Al amanecer se
cerraron
mis parpados, y, ?
Gustavo Adolfo Becuqer
' See p.
5, note 2, and p.
26, note 1. ]
En las rafagas del aire y confundido con los leves rumores de la
noche, creyo percibir un extrano rumor de voces delgadas, dulces y
misteriosas que hablaban entre si, reian o cantaban cada cual por su
parte y una cosa diferente, formando una algarabia tan ruidosa y
confusa como la de los pajaros que despiertan al primer rayo del sol
entre las frondas de una alameda.
Este extrano rumor solo se dejo oir un instante, y despues todo volvio
a quedar en silencio.
--Sin duda sonaba con las majaderias que nos refirio el zagal, exclamo
Garces restregandose los ojos con mucha calma, y en la firme
persuasion de que cuanto habia creido oir no era mas que esa vaga
huella del ensueno que queda, al despertar, en la imaginacion, como
queda en el oido la ultima cadencia de una melodia despues que ha
expirado temblando la ultima nota. Y dominado por la invencible
languidez que embargaba sus miembros, iba a reclinar de nuevo la
cabeza sobre el cesped, cuando torno a oir el eco distante de aquellas
misteriosas voces, que acompanandose del rumor del aire, del agua y de
las hojas, cantaban asi:
CORO
<<El arquero que velaba en lo alto de la torre ha reclinado su pesada
cabeza en el muro.
>>Al cazador furtivo que esperaba sorprender la res, lo ha sorprendido
el sueno.
>>El pastor que aguarda el dia consultando las estrellas, duerme ahora
y dormira hasta el amanecer.
>>Reina de las ondinas,[1] sigue nuestros pasos.
[Footnote 1: ondinas = 'undines. ' Female water-sprites, without
souls. They form one branch of the elemental spirits (see p. 24,
note 2, and p. 47, note 1). Read Fouque's romantic novel entitled
_Undine_. ]
>>Ven a mecerte en las ramas de los sauces sobre el haz del agua.
>>Ven a embriagarte con el perfume de las violetas que se abren entre
las sombras.
>>Ven a gozar de la noche, que es el dia de los espiritus. >>
Mientras flotaban en el aire las suaves notas de aquella deliciosa
musica, Garces se mantuvo inmovil. Despues que se hubo desvanecido,
con mucha precaucion aparto un poco las ramas, y no sin experimentar
algun sobresalto vio aparecer las corzas que en tropel y salvando los
matorrales con ligereza increible unas veces, deteniendose como a
escuchar otras, jugueteando entre si, ya escondiendose entre la
espesura, ya saliendo nuevamente a la senda, bajaban del monte con
direccion al remanso del rio.
Delante de sus companeras, mas agil, mas linda, mas juguetona y alegre
que todas, saltando, corriendo, parandose y tornando a correr, de modo
que parecia no tocar el suelo con los pies, iba la corza blanca, cuyo
extrano color destacaba como una fantastica luz sobre el obscuro fondo
de los arboles.
Aunque el joven se sentia dispuesto a ver en cuanto le rodeaba algo de
sobrenatural y maravilloso, la verdad del caso era, que prescindiendo
de la momentanea alucinacion que turbo un instante sus sentidos
fingiendole musicas, rumores y palabras, ni en la forma de las corzas
ni en sus movimientos, ni en los cortos bramidos con que parecian
llamarse, habia nada con que no debiese estar ya muy familiarizado un
cazador practico en esta clase de expediciones nocturnas.
A medida que desechaba la primera impresion, Garces comenzo a
comprenderlo asi, y riendose interiormente de su incredulidad y su
miedo, desde aquel instante solo se ocupo en averiguar, teniendo en
cuenta la direccion que seguian, el punto donde se hallaban las
corzas.
Hecho el calculo, cogio la ballesta entre los dientes, y arrastrandose
como una culebra por detras de los lentiscos, fue a situarse obra de
unos cuarenta pasos mas lejos del lugar en que antes se encontraba.
Una vez acomodado en su nuevo escondite, espero el tiempo suficiente
para que las corzas estuvieran ya dentro del rio, a fin de hacer el
tiro mas seguro. Apenas empezo a escucharse ese ruido particular que
produce el agua que se bate a golpes o se agita con violencia, Garces
comenzo a levantarse poquito a poco y con las mayores precauciones,
apoyandose en la tierra primero sobre la punta de los dedos, y despues
con una de las rodillas.
Ya de pie, y cerciorandose a tientas de que el arma estaba preparada,
dio un paso hacia adelante, alargo el cuello por cima de los arbustos
para dominar el remanso, y tendio la ballesta; pero en el mismo punto
en que, a par de la ballesta, tendio la vista buscando el objeto que
habia de herir, se escapo de sus labios un imperceptible e
involuntario grito de asombro.
La luna que habia ido remontandose con lentitud por el ancho
horizonte, estaba inmovil y como suspendida en la mitad del cielo. Su
dulce claridad inundaba el soto, abrillantaba la intranquila
superficie del rio y hacia ver los objetos como a traves de una gasa
azul.
Las corzas habian desaparecido.
En su lugar, lleno de estupor y casi de miedo, vio Garces un grupo de
bellisimas mujeres, de las cuales, unas entraban en el agua
jugueteando, mientras las otras acababan de despojarse de las ligeras
tunicas que aun ocultaban a la codiciosa vista el tesoro de sus
formas.
En esos ligeros y cortados suenos de la manana, ricos en imagenes
risuenas y voluptuosas, suenos diafanos y celestes como la luz que
entonces comienza a transparentarse a traves de las blancas cortinas
del lecho, no ha habido nunca imaginacion de veinte anos que
bosquejase con los colores de la fantasia una escena semejante a la
que se ofrecia en aquel punto a los ojos del atonito Garces.
Despojadas ya de sus tunicas y sus velos de mil colores, que
destacaban sobre el fondo, suspendidas de los arboles o arrojadas con
descuido sobre la alfombra del cesped, las muchachas discurrian a su
placer por el soto, formando grupos pintorescos, y entraban y salian
en el agua, haciendola saltar en chispas luminosas sobre las flores de
la margen como una menuda lluvia de rocio.
Aqui una de ellas, blanca como el vellon de un cordero, sacaba su
cabeza rubia entre las verdes y flotantes hojas de una planta
acuatica, de la cual parecia una flor a medio abrir, cuyo flexible
tallo mas bien se adivinaba que se veia temblar debajo de los
infinites circulos de luz de las ondas.
Otra alla, con el cabello suelto sobre los hombros meciase suspendida
de la rama de un sauce sobre la corriente de un rio, y sus pequenos
pies, color de rosa, hacian una raya de plata al pasar rozando la
tersa superficie. En tanto que estas permanecian recostadas aun al
borde del agua con los azules ojos adormidos, aspirando con
voluptuosidad el perfume de las flores y estremeciendose ligeramente
al contacto de la fresca brisa, aquellas danzaban en vertiginosa
ronda, entrelazando caprichosamente sus manos, dejando caer atras la
cabeza con delicioso abandono, e hiriendo el suelo con el pie en
alternada cadencia.
Era imposible seguirlas en sus agiles movimientos, imposible abarcar
con una mirada los infinitos detalles del cuadro que formaban, unas
corriendo, jugando y persiguiendose con alegres risas por entre el
laberinto de los arboles; otras surcando el agua como un cisne, y
rompiendo la corriente con el levantado seno; otras, en fin,
sumergiendose en el fondo, donde permanecian largo rato para volver a
la superficie, trayendo una de esas flores extranas que nacen
escondidas en el lecho de las aguas profundas.
La mirada del atonito montero vagaba absorta de un lado a otro, sin
saber donde fijarse, hasta que sentado bajo un pabellon de verdura que
parecia servirle de dosel, y rodeado de un grupo de mujeres todas a
cual mas bellas, que la ayudaban a despojarse de sus ligerisimas
vestiduras, creyo ver el objeto de sus ocultas adoraciones, la hija
del noble don Dionis, la incomparable Constanza.
Marchando de sorpresa en sorpresa, el enamorado joven no se atrevia ya
a dar credito ni al testimonio de sus sentidos, y creiase bajo la
influencia de un sueno fascinador y enganoso.
No obstante, pugnaba en vano por persuadirse de que todo cuanto veia
era efecto del desarreglo de su imaginacion; porque mientras mas la
miraba, y mas despacio, mas se convencia de que aquella mujer era
Constanza.
No podia caber duda, no: suyos eran aquellos ojos obscuros y
sombreados de largas pestanas, que apenas bastaban a amortiguar la luz
de sus pupilas; suya aquella rubia y abundante cabellera, que despues
de coronar su frente se derramaba por su blanco seno y sus redondas
espaldas como una cascada de oro; suyos, en fin, aquel cuello airoso,
que sostenia su languida cabeza, ligeramente inclinada como una flor
que se rinde al peso de las gotas de rocio, y aquellas voluptuosas
formas que el habia sonado tal vez, y aquellas manos semejantes a
manojos de jazmines, y aquellos pies diminutos, comparables solo con
dos pedazos de nieve que el sol no ha podido derretir, y que a la
manana blanquean entre la verdura.
En el momento en que Constanza salio del bosquecillo, sin velo alguno
que ocultase a los ojos de su amante los escondidos tesoros de su
hermosura, sus companeras comenzaron nuevamente a cantar estas
palabras con una melodia dulcisima:
CORO
<<Genios del aire, habitadores del luminoso eter, venid envueltos en un
jiron de niebla plateada.
>>Silfos[1] invisibles, dejad el caliz de los entreabiertos lirios, y
venid en vuestros carros de nacar al que vuelan uncidas las mariposas.
