or de ellos tiene necessidad
de su calor , que no es poco encarecimiento de-
cir que Dios tiene necessidad , mezclado entre
los criados del bajage y cargas, en que venian
algunos cofres , y no poco repuesto de lo que al
sustento pertenece ; pregunte?
de su calor , que no es poco encarecimiento de-
cir que Dios tiene necessidad , mezclado entre
los criados del bajage y cargas, en que venian
algunos cofres , y no poco repuesto de lo que al
sustento pertenece ; pregunte?
Lope de Vega - Works - Los Pastores de Belen
Quie?
n lo puede dudar, si esta?
mirandolo,
sino es alguna fiera vista incredula ,
del cielo maldicion , del mundo escandalo?
Bato.
La ique es piadosa , el alma pura y credula,
adora en esta madre y hijo a titulo
de que el de Dios es firma, y ella es cedula.
Rus tico.
Diganos Isaias su capitulo,
y vera? s con que? espiritu prophetico
de Dios y Redentor le escribe el titulo.
B ATO.
El truxo a Adan salud, que enfermo y hetico
se hallo? con tantos males, y tan ptisico,
que no los cuenta numero Arithmetico.
r Rus-
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? . Libro qu? aryo. '? . T * 365
Rustico.
Nacio? en Belen su antidoto, y el physico
bien de su mal, de su veneno caustico,
hablando con estilo metaphysico. -j c
Bato.
Mezcla lo pastoril y lo escolastico, . 1.
la cuna alaba deste Rey pacifico,
que afrenta los palacios del phantastico.
Rustico.
Canta con ple&ro esplendido y mirifico,
que de Belen y las remotas Helices,
venga el rudo pastor y el Rey cientifico.
Bato.
O virgen planta , que con armas felices
hiciste a Ma? ra fuente salutifera , . ? . . v
y dulces nuestras lagrimas infelices. . . .
Rustico.
Alta florida. vara, que odorifera
llegaste al cielo , y al empyreo cumulo,
paloma bella , candida , olivifera, j . ? :>>
Bato.
O mas que el ave, que en florido tumulo
nace otra vez, hermosa Virgen unica,
de gracias llena, de virtudes cumulo. ,
Rustico .
? Quie'n. le llevara una purpurea tunica>>? * . * r. rJ
y al nin? o un cesto de camuesa palida,
Idu? meo datil, y granada Punica?
Bato.
Yo un limpio tarro de la leche. calida
de mis ovejas, que ando previniendola, m
que con la voluntad no hay prenda invalida 4
Rus-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 36$. Pastores dh Belen.
Rustico.
? Yo un nido de una pajara, en cogiendola,
que estuve entre unos olmos acechandola,
y sino es ruysen? or, sera? oropendola .
Bato.
Llevare? le una cuna en acabandola>>
de len? o de cypres, del monte Menalo,
que espira olor, moviendola y dejandola.
Rustico.
Coge aquel potro, aunque cerril, y enfrenalo
y de presentes, aunque pobres, cubrele,
y encima de jazmin y rosa enllenalo.
Bato.
? No ves aquel garlito? pues descubrele,
vera? s los peces ya del agua Tantalos,
y si no hay muchos, otra vez encu? brele.
Rustico.
Tu? conoces los juncos , tu? levantalos,
no me digas despues que soy selvatico,
pues es tuyo el garlito , Bato, espantalos.
Bato.
Todas las aguas son de humor lunatico,
aumentanse en sus rayos , o resuelvense ,
soy pescador de sus mudanzas pra&ico.
Rustico.
Con la luna las aguas vanse y vuelvense,
no se? 'si peces hay, pero presumolo ,
que en estas ovas fragiles envuelvense.
Bato.
Pesco este arroyo, Rustico, y consumolo,
que nace deste monte, y no es Canopico,
que todo ea una red tal vez resumolo.
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? Libro quarto. 367
Rustico.
Bebersele pudiera algun hydropico,
perdoname, si en esto voy satirico,
y de tu arroyo soy el lobo Esopico.
Bato.
Tu? curas mi ignorancia , sabio Empirico,
tus burlas mezclas con el vano apologo .
pues compites conmigo en verso lyrico.
Rustico.
Si fueras Trimegistico Theologo,
no respeta? ra tu furor colerico,
aunque comienzas con sobervio prologo .
Bato.
< Pues quie? n me iguala en todo el orbe espherico?
di, Rustico, tus versos, y convidanos ,
famosos del Jordan al Tajo Iberico.
Rustico.
Apolo entre estos arboles olvidanos,
que segun la hinchazon de aquestos Logicos,
para tantos Fhaethontes no hay Eridanos.
Bato.
Yo no escribo mis versos tropologlcos,
ni me precio de machinas versatiles,
ni vivo de aphorismos Astrologicos.
E R G A S T O.
Pastores, de tratar cosas portatiles,
como candida leche y verdes pampanos,
grana a la Virgen, y a Dios hombre datiles,
No es bien hecho ren? ir : tu? , Bato, estampanos
tus versos , pues los pintas benemeritos,
y de tu furia y tempestad escampanos.
Tu? , Rustico, tambien, pues tienes meritos,
co-
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? 368; Pastores de Belen.
copia los tuyos, y funda tu proposito,
que de la eternidad no sois inmeritos.
Yo dejare? dos toros en deposito,
para quien deste nin? o y Dios santissimo
mejor cantare , el uno al otro oposito.
Yo quando canto del, soy humildissimo ,
respetole , venerole y adorole,
y juzgome , pastores , indignissimo.
Con apacibles versos enamorole,
y mas que piedras y thesoros Tibares ,
en mis proprias entran? as athesorole.
La envidia en el cantar ban? a de acibares
las cuerdas y la voz, pero el buen animo
en ambrosias, en na&ares y almibares.
