Pesa-
me , dixo Ergasto , honestissimas serranas, de ha-
verlo dicho, asiu?
me , dixo Ergasto , honestissimas serranas, de ha-
verlo dicho, asiu?
Lope de Vega - Works - Los Pastores de Belen
mucho que digais que esta doncella ?
es del casto Joseph, Virgen esposa?
Quando decis que es pura ,intacta y bella,
decid que Dios escoge un hombre puro,
que sirva de Angel para estar con ella.
Que aunque deste castillo es Dios el muro,
tiendo el casto Joseph su barbacana,
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? Libro primero. 109
de la vista mortal esta? seguro.
Si Dios tuvo en su idea soberana
para madre del Verbo esta doncella,
que le vistio de carne y sangre humana,
Tambien tuvo a Joseph, que esta? con ella
casado por acuerdo soberano,
que desde entonces pudo merecella.
Es rama de Jcsse? , de aquel anciano
tronco del arbol deste fruto inmenso,
que mas de un cetro le ocupo? la mano ?
Que haver venido a tal pobreza pienso,
porque para nacer Dios en la tierra
de aquel claustro santissimo inofenso ,
No quiso la riqueza vil que encierra
el imperio del mundo, sino casa
que la adorne un cepillo y una sierra.
Mas porque ya la obscura noche passa ' <
huyendo al mar del Alva presurosa,
que assoma el blanco pie con luz escasa;
Y de la boca celestial de rosa
vierte las perlas , que las hojas beben ,
de verse tan gentil vanagloriosa.
Quando a essos prados las ovejas lleven
los de aquestas cabanas, cantaremos
lo que a Joseph nuestros ingenios deben ?
Entonces si s grandezas pintaremos,
si puede ser, que a tantas alabanzas,
como merece y tiene, alguna demo>>
conforme a las futuras esperanzas.
No se puede encarecer el alegria que sintio? en
su alma Aminadab con el amebeo canto de los
pas-
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? no Pastores db Belbn.
pastores, oyendo alabar la pura inmaculada Vir-
gen , y el Nin? o santissimo, que habitaba sus can-
didas entran? as. Mucho encarecio? la devocion de
Delio, mucho estimaba el amor de Lauro : mas
aunque estas eran mas justas, agradecio? a Ergas-
to sumamente que celebrasse al Santo Joseph , ya
tan cerca de tener titulo de padre de aquel Sen? or
inmenso, unigenito Hijo del Eterno , que eter-
namente le engendro? igual consigo, y le comuni-
co? la essencia de su divinidad. ? O Sen? or inefable,
qual esta? la tierra deseando vuestra venida ! de-
cia el pastor enternecido : dadle este alegre dia
de vuestro nacimiento, Emanuel hermoso. Mi-
rad , Nin? o santissimo, que se deshacen estos mon-
tes , se rompen estas pen? as, estas fuentes os lla-
man , que no quiero , soberano mayoral, encarece-
ros el sentimiento de las entran? as de vuestros
pastores. ? Qua? ndo , Principe de paz , la can-
tara? n los cielos, y aparecera? en la tierra vuestro
sol ? ? Mas hai, dulce esperanza mia, que? os pre-
gunto, faltando tan pocos dias para este bien, y
teniendo ya la possession nuestra naturaleza de
vuestra majestad , puesto que admirada y absor-
ta de cosa tan estupenda! Los Angeles os bendi-
gan, los cielos, los planetas, la tierra, el mar y
los hombres , que yo , pues amanece el Al va , y
faltan tan pocas para la vuestra, quiero cantaros
el Psalmo 148. con mi grossera voz y rustico
instrumento:
Ala-
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? Libro primero.
Alabad a vuestro Dios,
altas virtudes excelsas,
que en los cielos habitais
sobre la decima esphera.
Alabadle todos juntos,
Angeles, milicia bella,
con todas las Jerarchias,
que assistis a su presencia*
Alabadle sol y luna,
y de su magnificencia,
y hermosura sed testigos
resplandecientes estrellas.
Alabadle, cielo empyreo,
que teneis la preeminencia,
pues cielo de cielos sois,
y corte de su grandeza.
Vuestra alabanza tambien,
cielo crystalino , sea,
con las aguas que su nombre
siempre alaben y engrandezcan.
El mismo lo dixo y quiso,
y de nada fueron hechas
todas las cosas criadas,
de su alabanza materia.
A todas las hizo firmes,
que siglos de siglos tengan
duracion en su sustancia,
aunque calidades truecan.
Precepto y orden les puso,
que de ningun modo alteran,
que sus preceptos divinos,
ni los mudan, ni los quiebran.
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? a Pastores db Bele? n.
Tambien le alabad vosotras,
o criaturas de la tierra,
fieros dragones y abismos,
aguas profundas y venas.
Y tu? , fuego elemental,
y el granizo que se engendra
de tres regiones que tiene
el ayre claro en la media.
Tu? , nieve , y tu? , hielo frio,
que en la infima congelas,
tu? , fuerza , y tu? , viento, causa
de tempestades sobervias.
Pues todos obedeceis
su santa palabra eterna,
que a su mandamiento humildes
nadie un atomo discrepa.