[Footnote 1: The spirits mentioned here belong to the race of
sub-human intelligences known in the old magical doctrine as
elemental or elementary spirits, "who are formally grouped into four
broad species. The air is inhabited by the amiable race of Sylphs,
the sea by the delightful and beautiful Undines, the earth by the
industrious race of swarthy Gnomes, and the fire by the exalted and
glorious nation of Salamanders, who are supreme in the elementary
hierarchy. There is a close analogy in the natures of all these
intelligences with the more lofty constitution of certain angelical
choirs. . . . the Seraphim, Virtues, and Powers (being) of a fiery
character, the Cherubim terrestrial, the Thrones and Archangels
aquatic, while the Dominations and Principalities are aerial. " A. E.
Waite, _The Occult Sciences_, London, 1891, p. 37.
The elementary spirits are believed to be without souls. "Sometimes,
however, an elementary spirit procures a soul by means of a loving
union with one of the human race. At other times, the reverse
happens, and the soul of the mortal is lost, who, leaving the haunts
of men, associates with those soulless, but often amiable and
affectionate beings. " Idem, pp. 35-36. See p. 24, note 2, and p. 43,
note 1. ]
>>Larvas de las fuentes,[1] abandonad el lecho de musgo y caed sobre
nosotras en menuda lluvia de perlas.
[Footnote 1: See p. 47, note 1. ]
>>Escarabajos de esmeralda, luciernagas de fuego, mariposas negras,[1]
venid!
[Footnote 1: These insects figure frequently in popular mythology.
Consult de Gubematis, _Zoological Mythology_, London, 1872, 2 vols. ]
>>Y venid vosotros todos, espiritus de la noche, venid zumbando como un
enjambre de insectos de luz y de oro.
>>Venid, que ya el astro protector de los misterios[1] brilla en la
plenitud de su hermosura.
[Footnote 1: The moon. ]
>>Venid, que ha llegado el momento de las transformaciones
maravillosas.
>>Venid, que las que os aman os esperan impacientes. >>
Garces, que permanecia inmovil, sintio al oir aquellos cantares
misteriosos que el aspid de los celos le mordia el corazon, y
obedeciendo a un impulso mas poderoso que su voluntad, deseando romper
de una vez el encanto que fascinaba sus sentidos, separo con mano
tremula y convulsa el ramaje que le ocultaba, y de un solo salto se
puso en la margen del rio. El encanto se rompio, desvaneciose todo
como el humo, y al tender en torno suyo la vista, no vio ni oyo mas
que el bullicioso tropel con que las timidas corzas, sorprendidas en
lo mejor de sus nocturnos juegos, huian espantadas de su presencia,
una por aqui, otra por alla, cual salvando de un salto los matorrales,
cual ganando a todo correr la trocha del monte.
--? Oh! bien dije yo que todas estas cosas no eran mas que
fantasmagorias del diablo, exclamo entonces el montero; pero por
fortuna esta vez ha andado un poco torpe dejandome entre las manos la
mejor presa.
Y en efecto, era asi: la corza blanca, deseando escapar por el soto,
se habia lanzado entre el laberinto de sus arboles, y enredandose en
una red de madreselvas, pugnaba en vano por desasirse. Garces le
encaro la ballesta; pero en el mismo punto en que iba a herirla, la
corza se volvio hacia el montero, y con voz clara y aguda detuvo su
accion con un grito, diciendole:--Garces ? que haces? --El joven
vacilo, y despues de un instante de duda, dejo caer al suelo el arma,
espantado a la sola idea de haber podido herir a su amante. Una sonora
y estridente carcajada vino a sacarle al fin de su estupor; la corza
blanca habia aprovechado aquellos cortos instantes para acabarse de
desenredar y huir ligera como un relampago, riendose de la burla hecha
al montero.
--? Ah! condenado engendro de Satanas, dijo este con voz espantosa,
recogiendo la ballesta con una rapidez indecible: pronto has cantado
la victoria, pronto te has creido fuera de mi alcance; y esto
diciendo, dejo volar la saeta, que partio silbando y fue a perderse en
la obscuridad del soto, en el fondo del cual sono al mismo tiempo un
grito, al que siguieron despues unos gemidos sofocados.
--? Dios mio! exclamo Garces al percibir aquellos lamentos angustiosos.
? Dios mio, si sera verdad! Y fuera de si, como loco, sin darse cuenta
apenas de lo que le pasaba, corrio en la direccion en que habia
disparado la saeta, que era la misma en que sonaban los gemidos. Llego
al fin; pero al llegar, sus cabellos se erizaron de horror, las
palabras se anudaron en su garganta, y tuvo que agarrarse al tronco de
un arbol para no caer a tierra.
Constanza, herida por su mano, expiraba alli a su vista, revolcandose
en su propia sangre, entre las agudas zarzas del monte.
LA AJORCA DEL ORO
I
Ella era hermosa, hermosa con esa hermosura que inspira el vertigo;
hermosa con esa hermosura que no se parece en nada a la que sonamos en
los angeles, y que, sin embargo, es sobrenatural; hermosura diabolica,
que tal vez presta el demonio a algunos seres para hacerlos sus
instrumentos en la tierra.
El la amaba: la amaba con ese amor que no conoce freno ni limites; la
amaba con ese amor en que se busca un goce y solo se encuentran
martirios; amor que se asemeja a la felicidad, y que, no obstante,
parece infundir el cielo para la expiacion de una culpa.
Ella era caprichosa, caprichosa y extravagante, como todas las
mujeres[1] del mundo.
[Footnote 1: This cynical view of women is repeated in some of
Becquer's verses, and may not unlikely have been caused by a bitter
personal experience, as the love-story embodied in the poems seems
to suggest. ]
El, supersticioso, supersticioso y valiente, como todos los hombres de
su epoca.
Ella se llamaba Maria Antunez.
El Pedro Alfonso de Orellana.
Los dos eran toledanos[1], y los dos vivian en la misma ciudad que los
vio nacer.
[Footnote 1: toledanos--'of Toledo. ' Toledo is the capital of a
province of the same name. It is situated on the Tagus not far to
the south of Madrid. "The city was the ancient capital of the
Carpetani, and was conquered by the Romans about 193 B. C. It was the
capital of the West-Gothic realm;. . . was the second city in the
country under the Moorish rule; was taken by Alfonso VI of Castile
and Leon in 1085;. . . and was the capital of Castile until superseded
by Madrid in the sixteenth century. " _Century Dict_. Population
(1900) 23,375. Within its walls it presents the appearance of a
Moorish city with huddled dwellings and narrow, crooked streets,
which afford but scanty room even for the foot passenger. Viewed
from without it is unrivaled for stern picturesqueness. "The city
lies on a swelling granite hill in the form of a horseshoe, cut out,
as it were, by the deep gorge of the Tagus from the mass of
mountains to the south. On the north it is connected with the great
plain of Castile by a narrow isthmus. At all other points the sides
of the rocky eminence are steep and inaccessible. " (Baedeker. )
"Toledo, on its hillside, with the tawny half-circle of the Tagus at
its feet, has the color, the roughness, the haughty poverty of the
sierra on which it is built, and whose strong articulations from the
very first produce an impression of energy and passion. " (Quoted
from M. Maurice Barres in Hannah Lynch's _Toledo_, London, 1903, p.
3. )]
La tradicion que refiere esta maravillosa historia, acaecida hace
muchos anos, no dice nada mas acerca de los personajes que fueron sus
heroes.
Yo, en mi calidad de cronista veridico, no anadire ni una sola palabra
de mi cosecha para caracterizarlos mejor.
II
El la encontro un dia llorando y le pregunto:--? Por que lloras?
Ella se enjugo los ojos, le miro fijamente, arrojo un suspiro y volvio
a llorar.
Pero entonces, acercandose a Maria, le tomo una mano, apoyo el codo en
el pretil arabe desde donde la hermosa miraba pasar la corriente del
rio, y torno a decirle:--? Por que lloras?
El Tajo[1] se retorcia gimiendo al pie del mirador[2] entre las rocas
sobre que se asienta la ciudad imperial. [3] El sol trasponia los
montes vecinos, la niebla de la tarde flotaba como un velo de gasa
azul, y solo el monotono ruido del agua interrumpia el alto silencio.
[Footnote 1: El Tajo = 'The Tagus. ' "The longest river in the
Spanish peninsula. . . . It rises in the province of Teruel, Spain, in
the mountain Muela de San Juan; flows west through New Castile and
Estremadura; forms part of the boundary between Spain and Portugal;
and empties by two arms into the Bay of Lisbon. The chief city on
its banks in Spain is Toledo. " _Century Dict. _]
[Footnote 2: mirador = 'lookout,' a kind of bow in the wall
surrounding some of the heights of Toledo. ]
[Footnote 3: imperial. Referring probably to the time of the Roman
dominion, which, though it lasted some two hundred years, has left
in the monuments of Toledo very little evidence of its duration. See
p. 50, note 2. ]
Maria exclamo:--No me preguntes por que lloro, no me lo preguntes;
pues ni yo sabre contestarte, ni tu comprenderme. Hay deseos que se
ahogan en nuestra alma de mujer, sin que los revele mas que un
suspiro; ideas locas que cruzan por nuestra imaginacion, sin que ose
formularlas el labio, fenomenos incomprensibles de nuestra naturaleza
misteriosa, que el hombre no puede ni aun concebir. Te lo ruego, no me
preguntes la causa de mi dolor; si te la revelase, acaso te arrancaria
una carcajada.
Cuando estas palabras expiraron, ella torno a inclinar la frente, y el
a reiterar sus preguntas.
La hermosa, rompiendo al fin su obstinado silencio, dijo a su amante
con voz sorda y entrecortada.
