materia a los dos Epigra-
mas dichos, otro que los acompan?
mas dichos, otro que los acompan?
Lope de Vega - Works - Los Pastores de Belen
Libro segundo.
219
dulcissimo sonido y acento escucha, y que Nec-
talvo declaro? luego todo el pensamiento con la de
Moyses, que puesta en alto daba salud al pueblo.
Note? pues esto, y de camino el fin que tuvo es-
ta serpiente de metal que digo. No nos acorda-
mos , dixo Damon, de haver leido tal historia:
prosiguela por tu vida , que es digna de saberse.
No hay mas historia, dixo Aminadab, de que
deseando el Santo Rey Ezechias corregir las ido-
latrias y errores de Achaz su padre, abrio? el sa-
grado Templo, que por e? l havia sido cerrado, y
le limpio? de las fealdades cometidas, despedazan-
do los Idolos , que a los ojos del Propiciatorio
santo havian sido venerados. Restituido pues el
santo Templo, y el culto del verdadero Dios y
Sen? or, hizo que los Sacerdotes y Levitas le con-
sagrassen, los quales exercitando los sagrados Sa-
crificios , y convocado el pueblo de todo su cora-
zon , a su Dios adorassen , y ofreciessen victimas
y holocaustos de alabanza>> Celebro? finalmente un
solemne Phase? , y con ricos dones se mostro? re-
ligioso Principe, y restaurador de las paternas
leyes y observaciones sacras. Con no menor es-
tudio de piedad entonces rompio? aquel simulacro
venerable de la serpiente de metal, que Moyses
havia levantado para la salud del pueblo, esto
con zelo del divino servicio : porque viendole in-
clinado a la Idolatria, y tan ensen? ado a aquellos
Dioses de plata y oro, no le diesse como a los
dema? s honor, incienso y victimas. Mucho, dixo
Ergasto , se han holgado estos pastores de saber
el fin de essa prodigiosa figura, que tan altos
Ee 2 mys-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 32o Pastores de Belen.
mysterios tiene encerrados. Lo material le ha te-
nido , dixo Aminadab , que lo essencial y verda-
dero espera otro tiempo, en que tendran fin aque-
llas sombras , quando el divino sol de justicia
padeciendo eclipse las clarifique y manifieste al
mundo. Las alabanzas de Joseph fueron justi? si-
mas, y el seguir sus ascendientes por linea de va-
ron, antes es alabanza de la Virgen, que como
de Dios lo son las de su madre, ? quie? n duda
que las de Joseph lo sera? n de la Virgen , pues es
su esposo ? Del nombre dulcissimo de Jesus , que
ha de tener este Nin? o bendito , comenzaste a decir
la distincion que tenia al de los dema? s, dixo Da-
mon , que honraba Israel por Capitanes, Duques
y defensores suyos: bien quisieran estas pastoras
que te huvieras dilatado en esto. No da? lugar el
tiempo, ni el camino, respondio? Aminadab,a dis-
cursos largos; baste para cumplir con su deseo de-
ciros , que este nombre de Jesu? s es aquel Jehovah,
que con quatro mysticas letras escribian nuestros
antiguos padres, Jod , He, Vau, He, las qua-
lcs voces compuestas con sus puntos, suenan Jo-
hesua. Donde quiera en efe&o que le hallaban (y
aun hoy dia les dura esta reverencia) no osan
pronunciarle, antes bien en su lugar dicen Ado-
na? i, nombre no vocal, ni escrito, ni jama? s bor-
rado , sino Real, eterno y permanente; porque
pensar en la divina essencia, segun es, a ningu-
no se consentia : de donde nacio no atreverse a
tomar en la boca aquel inefable nombre con que
la significaban. Mas ya nosotros, que merecemos
ver tan dichosos dias con una cierta hermosa har-
mo-
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? Libro segundo. 221
monia de la voz, lo que ellos con obscuro sen-
tido , y apenas inteligible en Tetragrammaton
pronuncian, diremos en este nombre dulcissimo
de Jesu? s , de aquellas mismas quatro letras com-i
puesto, nombre Real y verdadero de Dios, nun-
ca del mundo conocido , hasta que su Hijo san-
tissimo vino a e? l, y ya de muchos sabido y espera-
do , despues que el Angel dixo a esta divinissi-
ma Nin? a , que le llamada Jesu? s, nombre, a quien
se humilla el cielo, la tierra y el infierno. Oca-
sion se ha ofrecido, dixo el Rustico, para que
de aqui a las cabanas os entretengais con un apaci-
ble juego , que del respeto deste mismo nombre
se me ha ofrecido. ? De que? manera i dixo Pal-
myra, que ya desean hablar estas zagalas , a.
quien con vuestras historias, si bien sacras, haveis
tenido tanto tiempo suspensas. ? No dice Amina-
dab, replico? el Rustico, que al nombre de Jesus
se inclina el cielo, la tierra y el infierno ? Pues
sea obligado en este juego mio cada uno de no-
sotros a decir una cosa, que en cada uno de es-
sos tres lugares se le humilla; y al que errare,
o se detuviere, penadle, como a mi, en alguna
cancion , o prenda de su persona. Agrado? a to-
dos la devocion de Llorente, y concertados, Fa-
bio le dixo desta suerte:
Rustico, ? que? se le humilla al nombre dulcis-
simo de Jesu? s? En el cielo, dixo el Rustico, el
Angel, en la tierra el hombre, y en el infierno
el demonio. Mas dime Niseyda, ? que? se le humilla
a este regalado nombre de Jesu? s ? En el cielo,
dixo Niseyda , los Arcangeles, en la tierra los
Re-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 222 PASTORBS DE BeLEN.