Y vosotros , montes altos,
collados y plantas llenas
de frutas, cedros hermosos,
dadle alabanzas eternas.
Vosotros, ganados mansos t
y vosotras, bestias fieras*
serpientes y aves aladas,
alabadle en ayre y selvas.
Reyes, Principes y Grandes,
y los pueblos que gobiernan,
los Ju? eces que los juzgan,
los nin? os y las doncellas.
Los mozos y los ancianos
todos a alabarle vengan,
que su santo nombre solo
ensalzado se contempla.
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? Libro primero.
Su confession y alabanza,
porque todos le confiessan,
y assi cielo y tierra ensalzan
su gloria, su fortaleza,
su dignidad , su virtud,
y el brazo de su potencia>>
Tom. XVI.
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? H4
PASTORES DE BELEN.
LIBRO II.
"tVTO bien havia corrido el Alva las primeras
J2\j cortinas al nacimiento del sol, en cuyos
velos entre blancos y azules , desde lejos rever-
beraba , quando el valle de la torre de Belen
estaba tan cubierto de pastores y zagalas, como
de flores y arboles. Al montan? e? s Aminadab espe-
raban todos, con el deseo de saber las sabrosas
historias comenzadas, que a los que no se havian
hallado presentes aquella tarde, los dema? s por la
noche se las havian referido. Corria fresco el ay-
re , ya por los extremos del verano, menos
saludable y apacible; pero la vecindad del sol
templaba su malicia, clarificando las nubes, y es-
parciendo de la tierra las humidades. Retozaban
los corderillos unos con otros al son que la musi-
ca de las aves les hacia, y a quadrillas por los
prados parece que inventaban diversos juegos. Los
mastines buscaban el pan por los bagajes de los
aperos. Los toros se alejaban por las dehesas, y
todo junto detuviera la vista del mas regalado
cortesano , que por aquellos valles de caza , o de
camino passa? ra entonces. El cansancio de la jorna-
da, y la buena acogida del huesped, dixo Nemo-
roso, havra? causado, pastores, que no se haya a estas
horas levantado el nuestro. Entretengamos su au-
sencia con alguna cosa de las que saben hacer tan
en-
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? Libro segundo. tij
entendidos , tan valientes y tan gallardos mozos,
tan dispuestas, tan hermosas y tan gentiles serra-
nas. Parecio? bien a todos, y para principio de su
honesto entretenimiento Niseida y Lesbia canta-
ron assi:
Al murmurar sentada
Delia yacia de una clara fuente,
Delia hermosa cansada,
a donde con esmalte diferente
de diversas colores
la tierra junto al agua daba flores.
Una abeja cercando,
de hacer licor mas dulce deseosa ,
con el susurro blando
los bellos labios, la purpurea rosa
de aljo? far guarnecida,
cayo? en la tierra de su mano herida.
Al tiempo que el postrero
aliento respiraba, dixo al prado:
Que? dulcemente muero,
que? fin de tantas vidas envidiado,
pues hurto tan sabroso
yo se? que al mismo amor tiene envidioso.
Amor luego compuso
un tumulo de flores, y sobre ellas
aquestas letras puso:
No son humildes para empresas bellas:
Thyrsi lo oyo? , y de miedo
tras un verde arrayan se estuvo quedo.
Ps De-
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? n6 Pastores de Belen.
Dejad ahora las canciones humanas , aunque
tan honestas sean, o pastores de estos sagrados
valles , dixo Cloris, y pues esperamos relaciones
tan divinas, no salga por lo menos de virtudes
morales nuestro entretenimiento. Si se ha de tra-
tar de ellas , dixo Ergasto, declarame tu? un enig-
ma, hermosa Cloris. Si supiere, respondio? humil-
de Cloris discreta, y si no perdonara? s, Ergasto,
mi ignorancia. El pastor, satisfaciendo a su descon-
fianza, propuso estos versos:
Decid , pastores, como se apellida
aquella, que entre montes fue nacida,
con siete letras entre espinas fieras,
de la qual, si quitais los dos postreras,
en mil no hallareis una,
tanto se estima, quando se halla alguna.
Rindio? se Cloris, perezosa de afligir su enten-
dimiento mas presto de lo que penso? Ergasto, y
e? l dixo : Aquel castan? o lleva la declaracion de
aquesta enigma , entre cuyos herizos lo dice el fru-
to, de quien si quitas las dos postreras letras, que-
da la virtud que en la muger resplandece mas,
que es el ser casta. < Pues por que? dices , replico?
N? iseida, que en mil no se hallara? una ? agravio
es esse a las mugeres. Mejor huvieras dicho, que
en mil no hay una que no lo sea. Mira , Niseida,
dixo Ergasto , quando una cosa se quiere encare-
cer , con hacerla rara al mundo, parece que lo
queda en todo rigor. Demas de que bien sabeis
vosotras el peligro que la hermosura ha corrido
ea
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro segundo. 117
en esta parte desde el principio del mundo. La
fuerza de Thamar, dixo Lesbia , la de Dina y
otras Hebreas, no ofende la castidad, pues basta
decir en su abono, que fue violencia : y si algu-
nas pudieran hacer oposicion a esta verdad , de
que ya parece que se os vienen a la boca los
exemplos : no se ban? o? Susana como Bethsabe? , ni
resulto? un mismo efei? to de aquella causa.