--Tu lo quieres, es una locura que te hara reir; pero no importa: te
lo dire, puesto que lo deseas.
Ayer estuve en el templo. [1] Se celebraba la fiesta de la Virgen;[2]
su imagen, colocada en el altar mayor sobre un escabel de oro,
resplandecia como un[3] ascua de fuego; las notas del organo temblaban
dilatandose de eco en eco por el ambito de la iglesia, y en el coro
los sacerdotes entonaban el _Salve, Regina_[4]
[Footnote 1: templo. Reference is made here to the cathedral of
Toledo. ]
[Footnote 2: la fiesta de la Virgen. Probably the festival of the
Assumption, August 15, as this is generally considered the most
important of the various festivals in honor of the Virgin, such as,
for example, the Nativity of Mary (September 8), the Purification of
the Blessed Virgin (February 2), and the Annunciation (March 25). ]
[Footnote 3: un. For _una_. This use is not sanctioned by the
Spanish Academy, nor, as Knapp says, "by the best modern writers. "]
[Footnote 4: Salve, Regina = 'Hail, Queen (of Mercy). ' The first
words of a Latin antiphon ascribed to Hermannus Contractus (b.
1013-d. 1054). In mediaeval times it was a great favorite with the
church, and was appointed for use at compline, from the first
vespers of Trinity Sunday up to nones on the Saturday before Advent
Sunday. See John Julian, _Dictionary of Hymnology_, London, 1892, p.
991. ]
Yo rezaba, rezaba absorta en mis pensamientos religiosos, cuando
maquinalmente levante la cabeza y mi vista se dirigio al altar. No se
por que mis ojos se fijaron desde luego en la imagen, digo mal, en la
imagen no; se fijaron en un objeto que hasta entonces no habia visto,
un objeto que, sin poder explicarmelo, llamaba sobre si toda mi
atencion. No te rias . . . aquel objeto era la ajorca de oro que tiene
la Madre de Dios en uno de los brazos en que descansa su divino
Hijo. . . . Yo aparte la vista y torne a rezar. . . . ? Imposible! Mis ojos
se volvian involuntariamente al mismo punto. Las luces del altar,
reflejandose en las mil facetas de sus diamantes, se reproducian de
una manera prodigiosa. Millones de chispas de luz rojas y azules,
verdes y amarillas, volteaban alrededor de las piedras como un
torbellino de atomos de fuego, como una vertiginosa ronda de esos
espiritus de las llamas que fascinan con su brillo y su increible
inquietud. . . .
Sali del templo, vine a casa, pero vine con aquella idea fija en la
imaginacion. Me acoste para dormir; no pude. . . . Paso la noche, eterna
con aquel pensamiento. . . .
Al amanecer se cerraron mis parpados, y, ? lo
creeras? aun en el sueno veia cruzar, perderse y tornar de nuevo una
mujer, una mujer morena y hermosa, que llevaba la joya de oro y de
pedreria; una mujer, si, porque ya no era la Virgen que yo adoro y
ante quien me humillo, era una mujer, otra mujer como yo, que me
miraba y se reia mofandose de mi. --? La ves? parecia decirme,
mostrandome la joya. --? Como brilla! Parece un circulo de estrellas
arrancadas del cielo de una noche de verano. ? La ves? pues no es tuya,
no lo sera nunca, nunca. . . . Tendras acaso otras mejores, mas ricas, si
es posible; pero esta, esta que resplandece de un modo tan fantastico,
tan fascinador . . . nunca . . . nunca . . . --Desperte; pero con la misma
idea fija aqui, entonces como ahora, semejante a un clavo ardiente,
diabolica, incontrastable, inspirada sin duda por el mismo Satanas. . . .
? Y que? . . . Callas, callas y doblas la frente. . . . ? No te hace reir mi
locura?
Pedro, con un movimiento convulsive, oprimio el puno de su espada,
levanto la cabeza, que en efecto habia inclinado, y dijo con voz
sorda:
--? Que Virgen tiene esa presea?
--La del Sagrario,[1] murmuro Maria.
[Footnote 1: La (Virgen) del Sagrario. A highly venerated figure of
the Virgin, made of a dark-colored wood and almost covered with
valuable jewels. It stands now in the chapel of the same name, to
which visitors are seldom admitted. ]
--? La del Sagrario! repitio el joven con acento de terror: ? la del
Sagrario de la catedral! . . .
Y en sus facciones se retrato un instante el estado de su alma,
espantada de una idea.
--? Ah! ? por que no la posee otra Virgen? [1] prosiguio con acento
energico y apasionado; ? por que no la tiene el arzobispo en su mitra,
el rey en su corona, o el diablo entre sus garras? Yo se la arrancaria
para ti, aunque me costase la vida o la condenacion. Pero a la Virgen
del Sagrario, a nuestra Santa Patrona, yo . . . yo que he nacido en
Toledo, ? imposible, imposible!
[Footnote 1: otra Virgen. There are several other statues of the
Virgin in the cathedral, for which, however, less reverence is felt.
The choice of certain statues of Christ or of the Virgin for special
veneration is very characteristic of Spanish Catholics. See p. 152,
note 2. ]
--? Nunca! murmuro Maria con voz casi imperceptible; ? nunca!
Y siguio llorando.
Pedro fijo una mirada estupida en la corriente del rio. En la
corriente, que pasaba y pasaba sin cesar ante sus extraviados ojos,
quebrandose al pie del mirador entre las rocas sobre que se asienta la
ciudad imperial.
III
? La catedral de Toledo! [1] Figuraos un bosque de gigantes palmeras de
granito que al entrelazar sus ramas forman una boveda colosal y
magnifica, bajo la que se guarece y vive, con la vida que le ha
prestado el genio, toda una creacion de seres imaginarios y reales.
[Footnote 1: La catedral de Toledo. The construction of the Toledo
Cathedral is essentially of the thirteenth century, although it was
not finished until 1493. The exterior of this vast church, with its
great doors, rose-windows, and beautiful Gothic towers, the northern
one of which (295 ft. ) has alone been finished, is of surpassing
grandeur and beauty, and nothing could be more sumptuous or more
impressive than its interior. "And should time be short for detailed
inspection, it is this general effect of immense naves, of a forest
of columns and of jeweled windows that we carry away, feeling too
small amidst such greatness of form and incomparable loveliness of
lights for the mere expression of admiration. " Hannah Lynch,
_Toledo_, London, 1903, pp. 150-151. ]
Figuraos un caos incomprensible de sombra y luz, en donde se mezclan y
confunden con las tinieblas de las naves los rayos de colores de las
ojivas; donde lucha y se pierde con la obscuridad del santuario el
fulgor de las lamparas.
Figuraos un mundo de piedra, inmenso como el espiritu de nuestra
religion, sombrio como sus tradiciones, enigmatico como sus parabolas,
y todavia no tendreis una idea remota de ese eterno monumento del
entusiasmo y la fe de nuestros mayores, sobre el que los siglos ban
derramado a porfia el tesoro de sus creencias, de su inspiration y de
sus artes.
En su seno viven el silencio, la majestad, la poesia del misticismo, y
un santo horror que defiende sus umbrales contra los pensamientos
mundanos y las mezquinas pasiones de la tierra.
La consuncion material se alivia respirando el aire puro de las
montanas; el ateismo debe curarse respirando su atmosfera de fe.
Pero si grande, si imponente se presenta la catedral a nuestros ojos a
cualquier hora que se penetra en su recinto misterioso y sagrado,
nunca produce una impresion tan profunda como en los dias en que
despliega todas las galas de su pompa religiosa, en que sus
tabernaculos se cubren de oro y pedreria, sus gradas de alfombra y sus
pilares de tapices.
Entonces, cuando arden despidiendo un torrente de luz sus mil lamparas
de plata; cuando flota en el aire una nube de incienso, y las voces
del coro, y la armonia de los organos y las campanas de la torre
estremecen el edificio desde sus cimientos mas profundos hasta las mas
altas agujas que lo coronan, entonces es cuando se comprende, al
sentirla, la tremenda majestad de Dios que vive en el, y lo anima con
su soplo y lo llena con el reflejo de su omnipotencia.
El mismo dia en que tuvo lugar la escena que acabamos de referir, se
celebraba en la catedral de Toledo el ultimo de la magnifica octava de
la Virgen. [1]
[Footnote 1: octava de la Virgen. The eight days during which is
solemnized the principal fete of the Virgin, August 15-22. See p.
52, note 3. ]
La fiesta religiosa habia traido a ella una multitud inmensa de
fieles; pero ya esta se habia dispersado en todas direcciones; ya se
habian apagado las luces de las capillas y del altar mayor, y las
colosales puertas del templo habian rechinado sobre sus goznes para
cerrarse detras del ultimo toledano, cuando de entre las sombras, y
palido, tan palido como la estatua de la tumba en que se apoyo un
instante mientras dominaba su emocion, se adelanto un hombre que vino
deslizandose con el mayor sigilo hasta la verja del crucero. Alli la
claridad de una lampara permitia distinguir sus facciones.
Era Pedro.
? Que habia pasado entre los dos amantes para que se arrastrara al fin
a poner por obra una idea que solo el concebirla habia erizado sus
cabellos de horror? Nunca pudo saberse.
Pero el estaba alli, y estaba alli para llevar a cabo su criminal
proposito. En su mirada inquieta, en el temblor de sus rodillas, en el
sudor que corria en anchas gotas por su frente, llevaba escrito su
pensamiento.
La catedral estaba sola, completamente sola, y sumergida en un
silencio profundo.
