de un velo, cO->
mo si no bastara el de sus lagrimas, para mayor
testigo de la suya : mandaron los Jueces que se le
quhasse, con animo de hartar sus ojos de su divi-
na hermosura. Descubriose Susana, y como havia
llorado, parecia su rostro sol, despues de menuda
lluvia. No miro? persona i? u rostro, que no leyesse
su castidad en sus ojos, y la confirma,se con lagri-
mas de los suyos. ? O verdad divina! ? O virgen
reblandeciente y casta! ? Que? bien dixola eloquen-
cia de aqud Romano, que tien s tanto poder,
que con ninguna machina, ingenio, ni arte pue-
des
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro tri? mero. 85
des ser pervertida, y que aunque en ta causa no
tengas defensor , por ti misma te defiendes! ? Qua? n
bien se probo? en la piedad de esta gente aquella
maxima, que la verdad mas se percibe de la fe? ,
que de la razon, y que la naturaleza es maestra
de la verdad! Levantandose pues en medio de el
confuso pueblo aquellos barbaros, puestas las ma-
nes sobre su cabeza, cuyo rostro miraba al cielo,
como a lugar de donde esperaba auxilio, dixeron
ansi: Como nos paseassemos solos por el jardin,
tratando nuestras cosas , vimos entrar a Susana con
dos criadas, que dejandola sola, y cerrando la
puerta, dieron lugar a que un hermoso mozo sa-
liesse de donde estaba escondido, y ofendiesse el
honor de Joachin su esposo. Nosotros viendo tan
feo caso corrimos juntos, y intentamos asirle; pero
vencieron sus valientes brazos los caducos nuestros,
y ansi pudo facilmente librarse de nuestras manos*
A Susana preguntamos, quien era; pero por dili-
gencias que hicimos, no quiso descubrirle: tal debe
ser el amor inmenso que le tiene. De lo dicho so-
mos testigos, y nuestra autoridad , canas y oficio.
Creyo? la barbara multitud del pueblo la deposicion
infame, mas disculpada que otras veces, la facih%
dad del vulgo en dar credito a las cosas que oye,
por ser los testigos les Magistrados de la ciudad,
y de la edad que digo, y sin discrepar ninguno,
la condenaron a muerte. Exclamo? entonces Susana
con una voz grande, y dixo: Dios eterno, que
de Ls cosas ocultas eres juez, tu? que las conoces
y entiendes todas, aun antes que se hagan, tu? sa. r
bes que lo que estos dicen, es testimonio que me
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 86 Pastores de Belen.
levantan. Yo muero, Sen? or , y mi honor se acaba
con mi vida , no haviendo tenido culpa en la mal-
dad , de que la malicia de estos hombres me acu-
sa. Oyo? el piadoso Sen? or su lastimoso llanto: y
como ya la llevassen ala muerte, las blancas manos
atadas, los cabellos sueltos, descompuestos los ves-
tidos , y desamparada de sus deudos, y aun de la
misma humana misericordia, desperto? el espiritu
de un mancebo, cuyo nombre era Daniel, y dixc*
a voces: Pueblo de Babylonia, yo lavo mis ma-
nos de la sangre de esta muger inocente. Admira-
do y detenido el pueblo , volvio? los ojos a la voz
del mozo, y viendole de tan pocos an? os, le dixo:
? Que? es esto que dices? ? Co? mo , o por que causa
te limpias de la sangre de una muger culpada,
que justamente muere ? El qual en medio de todos,
con presencia, que obligaba a escucha lie, dixo:
? Ansi, locos hijos de Israel ? sin conocimiento de la
verdad, y sin juzgar Con la equidad que es justo,
condenais a muerte a una hija vuestra, y de las
prendas y virtudes de Susana ? Volved , volved ai
juicio, conoced de nuevo de esta causa, porque sa-
bed que es falso testimonio. Mirad que la verdad
de ninguna cosa tiene verguenza , sino de estar es-
condida. El pueblo con deseo de saberla , porque
ningun mantenimiento puede haver para el alma,
como el conocimiento de la verdad, volvio? con
alegria a los estrados, rogandole los ancianos a Da-