Pesa-
me , dixo Ergasto , honestissimas serranas, de ha-
verlo dicho, asiu? aprendi el enigma, assi le dixe,
mas yo os doy la palabra de quitarle , si se me
ofrece ctra ocasion , los dos postreros versos. Yo
pondre? paz a vuestra question , dixo Pyreno, con
el exemplo de la que ha honrado para siempre la
castidad y la naturaleza , y al son de una cythara,
que mientras ellos hablaban havia templado, can-
to? assi:
Zagala divina,
bella labradora ,
boca de rubies,
ojos de paloma,
santissima Virgen,
soberana Aurora,
arco de los cielos
y del sol corona:
tantas cosas cuentan
sagradas historias
de vuestra hermosura,
que el sima me roban;
que teneis del cielo,
morena graciosa.
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? Pastores de Belen.
la puerta en el pecho,
la llave en la boca.
Vuestras gracias me cuentan,
zagala hermosa,
mientras mas me dicen,
mas me enamoran.
Dicenme que sois
de las tres personas
el throno divino
en que assisten todas:
que ya el Padre Eterno
hija suya os nombra,
el Hijo su madre,
y el Amor su Esposa,
que ya el Vellocino ,
de la tierra alfombra ,
lloviendo las nubes
de perlas se borda:
que teneis guardada
en vos una joya,
que de Dios el pecho
dignamente adorna,
vuestras gracias, &c.
Que teneis la cara
como quando llora
sobre blancos lirios
la man? ana aljofar,
que sois nieve pura,
sobre quien deshojan
puerpureos claveles,
o encarnadas rosas.
Yo no se? quien sirve
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? Libro segundo. H9
hermosuras locas,
flores de la tierra,
que la muerte corta,
y deja de amaros,
divina Sen? ora,
a cuya belleza
la luna se postra.
Vuestras gracias, 8cc.
Cuentanme , que al templo
fuisteis , nin? a hermosa,
cuyas quince gradas
las subistes sola,
que en e? l ofrecistes
para tama gloria
casta vida y alma ,
palabras y obras:
que aunque sois casada? ,
la misma victoria
tendreis hoy que antes,
y despues que ahora .
. Sereis madre y Virgen,
porque os hizo sombra
el amor divino ,
de quien sois Esposa,
vuestras gracias, &c.
Por tu dulce cancion, Pyreno, dixo Tebandra,
me has hecho acordar de otros iguales versos al
dichoso nacimiento de essa divina hija de Joa-
chin y Ana , en una fiesta que los zagales de Na-
zareth hicien n a sus an? os a ocho del Septiembre
pausado, que pienso que dicen assi:
Hoy
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? iaa Pastores de Bele? n.
1
Hoy se cumplen an? os
que nacio? la Reyna,
la Reyna Mari? a
del cielo y la tierra,
y hoy con justa causa
todos hacen fiestas
al dichoso dia,
que sus an? os cuentan.
Por su sol el cielo,
el mar por su estrella,
y por su Sen? ora
la tierra contenta,
cen? idos de oliva
los dos labias entra
al arca del mundo
el ave que espera .
Venga norabuena
la paloma bella,
norabuena venga
la zarza divina,
que el fuego respeta,
vellocino blanco
sembrado de perlas
la Reyna vestida
de tan varias sedas,
que assiste en su throno
del Rey a la diestra.
La vara de almendro
con sus flores bellas,
que tiene en su fruto
Can divina almendra,
que ha juntado en uno
su
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? Libro segundo. 121
su verde cubierta
de humano y divino
dos naturalezas:
'venga norabuena
la paloma bella,
norabuena venga.
La serrana hermosa,
puesto que es morena,
color para el trigo .
de la buena tierra,
trigo de Belen,
que tantos Prophetas
han llamado casa1
deste pan que esperan,
tierra virgen , que ara
del amor la flecha,
que es el mismo Dios,
el pan y el que siembra,]
hoy viene a poner
a la antigua bestia
la planta de nieve
sobre la cabeza:
venga norabuena
la paloma bella,
norabuena venga.
Qua? nto mejores son estas canciones, dixo Cio-
ris , que las letras humanas que tantos castos en-
tendimientos pervierten, tantos oidos engan? an, y
tantas imaginaciones desvanecen. Para divertir el
entendimiento , y como dice el proverbio , aflo-
jar la cuerda al arco, no suelen tal vez ser no-
Tom. XVI. Q ci-
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? 122 Pastores de Belen.