Reyes, y en el infierno les tyrano? . Mas dime
Pyreno, < que? se le humilla a este benditissimo
nombre de Jesus? En el cielo, dixo Pyreno, los
Thronos, en la tierra los Sacerdotes, y en el in-
fierno los Heresiarchas. Mas dime, hermosa Pal-
myra, ? que? se le humilla a este suavissimo nom-
bre de Jesus ? En el cielo , respondio? Palmyra,
las Dominaciones, en la tierra los Prophetas, y
en el infierno los Atheos. Mas dime, Damon,
<que? se le humilla a este nombre esplendido de
Jesus? En el cielo, dixo Damon, las Potestades
que le tiemblan, en la tierra los Capitanes que
vencen , y en el infierno los homicidas que blas-
pheman. Mas dime,Cloris bella, ? quie? n se le humi-
lla a este fbrtissimo nombre de Jesu? s ? En el
cielo, dixo Cloris, las Virtudes, en la tierra las
Ciudades, y en el infierno las envidias. Mas dime
Ergasto, <? que? se le humilla a este sacrosanto
Nombre de Jesu? s ? En el cielo, dixo Ergasto,
los Principados, en la tierra los Principes , y en
el infierno los precipitados. Ya esta? dicho, dixo
Fabio, Principes. Diferencia hay de ellos a los
Reyes , replico? Ergasto. Ninguna, dixo el Rus-
tico , porque es nombre universal, y no especifico:
lo seguro es pagar la pena, y no encubrir la cul-
pa. ? Que? mandas , dixo entonces humilde Ergasto?
Que digas en verso, o que fabriques una caja, lo
mejor que alcanzare tu entendimiento, para esta
joya que'esperamos. Admirable sujeto, replico?
el pastor, si yo tuviera el de uno de los Princi-
pes que asesten a la presencia de esse Divino
Jehova, que Aminadab decia; pero porque con
vucs-
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? Libro segundo. 223
vuestras gracias me teneis tan obligado, que fuera
ingratitud valerme de escusas, y porque a las que
son de improviso, vale el sagrado de la disculpa,
digo assi;
Del arbol Angelin incorruptible,
de tersa plata y de crystal lustroso,
de oliva de Sethin y de oloroso
Cedro del monte Libano apacible:
De las piedras de luz inaccessible,
del parto de la tierra mas hermoso
del mismo sol en guarnecer dichoso
al que hasta ahora se mostro? invisible.
Caja hiciera a Jesus mi humilde zelo:
? mas co? mo busca la ignorancia mia,
arboles aromaticos del suelo,
Oro, plata, crystal, piedras, sol, dia,
si la tiene mejor que el mismo cielo,
en las puras entran? as de Mari? a ?
Qua? n bien , dixeron todos, ha dicho Ergasto,
y que si no fuera satisfaccion de la pena , en que
havia incurrido, merecia premio; pero mal con-
tento el Rustico le dixo, que no havia obede-
cido a lo que le havia mandado como juez de
aquel delito. Replicaba Ergasto, que lo fuessen
los pastores, y el Rustico decia, que la caja que
e? l havia pedido, no era para el benditissimo Ni-
n? o , en tanto que la tenia en las santissimas y
virginales entran? as de su Madre, sino despues
que el dichoso mundo le mereciesse ver con sus
ojos j aunque esto ? co? mo lo podra? merecer ? pero
que
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? 224 Pastores db Belen".
que Dios le amaba tanto, que en fin le havia da-
do su unigenito Hijo. Ergasto entonces pensativo
un poco, y pidiendo a los pastores silencio, sa-
tisfizo la objecion del Rustico con estos versos:
Bien se? yo, que Angelin incorruptible,
ni el arca de Sethines generoso
lugar a un nin? o , que es Mana? sabroso,
Dios hombre, y hombre Dios incomprehensible.
Bien se? , que al sol mas claro y apacible,
que no digo que al oro poderoso,
al marfil blanco y al crystal lustroso
se mostrara? su luz inaccessible.
Bien se? que no son piedras de provecho,
ni quantas perlas el Oriente cria,
pero puedo deciros satisfecho,
Que en saliendo del claustro de Mari? a,
le hiciera caja de su virgen pecho,
donde ha de trasladarle el mismo dia.
Venciste , dixo el Rustico , ingenioso Ergasto,
mi malicia con tu ciencia; pero no creas que lo ha
sido, sino invencion, para obligarte a este bellis-
simo Epigrama , de que todos esta? n muy suspensos.
Tu? has dicho, a mi parecer, todo lo que es pos-
sible , y lo mas a proposito del sujeto propuesto,
porque despues de haver esta clarissima Reyna,
esta puerta de Ezechiel parido al sol, quedando
tan sellada como primero, ? que? caja se le podia
haver dado a Jesus , ni que? guarnicion, como sus
castos pechos, donde, como dices, aquella arca
se trasladara? de mejor Cariatharin a tan divina
Je-
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? . , Libro segundo. 225
Jerusalen, en el carro de aquellos hermosos bra-
zos , mas nuevos, mas gloriosos que el de Ami-
nadab, que decia en su canto Elysio, en que
llevaron nuestros passados a su sagrada ciudad , la
que tantos an? os truxeron por el desierto. Perdone
el oro, la plata , las piedras, las perlas , el sol,
el cielo y todas las intelectuales criaturas, que
bien saben todas , que no pueden hacer compa-
racion con estos divinos brazos, torneados de
marfil candido, para guarnecer la caja de esta
joya. ? Que? celestial camino hara? este soberano
plaustro desde su virgineo vientre a su hones-
tissimo pecho, quando traslade esta joya? <qua?
admirados estara? n los cielos ? que? arrebatadas sus
inteligencias ? que? suspenso el sol ? que? en extasis
sus Angeles ? Mas no me mandeis passar de aqui,
que se me ofrecen mas lagrimas, que razones,
y quiero aprovecharme de ellas, pues hablan
mudas. Mientras has hecho, dixo Ergasto, esse
tierno discurso, Rustico amigo, he pensado yo
al sujeto que nos dio?
materia a los dos Epigra-
mas dichos, otro que los acompan? e. Oidle, assi
Dios os haga dichosos, que los Poetas y los mu-
sicos son contrarios a la condicion del amor, que
tiene la entrada facil, y la salida difi? cil.