Es el vengarse de hombre pusilanimo,
es el odio noctivago murcielago,
y el justo amor un sol, un Rey magnanimo,
Este divino nin? o es archipielago
de gracias, que canteis con beneplacito
de. aquella Virgen de virtudes pielago .
Quedad pues juntos en silencio tacito .
Todos aquellos dias se juntaban los pastore>>
y zagalas del valle a tratar tan altos, tan profun-
dos, y tan divinos, mysterios, regocijando el di-
choso dia de nuestro bien con varias canciones,
con apacibles versos, convidandose unos a otros
para ir a Belen, y llevar a la parida Virgen humil-
des presentes, adornados de la riqueza de sus deseos.
Estando pues una tarde Alphesibeo , Pyreno, Llo-
rente , el Rustico , Bato , Ergasto, y otros vaque-
ros de lodos aquellos campos , y las bellas Dositea,
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? Libro quarto. 369
Lesbia , Niseida y las hijas de Joran y de Joa-
chimo, con Palmyra y Lucela, vieron venir a
Aminadab por el repecho de un valle hacia la
torre. Dieronle voces , y e? l apresurando los passos,
llego y dixo : En vuestra busca venia , pastores
y zagalas Bethlehemiticas ; porque sabed que tray-
go que contaros de Belen, donde esta man? ana
he estado , y son tan grandes, que ni caben ya
en mi pecho , ni las huviera podido sufrir , sino
las viniera por el camino diciendo a los arboles,
que las copas, que desde la noche , que sabeis, tie-
nen floridas, en agradecimiento me ofrecian, hu-
millandolas a mi cabeza , como si desearan lau-
rearmela. i Que? cosa , dixo Ergasto , puede ser
tan alegre, amigo Aminadab , que no te quepa
en el pecho, donde cupo la nueva de que Dios
en carne mortal habitaba con nosotros tan cierta
y verdadera , que con tus ojos la has visto , y
con tus manos tocado > Bien dices, replico? Ami-
nadab , que quien cosa tan admirable ha visto, de
ninguna debia admirarse; pero esta es de tanto
contento, que tambien merece el lugar que le he
dado en el alma , pues todo se dirige a un prin-
cipio , como efedtos de una causa. Por tu vida,
dixo Bato, que te sientes en este gaban mio, que
vienes cansado ,y quando no lo este? s, nos dira? s lo
que te mueve a tanto regocijo. No me cansa a
mi, respondio? Aminadab, el hablar en estas co-
sas , ni el venir de verlas, que no pienso hacer
otra cosa todos los dias que tuvieremos tanta dicha,
que no se vuelva la Virgen a su casa. Sabed pues,
pastores, que estando yo a la puerta de aquel
2omb XVl. Aaa por-
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? 37? Pastores de Belen.
portal dichoso, acechando aquel sagrado nin? o y
su madre, que no osaba, si va a decir verdad,
entrar dentro, glorificando a Dios de ver en la
tierra a su hijo, y considerando los exercitos de
Angeles que le estarian guardando el suen? o: he?
aqui donde veo venir una tropa de caballos, ca-
mellos y dromedarios , y tanta gente con ellos,
con tan ricos y diversos trages, que por espacio
de tiempo fueron suyos mis ojos. Yo imagine?
que passaban delante , y lo primero que se me
puso en el entendimiento, fue imaginar, que seria
nuestro Rey Herodes, que de Jerusalen havia sa-
lido a visitar su tierra ; mas engan? eme en todo,
porque apenas huvieron los principales de ellos
hablado entre si, mirando al cielo, quando con
suma alegria se apearon de los camellos, y entran-
do por el portal arrastrando las telas y brocados
de sus vestidos por el suelo , saludaron la her-
mosa Virgen y al Santo Jcseph. Y el mas anciano'
de ellos beso? los pies del divino nin? o , y le ado-
ro? ^ y presento? lo que a mi parecer trahia para es-
te efecto, desde su tierra prevenido. Esto hicie-
ron los otros , y luego por su orden los criados
de mas consideracion. Yo entonces , mientras ha-
blaban con aquella Sen? ora , tan digna de mayor
reverencia , pues los cielos se le humillan, y el
mismo Dios y Sen?
or de ellos tiene necessidad
de su calor , que no es poco encarecimiento de-
cir que Dios tiene necessidad , mezclado entre
los criados del bajage y cargas, en que venian
algunos cofres , y no poco repuesto de lo que al
sustento pertenece ; pregunte? al que me parecio? de
ros-
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? Libro quarto. 371
rostro mas benigno , como es ordinario, quando
uno duda alguna cosa, elegir entre muchos el de
mejor semblante. ? Quie? n son , le dixe, estos se-
n? ores estrangeros, que sin duda lo son mucho,
porque he visto al uno de ellos y a sus criados
de color , que declara bien ser de muy lejos ? El,
que para dicha mia no ignoraba nuestra lengua,
y por ventura les servia de interprete : Son , me
dixo, los tres que has visto preferidos a todos, y
llegar los primeros a besar el pie deste sagrado
nin? o, tres sabios Reyes del Oriente, que por
ciertas prophecias, y conociendo la grandeza su-
ya por las estrellas, siguiendo la que hasta aqui
les ha guiado, vienen a adorarle, reconocerle y
presentarle aquellas cosas que mas ricas son en
su tierra, y que mas convienen con lo que sus
deseos querian significarle. Acorde? me yo enton-
ces de aquella prophecia de David, Que los Re-
yes le adorarian, y que de las Islas de Tarsis,
de Arabia, y de Saba? le trahcrian dones. Y ea
otra parte: Que del oro de Arabia ; y que havia
dicho Isaias: Los Reyes le vera? n, los Principes
se levantaran ,y adorara? n a su Sen? or. Y quando
dixo: Andara? n las gentes en tu luz , y los Reyes
en el resplandor de tu nacimiento trahera? n el oro
y el incienso de Sabd, anunciando la gloria del
Sen? or. Dixele luego, pastores, procurando acari-
ciarle con palabras : Bien sean venidos los Reye*
a ver al Rey, los sen? ores al Sen? or, los sabios al
sabio: mas dime , sino te enoja mi deseo , sus
nombres, ^us partes y su patria. Sientate, dixo e? l,
mientras salen, y sabra? s algo de lo que deseas.