civos los versos amorosos, siendo honestos; no
porque yo diga que tienen en todas ocasiones este
lugar, y confiesso que se me enternecen los ojos,
y el alma se me divide de esta mortal corteza,
quando escucho por estos valles los mas peque-
n? os pastorcillos ir cantando las alabanzas del gran
Dios de nuestros padres: el transito de los hijos
de Israel: la peregrinacion del desierto, hasta
llegar a la tierra prometida , y el sabroso mana? ,
que les sirvio? de sustento, de quien dicen algu-
nos pastores tan altas prophecias. Andan las co-
sas del mundo, dixo Pyreno, de tal manera es-
tragadas, que parece que nuestra vida es inmor-
tal , segun la prisa y ambicion de los hombres,
por adquirir honras y riquezas. Qua? l vereis que
para dos an? os de vida que le faltan, comienza
sumptuosos edificios, y haviendo de caber en
siete pies de tierra, apenas le parece que muchas
salas, quadras y retretes pueden aposentarle. Qua? l
encierra y guarda el metal precioso, que no le
sirviendo, tanto es de su vecino, como suyo, si
esta? de sus escritorios una pared en medio. Qua? l
vestido de lisonja, anda hecho camaleon de las co-
lores de la inconstancia de los duen? os de los pa-
lacios. Qua? l sulca los nunca arados mares, y un
dedo de la muerte camina sobre una tabla a la
discrecion del viento, por donde una punta to-
cada en una piedra le gobierna: mas por no
cansaros con prolijos discursos, oid a este propo-
sito lo que compuso Alcino, y servira? de cancion
en esta junta:
Des-
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? Libro segundo.
Despues que atrevido
Adan , codicioso
de ser como Dios
tuvo a Dios en poco,
pues que por cumplir
los necios antojos
de su bella esposa,
perdio tal thesoro:
aquella locura
nos dejo? a nosotros,
que el ageno gusto
es el nuestro proprio.
Adan fue formado
de ceniza y polvo,
que el polvo de Adan
nos puso del lodo.
No hay quien a su Eva
no vuelva los ojos,
y de Dios los quite
atrveido y loco;
por comer manzanas,
veneno con oro,
dejamos del alma
el sustento solo.
Todos somos locos
los unos de los otros.
Qua? l sigue el palacio
rico y sumptuoso,
cercado de envidia,
que es terrible monstruo
y el servir al hombre
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? 124 Pastores de Belen.
por estran? os modos
prefiere al servicio
de Dios poderoso.
Qua? l pone al gobierno
de la tierra el hombro,
sin ver que a la tierra
al fin viene todo.
Qua? l anda ocupado
en dos mil negocios,
y los de su alma
encomienda a otro.
Qua? l bebe los vientos
triste y ambicioso,
que aun para comer
tiene mil estorbos.
Qua? l buscando passa
de la mar los golfos,
los Indianos partos
del metal sonoro.
Todos somos locos ,
los unos de los otros.
Qua? l sigue el camino
ancho y deleytoso,
y el de la virtud
le parece angosto;
sigue las costumbres
del amigo mozo,
la blasphemia, el juego,
y el decir de todos.
Qua? l por la belleza
de un hermoso rostro,
que en la sepultura
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? Libro segundo. 125
le ha de dar assombro,
anda desvelado,
ciego, mudo y sordo,
comiendo deseos,
y bebiendo enojos.
Qua? l por dulce fama
entre cuerpos troncos
trepa las murallas,
. y ciega los fosos. ? . '
Qua? l passa la vida
en deleyte y ocio,
sin ver que la muerte
dice lo que somos.
Todos somos locos,
los unos de los otros,
Pareceme, dixo Alphesibeo en acabando Py-
reno su cancion, pues es al mismo proposito, que
jugassedes aquel juego de los locos, con que otras
veces en iguales ocasiones soleis, entreteneros. Yo
no le se? , dixo Finarda, y algunos de los pasto-
res que estan aqui dicen lo mismo. Las leyes son,
replico? el Rustico, un labrador de aquellos cam-
pos, a quien todos llamaban con este titulo des-
de sus tiernos an? os, tomar cada uno el nombre
de una virtud , o accion heroyea , y en siendo pre-
guntado, decir tres cosas en que puede parecer-
le que consiste la locura del mundo. Moral es
esse juego y no poco entretenido, dixo Finarda;
? pero quie? n le sabra? jugar de improviso con la
gracia y presteza necessaria? Al que errare, dixo
el rustico, tomaremosle una prenda, para dalle
des-
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? 126 Pastores de Belen.
despues el castigo que nos pareciere a proposito.
Yo he hecho concepto de vuestra intencion, re-
plico Finarda, y ayudare? por mi parte, aunque
se? bien , que me pongo a peligro de incurrir en
la pena por momentos. j<Que? nombre tomas?
prosiguio? Llorente, que este era el legitimo del
rustico. La Fama sere? yo, respondio? Finarda, a
quien siguiendo todos los dema? s por su orden, Eli-
phila tomo? la Liberalidad, Damon la Philosophia,
Lesbia la Discrecion, Ergisto el Silencio, Teban-
dra la Paciencia, Alphesibeo el Secreto, Fabio el
Amor, Niseyda la Castidad, Nemoroso el Respe-
to, Pyreno la Fortaleza, Dositea la Templanza,
Bato la Verdad, Lucela la Prudencia, Joran la
Justicia, y el Rustico la Piedad , y comenzo? ansi:
Dime, Philosophia, ? en que? consiste la locura del
mundo? En el fingir los hombres que saben, di-
xo Damon, y en no saber que no saben, y en
sustentar que saben: pero dime , Silencio, ? en
que? consiste ? En hablar sin tiempo, dixo Ergas-
to, y en no conocer el tiempo, y en dejar pas-
sar el tiempo. Mas dime , Discrecion , ? en que?
consiste ? En no saber gobernar sus cosas, dixo
Lesbia, y en murmurar de las agenas, y en que-
rerse poner en lugares altos. Pero dime, Secre-
to, ? en que? consiste?
es del casto Joseph, Virgen esposa?
