In 1035 it became a
kingdom; was united to Catalonia in 1137; rose to great influence
through its acquisitions in the thirteenth and fourteenth centuries
of Valencia, the Balearic Islands, Sardinia, and the Sicilies; and
was united with Castile in 1479 through the marriage of Ferdinand of
Aragon with Isabella of Castile.
kingdom; was united to Catalonia in 1137; rose to great influence
through its acquisitions in the thirteenth and fourteenth centuries
of Valencia, the Balearic Islands, Sardinia, and the Sicilies; and
was united with Castile in 1479 through the marriage of Ferdinand of
Aragon with Isabella of Castile.
Gustavo Adolfo Becuqer
The name of his horse, mentioned p.
17.
]
Tal vez seria un rayo de sol que serpeo fugitive entre su espuma; tal
vez una de esas flores que flotan entre las algas de su seno, y cuyos
calices parecen esmeraldas . . . no se: yo crei ver una mirada que se
clavo en la mia; una mirada que encendio en mi pecho un deseo absurdo,
irrealizable: el de encontrar una persona con unos ojos como aquellos.
En su busca fui un dia y otro a aquel sitio:
Por ultimo, una tarde . . . yo me crei juguete de un sueno . . . pero no,
es verdad, la[1] he hablado ya muchas veces, como te hablo a ti ahora
. . . una tarde encontre sentada en mi puesto, y vestida con unas ropas
que llegaban hasta las aguas y flotaban sobre su haz, una mujer
hermosa sobre toda ponderacion. Sus cabellos eran como el oro; sus
pestanas brillaban como hilos de luz, y entre las pestanas volteaban
inquietas unas pupilas que yo habia visto. . . si; porque los ojos de
aquella mujer eran los ojos que yo tenia clavados en la mente; unos
ojos de un color imposible; unos ojos . . .
[Footnote 1: la. The Spanish Academy condemns the use of _la_
instead of _le_ as a feminine dative. Spanish writers, however,
frequently so employ it. ]
--? Verdes! exclamo Inigo con un acento de profundo terror, e
incorporandose de un salto en su asiento.
Fernando le miro a su vez como asombrado de que concluyese lo que iba
a decir, y le pregunto con una mezcla de ansiedad y de alegria:
--? La conoces?
--? Oh, no! dijo el montero. ? Libreme Dios de conocerla! Pero mis
padres, al prohibirme llegar hasta esos lugares, me dijeron mil veces
que el espiritu, trasgo, demonio o mujer que habita en sus aguas,
tiene los ojos de ese color. Yo os conjuro, por lo que mas ameis en la
tierra, a no volver a la fuente de los Alamos. Un dia u otro-os
alcanzara su venganza, y expiareis, muriendo, el delito de haber
encenagado sus ondas.
--? Por los que mas amo! . . . murmuro el joven con una triste sonrisa.
--? Si! , prosiguio el anciano; por vuestros padres, por vuestros
deudos, por las lagrimas de la que el cielo destina para vuestra
esposa, por las de un servidor que os ha visto nacer . . .
--? Sabes tu lo que mas amo en este mundo? Sabes tu por que daria yo el
amor de mi padre, los besos de la que me dio la vida, y todo el carino
que pueden atesorar todas las mujeres de la tierra? Por una mirada,
por una sola mirada de esos ojos . . . ? Como podre yo dejar de
buscarlos!
Dijo Fernando estas palabras con tal acento, que la lagrima que
temblaba en los parpados de Inigo se resbalo silenciosa por su
mejilla, mientras exclamo con acento sombrio: ? Cumplase la voluntad
del cielo!
III
--? Quien eres tu? ? Cual es tu patria? ? En donde habitas? Yo vengo un
dia y otro en tu busca, y ni veo el corcel que te trae a estos
lugares, ni a los servidores que conducen tu litera. Rompe de una vez
el misterioso velo en que te envuelves como en una noche profunda, yo
te amo, y, noble o villana, sere tuyo, tuyo siempre. . . .
El sol habia traspuesto la cumbre del monte; las sombras bajaban a
grandes pasos, por su falda; la brisa gemia entre los alamos de la
fuente, y la niebla, elevandose poco a poco de la superficie del lago,
comenzaba a envolver las rocas de su margen.
Sobre una de estas rocas, sobre una que parecia proxima a desplomarse
en el fondo de las aguas, en cuya superficie se retrataba temblando el
primogenito de Almenar, de rodillas a los pies de su misteriosa
amante, procuraba en vano arrancarle el secreto de su existencia.
Ella era hermosa, hermosa y palida, como una estatua de alabastro. Uno
de sus rizos caia sobre sus hombros, deslizandose entre los pliegues
del velo como un rayo de sol que atraviesa las nubes, y en el cerco de
sus pestanas rubias brillaban sus pupilas como dos esmeraldas sujetas
en una joya de oro.
Cuando el joven acabo de hablarle, sus labios se removieron como para
pronunciar algunas palabras, pero solo exhalaron un suspiro, un
suspiro debil, doliente, como el de la ligera onda que empuja una
brisa al morir entre los juncos.
--? No me respondes! exclamo Fernando al ver burlada su esperanza;
? querras que de credito a lo que de ti me han dicho? ? Oh! No. . . .
Hablame: yo quiero saber si me amas; yo quiero saber si puedo amarte,
si eres una mujer. . .
--O un demonio. . . . ? Y si lo fuese?
El joven vacilo un instante; un sudor frio corrio por sus miembros;
sus pupilas se dilataron al fijarse con mas intensidad en las de
aquella mujer, y fascinado por su brillo fosforico, demente casi,
exclamo en un arrebato de amor:
--Si lo fueses . . . fe amaria . . . te amaria como te amo ahora, como es
mi destino amarte, hasta mas alla de esta vida, si hay algo mas alla
de ella.
--Fernando, dijo la hermosa entonces con una voz semejante a una
musica: yo te amo mas aun que tu me amas; yo, que desciendo hasta un
mortal, siendo un espiritu puro. No soy una mujer como las que existen
en la tierra; soy una mujer digna de ti, que eres superior a los demas
hombres. Yo vivo en el fondo de estas aguas; incorporea como ellas,
fugaz y trasparente, hablo con sus rumores y ondulo con sus pliegues.
Yo no castigo al que osa turbar la fuente donde moro; antes le premio
con mi amor . . . como a un mortal superior a las supersticiones del
vulgo, como a un amante capaz de comprender mi carino extrano y
misterioso.
Mientras ella hablaba asi, el joven, absorto en la contemplacion de su
fantastica hermosura, atraido como por una fuerza desconocida, se
aproximaba mas y mas al borde de la roca. La mujer de los ojos verdes
prosiguio asi:
--? Ves, ves el limpido fondo de ese lago, ves esas plantas de largas y
verdes hojas que se agitan en su fondo? . . . Ellas nos daran un lecho de
esmeraldas y corales . . . y yo . . . yo te dare una felicidad sin nombre,
esa felicidad que has sonado en tus horas de delirio, y que no puede
ofrecerte nadie. . . . Ven, la niebla del lago flota sobre nuestras
frentes como un pabellon de lino . . . las ondas nos llaman con sus
voces incomprensibles, el viento empieza entre los alamos sus himnos
de amor; ven . . . ven . . .
La noche comenzaba a extender sus sombras, la luna rielaba en la
superficie del lago, la niebla se arremolinaba al soplo del aire, y
los ojos verdes brillaban en la obscuridad como los fuegos fatuos que
corren sobre el haz de las aguas infectas. . . . Ven . . . ven . . . estas
palabras zumbaban en los oidos de Fernando como un conjuro. Ven . . . y
la mujer misteriosa le llamaba al borde del abismo, donde estaba
suspendida, y parecia ofrecerle un beso . . . un beso . . .
Fernando dio un paso hacia ella . . . otro . . . y sintio unos brazos
delgados y flexibles que se liaban a su cuello, y una sensacion fria
en sus labios ardorosos, un beso de nieve . . . y vacilo . . . y perdio
pie, y cayo al agua con un rumor sordo y lugubre.
Las aguas saltaron en chispas de luz, y se cerraron sobre su cuerpo, y
sus circulos de plata fueron ensanchandose, ensanchandose hasta
expirar[1] en las orillas. [2]
[Footnote 1: expirar. Becquer uses incorrectly the form _espirar_. ]
[Footnote 2: "It was a maxim both in ancient India and ancient
Greece not to look at one's reflection in water. . . . They feared that
the water-spirits would drag the person's reflection or soul under
water, leaving him soulless to die. This was probably the origin of
the classical story of Narcissus. . . . The same ancient belief
lingers, in a faded form, in the English superstition that whoever
sees a water-fairy must pine and die.
'Alas, the moon should ever beam
To show what man should never see! --
I saw a maiden on a stream,
And fair was she!
I staid to watch, a little space,
Her parted lips if she would sing;
The waters closed above her face
With many a ring.