niel, que se sentasse en medio, pues Dios en tan
verdes an? os le havia dado la honra que a los cabe-
llos canos se concede. Pues apartad , dixo Daniel
entonces, essos dos hombres, el uno del otro y juz-
ga-
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? Libro primero. 87
garelos. Dividieronlos con no pequen? o espanto su-
yo, y admiracion de todos, Y llamando al prime-
ro , le dixo: Envejecido en dias y en maldades,
ahora vienen los pecados que has hecho, juzgando
juicios injustos a oprimir los inocentes. ? No sabes
que dice Dios en el Exodo, que no mates al justo
e inculpable? Si dices que viste a Susana con esse
mozo adultero, <dime debajo de que? arbol estaban
juntos ? Debajo, respondio? el miserable, de un len-
tisco. A quien Daniel replico? : ? O que? bien que has
hablado en dan? o de tu cabeza ! pues ya el Angel
del Sen? or por sentencia suya tiene desnuda la espa-
da para cortarte el cuello. Apartando finalmente
aquel, hizo venir el otro, a quien con ayrados ojos
dixo; Descendiente vil de Canaan, que no de ju-
da? , la hermosura te engan? o? , y el lascivo deseo ha
pervertido tu corazon. Esto debiades de hacer con
las hijas de Israel, y ellas temerosas de perder la
vida y la fama se rendirian a vuestfos viles de-
seos : pero si fue su flaqueza tanta , en Susana no os
sucedio? de essa manera, que su fortaleza quedo? vic-
toriosa de la flaqueza vuestra. Haciendole pues la
misma pregunta , respondio? , que debajo de una
encina. Amenazandole pues Daniel con las se-
veras palabras que al otro, y siendo claramente
convencidos, el pueblo a grandes voces los conde-
no? a la muerte, y por la ley en el Deuteronomio
escrita fueron apedreados. Helcias y Joachin die-
ron a Dios infinitas gracias} y el pueblo alegre y
contento mil parabienes a entrambos, Quedo? Su-
sana en mayor reputacion, y Daniel en la estima
que merecia, porque quien exercita la verdad, ha-
ce
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? 88 Pastores db Belen.
ce una cosa semejante a Dios, el qual no desam-
para jamas las causas inocentes.
Aqui puso fin Pyreno a su historia, celebrada
de los pastores con algunas lagrimas. Que? mal, di-
xo Tebandra, puede prevalecer contra la verdad
la mentira. Tan lejos, respondio? Joran, dixo un
philosopho, que esiaba la verdad de la mentira,
como los oidos de los ojos. Bien dixo, replico? Les-
bia , porque por los oidos nos engan? a, lo que nos
desengan? a por los ojos. En el Levitico mando? Dios,
dixo Aminadab, que no levantassemos falso testi-
monio al proximo. Los legisladores Cesares han
puesto las mismas penas, en que a los inocentes
condenaba la mentira. No en vano decia aquel,
cuya eloquencia es hoy honor de Italia, que no
por la liviandad de los testigos se havia de juzgar
la causa de los honestos hombres. Ninguna menti-
ra , dixo Lesbia, nos ofende tanto, como la que
tiene semejanza con la verdad. Opinion fue muy
recibida de los antiguos, replico? la bella Cloris,
que era mejor ser engan? ado un hombre , que men-
tiroso, con que no poco queda encarecida la hon-
ra de la verdad. Diga Pyreno algun Epigrama, si
os parece, a esta candida virgen , pues los demas
no se han escusado de proprios, o agenos versos.
Pyreno entonces, sin replicar a Cloris , tomando
aquella misma palabra , canto? ansi:
Candida virgen, soberana Astrea,
ley de las artes, de los tiempos hija,
santa Verdad , eternamente fixa
de tu Hacedor en la suprema idea.
Sol
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? Libro primero. 89
Sol que nuestras tinieblas hermosea, . .
y thesoro, que hallado regocija,
pues quando mas obscuridad te aflija,
no hara? n los an? os que lo que es no sea.