Quando decis que es pura ,intacta y bella,
decid que Dios escoge un hombre puro,
que sirva de Angel para estar con ella.
Que aunque deste castillo es Dios el muro,
tiendo el casto Joseph su barbacana,
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro primero. 109
de la vista mortal esta? seguro.
Si Dios tuvo en su idea soberana
para madre del Verbo esta doncella,
que le vistio de carne y sangre humana,
Tambien tuvo a Joseph, que esta? con ella
casado por acuerdo soberano,
que desde entonces pudo merecella.
Es rama de Jcsse? , de aquel anciano
tronco del arbol deste fruto inmenso,
que mas de un cetro le ocupo? la mano ?
Que haver venido a tal pobreza pienso,
porque para nacer Dios en la tierra
de aquel claustro santissimo inofenso ,
No quiso la riqueza vil que encierra
el imperio del mundo, sino casa
que la adorne un cepillo y una sierra.
Mas porque ya la obscura noche passa ' <
huyendo al mar del Alva presurosa,
que assoma el blanco pie con luz escasa;
Y de la boca celestial de rosa
vierte las perlas , que las hojas beben ,
de verse tan gentil vanagloriosa.
Quando a essos prados las ovejas lleven
los de aquestas cabanas, cantaremos
lo que a Joseph nuestros ingenios deben ?
Entonces si s grandezas pintaremos,
si puede ser, que a tantas alabanzas,
como merece y tiene, alguna demo>>
conforme a las futuras esperanzas.
No se puede encarecer el alegria que sintio? en
su alma Aminadab con el amebeo canto de los
pas-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:45 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? no Pastores db Belbn.
pastores, oyendo alabar la pura inmaculada Vir-
gen , y el Nin? o santissimo, que habitaba sus can-
didas entran? as. Mucho encarecio? la devocion de
Delio, mucho estimaba el amor de Lauro : mas
aunque estas eran mas justas, agradecio? a Ergas-
to sumamente que celebrasse al Santo Joseph , ya
tan cerca de tener titulo de padre de aquel Sen? or
inmenso, unigenito Hijo del Eterno , que eter-
namente le engendro? igual consigo, y le comuni-
co? la essencia de su divinidad. ? O Sen? or inefable,
qual esta? la tierra deseando vuestra venida ! de-
cia el pastor enternecido : dadle este alegre dia
de vuestro nacimiento, Emanuel hermoso. Mi-
rad , Nin? o santissimo, que se deshacen estos mon-
tes , se rompen estas pen? as, estas fuentes os lla-
man , que no quiero , soberano mayoral, encarece-
ros el sentimiento de las entran? as de vuestros
pastores. ? Qua? ndo , Principe de paz , la can-
tara? n los cielos, y aparecera? en la tierra vuestro
sol ? ? Mas hai, dulce esperanza mia, que? os pre-
gunto, faltando tan pocos dias para este bien, y
teniendo ya la possession nuestra naturaleza de
vuestra majestad , puesto que admirada y absor-
ta de cosa tan estupenda! Los Angeles os bendi-
gan, los cielos, los planetas, la tierra, el mar y
los hombres , que yo , pues amanece el Al va , y
faltan tan pocas para la vuestra, quiero cantaros
el Psalmo 148. con mi grossera voz y rustico
instrumento:
Ala-
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? Libro primero.
Alabad a vuestro Dios,
altas virtudes excelsas,
que en los cielos habitais
sobre la decima esphera.
Alabadle todos juntos,
Angeles, milicia bella,
con todas las Jerarchias,
que assistis a su presencia*
Alabadle sol y luna,
y de su magnificencia,
y hermosura sed testigos
resplandecientes estrellas.
Alabadle, cielo empyreo,
que teneis la preeminencia,
pues cielo de cielos sois,
y corte de su grandeza.
Vuestra alabanza tambien,
cielo crystalino , sea,
con las aguas que su nombre
siempre alaben y engrandezcan.
El mismo lo dixo y quiso,
y de nada fueron hechas
todas las cosas criadas,
de su alabanza materia.
A todas las hizo firmes,
que siglos de siglos tengan
duracion en su sustancia,
aunque calidades truecan.
Precepto y orden les puso,
que de ningun modo alteran,
que sus preceptos divinos,
ni los mudan, ni los quiebran.
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? a Pastores db Bele? n.
Tambien le alabad vosotras,
o criaturas de la tierra,
fieros dragones y abismos,
aguas profundas y venas.
Y tu? , fuego elemental,
y el granizo que se engendra
de tres regiones que tiene
el ayre claro en la media.
Tu? , nieve , y tu? , hielo frio,
que en la infima congelas,
tu? , fuerza , y tu? , viento, causa
de tempestades sobervias.
Pues todos obedeceis
su santa palabra eterna,
que a su mandamiento humildes
nadie un atomo discrepa.
Y vosotros , montes altos,
collados y plantas llenas
de frutas, cedros hermosos,
dadle alabanzas eternas.
Vosotros, ganados mansos t
y vosotras, bestias fieras*
serpientes y aves aladas,
alabadle en ayre y selvas.