I know my life will fade away,
I know that I must vainly pine,
For I am made of mortal clay.
But she's divine! '"
Fraser, _The Golden Bough_, London, Macmillan & Co. , 1900, vol. i,
pp. 293-294. The object of Fernando's love was evidently an undine
(see p. 43, note 1, and p. 47, note 1). ]
LA CORZA BLANCA
I
En un pequeno lugar[1] de Aragon,[1] y alla por los anos de mil
trescientos y pico, vivia retirado en su torre senorial un famoso
caballero llamado don Dionis, el cual, despues de haber servido a su
rey[3] en la guerra contra infieles, descansaba a la sazon, entregado
al alegre ejercicio de la caza, de las rudas fatigas de los combates.
[Footnote 1: un pequeno lugar. Veraton, a feudal town in the
neighborhood of the Moncayo (see p. 8, note 1). Population (1900),
484. ]
[Footnote 2: Aragon. "An ancient kingdom, now a captaincy-general of
Spain, capital Saragossa, bounded by France on the north, by
Catalonia on the east, by Valencia on the south, and by New Castile,
Old Castile, and Navarre on the west, comprising the provinces of
Huesca, Saragossa, and Teruel. It is traversed by mountains and
intersected by the Ebro. During the middle ages it was one of the
two chief Christian powers in the peninsula.
In 1035 it became a
kingdom; was united to Catalonia in 1137; rose to great influence
through its acquisitions in the thirteenth and fourteenth centuries
of Valencia, the Balearic Islands, Sardinia, and the Sicilies; and
was united with Castile in 1479 through the marriage of Ferdinand of
Aragon with Isabella of Castile. " _Century Dict. _]
[Footnote 3: The kings who reigned in Aragon during the fourteenth
century were as follows: Jaime II _el Justo_ (1291-1327), Alfonso IV
_el Benigno_ (1327-1336), Pedro IV _el Ceremonioso_ (1336-1387),
Juan I _el Cazador_ (1387-1395), and Martin (1395-1410). ]
Acontecio una vez a este caballero, hallandose en su favorita
diversion acompanado de su hija, cuya belleza singular y
extraordinaria blancura le habian granjeado el sobrenombre de la
Azucena, que como se les entrase a mas andar el dia engolfados en
perseguir a una res en el monte de su feudo, tuvo que acogerse,
durante las horas de la siesta, a una canada por donde corria un
riachuelo, saltando de roca en roca con un ruido manso y agradable.
Haria[1] cosa de unas dos horas que don Dionis se encontraba en aquel
delicioso lugar, recostado sobre la menuda grama a la sombra de una
chopera, departiendo amigablemente con sus monteros sobre las
peripecias del dia, y refiriendose unos a otros las aventuras mas o
menos curiosas que en su vida de cazador les habian acontecido, cuando
por lo alto de la mas empinada ladera y a traves de los alternados
murmullos del viento que agitaba las hojas de los arboles, comenzo a
percibirse, cada vez mas cerca, el sonido de una esquililla semejante
a la del guion de un rebano.
[Footnote 1: Haria = 'it must have been. ' See p. 5, note 2, and p.
42, note 1. ]
En efecto, era asi, pues a poco de haberse oido la esquililla,
empezaron a saltar por entre las apinadas matas de cantueso y tomillo,
y a descender a la orilla opuesta del riachuelo, hasta unos cien
corderos, blancos como la nieve, detras de los cuales, con su caperuza
calada para libertarse la cabeza de los perpendiculares rayos del sol,
y su atillo al hombro en la punta de un palo, aparecio el zagal que
los conducia.
--A proposito de aventuras extraordinarias, exclamo al verle uno de
los monteros de don Dionis, dirigiendose a su senor: ahi teneis a
Esteban el zagal, que de algun tiempo a esta parte anda mas tonto que
lo que naturalmente lo hizo Dios, que no es poco, y el cual puede
haceros pasar un rato divertido refiriendo la causa de sus continuos
sustos.
--? Pues que le acontece a ese pobre diablo? exclamo don Dionis con
aire de curiosidad picada.
--? Friolera! anadio el montero en tono de zumba: es el caso, que sin
haber nacido en Viernes Santo[1] ni estar senalado con la cruz,[2] ni
hallarse en relaciones con el demonic, a lo que se puede colegir de
sus habitos de cristiano viejo, se encuentra sin saber como ni por
donde, dotado de la facultad mas maravillosa que ha poseido hombre
alguno, a no ser Salomon,[3] de quien se dice que sabia hasta el
lenguaje de los pajaros.
[Footnote 1: Viernes Santo = 'Good Friday,' the Friday of Holy Week,
anniversary of the death of Jesus Christ. Friday has long been
considered an unlucky day, and Good Friday, in spite of its name,
has been regarded by popular superstition as a fatal day. One born
on that day might have particular aptitude for witchcraft. ]
[Footnote 2: senalado con la cruz = 'marked with the cross. ' The
reference here is doubtless to a birth-mark in the form of a cross,
which would indicate a special aptitude for thaumaturgy or
occultism. This might take the form of Christian mysticism, as in
the case of St. Leo, who is said to have been "marked all over with
red crosses" at birth (see Brewer, _Dictionary of Miracles_, Phila. ,
1884, p. 425), or the less orthodox form of magic, as is suggested
here. ]
[Footnote 3: Salomon = 'Solomon. ' "A famous king of Israel, 993-953
B. C. (Duncker), son of David and Bathsheba. . . . The name of Solomon,
who was supposed to have possessed extraordinary magical powers,
plays an important part in Eastern and thence in European legends,"
_Century Dict. _ "His wisdom enabled him (as legend informs us) to
interpret the speech of beasts and birds, a gift shared afterwards,
it was said, by his descendant Hillel (Koran, sura 37, Ewald,
_Gesch. Isr. _, iii, 407). " M'Clintock and Strong, _Cyclopedia of
Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature_, N. Y. , 1880,
vol. ix, p. 871. ]
--? Y a que se refiere esa facultad maravillosa?
--Se refiere, prosiguio el montero, a que, segun el afirma, y lo jura
y perjura por todo lo mas sagrado del mundo, los ciervos que discurren
por estos montes, se han dado de ojo para no dejarle en paz, siendo lo
mas gracioso del caso, que en mas de una ocasion les ha sorprendido
concertando entre si las burlas que han de hacerle, y despues que
estas burlas se han llevado a termino, ha oido las ruidosas carcajadas
con que las celebran.
Mientras esto decia el montero, Constanza, que asi se llamaba la
hermosa hija de don Dionis, se habia aproximado al grupo de los
cazadores, y como demostrase su curiosidad por conocer la
extraordinaria historia de Esteban, uno de estos se adelanto hasta el
sitio en donde el zagal daba de beber a su ganado, y le condujo a
presencia de su senor, que para disipar la turbacion y el visible
encogimiento del pobre mozo, se apresuro a saludarle por su nombre,
acompanando el saludo con una bondadosa sonrisa.
Era Esteban un muchacho de diecinueve a veinte anos, fornido, con la
cabeza pequena y hundida entre los hombros, los ojos pequenos y
azules, la mirada incierta y torpe como la de los albinos, la nariz
roma, los labios gruesos y entreabiertos, la frente calzada, la tez
blanca pero ennegrecida por el sol, y el cabello que le caia en parte
sobre los ojos y parte alrededor de la cara, en guedejas asperas y
rojas semejantes a las crines de un rocin colorado.
Esto, sobre poco mas o menos, era Esteban en cuanto al fisico;
respecto a su moral, podia asegurarse sin temor de ser desmentido ni
por el ni por ninguna de las personas que le conocian, que era
perfectamente simple, aunque un tanto suspicaz y malicioso como buen
rustico.
Una vez el zagal repuesto de su turbacion, le dirigio de nuevo la
palabra don Dionis, y con el tono mas serio del mundo, y fingiendo un
extraordinario interes por conocer los detalles del suceso a que su
montero se habia referido, le hizo una multitud de preguntas, a las
que Esteban comenzo a contestar de una manera evasiva, como deseando
evitar explicaciones sobre el asunto.
Estrechado, sin embargo, por las interrogaciones de su senor y por los
ruegos de Constanza, que parecia la mas curiosa e interesada en que el
pastor refiriese sus estupendas aventuras, decidiose este a hablar,
mas no sin que antes dirigiese a su alrededor una mirada de
desconfianza, como temiendo ser oido por otras personas que las que
alli estaban presentes, y de rascarse tres o cuatro veces la cabeza
tratando de reunir sus recuerdos o hilvanar su discurso, que al fin
comenzo do esta manera:
--Es el caso, senor, que segun me dijo un preste de Tarazona,[1] al
que acudi no ha mucho, para consultar mis dudas, con el diablo no
sirven juegos, sino punto en boca, buenas y muchas oraciones a San
Bartolome,[2] que es quien le conoce las cosquillas, y dejarle andar;
que Dios, que es justo y esta alla arriba, proveera a todo. Firme en
esta idea, habia decidido no volver a decir palabra sobre el asunto a
nadie, ni por nada; pero lo hare hoy por satisfacer vuestra
curiosidad, y a fe a fe que despues de todo, si el diablo me lo toma
en cuenta, y torna a molestarme en castigo de mi indiscrecion, buenos
Evangelios llevo cosidos a la pellica, y con su ayuda creo que, como
otras veces no me sera inutil el garrote.