Tu? mas que el Rey, que la muger y el vino,
propuesta de los tres en competencia,
por quien la libertad hallo? camino,
Eres el fin y el alma de la ciencia,
y un atributo, que en el Ser divino
tiene con los dema? s correspondencia.
Tocaste muy a proposito, dixo Nemoroso,
la historia de aquella famosa cena del Rey Da-
rio a los Magistrados de Media y Persia, y to-
dos los Pretores, Consules y Prefei? tos, que tenia
desde la India a Ethiopia, en veinte y siete Pro-
vincias. Graciosa, prosiguio? Joran, fue aquella
contienda de los tres mancebos, que el uno dixo,
que el Rey era la cosa mas fuerte , probandolo
con las fuerzas exteriores de su poderoso Imperio:
y el otro que el vino, que tantas veces y en
tantas ocasiones con las interiores suyas ha per-
turbado los juicios de los hombres: mas el dis-
creto Zorobabel satisfizo mejor al Problema, pin-
tando la fortaleza de las mugeres con el exemplo
de Apamen, concubina del Rey, que le quita-
ba la corona de la cabeza * y con los estragos y
muertes sucedidos por su causa, con las pere-
grinaciones, con los mares , con los peligros, con
los incendios, con los thesoros y patrias, y con
los tentados impossibles; pero luego dio? primero
lugar a la verdad victoriosa, infalible, incontrasta-
Tomo XVI. M ble,
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? 9<5 Pastores de Belen.
ble , y sobre todas las cosas digna de estimacion
y reverencia. O quantos, dixo Aminadab enton-
ces , han padecido en el mundo, por decirla muer-
tes y afrentas. Si, replico? Tebandra, pero no
por esso han callado los escritores los sucessos,
pues a su pesar de los tyranos principes se saben
sus vicios j desde el principio del mundo hasta la
edad presente , y se sabran los que huviere por
el discurso de los an? os hasta su fin , que si el
temor no se atreve a los presentes, o la lisonja
y el intere? s los encubren, en el segundo siglo
salen con atrevidas palabras las mas ocultas cosas,
causando poco honor a las cenizas, puesto que
colocadas en sobervias urnas. Herodes tiene en es-
ta sazon el cetro de Judea, cuyas crueldades no
perdonara? n las plumas , que ahora en vez de tin-
ta ban? a de silencio el miedo; ni querais mas
exemplo que lo que ahora tan libremente se dice
de Abimelech , hijo de Gedeon, fratricida crude-
lissimo de sesenta hermanos suyos, fuera de aquel,
a quien los pies sirvieron de alas en tan manifies-
to peligro, y hombre que toda la ciudad de los
Sichimitas passo? a cuchillo en una noche , hasta
matar con humo los que se havian valido de la
inmunidad de los Templos. Pues mirad de que
manera trata la comun fama a la fiera Athalia,
que pretendio? que no quedasse de toda la estir-
pe de David, ni vida , ni memoria.
Llegaban a esta sazon los entretenidos pas-
tores de Belen, con el montan? e? s Aminadab, a
la cabana de Palmyra , y el sol, como si huviera
vertido por el cielo sangre sobre tapetes de oro
al
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro primero. 91
al Occidente, dejandose caer en la mar por la
cumbre de unos montes. Salio? Mahol a recibir a
su sobrino, que ya tenia noticia de su venida, y
dandole mil abrazos se informo? de la salud de
sus hermanos y deudos. Al despedirse los pasto-
les y zagalas del estrangero, le suplicaron, que
el siguiente dia se hallasse en el prado , donde
cada uno le prometia algun presente, porque pro-
siguiesse el suave sujeto de aquella historia. El se
lo prometio? assi, y de referirles tambien las fies-
tas que al nacimiento de Juan se havian hecho
en las montan? as , a que havian acudido los mas
dispuestos, valientes y entendidos pastores de aque-
lla tierra. Con esto se fueron alegres , y Mahol
regalo?