No hay oro con esmaltes diferentes ,
rubies rojos, candidos diamantis,
ni de los Orientales elephantes
para terso marfil tan blancos dientes.
No hay tan puros crystales transparentes, , , ; f. ',
ni chrysolitos hay tan rutilantes,
Tomo XVI. 1 Ff " n?
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? 226 Pastores db Belen.
ni perlas en los nacares cambiantes,
ni rayos en el sol replandecientes .
Pues todo para Dios es cosa baja,
incircunscripto , grande y no medido,
porque es en lo infinito la ventaja.
Pero si ya despues de haver nacido,
la grandeza de Dios admite caja ,
dare? le un corazon arrepentido .
Ni digas mas en tu vida , le dixo Pyreno , Er-
gasto sabio, y hazme placer de darme essos tres
Epigramas, si aciertas a repetirlos , y te dare? mi
manso el blanco, que no ha dos dias que le
adorne? el ensortijado cuello de una esquila de al-
chimia, en un collar de cuero de venado, que
no la trahe mejor otro alguno de quantos en los
campos de Belen repastan. Yo lo hare? , le respondio?
Ergasto, luego que lleguemos a nuestros cortijos,
y los procurare? corregir y embellecer de algu-
nas mejores locuciones ; aunque esto mejor lo ha-
ra? s tu? , despues que alla? los tengas. Prosigamos el
juego , dixo Finarda, y dejad humildades para
las obras, que ya sabemos todos, quan faciles son
en las palabras, y que no hay hombre tan hu-
milde , haciendo versos , que sufra que se los e-
miende el mismo Apolo. Los ignorantes, repli-
co? Ergasto, son incorregibles ,que los sabios , nun-
ca desprecian la correccion del desapassionado
juicio. La lastima es, que por la mayor parte los
ignorantes corrigen a los que saben , y hablan
en lo que ellos no entienden. Hacen muy bien, di-
xo el Rustico, porque nadie puede hablar mas
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro segundo. " 247
seguro en las ciencias j que el que no sabe nin-
guna , respeto de la seguridad que tiene , de que
no hallara? n los ofendidos papel escrito suyo, en
que puedan satisfacerse. No pienso yo, dixo Ami-
nadab, que es essa la menor confianza, que ani-
ma a quien ignora. ? Mas para que? haceis essos
discursos en cosas sin remedio , y en tiempo que
podrian impediros la ternura , con que vais alaban-
do, este santissimo y deseado nin? o? ? Pues quie? n
se humilla a su perfe&issimo nombre, dixo Pal-
myra a Aminadad ? Entonces prosiguiendo el jue-
go : en el cielo , respondio? e? l, los Cherubines al-
tos , en la tierra los empinados montes , y en el
infierno los profundos valles. Mas dime, Finarda,
? quie? n se le humilla al melifluo nombre de Jb-
sus ? En el cielo , dixo Finarda, los Seraphines
abrasados , en la tierra los arboles frondosos, y
en el infierno los testigos falsos. Rieronse los pas-
tores del donayre de Finarda, y ella ban? ando las
mexillas en pura rosa , prosiguio diciendo: Dime,
Nemoroso amigo, ? quie? n se humilla a este sabro-
so nombre de Jesus? En el cielo, dixo Nemoro-
so , las sillas para los futuros Santos, en la tierra
los cedros, y en el infierno los traydores. Mas
dime , Lesbia , ? quie? n se humilla a este nombre
animoso de Jesu? s ? En el cielo , dixo Lesbia , las
inteligencias que les mueven, en la tierra las flo-
res' de las plantas, y en el infierno los enemigos
del alma. Mas dime, Tebandra gentil, ? quie? n
se humilla al ilustrissimo nombre de Jesus ? En
el cielo , dixo Tebandra , la hermosura , en la
tierra la fortaleza, y en el infierno la temeridad.
Fi? a Mas
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 228 Pastores db Belen.
Mas dime, Alphesibeo , ? quie? n se humilla al escla-
recido nombre de Jesus ? En el cielo , dixo Al-
phesibeo , el sol, en la tierra el mar , y en el in-
fierno el furor. Mas dime, Dositea , < quie? n se
humilla al unico nombre de Jesus ? En el cielo,
dixo Dositea , la luna, en la tierra la paz, y en
el infierno la discordia. Mas dime , Bato amigo,
? quie? n se humilla al incomparable nombre de Je-
sus ? En el cielodixo Bato , los dos polos , en
la tierra las quatro partes, y en el infierno las
infinitas penas. Mas dime, Lucela, ? quie? n se hu-
milla al Christifero nombre de Jesu? s ? En el cie-
lo , dixo Lucela, las estrellas, en la tierra las
fuentes, y en el infierno las mentiras. Mas dime,
Joran , < quie? n se humilla al nombre soberano de
Jesus ? En el cielo, dixo Joran , Jos planetas , en
la tierra las fieras , y en el infierno las murmu-
raciones. Que? bien has dicho , prosiguio? el Rus-
tico , Joran discreto, y pluguiera a Dios que a
todos los que las exercitossen se les pusiera en
la lengua, este dulcissimo nombre de Jesu? s , que
e? l fuera con su Virtud divina bastante a refrenar-
la. En pena , dixo Cloris , de que el Rustico ha
interrumpido nuestro juego , diga en este mismo
proposito alguna cosa:. Consintieron todcs en es-
te advertimiento , y aunque el. Rustico porfiaba,
que el parenthesis havia sido ? breve y piadoso, no
le admitiendo escusa , comenzo? assi:
Si cada vez que un hombre murmurasse
del amigo, del proximo y ausente,
Jesu? s dixesse, es nombre suficiente
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? Libro segundo. 329
a que la voz y el animo templasse.