No obstante, de cuando en cuando se percibian como unos rumores
confusos: chasquidos de madera tal vez, o murmullos del viento, o
? quien sabe? acaso ilusion de la fantasia, que oye y ve y palpa en su
exaltacion lo que no existe, pero la verdad era que ya cerca, ya
lejos, ora a sus espaldas, ora a su lado mismo, sonaban como sollozos
que se comprimen, como roce de telas que se arrastran, como rumor de
pasos que van y vienen sin cesar.
Pedro hizo un esfuerzo para seguir en su camino, llego a la verja, y
subio la primera grada de la capilla mayor. [1] Alrededor de esta
capilla estan las tumbas de los reyes,[2] cuyas imagenes de piedra,
con la mano en la empunadura de la espada, parecen velar noche y dia
por el santuario a cuya sombra descansan todos por una eternidad.
[Footnote 1: la primera . . . mayor. There are three steps that lead
up to the chapel, which is separated from the transept to-day by a
magnificent reja (screen or grating), dating from 1548, and is
filled with treasures of art. ]
[Footnote 2: los reyes. Alfonso VII, the Infante Don Pedro de
Aguilar (son of Alfonso XI), Sancho III, and Sancho IV are buried
here. ]
--? Adelante! murmuro en voz baja, y quiso andar y no pudo. Parecia que
sus pies se habian clavado en el pavimento. Bajo los ojos, y sus
cabellos se erizaron de horror: el suelo de la capilla lo formaban
anchas y obscuras losas sepulcrales.
Por un momento creyo que una mano fria y descarnada le sujetaba en
aquel punto con una fuerza invencible. Las moribundas lamparas, que
brillaban en el fondo de las naves como estrellas perdidas entre las
sombras, oscilaron a su vista, y oscilaron las estatuas de los
sepulcros y las imagenes del altar, y oscilo el templo todo con sus
arcadas de granito y sus machones de silleria.
--? Adelante! volvio a exclamar Pedro como fuera de si, y se acerco al
ara, y trepando por ella subio hasta el escabel de la imagen. Todo
alrededor suyo se revestia de formas quimericas y horribles; todo era
tinieblas y luz dudosa, mas imponente aun que la obscuridad. Solo la
Reina de los cielos, suavemente iluminada por una lampara de oro,
parecia sonreir tranquila, bondadosa, y serena en medio de tanto
horror.
Sin embargo, aquella sonrisa muda e inmovil que le tranquilizara[1] un
instante, concluyo por infundirle temor; un temor mas extrano, mas
profundo que el que hasta entonces habia sentido.
[Footnote 1: tranquilizara. See p. 16, note 3. ]
Torno empero a dominarse, cerro los ojos para no verla, extendio la
mano con un movimiento convulsivo y le arranco la ajorca de oro,
piadosa ofrenda de un santo arzobispo; la ajorca de oro cuyo valor
equivalia a una fortuna. [2]
[Footnote 2: equivalia a una fortuna. The jewels of this Virgin,
presents for the most part from crowned heads and high church
dignitaries, are in fact of immense value. ]
Ya la presea estaba en su poder: sus dedos crispados la oprimian con
una fuerza sobrenatural, solo restaba huir, huir con ella: pero para
esto era preciso abrir los ojos, y Pedro tenia miedo de ver, de ver la
imagen, de ver los reyes de las sepulturas, los demonios de las
cornisas, los endriagos de los capiteles, las fajas de sombras y los
rayos de luz que semejantes a blancos y gigantescos fantasmas, se
movian lentamente en el fondo de las naves, pobladas de rumores
temerosos y extranos.
Al fin abrio los ojos, tendio una mirada, y un grito agudo se escapo
de sus labios.
La catedral estaba llena de estatuas, estatuas que, vestidas con
luengos y no vistos ropajes, habian descendido de sus huecos, y
ocupaban todo el ambito de la iglesia, y le miraban con sus ojos sin
pupila.
Santos, monjas, angeles, demonios, guerreros, damas, pajes, cenobitas
y villanos, se rodeaban y confundian en las naves y en el altar. A sus
pies oficiaban, en presencia de los reyes, de hinojos sobre sus
tumbas, los arzobispos de marmol que el habia visto otras veces,
inmoviles sobre sus lechos mortuorios, mientras que arrastrandose por
las losas, trepando por los machones, acurrucados en los doseles,
suspendidos de las bovedas, pululaban como los gusanos de un inmenso
cadaver, todo un mundo de reptiles y alimanas de granito, quimericos,
deformes, horrorosos.
Ya no pudo resistir mas. Las sienes le latieron con una violencia
espantosa; una nube de sangre obscurecio sus pupilas, arrojo un
segundo grito, un grito desgarrador y sobrehumano, y cayo desvanecido
sobre el ara.
Cuando al otro dia los dependientes de la iglesia le encontraron al
pie del altar, tenia aun la ajorca de oro entre sus manos, y al verlos
aproximarse, exclamo con una estridente carcajada:
--? Suya, suya!
El infeliz estaba loco.
EL CRISTO DE LA CALAVERA[1]
[Footnote 1: See p. 70, note 1. ]
El rey de Castilla[1] marchaba a la guerra de moros,[2] y para
combatir con los enemigos de la religion habia apellidado en son de
guerra a todo lo mas florido de la nobleza de sus reinos. Las
silenciosas calles de Toledo[3] resonaban noche y dia con el marcial
rumor de los atabales y los clarines, y ya en la morisca puerta de
Visagra,[4] ya en la del Cambron,[5] en la embocadura del antiguo
puente de San Martin,[6] no pasaba hora sin que se oyese el ronco
grito de los centinelas, anunciando la llegada de algun caballero que,
precedido de su pendon senorial y seguido de jinetes y peones, venia a
reunirse al grueso del ejercito castellano.
[Footnote 1: See p. 34, note 1. ]
[Footnote 2: moros = 'Moors. ' The Arabs who conquered Mauritania in
the Seventh century converted the native race to Mohammedanism, and
it was this mixed population that entered Spain by Gibraltar in 71.
There they remained in almost constant warfare with the Christians
until they were finally defeated at Granada by the armies of
Ferdinand and Isabella and driven from Spain in 1492.
Toledo was entered by the Christians under Alfonso VI in 1085. From
this time on Christian arms began to prevail in the peninsula. ]
[Footnote 3: Toledo. See p. 50, note 2. ]
[Footnote 4: puerta de Visagra. The gate referred to here is the
_Puerta Visagra Antigua_, an ancient Arab gate of the ninth century,
a little to the west of the _Puerta Visagra Actual_, which latter
was not built until 1550. The old _Puerta Visagra_ is now blocked
up. It was through this gateway that Alfonso VI entered Toledo. "The
work is entirely Moorish, of the first period, heavy and simple,
with the triple arches so delightfully curved in horseshoe shape,
and the upper crenelated apertures. " H. Lynch, _Toledo_, London,
1903, p. 297. Its name is probably from the Arabic, either from _Bab
Shaqra_ (red gate) or _Bab Shara_ (field-gate). ]
[Footnote 5: la del Cambron. The Puerta del Cambron is one of the
three open gateways in the outer walls of Toledo to-day. "Entering
the city by the Bridge of San Martin, you front the gate of the
Cambron, so called from the brambles that grew about that small,
charming, pinnacled edifice, which was built upon the spot of
Wamba's old gate in Alfonso VI's time, and was then completely
Moorish in style. In 1576 it was restored and took on its present
half renaissance, half classical aspect. " Ib. , p. 295. ]
[Footnote 6: Puente de San Martin. "The imposing _Puente de San
Martin_, which spans the Tagus to the west of the town, was built in
1212 and renewed in 1390. It consists of five arches, that in the
center being about 100 ft. in height Each end is guarded by a
gate-tower. . . . The gorge of the Tagus here is very imposing. "
Baedeker, _Spain and Portugal_ (1901), p. 150. ]
El tiempo que faltaba para emprender el camino de la frontera y
concluir de ordenar las huestes reales, discurria en medio de fiestas
publicas, lujosos convites y lucidos torneos, hasta que, llegada al
fin la vispera del dia senalado de antemano por S. A. [1] para la salida
del ejercito, se dispuso un postrer sarao, con el que debieran
terminar los regocijos.
[Footnote 1: S. A. Abbreviation for Su Alteza, 'His Highness,' a
title given to the kings of Spain down to the Austrian dynasty, and
now applied to princes and regents. ]
La noche del sarao, el alcazar[1] de los reyes ofrecia un aspecto
singular. En los anchurosos patios, alrededor de inmensas hogueras, y
diseminados sin orden ni concierto, se veia una abigarrada multitud de
pajes, soldados, ballesteros y gente menuda, quienes, estos aderezando
sus corceles y sus armas y disponiendolos para el combate; aquellos
saludando con gritos o blasfemias las inesperadas vueltas de la
fortuna, personificada en los dados del cubilete, los otros
repitiendo en coro el refran de un romance de guerra, que entonaba un
juglar acompanado de la guzla; los de mas alla comprando a un romero
conchas,[2] cruces y cintas tocadas en el sepulcro de Santiago,[3] o
riendo con locas carcajadas de los chistes de un bufon, o ensayando en
los clarines el aire belico para entrar en la pelea, propio de sus
senores, o refiriendo antiguas historias de caballerias o aventuras de
amor, o milagros recientemente acaecidos, formaban un infernal y
atronador conjunto imposible de pintar con palabras.
[Footnote 1: el alcazar. The Alcazar (Arab, _al qacr_, 'the castle')
"stands on the highest ground in Toledo. The site was originally
occupied by a Roman '_castellum_' which the Visigoths also used as a
citadel. After the capture of the city by Alfonso VI the Cid resided
here as 'Alcaide. ' Ferdinand the Saint and Alfonso the Learned
converted the castle into a palace, which was afterwards enlarged
and strengthened by John II, Ferdinand and Isabella, Charles V, and
Philip II.