[Footnote 1: Tarazona. A venerable town of some 8800 inhabitants
situated on the river Queiles, northeast of the Moncayo (see p. 8,
note 1) and northwest of the town of Borja. ]
[Footnote 2: San Bartolome--'St. Bartholomew,' one of the twelve
apostles, deemed by some to be identical with Nathanael. "Little is
known of his work. According to tradition he preached in various
parts of Asia, and was flayed alive and then crucified, head
downward, at Albanopolis in Armenia. His memory is celebrated in the
Roman Catholic church on August 24. " _Century Dict. _ In popular
superstition St. Bartholomew is supposed to have had particular
power over the devil, and prayers to this saint are thought to be
specially efficacious against the wiles of the evil one. For a
detailed account of St. Bartholomew's power over the devil, see
Jacobi a Voragine, _Legenda Aurea_ (Th. Graesse), Lipsiae, MDCCCL,
cap. cxxiii, pp. 540-544. ]
--Pero, vamos, exclamo don Dionis, impaciente al escuchar las
digresiones del zagal, que amenazaban no concluir nunca; dejate de
rodeos y ve derecho al asunto.
--A el voy, contesto con calma Esteban, que despues de dar una gran
voz acompanada de un silbido para que se agruparan los corderos, que
no perdia de vista y comenzaban[1] a desparramarse por el monte, torno
a rascarse la cabeza y prosiguio asi:
[Footnote 1: que no perdia de vista y comenzaban. Compare the use of
the relative in this phrase with that to which attention has been
called on p. 10, note 1. ]
--Por una parte vuestras continuas excursiones, y por otra el dale que
le das de los cazadores furtivos, que ya con trampa o con ballesta no
dejan res a vida en veinte jornadas al contorno, habian no hace mucho
agotado la caza en estos montes, hasta el extremo de no encontrarse un
venado en ellos ni por un ojo de la cara.
Hablaba yo de esto mismo en el lugar, sentado en el porche de la
iglesia, donde despues de acabada la misa del domingo solia reunirme
con algunos peones de los que labran la tierra de Veraton,[1] cuando
algunos de ellos me dijeron:
[Footnote 1: Veraton. See p. 25, note 1. ]
--Pues, hombre, no se en que consista el que tu no los topes, pues de
nosotros podemos asegurarte que no bajamos una vez a las hazas que no
nos encontremos rastro, y hace tres o cuatro dias, sin ir mas lejos,
una manada, que a juzgar por las huellas debia componerse de mas de
veinte, le segaron antes de tiempo una pieza de trigo al santero de la
Virgen del Romeral. [1]
[Footnote 1: la Virgen del Romeral. A hermitage in the locality. ]
--? Y hacia que sitio seguia el rastro? pregunte a los peones, con
animo de ver si topaba con la tropa.
--Hacia la canada de los cantuesos, me contestaron.
No eche en saco roto la advertencia: aquella noche misma fui a
apostarme entre los chopos. Durante toda ella estuve oyendo por aca y
por alla, tan pronto lejos como cerca, el bramido de los ciervos que
se llamaban unos a otros, y de vez en cuando sentia moverse el ramaje
a mis espaldas; pero por mas que me hice todo ojos, la verdad es que
no pude distinguir a ninguno.
No obstante, al romper el dia, cuando lleve los corderos al agua, a la
orilla de este rio, como obra de dos tiros de honda del sitio en que
nos hallamos, y en una umbria de chopos, donde ni a la hora de siesta
se desliza un rayo de sol, encontre huellas recientes de los ciervos,
algunas ramas desgajadas, la corriente un poco turbia, y lo que es mas
particular, entre el rastro de las reses las breves huellas de unos
pies[1] pequenitos como la mitad de la palma de mi mano, sin
ponderacion alguna.
[Footnote 1: pies. Human feet are of course referred to here. ]
Al decir esto, el mozo, instintivamente y al parecer buscando un punto
de comparacion, dirigio la vista hacia el pie de Constanza, que
asomaba por debajo del brial, calzado de un precioso chapin de
tafilete amarillo; pero como al par de Esteban bajasen tambien los
ojos don Dionis y algunos de los monteros que le rodeaban, la hermosa
nina se apresuro a esconderlos, exclamando con el tono mas natural del
mundo:
--? Oh, no! por desgracia no los tengo yo tan pequenitos, pues de ese
tamano solo se encuentran en las hadas; cuya historia nos refieren los
trovadores. [1]
[Footnote 1: trovadores = 'troubadours. ' "A class of early poets who
first appeared in Provence, France. The troubadours were considered
the inventors of a species of lyrical poetry, characterized by an
almost entire devotion to the subject of chivalric love, and
generally very complicated in regard to meter and rhyme. They
fourished from the eleventh to the latter part of the thirteenth
century, principally in the south of France, Catalonia, Aragon, and
northern Italy. " _Century Dict. _ Belief in the marvelous, and hence
in fairies, likewise characterized these poets. ]
--Pues no paro aqui la cosa, continuo el zagal, cuando Constanza hubo
concluido; sino que otra vez, habiendome colocado en otro escondite
por donde indudablemente habian de pasar los ciervos para dirigirse a
la canada, alla al filo de la media noche me rindio un poco el sueno,
aunque no tanto que no abriese los ojos en el mismo punto en que crei
percibir que las ramas se movian a mi alrededor. Abri los ojos segun
dejo dicho: me incorpore con sumo cuidado, y poniendo atencion a
aquel confuso murmullo que cada vez sonaba mas proximo, oi en las
rafagas del aire, como gritos y cantares extranos, carcajadas y tres o
cuatro voces distintas que hablaban entre si con un ruido y una
algarabia semejante al de las muchachas del lugar, cuando riendo y
bromeando por el camino, vuelven en bandadas de la fuente con sus
cantaros a la cabeza.
Segun colegia de la proximidad de las voces y del cercano chasquido de
las ramas que crujian al romperse para dar paso a aquella turba de
locuelas, iban a salir de la espesura a un pequeno rellano que formaba
el monte en el sitio donde yo estaba oculto, cuando enteramente a mis
espaldas, tan cerca o mas que me encuentro de vosotros, oi una nueva
voz fresca, delgada y vibrante, que dijo . . . creedlo, senores, esto es
tan seguro como que me he de morir . . . dijo . . . claro y distintamente
estas propias palabras:
_? Por aqui, por aqui, companeras,
que esta ahi el bruto de Esteban! _
Al llegar a este punto de la relacion del zagal, los circunstantes no
pudieron ya contener por mas tiempo la risa, que hacia largo rato les
retozaba en los ojos, y dando rienda a su buen humor, prorrumpieron en
una carcajada estrepitosa. De los primeros en comenzar a reir y de los
ultimos en dejarlo, fueron don Dionis, que a pesar de su fingida
circunspeccion no pudo por menos de tomar parte en el general
regocijo, y su hija Constanza, la cual cada vez que miraba a Esteban
todo suspenso y confuso, tornaba a reirse como una loca hasta el punto
de saltarle las lagrimas a los ojos.
El zagal, por su parte, aunque sin atender al efecto que su narracion
habia producido, parecia todo turbado e inquieto; y mientras los
senores reian a sabor de sus inocentadas, el tornaba la vista a un
lado y a otro con visibles muestras de temor y como queriendo
descubrir algo a traves de los cruzados troncos de los arboles.
--? Que es eso, Esteban, que te sucede? le pregunto uno de los monteros
notando la creciente inquietud del pobre mozo, que ya fijaba sus
espantadas pupilas en la hija risuena de don Dionis, ya las volvia a
su alrededor con una expresion asombrada y estupida.
--Me sucede una cosa muy extrana, exclamo Esteban. Cuando despues de
escuchar las palabras que dejo referidas, me incorpore con prontitud
para sorprender a la persona que las habia pronunciado, una corza
blanca como la nieve salio de entre las mismas matas en donde yo
estaba oculto, y dando unos saltos enormes por cima de los carrascales
y los lentiscos, se alejo seguida de una tropa de corzas de su color
natural, y asi estas como la blanca que las iba guiando, no arrojaban
bramidos al huir, sino que se reian con unas carcajadas, cuyo eco
juraria que aun me esta sonando en los oidos en este momento.
--? Bah! . . . ? bah! . . . Esteban, exclamo don Dionis con aire burlon, sigue
los consejos del preste de Tarazona; no hables de tus encuentros con
los corzos amigos de burlas, no sea que haga el diablo que al fin
pierdas el poco juicio que tienes; y pues ya estas provisto de los
Evangelios y sabes las oraciones de San Bartolome, vuelvete a tus
corderos, que comienzan a desbandarse por la canada. Si los espiritus
malignos tornan a incomodarte, ya sabes el remedio: _Pater
Noster_[1] y garrotazo.