Aaa 3 Que
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? 372 Pastores de Belen.
Que me place, le respondi con la alegria, y gusto
que podeis imaginar, y e? l entonces prosiguio?
desta suerte.
La Magia natural no has de entender, que
es aquella, en que se consultan los infernales es-
piritus con tan infame nombre , como le han da-
do en las divinas y humanas letras, y el mismo
Dios prohibido tantas veces el consultarla, sino
aquella natural Philosophia, que los Griegos lla-
maron Goccia, y no Magia , o una especulacion
de las cosas celestiales, ciencia y instruccion , fi-
nalmente , sin la qual es impossible que los Re-
yes de Persia lo sean , los quales se llamaban
JAagos de su nombre , como los sabios de los
Indios Gymnosofhutas. Los Male? ficos son aque-
llos que usan de sangre , victimas y cuerpos muer-
tos , como la Pythonisa, que a Saul le truxo el
cuerpo de Samuel, que le respondiesse. Verdad
es, que ya el nombre de Magos se va introdu-
ciendo por los que exercitan lo que digo, eomo
la Astrologia por abuso ha venido a ser vitupe-
rada , siendo lo mismo que la Astronomia ; y assi
dicen algunos, que Pythagoras, Empedocles, De-
mocrito y Platon, fueron llamados Magos, a la
manera que Zamolxis,y Zoroastres, el hijo de
Oromasco. De estos pues son los Reyes llamados
Magos, que has visto adorar a este nin? o, gloria
y esperanza de las gentes. La razon que les mo-
vio? fue el haver leido y visto en la antigua Theo-
logia, que el hijo verdadero de Dios havia de
venir al mundo , y mostrarse en carne mortal
a estos Magos, o sabios Reyes, por una sen? al
que
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? Libro quarto. 373
que havian de ver en el cielo. Assi que su Theo-
logia estaba llena de estos oraculos , y por la
misma razon todo el Oriente. De la Sibyla tam-
bien havian sabido que havian de ver una estre-
lla , y que la siguiessen, y adorassen al Rey gran-
de , que ella les mostraria , saludandole de la
suerte que ellos solian a sus Reyes. Ninguno en
Persia los visitaba sin algun presente, y este havia
de ser de las cosas, de que era fertil la tierra en
que nacia. Y assi los nuestros por la vecindad
de Arabia, que de oro es fertil , y porque de
incienso y myrrha abundan los Chaldeos y los
Persas, con estas tres cosas le visitan. No eran
estos oraculos los que se entendian en Roma de
los Reyes y Cesares , que tyranicamente havian
de sojuzgarla, sino de la gran Sibyla Erythrea,
cuyo vaticinio se entendia de este divino Princi-
pe , diciendo : En la ultima edad se humillara?
Dios , y se humanara? la divina generacio? n, unida
a la Humanidad la Divinidad: el cordero estara?
echado en el heno, y como nin? o sera? criado. Tam-
bien consideraron el de Balan, de quien es fama
entre nosotros, que desciende , pues bien sabra? s
que dixo : Que saldri? a la estrella de Jacob, y se
levantaria la vara de Israel , que havia de herir
los Capitanes de Moab , y deshacer los hijos de
Seth : y lo demas que se sigue. Fuera de que quan-
do el pueblo de Israel estuvo cautivo en Babilo-
nia , oyeron y supieron estas cosas sus antecesso-
res, y las confirieron con los oraculos Sibylinos,
y de todos nacio? esta esperanza y deseo que en
los presentes se ha cumplido. Vieron en eft&o la
es-
1
? ? Generated for (University of Chicago) on 2014-12-26 09:46 GMT / http://hdl. handle. net/2027/ucm. 5327369895 Public Domain, Google-digitized / http://www. hathitrust. org/access_use#pd-google
? 374 1jastores de Belen.
estrella que esperaban , y del nacimiento de ella
conocieron este divino sol. No pienso yo que es-
ta seria verdadera estrella , ni del numero de los
astros celestiales , porque como txlas las dema? s
tienen su movimiento diurno del Oriente al Oc-
cidente , esta le tenia del Septentrion al Medio-
dia ; tal es el sitio de Jerusalen , respeto de Be-
len. Tambien por su claridad notable, pues al la-
do del sol resplandecia, y tambien porque no te-
nia lugar en el cielo con las otras luces, sino cer-
ca de la tierra : y porque en llegando a este por-
tal , o diversorio, se ha parado y detenido su cur-
so , como quien ya mostraba que habia cumplido
con el oficio , para que havia sido constituida. . Y
quiero a este proposito decirte una cancion, que
uno de los criados, que trahemos, comenzo? a can-
tar a los Reyes, luego que la vio? detenida ,. y
conocio? al hermoso infante i
Reyes, que venis por ellas,
no busqueis estrellas ya ,
forque donde el sol esta,
no tienen luz las estrellas:
Reyes que venis de Oriente
al Oriente del sol solo,
que mas hermoso que Apolo'
sale del Alva excelente :
Mirando sus luces bellas,
no sigais la vuestra ya,
forque donde el sol esta? ,
no tienen luz las estrellas .
No busqueis la estrella ahora,
que
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? Libro quarto. 375
que su luz ha oscurecido
este sol recien nacido
en esta Virgen Aurora.
Ya no hallareis luz en ellas,
el nin? o os alumbra ya,
forque donde el sol esta? ,
no tienen luz las estrellas.