Reyes, Principes y Grandes,
y los pueblos que gobiernan,
los Ju? eces que los juzgan,
los nin? os y las doncellas.
Los mozos y los ancianos
todos a alabarle vengan,
que su santo nombre solo
ensalzado se contempla.
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? Libro primero.
Su confession y alabanza,
porque todos le confiessan,
y assi cielo y tierra ensalzan
su gloria, su fortaleza,
su dignidad , su virtud,
y el brazo de su potencia>>
Tom. XVI.
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? H4
PASTORES DE BELEN.
LIBRO II.
"tVTO bien havia corrido el Alva las primeras
J2\j cortinas al nacimiento del sol, en cuyos
velos entre blancos y azules , desde lejos rever-
beraba , quando el valle de la torre de Belen
estaba tan cubierto de pastores y zagalas, como
de flores y arboles. Al montan? e? s Aminadab espe-
raban todos, con el deseo de saber las sabrosas
historias comenzadas, que a los que no se havian
hallado presentes aquella tarde, los dema? s por la
noche se las havian referido. Corria fresco el ay-
re , ya por los extremos del verano, menos
saludable y apacible; pero la vecindad del sol
templaba su malicia, clarificando las nubes, y es-
parciendo de la tierra las humidades. Retozaban
los corderillos unos con otros al son que la musi-
ca de las aves les hacia, y a quadrillas por los
prados parece que inventaban diversos juegos. Los
mastines buscaban el pan por los bagajes de los
aperos. Los toros se alejaban por las dehesas, y
todo junto detuviera la vista del mas regalado
cortesano , que por aquellos valles de caza , o de
camino passa? ra entonces. El cansancio de la jorna-
da, y la buena acogida del huesped, dixo Nemo-
roso, havra? causado, pastores, que no se haya a estas
horas levantado el nuestro. Entretengamos su au-
sencia con alguna cosa de las que saben hacer tan
en-
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? Libro segundo. tij
entendidos , tan valientes y tan gallardos mozos,
tan dispuestas, tan hermosas y tan gentiles serra-
nas. Parecio? bien a todos, y para principio de su
honesto entretenimiento Niseida y Lesbia canta-
ron assi:
Al murmurar sentada
Delia yacia de una clara fuente,
Delia hermosa cansada,
a donde con esmalte diferente
de diversas colores
la tierra junto al agua daba flores.
Una abeja cercando,
de hacer licor mas dulce deseosa ,
con el susurro blando
los bellos labios, la purpurea rosa
de aljo? far guarnecida,
cayo? en la tierra de su mano herida.
Al tiempo que el postrero
aliento respiraba, dixo al prado:
Que? dulcemente muero,
que? fin de tantas vidas envidiado,
pues hurto tan sabroso
yo se? que al mismo amor tiene envidioso.
Amor luego compuso
un tumulo de flores, y sobre ellas
aquestas letras puso:
No son humildes para empresas bellas:
Thyrsi lo oyo? , y de miedo
tras un verde arrayan se estuvo quedo.
Ps De-
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? n6 Pastores de Belen.
Dejad ahora las canciones humanas , aunque
tan honestas sean, o pastores de estos sagrados
valles , dixo Cloris, y pues esperamos relaciones
tan divinas, no salga por lo menos de virtudes
morales nuestro entretenimiento. Si se ha de tra-
tar de ellas , dixo Ergasto, declarame tu? un enig-
ma, hermosa Cloris. Si supiere, respondio? humil-
de Cloris discreta, y si no perdonara? s, Ergasto,
mi ignorancia. El pastor, satisfaciendo a su descon-
fianza, propuso estos versos:
Decid , pastores, como se apellida
aquella, que entre montes fue nacida,
con siete letras entre espinas fieras,
de la qual, si quitais los dos postreras,
en mil no hallareis una,
tanto se estima, quando se halla alguna.
Rindio? se Cloris, perezosa de afligir su enten-
dimiento mas presto de lo que penso? Ergasto, y
e? l dixo : Aquel castan? o lleva la declaracion de
aquesta enigma , entre cuyos herizos lo dice el fru-
to, de quien si quitas las dos postreras letras, que-
da la virtud que en la muger resplandece mas,
que es el ser casta. < Pues por que? dices , replico?
N? iseida, que en mil no se hallara? una ? agravio
es esse a las mugeres. Mejor huvieras dicho, que
en mil no hay una que no lo sea. Mira , Niseida,
dixo Ergasto , quando una cosa se quiere encare-
cer , con hacerla rara al mundo, parece que lo
queda en todo rigor. Demas de que bien sabeis
vosotras el peligro que la hermosura ha corrido
ea
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? Libro segundo. 117
en esta parte desde el principio del mundo. La
fuerza de Thamar, dixo Lesbia , la de Dina y
otras Hebreas, no ofende la castidad, pues basta
decir en su abono, que fue violencia : y si algu-
nas pudieran hacer oposicion a esta verdad , de
que ya parece que se os vienen a la boca los
exemplos : no se ban? o? Susana como Bethsabe? , ni
resulto? un mismo efei? to de aquella causa.