[Footnote 1: Pater Noster. The first words of the Lord's Prayer in
Latin. ]
El zagal, despues de guardarse en el zurron un medio pan blanco y un
trozo de came de jabali, y en el estomago un valiente trago de vino
que le dio por orden de su senor uno de los palafreneros, despidiose
de don Dionis y su hija, y apenas anduvo cuatro pasos, comenzo a
voltear la honda para reunir a pedradas los corderos.
Como a esta sazon notase don Dionis que entre unas y otras las horas
del calor eran ya pasadas y el vientecillo de la tarde comenzaba a
mover las hojas de los chopos y a refrescar los campos, dio orden a su
comitiva para que aderezasen las caballerias que andaban paciendo
sueltas por el inmediato soto; y cuando todo estuvo a punto, hizo sena
a los unos para que soltasen las traillas, y a los otros para que
tocasen las trompas, y saliendo en tropel de la chopera, prosiguio
adelante la interrumpida caza.
II
Entre los monteros de don Dionis habla uno llamado Garces, hijo de un
antiguo servidor de la familia, y por tanto el mas querido de sus
senores.
Garces tenia poco mas o menos la edad de Constanza, y desde muy nino
habiase acostumbrado a prevenir el menor de sus deseos, y a adivinar y
satisfacer el mas leve de sus antojos.
Por su mano se entretenia en afilar en los ratos de ocio las agudas
saetas de su ballesta de marfil; el domaba los potros que habia de
montar su senora; el ejercitaba en los ardides de la caza a sus
lebreles favoritos y amaestraba a sus halcones, a los cuales compraba
en las ferias de Castilla[1] caperuzas rojas bordadas de oro.
[Footnote 1: Castilla = 'Castile. ' An old kingdom of Spain, in the
northern and central part of the peninsula. The kingdoms of Castile
and Leon, after several unions and separations, were finally united
under Ferdinand III in 1230. Isabella of Castile married Ferdinand
of Aragon in 1469, and in 1479 the two kingdoms of Castile and
Aragon were united. ]
Para con los otros monteros, los pajes y la gente menuda del servicio
de don Dionis, la exquisita solicitud de Garces y el aprecio con que
sus senores le distinguian, habianle valido una especie de general
animadversion, y al decir de los envidiosos, en todos aquellos
cuidados con que se adelantaba a prevenir los caprichos de su senora
revelabase su caracter adulador y rastrero. No faltaban, sin embargo,
algunos que, mas avisados o maliciosos, creyeron sorprender en la
asiduidad del solicito mancebo algunos Senales de mal disimulado amor.
Si en efecto era asi, el oculto carino de Garces tenia mas que sobrada
disculpa en la incomparable hermosura de Constanza. Hubierase
necesitado un pecho de roca y un corazon de hielo para permanecer
impasible un dia y otro al lado de aquella mujer singular por su
belleza y sus raros atractivos.
La Azucena _del Moncayo_[1] llamabanla en veinte leguas a la redonda,
y bien merecia este sobrenombre, porque era tan airosa, tan blanca y
tan rubia que, como a las azucenas, parecia que Dios la habia hecho de
nieve y oro.
[Footnote 1: Moncayo. See p. 8, note 1]
Y sin embargo, entre los senores comarcanos murmurabase que la hermosa
castellana de Veraton[1] no era tan limpia de sangre como bella, y que
a pesar de sus trenzas rubias y su tez de alabastro, habia tenido por
madre una gitana. Lo de cierto que pudiera haber en estas
murmuraciones, nadie pudo nunca decirlo, porque la verdad era que don
Dionis tuvo una vida bastante azarosa en su juventud, y despues de
combatir largo tiempo bajo la conducta del monarca aragones,[2] del
cual recabo entre otras mercedes el feudo del Moncayo,[3] marchose a
Palestina,[4] en donde anduvo errante algunos anos, para volver por
ultimo a encerrarse en su castillo de Veraton,[5] con una hija
pequena, nacida sin duda en aquellos paises remotos. El unico que
hubiera podido decir algo acerca del misterioso origen de Constanza,
pues acompano a don Dionis en sus lejanas peregrinaciones, era el
padre de Garces, y este habia ya muerto hacia bastante tiempo, sin
decir una sola palabra sobre el asunto ni a su propio hijo, que varias
veces y con muestras de grande interes, se lo habia preguntado.
[Footnote 1: Veraton. See p. 25, note 1. ]
[Footnote 2: monarca aragones. See p. 25, note 3. ]
[Footnote 3: Moncayo. See p. 8, note 1]
[Footnote 4: Palestina = 'Palestine. ' A territory in the southern
part of Syria. Chief city Jerusalem. "It passed under Mohammedan
rule about 636, was held by the Christians temporarily during the
Crusades [seventh and last under St. Louis 1270-1272], and since
1516 has been in the possession of the Turkish government. " _Century
Dict. _]
[Footnote 5: Veraton. See p. 25, note 1. ]
El caracter, tan pronto retraido y melancolico como bullicioso y
alegre de Constanza, la extrana exaltacion de sus ideas, sus
extravagantes caprichos, sus nunca vistas costumbres, hasta la
particularidad de tener los ojos y las cejas negras como la noche,
siendo blanca y rubia como el oro, habian contribuido a dar pabulo a
las hablillas de sus convecinos, y aun el mismo Garces, que tan
intimamente la trataba, habia llegado a persuadirse que su senora era
algo especial y no se parecia a las demas mujeres.
Presente a la relacion de Esteban, como los otros monteros, Garces fue
acaso el unico que oyo con verdadera curiosidad los pormenores de su
increible aventura, y si bien no pudo menos de sonreir cuando el zagal
repitio las palabras de la corza blanca, desde que abandono el soto en
que habian sesteado comenzo a revolver en su mente las mas absurdas
imaginaciones.
No cabe duda que todo eso del hablar las corzas es pura aprension de
Esteban, que es un completo mentecato, decia entre si el joven
montero, mientras que jinete en un poderoso alazan, seguia paso a paso
el palafren de Constanza, la cual tambien parecia mostrarse un tanto
distraida y silenciosa, y retirada del tropel de los cazadores, apenas
tomaba parte en la fiesta. ? Pero quien dice que en lo que refiere ese
simple no existira algo de verdad? prosiguio pensando el mancebo.
Cosas mas extranas hemos visto en el mundo, y una corza blanca bien
puede haberla, puesto que si se ha de dar credito a las cantigas del
pais, San Huberto,[1] patron de los cazadores, tenia una. ? Oh, si yo
pudiese coger viva una corza blanca para ofrecersela a mi senora!
[Footnote 1: San Huberto = 'St. Hubert. ' The patron saint of
hunters; died about 727. His memory is celebrated by the church
November 3. Legend says that he was the son of a nobleman of
Aquitaine, and a keen hunter; and that once when he was engaged in
the chase on Good Friday, in the forest of Ardennes, a stag appeared
to him having a shining crucifix between its antlers. He heard a
warning voice and was converted, entered the chnrch, and became
bishop of Maestricht and Liege. See the _Encyclopedia Americano_.
The role of the deer in mythology, however, is not usually so
beneficent, and "the antelope, the gazelle, and the stag generally,
instead of helping the hero, involve him rather in perplexity and
peril. This mythical subject is amplified in numerous Hindoo
legends. " See de Gubernatis, _Zoological Mythology_, London, 1872,
vol. ii, p. 84 and following.
La Biche au Bois_ (The Hind of the Woods) of Mme. d'Aulnoy is a
story that offers some striking resemblances to _La Corza Blanca_ of
Becquer. A beautiful princess is transformed by a wicked fairy into
a white hind, which form she is allowed to quit at certain hours of
the day. One day, while still in the form of the hind, she is
pursued by her lover and wounded by an arrow. However, a release
from the enchantment and a happy marriage end the sufferings of the
heroine. In this Spanish tale the transformation is voluntary, which
fact gives to Constanza the traits of a witch.
In Wordsworth's beautiful poem _The White Doe of Rylstone_ we find
the doe divested of all the elements of witchcraft, and in its
solicitude for the gentle and bereft Lady Emily it is likened
symbolically
To the grief of her soul that doth come and go
In the beautiful form of this innocent Doe:
Which, though seemingly doomed in its breast to sustain
A softened remembrance of sorrow and pain,
Is spotless, and holy, and gentle, and bright;
And glides o'er the earth like an angel of light. ]
Asi pensando y discurriendo paso Garces la tarde, y cuando ya el sol
comenzo a esconderse por detras de las vecinas lomas y don Dionis
mando volver grupas a su gente para tornar al castillo, separose sin
ser notado de la comitiva y echo en busca del zagal por lo mas espeso
e intrincado del monte.