Si cada vez que del honor tratasse
del que infama y corrige vanamente,
Jesu? s dixesse , y con humilde frente
a las divinas letras se humillasse:
Es impossible que el furor mas ciego,
y la venganza mas sobervia y loca,
con tal recio no templasse el fuego.
Que el nombre de Jesu? s tanto provoca
a amar a Dios y al proximo , que luego
penetra el corazon desde la boca .
Tengo por infalible, dixo entonces Aminadab,
lo que dices , tal es la fuerza deste divino Jehovah,
que en nuestros passados era inefable, y que ya
nosotros, como os tengo referido , con el de Je-
su? s pronunciamos. Porque este nombre, que de
aquellas quatro letras se compone, contiene en si
las condiciones de la divina naturaleza. ? Mirad
que? efe ? to no le sera? possible , quando con debi-
da reverencia se pronunciasse ? Por el mismo nom-
bre te ruego , dixo Ntdtalvo , pues se ha ofreci-
do ocasion, nos digas, Aminadab, ? por que? se du-
plica en esta dulcissima voz la letra li? e, que co-
mo dices, esta? en el segundo y quarto lugar? Nec-
talvo , respondio. Aminadab , es tan curiosa tu
pregunta , que solo tu ingenio deseara? satisfacerse
de cosa tan altamente considerada. Incluye este
nombre divino de Jesu? s , o Jehovah , no solo la
segunda persona del Verbo; mas todas tres divi-
nas personas. La primera letra, que es Jod, en-
tre nosotros significa principio, en que se entien-
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? 230 Pastores de Belbi? i? .
de el padre, principio sin principio. La segunda
de este inefable nombre es He, y por ella se sig-
nifica el Hijo, por quien todas las cosas tienen
ser. La tercera letra es Van, que significa cari-
dad y amor, y entre nuestros Hebreos , como
arriba os dixe, es conjuncion copulativa, por la
qual se entienda el divino Espiritu , que los en-
laza. La quarta letra es He , que como tu? dices,
se duplica , por ser tambien la segunda ; pero la
razon es, qus como por ella se entiende el Hi-
jo, y e? l havia de tomar la humana naturaleza,
como ya lo sabeis, y tiene de las entran? as de
esta purissima Virgen , y siempre Virgen ; dupli-
case la He, para significar en Christo las dos na-
turalezas , humana y divina. Mas siempre final-
mente es una letra , porque este Sen? or es un su-
puesto solo, y una sola persona, que contiene
en si la humana y divina naturaleza. Poncse
pues esta [letra He en el fin de su santissimo
nombre , para significar la humanidad que por
maravilloso modo junto? a si. De donde enten-
dereis, pastores , la causa porque le fue an? adida
por Dios aquella letra a nuestro padre Abra han en
su primero nombre, significando por aquel ocul-
to mysterio, que su unigenito Hijo havia de to-
mar carne en la tierra de su dichosa descendencia,
como es de Mari? a, esposa de Joseph , del Tri-
bu y casa de David. Esto creyo Abrahan , esto
espero? , y entonces conocio? la Encarnacion desse
santissimo Principe, bendicion tan liberal, pro-
metida a su posteridad, y desde entonces se lla-
mo? padre de excelsas generaciones, que esto sig-
ni-
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? Libro segundo. 231
nifica la diccion Ab , que quiere decir Padre, y
Ram, que quiere decir excelsas, y Hamon, que
quiere decir naciones', pero prosiga el Rustico su
juego, no se quejen estas zagalas de nuestras di-
gressiones. Por vengarme , dixo al Rustico , y
porque no escuches las alabanzas destos pastores,
que tanto desagradan al verdadero humilde, ten-
go de preguntarte , Cloris. Por esso dime, ? quie? n
se humilla a este poderoso nombre de Jesu? s? En
el cielo , dixo Cloris , el fuego1 elemental, en la
tierra los delphines y phocas ,y en el infierno los
atrevimientos y libertades. Penadla, dixo el Rus-
tico , pastores, dadla una grave pena, mirad co-
mo dixo, que se humillaban en la tierra los del-
phines , estando en la mar. Volvio? por ella Nec-
talvo, y dixo : No es justo que peneis a Cloris
sin culpa, porque ella quiso decir, que los del-
phines de la mar le alabassen en la tierra , que
bien sabeis que estos elementos son descriptos de
los Astrologos tan juntos, como si de dos ceras
de diferentes colores se hiciesse una bola , en
que lo blanco y colorado se mostrassen a man-
chas , que esso es la mar y la fierra , y es-
sas partes descubren enlazandose. No le aprovecho?
a Ne&alvo haver vuelto por Cloris , que por
oiri? a no se oyo? su disculpa, y al fin importuna-
da dixo assi, ayudandola Eliphila y Dositea sus
amigas con los instrumentos, a cuyo acento ape-
nas se osaba mover el ayre :
Una
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm.
dulcissimo sonido y acento escucha, y que Nec-
talvo declaro? luego todo el pensamiento con la de
Moyses, que puesta en alto daba salud al pueblo.