Pesa-
me , dixo Ergasto , honestissimas serranas, de ha-
verlo dicho, asiu? aprendi el enigma, assi le dixe,
mas yo os doy la palabra de quitarle , si se me
ofrece ctra ocasion , los dos postreros versos. Yo
pondre? paz a vuestra question , dixo Pyreno, con
el exemplo de la que ha honrado para siempre la
castidad y la naturaleza , y al son de una cythara,
que mientras ellos hablaban havia templado, can-
to? assi:
Zagala divina,
bella labradora ,
boca de rubies,
ojos de paloma,
santissima Virgen,
soberana Aurora,
arco de los cielos
y del sol corona:
tantas cosas cuentan
sagradas historias
de vuestra hermosura,
que el sima me roban;
que teneis del cielo,
morena graciosa.
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? Pastores de Belen.
la puerta en el pecho,
la llave en la boca.
Vuestras gracias me cuentan,
zagala hermosa,
mientras mas me dicen,
mas me enamoran.
Dicenme que sois
de las tres personas
el throno divino
en que assisten todas:
que ya el Padre Eterno
hija suya os nombra,
el Hijo su madre,
y el Amor su Esposa,
que ya el Vellocino ,
de la tierra alfombra ,
lloviendo las nubes
de perlas se borda:
que teneis guardada
en vos una joya,
que de Dios el pecho
dignamente adorna,
vuestras gracias, &c.
Que teneis la cara
como quando llora
sobre blancos lirios
la man? ana aljofar,
que sois nieve pura,
sobre quien deshojan
puerpureos claveles,
o encarnadas rosas.
Yo no se? quien sirve
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? Libro segundo. H9
hermosuras locas,
flores de la tierra,
que la muerte corta,
y deja de amaros,
divina Sen? ora,
a cuya belleza
la luna se postra.
Vuestras gracias, 8cc.
Cuentanme , que al templo
fuisteis , nin? a hermosa,
cuyas quince gradas
las subistes sola,
que en e? l ofrecistes
para tama gloria
casta vida y alma ,
palabras y obras:
que aunque sois casada? ,
la misma victoria
tendreis hoy que antes,
y despues que ahora .
. Sereis madre y Virgen,
porque os hizo sombra
el amor divino ,
de quien sois Esposa,
vuestras gracias, &c.
Por tu dulce cancion, Pyreno, dixo Tebandra,
me has hecho acordar de otros iguales versos al
dichoso nacimiento de essa divina hija de Joa-
chin y Ana , en una fiesta que los zagales de Na-
zareth hicien n a sus an? os a ocho del Septiembre
pausado, que pienso que dicen assi:
Hoy
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? iaa Pastores de Bele? n.
1
Hoy se cumplen an? os
que nacio? la Reyna,
la Reyna Mari? a
del cielo y la tierra,
y hoy con justa causa
todos hacen fiestas
al dichoso dia,
que sus an? os cuentan.
Por su sol el cielo,
el mar por su estrella,
y por su Sen? ora
la tierra contenta,
cen? idos de oliva
los dos labias entra
al arca del mundo
el ave que espera .
Venga norabuena
la paloma bella,
norabuena venga
la zarza divina,
que el fuego respeta,
vellocino blanco
sembrado de perlas
la Reyna vestida
de tan varias sedas,
que assiste en su throno
del Rey a la diestra.
La vara de almendro
con sus flores bellas,
que tiene en su fruto
Can divina almendra,
que ha juntado en uno
su
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? Libro segundo. 121
su verde cubierta
de humano y divino
dos naturalezas:
'venga norabuena
la paloma bella,
norabuena venga.
La serrana hermosa,
puesto que es morena,
color para el trigo .
de la buena tierra,
trigo de Belen,
que tantos Prophetas
han llamado casa1
deste pan que esperan,
tierra virgen , que ara
del amor la flecha,
que es el mismo Dios,
el pan y el que siembra,]
hoy viene a poner
a la antigua bestia
la planta de nieve
sobre la cabeza:
venga norabuena
la paloma bella,
norabuena venga.
Qua? nto mejores son estas canciones, dixo Cio-
ris , que las letras humanas que tantos castos en-
tendimientos pervierten, tantos oidos engan? an, y
tantas imaginaciones desvanecen. Para divertir el
entendimiento , y como dice el proverbio , aflo-
jar la cuerda al arco, no suelen tal vez ser no-
Tom. XVI. Q ci-
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? 122 Pastores de Belen.
civos los versos amorosos, siendo honestos; no
porque yo diga que tienen en todas ocasiones este
lugar, y confiesso que se me enternecen los ojos,
y el alma se me divide de esta mortal corteza,
quando escucho por estos valles los mas peque-
n? os pastorcillos ir cantando las alabanzas del gran
Dios de nuestros padres: el transito de los hijos
de Israel: la peregrinacion del desierto, hasta
llegar a la tierra prometida , y el sabroso mana? ,
que les sirvio? de sustento, de quien dicen algu-
nos pastores tan altas prophecias. Andan las co-
sas del mundo, dixo Pyreno, de tal manera es-
tragadas, que parece que nuestra vida es inmor-
tal , segun la prisa y ambicion de los hombres,
por adquirir honras y riquezas. Qua? l vereis que
para dos an? os de vida que le faltan, comienza
sumptuosos edificios, y haviendo de caber en
siete pies de tierra, apenas le parece que muchas
salas, quadras y retretes pueden aposentarle. Qua? l
encierra y guarda el metal precioso, que no le
sirviendo, tanto es de su vecino, como suyo, si
esta? de sus escritorios una pared en medio. Qua? l
vestido de lisonja, anda hecho camaleon de las co-
lores de la inconstancia de los duen? os de los pa-
lacios. Qua? l sulca los nunca arados mares, y un
dedo de la muerte camina sobre una tabla a la
discrecion del viento, por donde una punta to-
cada en una piedra le gobierna: mas por no
cansaros con prolijos discursos, oid a este propo-
sito lo que compuso Alcino, y servira? de cancion
en esta junta:
Des-
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? Libro segundo.