La noche habia cerrado casi por completo cuando don Dionis llegaba a
las puertas de su castillo. Acto continuo dispusieronle una frugal
colacion, y sentose con su hija a la mesa.
--Y Garces ? donde esta? pregunto Constanza notando que su montero no
se encontraba alli para servirla como tenia de costumbre.
Tal vez seria un rayo de sol que serpeo fugitive entre su espuma; tal
vez una de esas flores que flotan entre las algas de su seno, y cuyos
calices parecen esmeraldas . . . no se: yo crei ver una mirada que se
clavo en la mia; una mirada que encendio en mi pecho un deseo absurdo,
irrealizable: el de encontrar una persona con unos ojos como aquellos.
En su busca fui un dia y otro a aquel sitio:
Por ultimo, una tarde . . . yo me crei juguete de un sueno . . . pero no,
es verdad, la[1] he hablado ya muchas veces, como te hablo a ti ahora
. . . una tarde encontre sentada en mi puesto, y vestida con unas ropas
que llegaban hasta las aguas y flotaban sobre su haz, una mujer
hermosa sobre toda ponderacion. Sus cabellos eran como el oro; sus
pestanas brillaban como hilos de luz, y entre las pestanas volteaban
inquietas unas pupilas que yo habia visto. . . si; porque los ojos de
aquella mujer eran los ojos que yo tenia clavados en la mente; unos
ojos de un color imposible; unos ojos . . .
[Footnote 1: la. The Spanish Academy condemns the use of _la_
instead of _le_ as a feminine dative. Spanish writers, however,
frequently so employ it. ]
--? Verdes! exclamo Inigo con un acento de profundo terror, e
incorporandose de un salto en su asiento.
Fernando le miro a su vez como asombrado de que concluyese lo que iba
a decir, y le pregunto con una mezcla de ansiedad y de alegria:
--? La conoces?
--? Oh, no! dijo el montero. ? Libreme Dios de conocerla! Pero mis
padres, al prohibirme llegar hasta esos lugares, me dijeron mil veces
que el espiritu, trasgo, demonio o mujer que habita en sus aguas,
tiene los ojos de ese color. Yo os conjuro, por lo que mas ameis en la
tierra, a no volver a la fuente de los Alamos. Un dia u otro-os
alcanzara su venganza, y expiareis, muriendo, el delito de haber
encenagado sus ondas.
--? Por los que mas amo! . . . murmuro el joven con una triste sonrisa.
--? Si! , prosiguio el anciano; por vuestros padres, por vuestros
deudos, por las lagrimas de la que el cielo destina para vuestra
esposa, por las de un servidor que os ha visto nacer . . .
--? Sabes tu lo que mas amo en este mundo? Sabes tu por que daria yo el
amor de mi padre, los besos de la que me dio la vida, y todo el carino
que pueden atesorar todas las mujeres de la tierra? Por una mirada,
por una sola mirada de esos ojos . . . ? Como podre yo dejar de
buscarlos!
Dijo Fernando estas palabras con tal acento, que la lagrima que
temblaba en los parpados de Inigo se resbalo silenciosa por su
mejilla, mientras exclamo con acento sombrio: ? Cumplase la voluntad
del cielo!
III
--? Quien eres tu? ? Cual es tu patria? ? En donde habitas? Yo vengo un
dia y otro en tu busca, y ni veo el corcel que te trae a estos
lugares, ni a los servidores que conducen tu litera. Rompe de una vez
el misterioso velo en que te envuelves como en una noche profunda, yo
te amo, y, noble o villana, sere tuyo, tuyo siempre. . . .
El sol habia traspuesto la cumbre del monte; las sombras bajaban a
grandes pasos, por su falda; la brisa gemia entre los alamos de la
fuente, y la niebla, elevandose poco a poco de la superficie del lago,
comenzaba a envolver las rocas de su margen.
Sobre una de estas rocas, sobre una que parecia proxima a desplomarse
en el fondo de las aguas, en cuya superficie se retrataba temblando el
primogenito de Almenar, de rodillas a los pies de su misteriosa
amante, procuraba en vano arrancarle el secreto de su existencia.
Ella era hermosa, hermosa y palida, como una estatua de alabastro. Uno
de sus rizos caia sobre sus hombros, deslizandose entre los pliegues
del velo como un rayo de sol que atraviesa las nubes, y en el cerco de
sus pestanas rubias brillaban sus pupilas como dos esmeraldas sujetas
en una joya de oro.
Cuando el joven acabo de hablarle, sus labios se removieron como para
pronunciar algunas palabras, pero solo exhalaron un suspiro, un
suspiro debil, doliente, como el de la ligera onda que empuja una
brisa al morir entre los juncos.
--? No me respondes! exclamo Fernando al ver burlada su esperanza;
? querras que de credito a lo que de ti me han dicho? ? Oh! No. . . .
Hablame: yo quiero saber si me amas; yo quiero saber si puedo amarte,
si eres una mujer. . .
--O un demonio. . . . ? Y si lo fuese?
El joven vacilo un instante; un sudor frio corrio por sus miembros;
sus pupilas se dilataron al fijarse con mas intensidad en las de
aquella mujer, y fascinado por su brillo fosforico, demente casi,
exclamo en un arrebato de amor:
--Si lo fueses . . . fe amaria . . . te amaria como te amo ahora, como es
mi destino amarte, hasta mas alla de esta vida, si hay algo mas alla
de ella.
--Fernando, dijo la hermosa entonces con una voz semejante a una
musica: yo te amo mas aun que tu me amas; yo, que desciendo hasta un
mortal, siendo un espiritu puro. No soy una mujer como las que existen
en la tierra; soy una mujer digna de ti, que eres superior a los demas
hombres. Yo vivo en el fondo de estas aguas; incorporea como ellas,
fugaz y trasparente, hablo con sus rumores y ondulo con sus pliegues.
Yo no castigo al que osa turbar la fuente donde moro; antes le premio
con mi amor . . . como a un mortal superior a las supersticiones del
vulgo, como a un amante capaz de comprender mi carino extrano y
misterioso.
Mientras ella hablaba asi, el joven, absorto en la contemplacion de su
fantastica hermosura, atraido como por una fuerza desconocida, se
aproximaba mas y mas al borde de la roca. La mujer de los ojos verdes
prosiguio asi:
--? Ves, ves el limpido fondo de ese lago, ves esas plantas de largas y
verdes hojas que se agitan en su fondo? . . . Ellas nos daran un lecho de
esmeraldas y corales . . . y yo . . . yo te dare una felicidad sin nombre,
esa felicidad que has sonado en tus horas de delirio, y que no puede
ofrecerte nadie. . . . Ven, la niebla del lago flota sobre nuestras
frentes como un pabellon de lino . . . las ondas nos llaman con sus
voces incomprensibles, el viento empieza entre los alamos sus himnos
de amor; ven . . . ven . . .
La noche comenzaba a extender sus sombras, la luna rielaba en la
superficie del lago, la niebla se arremolinaba al soplo del aire, y
los ojos verdes brillaban en la obscuridad como los fuegos fatuos que
corren sobre el haz de las aguas infectas. . . . Ven . . . ven . . . estas
palabras zumbaban en los oidos de Fernando como un conjuro. Ven . . . y
la mujer misteriosa le llamaba al borde del abismo, donde estaba
suspendida, y parecia ofrecerle un beso . . . un beso . . .
Fernando dio un paso hacia ella . . . otro . . . y sintio unos brazos
delgados y flexibles que se liaban a su cuello, y una sensacion fria
en sus labios ardorosos, un beso de nieve . . . y vacilo . . . y perdio
pie, y cayo al agua con un rumor sordo y lugubre.
Las aguas saltaron en chispas de luz, y se cerraron sobre su cuerpo, y
sus circulos de plata fueron ensanchandose, ensanchandose hasta
expirar[1] en las orillas. [2]
[Footnote 1: expirar. Becquer uses incorrectly the form _espirar_. ]
[Footnote 2: "It was a maxim both in ancient India and ancient
Greece not to look at one's reflection in water. . . . They feared that
the water-spirits would drag the person's reflection or soul under
water, leaving him soulless to die. This was probably the origin of
the classical story of Narcissus. . . . The same ancient belief
lingers, in a faded form, in the English superstition that whoever
sees a water-fairy must pine and die.
'Alas, the moon should ever beam
To show what man should never see! --
I saw a maiden on a stream,
And fair was she!
I staid to watch, a little space,
Her parted lips if she would sing;
The waters closed above her face
With many a ring.
I know my life will fade away,
I know that I must vainly pine,
For I am made of mortal clay.