Note? pues esto, y de camino el fin que tuvo es-
ta serpiente de metal que digo. No nos acorda-
mos , dixo Damon, de haver leido tal historia:
prosiguela por tu vida , que es digna de saberse.
No hay mas historia, dixo Aminadab, de que
deseando el Santo Rey Ezechias corregir las ido-
latrias y errores de Achaz su padre, abrio? el sa-
grado Templo, que por e? l havia sido cerrado, y
le limpio? de las fealdades cometidas, despedazan-
do los Idolos , que a los ojos del Propiciatorio
santo havian sido venerados. Restituido pues el
santo Templo, y el culto del verdadero Dios y
Sen? or, hizo que los Sacerdotes y Levitas le con-
sagrassen, los quales exercitando los sagrados Sa-
crificios , y convocado el pueblo de todo su cora-
zon , a su Dios adorassen , y ofreciessen victimas
y holocaustos de alabanza>> Celebro? finalmente un
solemne Phase? , y con ricos dones se mostro? re-
ligioso Principe, y restaurador de las paternas
leyes y observaciones sacras. Con no menor es-
tudio de piedad entonces rompio? aquel simulacro
venerable de la serpiente de metal, que Moyses
havia levantado para la salud del pueblo, esto
con zelo del divino servicio : porque viendole in-
clinado a la Idolatria, y tan ensen? ado a aquellos
Dioses de plata y oro, no le diesse como a los
dema? s honor, incienso y victimas. Mucho, dixo
Ergasto , se han holgado estos pastores de saber
el fin de essa prodigiosa figura, que tan altos
Ee 2 mys-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 32o Pastores de Belen.
mysterios tiene encerrados. Lo material le ha te-
nido , dixo Aminadab , que lo essencial y verda-
dero espera otro tiempo, en que tendran fin aque-
llas sombras , quando el divino sol de justicia
padeciendo eclipse las clarifique y manifieste al
mundo. Las alabanzas de Joseph fueron justi? si-
mas, y el seguir sus ascendientes por linea de va-
ron, antes es alabanza de la Virgen, que como
de Dios lo son las de su madre, ? quie? n duda
que las de Joseph lo sera? n de la Virgen , pues es
su esposo ? Del nombre dulcissimo de Jesus , que
ha de tener este Nin? o bendito , comenzaste a decir
la distincion que tenia al de los dema? s, dixo Da-
mon , que honraba Israel por Capitanes, Duques
y defensores suyos: bien quisieran estas pastoras
que te huvieras dilatado en esto. No da? lugar el
tiempo, ni el camino, respondio? Aminadab,a dis-
cursos largos; baste para cumplir con su deseo de-
ciros , que este nombre de Jesu? s es aquel Jehovah,
que con quatro mysticas letras escribian nuestros
antiguos padres, Jod , He, Vau, He, las qua-
lcs voces compuestas con sus puntos, suenan Jo-
hesua. Donde quiera en efe&o que le hallaban (y
aun hoy dia les dura esta reverencia) no osan
pronunciarle, antes bien en su lugar dicen Ado-
na? i, nombre no vocal, ni escrito, ni jama? s bor-
rado , sino Real, eterno y permanente; porque
pensar en la divina essencia, segun es, a ningu-
no se consentia : de donde nacio no atreverse a
tomar en la boca aquel inefable nombre con que
la significaban. Mas ya nosotros, que merecemos
ver tan dichosos dias con una cierta hermosa har-
mo-
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? Libro segundo. 221
monia de la voz, lo que ellos con obscuro sen-
tido , y apenas inteligible en Tetragrammaton
pronuncian, diremos en este nombre dulcissimo
de Jesu? s , de aquellas mismas quatro letras com-i
puesto, nombre Real y verdadero de Dios, nun-
ca del mundo conocido , hasta que su Hijo san-
tissimo vino a e? l, y ya de muchos sabido y espera-
do , despues que el Angel dixo a esta divinissi-
ma Nin? a , que le llamada Jesu? s, nombre, a quien
se humilla el cielo, la tierra y el infierno. Oca-
sion se ha ofrecido, dixo el Rustico, para que
de aqui a las cabanas os entretengais con un apaci-
ble juego , que del respeto deste mismo nombre
se me ha ofrecido. ? De que? manera i dixo Pal-
myra, que ya desean hablar estas zagalas , a.
quien con vuestras historias, si bien sacras, haveis
tenido tanto tiempo suspensas. ? No dice Amina-
dab, replico? el Rustico, que al nombre de Jesus
se inclina el cielo, la tierra y el infierno ? Pues
sea obligado en este juego mio cada uno de no-
sotros a decir una cosa, que en cada uno de es-
sos tres lugares se le humilla; y al que errare,
o se detuviere, penadle, como a mi, en alguna
cancion , o prenda de su persona. Agrado? a to-
dos la devocion de Llorente, y concertados, Fa-
bio le dixo desta suerte:
Rustico, ? que? se le humilla al nombre dulcis-
simo de Jesu? s? En el cielo, dixo el Rustico, el
Angel, en la tierra el hombre, y en el infierno
el demonio. Mas dime Niseyda, ? que? se le humilla
a este regalado nombre de Jesu? s ? En el cielo,
dixo Niseyda , los Arcangeles, en la tierra los
Re-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 222 PASTORBS DE BeLEN.