Aunque eclipsarse pretende,
no repareis en su llanto,
porque nunca llueve tanto,
como quando el sol se enciende.
Aquellas lagrimas bellas
la estrella oscurecen ya ,
porque donde el sol esta,
no tienen luz las estrellas.
Llegamos a Jerusalen, guiados desta luz divi-
na que te digo , y como nos pareciesse, conforme
a lo escrito y prophetizado, que este Rey estaria
cerca, y que en tan populosa ciudad algunos le
havrian visto,comenzamos a preguntar : ? A don-
de esta? este que ha nacido Rey de los Judios,
que hemos visto su estrella en el Oriente, y veni-
mos a adorarle? Oyendo esto Herodes , vuestro
Rey, que como nos han dicho, es Idumeo y Ara-
be , turbose en extremo, y toda la ciudad con e? l,
y juntando los Principes de los Sacerdotes , y los
Escribas del pueblo , i? es pregunto? : Que a donde
havia nacido este Principe que buscabamos. Ellos le
respondieron , que en sus prophecias estaba escri-
to , que en Belen de Juda? . Entonces llamando a
los Reyes, el turbado vuestro, quiso saber muy
de
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? 376 Pastores de Bele? n.
de espacio el tiempo en que la estrella les havia apa-
recido , y con la relacion que le hicieron, les pidio?
cuidadosamente que le buscassen , y que en hallan-
dole volviessen a Jerusalen, y le contassen a donde
y como le havian visto , para que e? l tambien le vi-
sitasse. Con esto los Reyes, y todos los que a es-
ta santa jornada los havemos acompan? ado, par-
timos de Jerusalen, siguiendo nuestra divina guia,
que, como te he contado , paro? a la luz de su cria-
dor. Y la que no tuvo respeto al sol del cie-
lo , y a su lado resplandecia, aqui se ha tendido
y postrado , como que desea que conozcamos por
suspension tan subita la grandeza deste nin? o, que
en tan breve circulo tiene cifrada la de su Eter-
no Padre. Esto dixo, y tomando licencia de mi
para entrar a verle, me atrevi a lo mismo , y
sen? alandome aquel caballero Persa , quie? n de los
que le acompan? aban , era su duen? o , yo vi un vie-
jo venerable con una tunica de purpura bordada
de oro y aljofar por los extremos : un alfanje , cu-
yo pomo parecia un topacio, preso en una cade-
na de oro tan gruessa, que le sustentaba por el
hombro derecho. Sobre la tunica trahia un man-
to Persa de brocado morado y blanco, y la ca-
beza tocada a su costumbre, con tanta variedad
de colores, que sobre las blancas canas parecia que
el viento havia derribado flores de almendro so-
bre nieve: qual suele suceder a los que por Ene-
ro se anticipan a darlas. Al lado de este vi enton-
ces , que como arrebatado en extasis miraba al
nin? o el Rey segundo , la barba negra peynada,
la nariz aguilen? a , los ojos verdes, grandes y
her-
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? Libro quarto. 377
hermosos , con un sayo Arabe, tart cubierto de
piedras engastadas en varias labores de oro, que
no pude discernir la color. El tocado era rojo,
guarnecido de algunos velos, y sembrado de las
mismas piedras. La espada tenia en vez de pomo
una cabeza de aguila de oro, con dos rubies por
los ojos de grandeza , que sin estar muy cerca,
se conocian. Esta pendia de un cinto de ante
blanco, que tachonaban jacintos y cornerinas,
guarnecidos de unas coronas de perlas. El manto N
era azul, bordado de unos blancos lirios de aljofar,
que le daban hermosa vista. Ethiope me parecio? el
tercero ; pero os prometo , pastores, que si de mar-
mol negro quisiera un escultor famoso retratar a
Andromeda ( que de haver sido verdad algo de
su fabula, en essa costa de Phenicia viven hoy
vestigios) no la pudiera hacer mas bella , que el
rostro del Rey que os digo. Los vivos ojos de
manera se mostraban en las nin? as blancas, como
suelen las labores del marfil Oriental sobre las ta-
blas del evano: la boca se descubria bien por la
blancura de sus dientes , qual suele alguna sola es-
trella en tenebrosa noche. Una blanca aljaba con
varias listas de oro trahia vestida , que la mas
parte del Sabeo calzado le descubria. Tambien
era el manto blanco; pero sembrado tedo de la-
bores verdes: tocabase con tantos labyrinthos y
lazos, que no podian mas discernirse , que des-
pues de junta alguna bola de nieve se ven los
copos. Las plumas parecian del pajaro celeste, y
otras de algunas aves , que tornasolando sus colo-
res , parecian de oro. De un taheli? verde con
Tomo XVI. Bbb * ua
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? 378 Pastores de Belen.
un passador y hevilla de oro y esmeraldas pen-
dia un cuchillo en forma de media luna , la ca-
beza del qual eran dos sierpes. Los medio des-
nudos brazos y garganta cen? ian algunos corales
entre unas gruessas perlas de no vista grandeza.
Estos eran sus trages, y estos los Reyes. Bien
se? , pastores , que no os parecera? n sobervios , pues
ya sabeis con la grandeza que los Persas , Ara-
bes y Sabeos se visten : mas no puedo dejar de
deciros, que en poniendo los ojos en la Virgen,
en el nin? o y en Joseph, tanto mas rica y pre-
ciosa era aquella pobreza ,. quanta diferencia ha-
cen al resplandor del oro el sol, y las colores
del sereno cielo a las de las piedras y telas. Quien
lo duda, respodio? Fabio, sino que aquella po-
breza excederia en lustre las telas Persas, los bro-
cados Parthos y las Orientales piedras. Mucho
me huelgo de haver oido, que Reyes vengan a
adorar y reconocer nuestro divino duen? o; y coti?
licencia vuestra me parto a Belen , que no es
possible que se hayan ido, a Ver" una cosa tan
digna de ser vista, aunque por verla caminara
un hombre de aqui a Damasco, Sidon y Tyro.