26, note 1. ]
En las rafagas del aire y confundido con los leves rumores de la
noche, creyo percibir un extrano rumor de voces delgadas, dulces y
misteriosas que hablaban entre si, reian o cantaban cada cual por su
parte y una cosa diferente, formando una algarabia tan ruidosa y
confusa como la de los pajaros que despiertan al primer rayo del sol
entre las frondas de una alameda.
Este extrano rumor solo se dejo oir un instante, y despues todo volvio
a quedar en silencio.
--Sin duda sonaba con las majaderias que nos refirio el zagal, exclamo
Garces restregandose los ojos con mucha calma, y en la firme
persuasion de que cuanto habia creido oir no era mas que esa vaga
huella del ensueno que queda, al despertar, en la imaginacion, como
queda en el oido la ultima cadencia de una melodia despues que ha
expirado temblando la ultima nota. Y dominado por la invencible
languidez que embargaba sus miembros, iba a reclinar de nuevo la
cabeza sobre el cesped, cuando torno a oir el eco distante de aquellas
misteriosas voces, que acompanandose del rumor del aire, del agua y de
las hojas, cantaban asi:
CORO
<<El arquero que velaba en lo alto de la torre ha reclinado su pesada
cabeza en el muro.
>>Al cazador furtivo que esperaba sorprender la res, lo ha sorprendido
el sueno.
>>El pastor que aguarda el dia consultando las estrellas, duerme ahora
y dormira hasta el amanecer.
>>Reina de las ondinas,[1] sigue nuestros pasos.
[Footnote 1: ondinas = 'undines. ' Female water-sprites, without
souls. They form one branch of the elemental spirits (see p. 24,
note 2, and p. 47, note 1). Read Fouque's romantic novel entitled
_Undine_. ]
>>Ven a mecerte en las ramas de los sauces sobre el haz del agua.
>>Ven a embriagarte con el perfume de las violetas que se abren entre
las sombras.
>>Ven a gozar de la noche, que es el dia de los espiritus. >>
Mientras flotaban en el aire las suaves notas de aquella deliciosa
musica, Garces se mantuvo inmovil. Despues que se hubo desvanecido,
con mucha precaucion aparto un poco las ramas, y no sin experimentar
algun sobresalto vio aparecer las corzas que en tropel y salvando los
matorrales con ligereza increible unas veces, deteniendose como a
escuchar otras, jugueteando entre si, ya escondiendose entre la
espesura, ya saliendo nuevamente a la senda, bajaban del monte con
direccion al remanso del rio.
Delante de sus companeras, mas agil, mas linda, mas juguetona y alegre
que todas, saltando, corriendo, parandose y tornando a correr, de modo
que parecia no tocar el suelo con los pies, iba la corza blanca, cuyo
extrano color destacaba como una fantastica luz sobre el obscuro fondo
de los arboles.
Aunque el joven se sentia dispuesto a ver en cuanto le rodeaba algo de
sobrenatural y maravilloso, la verdad del caso era, que prescindiendo
de la momentanea alucinacion que turbo un instante sus sentidos
fingiendole musicas, rumores y palabras, ni en la forma de las corzas
ni en sus movimientos, ni en los cortos bramidos con que parecian
llamarse, habia nada con que no debiese estar ya muy familiarizado un
cazador practico en esta clase de expediciones nocturnas.
A medida que desechaba la primera impresion, Garces comenzo a
comprenderlo asi, y riendose interiormente de su incredulidad y su
miedo, desde aquel instante solo se ocupo en averiguar, teniendo en
cuenta la direccion que seguian, el punto donde se hallaban las
corzas.
Hecho el calculo, cogio la ballesta entre los dientes, y arrastrandose
como una culebra por detras de los lentiscos, fue a situarse obra de
unos cuarenta pasos mas lejos del lugar en que antes se encontraba.
Una vez acomodado en su nuevo escondite, espero el tiempo suficiente
para que las corzas estuvieran ya dentro del rio, a fin de hacer el
tiro mas seguro. Apenas empezo a escucharse ese ruido particular que
produce el agua que se bate a golpes o se agita con violencia, Garces
comenzo a levantarse poquito a poco y con las mayores precauciones,
apoyandose en la tierra primero sobre la punta de los dedos, y despues
con una de las rodillas.
Ya de pie, y cerciorandose a tientas de que el arma estaba preparada,
dio un paso hacia adelante, alargo el cuello por cima de los arbustos
para dominar el remanso, y tendio la ballesta; pero en el mismo punto
en que, a par de la ballesta, tendio la vista buscando el objeto que
habia de herir, se escapo de sus labios un imperceptible e
involuntario grito de asombro.
La luna que habia ido remontandose con lentitud por el ancho
horizonte, estaba inmovil y como suspendida en la mitad del cielo. Su
dulce claridad inundaba el soto, abrillantaba la intranquila
superficie del rio y hacia ver los objetos como a traves de una gasa
azul.
Las corzas habian desaparecido.
En su lugar, lleno de estupor y casi de miedo, vio Garces un grupo de
bellisimas mujeres, de las cuales, unas entraban en el agua
jugueteando, mientras las otras acababan de despojarse de las ligeras
tunicas que aun ocultaban a la codiciosa vista el tesoro de sus
formas.
En esos ligeros y cortados suenos de la manana, ricos en imagenes
risuenas y voluptuosas, suenos diafanos y celestes como la luz que
entonces comienza a transparentarse a traves de las blancas cortinas
del lecho, no ha habido nunca imaginacion de veinte anos que
bosquejase con los colores de la fantasia una escena semejante a la
que se ofrecia en aquel punto a los ojos del atonito Garces.
Despojadas ya de sus tunicas y sus velos de mil colores, que
destacaban sobre el fondo, suspendidas de los arboles o arrojadas con
descuido sobre la alfombra del cesped, las muchachas discurrian a su
placer por el soto, formando grupos pintorescos, y entraban y salian
en el agua, haciendola saltar en chispas luminosas sobre las flores de
la margen como una menuda lluvia de rocio.
Aqui una de ellas, blanca como el vellon de un cordero, sacaba su
cabeza rubia entre las verdes y flotantes hojas de una planta
acuatica, de la cual parecia una flor a medio abrir, cuyo flexible
tallo mas bien se adivinaba que se veia temblar debajo de los
infinites circulos de luz de las ondas.
Otra alla, con el cabello suelto sobre los hombros meciase suspendida
de la rama de un sauce sobre la corriente de un rio, y sus pequenos
pies, color de rosa, hacian una raya de plata al pasar rozando la
tersa superficie. En tanto que estas permanecian recostadas aun al
borde del agua con los azules ojos adormidos, aspirando con
voluptuosidad el perfume de las flores y estremeciendose ligeramente
al contacto de la fresca brisa, aquellas danzaban en vertiginosa
ronda, entrelazando caprichosamente sus manos, dejando caer atras la
cabeza con delicioso abandono, e hiriendo el suelo con el pie en
alternada cadencia.
Era imposible seguirlas en sus agiles movimientos, imposible abarcar
con una mirada los infinitos detalles del cuadro que formaban, unas
corriendo, jugando y persiguiendose con alegres risas por entre el
laberinto de los arboles; otras surcando el agua como un cisne, y
rompiendo la corriente con el levantado seno; otras, en fin,
sumergiendose en el fondo, donde permanecian largo rato para volver a
la superficie, trayendo una de esas flores extranas que nacen
escondidas en el lecho de las aguas profundas.
La mirada del atonito montero vagaba absorta de un lado a otro, sin
saber donde fijarse, hasta que sentado bajo un pabellon de verdura que
parecia servirle de dosel, y rodeado de un grupo de mujeres todas a
cual mas bellas, que la ayudaban a despojarse de sus ligerisimas
vestiduras, creyo ver el objeto de sus ocultas adoraciones, la hija
del noble don Dionis, la incomparable Constanza.
Marchando de sorpresa en sorpresa, el enamorado joven no se atrevia ya
a dar credito ni al testimonio de sus sentidos, y creiase bajo la
influencia de un sueno fascinador y enganoso.
No obstante, pugnaba en vano por persuadirse de que todo cuanto veia
era efecto del desarreglo de su imaginacion; porque mientras mas la
miraba, y mas despacio, mas se convencia de que aquella mujer era
Constanza.
No podia caber duda, no: suyos eran aquellos ojos obscuros y
sombreados de largas pestanas, que apenas bastaban a amortiguar la luz
de sus pupilas; suya aquella rubia y abundante cabellera, que despues
de coronar su frente se derramaba por su blanco seno y sus redondas
espaldas como una cascada de oro; suyos, en fin, aquel cuello airoso,
que sostenia su languida cabeza, ligeramente inclinada como una flor
que se rinde al peso de las gotas de rocio, y aquellas voluptuosas
formas que el habia sonado tal vez, y aquellas manos semejantes a
manojos de jazmines, y aquellos pies diminutos, comparables solo con
dos pedazos de nieve que el sol no ha podido derretir, y que a la
manana blanquean entre la verdura.
En el momento en que Constanza salio del bosquecillo, sin velo alguno
que ocultase a los ojos de su amante los escondidos tesoros de su
hermosura, sus companeras comenzaron nuevamente a cantar estas
palabras con una melodia dulcisima:
CORO
<<Genios del aire, habitadores del luminoso eter, venid envueltos en un
jiron de niebla plateada.
>>Silfos[1] invisibles, dejad el caliz de los entreabiertos lirios, y
venid en vuestros carros de nacar al que vuelan uncidas las mariposas.