But she's divine! '"
Fraser, _The Golden Bough_, London, Macmillan & Co. , 1900, vol. i,
pp. 293-294. The object of Fernando's love was evidently an undine
(see p. 43, note 1, and p. 47, note 1). ]
LA CORZA BLANCA
I
En un pequeno lugar[1] de Aragon,[1] y alla por los anos de mil
trescientos y pico, vivia retirado en su torre senorial un famoso
caballero llamado don Dionis, el cual, despues de haber servido a su
rey[3] en la guerra contra infieles, descansaba a la sazon, entregado
al alegre ejercicio de la caza, de las rudas fatigas de los combates.
[Footnote 1: un pequeno lugar. Veraton, a feudal town in the
neighborhood of the Moncayo (see p. 8, note 1). Population (1900),
484. ]
[Footnote 2: Aragon. "An ancient kingdom, now a captaincy-general of
Spain, capital Saragossa, bounded by France on the north, by
Catalonia on the east, by Valencia on the south, and by New Castile,
Old Castile, and Navarre on the west, comprising the provinces of
Huesca, Saragossa, and Teruel. It is traversed by mountains and
intersected by the Ebro. During the middle ages it was one of the
two chief Christian powers in the peninsula.
In 1035 it became a
kingdom; was united to Catalonia in 1137; rose to great influence
through its acquisitions in the thirteenth and fourteenth centuries
of Valencia, the Balearic Islands, Sardinia, and the Sicilies; and
was united with Castile in 1479 through the marriage of Ferdinand of
Aragon with Isabella of Castile. " _Century Dict. _]
[Footnote 3: The kings who reigned in Aragon during the fourteenth
century were as follows: Jaime II _el Justo_ (1291-1327), Alfonso IV
_el Benigno_ (1327-1336), Pedro IV _el Ceremonioso_ (1336-1387),
Juan I _el Cazador_ (1387-1395), and Martin (1395-1410). ]
Acontecio una vez a este caballero, hallandose en su favorita
diversion acompanado de su hija, cuya belleza singular y
extraordinaria blancura le habian granjeado el sobrenombre de la
Azucena, que como se les entrase a mas andar el dia engolfados en
perseguir a una res en el monte de su feudo, tuvo que acogerse,
durante las horas de la siesta, a una canada por donde corria un
riachuelo, saltando de roca en roca con un ruido manso y agradable.
Haria[1] cosa de unas dos horas que don Dionis se encontraba en aquel
delicioso lugar, recostado sobre la menuda grama a la sombra de una
chopera, departiendo amigablemente con sus monteros sobre las
peripecias del dia, y refiriendose unos a otros las aventuras mas o
menos curiosas que en su vida de cazador les habian acontecido, cuando
por lo alto de la mas empinada ladera y a traves de los alternados
murmullos del viento que agitaba las hojas de los arboles, comenzo a
percibirse, cada vez mas cerca, el sonido de una esquililla semejante
a la del guion de un rebano.
[Footnote 1: Haria = 'it must have been. ' See p. 5, note 2, and p.
42, note 1. ]
En efecto, era asi, pues a poco de haberse oido la esquililla,
empezaron a saltar por entre las apinadas matas de cantueso y tomillo,
y a descender a la orilla opuesta del riachuelo, hasta unos cien
corderos, blancos como la nieve, detras de los cuales, con su caperuza
calada para libertarse la cabeza de los perpendiculares rayos del sol,
y su atillo al hombro en la punta de un palo, aparecio el zagal que
los conducia.
--A proposito de aventuras extraordinarias, exclamo al verle uno de
los monteros de don Dionis, dirigiendose a su senor: ahi teneis a
Esteban el zagal, que de algun tiempo a esta parte anda mas tonto que
lo que naturalmente lo hizo Dios, que no es poco, y el cual puede
haceros pasar un rato divertido refiriendo la causa de sus continuos
sustos.
--? Pues que le acontece a ese pobre diablo? exclamo don Dionis con
aire de curiosidad picada.
--? Friolera! anadio el montero en tono de zumba: es el caso, que sin
haber nacido en Viernes Santo[1] ni estar senalado con la cruz,[2] ni
hallarse en relaciones con el demonic, a lo que se puede colegir de
sus habitos de cristiano viejo, se encuentra sin saber como ni por
donde, dotado de la facultad mas maravillosa que ha poseido hombre
alguno, a no ser Salomon,[3] de quien se dice que sabia hasta el
lenguaje de los pajaros.
[Footnote 1: Viernes Santo = 'Good Friday,' the Friday of Holy Week,
anniversary of the death of Jesus Christ. Friday has long been
considered an unlucky day, and Good Friday, in spite of its name,
has been regarded by popular superstition as a fatal day. One born
on that day might have particular aptitude for witchcraft. ]
[Footnote 2: senalado con la cruz = 'marked with the cross. ' The
reference here is doubtless to a birth-mark in the form of a cross,
which would indicate a special aptitude for thaumaturgy or
occultism. This might take the form of Christian mysticism, as in
the case of St. Leo, who is said to have been "marked all over with
red crosses" at birth (see Brewer, _Dictionary of Miracles_, Phila. ,
1884, p. 425), or the less orthodox form of magic, as is suggested
here. ]
[Footnote 3: Salomon = 'Solomon. ' "A famous king of Israel, 993-953
B. C. (Duncker), son of David and Bathsheba. . . . The name of Solomon,
who was supposed to have possessed extraordinary magical powers,
plays an important part in Eastern and thence in European legends,"
_Century Dict. _ "His wisdom enabled him (as legend informs us) to
interpret the speech of beasts and birds, a gift shared afterwards,
it was said, by his descendant Hillel (Koran, sura 37, Ewald,
_Gesch. Isr. _, iii, 407). " M'Clintock and Strong, _Cyclopedia of
Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature_, N. Y. , 1880,
vol. ix, p. 871. ]
--? Y a que se refiere esa facultad maravillosa?
--Se refiere, prosiguio el montero, a que, segun el afirma, y lo jura
y perjura por todo lo mas sagrado del mundo, los ciervos que discurren
por estos montes, se han dado de ojo para no dejarle en paz, siendo lo
mas gracioso del caso, que en mas de una ocasion les ha sorprendido
concertando entre si las burlas que han de hacerle, y despues que
estas burlas se han llevado a termino, ha oido las ruidosas carcajadas
con que las celebran.
Mientras esto decia el montero, Constanza, que asi se llamaba la
hermosa hija de don Dionis, se habia aproximado al grupo de los
cazadores, y como demostrase su curiosidad por conocer la
extraordinaria historia de Esteban, uno de estos se adelanto hasta el
sitio en donde el zagal daba de beber a su ganado, y le condujo a
presencia de su senor, que para disipar la turbacion y el visible
encogimiento del pobre mozo, se apresuro a saludarle por su nombre,
acompanando el saludo con una bondadosa sonrisa.
Era Esteban un muchacho de diecinueve a veinte anos, fornido, con la
cabeza pequena y hundida entre los hombros, los ojos pequenos y
azules, la mirada incierta y torpe como la de los albinos, la nariz
roma, los labios gruesos y entreabiertos, la frente calzada, la tez
blanca pero ennegrecida por el sol, y el cabello que le caia en parte
sobre los ojos y parte alrededor de la cara, en guedejas asperas y
rojas semejantes a las crines de un rocin colorado.
Esto, sobre poco mas o menos, era Esteban en cuanto al fisico;
respecto a su moral, podia asegurarse sin temor de ser desmentido ni
por el ni por ninguna de las personas que le conocian, que era
perfectamente simple, aunque un tanto suspicaz y malicioso como buen
rustico.
Una vez el zagal repuesto de su turbacion, le dirigio de nuevo la
palabra don Dionis, y con el tono mas serio del mundo, y fingiendo un
extraordinario interes por conocer los detalles del suceso a que su
montero se habia referido, le hizo una multitud de preguntas, a las
que Esteban comenzo a contestar de una manera evasiva, como deseando
evitar explicaciones sobre el asunto.
Estrechado, sin embargo, por las interrogaciones de su senor y por los
ruegos de Constanza, que parecia la mas curiosa e interesada en que el
pastor refiriese sus estupendas aventuras, decidiose este a hablar,
mas no sin que antes dirigiese a su alrededor una mirada de
desconfianza, como temiendo ser oido por otras personas que las que
alli estaban presentes, y de rascarse tres o cuatro veces la cabeza
tratando de reunir sus recuerdos o hilvanar su discurso, que al fin
comenzo do esta manera:
--Es el caso, senor, que segun me dijo un preste de Tarazona,[1] al
que acudi no ha mucho, para consultar mis dudas, con el diablo no
sirven juegos, sino punto en boca, buenas y muchas oraciones a San
Bartolome,[2] que es quien le conoce las cosquillas, y dejarle andar;
que Dios, que es justo y esta alla arriba, proveera a todo. Firme en
esta idea, habia decidido no volver a decir palabra sobre el asunto a
nadie, ni por nada; pero lo hare hoy por satisfacer vuestra
curiosidad, y a fe a fe que despues de todo, si el diablo me lo toma
en cuenta, y torna a molestarme en castigo de mi indiscrecion, buenos
Evangelios llevo cosidos a la pellica, y con su ayuda creo que, como
otras veces no me sera inutil el garrote.