Reyes, y en el infierno les tyrano? . Mas dime
Pyreno, < que? se le humilla a este benditissimo
nombre de Jesus? En el cielo, dixo Pyreno, los
Thronos, en la tierra los Sacerdotes, y en el in-
fierno los Heresiarchas. Mas dime, hermosa Pal-
myra, ? que? se le humilla a este suavissimo nom-
bre de Jesus ? En el cielo , respondio? Palmyra,
las Dominaciones, en la tierra los Prophetas, y
en el infierno los Atheos. Mas dime, Damon,
<que? se le humilla a este nombre esplendido de
Jesus? En el cielo, dixo Damon, las Potestades
que le tiemblan, en la tierra los Capitanes que
vencen , y en el infierno los homicidas que blas-
pheman. Mas dime,Cloris bella, ? quie? n se le humi-
lla a este fbrtissimo nombre de Jesu? s ? En el
cielo, dixo Cloris, las Virtudes, en la tierra las
Ciudades, y en el infierno las envidias. Mas dime
Ergasto, <? que? se le humilla a este sacrosanto
Nombre de Jesu? s ? En el cielo, dixo Ergasto,
los Principados, en la tierra los Principes , y en
el infierno los precipitados. Ya esta? dicho, dixo
Fabio, Principes. Diferencia hay de ellos a los
Reyes , replico? Ergasto. Ninguna, dixo el Rus-
tico , porque es nombre universal, y no especifico:
lo seguro es pagar la pena, y no encubrir la cul-
pa. ? Que? mandas , dixo entonces humilde Ergasto?
Que digas en verso, o que fabriques una caja, lo
mejor que alcanzare tu entendimiento, para esta
joya que'esperamos. Admirable sujeto, replico?
el pastor, si yo tuviera el de uno de los Princi-
pes que asesten a la presencia de esse Divino
Jehova, que Aminadab decia; pero porque con
vucs-
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? Libro segundo. 223
vuestras gracias me teneis tan obligado, que fuera
ingratitud valerme de escusas, y porque a las que
son de improviso, vale el sagrado de la disculpa,
digo assi;
Del arbol Angelin incorruptible,
de tersa plata y de crystal lustroso,
de oliva de Sethin y de oloroso
Cedro del monte Libano apacible:
De las piedras de luz inaccessible,
del parto de la tierra mas hermoso
del mismo sol en guarnecer dichoso
al que hasta ahora se mostro? invisible.
Caja hiciera a Jesus mi humilde zelo:
? mas co? mo busca la ignorancia mia,
arboles aromaticos del suelo,
Oro, plata, crystal, piedras, sol, dia,
si la tiene mejor que el mismo cielo,
en las puras entran? as de Mari? a ?
Qua? n bien , dixeron todos, ha dicho Ergasto,
y que si no fuera satisfaccion de la pena , en que
havia incurrido, merecia premio; pero mal con-
tento el Rustico le dixo, que no havia obede-
cido a lo que le havia mandado como juez de
aquel delito. Replicaba Ergasto, que lo fuessen
los pastores, y el Rustico decia, que la caja que
e? l havia pedido, no era para el benditissimo Ni-
n? o , en tanto que la tenia en las santissimas y
virginales entran? as de su Madre, sino despues
que el dichoso mundo le mereciesse ver con sus
ojos j aunque esto ? co? mo lo podra? merecer ? pero
que
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? 224 Pastores db Belen".
que Dios le amaba tanto, que en fin le havia da-
do su unigenito Hijo. Ergasto entonces pensativo
un poco, y pidiendo a los pastores silencio, sa-
tisfizo la objecion del Rustico con estos versos:
Bien se? yo, que Angelin incorruptible,
ni el arca de Sethines generoso
lugar a un nin? o , que es Mana? sabroso,
Dios hombre, y hombre Dios incomprehensible.
Bien se? , que al sol mas claro y apacible,
que no digo que al oro poderoso,
al marfil blanco y al crystal lustroso
se mostrara? su luz inaccessible.
Bien se? que no son piedras de provecho,
ni quantas perlas el Oriente cria,
pero puedo deciros satisfecho,
Que en saliendo del claustro de Mari? a,
le hiciera caja de su virgen pecho,
donde ha de trasladarle el mismo dia.
Venciste , dixo el Rustico , ingenioso Ergasto,
mi malicia con tu ciencia; pero no creas que lo ha
sido, sino invencion, para obligarte a este bellis-
simo Epigrama , de que todos esta? n muy suspensos.
Tu? has dicho, a mi parecer, todo lo que es pos-
sible , y lo mas a proposito del sujeto propuesto,
porque despues de haver esta clarissima Reyna,
esta puerta de Ezechiel parido al sol, quedando
tan sellada como primero, ? que? caja se le podia
haver dado a Jesus , ni que? guarnicion, como sus
castos pechos, donde, como dices, aquella arca
se trasladara? de mejor Cariatharin a tan divina
Je-
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? . , Libro segundo. 225
Jerusalen, en el carro de aquellos hermosos bra-
zos , mas nuevos, mas gloriosos que el de Ami-
nadab, que decia en su canto Elysio, en que
llevaron nuestros passados a su sagrada ciudad , la
que tantos an? os truxeron por el desierto. Perdone
el oro, la plata , las piedras, las perlas , el sol,
el cielo y todas las intelectuales criaturas, que
bien saben todas , que no pueden hacer compa-
racion con estos divinos brazos, torneados de
marfil candido, para guarnecer la caja de esta
joya. ? Que? celestial camino hara? este soberano
plaustro desde su virgineo vientre a su hones-
tissimo pecho, quando traslade esta joya? <qua?
admirados estara? n los cielos ? que? arrebatadas sus
inteligencias ? que? suspenso el sol ? que? en extasis
sus Angeles ? Mas no me mandeis passar de aqui,
que se me ofrecen mas lagrimas, que razones,
y quiero aprovecharme de ellas, pues hablan
mudas. Mientras has hecho, dixo Ergasto, esse
tierno discurso, Rustico amigo, he pensado yo
al sujeto que nos dio?
materia a los dos Epigra-
mas dichos, otro que los acompan? e. Oidle, assi
Dios os haga dichosos, que los Poetas y los mu-
sicos son contrarios a la condicion del amor, que
tiene la entrada facil, y la salida difi? cil.