[Footnote 1: The spirits mentioned here belong to the race of
sub-human intelligences known in the old magical doctrine as
elemental or elementary spirits, "who are formally grouped into four
broad species. The air is inhabited by the amiable race of Sylphs,
the sea by the delightful and beautiful Undines, the earth by the
industrious race of swarthy Gnomes, and the fire by the exalted and
glorious nation of Salamanders, who are supreme in the elementary
hierarchy. There is a close analogy in the natures of all these
intelligences with the more lofty constitution of certain angelical
choirs. . . . the Seraphim, Virtues, and Powers (being) of a fiery
character, the Cherubim terrestrial, the Thrones and Archangels
aquatic, while the Dominations and Principalities are aerial. " A. E.
Waite, _The Occult Sciences_, London, 1891, p. 37.
The elementary spirits are believed to be without souls. "Sometimes,
however, an elementary spirit procures a soul by means of a loving
union with one of the human race. At other times, the reverse
happens, and the soul of the mortal is lost, who, leaving the haunts
of men, associates with those soulless, but often amiable and
affectionate beings. " Idem, pp. 35-36. See p. 24, note 2, and p. 43,
note 1. ]
>>Larvas de las fuentes,[1] abandonad el lecho de musgo y caed sobre
nosotras en menuda lluvia de perlas.
[Footnote 1: See p. 47, note 1. ]
>>Escarabajos de esmeralda, luciernagas de fuego, mariposas negras,[1]
venid!
[Footnote 1: These insects figure frequently in popular mythology.
Consult de Gubematis, _Zoological Mythology_, London, 1872, 2 vols. ]
>>Y venid vosotros todos, espiritus de la noche, venid zumbando como un
enjambre de insectos de luz y de oro.
>>Venid, que ya el astro protector de los misterios[1] brilla en la
plenitud de su hermosura.
[Footnote 1: The moon. ]
>>Venid, que ha llegado el momento de las transformaciones
maravillosas.
>>Venid, que las que os aman os esperan impacientes. >>
Garces, que permanecia inmovil, sintio al oir aquellos cantares
misteriosos que el aspid de los celos le mordia el corazon, y
obedeciendo a un impulso mas poderoso que su voluntad, deseando romper
de una vez el encanto que fascinaba sus sentidos, separo con mano
tremula y convulsa el ramaje que le ocultaba, y de un solo salto se
puso en la margen del rio. El encanto se rompio, desvaneciose todo
como el humo, y al tender en torno suyo la vista, no vio ni oyo mas
que el bullicioso tropel con que las timidas corzas, sorprendidas en
lo mejor de sus nocturnos juegos, huian espantadas de su presencia,
una por aqui, otra por alla, cual salvando de un salto los matorrales,
cual ganando a todo correr la trocha del monte.
--? Oh! bien dije yo que todas estas cosas no eran mas que
fantasmagorias del diablo, exclamo entonces el montero; pero por
fortuna esta vez ha andado un poco torpe dejandome entre las manos la
mejor presa.
Y en efecto, era asi: la corza blanca, deseando escapar por el soto,
se habia lanzado entre el laberinto de sus arboles, y enredandose en
una red de madreselvas, pugnaba en vano por desasirse. Garces le
encaro la ballesta; pero en el mismo punto en que iba a herirla, la
corza se volvio hacia el montero, y con voz clara y aguda detuvo su
accion con un grito, diciendole:--Garces ? que haces? --El joven
vacilo, y despues de un instante de duda, dejo caer al suelo el arma,
espantado a la sola idea de haber podido herir a su amante. Una sonora
y estridente carcajada vino a sacarle al fin de su estupor; la corza
blanca habia aprovechado aquellos cortos instantes para acabarse de
desenredar y huir ligera como un relampago, riendose de la burla hecha
al montero.
--? Ah! condenado engendro de Satanas, dijo este con voz espantosa,
recogiendo la ballesta con una rapidez indecible: pronto has cantado
la victoria, pronto te has creido fuera de mi alcance; y esto
diciendo, dejo volar la saeta, que partio silbando y fue a perderse en
la obscuridad del soto, en el fondo del cual sono al mismo tiempo un
grito, al que siguieron despues unos gemidos sofocados.
--? Dios mio! exclamo Garces al percibir aquellos lamentos angustiosos.
? Dios mio, si sera verdad! Y fuera de si, como loco, sin darse cuenta
apenas de lo que le pasaba, corrio en la direccion en que habia
disparado la saeta, que era la misma en que sonaban los gemidos. Llego
al fin; pero al llegar, sus cabellos se erizaron de horror, las
palabras se anudaron en su garganta, y tuvo que agarrarse al tronco de
un arbol para no caer a tierra.
Constanza, herida por su mano, expiraba alli a su vista, revolcandose
en su propia sangre, entre las agudas zarzas del monte.
LA AJORCA DEL ORO
I
Ella era hermosa, hermosa con esa hermosura que inspira el vertigo;
hermosa con esa hermosura que no se parece en nada a la que sonamos en
los angeles, y que, sin embargo, es sobrenatural; hermosura diabolica,
que tal vez presta el demonio a algunos seres para hacerlos sus
instrumentos en la tierra.
El la amaba: la amaba con ese amor que no conoce freno ni limites; la
amaba con ese amor en que se busca un goce y solo se encuentran
martirios; amor que se asemeja a la felicidad, y que, no obstante,
parece infundir el cielo para la expiacion de una culpa.
Ella era caprichosa, caprichosa y extravagante, como todas las
mujeres[1] del mundo.
[Footnote 1: This cynical view of women is repeated in some of
Becquer's verses, and may not unlikely have been caused by a bitter
personal experience, as the love-story embodied in the poems seems
to suggest. ]
El, supersticioso, supersticioso y valiente, como todos los hombres de
su epoca.
Ella se llamaba Maria Antunez.
El Pedro Alfonso de Orellana.
Los dos eran toledanos[1], y los dos vivian en la misma ciudad que los
vio nacer.
[Footnote 1: toledanos--'of Toledo. ' Toledo is the capital of a
province of the same name. It is situated on the Tagus not far to
the south of Madrid. "The city was the ancient capital of the
Carpetani, and was conquered by the Romans about 193 B. C. It was the
capital of the West-Gothic realm;. . . was the second city in the
country under the Moorish rule; was taken by Alfonso VI of Castile
and Leon in 1085;. . . and was the capital of Castile until superseded
by Madrid in the sixteenth century. " _Century Dict_. Population
(1900) 23,375. Within its walls it presents the appearance of a
Moorish city with huddled dwellings and narrow, crooked streets,
which afford but scanty room even for the foot passenger. Viewed
from without it is unrivaled for stern picturesqueness. "The city
lies on a swelling granite hill in the form of a horseshoe, cut out,
as it were, by the deep gorge of the Tagus from the mass of
mountains to the south. On the north it is connected with the great
plain of Castile by a narrow isthmus. At all other points the sides
of the rocky eminence are steep and inaccessible. " (Baedeker. )
"Toledo, on its hillside, with the tawny half-circle of the Tagus at
its feet, has the color, the roughness, the haughty poverty of the
sierra on which it is built, and whose strong articulations from the
very first produce an impression of energy and passion. " (Quoted
from M. Maurice Barres in Hannah Lynch's _Toledo_, London, 1903, p.
3. )]
La tradicion que refiere esta maravillosa historia, acaecida hace
muchos anos, no dice nada mas acerca de los personajes que fueron sus
heroes.
Yo, en mi calidad de cronista veridico, no anadire ni una sola palabra
de mi cosecha para caracterizarlos mejor.
II
El la encontro un dia llorando y le pregunto:--? Por que lloras?
Ella se enjugo los ojos, le miro fijamente, arrojo un suspiro y volvio
a llorar.
Pero entonces, acercandose a Maria, le tomo una mano, apoyo el codo en
el pretil arabe desde donde la hermosa miraba pasar la corriente del
rio, y torno a decirle:--? Por que lloras?
El Tajo[1] se retorcia gimiendo al pie del mirador[2] entre las rocas
sobre que se asienta la ciudad imperial. [3] El sol trasponia los
montes vecinos, la niebla de la tarde flotaba como un velo de gasa
azul, y solo el monotono ruido del agua interrumpia el alto silencio.
[Footnote 1: El Tajo = 'The Tagus. ' "The longest river in the
Spanish peninsula. . . . It rises in the province of Teruel, Spain, in
the mountain Muela de San Juan; flows west through New Castile and
Estremadura; forms part of the boundary between Spain and Portugal;
and empties by two arms into the Bay of Lisbon. The chief city on
its banks in Spain is Toledo. " _Century Dict. _]
[Footnote 2: mirador = 'lookout,' a kind of bow in the wall
surrounding some of the heights of Toledo. ]
[Footnote 3: imperial. Referring probably to the time of the Roman
dominion, which, though it lasted some two hundred years, has left
in the monuments of Toledo very little evidence of its duration. See
p. 50, note 2. ]
Maria exclamo:--No me preguntes por que lloro, no me lo preguntes;
pues ni yo sabre contestarte, ni tu comprenderme. Hay deseos que se
ahogan en nuestra alma de mujer, sin que los revele mas que un
suspiro; ideas locas que cruzan por nuestra imaginacion, sin que ose
formularlas el labio, fenomenos incomprensibles de nuestra naturaleza
misteriosa, que el hombre no puede ni aun concebir. Te lo ruego, no me
preguntes la causa de mi dolor; si te la revelase, acaso te arrancaria
una carcajada.
Cuando estas palabras expiraron, ella torno a inclinar la frente, y el
a reiterar sus preguntas.
La hermosa, rompiendo al fin su obstinado silencio, dijo a su amante
con voz sorda y entrecortada.
--Tu lo quieres, es una locura que te hara reir; pero no importa: te
lo dire, puesto que lo deseas.