Llevame contigo, dixo Bato, amigo Fabio, assi
en todas las cosechas de pan , ganado y vino , seas
este an? o el mas dichoso pastor de estos llanos , mon-
tes y bosques. Vamos, replico? Fabio, que de lo
dema?
sino es alguna fiera vista incredula ,
del cielo maldicion , del mundo escandalo?
Bato.
La ique es piadosa , el alma pura y credula,
adora en esta madre y hijo a titulo
de que el de Dios es firma, y ella es cedula.
Rus tico.
Diganos Isaias su capitulo,
y vera? s con que? espiritu prophetico
de Dios y Redentor le escribe el titulo.
B ATO.
El truxo a Adan salud, que enfermo y hetico
se hallo? con tantos males, y tan ptisico,
que no los cuenta numero Arithmetico.
r Rus-
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? . Libro qu? aryo. '? . T * 365
Rustico.
Nacio? en Belen su antidoto, y el physico
bien de su mal, de su veneno caustico,
hablando con estilo metaphysico. -j c
Bato.
Mezcla lo pastoril y lo escolastico, . 1.
la cuna alaba deste Rey pacifico,
que afrenta los palacios del phantastico.
Rustico.
Canta con ple&ro esplendido y mirifico,
que de Belen y las remotas Helices,
venga el rudo pastor y el Rey cientifico.
Bato.
O virgen planta , que con armas felices
hiciste a Ma? ra fuente salutifera , . ? . . v
y dulces nuestras lagrimas infelices. . . .
Rustico.
Alta florida. vara, que odorifera
llegaste al cielo , y al empyreo cumulo,
paloma bella , candida , olivifera, j . ? :>>
Bato.
O mas que el ave, que en florido tumulo
nace otra vez, hermosa Virgen unica,
de gracias llena, de virtudes cumulo. ,
Rustico .
? Quie'n. le llevara una purpurea tunica>>? * . * r. rJ
y al nin? o un cesto de camuesa palida,
Idu? meo datil, y granada Punica?
Bato.
Yo un limpio tarro de la leche. calida
de mis ovejas, que ando previniendola, m
que con la voluntad no hay prenda invalida 4
Rus-
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? 36$. Pastores dh Belen.
Rustico.
? Yo un nido de una pajara, en cogiendola,
que estuve entre unos olmos acechandola,
y sino es ruysen? or, sera? oropendola .
Bato.
Llevare? le una cuna en acabandola>>
de len? o de cypres, del monte Menalo,
que espira olor, moviendola y dejandola.
Rustico.
Coge aquel potro, aunque cerril, y enfrenalo
y de presentes, aunque pobres, cubrele,
y encima de jazmin y rosa enllenalo.
Bato.
? No ves aquel garlito? pues descubrele,
vera? s los peces ya del agua Tantalos,
y si no hay muchos, otra vez encu? brele.
Rustico.
Tu? conoces los juncos , tu? levantalos,
no me digas despues que soy selvatico,
pues es tuyo el garlito , Bato, espantalos.
Bato.
Todas las aguas son de humor lunatico,
aumentanse en sus rayos , o resuelvense ,
soy pescador de sus mudanzas pra&ico.
Rustico.
Con la luna las aguas vanse y vuelvense,
no se? 'si peces hay, pero presumolo ,
que en estas ovas fragiles envuelvense.
Bato.
Pesco este arroyo, Rustico, y consumolo,
que nace deste monte, y no es Canopico,
que todo ea una red tal vez resumolo.
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? Libro quarto. 367
Rustico.
Bebersele pudiera algun hydropico,
perdoname, si en esto voy satirico,
y de tu arroyo soy el lobo Esopico.
Bato.
Tu? curas mi ignorancia , sabio Empirico,
tus burlas mezclas con el vano apologo .
pues compites conmigo en verso lyrico.
Rustico.
Si fueras Trimegistico Theologo,
no respeta? ra tu furor colerico,
aunque comienzas con sobervio prologo .
Bato.
< Pues quie? n me iguala en todo el orbe espherico?
di, Rustico, tus versos, y convidanos ,
famosos del Jordan al Tajo Iberico.
Rustico.
Apolo entre estos arboles olvidanos,
que segun la hinchazon de aquestos Logicos,
para tantos Fhaethontes no hay Eridanos.
Bato.
Yo no escribo mis versos tropologlcos,
ni me precio de machinas versatiles,
ni vivo de aphorismos Astrologicos.
E R G A S T O.
Pastores, de tratar cosas portatiles,
como candida leche y verdes pampanos,
grana a la Virgen, y a Dios hombre datiles,
No es bien hecho ren? ir : tu? , Bato, estampanos
tus versos , pues los pintas benemeritos,
y de tu furia y tempestad escampanos.
Tu? , Rustico, tambien, pues tienes meritos,
co-
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? 368; Pastores de Belen.
copia los tuyos, y funda tu proposito,
que de la eternidad no sois inmeritos.
Yo dejare? dos toros en deposito,
para quien deste nin? o y Dios santissimo
mejor cantare , el uno al otro oposito.
Yo quando canto del, soy humildissimo ,
respetole , venerole y adorole,
y juzgome , pastores , indignissimo.
Con apacibles versos enamorole,
y mas que piedras y thesoros Tibares ,
en mis proprias entran? as athesorole.
La envidia en el cantar ban? a de acibares
las cuerdas y la voz, pero el buen animo
en ambrosias, en na&ares y almibares.
Es el vengarse de hombre pusilanimo,
es el odio noctivago murcielago,
y el justo amor un sol, un Rey magnanimo,
Este divino nin? o es archipielago
de gracias, que canteis con beneplacito
de. aquella Virgen de virtudes pielago .