Despues que atrevido
Adan , codicioso
de ser como Dios
tuvo a Dios en poco,
pues que por cumplir
los necios antojos
de su bella esposa,
perdio tal thesoro:
aquella locura
nos dejo? a nosotros,
que el ageno gusto
es el nuestro proprio.
Adan fue formado
de ceniza y polvo,
que el polvo de Adan
nos puso del lodo.
No hay quien a su Eva
no vuelva los ojos,
y de Dios los quite
atrveido y loco;
por comer manzanas,
veneno con oro,
dejamos del alma
el sustento solo.
Todos somos locos
los unos de los otros.
Qua? l sigue el palacio
rico y sumptuoso,
cercado de envidia,
que es terrible monstruo
y el servir al hombre
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? 124 Pastores de Belen.
por estran? os modos
prefiere al servicio
de Dios poderoso.
Qua? l pone al gobierno
de la tierra el hombro,
sin ver que a la tierra
al fin viene todo.
Qua? l anda ocupado
en dos mil negocios,
y los de su alma
encomienda a otro.
Qua? l bebe los vientos
triste y ambicioso,
que aun para comer
tiene mil estorbos.
Qua? l buscando passa
de la mar los golfos,
los Indianos partos
del metal sonoro.
Todos somos locos ,
los unos de los otros.
Qua? l sigue el camino
ancho y deleytoso,
y el de la virtud
le parece angosto;
sigue las costumbres
del amigo mozo,
la blasphemia, el juego,
y el decir de todos.
Qua? l por la belleza
de un hermoso rostro,
que en la sepultura
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? Libro segundo. 125
le ha de dar assombro,
anda desvelado,
ciego, mudo y sordo,
comiendo deseos,
y bebiendo enojos.
Qua? l por dulce fama
entre cuerpos troncos
trepa las murallas,
. y ciega los fosos. ? . '
Qua? l passa la vida
en deleyte y ocio,
sin ver que la muerte
dice lo que somos.
Todos somos locos,
los unos de los otros,
Pareceme, dixo Alphesibeo en acabando Py-
reno su cancion, pues es al mismo proposito, que
jugassedes aquel juego de los locos, con que otras
veces en iguales ocasiones soleis, entreteneros. Yo
no le se? , dixo Finarda, y algunos de los pasto-
res que estan aqui dicen lo mismo. Las leyes son,
replico? el Rustico, un labrador de aquellos cam-
pos, a quien todos llamaban con este titulo des-
de sus tiernos an? os, tomar cada uno el nombre
de una virtud , o accion heroyea , y en siendo pre-
guntado, decir tres cosas en que puede parecer-
le que consiste la locura del mundo. Moral es
esse juego y no poco entretenido, dixo Finarda;
? pero quie? n le sabra? jugar de improviso con la
gracia y presteza necessaria? Al que errare, dixo
el rustico, tomaremosle una prenda, para dalle
des-
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? 126 Pastores de Belen.
despues el castigo que nos pareciere a proposito.
Yo he hecho concepto de vuestra intencion, re-
plico Finarda, y ayudare? por mi parte, aunque
se? bien , que me pongo a peligro de incurrir en
la pena por momentos. j<Que? nombre tomas?
prosiguio? Llorente, que este era el legitimo del
rustico. La Fama sere? yo, respondio? Finarda, a
quien siguiendo todos los dema? s por su orden, Eli-
phila tomo? la Liberalidad, Damon la Philosophia,
Lesbia la Discrecion, Ergisto el Silencio, Teban-
dra la Paciencia, Alphesibeo el Secreto, Fabio el
Amor, Niseyda la Castidad, Nemoroso el Respe-
to, Pyreno la Fortaleza, Dositea la Templanza,
Bato la Verdad, Lucela la Prudencia, Joran la
Justicia, y el Rustico la Piedad , y comenzo? ansi:
Dime, Philosophia, ? en que? consiste la locura del
mundo? En el fingir los hombres que saben, di-
xo Damon, y en no saber que no saben, y en
sustentar que saben: pero dime , Silencio, ? en
que? consiste ? En hablar sin tiempo, dixo Ergas-
to, y en no conocer el tiempo, y en dejar pas-
sar el tiempo. Mas dime , Discrecion , ? en que?
consiste ? En no saber gobernar sus cosas, dixo
Lesbia, y en murmurar de las agenas, y en que-
rerse poner en lugares altos. Pero dime, Secre-
to, ? en que? consiste?