Ayer estuve en el templo. [1] Se celebraba la fiesta de la Virgen;[2]
su imagen, colocada en el altar mayor sobre un escabel de oro,
resplandecia como un[3] ascua de fuego; las notas del organo temblaban
dilatandose de eco en eco por el ambito de la iglesia, y en el coro
los sacerdotes entonaban el _Salve, Regina_[4]
[Footnote 1: templo. Reference is made here to the cathedral of
Toledo. ]
[Footnote 2: la fiesta de la Virgen. Probably the festival of the
Assumption, August 15, as this is generally considered the most
important of the various festivals in honor of the Virgin, such as,
for example, the Nativity of Mary (September 8), the Purification of
the Blessed Virgin (February 2), and the Annunciation (March 25). ]
[Footnote 3: un. For _una_. This use is not sanctioned by the
Spanish Academy, nor, as Knapp says, "by the best modern writers. "]
[Footnote 4: Salve, Regina = 'Hail, Queen (of Mercy). ' The first
words of a Latin antiphon ascribed to Hermannus Contractus (b.
1013-d. 1054). In mediaeval times it was a great favorite with the
church, and was appointed for use at compline, from the first
vespers of Trinity Sunday up to nones on the Saturday before Advent
Sunday. See John Julian, _Dictionary of Hymnology_, London, 1892, p.
991. ]
Yo rezaba, rezaba absorta en mis pensamientos religiosos, cuando
maquinalmente levante la cabeza y mi vista se dirigio al altar. No se
por que mis ojos se fijaron desde luego en la imagen, digo mal, en la
imagen no; se fijaron en un objeto que hasta entonces no habia visto,
un objeto que, sin poder explicarmelo, llamaba sobre si toda mi
atencion. No te rias . . . aquel objeto era la ajorca de oro que tiene
la Madre de Dios en uno de los brazos en que descansa su divino
Hijo. . . . Yo aparte la vista y torne a rezar. . . . ? Imposible! Mis ojos
se volvian involuntariamente al mismo punto. Las luces del altar,
reflejandose en las mil facetas de sus diamantes, se reproducian de
una manera prodigiosa. Millones de chispas de luz rojas y azules,
verdes y amarillas, volteaban alrededor de las piedras como un
torbellino de atomos de fuego, como una vertiginosa ronda de esos
espiritus de las llamas que fascinan con su brillo y su increible
inquietud. . . .
Sali del templo, vine a casa, pero vine con aquella idea fija en la
imaginacion. Me acoste para dormir; no pude. . . . Paso la noche, eterna
con aquel pensamiento. . . .
Al amanecer se cerraron mis parpados, y, ? lo
creeras? aun en el sueno veia cruzar, perderse y tornar de nuevo una
mujer, una mujer morena y hermosa, que llevaba la joya de oro y de
pedreria; una mujer, si, porque ya no era la Virgen que yo adoro y
ante quien me humillo, era una mujer, otra mujer como yo, que me
miraba y se reia mofandose de mi. --? La ves? parecia decirme,
mostrandome la joya. --? Como brilla! Parece un circulo de estrellas
arrancadas del cielo de una noche de verano. ? La ves? pues no es tuya,
no lo sera nunca, nunca. . . . Tendras acaso otras mejores, mas ricas, si
es posible; pero esta, esta que resplandece de un modo tan fantastico,
tan fascinador . . . nunca . . . nunca . . . --Desperte; pero con la misma
idea fija aqui, entonces como ahora, semejante a un clavo ardiente,
diabolica, incontrastable, inspirada sin duda por el mismo Satanas. . . .
? Y que? . . . Callas, callas y doblas la frente. . . . ? No te hace reir mi
locura?
Pedro, con un movimiento convulsive, oprimio el puno de su espada,
levanto la cabeza, que en efecto habia inclinado, y dijo con voz
sorda:
--? Que Virgen tiene esa presea?
--La del Sagrario,[1] murmuro Maria.
[Footnote 1: La (Virgen) del Sagrario. A highly venerated figure of
the Virgin, made of a dark-colored wood and almost covered with
valuable jewels. It stands now in the chapel of the same name, to
which visitors are seldom admitted. ]
--? La del Sagrario! repitio el joven con acento de terror: ? la del
Sagrario de la catedral! . . .
Y en sus facciones se retrato un instante el estado de su alma,
espantada de una idea.
--? Ah! ? por que no la posee otra Virgen? [1] prosiguio con acento
energico y apasionado; ? por que no la tiene el arzobispo en su mitra,
el rey en su corona, o el diablo entre sus garras? Yo se la arrancaria
para ti, aunque me costase la vida o la condenacion. Pero a la Virgen
del Sagrario, a nuestra Santa Patrona, yo . . . yo que he nacido en
Toledo, ? imposible, imposible!
[Footnote 1: otra Virgen. There are several other statues of the
Virgin in the cathedral, for which, however, less reverence is felt.
The choice of certain statues of Christ or of the Virgin for special
veneration is very characteristic of Spanish Catholics. See p. 152,
note 2. ]
--? Nunca! murmuro Maria con voz casi imperceptible; ? nunca!
Y siguio llorando.
Pedro fijo una mirada estupida en la corriente del rio. En la
corriente, que pasaba y pasaba sin cesar ante sus extraviados ojos,
quebrandose al pie del mirador entre las rocas sobre que se asienta la
ciudad imperial.
III
? La catedral de Toledo! [1] Figuraos un bosque de gigantes palmeras de
granito que al entrelazar sus ramas forman una boveda colosal y
magnifica, bajo la que se guarece y vive, con la vida que le ha
prestado el genio, toda una creacion de seres imaginarios y reales.
[Footnote 1: La catedral de Toledo. The construction of the Toledo
Cathedral is essentially of the thirteenth century, although it was
not finished until 1493. The exterior of this vast church, with its
great doors, rose-windows, and beautiful Gothic towers, the northern
one of which (295 ft. ) has alone been finished, is of surpassing
grandeur and beauty, and nothing could be more sumptuous or more
impressive than its interior. "And should time be short for detailed
inspection, it is this general effect of immense naves, of a forest
of columns and of jeweled windows that we carry away, feeling too
small amidst such greatness of form and incomparable loveliness of
lights for the mere expression of admiration. " Hannah Lynch,
_Toledo_, London, 1903, pp. 150-151. ]
Figuraos un caos incomprensible de sombra y luz, en donde se mezclan y
confunden con las tinieblas de las naves los rayos de colores de las
ojivas; donde lucha y se pierde con la obscuridad del santuario el
fulgor de las lamparas.
Figuraos un mundo de piedra, inmenso como el espiritu de nuestra
religion, sombrio como sus tradiciones, enigmatico como sus parabolas,
y todavia no tendreis una idea remota de ese eterno monumento del
entusiasmo y la fe de nuestros mayores, sobre el que los siglos ban
derramado a porfia el tesoro de sus creencias, de su inspiration y de
sus artes.
En su seno viven el silencio, la majestad, la poesia del misticismo, y
un santo horror que defiende sus umbrales contra los pensamientos
mundanos y las mezquinas pasiones de la tierra.
La consuncion material se alivia respirando el aire puro de las
montanas; el ateismo debe curarse respirando su atmosfera de fe.
Pero si grande, si imponente se presenta la catedral a nuestros ojos a
cualquier hora que se penetra en su recinto misterioso y sagrado,
nunca produce una impresion tan profunda como en los dias en que
despliega todas las galas de su pompa religiosa, en que sus
tabernaculos se cubren de oro y pedreria, sus gradas de alfombra y sus
pilares de tapices.
Entonces, cuando arden despidiendo un torrente de luz sus mil lamparas
de plata; cuando flota en el aire una nube de incienso, y las voces
del coro, y la armonia de los organos y las campanas de la torre
estremecen el edificio desde sus cimientos mas profundos hasta las mas
altas agujas que lo coronan, entonces es cuando se comprende, al
sentirla, la tremenda majestad de Dios que vive en el, y lo anima con
su soplo y lo llena con el reflejo de su omnipotencia.
El mismo dia en que tuvo lugar la escena que acabamos de referir, se
celebraba en la catedral de Toledo el ultimo de la magnifica octava de
la Virgen. [1]
[Footnote 1: octava de la Virgen. The eight days during which is
solemnized the principal fete of the Virgin, August 15-22. See p.
52, note 3. ]
La fiesta religiosa habia traido a ella una multitud inmensa de
fieles; pero ya esta se habia dispersado en todas direcciones; ya se
habian apagado las luces de las capillas y del altar mayor, y las
colosales puertas del templo habian rechinado sobre sus goznes para
cerrarse detras del ultimo toledano, cuando de entre las sombras, y
palido, tan palido como la estatua de la tumba en que se apoyo un
instante mientras dominaba su emocion, se adelanto un hombre que vino
deslizandose con el mayor sigilo hasta la verja del crucero. Alli la
claridad de una lampara permitia distinguir sus facciones.
Era Pedro.
? Que habia pasado entre los dos amantes para que se arrastrara al fin
a poner por obra una idea que solo el concebirla habia erizado sus
cabellos de horror? Nunca pudo saberse.
Pero el estaba alli, y estaba alli para llevar a cabo su criminal
proposito. En su mirada inquieta, en el temblor de sus rodillas, en el
sudor que corria en anchas gotas por su frente, llevaba escrito su
pensamiento.
La catedral estaba sola, completamente sola, y sumergida en un
silencio profundo.