Quedad pues juntos en silencio tacito .
Todos aquellos dias se juntaban los pastore>>
y zagalas del valle a tratar tan altos, tan profun-
dos, y tan divinos, mysterios, regocijando el di-
choso dia de nuestro bien con varias canciones,
con apacibles versos, convidandose unos a otros
para ir a Belen, y llevar a la parida Virgen humil-
des presentes, adornados de la riqueza de sus deseos.
Estando pues una tarde Alphesibeo , Pyreno, Llo-
rente , el Rustico , Bato , Ergasto, y otros vaque-
ros de lodos aquellos campos , y las bellas Dositea,
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? Libro quarto. 369
Lesbia , Niseida y las hijas de Joran y de Joa-
chimo, con Palmyra y Lucela, vieron venir a
Aminadab por el repecho de un valle hacia la
torre. Dieronle voces , y e? l apresurando los passos,
llego y dixo : En vuestra busca venia , pastores
y zagalas Bethlehemiticas ; porque sabed que tray-
go que contaros de Belen, donde esta man? ana
he estado , y son tan grandes, que ni caben ya
en mi pecho , ni las huviera podido sufrir , sino
las viniera por el camino diciendo a los arboles,
que las copas, que desde la noche , que sabeis, tie-
nen floridas, en agradecimiento me ofrecian, hu-
millandolas a mi cabeza , como si desearan lau-
rearmela. i Que? cosa , dixo Ergasto , puede ser
tan alegre, amigo Aminadab , que no te quepa
en el pecho, donde cupo la nueva de que Dios
en carne mortal habitaba con nosotros tan cierta
y verdadera , que con tus ojos la has visto , y
con tus manos tocado > Bien dices, replico? Ami-
nadab , que quien cosa tan admirable ha visto, de
ninguna debia admirarse; pero esta es de tanto
contento, que tambien merece el lugar que le he
dado en el alma , pues todo se dirige a un prin-
cipio , como efedtos de una causa. Por tu vida,
dixo Bato, que te sientes en este gaban mio, que
vienes cansado ,y quando no lo este? s, nos dira? s lo
que te mueve a tanto regocijo. No me cansa a
mi, respondio? Aminadab, el hablar en estas co-
sas , ni el venir de verlas, que no pienso hacer
otra cosa todos los dias que tuvieremos tanta dicha,
que no se vuelva la Virgen a su casa. Sabed pues,
pastores, que estando yo a la puerta de aquel
2omb XVl. Aaa por-
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? 37? Pastores de Belen.
portal dichoso, acechando aquel sagrado nin? o y
su madre, que no osaba, si va a decir verdad,
entrar dentro, glorificando a Dios de ver en la
tierra a su hijo, y considerando los exercitos de
Angeles que le estarian guardando el suen? o: he?
aqui donde veo venir una tropa de caballos, ca-
mellos y dromedarios , y tanta gente con ellos,
con tan ricos y diversos trages, que por espacio
de tiempo fueron suyos mis ojos. Yo imagine?
que passaban delante , y lo primero que se me
puso en el entendimiento, fue imaginar, que seria
nuestro Rey Herodes, que de Jerusalen havia sa-
lido a visitar su tierra ; mas engan? eme en todo,
porque apenas huvieron los principales de ellos
hablado entre si, mirando al cielo, quando con
suma alegria se apearon de los camellos, y entran-
do por el portal arrastrando las telas y brocados
de sus vestidos por el suelo , saludaron la her-
mosa Virgen y al Santo Jcseph. Y el mas anciano'
de ellos beso? los pies del divino nin? o , y le ado-
ro? ^ y presento? lo que a mi parecer trahia para es-
te efecto, desde su tierra prevenido. Esto hicie-
ron los otros , y luego por su orden los criados
de mas consideracion. Yo entonces , mientras ha-
blaban con aquella Sen? ora , tan digna de mayor
reverencia , pues los cielos se le humillan, y el
mismo Dios y Sen?
or de ellos tiene necessidad
de su calor , que no es poco encarecimiento de-
cir que Dios tiene necessidad , mezclado entre
los criados del bajage y cargas, en que venian
algunos cofres , y no poco repuesto de lo que al
sustento pertenece ; pregunte? al que me parecio? de
ros-
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? Libro quarto. 371
rostro mas benigno , como es ordinario, quando
uno duda alguna cosa, elegir entre muchos el de
mejor semblante. ? Quie? n son , le dixe, estos se-
n? ores estrangeros, que sin duda lo son mucho,
porque he visto al uno de ellos y a sus criados
de color , que declara bien ser de muy lejos ? El,
que para dicha mia no ignoraba nuestra lengua,
y por ventura les servia de interprete : Son , me
dixo, los tres que has visto preferidos a todos, y
llegar los primeros a besar el pie deste sagrado
nin? o, tres sabios Reyes del Oriente, que por
ciertas prophecias, y conociendo la grandeza su-
ya por las estrellas, siguiendo la que hasta aqui
les ha guiado, vienen a adorarle, reconocerle y
presentarle aquellas cosas que mas ricas son en
su tierra, y que mas convienen con lo que sus
deseos querian significarle. Acorde? me yo enton-
ces de aquella prophecia de David, Que los Re-
yes le adorarian, y que de las Islas de Tarsis,
de Arabia, y de Saba? le trahcrian dones. Y ea
otra parte: Que del oro de Arabia ; y que havia
dicho Isaias: Los Reyes le vera? n, los Principes
se levantaran ,y adorara? n a su Sen? or. Y quando
dixo: Andara? n las gentes en tu luz , y los Reyes
en el resplandor de tu nacimiento trahera? n el oro
y el incienso de Sabd, anunciando la gloria del
Sen? or. Dixele luego, pastores, procurando acari-
ciarle con palabras : Bien sean venidos los Reye*
a ver al Rey, los sen? ores al Sen? or, los sabios al
sabio: mas dime , sino te enoja mi deseo , sus
nombres, ^us partes y su patria. Sientate, dixo e? l,
mientras salen, y sabra? s algo de lo que deseas.