No hay oro con esmaltes diferentes ,
rubies rojos, candidos diamantis,
ni de los Orientales elephantes
para terso marfil tan blancos dientes.
No hay tan puros crystales transparentes, , , ; f. ',
ni chrysolitos hay tan rutilantes,
Tomo XVI. 1 Ff " n?
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? 226 Pastores db Belen.
ni perlas en los nacares cambiantes,
ni rayos en el sol replandecientes .
Pues todo para Dios es cosa baja,
incircunscripto , grande y no medido,
porque es en lo infinito la ventaja.
Pero si ya despues de haver nacido,
la grandeza de Dios admite caja ,
dare? le un corazon arrepentido .
Ni digas mas en tu vida , le dixo Pyreno , Er-
gasto sabio, y hazme placer de darme essos tres
Epigramas, si aciertas a repetirlos , y te dare? mi
manso el blanco, que no ha dos dias que le
adorne? el ensortijado cuello de una esquila de al-
chimia, en un collar de cuero de venado, que
no la trahe mejor otro alguno de quantos en los
campos de Belen repastan. Yo lo hare? , le respondio?
Ergasto, luego que lleguemos a nuestros cortijos,
y los procurare? corregir y embellecer de algu-
nas mejores locuciones ; aunque esto mejor lo ha-
ra? s tu? , despues que alla? los tengas. Prosigamos el
juego , dixo Finarda, y dejad humildades para
las obras, que ya sabemos todos, quan faciles son
en las palabras, y que no hay hombre tan hu-
milde , haciendo versos , que sufra que se los e-
miende el mismo Apolo. Los ignorantes, repli-
co? Ergasto, son incorregibles ,que los sabios , nun-
ca desprecian la correccion del desapassionado
juicio. La lastima es, que por la mayor parte los
ignorantes corrigen a los que saben , y hablan
en lo que ellos no entienden. Hacen muy bien, di-
xo el Rustico, porque nadie puede hablar mas
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? Libro segundo. " 247
seguro en las ciencias j que el que no sabe nin-
guna , respeto de la seguridad que tiene , de que
no hallara? n los ofendidos papel escrito suyo, en
que puedan satisfacerse. No pienso yo, dixo Ami-
nadab, que es essa la menor confianza, que ani-
ma a quien ignora. ? Mas para que? haceis essos
discursos en cosas sin remedio , y en tiempo que
podrian impediros la ternura , con que vais alaban-
do, este santissimo y deseado nin? o? ? Pues quie? n
se humilla a su perfe&issimo nombre, dixo Pal-
myra a Aminadad ? Entonces prosiguiendo el jue-
go : en el cielo , respondio? e? l, los Cherubines al-
tos , en la tierra los empinados montes , y en el
infierno los profundos valles. Mas dime, Finarda,
? quie? n se le humilla al melifluo nombre de Jb-
sus ? En el cielo , dixo Finarda, los Seraphines
abrasados , en la tierra los arboles frondosos, y
en el infierno los testigos falsos. Rieronse los pas-
tores del donayre de Finarda, y ella ban? ando las
mexillas en pura rosa , prosiguio diciendo: Dime,
Nemoroso amigo, ? quie? n se humilla a este sabro-
so nombre de Jesus? En el cielo, dixo Nemoro-
so , las sillas para los futuros Santos, en la tierra
los cedros, y en el infierno los traydores. Mas
dime , Lesbia , ? quie? n se humilla a este nombre
animoso de Jesu? s ? En el cielo , dixo Lesbia , las
inteligencias que les mueven, en la tierra las flo-
res' de las plantas, y en el infierno los enemigos
del alma. Mas dime, Tebandra gentil, ? quie? n
se humilla al ilustrissimo nombre de Jesus ? En
el cielo , dixo Tebandra , la hermosura , en la
tierra la fortaleza, y en el infierno la temeridad.
Fi? a Mas
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? 228 Pastores db Belen.
Mas dime, Alphesibeo , ? quie? n se humilla al escla-
recido nombre de Jesus ? En el cielo , dixo Al-
phesibeo , el sol, en la tierra el mar , y en el in-
fierno el furor. Mas dime, Dositea , < quie? n se
humilla al unico nombre de Jesus ? En el cielo,
dixo Dositea , la luna, en la tierra la paz, y en
el infierno la discordia. Mas dime , Bato amigo,
? quie? n se humilla al incomparable nombre de Je-
sus ? En el cielodixo Bato , los dos polos , en
la tierra las quatro partes, y en el infierno las
infinitas penas. Mas dime, Lucela, ? quie? n se hu-
milla al Christifero nombre de Jesu? s ? En el cie-
lo , dixo Lucela, las estrellas, en la tierra las
fuentes, y en el infierno las mentiras. Mas dime,
Joran , < quie? n se humilla al nombre soberano de
Jesus ? En el cielo, dixo Joran , Jos planetas , en
la tierra las fieras , y en el infierno las murmu-
raciones. Que? bien has dicho , prosiguio? el Rus-
tico , Joran discreto, y pluguiera a Dios que a
todos los que las exercitossen se les pusiera en
la lengua, este dulcissimo nombre de Jesu? s , que
e? l fuera con su Virtud divina bastante a refrenar-
la. En pena , dixo Cloris , de que el Rustico ha
interrumpido nuestro juego , diga en este mismo
proposito alguna cosa:. Consintieron todcs en es-
te advertimiento , y aunque el. Rustico porfiaba,
que el parenthesis havia sido ? breve y piadoso, no
le admitiendo escusa , comenzo? assi:
Si cada vez que un hombre murmurasse
del amigo, del proximo y ausente,
Jesu? s dixesse, es nombre suficiente
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? Libro segundo. 329
a que la voz y el animo templasse.