a su sobrino, aunque en pobre mesa, de
abundante cena aquella noche; tratando despues
della de la cobranza de las obligaciones que tra-
hia, aunque ya el enamorado mozo mas deseaba
cobrar por muger a Palmyra, que llevar los the-
soros de Gaza a su padre anciano. No lo cono-
cio? mal el discreto viejo , ni ella lo negaba con
la lengua de los mudos ojos, que en tales ocasio-
nes con notable eficacia afirman , o contradicen
lo que sienten. Dejemos essa platica, dixo Ami-
nadab a su tio , assi te den los cielos un yerno
para essa hermosa y agraciada hija , como le ha-
llo? Rachel para la suya en aquellos dorados si-
glos de Tobias: y como el viejo le prometiesse
despacharle, y se quisiesse recoger con su familia,
Aminadab deseoso de no perder la vista de su pre-
sencia, para entretenerle, andaba rodeando como
le diesse ocassion a que el viejo con la dulzura
M2 de
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? 92 Pastores db Belen.
de alguna passada historia se embebeciesse: que
se deleytan y entretienen mucho los que lo son
en contar a los que vienen , o las cosas que en
su mocedad passaron, o las que oyeron a sus ma-
yores. Vio? en este tiempo una pintura el pastor,
que cubria buena parte del lienzo del aposento:
estaban pintados en ella no de muy grossera ma-
no dos pyramides, cuyas bassas eran dos fortis-
simas pen? as, y parecia que tenian su assiento en
las entran? as de la tierra. En los lejos, que la pers-
pectiva descubria, se via la primera nave del mun-
do, que sujeto? y vencio? la sobervia de las aguas,
sin jarcias, velas, aguja, marineros y pilotos; por-
que la conservaba la voluntad de el cielo, que la
defendio? y puso despues de aquel universal dilu-
vio sobre los montes de Armenia. ? Que? sig-
nifica , dixo Aminadab a Mahol, amado tio, es-
te hieroglyphico, que? son estos pyramides , aquel
arca sobre aquellas sierras, y estas figuras de hom-
bres , que parece que trabajan por romper las co-
lunas de estos dos estupendos edificios, a quien ja-
ma? s los barbaros tumulos de Egypto parece que
se igualaron? Timerio, dixo el viejo, pintor no
inferior a los que por esta tierra han tenido fama,
si bien no ha tenido la pintura por ella el nom-i
bre que le han dado Italia y Grecia, me dio? es-
te lienzo en agradecimiento del hospedaje que yo
le hacia en este cortijo las veces que de su tierra
passaba a Jerusalen, en las solemnes fiestas, a que
por el discurso del an? o estamos obligados: y por-
que entiendas lo que significa, estame atento.
Pespues de la muerte de Abel, y de la huida de
Cain,
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? Libro primero. 93
Cain , tuvo Adan otros muchos hijos, los quales
assaz multiplicaron su sangre sobre la tierra, mas
la Escritura Sacra dejandolos aparte, solo habla
de Seth y de sus descendientes. Este Seth final-
mente nacio? el an? o ciento y treinta de la edad
de Adan , y fue hombre justo y santo : y despre-
ciando los vicios, abrazo? las virtudes, en las qua-
les exercitando sus descendientes , de edad en
edad , le fueron imitando. Estos fueron los pri-
meros inventores de la Astrologia natural, y que
observaron los cursos y movimientos de los cie-
los , y de las estrellas del mundo universal, de
las espheras y de los orbes en particular, del si*
tio de las estrellas fixas , de la Theorica de los
planetas , de los eclipses, de los polos , climas,
hemispherios, circuios, excentricos , epicyclos , re-
trogradaciones, acessos y recessos, horoscopos, rap-
tos y otros diversos movimientos, que este pare-
cer es mas justo seguir, sin divertirnos a las
varias opiniones de tantos, pues unos dan esta in-
vencion a los Egypcios, otros a los Ethiopes, al-
gunos a los Chaldeos , quales a los Phenicios , y
quales a los Babylonios. Lo cierto es, que los
Hebreos la supieron de Adan, como las otras
ciencias y artes liberales: el qual sabiendo, que
se havia de arruinar el mundo por dos veces,
una por fuego y otra por agua, y dudando qual
seria destas la primera , para que no se perdies-
se el conocimiento de las ciencias, fabrico? dos
torres, una de piedras vivas, y otra de ladrillos
crudos, y en cada una de ellas deposito? las ar-
tes, lo mejor que fue possible escribir su methodo,
con
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? 94 Pastores de Belbh.