Aaa 3 Que
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? 372 Pastores de Belen.
Que me place, le respondi con la alegria, y gusto
que podeis imaginar, y e? l entonces prosiguio?
desta suerte.
La Magia natural no has de entender, que
es aquella, en que se consultan los infernales es-
piritus con tan infame nombre , como le han da-
do en las divinas y humanas letras, y el mismo
Dios prohibido tantas veces el consultarla, sino
aquella natural Philosophia, que los Griegos lla-
maron Goccia, y no Magia , o una especulacion
de las cosas celestiales, ciencia y instruccion , fi-
nalmente , sin la qual es impossible que los Re-
yes de Persia lo sean , los quales se llamaban
JAagos de su nombre , como los sabios de los
Indios Gymnosofhutas. Los Male? ficos son aque-
llos que usan de sangre , victimas y cuerpos muer-
tos , como la Pythonisa, que a Saul le truxo el
cuerpo de Samuel, que le respondiesse. Verdad
es, que ya el nombre de Magos se va introdu-
ciendo por los que exercitan lo que digo, eomo
la Astrologia por abuso ha venido a ser vitupe-
rada , siendo lo mismo que la Astronomia ; y assi
dicen algunos, que Pythagoras, Empedocles, De-
mocrito y Platon, fueron llamados Magos, a la
manera que Zamolxis,y Zoroastres, el hijo de
Oromasco. De estos pues son los Reyes llamados
Magos, que has visto adorar a este nin? o, gloria
y esperanza de las gentes. La razon que les mo-
vio? fue el haver leido y visto en la antigua Theo-
logia, que el hijo verdadero de Dios havia de
venir al mundo , y mostrarse en carne mortal
a estos Magos, o sabios Reyes, por una sen? al
que
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? Libro quarto. 373
que havian de ver en el cielo. Assi que su Theo-
logia estaba llena de estos oraculos , y por la
misma razon todo el Oriente. De la Sibyla tam-
bien havian sabido que havian de ver una estre-
lla , y que la siguiessen, y adorassen al Rey gran-
de , que ella les mostraria , saludandole de la
suerte que ellos solian a sus Reyes. Ninguno en
Persia los visitaba sin algun presente, y este havia
de ser de las cosas, de que era fertil la tierra en
que nacia. Y assi los nuestros por la vecindad
de Arabia, que de oro es fertil , y porque de
incienso y myrrha abundan los Chaldeos y los
Persas, con estas tres cosas le visitan. No eran
estos oraculos los que se entendian en Roma de
los Reyes y Cesares , que tyranicamente havian
de sojuzgarla, sino de la gran Sibyla Erythrea,
cuyo vaticinio se entendia de este divino Princi-
pe , diciendo : En la ultima edad se humillara?
Dios , y se humanara? la divina generacio? n, unida
a la Humanidad la Divinidad: el cordero estara?
echado en el heno, y como nin? o sera? criado. Tam-
bien consideraron el de Balan, de quien es fama
entre nosotros, que desciende , pues bien sabra? s
que dixo : Que saldri? a la estrella de Jacob, y se
levantaria la vara de Israel , que havia de herir
los Capitanes de Moab , y deshacer los hijos de
Seth : y lo demas que se sigue. Fuera de que quan-
do el pueblo de Israel estuvo cautivo en Babilo-
nia , oyeron y supieron estas cosas sus antecesso-
res, y las confirieron con los oraculos Sibylinos,
y de todos nacio? esta esperanza y deseo que en
los presentes se ha cumplido. Vieron en eft&o la
es-
1
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? 374 1jastores de Belen.
estrella que esperaban , y del nacimiento de ella
conocieron este divino sol. No pienso yo que es-
ta seria verdadera estrella , ni del numero de los
astros celestiales , porque como txlas las dema? s
tienen su movimiento diurno del Oriente al Oc-
cidente , esta le tenia del Septentrion al Medio-
dia ; tal es el sitio de Jerusalen , respeto de Be-
len. Tambien por su claridad notable, pues al la-
do del sol resplandecia, y tambien porque no te-
nia lugar en el cielo con las otras luces, sino cer-
ca de la tierra : y porque en llegando a este por-
tal , o diversorio, se ha parado y detenido su cur-
so , como quien ya mostraba que habia cumplido
con el oficio , para que havia sido constituida. . Y
quiero a este proposito decirte una cancion, que
uno de los criados, que trahemos, comenzo? a can-
tar a los Reyes, luego que la vio? detenida ,. y
conocio? al hermoso infante i
Reyes, que venis por ellas,
no busqueis estrellas ya ,
forque donde el sol esta,
no tienen luz las estrellas:
Reyes que venis de Oriente
al Oriente del sol solo,
que mas hermoso que Apolo'
sale del Alva excelente :
Mirando sus luces bellas,
no sigais la vuestra ya,
forque donde el sol esta? ,
no tienen luz las estrellas .
No busqueis la estrella ahora,
que
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? Libro quarto. 375
que su luz ha oscurecido
este sol recien nacido
en esta Virgen Aurora.
Ya no hallareis luz en ellas,
el nin? o os alumbra ya,
forque donde el sol esta? ,
no tienen luz las estrellas.
Aunque eclipsarse pretende,
no repareis en su llanto,
porque nunca llueve tanto,
como quando el sol se enciende.
Aquellas lagrimas bellas
la estrella oscurecen ya ,
porque donde el sol esta,
no tienen luz las estrellas.