No obstante, de cuando en cuando se percibian como unos rumores
confusos: chasquidos de madera tal vez, o murmullos del viento, o
? quien sabe? acaso ilusion de la fantasia, que oye y ve y palpa en su
exaltacion lo que no existe, pero la verdad era que ya cerca, ya
lejos, ora a sus espaldas, ora a su lado mismo, sonaban como sollozos
que se comprimen, como roce de telas que se arrastran, como rumor de
pasos que van y vienen sin cesar.
Pedro hizo un esfuerzo para seguir en su camino, llego a la verja, y
subio la primera grada de la capilla mayor. [1] Alrededor de esta
capilla estan las tumbas de los reyes,[2] cuyas imagenes de piedra,
con la mano en la empunadura de la espada, parecen velar noche y dia
por el santuario a cuya sombra descansan todos por una eternidad.
[Footnote 1: la primera . . . mayor. There are three steps that lead
up to the chapel, which is separated from the transept to-day by a
magnificent reja (screen or grating), dating from 1548, and is
filled with treasures of art. ]
[Footnote 2: los reyes. Alfonso VII, the Infante Don Pedro de
Aguilar (son of Alfonso XI), Sancho III, and Sancho IV are buried
here. ]
--? Adelante! murmuro en voz baja, y quiso andar y no pudo. Parecia que
sus pies se habian clavado en el pavimento. Bajo los ojos, y sus
cabellos se erizaron de horror: el suelo de la capilla lo formaban
anchas y obscuras losas sepulcrales.
Por un momento creyo que una mano fria y descarnada le sujetaba en
aquel punto con una fuerza invencible. Las moribundas lamparas, que
brillaban en el fondo de las naves como estrellas perdidas entre las
sombras, oscilaron a su vista, y oscilaron las estatuas de los
sepulcros y las imagenes del altar, y oscilo el templo todo con sus
arcadas de granito y sus machones de silleria.
--? Adelante! volvio a exclamar Pedro como fuera de si, y se acerco al
ara, y trepando por ella subio hasta el escabel de la imagen. Todo
alrededor suyo se revestia de formas quimericas y horribles; todo era
tinieblas y luz dudosa, mas imponente aun que la obscuridad. Solo la
Reina de los cielos, suavemente iluminada por una lampara de oro,
parecia sonreir tranquila, bondadosa, y serena en medio de tanto
horror.
Sin embargo, aquella sonrisa muda e inmovil que le tranquilizara[1] un
instante, concluyo por infundirle temor; un temor mas extrano, mas
profundo que el que hasta entonces habia sentido.
[Footnote 1: tranquilizara. See p. 16, note 3. ]
Torno empero a dominarse, cerro los ojos para no verla, extendio la
mano con un movimiento convulsivo y le arranco la ajorca de oro,
piadosa ofrenda de un santo arzobispo; la ajorca de oro cuyo valor
equivalia a una fortuna. [2]
[Footnote 2: equivalia a una fortuna. The jewels of this Virgin,
presents for the most part from crowned heads and high church
dignitaries, are in fact of immense value. ]
Ya la presea estaba en su poder: sus dedos crispados la oprimian con
una fuerza sobrenatural, solo restaba huir, huir con ella: pero para
esto era preciso abrir los ojos, y Pedro tenia miedo de ver, de ver la
imagen, de ver los reyes de las sepulturas, los demonios de las
cornisas, los endriagos de los capiteles, las fajas de sombras y los
rayos de luz que semejantes a blancos y gigantescos fantasmas, se
movian lentamente en el fondo de las naves, pobladas de rumores
temerosos y extranos.
Al fin abrio los ojos, tendio una mirada, y un grito agudo se escapo
de sus labios.
La catedral estaba llena de estatuas, estatuas que, vestidas con
luengos y no vistos ropajes, habian descendido de sus huecos, y
ocupaban todo el ambito de la iglesia, y le miraban con sus ojos sin
pupila.
Santos, monjas, angeles, demonios, guerreros, damas, pajes, cenobitas
y villanos, se rodeaban y confundian en las naves y en el altar. A sus
pies oficiaban, en presencia de los reyes, de hinojos sobre sus
tumbas, los arzobispos de marmol que el habia visto otras veces,
inmoviles sobre sus lechos mortuorios, mientras que arrastrandose por
las losas, trepando por los machones, acurrucados en los doseles,
suspendidos de las bovedas, pululaban como los gusanos de un inmenso
cadaver, todo un mundo de reptiles y alimanas de granito, quimericos,
deformes, horrorosos.
Ya no pudo resistir mas. Las sienes le latieron con una violencia
espantosa; una nube de sangre obscurecio sus pupilas, arrojo un
segundo grito, un grito desgarrador y sobrehumano, y cayo desvanecido
sobre el ara.
Cuando al otro dia los dependientes de la iglesia le encontraron al
pie del altar, tenia aun la ajorca de oro entre sus manos, y al verlos
aproximarse, exclamo con una estridente carcajada:
--? Suya, suya!
El infeliz estaba loco.
EL CRISTO DE LA CALAVERA[1]
[Footnote 1: See p. 70, note 1. ]
El rey de Castilla[1] marchaba a la guerra de moros,[2] y para
combatir con los enemigos de la religion habia apellidado en son de
guerra a todo lo mas florido de la nobleza de sus reinos. Las
silenciosas calles de Toledo[3] resonaban noche y dia con el marcial
rumor de los atabales y los clarines, y ya en la morisca puerta de
Visagra,[4] ya en la del Cambron,[5] en la embocadura del antiguo
puente de San Martin,[6] no pasaba hora sin que se oyese el ronco
grito de los centinelas, anunciando la llegada de algun caballero que,
precedido de su pendon senorial y seguido de jinetes y peones, venia a
reunirse al grueso del ejercito castellano.
[Footnote 1: See p. 34, note 1. ]
[Footnote 2: moros = 'Moors. ' The Arabs who conquered Mauritania in
the Seventh century converted the native race to Mohammedanism, and
it was this mixed population that entered Spain by Gibraltar in 71.
There they remained in almost constant warfare with the Christians
until they were finally defeated at Granada by the armies of
Ferdinand and Isabella and driven from Spain in 1492.
Toledo was entered by the Christians under Alfonso VI in 1085. From
this time on Christian arms began to prevail in the peninsula. ]
[Footnote 3: Toledo. See p. 50, note 2. ]
[Footnote 4: puerta de Visagra. The gate referred to here is the
_Puerta Visagra Antigua_, an ancient Arab gate of the ninth century,
a little to the west of the _Puerta Visagra Actual_, which latter
was not built until 1550. The old _Puerta Visagra_ is now blocked
up. It was through this gateway that Alfonso VI entered Toledo. "The
work is entirely Moorish, of the first period, heavy and simple,
with the triple arches so delightfully curved in horseshoe shape,
and the upper crenelated apertures. " H. Lynch, _Toledo_, London,
1903, p. 297. Its name is probably from the Arabic, either from _Bab
Shaqra_ (red gate) or _Bab Shara_ (field-gate). ]
[Footnote 5: la del Cambron. The Puerta del Cambron is one of the
three open gateways in the outer walls of Toledo to-day. "Entering
the city by the Bridge of San Martin, you front the gate of the
Cambron, so called from the brambles that grew about that small,
charming, pinnacled edifice, which was built upon the spot of
Wamba's old gate in Alfonso VI's time, and was then completely
Moorish in style. In 1576 it was restored and took on its present
half renaissance, half classical aspect. " Ib. , p. 295. ]
[Footnote 6: Puente de San Martin. "The imposing _Puente de San
Martin_, which spans the Tagus to the west of the town, was built in
1212 and renewed in 1390. It consists of five arches, that in the
center being about 100 ft. in height Each end is guarded by a
gate-tower. . . . The gorge of the Tagus here is very imposing. "
Baedeker, _Spain and Portugal_ (1901), p. 150. ]
El tiempo que faltaba para emprender el camino de la frontera y
concluir de ordenar las huestes reales, discurria en medio de fiestas
publicas, lujosos convites y lucidos torneos, hasta que, llegada al
fin la vispera del dia senalado de antemano por S. A. [1] para la salida
del ejercito, se dispuso un postrer sarao, con el que debieran
terminar los regocijos.
[Footnote 1: S. A. Abbreviation for Su Alteza, 'His Highness,' a
title given to the kings of Spain down to the Austrian dynasty, and
now applied to princes and regents. ]
La noche del sarao, el alcazar[1] de los reyes ofrecia un aspecto
singular. En los anchurosos patios, alrededor de inmensas hogueras, y
diseminados sin orden ni concierto, se veia una abigarrada multitud de
pajes, soldados, ballesteros y gente menuda, quienes, estos aderezando
sus corceles y sus armas y disponiendolos para el combate; aquellos
saludando con gritos o blasfemias las inesperadas vueltas de la
fortuna, personificada en los dados del cubilete, los otros
repitiendo en coro el refran de un romance de guerra, que entonaba un
juglar acompanado de la guzla; los de mas alla comprando a un romero
conchas,[2] cruces y cintas tocadas en el sepulcro de Santiago,[3] o
riendo con locas carcajadas de los chistes de un bufon, o ensayando en
los clarines el aire belico para entrar en la pelea, propio de sus
senores, o refiriendo antiguas historias de caballerias o aventuras de
amor, o milagros recientemente acaecidos, formaban un infernal y
atronador conjunto imposible de pintar con palabras.
[Footnote 1: el alcazar. The Alcazar (Arab, _al qacr_, 'the castle')
"stands on the highest ground in Toledo. The site was originally
occupied by a Roman '_castellum_' which the Visigoths also used as a
citadel. After the capture of the city by Alfonso VI the Cid resided
here as 'Alcaide. ' Ferdinand the Saint and Alfonso the Learned
converted the castle into a palace, which was afterwards enlarged
and strengthened by John II, Ferdinand and Isabella, Charles V, and
Philip II.