con intento que si primero viniesse el fuego, se
conservasse en los ladrillos crudos, y si el agua, en
las juntas piedras. Sucedio pues que en el gene-
ral diluvio se conservo? la torre de silleria, de que
los futuros hombres fueron sacando las ciencias, que
por la brevedad de la vida fuera impossible. Esso
significan pues aquellas pyramides, aquel arca, y
aquellos que trabajan por derribar sus altas pesa-
dumbres. Segun esso, dixo el pastor, el mas
cientifico de los nacidos fue Adan. Y el mayor
sen? or y monarca , dixo Mihol, que ha visto, ni
tenido el mundo, desde que la tierra estaba so-
la y Vacia, hasta el postrero que en ella puso la
planta. Adan primero protoplasto fue Rey y Pre-
sidente de jtodas las cosas que el Hacedor del
mundo crio? , hasta que descanso? de sus obras ma-
ravillosas el septimo dia. El puso a todas sus nom-
bres conforme a sus naturalezas. Y finalmente
fue obedecido de todas, hasta que por el pecado
de su desobediencia le negaron el feudo ; por. *
que a quien desobedece a Dios, no havian de obe-
decer las criaturas, que con respeto obediencial
le adoran. La humiliacion que hace el elephan-
te a la nueva luna, los cantos de las aves al Al-
va , el n? o salir la mar sobervia de tan humildes
limites , y el sossiego que comunmente llaman
dias aleyonicos, atribuyendole al parto de aquellas
aves, el mirar las aguilas los rayos del sol, sin
otras sen? ales, que por evitar prolixidad no digo,
no es otra cosa sino reconocimiento al cielo, y a
su Criador infinito debidas gracias que le dan, y
confusion de la ingratitud de los hombres, que
del
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? Libro primer(C). 9JT
del han recibido tan altos beneficios, como es el
anima racional, sus potencias y acciones, la pro-
metida gloria, viviendo con la observancia de sus
preceptos : pues aun muchas flores que solo tie-
nen la sensitiva, vuelven su rostro al sol, como
se ve? en los pensiles y girasoles. ? Qua? nto mayor,
dixo Aminadab, sera? ahora el beneficio, de ha-
ver enviado su unigenito hijo a la tierra, por el
inmenso amor que tiene al mundo! Esse, dixo el
anciano, pierdese de vista a los mayores encare-
cimientos : < pero que? has oido en tu montan? a
destos mysterios ? ? eo? mo sq hallan Zacharias y Isa-
bel con el nuevo, y no pensado fruto ? ? Es Juan
hermoso ? ? huvo grandes fiestas en su nacimiento?
Que por aca? no han faltado pastores y serranos,
que con notables. regocijos han mostrado una su-
bita alegria, que ha nacido por este nin? o en los
corazones de todos. Muchas cosas te dixera, re-
plico? Aminadab, sino. huviera prometido a Levi,
a Nemoroso y a otros zagales , referirselas ma-
n? ana en el prado, donde si quieres hallartet oira? s
maravillas, assi de parte de la grandeza del su-
cesso , como de las fiestas, versos , luchas , apues-
tas, premios, danzas y regocijos. No faltare? , di-
xo el viejo, a tan justo entretenimiento , y huel-
gome que por alla? se exerciten los mozos en tan
santas recreaciones. Muchos saben, dixo Amina-
dab, la Escritura, y estan atentos al esperado fru-
to de esta soberana Virgen con fe? infalible de
que ha de ser el prometido Messias. a tantos Pa-
triarcas , Reyes y Prophetas, para nuestra salud
y descanso de aquellos venerados Padres, que ha
tan-
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? 96 Pastores de Belen.