[Footnote 1: Tarazona. A venerable town of some 8800 inhabitants
situated on the river Queiles, northeast of the Moncayo (see p. 8,
note 1) and northwest of the town of Borja. ]
[Footnote 2: San Bartolome--'St. Bartholomew,' one of the twelve
apostles, deemed by some to be identical with Nathanael. "Little is
known of his work. According to tradition he preached in various
parts of Asia, and was flayed alive and then crucified, head
downward, at Albanopolis in Armenia. His memory is celebrated in the
Roman Catholic church on August 24. " _Century Dict. _ In popular
superstition St. Bartholomew is supposed to have had particular
power over the devil, and prayers to this saint are thought to be
specially efficacious against the wiles of the evil one. For a
detailed account of St. Bartholomew's power over the devil, see
Jacobi a Voragine, _Legenda Aurea_ (Th. Graesse), Lipsiae, MDCCCL,
cap. cxxiii, pp. 540-544. ]
--Pero, vamos, exclamo don Dionis, impaciente al escuchar las
digresiones del zagal, que amenazaban no concluir nunca; dejate de
rodeos y ve derecho al asunto.
--A el voy, contesto con calma Esteban, que despues de dar una gran
voz acompanada de un silbido para que se agruparan los corderos, que
no perdia de vista y comenzaban[1] a desparramarse por el monte, torno
a rascarse la cabeza y prosiguio asi:
[Footnote 1: que no perdia de vista y comenzaban. Compare the use of
the relative in this phrase with that to which attention has been
called on p. 10, note 1. ]
--Por una parte vuestras continuas excursiones, y por otra el dale que
le das de los cazadores furtivos, que ya con trampa o con ballesta no
dejan res a vida en veinte jornadas al contorno, habian no hace mucho
agotado la caza en estos montes, hasta el extremo de no encontrarse un
venado en ellos ni por un ojo de la cara.
Hablaba yo de esto mismo en el lugar, sentado en el porche de la
iglesia, donde despues de acabada la misa del domingo solia reunirme
con algunos peones de los que labran la tierra de Veraton,[1] cuando
algunos de ellos me dijeron:
[Footnote 1: Veraton. See p. 25, note 1. ]
--Pues, hombre, no se en que consista el que tu no los topes, pues de
nosotros podemos asegurarte que no bajamos una vez a las hazas que no
nos encontremos rastro, y hace tres o cuatro dias, sin ir mas lejos,
una manada, que a juzgar por las huellas debia componerse de mas de
veinte, le segaron antes de tiempo una pieza de trigo al santero de la
Virgen del Romeral. [1]
[Footnote 1: la Virgen del Romeral. A hermitage in the locality. ]
--? Y hacia que sitio seguia el rastro? pregunte a los peones, con
animo de ver si topaba con la tropa.
--Hacia la canada de los cantuesos, me contestaron.
No eche en saco roto la advertencia: aquella noche misma fui a
apostarme entre los chopos. Durante toda ella estuve oyendo por aca y
por alla, tan pronto lejos como cerca, el bramido de los ciervos que
se llamaban unos a otros, y de vez en cuando sentia moverse el ramaje
a mis espaldas; pero por mas que me hice todo ojos, la verdad es que
no pude distinguir a ninguno.
No obstante, al romper el dia, cuando lleve los corderos al agua, a la
orilla de este rio, como obra de dos tiros de honda del sitio en que
nos hallamos, y en una umbria de chopos, donde ni a la hora de siesta
se desliza un rayo de sol, encontre huellas recientes de los ciervos,
algunas ramas desgajadas, la corriente un poco turbia, y lo que es mas
particular, entre el rastro de las reses las breves huellas de unos
pies[1] pequenitos como la mitad de la palma de mi mano, sin
ponderacion alguna.
[Footnote 1: pies. Human feet are of course referred to here. ]
Al decir esto, el mozo, instintivamente y al parecer buscando un punto
de comparacion, dirigio la vista hacia el pie de Constanza, que
asomaba por debajo del brial, calzado de un precioso chapin de
tafilete amarillo; pero como al par de Esteban bajasen tambien los
ojos don Dionis y algunos de los monteros que le rodeaban, la hermosa
nina se apresuro a esconderlos, exclamando con el tono mas natural del
mundo:
--? Oh, no! por desgracia no los tengo yo tan pequenitos, pues de ese
tamano solo se encuentran en las hadas; cuya historia nos refieren los
trovadores. [1]
[Footnote 1: trovadores = 'troubadours. ' "A class of early poets who
first appeared in Provence, France. The troubadours were considered
the inventors of a species of lyrical poetry, characterized by an
almost entire devotion to the subject of chivalric love, and
generally very complicated in regard to meter and rhyme. They
fourished from the eleventh to the latter part of the thirteenth
century, principally in the south of France, Catalonia, Aragon, and
northern Italy. " _Century Dict. _ Belief in the marvelous, and hence
in fairies, likewise characterized these poets. ]
--Pues no paro aqui la cosa, continuo el zagal, cuando Constanza hubo
concluido; sino que otra vez, habiendome colocado en otro escondite
por donde indudablemente habian de pasar los ciervos para dirigirse a
la canada, alla al filo de la media noche me rindio un poco el sueno,
aunque no tanto que no abriese los ojos en el mismo punto en que crei
percibir que las ramas se movian a mi alrededor. Abri los ojos segun
dejo dicho: me incorpore con sumo cuidado, y poniendo atencion a
aquel confuso murmullo que cada vez sonaba mas proximo, oi en las
rafagas del aire, como gritos y cantares extranos, carcajadas y tres o
cuatro voces distintas que hablaban entre si con un ruido y una
algarabia semejante al de las muchachas del lugar, cuando riendo y
bromeando por el camino, vuelven en bandadas de la fuente con sus
cantaros a la cabeza.
Segun colegia de la proximidad de las voces y del cercano chasquido de
las ramas que crujian al romperse para dar paso a aquella turba de
locuelas, iban a salir de la espesura a un pequeno rellano que formaba
el monte en el sitio donde yo estaba oculto, cuando enteramente a mis
espaldas, tan cerca o mas que me encuentro de vosotros, oi una nueva
voz fresca, delgada y vibrante, que dijo . . . creedlo, senores, esto es
tan seguro como que me he de morir . . . dijo . . . claro y distintamente
estas propias palabras:
_? Por aqui, por aqui, companeras,
que esta ahi el bruto de Esteban! _
Al llegar a este punto de la relacion del zagal, los circunstantes no
pudieron ya contener por mas tiempo la risa, que hacia largo rato les
retozaba en los ojos, y dando rienda a su buen humor, prorrumpieron en
una carcajada estrepitosa. De los primeros en comenzar a reir y de los
ultimos en dejarlo, fueron don Dionis, que a pesar de su fingida
circunspeccion no pudo por menos de tomar parte en el general
regocijo, y su hija Constanza, la cual cada vez que miraba a Esteban
todo suspenso y confuso, tornaba a reirse como una loca hasta el punto
de saltarle las lagrimas a los ojos.
El zagal, por su parte, aunque sin atender al efecto que su narracion
habia producido, parecia todo turbado e inquieto; y mientras los
senores reian a sabor de sus inocentadas, el tornaba la vista a un
lado y a otro con visibles muestras de temor y como queriendo
descubrir algo a traves de los cruzados troncos de los arboles.
--? Que es eso, Esteban, que te sucede? le pregunto uno de los monteros
notando la creciente inquietud del pobre mozo, que ya fijaba sus
espantadas pupilas en la hija risuena de don Dionis, ya las volvia a
su alrededor con una expresion asombrada y estupida.
--Me sucede una cosa muy extrana, exclamo Esteban. Cuando despues de
escuchar las palabras que dejo referidas, me incorpore con prontitud
para sorprender a la persona que las habia pronunciado, una corza
blanca como la nieve salio de entre las mismas matas en donde yo
estaba oculto, y dando unos saltos enormes por cima de los carrascales
y los lentiscos, se alejo seguida de una tropa de corzas de su color
natural, y asi estas como la blanca que las iba guiando, no arrojaban
bramidos al huir, sino que se reian con unas carcajadas, cuyo eco
juraria que aun me esta sonando en los oidos en este momento.
--? Bah! . . . ? bah! . . . Esteban, exclamo don Dionis con aire burlon, sigue
los consejos del preste de Tarazona; no hables de tus encuentros con
los corzos amigos de burlas, no sea que haga el diablo que al fin
pierdas el poco juicio que tienes; y pues ya estas provisto de los
Evangelios y sabes las oraciones de San Bartolome, vuelvete a tus
corderos, que comienzan a desbandarse por la canada. Si los espiritus
malignos tornan a incomodarte, ya sabes el remedio: _Pater
Noster_[1] y garrotazo.