Llegamos a Jerusalen, guiados desta luz divi-
na que te digo , y como nos pareciesse, conforme
a lo escrito y prophetizado, que este Rey estaria
cerca, y que en tan populosa ciudad algunos le
havrian visto,comenzamos a preguntar : ? A don-
de esta? este que ha nacido Rey de los Judios,
que hemos visto su estrella en el Oriente, y veni-
mos a adorarle? Oyendo esto Herodes , vuestro
Rey, que como nos han dicho, es Idumeo y Ara-
be , turbose en extremo, y toda la ciudad con e? l,
y juntando los Principes de los Sacerdotes , y los
Escribas del pueblo , i? es pregunto? : Que a donde
havia nacido este Principe que buscabamos. Ellos le
respondieron , que en sus prophecias estaba escri-
to , que en Belen de Juda? . Entonces llamando a
los Reyes, el turbado vuestro, quiso saber muy
de
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? 376 Pastores de Bele? n.
de espacio el tiempo en que la estrella les havia apa-
recido , y con la relacion que le hicieron, les pidio?
cuidadosamente que le buscassen , y que en hallan-
dole volviessen a Jerusalen, y le contassen a donde
y como le havian visto , para que e? l tambien le vi-
sitasse. Con esto los Reyes, y todos los que a es-
ta santa jornada los havemos acompan? ado, par-
timos de Jerusalen, siguiendo nuestra divina guia,
que, como te he contado , paro? a la luz de su cria-
dor. Y la que no tuvo respeto al sol del cie-
lo , y a su lado resplandecia, aqui se ha tendido
y postrado , como que desea que conozcamos por
suspension tan subita la grandeza deste nin? o, que
en tan breve circulo tiene cifrada la de su Eter-
no Padre. Esto dixo, y tomando licencia de mi
para entrar a verle, me atrevi a lo mismo , y
sen? alandome aquel caballero Persa , quie? n de los
que le acompan? aban , era su duen? o , yo vi un vie-
jo venerable con una tunica de purpura bordada
de oro y aljofar por los extremos : un alfanje , cu-
yo pomo parecia un topacio, preso en una cade-
na de oro tan gruessa, que le sustentaba por el
hombro derecho. Sobre la tunica trahia un man-
to Persa de brocado morado y blanco, y la ca-
beza tocada a su costumbre, con tanta variedad
de colores, que sobre las blancas canas parecia que
el viento havia derribado flores de almendro so-
bre nieve: qual suele suceder a los que por Ene-
ro se anticipan a darlas. Al lado de este vi enton-
ces , que como arrebatado en extasis miraba al
nin? o el Rey segundo , la barba negra peynada,
la nariz aguilen? a , los ojos verdes, grandes y
her-
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? Libro quarto. 377
hermosos , con un sayo Arabe, tart cubierto de
piedras engastadas en varias labores de oro, que
no pude discernir la color. El tocado era rojo,
guarnecido de algunos velos, y sembrado de las
mismas piedras. La espada tenia en vez de pomo
una cabeza de aguila de oro, con dos rubies por
los ojos de grandeza , que sin estar muy cerca,
se conocian. Esta pendia de un cinto de ante
blanco, que tachonaban jacintos y cornerinas,
guarnecidos de unas coronas de perlas. El manto N
era azul, bordado de unos blancos lirios de aljofar,
que le daban hermosa vista. Ethiope me parecio? el
tercero ; pero os prometo , pastores, que si de mar-
mol negro quisiera un escultor famoso retratar a
Andromeda ( que de haver sido verdad algo de
su fabula, en essa costa de Phenicia viven hoy
vestigios) no la pudiera hacer mas bella , que el
rostro del Rey que os digo. Los vivos ojos de
manera se mostraban en las nin? as blancas, como
suelen las labores del marfil Oriental sobre las ta-
blas del evano: la boca se descubria bien por la
blancura de sus dientes , qual suele alguna sola es-
trella en tenebrosa noche. Una blanca aljaba con
varias listas de oro trahia vestida , que la mas
parte del Sabeo calzado le descubria. Tambien
era el manto blanco; pero sembrado tedo de la-
bores verdes: tocabase con tantos labyrinthos y
lazos, que no podian mas discernirse , que des-
pues de junta alguna bola de nieve se ven los
copos. Las plumas parecian del pajaro celeste, y
otras de algunas aves , que tornasolando sus colo-
res , parecian de oro. De un taheli? verde con
Tomo XVI. Bbb * ua
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? 378 Pastores de Belen.
un passador y hevilla de oro y esmeraldas pen-
dia un cuchillo en forma de media luna , la ca-
beza del qual eran dos sierpes. Los medio des-
nudos brazos y garganta cen? ian algunos corales
entre unas gruessas perlas de no vista grandeza.
Estos eran sus trages, y estos los Reyes. Bien
se? , pastores , que no os parecera? n sobervios , pues
ya sabeis con la grandeza que los Persas , Ara-
bes y Sabeos se visten : mas no puedo dejar de
deciros, que en poniendo los ojos en la Virgen,
en el nin? o y en Joseph, tanto mas rica y pre-
ciosa era aquella pobreza ,. quanta diferencia ha-
cen al resplandor del oro el sol, y las colores
del sereno cielo a las de las piedras y telas. Quien
lo duda, respodio? Fabio, sino que aquella po-
breza excederia en lustre las telas Persas, los bro-
cados Parthos y las Orientales piedras. Mucho
me huelgo de haver oido, que Reyes vengan a
adorar y reconocer nuestro divino duen? o; y coti?
licencia vuestra me parto a Belen , que no es
possible que se hayan ido, a Ver" una cosa tan
digna de ser vista, aunque por verla caminara
un hombre de aqui a Damasco, Sidon y Tyro.
Llevame contigo, dixo Bato, amigo Fabio, assi
en todas las cosechas de pan , ganado y vino , seas
este an? o el mas dichoso pastor de estos llanos , mon-
tes y bosques. Vamos, replico? Fabio, que de lo
dema?