tantos centenares de an? os que le esperan, cjuan-
tos hasta ahora tiene el mundo, que si no me en. .
gan? o, corren por tres mil y novecientos y sesenta
y dos. ? Que? edad dicen por alla? que tiene Ma-
ri? a , Esposa de Joseph ? Catorce an? os y tres me-
ses , poco mas a menos: porque nacio? el an? o
quinto de la Monarchia de O&aviano Augusto^
de mil y veinte de la promessa de Abrahan, y
ciento y cincuenta y tres del Reyno de David:
celebre, divino, soberano, y nunca bastantemen-
te encarecido nacimiento: bien aventurados sean
los padres que la engendraron. No poco , dixo
Aminadab, se celebro? y celebra todos los an? os
en las aldeas de Nazareth esse dia. Si no te can-
sas , te dire una competencia entre quatro serra-
nos , dos del Carmelo, y dos de nuestra tierra,
sobre una glossa, y tu? podra? s juzgarlos i porque
alla? , o por no saber, o por no determinarse, los
igualaron con quatro premios. Holgare? en estre-
mo, dixo Mahol, de escucharlos, si bien del jui-
cio que me pides, mi ignorancia me reserva. La
glossa dice assi, replico? el pastor, poniendo un
breve espacio la mano sobre la frente, para con-
vidar la memoria en el silencio de si mismo:
A esta aldea bien venida
seais, nina tierna y fuerte,
pues haveis de dar la muertt
al que nos quito? la vida*
De la corte celestial
a Nazareth venis hoy,
Vir-
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? . Libro primero.
virgen con tanto caudal,
que la bien venida os doy
por el aldea mortal,
nadie como vos le pida,
que como fuistes nacida
para ser . madre de Dios,
ninguna fue como vos
a esta aldea bien venida .
Quando dixo Salomon,
que muger fuerte no havia,
no vio? vuestra perfeccion,
que vos nacistes, Mari? a,
con diferente blason.
La duda ahora convierte
en maravilla, de suerte
que llama abismo profundo,
que sola vos en el mundo
seais nin? a, tierna y fuerte.
Justa fue la fortaleza,
pues la muerte haveis de dalle,
quebrandole la cabeza
al que nos traxo a este valle
de lagrimas y tristeza.
Si falto? muerte tan fuerte
para la sierpe homicida,
y Dios que sois vos advierte,
norabuena tengais vida,
pues haveis de dar la muerte*
Palabras de Dios jama? s
retrocedieron el vuelo,
porque en echando el compas,
dejara? de ser el cielo
Tomo XVI. N
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? 5>3 Pastores de Belbn.
antes que vuelvan atras.
De vos, nin? a esclarecida ,
dixo Dios, que el pie pondreis
sobre la frente atrevida,
luego la muerte dareis
al que nos quito? la vida.
Esta hizo Antino Carmelita, no por exercitado
en este genero, mas oye por tu vida la de Danteo.
Fastorcilla Nazarena
que teneis al cielo en vos,
y de tantas gracias llena,
que el dorado grano es Dios
de vuestra limpia azucena,
pues naceis de luz vestida
a ser fuerte y a vencer,
a ser tierna y a dar vida,
\ quie? n duda que haveis de ser
a esta aldea bien venida Z
Parece que fuerte y tierna
implican contradiccion,
mas la virtud que os gobierna
hace esta divina union,
para vuestra gloria eterna.
Y pues haveis de dar muerte,
aunque tierna, a la porfi? a
de quien troco? nuestra suerte,
para nuestro bien, Mari? a,
seais nin? a tierna y fuerte.
Pagadnos el parabien
apresurando el vivir, .
lie-
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? Libro primero. 99
llegue aprisa nuestro bien,
pues de vos ha de salir
el Capitan de Belen.
De vos saldra? para el fuerte
fiero enemigo, homicida
la muerte, Virgen, de suerte
que es bien dar prisa a la vida,
pues haveis de dar la muerte.
Ya que vio?