[Footnote 1: Pater Noster. The first words of the Lord's Prayer in
Latin. ]
El zagal, despues de guardarse en el zurron un medio pan blanco y un
trozo de came de jabali, y en el estomago un valiente trago de vino
que le dio por orden de su senor uno de los palafreneros, despidiose
de don Dionis y su hija, y apenas anduvo cuatro pasos, comenzo a
voltear la honda para reunir a pedradas los corderos.
Como a esta sazon notase don Dionis que entre unas y otras las horas
del calor eran ya pasadas y el vientecillo de la tarde comenzaba a
mover las hojas de los chopos y a refrescar los campos, dio orden a su
comitiva para que aderezasen las caballerias que andaban paciendo
sueltas por el inmediato soto; y cuando todo estuvo a punto, hizo sena
a los unos para que soltasen las traillas, y a los otros para que
tocasen las trompas, y saliendo en tropel de la chopera, prosiguio
adelante la interrumpida caza.
II
Entre los monteros de don Dionis habla uno llamado Garces, hijo de un
antiguo servidor de la familia, y por tanto el mas querido de sus
senores.
Garces tenia poco mas o menos la edad de Constanza, y desde muy nino
habiase acostumbrado a prevenir el menor de sus deseos, y a adivinar y
satisfacer el mas leve de sus antojos.
Por su mano se entretenia en afilar en los ratos de ocio las agudas
saetas de su ballesta de marfil; el domaba los potros que habia de
montar su senora; el ejercitaba en los ardides de la caza a sus
lebreles favoritos y amaestraba a sus halcones, a los cuales compraba
en las ferias de Castilla[1] caperuzas rojas bordadas de oro.
[Footnote 1: Castilla = 'Castile. ' An old kingdom of Spain, in the
northern and central part of the peninsula. The kingdoms of Castile
and Leon, after several unions and separations, were finally united
under Ferdinand III in 1230. Isabella of Castile married Ferdinand
of Aragon in 1469, and in 1479 the two kingdoms of Castile and
Aragon were united. ]
Para con los otros monteros, los pajes y la gente menuda del servicio
de don Dionis, la exquisita solicitud de Garces y el aprecio con que
sus senores le distinguian, habianle valido una especie de general
animadversion, y al decir de los envidiosos, en todos aquellos
cuidados con que se adelantaba a prevenir los caprichos de su senora
revelabase su caracter adulador y rastrero. No faltaban, sin embargo,
algunos que, mas avisados o maliciosos, creyeron sorprender en la
asiduidad del solicito mancebo algunos Senales de mal disimulado amor.
Si en efecto era asi, el oculto carino de Garces tenia mas que sobrada
disculpa en la incomparable hermosura de Constanza. Hubierase
necesitado un pecho de roca y un corazon de hielo para permanecer
impasible un dia y otro al lado de aquella mujer singular por su
belleza y sus raros atractivos.
La Azucena _del Moncayo_[1] llamabanla en veinte leguas a la redonda,
y bien merecia este sobrenombre, porque era tan airosa, tan blanca y
tan rubia que, como a las azucenas, parecia que Dios la habia hecho de
nieve y oro.
[Footnote 1: Moncayo. See p. 8, note 1]
Y sin embargo, entre los senores comarcanos murmurabase que la hermosa
castellana de Veraton[1] no era tan limpia de sangre como bella, y que
a pesar de sus trenzas rubias y su tez de alabastro, habia tenido por
madre una gitana. Lo de cierto que pudiera haber en estas
murmuraciones, nadie pudo nunca decirlo, porque la verdad era que don
Dionis tuvo una vida bastante azarosa en su juventud, y despues de
combatir largo tiempo bajo la conducta del monarca aragones,[2] del
cual recabo entre otras mercedes el feudo del Moncayo,[3] marchose a
Palestina,[4] en donde anduvo errante algunos anos, para volver por
ultimo a encerrarse en su castillo de Veraton,[5] con una hija
pequena, nacida sin duda en aquellos paises remotos. El unico que
hubiera podido decir algo acerca del misterioso origen de Constanza,
pues acompano a don Dionis en sus lejanas peregrinaciones, era el
padre de Garces, y este habia ya muerto hacia bastante tiempo, sin
decir una sola palabra sobre el asunto ni a su propio hijo, que varias
veces y con muestras de grande interes, se lo habia preguntado.
[Footnote 1: Veraton. See p. 25, note 1. ]
[Footnote 2: monarca aragones. See p. 25, note 3. ]
[Footnote 3: Moncayo. See p. 8, note 1]
[Footnote 4: Palestina = 'Palestine. ' A territory in the southern
part of Syria. Chief city Jerusalem. "It passed under Mohammedan
rule about 636, was held by the Christians temporarily during the
Crusades [seventh and last under St. Louis 1270-1272], and since
1516 has been in the possession of the Turkish government. " _Century
Dict. _]
[Footnote 5: Veraton. See p. 25, note 1. ]
El caracter, tan pronto retraido y melancolico como bullicioso y
alegre de Constanza, la extrana exaltacion de sus ideas, sus
extravagantes caprichos, sus nunca vistas costumbres, hasta la
particularidad de tener los ojos y las cejas negras como la noche,
siendo blanca y rubia como el oro, habian contribuido a dar pabulo a
las hablillas de sus convecinos, y aun el mismo Garces, que tan
intimamente la trataba, habia llegado a persuadirse que su senora era
algo especial y no se parecia a las demas mujeres.
Presente a la relacion de Esteban, como los otros monteros, Garces fue
acaso el unico que oyo con verdadera curiosidad los pormenores de su
increible aventura, y si bien no pudo menos de sonreir cuando el zagal
repitio las palabras de la corza blanca, desde que abandono el soto en
que habian sesteado comenzo a revolver en su mente las mas absurdas
imaginaciones.
No cabe duda que todo eso del hablar las corzas es pura aprension de
Esteban, que es un completo mentecato, decia entre si el joven
montero, mientras que jinete en un poderoso alazan, seguia paso a paso
el palafren de Constanza, la cual tambien parecia mostrarse un tanto
distraida y silenciosa, y retirada del tropel de los cazadores, apenas
tomaba parte en la fiesta. ? Pero quien dice que en lo que refiere ese
simple no existira algo de verdad? prosiguio pensando el mancebo.
Cosas mas extranas hemos visto en el mundo, y una corza blanca bien
puede haberla, puesto que si se ha de dar credito a las cantigas del
pais, San Huberto,[1] patron de los cazadores, tenia una. ? Oh, si yo
pudiese coger viva una corza blanca para ofrecersela a mi senora!
[Footnote 1: San Huberto = 'St. Hubert. ' The patron saint of
hunters; died about 727. His memory is celebrated by the church
November 3. Legend says that he was the son of a nobleman of
Aquitaine, and a keen hunter; and that once when he was engaged in
the chase on Good Friday, in the forest of Ardennes, a stag appeared
to him having a shining crucifix between its antlers. He heard a
warning voice and was converted, entered the chnrch, and became
bishop of Maestricht and Liege. See the _Encyclopedia Americano_.
The role of the deer in mythology, however, is not usually so
beneficent, and "the antelope, the gazelle, and the stag generally,
instead of helping the hero, involve him rather in perplexity and
peril. This mythical subject is amplified in numerous Hindoo
legends. " See de Gubernatis, _Zoological Mythology_, London, 1872,
vol. ii, p. 84 and following.
La Biche au Bois_ (The Hind of the Woods) of Mme. d'Aulnoy is a
story that offers some striking resemblances to _La Corza Blanca_ of
Becquer. A beautiful princess is transformed by a wicked fairy into
a white hind, which form she is allowed to quit at certain hours of
the day. One day, while still in the form of the hind, she is
pursued by her lover and wounded by an arrow. However, a release
from the enchantment and a happy marriage end the sufferings of the
heroine. In this Spanish tale the transformation is voluntary, which
fact gives to Constanza the traits of a witch.
In Wordsworth's beautiful poem _The White Doe of Rylstone_ we find
the doe divested of all the elements of witchcraft, and in its
solicitude for the gentle and bereft Lady Emily it is likened
symbolically
To the grief of her soul that doth come and go
In the beautiful form of this innocent Doe:
Which, though seemingly doomed in its breast to sustain
A softened remembrance of sorrow and pain,
Is spotless, and holy, and gentle, and bright;
And glides o'er the earth like an angel of light. ]
Asi pensando y discurriendo paso Garces la tarde, y cuando ya el sol
comenzo a esconderse por detras de las vecinas lomas y don Dionis
mando volver grupas a su gente para tornar al castillo, separose sin
ser notado de la comitiva y echo en busca del zagal por lo mas espeso
e intrincado del monte.
La noche habia cerrado casi por completo cuando don Dionis llegaba a
las puertas de su castillo. Acto continuo dispusieronle una frugal
colacion, y sentose con su hija a la mesa.
--Y Garces ? donde esta? pregunto Constanza notando que su montero no
se encontraba alli para servirla como tenia de costumbre.