Si cada vez que del honor tratasse
del que infama y corrige vanamente,
Jesu? s dixesse , y con humilde frente
a las divinas letras se humillasse:
Es impossible que el furor mas ciego,
y la venganza mas sobervia y loca,
con tal recio no templasse el fuego.
Que el nombre de Jesu? s tanto provoca
a amar a Dios y al proximo , que luego
penetra el corazon desde la boca .
Tengo por infalible, dixo entonces Aminadab,
lo que dices , tal es la fuerza deste divino Jehovah,
que en nuestros passados era inefable, y que ya
nosotros, como os tengo referido , con el de Je-
su? s pronunciamos. Porque este nombre, que de
aquellas quatro letras se compone, contiene en si
las condiciones de la divina naturaleza. ? Mirad
que? efe ? to no le sera? possible , quando con debi-
da reverencia se pronunciasse ? Por el mismo nom-
bre te ruego , dixo Ntdtalvo , pues se ha ofreci-
do ocasion, nos digas, Aminadab, ? por que? se du-
plica en esta dulcissima voz la letra li? e, que co-
mo dices, esta? en el segundo y quarto lugar? Nec-
talvo , respondio. Aminadab , es tan curiosa tu
pregunta , que solo tu ingenio deseara? satisfacerse
de cosa tan altamente considerada. Incluye este
nombre divino de Jesu? s , o Jehovah , no solo la
segunda persona del Verbo; mas todas tres divi-
nas personas. La primera letra, que es Jod, en-
tre nosotros significa principio, en que se entien-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 230 Pastores de Belbi? i? .
de el padre, principio sin principio. La segunda
de este inefable nombre es He, y por ella se sig-
nifica el Hijo, por quien todas las cosas tienen
ser. La tercera letra es Van, que significa cari-
dad y amor, y entre nuestros Hebreos , como
arriba os dixe, es conjuncion copulativa, por la
qual se entienda el divino Espiritu , que los en-
laza. La quarta letra es He , que como tu? dices,
se duplica , por ser tambien la segunda ; pero la
razon es, qus como por ella se entiende el Hi-
jo, y e? l havia de tomar la humana naturaleza,
como ya lo sabeis, y tiene de las entran? as de
esta purissima Virgen , y siempre Virgen ; dupli-
case la He, para significar en Christo las dos na-
turalezas , humana y divina. Mas siempre final-
mente es una letra , porque este Sen? or es un su-
puesto solo, y una sola persona, que contiene
en si la humana y divina naturaleza. Poncse
pues esta [letra He en el fin de su santissimo
nombre , para significar la humanidad que por
maravilloso modo junto? a si. De donde enten-
dereis, pastores , la causa porque le fue an? adida
por Dios aquella letra a nuestro padre Abra han en
su primero nombre, significando por aquel ocul-
to mysterio, que su unigenito Hijo havia de to-
mar carne en la tierra de su dichosa descendencia,
como es de Mari? a, esposa de Joseph , del Tri-
bu y casa de David. Esto creyo Abrahan , esto
espero? , y entonces conocio? la Encarnacion desse
santissimo Principe, bendicion tan liberal, pro-
metida a su posteridad, y desde entonces se lla-
mo? padre de excelsas generaciones, que esto sig-
ni-
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? Libro segundo. 231
nifica la diccion Ab , que quiere decir Padre, y
Ram, que quiere decir excelsas, y Hamon, que
quiere decir naciones', pero prosiga el Rustico su
juego, no se quejen estas zagalas de nuestras di-
gressiones. Por vengarme , dixo al Rustico , y
porque no escuches las alabanzas destos pastores,
que tanto desagradan al verdadero humilde, ten-
go de preguntarte , Cloris. Por esso dime, ? quie? n
se humilla a este poderoso nombre de Jesu? s? En
el cielo , dixo Cloris , el fuego1 elemental, en la
tierra los delphines y phocas ,y en el infierno los
atrevimientos y libertades. Penadla, dixo el Rus-
tico , pastores, dadla una grave pena, mirad co-
mo dixo, que se humillaban en la tierra los del-
phines , estando en la mar. Volvio? por ella Nec-
talvo, y dixo : No es justo que peneis a Cloris
sin culpa, porque ella quiso decir, que los del-
phines de la mar le alabassen en la tierra , que
bien sabeis que estos elementos son descriptos de
los Astrologos tan juntos, como si de dos ceras
de diferentes colores se hiciesse una bola , en
que lo blanco y colorado se mostrassen a man-
chas , que esso es la mar y la fierra , y es-
sas partes descubren enlazandose. No le aprovecho?
a Ne&alvo haver vuelto por Cloris , que por
oiri? a no se oyo? su disculpa, y al fin importuna-
da dixo assi, ayudandola Eliphila y Dositea sus
amigas con los instrumentos, a cuyo acento ape-
nas se osaba mover el ayre :
Una
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